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Capítulo 15:

EL ESPÍRITU SANTO DE
LA PROMESA
INTRODUCCIÓN

La obra del Espíritu Santo en el nuevo nacimiento nos


convence que el pueblo de Dios es seguro en Cristo
(Filipenses 1:6), y El además todavía tiene otra función
asegurando la salvación. En Efesios 1:13, El se llama "el
Espíritu Santo de la promesa" porque su misma presencia
es una promesa de seguridad para el creyente. En este
aspecto Él es visto como un sello y las arras. Aunque estos
dos conceptos son muy diferentes, se los estudian juntos
porque ambos se relacionan con la seguridad del creyente
(Efesios 1:13-14; 2 Corintios 1:22).

I. EL ESPÍRITU SANTO COMO SELLO

Se usa un sello para afirmar la propiedad. La presencia del


Espíritu en un individuo es la evidencia de que pertenece a
Dios.

Se usa el sello también para confirmar que algo es genuino


o auténtico. Encontramos un ejemplo de esto en el
ministerio terrenal de nuestro Salvador (Juan 6:27; Isaías
42:1-4). Se reconoce el creyente genuino por el hecho de
que el Espíritu Santo mora en él (1 Juan 3:24).

El concepto principal del sello, sin embargo, es el de la


seguridad. Note que esto está en las siguientes Escrituras:
2 Timoteo 2:19; Mateo 27:66; Apocalipsis 20:3. Compare
Apocalipsis 7:4 y 14:1.

Los hijos de Dios son sellados hasta el día de la redención


(Efesios 4:30). Pablo quiso expresar que los creyentes
están preservados hasta que regrese su Señor, en cuyo
tiempo recibirán la glorificación. Note que este sello es tan
seguro que en lugar de amenazar a los efesos con la
pérdida de él, Pablo más bien los incita a la santidad
debido a la permanencia del sello.
A. El sello
En Efesios 1:13, vemos que el Espíritu Santo mismo es el
sello. Es importante notarlo ya que algunos han intentado
enseñar que somos sellados por la obra del Espíritu en
lugar de decir que es por la presencia de su persona.
B. La naturaleza de sellar
Aquellos quienes enseñan que el creyente es sellado por
una obra especial del Espíritu hacen que el sello sea algo
experimentado. Ellos confunden el "sello con el Espíritu"
con su obra en la santificación y su obra de hacernos sentir
seguros de la salvación. La Biblia en cambio nunca
describe el sello como una experiencia. El Espíritu obra
para producir las experiencias cristianas, pero su presencia
misma es el sello. No se ve el sello con el Espíritu
entonces como una experiencia especial.
C. Quienes reciben el sello
Si confundimos el sello con sentirnos seguros, debemos
creer entonces que no serían sellados aún los creyentes
débiles. La Biblia sin embargo declara que cada creyente
ha sido sellado (2 Corintios 1:22; Efesios 1:13 y 4:30).
Esto es confirmado por el hecho de que ninguno está
instruido a buscar ser sellado. Cada creyente puede
regocijarse pues por la realidad del sello.
D. El propósito de sellar
Se sella a los cristianos para asegurarlos. El sello es la
base de la seguridad y no el conocimiento. El Espíritu
Santo es un sello maravilloso debido a su poder (1 Juan
4:4) y porque su obra en la salvación garantiza que El
nunca nos dejará (Filipenses 1:6; Juan 7:38-39; 4:14; Juan
14:16).
E. El tiempo de sellar
Se sella al creyente cuando recibe al Espíritu. Esto ocurre
cuando cree en Cristo (Gálatas 3:14; Juan 7:38-39; Efesios
1:14).
II. EL ESPÍRITU SANTO COMO LAS ARRAS
A. Al demostrar nuestra seguridad, se ve al Espíritu
Santo no sólo como un sello, sino también como las arras
de nuestra herencia (Efesios 1:13-14; 2 Corintios 1:22;
5:5). Las arras son como un depósito que nos da la base
para confiar en las intenciones del dador.
1. Las arras son parte del total. Nuestro Salvador murió para
comprarnos todas las bendiciones espirituales (Efesios
1:3). Por fe recibimos al Espíritu Santo quien, como un
regalo bondadoso, viene a nosotros a través de la obra de
Cristo (Hechos 2:32-33; Juan 7:39).
2. Las arras son una promesa del futuro. Las arras sirven
como promesa de que el resto del precio de la compra está
por venir. Nuestro Salvador nos ha comprado una herencia
maravillosa (1 Pedro 1:3-4). Esto incluye un cuerpo
glorificado y una morada en el cielo.
B. Podemos estar seguros de que al tener las arras del
Espíritu el resto de nuestra herencia vendrá ciertamente a
nosotros (Efesios 1:13-14; Romanos 8:23). Una vez que
las arras son dadas, el dador no puede quitarlas. Al llamar
al Espíritu las "arras", Dios nos ofrece evidencia plena de
su intención de glorificar a cada uno de su pueblo.
C. Romanos 8:23 dice que tenemos las "primicias" del
Espíritu, lo cual es semejante a la idea de las "arras" y
sirve para ilustrar lo mismo. Las primeras frutas a
madurarse del árbol de olivo son las primicias. Estas
confirman que el resto de la cosecha esta por venir. Al
igual que el Espíritu mora ahora en nosotros y nos da una
nueva naturaleza, también recibiremos algún día una
nueva morada y un cuerpo nuevoalgún día. El concepto de
la seguridad es dar a entender que Cristo es las "primicias"
de la resurrección (1 Corintios 15:20) porque El resucitó y
aquellos en El resucitarán también. Se ven las "primicias"
como las "arras" de la cosecha.
D. En los negocios, las "arras" le dan a una persona la
seguridad y paz en su mente. Gocémonos de esto por lo
que respecta a nuestra herencia. Dios no nos mantiene en
incertidumbre, sino que nos da la seguridad de que nuestra
herencia está "reservada en los cielos" (1 Pedro 1:4).
CONCLUSIÓN DEL CAPÍTULO 15

Esta lección debe ayudarnos a ver que la morada del


Espíritu de Dios no es solamente nuestra fuente de vida y
capacidad espiritual, sino también una esperanza segura
para el futuro.

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