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b) Las afirmaciones verdaderas son: (1) Beltrán es el número 3. (2) Beltrán se tomó un taxi. (3)
Beltrán tiene que matar a Romero
- Al salir del café caminó hasta la calle donde espero a que pasara un taxi
- Beltrán esperó hasta las siete menos cinco aparcado en ese lugar.
- Luego de dispararle, Beltrán acelero el auto, abandonando el lugar donde estaba estacionado.
Así, pensamos el desarrollo de la clase en los siguientes tres momentos: en la primera hora
cátedra proyectaríamos el capítulo Descartes de Mentira la verdad de Darío Sztajnszrajber, con
el cual luego realizaríamos una reconstrucción de las Meditaciones Metafísicas, es decir, las
líneas generales donde se enmarca la duda metódica del filósofo francés. En la segunda parte
de la clase (dos horas cátedras), llevamos adelante el trabajo de lectura y reposición de las
inferencias conectivas; primero, de manera dialógica colectiva, luego, en trabajos grupales. El
objetivo era que mediante la reposición de las inferencias pudieran ver como los tres
argumentos de la duda metódica cartesiana conectan con las tres fuentes principales de
conocimeinto.
b) Señalar qué fuente del conocimiento es puesta en duda con cada argumento.
Una vez realizadas estas actividades, pasamos a reconstruir los argumentos cartesianos,
prestando particularmente atención a la información que nos permitía conectarlos con su objeto
y señalando que la misma es, en la mayoría de los casos una inferencia. Hecho esto,
explicaríamos el subtema (dentro de la clase) “Inferencias”, y les daríamos la siguiente actividad:
- De la idea de que “es prudente no fiarse nunca de quienes algunas veces nos engañan”
la inferencia referencial que va de “quienes” a “los sentidos”, pero además la inferencia
temporal y causal ‘el saber que nos proporcionan los sentidos es falso’, atendiendo a la
información “la razón me persuade desde un principio que no debo negarme con más
cuidado a otorgarle crédito a las cosas que no son por completo ciertas e indubitables,
que a las que nos parecen con evidencia falsas” brindada previamente.
- En el argumento del sueño (no tengo un criterio seguro para saber que no estoy
soñando) se esperaba que, puesto que descartes jamás lo dice explícitamente (pero si
lo explica Darío Sztajnszrajber en el video que vimos previamente), hicieran la inferencia
puente de lo que ponía en duda era la imaginación, y con ella la realidad material -
compuesta, la res extensa, es decir, los cuerpos, incluido el propio.
Luego reelaboramos los argumentos del sueño (no puedo saber si estoy despierto o dormido) y
del genio maligno (un dios omnipotente y maligno está empeñado en engañarme) procuando
señalar que lo que ponían en duda eran las dos fuentes del conocimiento que quedaban en pie:
imaginación (cuerpos, mundo extenso) y razón (res pensante). Acto seguido les pedí que
reescribieran los argumentos explicitando las inferencias que nos permitían llegar a esas
conclusiones, partiendo de alguna cita del texto, y remarcando cual era realmente la
importancia del argumento.
Los estudiantes, hecho este pasaje de reelaboración de la duda metódica (es decir, sabiendo de
antemano que información tenían que conectar) respondieron con eficacia a la actividad,
aunque luego fue necesario hacer algunas precisiones conceptuales. Presentaron
explicitaciones más que interesantes:
‘“(…) me acuerdo de haber sido engañado por tales ilusiones mientras dormía. Y al detenerme
en este pensamiento, veo con tal evidencia que no hay indicios concluyentes (…) por las cuales
se pudiese distinguir con nitidez la vigilia del sueño que me lleno de extrañeza (…) que es casi
capaz de persuadirme de que estoy dormido”. Y si no tengo indicios ciertos, no tengo un criterio
para distinguir si sueño o estoy despierto, con lo cual no puedo saber si lo que percibo o siento
es real. Por lo tanto, no podemos saber si las cosas materiales o mi cuerpo son reales.’
Es claro que las y los estudiantes apelaron es este caso a una inferencia causal. No advierto hasta
qué punto pudieron notar que se trataba además de una inferencia temporal, puesto que es
porque primero sé que no tengo un criterio seguro para distinguir vigilia de sueño por lo que
luego debo descartar la imaginación (que en Descartes permite acceder a los cuerpos) como
fuente de conocimiento. En este caso, habría que agregar una inferencia más, y es que ‘como
no tengo un criterio seguro, no puedo saber si la imaginación me engaña o no. Y como hemos
aceptado rechazar lo dudoso como falso, debemos rechazar los conocimientos que nos provee
la imaginación. Por lo tanto…’ y ahí si retomar la conclusión que extrajeron ellos. Cabe aclarar
que Descartes nunca explicita en las meditaciones el papel de la imaginación, cosa que si hace
en sus principios de filosofía, y por esto creo cuesta tanto entender el papel de este argumento.
‘“Supondré que hay (…) un cierto genio maligno, no menos astuto y engañador que poderoso,
que usa toda su destreza en engañarme”. Si dios es todopoderoso y maligno, me engaña todo
el tiempo, incluso cuando creo que 2+2 son 4. Entonces puede engañarme y mañana hacer que
crea que 2+2 son 5. Pero entonces no podría saber nada de nada, porque no podría saber
ninguna ley ni nada del universo. Viviría en un mundo de locos’.
Este ejemplo me pareció el más acertado: realmente lo que cabila Descartes es que, si Dios es
maligno (y ese es su argumento, disfrazado por cuestiones políticas – miedo a las represalias),
podría haberme creado de tal manera que mi razón presentara una falla estructural: de tal
manera que no pudiera conocer nada con certeza, de que la razón del hombre fuera inútil por
naturaleza. Ellos no nombran explícitamente la fuente del conocimiento que es puesta en duda
(la razón), por lo cual yo hubiera agregado luego de “no podría saber nada de nada” la inferencia
puente ‘pues mi razón fue creada con una falla estructural’. Pero si infirieron la conclusión
correcta: el miedo de Descartes es qué si Dios es malvado, el mundo sea un sinsentido total, un
mundo de locos.