En la teología católica, ha habido una reflexión notable sobre los puntos
fundamentales de referencia de la tarea teológica. Siendo importante también la relación que se da entre ellos. Los exegetas católicos no deben jamás olvidar que lo que ellos interpretan es la Palabra de Dios, lo que ÉL ha querido comunicarnos. Para ello conocer la dimensión divina de la Biblia y conseguir una interpretación teologal requiere de tres criterios fundamentales: la unidad de las Escrituras, el testimonio de la Tradición y la analogía de la fe. Es criterio de teología católica, como deber, sacar continuamente conclusiones partiendo del testimonio canónico de las Escrituras y de promocionar el anclaje de toda la doctrina y práctica de la Iglesia en dicho testimonio, de modo que toda predicación eclesial, al igual que la misma religión cristiana, se nutra y se rija por la Sagrada Escritura. La teología debería esforzarse en abrir con amplitud las Escrituras a los fieles cristianos, de forma que estos puedan entrar en contacto con la Palabra viva de Dios. La finalidad de la tradición apostólica es permanecer en la enseñanza de los apóstoles, en la comunión, en la fracción del pan y en las oraciones. La lex orandi (la norma de la oración), lex credendi (la norma de la fe) y lex vivendi (la norma de la vida) son aspectos esenciales de esta Tradición. Por tanto, sus componentes serían: el constante estudio renovado de las Sagradas Escrituras, la sabiduría litúrgica, la atención a lo que el testimonio de la fe ha enseñado a través de los tiempos, la catequesis que fomenta el crecimiento en la fe, la práctica del amor a Dios y al prójimo, el ministerio eclesial estructurado y el servicio prestado por el Magisterio a la Palabra de Dios. Otro de los aspectos importantes es la atención al sensus fidelium (el sentido de la fe) que está profundamente enraizado en el pueblo de Dios que recibe, comprende y vive la Palabra de Dios en la Iglesia. Para ello es conveniente en ocasiones, examinar críticamente expresiones de la piedad popular, nuevas corrientes de pensamiento y nuevos movimientos en el seno de la Iglesia en nombre de la fidelidad a la Tradición apostólica. En cuanto al magisterio eclesiástico lo primero que hay que reconocer es que tanto los teólogos en su tarea, como los obispos en su magisterio, se encuentran bajo la primacía de la Palabra de Dios, y nunca por encima de ella. Es por eso que, la teología investiga y articula la fe de la Iglesia, y el Magisterio eclesiástico proclama esa fe y la interpreta auténticamente. Por ende la comunidad de los teólogos deberían fomentar las ocasiones para los encuentros interdisciplinares y los intercambios entre teólogos y filósofos, investigadores de la naturaleza y la sociedad, historiadores, entre otros grupos de índole investigativa; puesto que, tal y como se indica en este documento, la teología es una ciencia que prospera interactuando con las otras ciencias, como así lo hacen también ellas en el fructífero intercambio con la teología. Por ultimo un criterio de teología católica es que debería estar en constante diálogo con el mundo. Eso debería ayudar a la Iglesia a leer los signos de los tiempos iluminada por la luz que proviene de la revelación divina, y a beneficiarse así en su vida y misión.