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DEDIEU Jean-Pierre, CARVACHO René Millar. “Entre histoire et mémoire.

L’
Inquisition á l’époque moderne; dix ans d’historiographie”. Annales, Historie, Sciences
Sociales, 57, 2 (2002), pp.349-372

http://www.persee.fr/web/revues/home/prescript/article/ahess_0395-
2649_2002_num_57_2_280051

TRADUCCION DE ARIEL GAMBOA

MATERIAL PARA CIRCULACION INTERNA DE LA CATEDRA DE HISTORIA


UNVIERSAL MODERNA

“Entre historia y memoria. La Inquisición en la época moderna: diez años de


historiografía”

Los estudios sobre la Inquisición, institución específicamente establecida por la


Iglesia católica para la represión judicial de la herejía, tienen la virtud de interesar al
público en general. El raudal de publicaciones, que abundaban desde comienzos del
siglo XIX, no se detuvo nunca. Las razones de este éxito no son sólo científicas. La
mayoría de los autores –hasta los más renombrados y sólidos¹– como lectores saldan
por este medio sus cuentas con la Iglesia católica, símbolo de una cultura dominante
percibida como asfixiante, y proponen de hecho reivindicaciones de identidad.
Algunos, por el contrario –hay menos para rescatar en sus trabajos-, se ubican en una
perspectiva apologética. En síntesis, abordamos, con la Inquisición, una temática en el
que el discurso del historiador está en directa conexión con la conciencia de sus
contemporáneos.

La historiografía inquisitorial de los años 1870-1980 había tenido la originalidad


de aislar la investigación de la ideología. El éxito fue parcial. La institución inquisitorial
tuvo sin embargo muchos títulos válidos para reclamar la atención de los
investigadores movidos por el único deseo de comprender el funcionamiento de las
sociedades humanas. Institución, pero que al tener como objetivo modelar las
conciencias, permite abarcar de un solo movimiento la gama completa de los
problemas provocados por el gobierno de los hombres, desde los aspectos más
jurídicos y administrativos hasta las cuestiones de representaciones cultural, política y
religiosa más íntimas: ella es el centro de muchas de las preocupaciones actuales de
la investigación. Organismo judicial relativamente homogéneo y centralizado a nivel de
la Cristiandad en su totalidad – el papa es, a fin de cuentas, el único inquisidor y,
jurídicamente, el resto de los agentes del tribunal son sólo comisarios-, aplicando un
derecho y métodos similares en contextos políticos y sociales tan disímiles como
España, Italia, América, Portugal y los Países Bajos meridionales, alcanzando además
medios culturales variados, la Inquisición nos permite medir la capacidad de reacción
de los sistemas locales frente a un estímulo común, revelando así sus caracteres
propios. Nos ha dejado abundante documentación que esclarece todos los aspectos
de su accionar y permite, bajo la condición de respetar estrictas reglas de uso,
combinar los niveles de análisis como rara vez se da. Existe finalmente una
comunidad de especialistas bien identificada. Todas las condiciones parecen darse
para estudios transversales y comparativos. Ahora bien: se los busca en vano ².

La colaboración imposible

Por razones sobre las cuales deberemos volver, el interés por la Inquisición
varía rápidamente según los países que, en este punto, rara vez están en la misma

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frecuencia. En los años 1970-1980, España llevaba la delantera en las
investigaciones³; el interés ha decaído en la actualidad considerablemente. En Italia,
se asiste hoy por el contrario a una verdadera explosión, sin contrapunto de la otra
península. La Inquisición portuguesa suscita pocos trabajos, y las Inquisiciones de
América son modeladas por la debilidad de las comunidades científicas locales, que
dan prioridad a otras cuestiones. Las escuelas nacionales, por otra parte, no
comunican nada: los últimos congresos sobre Inquisición en Italia⁴ dedican sólo un
lugar mínimo a los historiadores de la Inquisición en España y recíprocamente, si la
Revista de la Inquisición, publicada anualmente desde 1991 por la Universidad
Complutense de Madrid, se refiera a Portugal, ignora superlativamente a Italia, así
como los volúmenes recientemente publicados, muy decepcionantes, de lo que
pretendía ser una síntesis de referencia sobre la Inquisición en el mundo español ⁵.

Tal situación es aún más lamentable en lo que respecta a los raros trabajos que
permiten comparaciones – algunos sin buscarlo explícitamente- muy sugestivos. El
trabajo de Aline Goosens sobre los Países Bajos en el siglo XVI, por ejemplo, nos
enseña más sobre los inquisidores mediterráneos que muchos de los tratados que le
están específicamente consagrados⁶. Describe un escenario donde las jurisdicciones
están extremadamente fraccionadas, celosamente encerradas y son portadoras de
fuertes sentimientos de identidad. Cada ciudad, cada obispo, cada provincia posee su
propio aparato judicial, que reivindica su jurisdicción sobre la herejía y no admite
intervención exterior en la que considera su esfera propia. Cada una de estas
autoridades acepta aplicar los edictos reales, cada vez más feroces, que persiguen los
movimientos reformados, pero esta multitud de actores se anula mutuamente por falta
de coordinación grupal. El carácter vasto de las técnicas puestas en práctica por
jueces generalistas, superadas por un delito de creencia que, al ser muy diferente de
los procesos tratados habitualmente, deja pocas huellas materiales, es inadaptado. Se
puede medir por contraste la importancia que tuvo, para el desarrollo de la Inquisición
en España o en Portugal, el apoyo constante de una monarquía eficaz que supo
despejar, cuando era necesario, el espacio jurisdiccional necesario para su libre
ejercicio. Se juzga también la eficacidad de las técnicas de represión suaves, que se
adaptan al delincuente, saben empujarlo a la confesión y “recuperarlo” luego a los
fines de propaganda pública, como lo hacen las Inquisiciones de Italia y España,
tribunales que usan la violencia física sólo en la estricta medida de lo necesario, para
desplegar luego técnicas infinitamente más sutiles de control indirecto, que movilizan a
su servicio aparatos de propaganda y de vigilancia independientes⁷.

Existen a decir verdad algunos elementos para trabajos comparativos. La


bibliografía de Emil Van Der Vekene trata el conjunto de las Inquisiciones como un
todo. Aunque con algunas lagunas, constituye una buena herramienta de trabajo⁸ para
lo concerniente a las publicaciones de fuentes y estudios anteriores a 1970. Lo mismo
sucede con la magnífica edición de los índices católicos del siglo XVI, bajo la dirección
de Jesús de Bujanda – las obras están aquí identificadas y localizadas-, que no sólo
tiene en cuenta las tres grandes Inquisiciones modernas sino también los índices
elaborados por otras instituciones, yendo así hacia una inserción de la materia
inquisitoria en un contexto más amplio, que veremos hasta qué punto prevalece⁹.
Finalmente, trabajos como los de Stefania Pastore, que busca sistemáticamente en los
archivos romanos los elementos de contacto entre Roma y España en este tema,
abren una nueva vía que retoma la antigua tradición de los padres de la historiografía
inquisitorial, quienes acordaban un lugar esencial al papa en el estudio de los
tribunales nacionales. El autor muestra que si España logró separar más
completamente su Inquisición del papado que Portugal, el peso de ésta sigue siendo
considerable en Madrid, y que sólo una acción diplomática constante de la monarquía
logra frenar las presiones romanas¹ᴼ.

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Existe además una primera tentativa de síntesis¹¹. El libro de Francisco
Bethencourt presenta la ventaja de un cambio de punto de vista. Demuestra, por su
sola existencia, la posibilidad y el interés de una historia global del aparato inquisitorial,
poniendo en relieve a la vez la homogeneidad de las técnicas y las variaciones
nacionales sobre el tema común. Particularmente eficaz en sus análisis del lado
público del tribunal – el aparato administrativo, los autos de fe, las ceremonias
explícitas de propaganda, las representaciones que los sostienen-, hace
lamentablemente el impasse sobre el lado secreto de la actividad inquisitorial,
excluyendo explícitamente los procesos de su campo de estudio. Es una mutilación a
nuestro entender inaceptable, ya que el juicio es el fundamento de la acción pública.
Este trabajo es entonces una etapa. El estado actual de la historiografía llama a
reanudarlo urgente.

Una fuente. ¿Verdadero o falso?

Las fuentes inquisitoriales se caracterizan por su variedad. Los juicios en los


que el inquisidor trata de sondear las mentes y los corazones coexisten con
testimonios privados; las cartas de tribunales de distrito a las instituciones centrales –
los Consejos de la Inquisición portugués y español o la Congregación del Santo Oficio
de Roma – deben ser confrontadas con los informes generados ante otras
instituciones por los múltiples conflictos de jurisdicción en los cuales, como todos sus
homólogos del Antiguo régimen, el tribunal se vio implicado, y a la correspondencia
diplomática misma… Cada tipo de fuente aclara una faceta complementaria de la
institución y su actividad; es indispensable tomarlas en cuenta a todas.

Todavía falta poder acceder a esta documentación. Se había perdido el rastro


de la mayoría de los archivos de los tribunales locales al momento de su abolición. El
balance catastrófico que se llevaba todavía veinte años atrás debe ser expuesto a la
luz de los descubrimientos recientes. Las pérdidas son considerables, pero menos
importantes de lo que se imaginaba: se localizaron fondos extraviados y se hicieron
accesibles depósitos conocidos, pero de difícil acceso. Tal es el caso, en España, en
estos últimos años, de los archivos de los tribunales de distrito de Canarias y
Zaragoza. Es sobre todo el caso de Italia, donde la puesta en circulación de diversos
archivos locales fue eclipsada por la apertura, largamente esperada y finalmente
lograda en 1997, de los archivos históricos de la Congregación para la Doctrina de la
Fe, de aquí en más Congregación del Santo Oficio, organismo a quien el papado
encargó la administración de la Inquisición en el mundo cristiano en su totalidad, pero
que fue en especial el órgano rector de la Inquisición italiana. Los documentos
anteriores a 1903 pueden ser consultados por los investigadores. Encontramos aquí
tres fondos distintos: los 328 volúmenes de la Congregación del Índice, los casi 3600
volúmenes de la del Santo Oficio y 225 volúmenes provenientes de los fondos del
tribunal local de la Inquisición de Siena. Se sabía que, desde incendios hasta
levantamientos y desde mudanzas hasta ventas por kilo de papeles “inútiles”, las
colecciones habían sufrido mucho. Con certeza, los juicios anteriores al siglo XIX
desaparecieron, excepto algunas causas célebres; ciertamente, la correspondencia
activa se perdió. Pero quedan las series normativas y una parte de la correspondencia
pasiva que, al relacionarlas con los documentos conservados en los archivos de los
tribunales locales, se revelan mucho más ricas de información de lo que se creía;
quedan también informes del siglo XIX, que comprenden la mayoría de los grandes
nombres del pensamiento católico de esos tiempos, y los informes del Índice. Los
historiadores, en primer lugar los italianos, se precipitaron sobre este maná¹².

Pasemos rápidamente a los catálogos de archivos, que no necesitan


observaciones en particular¹³. Distinto es en lo que respecta a las publicaciones de
documentos. Durante mucho tiempo, un informe acompañado por un sólido estudio
era el modo de trabajo habitual de una escuela italiana más centrada en el uso de

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fuentes inquisitoriales para la historia intelectual y religiosa que en la institución misma,
y muy abocada al estudio del caso. Seguimos viendo aparecer en la península
ediciones eruditas de juicios inquisitoriales, a menudo notablemente realizadas,
esencialmente las de la historia de la reforma y del pensamiento¹⁴, pero que
conciernen también a la historia de la brujería, de la santidad fingida¹⁶ o del
judaísmo¹⁷. Lo mismo sucede en España¹⁸ o en América¹⁹. Los textos reglamentarios y
los documentos administrativos no están olvidados²ᴼ, ni tampoco los escritos de
combate, críticas hacia la institución, que tuvieron una verdadera influencia sobre el
pensamiento europeo²¹. En los tiempos del microfilm y la informática, tales empresas
editoriales pueden parecer anticuadas. Mucho se ganaría con el formato electrónico
que facilitaría la consulta, el trabajo conjunto, la constitución y la disposición del
aparato crítico. De hecho, la publicación cambia progresivamente de sentido. La
función de poner a disposición una transcripción con sus variantes pierde su
importancia en una época en que es cada vez más fácil para el lector procurarse una
copia del original por reprografía o transmisión de un fichero digitalizado. En cambio, el
suministro de los elementos necesarios para la comprensión, identificación de
personajes, explicitación de las citas, descripción de los elementos de procedimiento y
la relación con los pasajes paralelos de otros juicios, es decir, la reconstrucción del
contexto en el cual los actores produjeron el documento, se vuelven una tarea esencial
del editor. Ya no nos contentamos con hacer público un objeto archivístico ya
constituido, se lo construye juntando los elementos dispersos en distintos informes,
hasta en diversos archivos. El estudio que acompaña el texto ya no es una simple
presentación; se vuelve la justificación de la reconstrucción así llevada y, en el peor de
los casos, de su necesidad²².

Esta evolución corresponde a un movimiento epistemológico de fondo. Al ser


tan grande su riqueza, existe la tentación de ver a las fuentes inquisitoriales como un
simple reservorio de informaciones etnográficas. La naturaleza de los problemas
tratados, el hecho que el tribunal interrogue a testigos y acusados sobre sus creencias
y sistemas de representación, la vivacidad de los diálogos escritos por los secretarios
judiciales, son elementos que hacen del inquisidor el equivalente de un etnólogo de
terreno, y que nos otorga datos que el historiador no encuentra en ninguna otra parte.
Este es el caso de las publicaciones que se contentan de extraer “buenas hojas” de los
archivos, sin interrogarse sobre la incidencia que su origen puede tener sobre el
contenido²³. ¡Qué actitud arriesgada! Los especialistas han entendido desde siempre
que era necesario reflexionar sobre la cuestión de la fiabilidad de las fuentes
inquisitoriales. Profundizaremos en ellas más adelante bajo la particular modalidad de
su aplicación a los estudios judíos. Considerémosla aquí según sus aspectos
generales.

Los inquisidores echan sobre la realidad que observan una mirada


condicionada por representaciones que le son propias, y éstas deforman
necesariamente la realidad que observan. Esta deformación ¿es tan fuerte como para
tornar inutilizables las fuentes inquisitoriales? La pregunta no es menor, ya que una
respuesta positiva invalidaría de raíz la documentación inquisitorial como fuente
histórica. La solución que desarrolla Carlo Guinzburg, en una serie de artículos
brillantes donde retoma los puntos de vista en germen en sus trabajos anteriores, es
adoptada, con algunos matices, por la mayoría de los autores que tratan el tema.
Consiste, para hacerlo simple, en aislar en el interior de la documentación inquisitorial
momentos en los cuales el acusado expresa su propio pensamiento y el cual el
inquisidor lo anota con fidelidad simplemente porque no la comprende, y por esto
mismo, se revela incapaz de traducirla en términos que tengan sentido en sus propios
sistemas de representación²⁴. Es tarea del historiador localizar estos segmentos
privilegiados y extraer de ellos el material.

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Andrea Del Col adopta un punto de vista diferente. Objeta que la evaluación
precedente reposa sobre una visión demasiado estrecha, que sólo toma en cuenta los
interrogatorios; que estos últimos sólo tienen sentido ubicados en el marco general de
la actividad inquisitorial y deben ser interpretados no sólo teniendo en cuenta todo el
proceso del cual provienen sino también de la actividad del tribunal al momento en que
fueron redactados; que ese marco general debe ser objeto de una reconstrucción
precisa, comenzando por la recolección de los archivos disponibles para
reconstituirlos, y que tenga en cuenta las condiciones materiales de ejecución, las
obligaciones impuestas por el marco jurídico, el tipo de documento del que se extrae la
información, el estilo que éste implica, las pérdidas en cada uno de los estadios de su
elaboración, tanto más que de las deformaciones mensurables o las mentiras
probadas, las presiones políticas y jurisdiccionales. Para entender, es importante
poner en contexto, realizar a cada instante las rectificaciones necesarias,
transponiendo la técnica de la doble subjetividad, bien conocida por los antropólogos,
y con métodos similares a los que conviene aplicar a cualquier otra fuente histórica² ⁵.
De este modo, para apoyar su tesis, proveyó una edición de dos procesos contra
Menocchio, estudiados pero no publicados por Carlo Guinzburg. Además de la cultura
particular del acusado, aspecto conocido desde mucho tiempo antes, pone a la luz los
modos operatorios de la institución y, según estas observaciones, propone
interpretaciones que divergen en parte de las de su ilustre predecesor²⁶. En la misma
perspectiva, Franco Nardon, retomando el informe de Benandanti, mostró de manera
convincente cómo la serie de casos analizados por Guinzburg y cómo el tomar en
cuenta los informes que no habían retenido su atención, lo llevaban a revisar sus
conclusiones sobre la conversión, asumida, se creía, por ellos mismos y por la
sociedad, de defensores benevolentes a peligrosos secuaces del diablo²⁷.

Tal reflexión sobre la naturaleza y fiabilidad de las fuentes inquisitoriales nunca


se realizó en España²⁸. Por el contrario, Jaime Contreras y sus alumnos han trabajado
sobre la inserción de la acción inquisitorial en materia de fe en contextos sociales y
políticos precisos para mostrar a qué punto dependía de ellos. En un libro que
rápidamente se tornó un clásico, J. Contreras estudia las persecuciones por judaísmo
que golpearon a la clase dirigente de las ciudades de Murcia y de Lorca entre 1555 y
1570²⁹. Muestra, por medio de una reconstrucción minuciosa de la historia política de
estas dos ciudades en el transcurso de los años anteriores, cómo todo se reduce a la
tentativa de un grupo de notables, dirigido por la familia Soto haciéndolo pasar por
judaizante. De hecho, se trata, para los linajes que controlan tradicionalmente el poder
municipal, de deshacerse de linajes emergentes que aprovechan las crecidas de los
oficios que la monarquía multiplica para infiltrarse en la municipalidad. Los Riquelme
lanzaron la Inquisición contra los Soto, hasta que la intervención del rey, por un edicto
de gracia, detiene el proceso de desestabilización política y establece una repartición
del poder, en el equilibrio alcanzado antes del desencadenamiento de la crisis. Una
amplia distribución de honores inquisitoriales en las dos facciones marcó el
restablecimiento de la paz y su fusión en la adhesión a una comunidad ideológica
político-religiosa legitimadora. El trabajo de J. Contreras va más allá que el de sus
predecesores puesto que, por primera vez sin duda, la Inquisición no monopoliza la
atención en una obra sin embargo esencial para su comprensión. Muestra que una vez
asentado el conocimiento institucional del tribunal, a fin de cuentas indispensable,
resta escribir la inmensa historia del uso que se hizo de él; que ésta misma está en
sus comienzos; que finalmente y en especial no se escribirá centrando las miradas en
el tribunal mismo sino abrazándolo en un vasto contexto, como una pieza, entre otras,
de una mecánica social que lo desborda por todas partes. J. Contreras, al no disponer
de juicios originales, no ha podido evaluar la realidad de la acusación. En cambio,
muestra que la calificación del tribunal sobre los mismos hechos varía completamente
en función del contexto político y social. ¿Debemos decir que las fuentes inquisitoriales
son inutilizables? Sí, si tomamos los juicios de los inquisidores como decisiones

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ontológicas sobre una esencia, como es el caso de muchos estudios guiados por
preocupaciones más de identidad que científicas. No, si se considera que la
pertenencia es una construcción – tanto el sentimiento propio que tienen los
interesados como la mirada otorgada por los testigos; lo que representaba una
debilidad en la perspectiva anterior se transforma en su cualidad primera. A condición
de no hacer decir, en cada nivel alcanzado, más de lo que puede revelarnos, y luego
de una cuidadosa re-contextualización.

La contextualización es también la consigna de la perspectiva abierta por


Adriano Prosperi en una obra fascinante, devenida punto de referencia de la escuela
italiana. Más que de Inquisición, es cuestión del nacimiento de la Italia moderna,
constituida alrededor no sólo de un Estado sino de una Iglesia, y que se centró sobre
esta última a lo largo de los cien años comprendidos entre mediados del siglo XVI y
mediados del siglo XVII, período al cual se limita el estudio. La Iglesia, reaccionando a
la amenaza protestante, comienza a reunir en torno a ella a la población, con el apoyo
interesado de los estados. Elaboró para esto un dispositivo en el seno del cual la
Inquisición, organismo justamente encargado de establecer la división entre lo que a
ella concernía y lo que no, jugaba un papel central. La Congregación del Santo Oficio
intervino con un gran peso en todos los debates teológicos y pastorales que agitaron la
institución eclesiástica, hasta los más distantes en apariencia de su campo de
competencia. Movilizó a los inquisidores, por cierto, pero también a los nuncios y, más
allá de lo imaginable, a los obispos, a quienes usó como jueces de la fe. Practicó en
principio, hasta aproximadamente 1580, una política represiva dura, que quebró los
núcleos reformados. Con este fin, movilizó a los confesores a su servicio – es el
aspecto de las tesis de A. Prosperi que retuvieron más su atención en un momento-,
intimándolos a obligar a los penitentes que confesaban haber estado en contacto con
la herejía a denunciarse, a ellos mismos y a sus cómplices, ante los inquisidores³ᴼ. Por
la red indefinidamente multiplicada de los confesores, la Inquisición obtuvo lo que el
autor llama un control “capilar” de la sociedad. En un segundo término, una vez que
los mecanismos de represión habían cumplido su misión, la Iglesia desarrolló
dispositivos de recuperación de ovejas perdidas y de corrección leve de las
desviaciones del camino multiplicando los jubileos que permitían a los culpables de
“herejía” hacerse absolver discretamente, tanto en el foro interno como externo, por
confesores privilegiados que no exigían más comparecer ante el tribunal, pero cuya
eficacidad sólo se comprende mirando el segundo plano de la amenaza latente de la
Inquisición. En cuanto a ésta, consagró de aquí en más lo esencial de su actividad
judicial a reprimir los desvíos más que las rupturas, esencialmente de las prácticas
mágicas y las divergencias de escuela internas de la Iglesia³¹.

Esta obra, de la cual sólo destacamos aquí los aspectos más próximos a la
temática inquisitorial, representa la tentativa más extendida y más acabada jamás
emprendida para integrar el fenómeno inquisitorial en una historia global. Da cuenta de
lo que sospechábamos al momento de su publicación. Fundada sobre estudios de
casos bien llevados, la existencia de los fenómenos que describe es innegable. Sólo
resta agregar que su extensión debe ser verificada por la multiplicación de los estudios
locales y por un examen más preciso de los mecanismos de toma de decisión en la
Curia. Hasta nuevo aviso, constituye en todo caso una referencia inevitable, y sus
ideas ciertamente no han terminado de fecundar los estudios inquisitoriales ni de
suscitar hipótesis de trabajo, tanto en Italia como fuera de ella. Los minuciosos análisis
de Massimo Firpo³² mostraron en efecto que el aumento de poder de la Inquisición, por
los reequilibrios y las reorganizaciones que suscitó en las esferas más altas del
gobierno de la Iglesia, por las nuevas estrategias y los nuevos objetivos de los cuales
ella es a la vez el signo y una de las causas, tuvo efectos que desbordan ampliamente
Italia y conciernen al catolicismo entero.

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Temáticas múltiples

Nos resta trazar un rápido panorama de los campos de investigación.


Curiosamente, el estudio institucional del aparato inquisitorial en sí mismo no es el
campo más desarrollado, especialmente en Italia donde prima aún la tradición antigua
de los estudios culturales, a pesar de que la pesada tendencia de contextualización de
las fuentes la torne siempre necesaria, con el fin de medir lo que en ellas deriva
directamente de las características de la institución.

Las instancias centrales y la administración general fueron el objeto de algunos


estudios recientes en España, donde ya eran bien conocidas. Apuntan a integrarlas
mejor al aparato institucional de la Corona. Además, no se puede constatar la carencia
de tales trabajos³³. Vimos la importancia que tuvieron otrora las monografías de los
tribunales. Sigue pareciendo ser así. Si algunas enriquecen nuestra visión de conjunto
describiendo situaciones nuevas o modificando los enfoques tradicionales³⁴, muchas
se contentan con reproducir mecánicamente, hasta torpemente, los métodos
anteriores. El género sigue siendo más necesario que nunca, ya que el tribunal de
distrito es una interfaz privilegiada entre las expectativas del tribunal y las de la
sociedad; pero deberá modificarse para tener en cuenta las exigencias de la nueva
problemática, orientadas ahora hacia en enraizamiento social de la Inquisición. De
este nuevo tipo, aún no existe modelo satisfactorio.

Los estudios estadísticos, que tanto contribuyeron en otro tiempo a ubicar la


dimensión temporal en el corazón de los estudios inquisitoriales, pasaron de moda³⁵.
Sin duda, salvo en Italia posiblemente, dieron lo esencial de lo que podían aportar.
Moldearon el descrédito de la historia cuantitativa y la liviandad de muchos de ellos,
que descuidan reglas técnicas elementales u olvidan que la cifra en sí no es nunca un
fin sino un jalón sobre la vía de un cuestionamiento o de una explicación.

El procedimiento inquisitorial es bastante bien conocido en líneas generales. La


apreciación que de él se haga evoluciona, por un lado, bajo el efecto de una mejor
comprensión de las reglas generales que rigen las Instituciones del Antiguo
Régimen³⁶, y por otro, por la publicación de testimonios de acusados que relatan su
experiencia³⁷. Estos últimos constituyen una fuente esencial para comprender la
esencia del proceso de Inquisición “en forma”, fundado sobre la desestructuración
mental del individuo. Sería deseable aclarar el debate sobre la fiabilidad de las fuentes
a la luz de un estudio sistemático de la manera en que el Inquisidor conduce un
proceso en el que es sabido que se puede llevar al acusado a “confesar”
absolutamente cualquier cosa. ¿Los jueces eran conscientes? ¿Habían colocado
pretiles? ¿En qué condiciones y en qué momento? Disponer al mismo tiempo de los
juicios, de la correspondencia de los manuales de práctica debería permitir extraer
enseñanzas cuyo interés sobrepasaría ampliamente el marco inquisitorial, ya que tal
estudio no podría realizarse fuera de una comparación con la práctica de las justicias
ordinarias.

Un segundo centro de interés lo constituyen los principales delitos que


persigue, de algún modo institucionalmente, el Santo Oficio. Son el hecho, por
definición, de grupos disidentes, aun cuando la Inquisición no tiene sobre ellos un
monopolio jurisdiccional. La insistencia en este punto constituye por otra parte un
carácter nuevo de estos estudios, que tienden cada vez más a romper el yugo
inquisitorial en el cual sus predecesores tendían a encerrarse, movilizando, junto con
las fuentes inquisitoriales, una batería de documentación emanada de otras
instituciones. No obstante la Inquisición es el único tribunal que se interesa por las
personas bajo el ángulo mismo de la disidencia religiosa que los constituye como
grupo. Aquí reside el interés en dicha documentación; es también lo que le transfiere a
la cuestión la fiabilidad de imagen que nos transmite una agudeza muy particular. Si la

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efectiva existencia de curanderos, por ejemplo, nunca fue puesta en duda por nadie,
puesto que está bien atestiguada, la de los judaizantes a menudo no se conoce muy
bien en las fuentes inquisitoriales.

Es imposible dar una lista, ni somera, de los trabajos recientes sobre los judeo-
conversos sin exceder los límites de este artículo³⁸. Encontramos en muchos de ellos
la preocupación de traspasar el marco estricto de la Inquisición para insertar la
cuestión en una perspectiva social y política, que es una de las líneas de fuerza de la
historiografía inquisitorial de estos últimos años. Los especialistas de la historia judía
habían sido además, desde los años 1980, de los primeros que lo practicaron de esta
manera. El campo está dominado, al menos en España por la controversia que suscitó
la obra de Benzion Netanyahu sobre los orígenes de la Inquisición³⁹. Plantea la
inexistencia del marranismo religioso. Para él, un grupo a medio camino entre
judaísmo y cristianismo es inconcebible. Deduce de esto que si la Inquisición fue
oficialmente recreada en España para erradicarlo, era un falso pretexto. Las razones
eran en realidad sociales: exterminar un grupo totalmente cristiano aunque de origen
judío, pero que, mejor armado que los antiguos cristianos ante las exigencias del
mundo moderno, amenazaba las posiciones adquiridas. No del anti judaísmo sino del
antisemitismo; y a la obra, por terminar con una alusión a la Shoah. Se adivina la
reacción de la mayoría de nuestros colegas españoles. El libro plantea de hecho un
problema de fondo, que no es el de la fiabilidad de las fuentes inquisitoriales sino el de
la actitud que el historiador debe tomar respecto a ellas. El trabajo de B. Netanyahu
está basado en la utilización de fuentes judías, cuya apreciación del judaísmo de los
nuevos convertidos reposa sobre una visión puramente teológica, o sobre textos de
autores cristianos que tenían interés en insistir sobre la integración. Todas las otras
fuentes, pronto descalificadas, son rechazadas sin previo análisis, así como toda la
literatura científica posterior a 1976. Los juicios podrían haber sido reconstituidos en
todas sus piezas. Encontramos una acusación anteriormente enunciada por otros
autores. La facultad de la Inquisición de auto alimentarse en los acusados, con
algunos ejemplos precisos de fabricación artificial de herejes, torna imposible
descartarlo sin previo análisis, pero aún resta probarlo, lo que no está hecho. Nunca B.
Netanyahu examina el nivel en el cual la Inquisición se confronta verdaderamente a la
materia judío-conversa, o supuesta como tal. Ahora bien, tales estudios existen⁴ᴼ.
Muestran, en el preciso caso de los judeo-conversos de fines del siglo XV, tal
complejidad, tales matices en los comportamientos y creencias descriptos, que es
imposible imaginar una fabricación desde cero. Esta conclusión positiva no excluye
obviamente el trabajo de decantación y de recuperación de la documentación, sobre la
necesidad del cual volveremos más adelante.

B. Netanyahu habría ganado inspirándose en las conclusiones de la


historiografía con respecto a los nuevos cristianos y a épocas posteriores. Van en este
mismo sentido los trabajos de Nathan Wachtel sobre los judeo-conversos de América.
Fundados en un análisis fino de los juicios, recuerdan con fuerza que la disidencia
ideológica está en el centro del trabajo inquisitorial, y demuestran una vez más, por la
riqueza de un análisis que marcará la historiografía inquisitorial, de qué manera esta
fuente ofrece una vía de acceso privilegiada para las creencias individuales y
colectivas. Además de los trabajos anteriormente citados por J. Contreras, una serie
de estudios sobre los usos sociales y políticos de la pureza de sangre colocaron
definitivamente a nivel de los mitos la idea defendida durante mucho tiempo de una
exclusión sin matiz de los nuevos cristianos españoles de la carrera de los honores y
de los cargos, partiendo de las clases dirigentes⁴¹. Lo mismo para los moriscos, grupo
ubicado en una situación bastante similar⁴². Aparece de este modo que las relaciones
entre minorías y mayoría, sin hablar de la actitud de las autoridades con respecto a
ellas, fueron mucho más complejas de lo que se creyó durante mucho tiempo. Lo que
hace aún más necesario interrogarse sobre la rigidez que se produjo hacia mediados

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del siglo XVI y que parece constituir un giro general en el mundo mediterráneo. La
confesión no es sólo alemana.

Los trabajos sobre la Reforma afectaron especialmente a Italia. Confirmaron


esencialmente lo que los estudios anteriores dejaban prever sobre la toma de
conciencia por parte de la Iglesia de la presencia de grupos reformadores a mediados
del siglo XVI y su eliminación brutal en los años siguientes. Ubicaremos estas
conclusiones en el marco del modelo elaborado por A. Prosperi. Se destaca una mayor
sensibilidad de las investigaciones en el aspecto político: el rol de los Estados, el juego
de las jurisdicciones ocupan un lugar más importante y constituyen una variable más
explícita⁴³. Nada hay anterior a los trabajos sobre la espiritualidad y la vida intelectual
que ponga en primer plano el diálogo entre lo institucional, lo social y lo político, y no
colocan cuidadosamente la acción del tribunal en el contexto de las relaciones de
poder en un lugar y un momento dados⁴⁴.

Las investigaciones sobre la censura de los libros conocen una explosión


cuantitativa, que la apertura de los archivos de la Congregación del Índice no hace
más que reforzar. Italia está en la punta. La vieja tradición de los estudios eruditos, sin
perder ninguna de sus cualidades primarias, amplía su marco contextual. Descubre la
importancia que la empresa ha revestido para las instancias eclesiásticas más altas,
revela una censura extrajudicial poco centralizada y tan capilar como la Inquisición de
A. Prosperi, que actuaba por consejos dados en privado a los autores y a los editores,
movilizando un número impresionante de colaboradores, y cuyo campo de acción iba
mucho más allá de las condenas oficiales. Más que por interdicción, procede por
corrección, remodelando progresivamente la cultura italiana, de modificación de
manuscritos en corrección de reediciones, en el marco de un emprendimiento para
poner normas eclesiásticas del pensamiento y sus expresiones. Hipótesis a verificar,
que deberían ser testeadas fuera de Italia, y que, una vez más, ponen a la Inquisición
en el centro de las problemáticas que la superan totalmente⁴⁵.

Fuera de estos campos tradicionales, los documentos inquisitoriales fueron


objeto de análisis de lo más diversos. Fueron examinados a la luz de la historia de los
géneros –a menudo someramente, por no tomar en cuenta el punto de vista
introducido por la práctica judicial que distingue fuertemente hombres y mujeres en el
tratamiento de los asuntos⁴⁶. Se los consideró desde el ángulo de las teorías del
poder, de la historia colonial, de la historia de la sexualidad.

El enfoque más innovador es el político. No porque el tema sea nuevo –fue una
de los caballos de batalla de la historiografía de los años 1980 – sino porque se
concebía entonces la relación de manera exigua: el apoyo del político al tribunal para
abrirle un espacio al ejercicio de su jurisdicción; a cambio, se pone a disposición del
político las capacidades de acción del tribunal para efectuar el trabajo sucio del cual no
podían encargarse las jurisdicciones ordinarias. Nuestro conocimiento de las
estructuras políticas progresó desde ese entonces, y se concibe mejor la multiplicidad
de esferas de poder, igualmente dignas y competentes en los hechos, que dialogan y
se confrontan en una lucha incesante por la preeminencia. De este modo se aprecian
mejor las implicaciones de la intrusión de una jurisdicción nueva en esta nebulosa,
aunque más no sea que por las redes que tiende y los desequilibrios que produce⁴⁸.
Se vislumbra mejor la importancia de un aparato de censura y de identificación de la
disidencia en un medio donde la legitimidad de todo poder puede ser cuestionada en
todo momento en nombre de una legitimidad de naturaleza distinta, sin por ello romper
los límites del sistema político en vigencia⁴⁹. Es en este sentido que se debe inscribir
la importancia política de la confesión en el centro de la cual encontramos a la
Inquisición⁵ᴼ.

Entre historia y memoria. La Inquisición en la época moderna Páá giná 9


A pesar de dicha profusión, quedan ámbitos en los cuales las fuentes
inquisitoriales no se explotan como ellas merecen. Citaremos dos. El primero es el
estudio de las creencias religiosas de masa, las de los cristianos que no pertenecen a
ninguna minoría cultural. Mucho se ha trabajado sobre la brujería y la magia⁵¹. La
Inquisición, sobre este punto, no se distingue mucho de las de los tribunales seculares,
ni por las fuentes que procura, ni por los problemas de explotación que suscitan, ni por
las cuestiones que permiten plantear. En su mayoría presentan facilidades de uso;
pero sabemos desde hace largo tiempo que la prudencia de los inquisidores frente a la
brujería, de donde se creía provenía su originalidad, era compartida por muchas cortes
superiores. Las mejores investigaciones comprendieron por otra parte la necesidad de
tratar los archivos inquisitoriales incluyéndolos en conjuntos documentales que
sobrepasen el marco del tribunal.

Algunos estudios tomaron en cuenta a los ermitaños y otros marginales del


clero⁵²; otros el pedido de confesión⁵³, pero concentrándose demasiado en el aspecto
clerical o superficialmente feminista, olvidando que está también construido como
delito por los fieles que, en un momento dado, deben tomar la decisión de denunciar, y
que esta decisión sólo puede comprenderse en el marco de un estudio de conjunto
más allá de las relaciones que sostienen con el clero. Aparecen, en Italia sobre todo,
trabajos que, dentro del movimiento suscitado por las teorías de A. Prosperi, a las
cuales critican sanamente, se interesan por la práctica del sacramento de la confesión
hasta fuera de todo marco delictual⁵⁴. Esto representa un avance considerable, pero
los casos de blasfemia, los desvíos del lenguaje que dejan entrever las concepciones
religiosas vividas, de las cuales algunos trabajos de los años 1970-1980 habían
mostrado la riqueza, no fueron objeto de investigaciones sistemáticas. En este aspecto
creemos que se ha retrocedido⁵⁵.

El segundo ámbito concierne el siglo XIX; ya que, entonces, la Inquisición no


ha muerto. La Congregación del Santo Oficio conserva un peso considerable en una
época en que la Iglesia hace elecciones esenciales. También la apertura de sus
archivos constituye una oportunidad única. Es sorprendente constatar que, en las
actas de un coloquio destinadas a llevar un balance, sólo figura una comunicación
centrada en esta época, que trata del rechazo de la Iglesia de aceptar una renovación
de su estudio de la Escritura a la luz de los descubrimientos científicos⁵⁶. Permite
medir cuántas opciones tomadas en el siglo XVI pesan aún, a fines del siglo XIX,
sobre una institución que sigue siendo la autoridad intelectual principal de Occidente y
atestigua la absoluta necesidad de tratar el siglo posterior a la Revolución Francesa
como una continuación de los anteriores⁵⁷. Por otra parte, en el siglo XIX, en muchos
países, inclusive en Francia, la Inquisición es un tema importante de la controversia en
torno al lugar de la Iglesia en la sociedad y la conciencia de sí que tienen las naciones.
Los trabajos sobre la cuestión continúan siendo escasos. Los ejemplos que hay
muestran sin embargo el interés de un estudio bajo el ángulo inquisitorial⁵⁸.

¿El futuro?

Desplazando el centro de gravedad de la investigación hacia Italia, la


Inquisición sale de su ghetto. Colocada nuevamente en su contexto político, social e
intelectual, considerada ya no desde España, región esencialmente periférica, sino
desde el centro de la Cristiandad, revela haber actuado sobre fenómenos que están en
el centro de la dinámica de la historia moderna: la confesión, el remodelaje de las
culturas y de las representaciones políticas y sociales, el modo de concebir la ciencia,
la modernidad, el progreso. Ya no es una institución marginal de países alejados del
centro librándose a actividades al margen de la corriente principal de la historia
europea (“¿Qué se le debe a España?”, preguntaba dubitativamente un famoso
artículo de la Enciclopedia de Panckoucke). Está en medio de un dispositivo que
irradió directa o indirectamente sobre una gran parte de Europa – y más allá- y nos

Entre historia y memoria. La Inquisición en la época moderna Páá giná 10


informa, por múltiples vías pero siempre de primera mano, sobre éste. Es aquí que
posee toda su carga simbólica, para el historiados, de ponencia, en octubre de 1998,
de un simposio sobre la Inquisición con el auspicio del papado, pero organizado por
investigadores, en el mismo Vaticano.

Considerada desde esta perspectiva, su carácter internacional obliga a


formularse las preguntas en un marco multinacional y, llevándonos a reflexionar, como
lo expresamos en la introducción, sobre las bases de una identidad europea común,
en la época en que aumentan su poderío en primer lugar los Estados, luego las
naciones, de los cuales podríamos suponer superficialmente que debilitaron esta
comunidad de civilización. Europa, decíamos, incluso el mundo. El aparato inquisitorial
cubrió América – los españoles crearon los tribunales de Lima, México y Cartagena,
Brasil provenía de Lisboa- y se implantó también en Asia, como una especie de
tribunal de Goa. En Europa sus archivos dan testimonio de una aculturación interna;
son testigos en la extensión de esta misma política, incluso en su primera elaboración
fuera de Europa – la escuela italiana hace de este modo explícitamente referencia a la
experiencia de las Indias en la construcción de la imagen que el clero italiano se había
formado de sus propios feligreses. ¿Constituye por tanto una apertura sobre estos
mundos tan notoria como se esperaba? Esto queda aún por demostrarse. La
Inquisición no tuvo allí jurisdicción ni sobre los cristiano ni sobre los indios. Sólo cubre
los mestizos, los Negros y los Europeos, y sólo informa indirectamente sobre el resto.
Como agravante, los archivos de tres de los cinco tribunales afectados se han perdido
en su totalidad o casi por entero (Goa, Lima, Cartagena). Debemos contentarnos con
los documentos conservados en los archivos centrales de la institución, especialmente
con los resúmenes de juicios que, aunque permitan excepcionalmente sondeos
productivos⁵⁹, siguen siendo documentos altamente sesgados, tanto más aún que los
juicios originales, por los marcos jurídicos que los ciñen. Todo ejercicio de
reconstitución de creencias y comportamientos a partir de ellos es extremadamente
peligroso, exigiendo al menos un dominio técnico poco frecuente. Queda Lisboa, pero
sus papeles tratan sólo marginalmente a América. Queda sobre todo México, sin duda
la inquisición local cuyos archivos son los mejores conservados de todos, europeo y
extra europeos mezclados. Importantes trabajos mostraron anteriormente la amplitud
de su potencial, sin definir totalmente ni todas las posibilidades ni todos los límites⁶ᴼ.
Lamentaremos que no hayan tenido verdadera continuación, y que la Inquisición de
Lima, aunque menos documentada, haya servido más. Es posible, en México y Lisboa,
continuar con el análisis. Es imposible, por el estado actual de las cosas, decir hasta
dónde; he aquí un coamino para retomar.

Habíamos dicho que trabajar sobre la Inquisición presenta un riesgo. Su


historia, por naturaleza, moviliza al hombre en su totalidad. Tratar el tema es hablar de
sí. La fascinación que ejerce A. Prosperi, más allá de su valor científico, proviene de
una pasión frente a la cual el lector no puede mantenerse insensible. El coloquio del
Vaticano no sólo constituyó un evento científico sino que suscitó una cobertura de
prense excepcional: ni la calidad de los debates – muy elevada – ni el amor por la
ciencia eran las únicas razones. El seminario de Montereale Valcellina de 1999,
realizado en la misma iglesia en la que Menocchio escuchaba misa, y para el 400º
aniversario de su muerte, manifiesta no sólo la ciencia de los participantes sino
también el sentimiento patrimonial construido recientemente alrededor del
descubrimiento de un hombre que la comunidad local erigió posteriormente en
símbolo⁶¹. El campo inquisitorial es objeto de inversión social e ideológica fuerte – y
variada en sus formas y alcances -, presión de la cual el historiador no puede escapar
totalmente.

El encuentro de investigadores extranjeros y de hombres políticos españoles,


los primeros en la búsqueda de fuentes para la historia de mentalidades, los segundos

Entre historia y memoria. La Inquisición en la época moderna Páá giná 11


en busca de una nueva conciencia nacional durante la “transición democrática”, es el
origen del desarrollo de la escuela española⁶². El actual dinamismo de la investigación
italiana está ligado a un gran cambio de la conciencia de sí en el cual es fácil leer los
síntomas en todos los aspectos de la vida pública. Estas coyunturas, al no tener
vocación de durar, plantean un problema de continuidad en esfuerzo como lo
demuestran los desfasajes nacionales constatados anteriormente. Demanda social
significa también demanda de publicaciones… orientadas. Nos hundimos en las
historias generales de la Inquisición, donde lo mejor convive con lo peor⁶³. La facilidad
nos acecha: no es seguro que un flujo de estudiantes atraídos por los fuegos de la
actualidad sea una bendición indivisa en un ámbito que exige mucho tacto técnico. La
pobre calidad de muchas publicaciones sobre España, de muchas de las cuales más
vale callar los títulos, es inquietante desde esta óptica.

Los temas ligados a la Inquisición ofrecen al investigador muchas posibilidades


desde hace tiempo. ¿Es posible proponer direcciones de investigación prioritarias?
Mencionamos al paso vacíos temáticos y geográficos que habrá que llenar. Pero no es
lo más urgente. La documentación inquisitorial puede y debe implementarse para
investigaciones sobre temas que no provienen en su esencia de la historia de la
Inquisición: la diversidad de trabajos que citamos es prueba de ello. La tarea de los
especialistas del tribunal debe en principio consistir en facilitar a estos usuarios
externos el acceso a las fuentes, proveerles los conocimientos institucionales
necesarios para una elaboración conveniente, dicho de otro modo, describir en detalle
los procesos por los cuales el tribunal extrae, le da forma y conserva la información
que contienen sus archivos sobre la sociedad en la cual trabaja.

Desde este punto de vista, y a pesar de los recientes progresos, aún estamos
lejos. ¿Qué relación establece el testimonio escrito que nos llega con la declaración
del testigo o del denunciante? ¿En qué medida esta declaración no está orientada por
las preguntas del secretario o del juez, preocupados por hacer aparecer aquí
elementos necesarios para su utilización judicial (recordemos, a título de ilustración,
que las menciones de un lugar, una fecha y testigos presentes son impuestos por el
derecho procesal)? ¿Cuáles son los efectos del proceso de encarcelamiento sobre los
acusados? ¿Cuáles pueden ser sus consecuencias sobre las declaraciones que se
obtienen de ellos? ¿Qué es lo que los jueces incluyen por escrito en el material que
llega a sus manos? ¿Qué dejan pasar anotándolo o no haciéndolo, o notificándolo
parcialmente? Hay indicios que concuerdan y muestran que la oralidad sigue siendo
considerable en el trabajo inquisitorial. Estos interrogantes, de los cuales podríamos
prolongar la lista fácilmente, tienen incidencia en la utilización de las fuentes. Ninguna
concierne específicamente a la Inquisición: es el procedimiento criminal y civil en su
totalidad, y más aún todo el proceso de elaboración de la documentación pública, que
merece ser retomada bajo el ángulo de sus condiciones de elaboración, no bajo la
forma de interrogaciones abstractas sino por una descripción minuciosa de los
procesos efectivamente puestos a trabajar. Encontramos que el ámbito inquisitorial,
por la precisión de los documentos y la explicación de las prácticas que induce el
diálogo entre los tribunales de distrito y las instancias centrales, ofrece un terreno
particularmente propicio para poner en marcha investigaciones de este tipo.

Una segunda obra debe comenzarse: la de las relaciones de la Inquisición con


la sociedad que la rodea. Las investigaciones institucionales que acabamos de definir
como primera prioridad concurren, a decir verdad, en la medida en que muchos
procesos elaborados por el tribunal se piden prestados a los fondos comunes de las
administraciones del momento y que a cambio la Inquisición sirvió de laboratorio para
la construcción de formas judiciales prometidas a buen futuro, para comenzar por el
procedimiento inquisitorio, que sigue siendo el fundamento del procedimiento de
instrucción en la Francia actual. El esfuerzo principal recaerá sobre dos puntos: el

Entre historia y memoria. La Inquisición en la época moderna Páá giná 12


reclutamiento de colaboradores, por un lado, y la difusión del mensaje inquisitorial por
el otro. El primer aspecto exigirá una puesta en perspectiva social de cada uno de los
agentes, del inquisidor al denunciante de base, quien, también a fin de cuentas, sirve
al tribunal. Buscaremos los motivos que la incitan a ponerse al servicio de la institución
y las razones que llevan a ésta a aceptar su colaboración. Para entenderlos, habrá
que situar a la Inquisición entre todas las instituciones públicas que se ofrecen para
reclutar, sopesar sus ventajas y sus inconvenientes para el candidato. Habrá que
reconstituir las estrategias individuales, familiares y colectivas del mismo, describir de
modo tan preciso como sea posible su situación en el momento en que toma su
decisión; esto exigirá tratar a las personas de manera multidimensional, siendo la
faceta inquisitorial sólo una de las que componen el conjunto de su personalidad.

El estudio de la difusión del mensaje inquisitorial fuera de su marco institucional


exigirá un buen conocimiento de las repetidoras de opinión. Algunas son relativamente
bien conocidas, como el libro. No es seguro que sean los más importantes para
nuestro fin. Los sermones serían por cierto más interesantes. Las cofradías, las
procesiones, las misas son algunos de los instrumentos que sabemos han sido
puestos en acción; y la confesión, tan querida para Adriano Prosperi, pero con muchos
indicios de haber servido al santo tribunal de España; y el rumor, la vigilancia mutua
día a día. La vía inquisitorial aquí es un medio de acceder a realidades que
sobrepasan ampliamente los límites exiguos de sus fronteras institucionales.

Ciertamente, todas estas investigaciones exigirán la contribución du una


documentación que comprenderá los archivos inquisitoriales – obviamente – pero que
los desbordará por todos sus costados. La urgencia ya no es de hacer la historia de la
institución sino una historia de la sociedad que tome en cuenta a la Inquisición. En
este sentido, podemos decir que la historia del tribunal ya no reside en él mismo.

Referencias
¹ –Tales como Juan Antonio Llorente, el padre de los estudios científicos sobre el tema Historia
crítica de la Inquisición de España desde la época de su establecimiento por Fernando VII, por
Fernando V hasta el reino de Fernando VII, Paris, Treuttel y Wtirtz, 1817, 4 vols) o Henry
Charles Lea, cuya figura domina el campo desde comienzos del siglo XX (A History of the
Inquisition of Spain, New York, American Scholar Publications [1906-1907] 1966,
4 vols). Anales HSS, marzo-abril 2002, n°2, pp. 349-372.

² – Agradecemos a Marie-Hélène Durrens por su trabajo de localización y verificación de títulos;


Charles Amiel y Bruno Feitler, por la generosidad con la que pusieron a nuestra disposición los
datos bibliográficos que disponen sobre la Inquisición portuguesa y Andrea del Col, cuyo aporte
para recolectar datos sobre la Inquisición italiana es inestimable. Las obras de las cuales se
rindió cuenta en los Anales están acompañados de la mención entre corchetes: AESC o AHSS
y de la referencia.

³ - Bartolomé Bennassar, La Inquisición española, siglos XV-XIX, Paris, Hachette, 1979; Gustav
Henningsen, John Tedeschi y Charles Amiel (dir.), The Inquisition in Early Modem Europe.
Studies on Sources and Methods, Dekalb, Northern Illinois University Press, 1986 ; Jaime
Contreras, El Santo Oficio de la Inquisición de Galicia (poder, sociedad y cultura), Madrid, Akal,
1982 ; Jean-Pierre Dedieu, La administración de la fe. La Inquisición de Toledo (siglos XVI-
XVII), Madrid, Casa de Velázquez, 1989 [AESC, 45-5, 1990, pp. 1246-1247]; Solange Alberro,
Inquisición y sociedad en México, 1571-1700, México, Fondo de Cultura Económica, 1988
(trad, fr., Inquisición y sociedad en México, 1571-1700, Paris-México, IFEAL, 1988) [AESC, 44-
3, 1989, pp. 630-632 et 636-638]; Virgilio Pinto Crespo, Inquisición y control ideológico en la
España del siglo XV/, Madrid, Taurus, 1983; René Millar, Inquisición y sociedad en el Virreinato
Peruano, Santiago de Chile, Ediciones Universidad Católica de Chile, 1998; John Tedeschi, The

Entre historia y memoria. La Inquisición en la época moderna Páá giná 13


Prosecution of Heresy . Collected Studies on the Inquisition in Early Modern Italy, New York,
Binghamton, 1991.

⁴ - L 'Inquisizione e gli storici: un cantiere aperto. Tavola rotonda nell’ambito delle conferenza
annuale della ricerca, Rome, Accademia nationale dei Lincci, 2000; Andréa Del Col y Giovanna
Paolin (dir.), L’lnquisizione romana: metodologia dellee fonti e storia istituzionale, Trieste.
Universidad de Trieste, 2000.

⁵-Joaquín Pérez Villanueva y Bartolomé Escandell Bonet (dir.), Historia de la Inquisición en


España y América, Madrid, Biblioteca de Autores Cristianos. II, 1993 [AHSS, 55-3, 2000, pp.
697-699] y III, 2000. Tomamos algunas tentativas sin futuro para incitar a los especialistas de
España y Portugal a la comunicación (Anita Novinsky et María Luiza Tucci Carneiro (coord.).
Inquisiçâo: Ensaios sobre Mentalidade, Heresias e Arte. Sao Paulo, Edisup. 1992 [AHSS, 55-2,
2000, pp. 450-451].

⁶ - Aline Goosens, Las inquisiciones modernas en los Países Bajos meridionales, 1510-1633, I,
La legislación. II, Las víctimas, Bruselas, Universidad de Bruselas, 1997-1998 [AHSS, 55-2,
2000, pp. 451-457].

⁷- Adriano Prosperi, Tribunali della conscienza. Inquissitori, confessori, missionari. Turin.


Einaudi. 1996.

⁸- Emil Van Der Vekene, Biblioteca bibliographica historiae Sanctae Inquisitionis, Vaduz. Topos
Verlag, 1982-1992. 3 vols.

⁹- P ublicados desde 1990 : Jesús de Bujanda (dir.). Index de Roma, 1557. 1559, 1564: Índice
de la Inquisición española, 1583, 1584; Índice de Roma, 1500, 1593, 1596; Índice de La
inquisición portuguesa, 1547, 1551, 1561, 1564, 1581; Thesaurus de la literatura prohibida en
el siglo XVI, Sherbrooke-Ginebra, Universidad de Sherbrooke/Droz, 1990, 1993, 1994, 1995 et
1996 (respectivamente). La colección completa comprende 10 volúmenes.
¹ᴼ- Stefania Pastore, « Roma, il Concilio di Trento, la nuova inquisizione. Alcune considerazioni
sui rapporti tra vescovi et inquisitori nella Spagna del cinquecento», in I’nquisizione e gli
storici..., op. cit., pp. 109-146.

¹¹- Francisco Bethencourt, La Inquisición en la época moderna. España. Portugal, Italia. Siglos
XI-XIX, Paris. Fayard, 1995.

¹²- Alejandro Cifress, « L'archivio srorico della Congregazione per la Dottrina della Fede »,
L'apertura degli archivi del Sant'Uffizio romano. Roma, Accademia nazionale dei Lincei, 1998,
pp. 73-84. Reglas de admisión y reglamento en el sitio http://www.acdf.org. Únicamente los
procesos concernientes a la solicitación en confesión quedan excluídos de la consulta.
Encontraremos también un primer balance de las investigaciones realizadas en el Archivio dans
L'inquisizione e gli storici..., op. rit.; un catálogo está en redacción.

¹³ - Jorge Gamboa et alii, Índices de documentos de la lnquisición de Cartagena de Indias.


Bogotá. Instituto Colombiano de Cultura Hispánica, 2000; José Luis Alanis, La Inquisición en
Toluca: catálogo documental, México, Ayuntamiento de Toluca, 1994: María Аgueda Méndez,
Catálogo de textos marginados novohispanos: Inquisición, siglo XVIII, Archivo Central de la
Nación, México, El Colegio de México, 1997 ; Adriana Rodríguez;/ (coord.).
Catálogo de mujeres del ramo Inquisición del Archivo General de la Nación, México. Instituto
Nacional de Antropología e Historia, 2000; Dimas Pérez Ramírez y Francisco Javier Triguero
Cordente, Papeles sueltos de la Inquisición de Сuenса, Cuenca, Diputación Provincial, 1999;
María DO СARMO FARINHA. Os arquivos da lnquisiçao, Lisboa, ANTT, 1990.

¹⁴- Sergio Pagano (ed.), I documenti del processo di Galileo Galilei, Ciudad del Vaticano.
Archivio Vaticano, 1984; Luiggi Firpo (ed.), Il processo di Giordano Bruno, Roma, Salerno
Editora, 1993, que supera las ediciones anteriores; Massimo Firpo et Dario Marcatto (eds), ll
processo inquisitoriale del cardinal Giovanni Morone. Edizione critica. Roma, Istituto storico
italiano per l'età moderna e contemporanea, 1981-199S, (6 vols; Sergio Pagano, Il processo di
Endimio Calandra e l’Inquisizione a Mantova nel 1567-1568. Ciudad del Vaticano, Biblioteca

Entre historia y memoria. La Inquisición en la época moderna Páá giná 14


Apostólica Vaticana. 1991; Dario Marcatto (ed.), Il proceso inquisitoriale di Lorenzo Davidico
(1555-1560, Florencia. Olschki. 1992: Massimo Firpo. Nel labirinto del mondo. Lorenzo
Davidico tra santi, eretici, inquisitori, Florencia. Olschki, 1992 [AHSS, 55-2, 2000, pp. 461-463];
Massimo Firpo et Darïo Marcatto (eds), I processi inquisitoriali di Pietro Carnesecchi (1557-
1567). Edizione critica. Ciudad del Vaticano. Archivio Segreto Vaticano. 1998-2000, 2 vols :
Luigi Firpo. I processi di Tommaso Campanella, Roma, Salerno Editorial, 1998.

¹⁵- Franco CARDINI (ed.), Gostanza, la strega di San Miniato. Processo a una guaritrice nella
Toscana medicea, Roma-Bari. Laterza, 19S9: Giuseppe Farinelli et Ermanno Paccagnini (eds),
Processo per stregoneria a Catenna de Medici, 1616-1617 , Milan, Rusconi. 1989; Claudia
Bertolini (ed.), La stupenda inqisizione d'Anaunia. Processo del 1611-1615, Trento, UCT, 1990;
Marisa Milani (ed.). Streghe e diavoli nei proeessi del S. Uffizio, Venezia, 1554-1587, Bassano
del Grappa, Ghedina e Tassotti, 1994; Benvenuto Castellarin (ed.), I processi dell’inquisizione
nella Bassa friulana (1508-1781 ), Latisana, Associazione culturale “La Bassa», 1997; Silvia
Nannipieri, Caterina e il Diavolo. Una storia di streghe e inquisitori nella campagna pisana del
Seicento, Pisa, Edizioni ETS, 2000.

¹⁶ - Anne Jacobson Schutte (ed.), Cecilia Ferrazzi, Autobiografia di une santa mancata. 1609-
1664, Bergamo, Pierluigi Lubrina, 1990.
¹⁷- Pier Cesare Ioly Zorattini (ed. ), Processi del S. Uffizio di Venezia contra ebrei e guidaizzanti
(1548-1734), Florencia, Olschki, 1980-1999, 15 vols.

¹⁸- Angel Alcalá (ed.), El proceso inquisitorial de Fray Luis de León, Salamanca, Junta de
Castilla y León, 1991 ; Jesús Fernández. Majollero (ed.), Proceso inquisitorial de Rodrigo de
Vivar “el mozo », clérigo de Santa María (1553-1554), Alcalá de Henares. Universidad de
Alcalá, 1989; Carlos Puyol Buil, Inquisición y política en el reinado de Felipe IV. Los procesos
de Jerónimo de Villanueva y las monjas de San Plácido. 1628-1660, Madrid, CSIC. 1993; Vidal
Abril Castelló y Miguel Abril Stoeffels (eds), Francisco de la Cruz, Inquisición, Madrid, CSIC,
1992-1997, 3 vols.

¹⁹-Anna María Splendiani et alii (ed), Cincuenta años de Inquisición en el Tribunal de Cartagena
de Indias. 1610-1660, 1, De la Roma medieval a la Cartagena colonial: el Santo Oficio de la
Inquisición, Bogotá, Centro editorial Javeriano/lnstituto colombiano de cultura hispánica, 1997.

²ᴼ- Isaías da Rosa Pereira, A Inquisiçào em Portugal, seculos XVI-XVII: periodo filipino. Lisboa,
Vega, 1993 ; Isaías da Rosa Pereira, Iivro de receita e despesa dos presos ricos da Inquisiçào
de Lisboa - 1596. Lisboa, Liv. Olisipo, 1994; Arno Wehling; et Sonia Siqueira (eds), «Os
regimentos da inquisiçào », Revista du Instituto histórico e geográfico brasileiro. 1996, pp. 496-
1020, en una edición somera pero cómoda.

²¹ -Nicolás Castrillo Benito, El “Reginaldo Montano», primer libro polémico contra la Inquisición
española, Madrid, CSIC. 1991; André Morellet, abreviado del Manual de los Inquisidores,
(Grenoble, Jérôme Milion, 1990 [AESC, 47-1, 1992, pp. 151-152].

²²- Andrea Del Col (ed.), L ‘Inquisizione nel patriarcato e diocesi di Aquileia, 1557-1559, Trieste-
Montereale Valcellina, Edizioni Università di Trieste/Centro Studi Storici Menocchio, 1998.

²³- Ernestina Jiménez, Psiquiatría e Inquisición. Procesos a enfermos mentales, México,


Universidad Autónoma de México, 1992, et María Cristina Sacristán, Locura e Inquisición en
Nueva España, 1571-1760, México, Fondo de Cultura Económica, 1992, tratan los procesos
como causas de la locura. Rocío Sánchez Rubio et Isabel Testón Núñez (eds), El hilo que une.
Las relaciones epistolares en el viejo y el nuevo mundo, Mérida, Editora Regional de
Extremadura, 1999, editan documentos sobre la emigración; Gisela Von Wobeser, « La
Inquisición como institución crediticia en el siglo XVIII », Historia Mexicana, XXXIX-4, 1990, pp.
844-879, trata las fuentes inquisitoriales como archivos de empresa; Richard E. Boyer, Lives of
the Bigamists. Marriage, Family and Community in Colonial Mexico, Albuquerque, New Mexico
University Press, 1995.

Entre historia y memoria. La Inquisición en la época moderna Páá giná 15


²⁴-Carlo Ginzburg, « L'inquisitore come antropologo », in R. Pozzi et A. Prosperi (dir.), Studi in
honore di Armando Saitta dei suoi allievi pisani, Pisa, Giardini, 1989, pp. 23-33; Id., «Checking
the Evidence. The Judge and the Historian», Critical Inquiry, 18, 1991, pp. 79-92.

²⁵- Andrea Del Col, «I Criteri dello storico nell'uso délie fond inquisitoriali moderne », in L'
Inquisizione romana, op. cit., pp. 51-72 ; Andrea Del Col et Giovanna Paolin (eds),
L'Inquisizione romana in Italia nelVetà moderna. Archivi, problemi di método e nuove ricerche,
Rome, Ministero per i béni culturali e ambientali, 1991 [AHSS, 50-1, 1995, pp. 197-198].

²⁶- Andrea Del Col (ed.), Domenico Scandella detto Menocchio. I processi dell’ Inquisizione
(1583-1599), Pordenone, Edizioni Biblioteca dell'Immagine, 1990.

²⁷- Franco Nardon, Benandanti e inquisitori nel Friuli del Seicento, Trieste-Montereale Valcellina,
Edizioni Università di Trieste/Centro Studi Storici Menocchio, 1999.

²⁸–La pobreza en este plano de las respuestas a las teorías de Benzion Netanyahu, sobre las
cuales volveremos, lo confirma brillantemente (« Dossier Netanyahu », Revista de la
Inquisición, 8, 1999, pp. 275-346, et José Antonio Escudero, «Netanyahu y los orígenes de la
Inquisición española », Revista de la Inquisición, 7, 1998, pp. 9-46).

²⁹-Jaime Contreras, Sotos contra Riquelmes. Regidores, inquisidores y criptojudíos, Madrid,


Muchnick, 1992 (trad. fr. : Poder e Inquisición en España en el siglo XVI; Soto contra Riquelme,
Paris, Aubier, 1997). Se espera la próxima publicación de una obra del mismo tinte de un
alumno de J. Contreras sobre una tentativa de desestabilización de Olivares por el inquisidor
general de la época, que emprendió, con ese fin, un caso de flagelación de crucifijo por judeo-
conversos portugueses (Juan Ignacio Pulido Serrano, Injurias a Cristo. Política, religión y
antijudaismo en el siglo XVII, tesis de doctorado, Universidad de Alcalá de Henares, 1998)

³ᴼ– Pasamos sobre la descripción de los mecanismos que permitieron obtener estos resultados
salvaguardando al mismo tiempo formalmente el secreto de confesión.

³¹ -A. Prosperi, Tribunali … , op. cit.

³²- Ver las notas 14 y 43.

³³- Teresa Sanchez Rivilla, El Consejo de Inquisición (1483-1700). Introducción al estudio social
de sus miembros, tesis de doctorado, Madrid, Universidad Complutense, 1995, microfichas;
Rafael Lera García, «Oficiales y ministros de la inquisición en el reinado de Carlos III», Anuario
Histórico de Derecho Español, 1990, pp. 353-476; Feliciano Barrios Pintado, « Las
competencias privativas del inquisidor general en la normativa regia de los siglos XVI y XVII.
Una aproximación al tema », Revista de la Inquisición, I, 1991, pp. 121-140; José Antonio
Escucero y Ángel Alcalá (eds), Jornadas sobre tolerancia e inquisición, número monográfico de
la Revista de la Inquisición, 1998; María Luisa Braga, A Inquisiçâo em Portugal, primeira
metade do séc. XVIll: О Inquisidor Gérai D. Nuno da Cunha de Athayde e Mello, Lisboa,
Instituto Nacional de Investigaçâo Cientifica, 1992 ; Angelo Turchini, Inquisitori e pastori.
Considerazioni su popolazione romagnola, articolazione territoriale, competenza
dell'Inquisizione faentina all'inizio del Seicento, Cesena, II Ponte Vecchio, 1994; Enrique Gacto
Fernandez (ed.), El centinela de la fe, Sevilla, Universidad de Sevilla, 1997.

³⁴- Stephen Haliczer, Inquisition and Society in the Kingdom of Valencia, 1478-1834, Berkeley,
University of California Press, 1990 [AESC, 46-5, 1991, pp. 1143-1146]; William Monter,
Frontiers of Heresy. The Spanish Inquisition from Basque Lands to Sicily, Cambridge,
Cambridge University Press, 1990 [AESC, 46-5, 1991, pp. 1143-1146]; Ángel de Prado Moura,
Inquisición e inquisidores en Castilla, Valladolid, Universidad de Valladolid, 1995 ; Gonzalo
Cerrillo Cruz, Los familiares de la Inquisición española, Valladolid, Junta de Castilla y León,
2000; Bernard Grunberg, La Inquisición apostólica en México: historia de una institución y de su
impacto en una sociedad colonial (1521-1571), Paris, L'Harmattan 1998 ; Gabriel Torres, Los
últimos años de la Inquisición en la Nueva España, 1790-1820, México, UNAM, 2000 ; Paulino
Castañeda y Pilar Hernández, La Inquisición de Lima (1635-1696), Madrid, Deimos, 1995 ;
René Millar, La Inquisición de Lima (1697-1820), Madrid, Deimos, 1998; Elvira Mea, A

Entre historia y memoria. La Inquisición en la época moderna Páá giná 16


inquisiçâo de Coimbra no século XVI. A instituçâo, os homens e a sociedade, Porto, Fundaçâo
Eng. Antonio de Almeida, 1997; Ana Canas da Cunha, A Inquisiçâo no Estado da India. Origens
(1539-1560), Lisboa, ANTT, 1995; Frans Ciappara, The Roman Inquisition in Enlightened Malta,
Pietà (Malta), La Valette, Pubblikazzjonijiet Indipendenza, 2000 ; Alexander Bonnici, Medieval
and Roman Inquisition in Malta, Rabat (Malta), Conventual Franciscans, 1998. Ante la falta de
monografías, nos limitamos, a pesar de sus defectos, a usar, para muchos tribunales italianos,
ROMANO Canosa, Storia dell'Inquisizione in Italia dalla metà del Cinquecento alla fine del
Settecento, 5 vols, Rome, Editor Angelo Ruggieri, 1986-1990 [AESC, 44-5, 1989, pp. 1293-
1296].

³⁵ – A pesar del lugar que le otorgan todavía muchas monografías de tribunales. Para intentar
renovarlas, aunque no nos parecen totalmente convincentes, véase Anita Gonzalez- Raymond,
Inquisición y sociedad en España. Las relaciones de causa del tribunal de Valencia (1566-
1700), Besançon, Anales Literarios de Franche-Comté, 2001, y Oscar Di Simplicio, Inquisizione
Stregoneria Medicína. Siena e il suo Stato (1580 c-1721 c), Siena, II Leccio, 2000 [AHSS, 56-1,
2001, pp. 202-203]; Geraldo Pieroni, Os excluidos do reino. A inquisiçâo portuguesa e о
degredo para o Brasil colônia, Brasilia, Editora Universidade de Brasilia, 2000.

³⁶ - Elena Brambilla, Alle origini del SanťUffizio. Penitenza, confessione e giustizia spirituale dal
medioevo al XVI secolo, Bologne, Società Editrice il Mulino, 2000 ; Andrea ERRERA,
Processus in causa fidei. L 'evoluzione dei manuali inquisitoriali tra Cinque e Seicento, Bologne,
Monduzzi, 2000; Maria Pia Fantini, « Lo Scriniolum di fra Giovanni Battista Porcelli (1612): da
un archivo di lettere alla formazione di un manuale », in L' Inquisizione romana..., op. cit., pp.
199-256; Andrea Del Col et Marisa Milani, « "Senza effusione di sangue e senza pericolo di
morte". Intorno ad alcune condanne capitali délie Inquisizioni di Venezia e di Verona nel
Settecento e a quelle veneziane del Cinquecento », in M. Rosa (ed.), Eretici, esuli e indemoniati
nell'età moderna, Florencia, Olschki, 1998, pp. 141-196.

³⁷- En particular la admirable selección de Charles Amiel et Anne Linna (eds), La Inquisición de
Goa. La relación de Charles Dellon (1687), Paris, Chandeigne, 1997.

³⁸- Para una elección más selectiva: Michèle Escamilla, Crímenes y castigos en la España
inquisitorial. Ensayo de tipología delictiva y punitiva bajo el último Habsburgo y el primer
Borbón, París, Berg International, 1992, 2 vols [AHSS, 49-5, 1994, pp. 1246-1248]; Fernando
Díaz Esteban (ed.), Los judaizantes en Europa y la literatura castellana del Siglo de Oro,
Madrid, Lestrumero, 1994 ; Juan GlL, Los conversos y la Inquisición sevillana, Sevilla,
Universidad de Sevilla/Fundación El Monte, 2000 ; Markus Schreiber, Marranen in Madrid,
1600-1700, Stuttgart, Franz Steiner Verlag, 1994, que contiene muchos datos familiares [AHSS,
55-3, 2000, pp. 699-700] ; Carsten Wilke, Jiidish-christliches Doppelleben im Barock. Zur
Biographie des Kaufmanns und Dichters Antonio Enríquez Gómez, Francfort, Peter Lang, 1994
[AHSS, 55-3, 2000, pp. 700-702]; Amaro Neves, Judeus e cristâos-novos de Aveiro e a
Inquisiçâo, Aveiro, Fedrave, 1997; María Antonieta García, Denúncias em nome dafé.
Perseguiçâo aos judeus no distrito da Guarda, de 1601 a 1625. Caderno de culpas do bispado
da Guarda e seu distrito e das visitaçoes, Lisboa, Institute de Sociologia e Etnologia das
religiôes da UNL, 1996 ; José Antonio Gonsalves De Mello, Gente da Naçâo: Cristâos-novos e
judeus em Pernambuco, 1542-1654, Recife, Massangana, 1996 ; Elias Lipiner, О Sapateiro de
Trancoso e о alfaiate de Setúbal,
Rio de Janeiro, Imago, 1993 ; Id., Os baptizados en pé: estudos acerca da origem da luta dos
Cristâos-Novos em Portugal, Lisbonne, Vega, 1998; Michèle Luzzati (ed.), L'Inquisizioneegli
ebrei in Italia, Rome-Bari, Laterza, 1994 ; Pier Césare Ioly Zorattini, L 'identita dissimulata.
Giudaizzanti iberici nell'Europa cristiana dell'età moderna, Florencia, Olschki, 2000, fondé sur la
publication préalable de quinze volumes de documents ; Renée Levine Melammed, Heretics or
Daughters of Israel? The Crypto-Jewish Women of Castile, Oxford, Oxford University Press,
1999 ; Victoria Gonzalez de Caldas, ¿Judíos o cristianos? El proceso de la fe. Sancta
inquisition, Sevilla. Universidad de Sevilla, 2000; Id., El poder y su imagen. La inquisición real,
Sevilla, Universidad de Sevilla, 2001.

³⁹- Benzion Netanyahu, The Origins of the Inquisition in Fithteenth-Century Spain, New York,
Random House, 1995 (trad. esp. Los orígenes de la Inquisición en la España del siglo XV,
Barcelona, Crítica, 1999).

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⁴ᴼ- Haïm Beinard, Records of the Trials of the Spanish Inquisition in Ciudad Real, Jerusalem, he
Israel Academy of Sciences and Humanities, 1974-1981, 3 vols.

⁴¹ -Nathan Wachtel, La fe del recuerdo. Laberintos marranos, Paris, Le Seuil, 2001; Id.,
«Francisco Maldonado de Silva. "El cielo cara a cara" », Anales HSS, 54-4, 1999, pp. 895-914;
véase también nota 59. Las notas críticas que están consagradas a la obra en este mismo
número (cf. pp. 323-345) nos evitarán extendernos.

⁴²- Jean-Pierre Dedieu, «Herejía y pureza de sangre: la incapacidad legal de los herejes y sus
descendientes en España en los primeros tiempos de la Inquisición», in J.-P. Amalric (coord.),
Poderes y sociedad en la España moderna, Toulouse, Presses universitaire du Mirail, 1993, pp.
161-176; Antonio Cabeza Rodríguez, Clérigos y señores. Política y religión en Palencia en el
Siglo de Oro, Palencia, Diputación Provincial de Palencia, 1996; Enrique Soria Mesa, « Las
pruebas de nobleza de los veinticuatros de Córdoba. El control de la familia », in J. L.
Castellano, J.-P. Dedieu et M. V. López-Cordón (coord.), La pluma, la mitra y la espada.
Estudios de historia institucional en la Edad moderna, Madrid, Marcial Pons, 2000, pp. 291-302
[AHSS, 56-2, 2001, pp. 532-533]; Baltasar Cuart Moner, « La ciudad escucha, la ciudad decide.
Informaciones de linajes en los colegios mayores durante el siglo XVI », in J. I. Fortea Pérez
(coord.), Imágenes de la diversidad. El mundo urbano en la Corona de Castilla (s. XVI-XVIII),
Santander, Universidad de Cantabria, 1997, pp. 391-419 [AHSS, 55-3, 2000, pp. 691-692].

⁴³- Antonio Rotondo, « Anticristo e Chiesa romana. Diffusione e metamorfosi d'un libello
antiromano del Cinquecento », in Id. (dir.), Forme e destinazione del messagio religioso. Aspetti
della propaganda religiosa nel Cinquecento, Florence, Olschki, 1991, pp. 19-164; Massimo
Firpo, Inquisizione romana e Controriforma. Studi sul cardinal Giovanni Morone e il suo
processo d'eresia, Bologne, Societa Editrice il Mulino, 1992 ; John Martin, Venice's Hidden
Enemies. Italian Heretics in a Renaissance City, Berkeley, University of California Press, 1993 ;
SlMONETTA Adorni-Braccesi, « Una città infetta ». La Repubblica di Lucca nella crisi religiosa
del Cinquecento, Florence, Olschki, 1994 [AHSS, 55-2, 2000, pp. 463-465] ; Pier Roberto
Scaramella, « Con la croce al core ». Inquisizione ed eresia in Terra di Lavoro (1551-1564),
Naples, La Città del Sole, 1995 ; MASSIMO Firpo, Gli affreschi di Pontormo a San Lorenzo.
Eresia, politica e cultura nella Firenze di Cosimo I, Turin, Einaudi, 1 997 ; Susanna Peyronel
Rambaldi, Dai Paesi Bassi all'Italia. Il sommario della Sacra Scrittura. Un libro proibito nella
società italiana del Cinquecento, Florence, Olschki, 1997 ; Federica Ambrosini, Storie di patrizi
e di eresia nella Venezia del '500, Milan, Angeli, 1999; Guido Dall'Olio, Eretici e inquisitori nella
Bologna del Cinquecento, Bologne, Istituto per la storia di Bologna, 1999; Pier Roberto
Scaramella, L'Inquisizione romana e i Valdesi di Calabria (1554-1703), Nápoles, Editoriale
Scientifïca, 1999; Enrica Benini Clementi, Riforma religiosa e poesia popolare a Venezia nel
Cinquecento. Alessandro Caravia, Florencia, Olschki, 2000 ; JOHN TEDESCHI, The Italian
Reformation of the Sixteenth Century and the Diffusion of Renaissance Culture: A Bibliography
of the Secondary Literature (ca. 1750-1997), Ferrare-Modène, Istituto di Studi
Rinascimentali/Franco Cosimo Panini, 2000.

⁴⁴- René Millar, Misticismo e Inquisición en el Virreinato peruano, Santiago de Chile, Ediciones
Universidad Católica de Chile, 2000, con bibliografía, así como las obras italianas citadas
concernientes a la santidad y la confesión; Anna Foa, Giordano Bruno, Bologna, Società
Editrice il Mulino, 1998; Saverio Ricci, Giordano Bruno nell'Europa del Cinquecento, Roma,
Salerno Editrice, 2000.
⁴⁵- Lucienne Domergue, La censura de los libros en España a fines del Antiguo Régimen,
Madrid, Casa de Velázquez, 1996; JOSÉ Pardo Tomá, Ciencia y censura. La Inquisición
española y los libres científicos en los siglos XVI y XVII, Madrid, CSIC, 1991 ; Fermín De Los
Reyes Gómez, El libro en España y América: legislación y censura (siglos XV-XVIII), Madrid,
Arco, 2000, 2 vols, que publica el conjunto de textos reglamentarios reales; Ugo Rozzo y
Silvana Seidel Menchi, «Libro y Reforma en Italia », in J.-F. Gilmont (dir.), La Reforma y el libro,
París, Le Cerf, 1990, pp. 327-374; Ugo Rozzo, Linee per una storia dell'editoria religiosa in Italia
(1465-1600), Udine, Arti grafiche friulane, 1993 ; Angelo Rundine, Inquisizione spagnola,
censura e libri proibiti in Sardegna nel '500 e '600, Sassari, Universidad de Sassari, 1996; Ugo
Rozzo, Biblioteche italiane del Cinquecento tra Riforma e Controriforma, Udine, Arti grafiche
friulane, 1994; Id. (é.), La censura libraria nell'Europa delsecolo xvi, Udine, Forum, 1997 ;

Entre historia y memoria. La Inquisición en la época moderna Páá giná 18


Gigliola Fragnito, La Bibbia alrogo. La censura ecdesiastica e i volgarizzamenti della Scrittura
(1471-1605), Bologne, Società Editrice il Mulino, 1997 ; Peter Godman, The Saint as Censor.
Robert В ellarmine between Inquisition and Index, Leyde, Brill, 2000.

⁴⁶- Mary E. Giles (ed.), Women in the Inquisition: Spain and the New World, Baltimore, The
Johns Hopkins University Press, 1999; Marí Emma Mannarelli, Hechiceras, beatas y expósitas.
Mujeres y poder inquisitorial en Lima colonial, Lima, Ediciones del Congreso de la República,
1998; Fernando Iwasaki, «Mujeres al borde de la perfección: Rosa de Santa María y las
alumbradas de Lima », Hispanic American Historical Review, 73-4, 1993, pp. 581-613.

⁴⁷-Jaime Humberto Borja (ed.), Inquisición, muerte y sexualidad en el Nuevo Reino de Granada,
Bogotá, Editorial Ariel, 1996; Enrique Urbano (dir.), Poder y violencia en los Andes, Cuzco,
Centro Bartolomé de Las Casas, 1991.

⁴⁸- Francisco Burgos Estebán, Los lazos del poder. Obligaciones y parentesco en una elite local
castellana en los siglos XVI y XVII, Valladolid, Universidad de Valladolid, 1994.

⁴⁹- Jean-Pierre Tardieu, El nuevo David et la Reforma del Perú. El caso María Pizarro -
Francisco de la Cruz (1571-1596), Bordeaux, Casa de los Países Ibéricos, 1992; Id., La
Inquisición de Lima y los herejes extranjeros (siglos XVI y XVII), Paris, L'Harmattan, 1995 ;
Richard Kagan, Lucrecia's Dreams. Politics and Prophecy in Sixteenth-Century Spain,
Berkeley-Oxford, Oxford University Press, 1990 [AESC, 46-5, 1991, pp. 1141-1143].

⁵ᴼ- La Inquisición, curiosamente, nunca fue examinada a la luz del concepto de confesión, los
pocos trabajos realizados en este sentido no pasaron de una aproximación (Adriano Prosperi,
«Beichvater und Inquisition im 16. Jahrhundert », in W. Reinhard et H. Schilling (eds), Die
katolische Konfessionalisierung. Wissenchaftliches Symposion der Gesellschaft zur
Herausgage des Corpus Catholicorum und der Vereins fiir Reformationsgeschichte 1993,
Heildelberg, Schiften des Vereins fur Reformationsgeschichte/Giitersloher Verlagshaus, 1995,
pp. 125-134; WILLIAM MONTER, «Die Spanische Inquisition gegen Lutheraner und Morisken»,
in Ibid., pp. 135-144).

⁵¹- Arturo Morgado García, Demonios, magos y brujas en la España moderna, Cádiz,
Universidad de Cádiz, 1999 ; María Tausiet Carlés, Ponzoña en los ojos. Brujería y superstición
en Aragón en el siglo XVI, Zaragoza, Institución Fernando el Católico, 2000 ; Diana Luz
Ceballos, Hechicería, brujería e Inquisición en el Nuevo Reino de Granada: un duelo de
imaginarios, Bogotá, Editorial Universidad Nacional, 1994; José Pedro de Matos Paiva,
Bruxaria e superstiçao num pais sem « саçа às bruxas » (1660-1774), Lisboa, Noticias, 1997 ;
Matteo Duní Tra religione e magia. Storia del prete modenese Guglielmo Саmpana (1460 P-
1541), Florencia, Olschki, 1999; Giovanni ROMEO, Inquisitori, esorcisti e streghe nell'Italia della
Controriforma, Florencia, Sansoni, 1990; véase también el libro de Oscar Di Simplicio,
Inquisizione..., op. cit.

⁵²- Patricia Enciso, Del desierto a la hoguera. La vida de Joseph Ximénez, un ermitaño acusado
de hereje por la Inquisición de Cartagena de Indias, Bogotá, Editorial Ariel, 1995.

⁵³- Adelina Sarrión Mora, Sexualidad y confesión. La solicitación ante el tribunal del Santo Oficio
(siglos XVI-XIX), Madrid, Alianza Editorial, 1994; Juan ANTONIO ALEJANDRE, El veneno de
Dios. La Inquisición de Sevilla ante el delito de solicitación en confesión, Madrid, Siglo XXI,
1994; Stephen H. Haliczer, Sexuality in the Confessional: A Sacrament Profan ed, New York,
Oxford University Press, 1996.

⁵⁴- Giovanni Romeo, Ricerche su confessione dei peccati e Inquisizione nll'Italia del
Cinquecento, Naples, La Città del Sole, 1997 ; Id., « Controriforma e confessionali: il caso della
parrocchia napoletana di S. María in Cosmedin », in B. Ulianich, Ricerche sulla confessione dei
peccati a Napoli tra '500 e '600, Nápoles, La Città del Sole, 1997, pp. 177-262; Id., Aspettando il
boia. Condannati a morte, confortatori e inquisitori nella Napoli della Controriforma, Florencia,
Sansoni, 1993; Id., Esorcisti, confessori e sessualitàfemminile nell’Italia della Controriforma,
Florencia, Le Lettere, 1998.

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⁵⁵- Juan Antono Alejandre et María Jesús Torquemada, Palabra de hereje: la Inquisición en
Sevilla ante el delito de proposiciones, Sevilla, Universidad de Sevilla, 1998, con la cual no
compartimos las tesis.

⁵⁶- Francesco Beretta, « Dalla messa all'Indice di Lenormant all'enciclica Providentissimus Deus
(1887-1893): il magisterio romano di fronte alla "question biblique" », in L'Inquisizione e gli
storici..., op. cit., pp. 245-262.

⁵⁷- Id., «El proceso de Galileo y los Archivos del Santo Oficio. Aspectos judiciales y teológicos
de una condena célebre », Revista de ciencias filosóficas y teológicas, 83, 1999, pp. 441-480.

⁵⁸- Roberto López Vela, « Inquisición y España: los géneros y los ritmos de un debate
esencialista en los siglos XIX y XX », in A. Prado Moura (dir.), Inquisición y sociedad, Valladolid,
Universidad de Valladolid, 1999, pp. 220-260; Beatriz Cárceles De Gea, « Reforma/abolición
del tribunal de la Inquisición (1812-1823). La constitución de la autoridad absoluta »,
Manuscritos, XVII, 1999, pp. 179-199.

⁵⁹- J.-P. Tardieu, El nuevo David..., op. cit., 1992 ; Id., La Inquisición de Lima..., op. cit., 1995; R.
Millar, Misticismo..., op. cit., 2000; N. Wachtel, «Francisco Maldonado de Silva... », art. cit., que
utiliza precisamente un fragmento del informe original deslizado en un informe dirigido a las
instancias centrales.

⁶ᴼ- S. Alberro, Inquisición y sociedad..., op. cit; Richard E. Greenleaf, Inquisición y sociedad en
el México colonial, Madrid, José Porrua, 1985.

⁶¹- L'Inquisizione romana..., op. cit.

⁶²- Johannes Michael Scholz, « Spanisches Inquisition zum Stand Historischer Justizforschung
», Jus Commune, 1991, pp. 225-273.

⁶³- Entre todos el mejor, en último lugar, y recomendable por su excelente información, véase la
introducción a la Inquisición española de Ricardo García Cárcel y Doris Moreno Martínez,
Inquisición. Historia crítica, Madrid, Temas de Hoy, 2000, a pesar de una perspectiva ideológica
un poco corta. De estilo conciso, se apreciará la buena factura del libro de Pedro Guibovitch
Pérez, La Inquisición y la censura de libros en el Perú virreinal (1570-1803), Lima, Fondo
editorial del Congreso del Perú, 2000.

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