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Insistencia y Ex–sistencia
Insistencia y Ex–sistencia
Comenta que Jacques Lacan comienza su “Seminario sobre la carta robada”, incluido en Escritos 1, de la siguiente forma:
“Nuestra investigación nos ha llevado al punto de reconocer que el automatismo de repetición (Wiederholungszwang)
toma su principio en lo que hemos llamado la insistencia de la cadena significante. Esta noción, a su vez, la hemos puesto
de manifiesto como correlativa de la exsistencia (o sea: el lugar excéntrico) donde debemos situar al sujeto del
inconsciente, si hemos de tomar en serio el descubrimiento de Freud. Como es sabido, es en la experiencia inaugurada
por el psicoanálisis donde puede captarse por qué sesgo de lo imaginario viene a ejercerse, hasta lo más íntimo del
organismo humano ese asimiento de lo simbólico.” (1)
De este modo, la experiencia analítica se estructura por el par establecido por la insistencia de la cadena significante y la
exsistencia del sujeto, ambos conceptos ubicados de manera correlativa. Esta cita deja entrever, de entrada, que el sujeto
del inconsciente exsiste, quiere decir, hay una excentricidad con respecto a la cadena significante.
Por otra parte, Lacan intenta demostrar que la estructura de lo simbólico, como cadena significante, ordena elementos de
lo imaginario. En esa combinatoria de lo simbólico y lo imaginario es producido el lugar del Otro, poniéndose en juego con
el sujeto del inconsciente. El sujeto no está de entrada barrado, sino que se conecta a su inconsciente y retroactivamente
se barra; es decir, ese sujeto puede estar en el lenguaje, pero recién cuando esa palabra lo afecta, insiste en hacerlo ex–
sistir, se barra. Lo real es definido en esta época, no todavía como resto, sino como aquello que no entra en la operación
de los registros simbólico e imaginario.
El interés por legitimar los conceptos del psicoanálisis en otros ámbitos lleva a Lacan a dialogar con la filosofía. ¿Qué es la
existencia? ¿Es lo mismo que la ontología? ¿Es acaso la atribución de un rasgo al ser del sujeto, un predicado del ser?
¿O es la existencia una operación de desatribución de un rasgo de este sujeto, de desontologización?
Desde un estatuto óntico, el inconsciente freudiano supone pensamientos. Pero, ¿pueden homologarse ambos,
inconsciente y lenguaje? Desde la filosofía podría pensarse que el inconsciente determina el lenguaje, se pretende
anterior. Contrariamente a ello, Lacan señala que el inconsciente no puede ser una conclusión lógica del ser, sino a partir
del lenguaje: es porque alguien habla que puede haber efectos de inconsciente. Es decir, para el psicoanálisis, el
inconsciente necesita como condición previa el lenguaje. De manera que el inconsciente no es constituido, sino una
operación constituyente de ese sujeto, cuando habla.
Sin premisas ontológicas previas, no hay ser de lenguaje previo: el sujeto del inconsciente lo es en la medida en que
habla; pero en la medida que habla, se barra. Es decir, el lenguaje no produce ningún ser; por el contrario, corta al ser al
modo en que la insistencia de la cadena significante provoca la exsistencia vacía.
Acuña destaca que por esta falta en ser hay un movimiento del sujeto del deseo. Es decir, el lenguaje determina el
inconsciente como falta, creando la condición de posibilidad, no de ser, sino de un des ser. Hay complementariedad
entonces entre deseo y falta en ser.
El existencialismo de Sartre supone un saber, la conciencia de sí, que se obtiene también por una experiencia de lenguaje;
de ello se desprende una comunión entre el pensamiento y el ser. Inversamente, el psicoanálisis demuestra que cada vez
que pensamos hay un vaciamiento del ser. Es decir, en la intersección entre el pensamiento y el ser hay un elemento
vacío que es la ex–sistencia. Dicho de otro modo, la ex–sistencia es correlativa a que cuando yo pienso, no soy. El
inconsciente estructurado como un lenguaje es un pensamiento, pero que toca al ser en su ex–sistencia de falta.
Luego introducirá el concepto de verdad en psicoanálisis que Lacan terminará planteando como opuesto a cualquier
tradición filosófica. En los años ´50, Lacan considera que el inconsciente estructurado como un lenguaje es también el
inconsciente de la verdad.
Diferencia entonces la verdad impuesta como correspondencia con la realidad, a modo de enlace de significante y
significado, de aquella verdad producida en una estructura de lenguaje; es decir, por un lado la verdad proveniente de la
filosofía aristotélica, tomada como adecuación entre la realidad y lo que se nombra con el lenguaje, y por otra parte la
verdad como articulación, quiere decir que como producto de intentar nombrar esa realidad, el pensamiento vacía el ser,
provocando su falta.
La verdad articulada en la insistencia de la cadena es un efecto del inconsciente que vacía el ser (en el “Seminario sobre
La carta robada”, Lacan lo demuestra como el pasaje de una carta que deja en falta a cada uno que la posee); sin
embargo, de manera paradójica, esa verdad es positiva con respecto a la falta en ser.
De esta forma, puede pensarse la falta en ser como complemento de una verdad, de tal modo que la verdad inconsciente
se procura como una respuesta lógica a la falta en ser. Como dice Miller, la verdad articulada es la justificación que cada
neurótico le da a su síntoma, es el argumento ontológico de alguien frente a su falta. El concepto de verdad, para el
psicoanálisis, es un efecto segundo a pensar que no hay un ser.
La verdad articulada de Lacan es correlativa a la ausencia de un argumento ontológico en psicoanálisis. El argumento que
introduce la operación analítica, en tanto verdad articulada, es ad hoc; es decir, constituyente, no constituido. Mientras que
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27/4/2018 Insistencia y Ex–sistencia
la verdad como adecuación supone la designación de un referente, por el contrario, la verdad como articulación, supone el
vaciamiento de ese lugar, creando un referente propio en cada articulación.
Concluye afirmando que el vaciamiento en el ser, en tanto que desontologiza, introduce la causa. La verdad articulada
(entre dos significantes) deja un resto que provoca la búsqueda de otra verdad, expresada en una nueva articulación. La
verdad es entonces el efecto parcial de varias articulaciones. Eso es la insistencia. Pero, como se dijo anteriormente, a
mayor insistencia de la cadena significante, más el sujeto se despoja de su ser.
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