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MI PECEPCION DE LA LOGOTERAPIA

La logoterapia parte de una concepción antropológica que considera al hombre


como un ser que busca sentido y lucha por conseguirlo desde lo más hondo de su
naturaleza. No le es suficiente en su vida la satisfacción biopsicologica y social,
sino que alberga dentro de sí la voluntad de realizar en su vida algo cargado de
sentido. Esta es la principal motivación humana. La voluntad de sentido. Esta
concepción constituye uno de los pilares básicos de la construcción teórica de la
logoterapia.
La logoterapia se encuentra dentro de la psicología humanista. La psicología
Humanista se caracterizó por apoyarse en alguna concepción del ser humano de
índole filosófica (con antecedentes que van de Sócrates a la fenomenología y la
filosofía de la existencia y existencialismo), con raíces en Kierkegaard, Nietzsche,
Heidegger, Merleau-Ponty y Sartre, desde donde se abordan temáticas como la
libertad de decisión, la búsqueda de sentido, la experiencia inmediata y la
personalidad como un proceso en desarrollo.
Surgió como reacción al reduccionismo del conductismo y el psicoanálisis ortodoxo
freudiano, dos teorías con planteamientos opuestos en muchos sentidos, pero que
predominaban en ese momento; hay que aclarar que ―contrario al conductismo (de
pensamiento monista, materialista y determinista)― el psicoanálisis se fundamenta
en la filosofía humanista y desde siempre ha pretendido que la persona sea
responsable de sí misma y de su devenir; por tanto, esta última ha dado muchos
aportes al desarrollo de la Psicología humanista. Pretende la consideración global
de la persona y la acentuación en sus aspectos existenciales (la libertad, el
conocimiento, la responsabilidad, la historicidad), criticando a una Psicología que,
hasta entonces, se había inscrito exclusivamente como una ciencia natural,
intentando reducir al ser humano a variables cuantificables (conductismo), o que,
en el caso del psicoanálisis, se había centrado en los aspectos negativos y
patológicos de las personas (la enfermedad humana). Es decir: tanto el
psicoanálisis, como el conductismo, se basaban, principalmente, en tratar al ser
humano como animal, cosa que es, pero no solamente. (El psicoanálisis se centraba
en los instintos y el conductismo en los mecanismos de acción, reacción y refuerzo.)
Por esto, uno de los teóricos humanistas más importantes de la época, el psicólogo
estadounidense Abraham Maslow (1908-1970), quien había incursionado en el
conductismo, denominó a este movimiento la Tercera Fuerza, para mostrar lo que
se proponía con esta corriente: integrar las formas (aparentemente opuestas) en
que se expresaba el quehacer psicológico de la época (conductismo y psicoanálisis)
y dar un paso más allá de las mismas.
Por otra parte, El existencialismo es una corriente filosófica que tuvo su origen en
el siglo XIX y se prolongó aproximadamente hasta la segunda mitad del siglo XX.
Los filósofos existencialistas se centraron en el análisis de la condición humana, la
libertad y la responsabilidad individual, las emociones, así como el significado de la
vida.
No se trata de una escuela filosófica homogénea ni sistematizada, y sus seguidores
se caracterizan principalmente por sus reacciones contra la filosofía tradicional.
Actualmente se consideran tres tipos de "escuelas" existencialistas: el
existencialismo cristiano, el existencialismo agnóstico y el existencialismo ateo.
Nunca existió un acuerdo general sobre la definición de existencialismo. El término
a menudo es visto como una conveniencia histórica que fue inventada para describir
a muchos filósofos, en retrospectiva, mucho después de haber muerto. De hecho,
aunque generalmente se considera que el existencialismo se originó con la obra de
Kierkegaard, fue Jean-Paul Sartre el primer filósofo prominente en adoptar el
término para describir su propia filosofía. Sartre propone la idea de que «Todos los
existencialistas tienen en común la doctrina fundamental de que la existencia
precede a la esencia»2 lo que significa que la consideración más importante para la
persona es el hecho de ser un ser consciente que actúa de forma independiente y
responsable: «la existencia», en lugar de ser etiquetado con roles, estereotipos,
definiciones u otras categorías preconcebidas que se ajustan al individuo: «la
esencia». La vida real de la persona es lo que constituye lo que podría llamarse su
«verdadera esencia» en lugar de estar allí atribuido a una esencia arbitraria que
otros utilicen para definirla.

Según el filósofo Steven Crowell, definir el existencialismo ha sido relativamente


difícil, y argumenta que se comprende mejor como un enfoque general que se utiliza
para rechazar ciertas filosofías sistemáticas, y no como una filosofía sistemática en
sí.
Uno de sus postulados fundamentales es que en el ser humano "la existencia
precede a la esencia" (Sartre), es decir, que no hay una naturaleza humana que
determine a los individuos, sino que son sus actos los que determinan quiénes son,
así como el significado de sus vidas. El existencialismo defiende que el individuo es
libre y totalmente responsable de sus actos. Esto incita en el ser humano la creación
de una ética de la responsabilidad individual, apartada de cualquier sistema de
creencias externo a él.

En líneas generales el existencialismo busca una ética que supere a los moralismos
y prejuicios; esto, al observador neófito puede resultarle contradictorio, ya que la
ética buscada por el existencialismo es una ética universal y válida para todos los
seres humanos, que muchas veces no coincide con los postulados de las diversas
morales particulares de cada una de las culturas preexistentes.
La fenomenología es una corriente filosófica, muy amplia y diversa, por lo que
difícilmente valdrá una sola definición para todas sus vertientes. Sin embargo, es
posible caracterizarla como un movimiento filosófico que llama a resolver todos los
problemas filosóficos apelando a la experiencia intuitiva o evidente, que es aquella
en la que las cosas se muestran de la manera más originaria o patente. Por eso las
diferentes vertientes de la fenomenología suelen discutir constantemente sobre qué
tipo de experiencia es relevante para la filosofía y sobre cómo acceder a ella. De
ahí también que todas ellas se suelan apropiar del lema "¡A las cosas mismas!", que
aplica en realidad para todo conocimiento científico en tanto que conocimiento que
apela a la experiencia evidente.
Aunque el término «fenomenología» fue usado muchas veces en la historia de la
filosofía antes de Edmund Husserl (1859-1938), el uso moderno de la palabra está
ligado explícitamente al método y proyecto filosófico que éste denominó
fenomenología trascendental.

El uso posterior del término está basado principalmente en la fenomenología de


Husserl o relacionado críticamente con ella. A continuación se presenta una lista
cronológica de pensadores importantes en el desarrollo de la fenomenología, con
comentarios breves sobre sus contribuciones:
Considero aplicable la Logoterapia, ya que constituye algo más que un conjunto de
técnicas. Es un medio de la relación de encuentro entre terapeuta y paciente,
orientador y persona que solicita la ayuda.
De esta forma el cambio terapéutico no es fruto tanto de una técnica (o, al menos,
no solo de esta) como el resultado de la relación terapéutica en todos sus
componentes, principalmente, la relación humana, existencial.

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