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Reporte

Nombre: Dante Noguez Mejía Matrícula: 2774237


Nombre del curso: Psicología Nombre del profesor: María
positiva 605 Auxiliadora Zamorano Carreon

Módulo: 2 Actividad: Ejercicio 7

Fecha: 26 de septiembre de 2016


Bibliografía:
Blackboard Tecmilenio

Relaciones positivas
Nuestro tema nos habla acerca de la oxitocina y dopamina que el cerebro
secreta cuando estamos con una persona querida. Demos por hecho esto, no
entraré en puntualizaciones que bien harta flojera darán tanto al lector como a
mí. Revisemos las cinco gansadas que en esta corta lectura osaron poner los
casi veinte autores que la bibliografía nos refiere:

1. La teoría de la auto-determinación de Decy y Ryan postula que tenemos tres


necesidades psicológicas fundamentales: ser autónomos, ser competentes y
conectarnos. El nombre suena muy bonito, pero querer reducir la realidad a
tres principios (y sobre todo tan simplones) me parece digno de un cuñadismo
ilustrado o coelhismo que está para tirarse del quinto piso. ¿Dónde está la
necesidad de subjetivación? ¿Dónde está la de ideologización? ¿Dónde está la
de sublimación, represión o disociación? Y otras tantas que, siendo estas
babosadas de “ser competentes” a su lado, quedan cortas y solo se me figuran
de pensamiento menguado y conocimiento superficial.

2. Luego viene otro criptocoelho a mostrarnos los «4 jinetes del Apocalipsis de


las parejas». Del nombre no diré nada, solo osaré decir que este papanatas es
el epítome de la psicología positiva cuando en su pseudoteoría dice que el
desprecio lleva al divorcio. Gottman llevando la obviedad de la psicología
positiva a su máximo esplendor.

3. Luego no entendí qué carajo tiene que ver la comodidad con las relaciones
positivas. El mono prefirió acostarse en el lugar que le parecía más cómodo, y
anda harto errado y maltrecho en el entendimiento quien piense al contrario.
Aunque, por ser estos los psicólogos positivos, respetemos por ahora su
derecho exclusivo de investigar obviedades:

«Harlow (1958) quería saber si los bebés desarrollaban una relación con la
madre solo porque necesitaban alimento o si entraban en juego otros factores.
Diseñó un experimento con monos pequeños. Los separaba de sus madres y
los ponía en una jaula con dos maniquíes: una “mona” de alambre rígido que
tenía una mamila de la que salía leche, y otra “mona” de felpa, que no daba
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leche pero que tenía una textura agradable. Harlow encontró que los monitos
preferían estar con la maniquí de felpa que con la que daba leche, o sea que el
contacto “cálido” era tan importante como la alimentación».

4. ¿Con semejantes «métodos» y «estudios» se atreve zizekzentalyoyo a


formarse el criterio que a continuación citaré cuando quien escribe esto sabe
de primera mano que se está mil veces mejor solo que acompañado? La
afirmación taxativa de que la soledad tiende a entristecer solo me evoca una
pregunta: ¿qué tan aburrido, tan soso, tan idiota, tan tedioso, tan menguado,
tan pusilánime, tan disminuido y tan maltrecho debe uno andar en el
pensamiento como para aburrirse de sí mismo y, aún más, entristecerse con su
propia compañía?:

«El Dr. Csikszentmihalyi, en sus estudios con el método de muestreo de la


experiencia, ha encontrado que la gente de todas las edades, en todos los
países que se han estudiado, está más contenta cuando está con otras
personas que cuando está sola, y que la soledad tiende a entristecernos.
Cierto tiempo de soledad es importante para la reflexión y el descanso, pero en
general la gente prefiere estar con otras personas (Csikszentmihalyi, 1998)».

5. El texto finaliza con una de las afirmaciones categóricas más espantosas


que mis ojos han visto:

«Por ejemplo, aquellas personas que habían tenido relaciones cálidas y sólidas
tenían probabilidades mucho mayores de tener éxito laboral, buenos ingresos
económicos y buena salud. Por eso Vaillant (2009) se atreve a afirmar: “La
Felicidad es igual al Amor. Punto”».

Esto debe ser una broma. No veo la relación entre amor y éxito laboral o
buenos ingresos económicos cuando las amistades que ayudan a desarrollarse
socialmente son casi siempre hipócritas. No veo la relación entre salud y
relaciones “positivas”, como ya antes lo había dicho y los mismos psicólogos
criptocoelhistas lo habían confirmado también. Y, por último, no encuentro en la
oración de Vaillant un golpe ni un cambio en el ánimo –como veo que desea
que haya-- como con alguna de Kierkegaard. Que se reserve este ganso sus
deseos literarios porque su prosa es de lo más risible y ridículo posible.

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