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LA COSA ESCRITA.
MATERIALISMO Y LENGUAJE EN
MAURICE BLANCHOT
Noelia Billi*
Resumen
Abstract
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Derrida, J., Spectres de Marx, Galilée, Paris, 1993. Sobre el materialismo en particular, también
debe tenerse en cuenta lo publicado en Positions (Minuit, Paris, 1972). Para tener un panorama de
las repercusiones de la publicación de Spectres de Marx, cfr. de Peretti, C. (ed.), Espectrografías (desde
Marx y Derrida), Trotta, Madrid, 2003 y Sprinker, M. (ed.), Ghostly Demarcations (A Symposium
on Jacques Derrida’s Specters of Marx), Verso, London/New York, 1999.
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problemas cuando apenas los estaba adivinando a través del tráfico de sus
clasificaciones. Sin dejar de reivindicar la lucha y la activación política
que ha confluido históricamente en el pensamiento marxiano, Derrida
introduce un desplazamiento fundamental al transformar el “espíritu”,
que corroe como un trauma al cuerpo de Occidente (es decir, como una
lesión imposible de elaborar), en un “espectro”. Medium privilegiado de
lo falso, de lo perimido, de lo muerto, de lo que retorna sin terminar
de fina(liza)r, el espectro será el operador de la deconstrucción del
binarismo que todavía (todavía hoy) reside en el corazón mismo de la
filosofía que históricamente más se ha preocupado por deshacerse de las
ilusiones, de los encubrimientos interesados. En una lectura que ataca
de frente una de las distinciones básicas de los marxismos en vigencia,
la distinción entre lo que aparece y lo que es, Derrida arruina la tendencia
teleológica del materialismo implantando allí en el propio texto marxiano
la posibilidad imposible del acontecimiento. Dicho de otro modo, al
deconstruir la pretendida subordinación de la fenomenología de lo que
acontece a una ontología de fines predeterminados (alcanzables o no),
Derrida problematiza irreversiblemente la subordinación de los relatos
histórico-sociales al reino del “Espíritu” (o de la Historia, con mayúscula,
un equivalente del Espíritu): introduciendo una temporalización en la
ontología, y debido a su carácter no dialéctico, brinda las herramientas
para introducir el acontecimiento en el pensamiento de una política
de bases materialistas3. Este movimiento, que puede parecer sencillo e
incluso una perogrullada, sin embargo es muy complicado de sostener en
la dimensión conceptual y en la de lo efectual político, porque implica un
modo de pensar la “revolución” que la extrae de la esfera de lo calculable y
le impide formar parte prevista de un proyecto. Si nos remitimos al nivel
ontológico, el acontecimiento supone la afirmación y la coexistencia de,
por una parte, la novedad radical (lo imposible de prever y de calcular)
y, por la otra, la asunción de las condiciones de imposibilidad de dicho
3
Como bien recordaba Althusser (cfr. Filosofía y marxismo, Siglo XXI, México, 1988, pp. 20-22),
el “materialismo dialéctico” fue una invención de Engels acerca de la cual Marx no se pronunció.
Agrega el autor: “Una verdadera concepción materialista de la historia implica el abandono de la
idea de que la historia está regida y dominada por leyes que basta conocer y respetar para triunfar
sobre la anti-Historia” (ibid., p. 22).
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Cfr. Althusser, L., Para un materialismo aleatorio, Arena, Madrid, 2002, y sobre esto último,
Filosofía y Marxismo, ed. cit., pp. 19-39.
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Cfr. Bident, Ch., Maurice Blanchot. Partenaire invisible, Champ Vallon, Seyssel, 1998; Hill,
L., Blanchot. Extreme Contemporary, Routledge, London/New York, 1997.
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L’Arche es una publicación periódica de corte independentista impulsada por los argelinos.
Critique es una revista dirigida por G. Bataille. Cfr. Hill, L., Blanchot…, ed. cit., pp. 10-17.
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Blanchot, M., “Le Livre existera toujours” (lettre à Ilija Bojovic), Europe, n° 940-941, août-
septembre 2007, p. 15 (la traducción al español de todas las obras citadas en francés fueron realizadas
por mí, N. B.).
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Comment la littérature est-elle possible?, José Corti, Paris, 1942. El texto se compone de tres
artículos publicados durante 1941 en el Journal des débats. Dos de ellos serían publicados también
en: Faux pas, Gallimard, Paris, 1943, pp. 92-101.
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R. Schleifer emprende un estudio de gran alcance que apunta a la justificación y desarrollo de
un materialismo “intangible” que pueda dar cuenta de la ontología materialista que puede plantearse
a partir de una perspectiva “informacional” del lenguaje. Cfr. del autor, Intangible materialism, The
Body, Scientific Knowledge, and the Power of Language, University of Minnesota Press, Minneapolis/
Londres, 2009.
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Cfr. el estudio y crítica de Lévinas al dominio que supone la visión elevada a grilla de inteligi-
bilidad en la metafísica: Lévinas, E., Totalité et Infini, Essai sur l’extériorité, M. Nijhoff, La Haya,
1961.
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Me refiero a la división clásica que se sostiene desde la Grecia antigua, según la cual las artes
superiores son aquellas cuya experiencia se hace sobre todo a través de la vista y el oído, mientras
que las artes menores ocupan especialmente el gusto, el tacto y el olfato. Por supuesto, esto es una
consecuencia de la previa clasificación de los sentidos en superiores y menores.
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Blanchot, M., Faux pas, ed. cit., p. 9.
16
Ibid., pp. 10-11.
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17
Blanchot, M., Le livre à venir, Gallimard, Paris, 1959, col. Folio essais, p. 271.
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Ibid., 267.
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Ibid., 282.
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Idem.
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Ibid., 283.
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Cfr. ibid., pp. 286-295. Refiriéndose a L’Innommable, Blanchot dirá que allí se trata de la “ex-
periencia vivida bajo la amenaza de lo impersonal, aproximación a una palabra [parole] neutra que
se habla sola, que atraviesa a aquel que la escucha, que es sin intimidad, excluye toda intimidad,
y que no se puede hacer callar, pues es lo incesante, lo interminable. [… A]quel que escribe ya
no es Beckett, sino la exigencia que lo ha arrastrado fuera de sí, lo ha desposeído y desasido, lo ha
librado al afuera, haciendo de él un ser sin nombre, lo Innombrable, un ser sin ser que no puede
ni vivir ni morir, ni cesar ni comenzar, el lugar vacío en que habla la desobra de una palabra vacía
y que recubre bien que mal un Yo [Je] poroso y agonizante” (p. 290).
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Así pues, si “las palabras tienen su sentido en tanto sustitutos de una idea, pero también en
tanto composición de sonidos y realidad física; las imágenes se significan como imágenes y los
pensamientos afirman la doble necesidad que los asocia a ciertas expresiones y los hace pensamientos
de otros pensamientos. Es entonces que puede decirse que todo lo escrito tiene para aquel que lo
escribe el mayor sentido posible, pero también aquel sentido que es un sentido ligado al azar, que
es el no-sentido”, Blanchot, M., Faux pas, ed. cit., p. 23.
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Blanchot, M., Le livre à venir, ed. cit., p. 320.
25
Ibid., p. 320, n. 1.
26
Ibid., p. 320.
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Ibid., p. 321.
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Idem.
29
Ibid., p. 322.
30
Idem.
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Blanchot se cuida aquí, una vez más, de tomar distancia de la interpretación heideggeriana de
los versos de Hölderlin que resuenan con los dichos de Mallarmé (“…poéticamente el hombre
mora [demeure]” y “Pero lo que permanece [demeure], lo fundan los poetas”; Le livre à venir, ed.
cit., p. 324) y que el filósofo alemán examinó con detalle en sendas conferencias. Cfr. del autor:
“Hölderlin y la esencia de la poesía” (1936) en: Arte y Poesía, Fondo de Cultura Económica, Buenos
Aires, 1992; “... Poéticamente Habita El Hombre...” (1951) en: Conferencias y artículos, Serbal,
Barcelona, 1994 y “El cielo y la tierra de Hölderlin” (1959) en: AA. VV., Interpretaciones de la poesía
de Hölderlin, Ariel, Barcelona, 1983, pp. 163-192.
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Retomamos así la caracterización foucaultiana de las heterotopías, aquellos “contraespacios”
que pueden ser utilizados como hilos conductores en una analítica general del espacio, toda vez
que su actividad de impugnación revela tanto sus formas ‘normales’ como la institucionalización
social de sus fugas. Cfr. Foucault, M., El cuerpo utópico. Las heterotopías, Nueva Visión, Buenos
Aires, 2010.
33
Blanchot, M., Le livre à venir, ed. cit., p. 325.
34
Ibid., p. 328.
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Bibliografía
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