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Tema 1.

Sistemas procesales

Objetivo general.
A lo largo de este tema, usted podrá:

• Conocer e identificar las principales características de los sistemas


procesales acusatorio, inquisitivo y mixto, así como la reforma
constitucional de 18 de junio de 2008 en materia penal que propone un
sistema procesal penal de corte acusatorio, adversarial y oral.

Introducción
Los sistemas procesales, sobre todo los de carácter penal, históricamente han
surgido como formas para solucionar conflictos. La evolución de una sociedad
puede medirse en el grado en que crea normas, instituciones y designa funciones
para la adecuada solución de los problemas que suceden al interior de cualquier
sociedad, con arreglo a los valores y la ideología que priva en esa época.

Identificar los orígenes de los sistemas procesales como metodologías para la


resolución de conflictos, así como el funcionamiento y características de nuestro
sistema procesal penal, ayudarán a comprender la importancia y el impacto de
una reforma como la constitucional de 18 de junio de 2008 que establece un
sistema procesal penal de corte acusatorio, adversarial y oral.

El sistema jurídico mexicano establece que nadie puede hacerse justicia por
propia mano, por lo que se ha creado todo un sistema para que, quien sienta que
sus derechos han sido vulnerados en alguna forma, pueda acudir a las instancias
correspondientes para solicitar la restitución de sus derechos. A partir 2008, se
reformaron varios artículos de la Constitución Política de los Estados Unidos
Mexicanos, mismos que ahora establecen un sistema procesal penal de corte
acusatorio, adversarial y oral. Eso supone una transformación profunda en el
sistema de justicia penal, en las siguientes líneas se explicarán los aspectos
históricos más importantes de los sistemas procesales y de la reforma
constitucional de 2008, así como del nuevo sistema procesal penal que se deriva
de esta reforma, del cual podemos formular las siguientes preguntas:

¿Cómo y para qué surgen los sistemas procesales?, ¿cuál es su


finalidad?, ¿qué características tienen los sistemas procesales
que históricamente han existido?, ¿de qué forma impacta la
reforma constitucional de 18 de junio de 2008 en nuestro
sistema procesal penal?

1

Antecedentes históricos de los sistemas procesales
La necesidad de contar con formas de solucionar conflictos es tan antigua como la
humanidad. Desde la ley del más fuerte –auto tutela- hasta los mecanismos
héterocompositivos -juicios ante tribunales- encontramos diversas formas para
lograr dicho objetivo. Revisemos la evolución que han sufrido estas formas de
solucionar conflictos, veamos el recorrido de diferentes culturas y épocas que nos
muestran este camino.

Egipto

En el antiguo Egipto se emitió como regla para los jueces: Sólo aquél que es
capaz de escuchar, es también capaz de juzgar1. Por tanto, se exhortaba al juez
para que al emitir su sentencia no se incline hacia alguna de las partes, sino hacia
la justicia. Esto muestra que la base de la justicia es poder escuchar y captar con
todos los sentidos lo que las partes tienen que decir y con base en ello emitir una
decisión.

(2) Abu Simbel en el corazón de Nubia

Babilonia

En la antigua Babilonia –una potencia militar y comercial- se establecieron reglas


para poder llevar a una persona ante las autoridades y pedir justicia. La Ley del
Talión señalaba: Si el acusador no probaba la acusación sufría la pena que
hubiera correspondido al delito acusado2. Lo que implicaba que no podía activarse
la maquinaria estatal para caprichos o falsas acusaciones. Asimismo, se permitía
la acción popular en delitos considerados como públicos (homicidio, fraudes en
pesas y medidas, delitos militares). Al margen del juicio existía la posibilidad de la
composición privada.

1
García Silva, Gerardo, El nuevo sistema de justicia penal. Fundamentos, alcances y perspectivas,
Editorial Porrúa, Segunda edición, México, 2014, p. 8.
2
El nuevo sistema de justicia penal. Fundamentos, alcances y perspectivas, Editorial Porrúa,
Segunda edición, México, 2014, Ob. Cit., p. 18.

2

También, se emitieron una serie de recomendaciones a los jueces en lo que es
considerado como el primer Código Penal de la historia, nos referimos al Código
de Hamurabi. En él se encuentran escritas casi 282 leyes con objeto de regir las
decisiones de los jueces.

(3) Código de Hammurabi

Grecia

En la antigua Grecia encontramos el típico proceso de corte acusatorio, en el que


el particular debía llevar al acusado ante los dikastae –especie de jueces jurado- y
exponer la acusación ante ellos en forma oral, asimismo, el acusado debía tratar
de defenderse como pudiera. Es célebre entre los juicios griegos el proceso
seguido en contra de Sócrates.

(4) La muerte de Sócrates

Roma

En Roma, en un principio el proceso era típicamente inquisitivo -no había partes ni


procedimiento legal específico-, con el tiempo y la influencia de los pueblos
germánicos adquirirá aspectos de un sistema acusatorio. El proceso poco a poco
fue derivando hacia el sistema acusatorio, el cual alcanzó su esplendor en la

3

“época republicana”. Con la Ley Calpurnia, puede decirse que se establece el
proceso típicamente acusatorio. El proceso iniciaba con la acusación, el acusador
debía sostener la acusación durante todo el proceso y aportar pruebas de cargo.

Con la invasión germánica, se introdujo al sistema romano un nuevo proceso,


también de carácter acusatorio, basado en ordalías o juicio de Dios. Se citaba
testigos, se convocaba a reunión de la asamblea, se formulaba la acción, se
buscaba la posible confesión o, en caso contrario, la prueba de expurgación a
cargo del acusado, ordalías o conjuradores que apoyasen la versión del acusado e
incluso el duelo o combate judicial. Al igual que en Grecia, en Roma encontramos
ejemplos de la forma en que se desarrollaba el proceso penal, que podemos ligar
con la vida de Marco Tulio Cicerón.

(5)Marco Tulio Cicerón

España

La península Ibérica, que fue colonia romana, recibió de ésta su influencia jurídica.
España conoció las mismas formas de juicio que el resto de Europa; el duelo o
combate judicial y el proceso romano acusatorio que se utilizaba en las colonias.
Con la invasión de los bárbaros, se introdujo el proceso germánico, de tipo
acusatorio, más tarde aparecerán los nuevos modos de inquisición, como las
pesquisas.

En los Fueros Municipales también se recogió un proceso penal acusatorio, sin


diferenciarse del procedimiento civil. En el Fuero Juzgo se hacía por medio del
tormento o el juramento. En las Partidas, coexistieron tanto el proceso acusatorio
como el inquisitivo. Un ejemplo de los juicios durante esta época en España, lo
encontramos en el Capítulo XLV de “Cómo el gran Sancho Panza tomó la
posesión de su ínsula, y del modo que comenzó a gobernar”, de la inmortal obra
de Miguel de Cervantes Saavedra, El Quijote de la Mancha.

4

(6) Don Quijote de la mancha y Sancho Panza

Edad Media

Durante toda la Edad Media, se va a llevar a cabo una transformación por


evolución e incorporación, de nuevas técnicas del proceso o procesos acusatorios,
hacia un modelo de carácter inquisitivo, que en cierta medida enlaza de la época
romana.

Los instrumentos de este nuevo proceso fueron:

La supresión de la figura del acusador

La cada vez mayor intervención del procurador


o representante del rey y de su hacienca en el proceso penal

El sistema de pruebas tasadas

El secreto de la instrucción, con la consiguiente indefensión del reo y la tortura

El juez dejó de ser juez, para converBrse en un perseguidor de delincuentes

(7) Escena de la Inquisición

5

Baja Edad Media

Durante esta época se prohibieron las ordalías y se construyó dogmáticamente la


base teológica del proceso inquisitivo. Este podía iniciarse por simple denuncia,
sin previa acusación. Los inquisidores redactaban por escrito las declaraciones
testifícales que recogían en secreto. Si no había prueba suficiente, se requería la
confesión, que había de intentarse mediante el uso de la tortura. Se hacía saber al
acusado las declaraciones de los testigos, para que pudiera proponer otros y,
previo debate público, se dictaba sentencia por un tribunal colegiado del que
formaba parte el juez inquisidor. A veces, éste decidía con el parecer no vinculante
de los demás miembros del tribunal.

Sistemas procesales

Históricamente se puede decir que se han desarrollado básicamente dos sistemas


procesales; el inquisitivo y el acusatorio, algunos más mencionan el sistema mixto,
sin embargo, no hay acuerdo sobre este último. A continuación, se comentarán
algunos aspectos generales de cada sistema.

Sistema Inquisitivo

El Sistema Inquisitivo, data del Derecho Romano desde la época de Diocleciano y


se propaga por Europa hasta alcanzar institucionalidad en el siglo XVII, bajo los
auspicios de Bonifacio VIII y en Francia en 1670 con Luis XIV; la privación de la
libertad depende de que quien detenta la autoridad, se hace uso de la tortura para
obtener confesiones; se reciben denuncias anónimas; el proceso es escrito y
secreto y quien juzga no tiene limitaciones, respecto de las investigaciones; por lo
que la defensa era prácticamente nula. Este sistema fue adoptado por la Santa
Inquisición.

(9) Auto de Fe

Una característica del Sistema Inquisitivo, dice Fernando Arilla Bas, es cuando se
trata de un proceso en el que el juez tiene facultades para iniciar de oficio una
investigación y allegarse todos los medios de prueba que estime convenientes o
necesarios3 (García: 20014: 95).


3
Ibídem, p. 95.

6

Manuel Rivera Silva explica el Sistema Inquisitivo, diciendo que sus características
son las siguientes:

…que la acusación es de oficio, el acusador se identifica, pero


ante el juez […] las acusaciones podían ser anónimas, la
Defensa se encuentra entregada al juez (luego entonces, lo
anterior significa que el juez decidía la forma y las pruebas con
que se iba a defender el acusado, pues no tenía defensor; por
lo que la acusación, la defensa y la decisión se concentraban en
el juez) el valor probatorio estaba tasado, se buscaba
afanosamente una prueba plena, utilizando, inclusive para ello
el tormento (García, 2014: 95).

Cesar San Martín Castro señala que el carácter esencial del proceso inquisitivo
es:

…el predominio absoluto del juez, que es al mismo tiempo


acusador, contra un acusado colocado en situación de
desigualdad. Se estimó que existe un interés público en la
persecución del delito, pero se unificó en una misma persona, el
juez, las funciones de acusación y enjuiciamiento (García,
2014:95).

13acusacion_u1
(10) [Enjuiciamiento]

En resumen, las características del sistema inquisitivo son las siguientes:

Señala Cesar San Martín Castro que el carácter esencial del sistema
acusatorio, es que configura el proceso como una contienda entre partes
iguales frente a un juez imparcial supra partes en el que en una primera
etapa se consideró que únicamente el ofendido por el delito podría ser
quien formulara la acusación, lo que posteriormente se consideró podría
ser realizado por cualquier miembro del pueblo –ya que la ofensa se
cometía contra la sociedad- y en una siguiente etapa esa facultad pasaría
al Estado conforme al principio de legalidad (García, 2014: 100).

Respecto del sistema acusatorio Colín Sánchez señala:

En la actualidad ha sido adoptado por aquellos países


organizados bajo el régimen democrático y sus características
son las siguientes: los actos esenciales no residen en una sola

7

persona […] se encomiendan a personas distintas, los actos y
acusación residen en el Ministerio Público, los actos de defensa
en el Defensor […] y los actos de decisión, en los órganos
jurisdiccionales […] existe un órgano de Estado como titular de
la acción penal de tal manera que si ésta no ha sido ejercitada,
no es posible […] la existencia del proceso. La libertad de las
personas está asegurada por un conjunto de garantías
instituidas legalmente y sólo admite las excepciones que las
exigencias procesales requieren […] por ende imperan los
principios de igualdad, moralidad, publicidad y concentración de
los actos procesales, correspondiendo la aportación de las
pruebas a las partes y la valoración de las mismas, al órgano
jurisdiccional4.

Para Manuel Rivera Silva, las características del sistema acusatorio son las
siguientes:

Se da una distinción entre las partes, juez, acusador y defensor,


la acusación no es oficiosa, (en donde no hay acusador no hay
juez); el acusador puede ser representado por cualquier
persona; existe libertad de prueba en la acusación […] la
defensa no está entregada al juez; el acusado puede ser
patrocinado por cualquier persona; existe libertad de defensa; el
juez tiene exclusivamente funciones decisorias, que se
expresan de la siguiente manera: la instrucción y el debate son
públicos y orales […]5(García, 2014: 100)

En resumen, las principales características del sistema acusatorio son:


4
Ibídem, p. 100.
5
Idem.

8

La jurisdicción se ejerce por tribunales populares (legos)

La acción penal es popular, ejercida por su persona u órgano disBnto del jurisdiccional, siendo que su ejercicio es indispensable para
la realización del proceso

Las posiciones en el sistema acusatorio actúan en contradicción e igualdad de oportunidades y con posibilidad de contradicción

El juez Bene restringidad las facultades de dirección procesal contenida

Rige el principio de presunción de inocencia y, por ende, la libertad del sujeto durante la tramitación del proceso

Las pruebas deben ser introducidas por las partes

Rige el principio de libre apreciación judicial

Los principios que rigen el proceso son la oralidad, la inmediación, la concentración y la publicidad

El sistema acusatorio es uniinstancial, esto es que no cabe recurso contra la sentencia

Sistema Mixto

El sistema mixto surge con posterioridad a la Revolución Francesa y representa


una ruptura con el sistema acusatorio y el sistema inquisitivo, pues se considera
que la persecución judicial de los delitos no es un derecho de los particulares y el
juez no puede ser al mismo tiempo acusador.

Sus principales características son:

9

La separación entre la función de acusar, la de instruir y la de juzgar,
confiadas a órganos distintos, esto es, al Fiscal, al Juez de Instrucción y al
Tribunal con jurado, respectivamente.

Excepto para el Tribunal con jurado, rige el principio de la doble instancia.

También rige el principio del Tribunal colegiado.

La jusBcia está a cargo de jueces profesionales, excepto cuando interviene el jurado.

La prueba se valora libremente.

Como puede observarse, la evolución de los sistemas procesales va en función no


sólo de buscar los objetivos que tradicionalmente se ha fijado:

Que se Que el delito


CasBgar al Proteger al
repare el no quede
culpable inocente
daño impune

10

Hoy en día es imposible considerar un sistema procesal que busque estos
objetivos violando derechos fundamentales de las partes, o como señala Luigi
Ferrajoli:

Lo que diferencia al proceso del acto de tomarse justicia por la


propia mano o de otros métodos bárbaros de justicia sumaria es
el hecho de que éste persigue […] dos finalidades diversas: el
castigo de los culpables y, al mismo tiempo, la tutela de los
inocentes […] la historia del proceso penal puede ser leía como
la historia del conflicto entre ambas finalidades, lógicamente
complementarias pero contrastantes en la práctica. Podemos,
en efecto, caracterizar el método inquisitivo y el método
acusatorio según el acento que el primero pone sobre una y que
el segundo pone sobre la otra… 6

El proceso penal busca conocer la verdad detrás de cada conflicto o, por lo


menos crear la convicción psicológica en el juzgador de que la ha encontrado, por
ello, es importante la forma de buscar la verdad:

…si queremos encontrar la verdad de los hechos


conflictivos, la forma de buscarla es medular. Por ello,
no podríamos estar más alejados de la realidad si
pensáramos que las maneras coactivas, rápidas y
ausentes de garantías nos conducen a la verdad, por
ejemplo; la tortura, el engaño, el secretismo. La única
forma de conocer la verdad es escuchando de forma
libre y espontánea a todas las partes que se
encuentren involucradas en un conflicto (García, 2014:
94).

El sistema procesal en México

Históricamente el sistema procesal mexicano ha estado ligado al modelo europeo


continental y ha recibido la influencia de los sistemas tanto inquisitivo, acusatorio y
mixto. Particularmente, hasta antes de la Constitución de 1917, el sistema
procesal era mixto; con jueces de instrucción quienes tenían bajo su mando a la
policía. A partir de que Venustiano Carranza propusiera la separación orgánica del
Ministerio Público del ámbito del Poder Judicial como ente encargado de la
investigación y persecución de los delitos, el diseño del sistema procesal penal es
acusatorio –es decir, con división de funciones-, sin embargo, las atribuciones del
Juez de Instrucción, particularmente durante la etapa de investigación –en la que
practicaba medios de prueba en lugar de fuentes de prueba- se las quedó el
Ministerio Público, lo que fue deteriorando su capacidad de investigación y que


6
Ibídem, p. 94.

11

representaba para el procesado un hándicap muy difícil de superar en el proceso,
tal y como lo describe el doctor Héctor Fix Zamudio:

En México, al igual que en los sistemas mixtos, las actividades


del acusador gozan de una presunción de veracidad y los datos
recabados tienen el estatus de prueba virtualmente plena. La
averiguación previa integrada por el Ministerio Público rara vez
puede ser desvirtuada en sede jurisdiccional por la defensa; de
ahí que esa práctica instala en los hechos una presunción de
culpabilidad, en lugar de una presunción de inocencia. La
consecuencia más grave de esto, más allá de las injusticias
perpetradas a personas concretas, es que se han atrofiado las
capacidades de investigación del Ministerio Público. Muy poco
le interesa al Ministerio Público investigar profesionalmente los
casos cuando tiene la posibilidad de integrar unilateralmente un
expediente cuyos datos se presumirán ciertos y prosperarán sin
ser efectivamente debatidos. Además, como el Ministerio
Público realiza sus actuaciones por escrito, esto limita toda
posibilidad de control respecto de la calidad de la información,
pues los juzgadores la asumen como cierta.

Y, de hecho, la investigación empírica disponible nos confirma


que, en efecto, las sentencias de los jueces penales, en sus
contenidos prácticamente calcan el contenido de las
averiguaciones previas. En estas condiciones no necesita el
Ministerio Público procurar una investigación profesional que
después pudiera resistir un efectivo debate en el juicio, pues no
habrá tal. Aún con una investigación débil, el Ministerio Público
obtendrá una sentencia condenatoria en nueve de cada diez
casos. Así, no tenemos en nuestro país un juicio, sino una
simulación de juicio7.

Estudio del artículo 20 Constitucional

Para los efectos de la revisión del impacto de la reforma constitucional de 18 de


junio de 2008, vamos a concentrarnos en la, prácticamente reelaboración del
artículo 20 Constitucional, que es el que da la pauta para la reestructuración del
sistema procesal penal hacia uno preponderantemente acusatorio.

Artículo 20:

Apartado A. Principios del proceso


El proceso penal será acusatorio y oral. Se regirá por los principios de
publicidad, contradicción, concentración, continuidad e inmediación.


7
Ibídem, p. 98.

12

Comentario
En el encabezado del artículo 20 se establecen las características
que tendrá el proceso penal —acusatorio y oral—. De éstas se
desprende, por ejemplo: a la obligación de la autoridad, de sostener
la acusación, al tiempo que la oralidad es considerada como una
característica del sistema, abandonando la “metodología de
expediente” y estableciendo la “metodología de audiencia” como
forma de establecer los hechos, base de la decisión del juzgador.
Asimismo, se regirá por los principios de publicidad, contradicción,
concentración, continuidad e inmediación, que, junto con la oralidad,
son los fundamentos para el debate durante las audiencias que
conforman en nuevo sistema procesal.

I. Objeto del proceso penal


Fracción I:
El proceso penal tendrá por objeto el esclarecimiento de los
hechos, proteger al inocente, procurar que el culpable no
quede impune y que los daños causados por el delito se
reparen;

Comentario
Sin duda es encomiable el objeto del proceso penal —el
esclarecimiento de los hechos, proteger al inocente, procurar que
el culpable no quede impune y que los daños causados por el
delito se reparen—. Sin embargo, hay que destacar que en la
búsqueda de este objetivo —búsqueda histórica— se trata de una
cuestión no sólo de fines, sino de medios. El método inquisitivo,
privilegia la consecución de estos objetivos a costa de los
derechos fundamentales del gobernado. El sistema acusatorio
equilibra y favorece los derechos de las partes, basado en dos
pilares fundamentales; la presunción de inocencia y la libertad.
Así, el proceso penal, se constituye en una metodología para
resolver conflictos, pero sobre bases democráticas que respeten y
maximicen derechos fundamentales de las partes, acorde con los
postulados internacionales en la materia.

II. Principio de inmediación.


Fracción II:
Toda audiencia se desarrollará en presencia del juez, sin que
pueda delegar en ninguna persona el desahogo y la
valoración de las pruebas, la cual deberá realizarse de manera
libre y lógica;

Comentario
El principio de inmediación, es un requisito fundamental de la metodología de
audiencias que propone el nuevo proceso penal. El principio de inmediación
deriva necesariamente de la oralidad y determina la relación directa que
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debe existir en el debate entre el juez o tribunal, las partes del proceso y los
medios de prueba.

Consecuentemente, este postulado implica la recepción de la prueba y el


alegato de las partes en forma originaria, sin interposición de cosa o persona
alguna, entre el juez y la prueba o las partes o, mejor dicho: “este principio
indica que el juzgador se vincula con las partes, dirige el proceso y presencia
personalmente la práctica de las pruebas en la audiencia”8.

Motiva también el principio de inmediación la necesidad de que el juez


tome conocimiento de las pruebas en su estado natural, razón por la cual
éstas no deben llegar alteradas por ningún influjo extraño a su naturaleza.
Así pues, el principio de inmediación supone que: el juzgador y las partes
deberán estar presentes en el desahogo de las audiencias orales. Se
complementa con el principio de publicidad al plantear un proceso
transparente y de cara a la sociedad. El juzgador aplica todos sus
sentidos a fin de captar el actuar psicológico, el lenguaje corporal y la
personalidad de todos los intervinientes en el debate. Ello facilita la
comprobación, coherencia y veracidad de todos los medios de prueba
que se han planteado, llegando de una manera mucho más completa a
la valoración y convencimiento de la verdad material9.

III. Pruebas.
Fracción III:
Para los efectos de la sentencia sólo se considerarán como prueba aquellas
que hayan sido desahogadas en la audiencia de juicio. La ley establecerá las
excepciones y los requisitos para admitir en juicio la prueba anticipada, que
por su naturaleza requiera desahogo previo;

Comentario
Una de las consecuencias de la desformalización de la etapa de investigación es
que lo obtenido durante ella, solamente podrá ser considerado como prueba
siempre y cuando sean presentadas y desahogadas en la audiencia de juicio bajo
los principios de igualdad y contradicción. Con esto se acaba con la práctica de
“medios de prueba” que en los hechos son desahogados sin mayor contradicción
bajo el sistema procesal semi inquisitivo. Asimismo, de acuerdo con la doctrina se
acepta que en casos en que, por las condiciones bajo las cuales se haya obtenido
ésta, no se pueda asegurar su reproducción en la etapa de juicio, se permita su
práctica anticipada, tratando de asegurar en todo momento las condiciones de
contradicción y la salvaguarda de los derechos de las partes —testimonio de
testigos en peligro de fallecer o que viven en otra localidad o país, substancias que
al ser analizadas se consuman, etcétera—.


8
véase Técnicas del Juicio Oral en el Sistema Penal de Nuevo León, op. cit., p. 24.
9
Vázquez González de la Vega, Cuauhtémoc, Hacia el cambio de paradigma en los
procedimientos penales, op. cit., p.160.

14

IV. Principio de Imparcialidad.
Fracción IV:
El juicio se celebrará ante un juez que no haya conocido del caso
previamente. La presentación de los argumentos y los elementos
probatorios se desarrollará de manera pública, contradictoria y oral;

Comentario
Uno de los derechos fundamentales para poder hacer efectivo el debido proceso
es el que el sistema establezca un sistema de tribunales y jueces imparciales. La
esencia de un sistema acusatorio radica precisamente en que las partes están
perfectamente diferenciadas y equilibradas —un fiscal, un defensor y el inculpado
y un juez— de ahí la importancia de que los jueces mantengan su imparcialidad, lo
que les da su auctoritas para emitir una resolución que sea aceptada por las
partes.

Moisés Moreno señala que el sistema procesal debe garantizar la imparcialidad


del juzgador, como requisito esencial del sistema acusatorio y que tiene que ver
con la independencia judicial, y permitirle una apreciación más libre de las pruebas
introducidas en el proceso por las partes, pues como señala César San Martín
castro: “la imparcialidad judicial garantiza una limpia e igualitaria contienda
procesal, permite al juez desempeñar un papel supra partes. Su fin último es
proteger la efectividad del derecho a un proceso con todas las garantías”10.

En este aspecto y en el contexto de un sistema acusatorio, se prevé que deberá


existir un Juez de Control, en la etapa de investigación para los efectos de
cualquier medida que vulnere las garantías del gobernado, así como para
establecer si existen elementos para someter un caso a juicio y un juez -colegiado
o unipersonal- para el juicio oral, que deberá ser distinto del que conoció de la
investigación, para no ser contaminado con las actuaciones realizadas -
comprometer su imparcialidad en el caso-, así como uno que vigile y se pronuncie
sobre los aspectos relacionados con la ejecución de sanciones -Juez de ejecución
de sanciones-.

V. Carga de la prueba.
Fracción V:
La carga de la prueba para demostrar la culpabilidad corresponde a la parte
acusadora, conforme lo establezca el tipo penal. Las partes tendrán igualdad
procesal para sostener la acusación o la defensa, respectivamente;

Comentario
Un principio de la argumentación jurídica es que: “quien afirma, está obligado a
probar”. La historia de los sistemas procesales muestra que no es menor esta
exigencia toda vez que el sistema procesal, no puede operar bajo caprichos o
bases subjetivas. Además de considerar la división de funciones que implica que
sea un sujeto procesal distinto del que tenga que juzgar los hechos y pruebas

10
Derecho Procesal Penal, op. cit., p. 94.

15

desahogados en su presencia de acuerdo con las exigencias establecidas en la
normatividad secundaria. Esta carga, debe poder generar objetividad respeto de la
convicción de la culpabilidad del imputado y destruir la presunción de inocencia
que está establecida a favor de éste, lo que implica la capacidad técnica del
Ministerio Público para establecer la teoría del caso a su favor y que para la
Defensa implicará una carga, siempre y cuando ejerza una defensa activa o refute
parte de la acusación del Ministerio Público en igualdad de condiciones
procesales.

VI. Principio de contradicción.


Fracción VI:
Ningún juzgador podrá tratar asuntos que estén sujetos a proceso con
cualquiera de las partes sin que esté presente la otra, respetando en todo
momento el principio de contradicción, salvo las excepciones que establece
esta Constitución.

Comentario
Una práctica común bajo el signo procesal semi inquisitivo son los llamados
alegatos de “oídas”, es decir, la práctica de las partes de acudir por su cuenta y
por separado para “hablar” con el juzgador, en su despacho, sin la presencia de la
contraria para plantear su asunto. Esta práctica genera desconfianza en la
imparcialidad del juzgador. Por ello, se establece que cualquier planteamiento que
las partes deseen formular, deberá de ser en el formato de audiencia, con la
presencia de la contraria.

VII. Procedimiento abreviado.


Fracción VII:
Una vez iniciado el proceso penal, siempre y cuando no exista oposición del
inculpado, se podrá decretar su terminación anticipada en los supuestos y
bajo las modalidades que determine la ley. Si el imputado reconoce ante la
autoridad judicial, voluntariamente y con conocimiento de las
consecuencias, su participación en el delito y existen medios de convicción
suficientes para corroborar la imputación, el juez citará a audiencia de
sentencia. La ley establecerá los beneficios que se podrán otorgar al
inculpado cuando acepte su responsabilidad;

Comentario
Una decisión de Política Criminal que se introduce en la reforma, entre las formas
tempranas de terminación de proceso es el Procedimiento abreviado. Esta figura
supone la anuencia del imputado, de renunciar a tener un juicio oral, aceptando
ser juzgado con los medios de prueba obtenidos durante la etapa de investigación,
aceptando su participación en el delito y ser juzgado en ese momento por el juez
de control —lo cual no implica necesariamente una sentencia condenatoria—.
Algunos ven en esta posibilidad una vulneración a la presunción de inocencia y a
otros más desagrada ya que tiene parecido con figuras de otras latitudes como
son: el plea bargain, de Estados Unidos, el pleid culpable, de Francia y el
procedimiento de conformidad de España. Lo anterior, a cambio de algún
16

beneficio, normalmente una disminución en la pena a imponer, que no podrá ser
superior a la solicitada por el Ministerio Público, por lo que deberá ser muy
escrupuloso en su utilización.

VIII. Principio de Objetividad.


Fracción VIII:
El juez sólo condenará cuando exista convicción de la culpabilidad del
procesado;

Comentario
Es necesario entender que la convicción de la culpabilidad del procesado, debe
derivar de la capacidad del Ministerio Público de, por una parte, sostener su
acusación durante la etapa de juicio y que ésta sea suficiente para destruir la
presunción de inocencia establecida a favor del imputado. Lo anterior implica un
estándar que debe ser construido y sostenido durante el juicio que no deje lugar a
dudas en la mente del juzgador respecto de la culpabilidad del procesado —duda
razonable— ya que hay que recordar que un principio de Derecho penal reza que:
en caso de duda habrá que estar a lo más favorable al procesado —indubio pro
reo—.

IX. Cláusula de exclusión de prueba ilícita.


Fracción IX:
Cualquier prueba obtenida con violación de derechos fundamentales será
nula, y
Comentario;

Como es propio de todo sistema de justicia penal democrático, de derecho y


garantista, la construcción de la decisión sobre la responsabilidad de un
gobernado y la posibilidad de imponerle una sanción, debe ser obtenida bajo las
reglas de la legalidad. Es así que, en congruencia con los postulados del nuevo
sistema procesal penal, las pruebas que se desahoguen en la audiencia, deberán
haber sido obtenidas lícitamente, de otra forma, no podrán ser valoradas por el
juzgador
—Teoría del fruto del árbol envenenado—.

X. Aplicación de los principios del juicio en etapas previas.


Fracción X:
Los principios previstos en este artículo, se observarán también en las
audiencias preliminares al juicio.

Comentario
Se establece que los principios de publicidad, contradicción, concentración,
continuidad e inmediación, bajo la metodología de audiencia aplicarán igualmente
en las etapas previas a juicio —etapa de investigación o preliminar y etapa
intermedia—, lo que da congruencia a todo el sistema y establece las bases para
asegurar los derechos de las partes.

17

Respecto a este apartado, la Guía para la implementación de la reforma refiere
que:
En este artículo se encuentra el corazón garantista de la reforma. Antes sólo
importaba si el acusado se quedaba preso después del auto de formal prisión, o si
podría salir pagando una fianza. Ahora se fijan con precisión la modalidad oral y
los principios del proceso penal, y se definen con claridad, ampliándose, los
derechos, tanto del inculpado, como de la víctima y el ofendido.

Se especifican las excepciones en caso de delincuencia organizada, sin perjuicio


de derechos como la presunción de inocencia, conocer los datos de la
investigación, y estar siempre en la presentación y desahogo de pruebas. El
derecho, en primer lugar, a que el proceso tenga como objetivo establecer la
verdad de los hechos protegiendo al inocente y procurando que el verdadero
culpable no quede impune y se repare el daño a la víctima.

Que el juicio sea público y, por tanto, oral, permite que al darse a la vista de todos
se cumplan mejor las garantías del inculpado y se abre espacio para que el juicio
pueda resolverse con mecanismos alternativos, o termine con mayor rapidez o de
manera anticipada, sin afectar los derechos de las partes.

Las excepciones se refieren a casos de delincuencia organizada o delitos graves.


Uno de los efectos de la presunción de inocencia es cambiar la orientación de la
investigación, porque el acusado ya no estará obligado a demostrar que es
inocente, y tanto el Ministerio Público (MP) como el Juez tendrán como prioridad el
esclarecimiento de los hechos, independientemente de a quien beneficie la
verdad. Para iniciar una acción penal, el MP deberá aportar una evidencia sólida,
pues ya no será como ahora, que por la fe pública que tiene, las pruebas que
presenta suelen ser suficientes para condenar al acusado. Cuando el sistema
opere en todo el país -18 de junio de 2016-, será siempre en el juicio y frente al
juez donde deberá acreditarse el delito. Esta reducción de los requisitos para
consignar, junto con la reducción del uso de la prisión preventiva, significará una
mejor protección a los derechos fundamentales y mayor eficacia para el sistema.

Los resultados de la investigación como información para el desahogo de pruebas


y la sentencia, tendrán que ser más objetivos, pues se habrán evaluado ante el
juez junto con otras pruebas y argumentos presentados por la parte acusadora y la
defensa en igualdad de condiciones.

La convicción con la que deberá condenar el juez no será subjetiva, sino adquirida
después de contrastar y evaluar las pruebas y argumentos presentados por las
partes, y el juez tendrá que explicarla al emitir sentencia.

Se refuerza la defensa de los derechos humanos y garantías individuales.

18

Las audiencias preliminares también serán públicas, orales y con la participación
tanto del juez como de la parte acusadora, el acusado y su defensa11.

Sobre este mismo tema, Sergio García Ramírez refiere:

El artículo 20, crucial para el enjuiciamiento penal, ha sido ampliamente


reelaborado. Es un precepto de principios, reglas, actuaciones y garantías. Lo
encabeza una declaración que pretende establecer el nuevo rumbo del
enjuiciamiento: el proceso penal será acusatorio y oral. Aquello corresponde a
la organización general del proceso, el método elegido —en contraste con el
régimen inquisitivo e incluso con el mixto tradicional, contraste que el
legislador constitucional pondera—. Lo segundo, la oralidad, constituye un
principio o bien una regla que quiere dominar el conjunto de los actos del
procedimiento
—empresa imposible, por supuesto— y enlaza con otros rasgos de éste,
también afirmados por el primer párrafo del artículo 20: publicidad,
contradicción, concentración, continuidad e inmediación. Es evidente el yerro:
concentración y continuidad son principios contrapuestos. La inmediación
será un dato central del enjuiciamiento, del que hemos carecido. La publicidad
figuraba en el artículo 20. Hoy se acentúa.

Procede señalar aquí que el contenido del sistema acusatorio, en concepto


del constituyente permanente, se debe buscar en los preceptos transitorios
del decreto que reforma la constitución. Efectivamente, los artículos segundo,
tercero y cuarto transitorios disponen que las normas constitucionales sobre
sistema procesal penal acusatorio tendrán vigencia dentro de ocho años
(plazo, no término) contados a partir de la publicación del decreto. Esas
normas son las correspondientes a los artículos 16, párrafos segundo y
decimotercero; 17, párrafos tercero, cuarto y sexto; 19, 20 y 21, párrafo
séptimo.

En seguida, el artículo 20 habla, en orden cuestionable, de principios


generales (apartado A), derechos de “toda persona imputada” (apartado B) y
derechos “de la víctima o del ofendido” (apartado C). En el inicio del apartado
A) se halla el objeto del proceso, más o menos servido por la regulación
constitucional: “esclarecimiento de los hechos (que decae cuando aparece la
composición bajo signo de market system, como señalan algunos críticos del
sistema compositivo en general), proteger al inocente (propósito al que no
sirve la flexibilización en el ejercicio de la acción), procurar que el culpable no
quede impune (más bien habría que referirse al responsable o al delincuente)
y que los daños causados por el delito se reparen” (antiguo y plausible
designio, frecuentemente contradicho en la realidad).

En este conjunto de principios generales (algún otro, del mismo carácter, se


colocó en diverso apartado) cuentan la inmediación; la contradicción; la
imparcialidad; la eficacia de la prueba rendida ante el único receptor
calificado: el tribunal (sin embargo, esta indispensable reserva jurisdiccional

11
“¿en qué consiste la reforma? texto constitucional comparado, antes y después de la reforma”,
en Guía para la reforma Constitucional de Seguridad y Justicia justifica. Guía de consulta, cámara
de diputados lx legislatura, cámara de senadores lx legislatura, Gobierno federal, pp. 18-20.

19

se modifica en los términos del segundo párrafo de la fracción v del apartado
B), otra proyección de nuestro “doble sistema penal”: en delincuencia
organizada, las actuaciones realizadas en la fase de investigación —esto es,
ante el Ministerio Público y la Policía— podrán tener valor probatorio, cuando
no puedan ser reproducidas o exista riesgo para testigos o víctimas); la carga
probatoria (que “corresponde a la parte acusadora, conforme lo establezca el
tipo penal”, aunque los tipos penales no suelen asignar cargas procesales); la
convicción judicial sobre la culpabilidad del sujeto (rectius, sobre su
responsabilidad); la nulidad de “cualquier prueba obtenida con violación de
derechos funda- mentales” (disposición pertinente, que se puede replantear
como inadmisibilidad; no queda en claro si se ha acogido la doctrina de los
“frutos del árbol envenenado”).

Al amparo de los principios generales del proceso, el constituyente


permanente reguló una figura que no es principio general, a saber: la
terminación anticipada de aquél cuando no exista oposición del inculpado
para proceder de esta manera. El reconocimiento voluntario de la
participación delictuosa, corroborado con otras pruebas, permite la citación a
audiencia de sentencia. Ciertamente es pertinente la sumariedad procesal,
bajo determinadas condiciones. La confesión judicial, sumada a otras pruebas
persuasivas, pudiera ser un dato a considerar para la sumariedad. En cambio,
las dudas aparecen cuando se atrae la voluntad del inculpado con ofertas de
benevolencia que no siempre contribuyen al esclarecimiento de la verdad, y a
menudo la ocultan o alteran.

Dice la parte final de la fracción VII del apartado A) que “la ley establecerá los
beneficios que se podrán otorgar al inculpado cuando acepte su
responsabilidad”. Evidentemente, se trata de moderaciones o concesiones
sustantivas, no apenas procesales. Justicia pactada, en fin de cuentas, con
“estímulos” atractivos (régimen bien conocido en derecho comparado, que
tiene numerosos partidarios). En la misma dirección marcha el segundo
párrafo de la fracción III del apartado B), que recoge la línea cuestionable: “la
ley establecerá beneficios a favor del inculpado, procesado o sentenciado que
preste ayuda eficaz para la investigación y persecución de delitos en materia
de delincuencia organizada”12.

En relación con este tópico, Miguel Carbonell refiere:

Quizá sea el artículo 20 el que sufrió la mayor cantidad de cambios como


resultado de la reforma constitucional de junio de 2008.

a) La caracterización del proceso penal como un proceso acusatorio; b)


los principios del juicio penal, enunciados en el primer párrafo del citado
artículo; c) la constitucionalización del principio de presunción de inocencia; y
d) el derecho de las personas detenidas a que les sean informadas de sus
derechos.


12
García Ramírez, Sergio, “Reseña legislativa sobre la reforma constitucional de 2007-2008 en
materia de seguridad pública y justicia penal”, en Boletín Mexicano de Derecho Comparado, núm.
123, septiembre-diciembre, 2008, ISSN 0041 8633.

20

Ferrajoli [señala que] “tanto las garantías penales como las procesales valen
no solo por sí mismas, sino también unas y otras como garantía recíproca de
su efectividad”.

Las garantías del proceso penal, tanto orgánicas como procesales, sirven
para construir un modelo procesal de corte cognoscitivo, cuyo objetivo es
conocer una “verdad mínima”, pero siempre controlada, de conformidad con
los estándares del proceso acusatorio.

Es precisamente el valor de la verdad, junto al de la libertad, lo que permite


legitimar un proceso penal; al respecto Ferrajoli indica que “el objetivo
justificador del proceso se identifica con la garantía de las libertades de los
ciudadanos, a través de la garantía de la verdad —una verdad no caída del
cielo, si no obtenida mediante pruebas y refutaciones- frente al abuso y al
error”. El valor de la verdad se proyecta de forma directa sobre el quehacer
judicial, o sea sobre el desempeño profesional del juez, al que se exige
“tolerancia para las razones controvertidas, atención y control sobre todas las
hipótesis y las contra hipótesis en conflicto, imparcialidad frente a la
contienda, prudencia, equilibrio, ponderación, y duda como hábito profesional
13
y como estilo intelectual” .

[…]

Duce y Pérez Perdomo apuntan que en el sistema inquisitivo “más que un


sujeto con derechos, el acusado es visto como un objeto del proceso. Así, la
investigación (el sumario o los procedimientos anteriores al juicio) es secreta,
aun para el acusado. El sospechoso puede ser detenido e interrogado,
incluso sin ser notificado del crimen por el cual se le investiga”.

La combinación de la “prueba tasada” y el principio de inmediatez puede ser


una explicación poderosa de por qué el Ministerio Público en México tiende a
no presentar mayores pruebas después de la parte inicial del proceso. El
Ministerio Público sabe que es muy posible que sus pruebas presentadas por
escrito, que fueron recabadas y desahogadas durante la averiguación previa
constituyan en sí un elemento valorativo para el juez que será difícilmente
superado por la defensa que oponga el acusado. Así, el acusado en el
sistema inquisitivo mixto (escrito) mexicano tampoco enfrenta,
necesariamente, un juicio imparcial y objetivo.

Ferrajoli apunta al respecto que “la separación de juez y acusación es el más


importante de todos los elementos constitutivos del modelo teórico acusatorio
como presupuesto estructural y lógico de todos los demás”. A grandes rasgos
podemos hablar de cuatro etapas en el proceso penal; en cada una de ellas
las funciones de acusar y juzgar, son responsabilidad de autoridades
distintas.

Se puede llamar acusatorio a todo sistema procesal que concibe al juez como
un sujeto pasivo rígidamente separado de las partes y al juicio como una
contienda entre iguales iniciada por la acusación, a la que le compete la carga

13
Carbonell, Miguel, Los Juicios Orales en México, Porrúa, México, 2010, pp. 113-115.

21

de la prueba, enfrentada a la defensa en un juicio contradictorio, oral y público
y resuelta por el juez según su libre convicción. a la inversa llamare inquisitivo
a todo sistema procesal donde el juez procede de oficio a la búsqueda,
recolección y valoración de pruebas, llegándose al juicio después de una
instrucción escrita y secreta de la que están excluidos o, en cualquier caso,
limitados la contradicción y los derechos de defensa.

Jeremy Bentham “cuando más secretos han sido los tribunales, más odiosos
han resultado”.

Beccaria “el escudo más seguro de la tiranía es el secreto”.

Héctor fix Zamudio “aquella fase del procedimiento en la que están presentes
y participan, activamente, tanto el juez o el tribunal como las partes y las
personas interesadas, pero, además, cuando los actos del procedimiento
pueden ser observados directa y públicamente por el público en general, así
como, en algunas limitaciones, por los medios de comunicación”.

García Ramírez “permite y alienta la presencia de terceros en los actos


procesales, a título de observadores del proceso y, en este sentido, de
controladores de la subordinación de participantes y diligencias a la ley de
que gobierna el enjuiciamiento”.

Sergio García Ramírez “el contradictorio constituye un principio procesal de la


más elevada trascendencia”.

Ferrajoli “en un sistema penal de tipo cognoscitivo, todos los actos en que se
expresa el principio de contradicción —imputaciones, absoluciones,
testimonios, confesiones, denuncias del coimplicado, reconocimientos,
careos, requisitoria, alegatos defensivos, impugnaciones, excepciones,
etcétera— equivalen a momentos de un conflicto entre verdades judiciales
contrapuestas: es decir, entre aserciones que enuncian o sostienen hipótesis
acusatorias y aserciones que las contradicen, conjuntando con ello no sólo su
verdad sino también la validez de los preceptos en que se apoyan”.

En todo caso los estudiantes y profesores de derecho mexicanos debemos


tener claro que litigar juicios orales requiere de una formación específica y de
una disciplina que, se requiere “está lejos de consistir en técnicas de oratoria
o desarrollos de la capacidad histriónica, como los prejuicios de nuestra
comunidad jurídica suelen creer. En cambio, subyace la idea de que el juicio
es un ejercicio profundamente estratégico y que, en consecuencia,
comportarse profesionalmente respecto de él consiste —en particular para los
abogados, aunque esta visión también altera radicalmente la actuación de los
jueces— en conseguir una teoría del caso adecuada y dominar la técnica
para ejecutarla con afectividad”.

De la regla de exclusión de la prueba ilícitamente obtenida deriva la teoría del


“fruto del árbol envenenado”, según la cual es nulo también todo lo que derive
de una prueba obtenida ilícitamente, siempre que entre la violación inicial y
las pruebas adicionales haya una conexión lógica.

22

En la jurisprudencia norteamericana se han desarrollado ciertos estándares
que permiten aceptar que, bajo determinadas circunstancias, no hay conexión
lógica entre una primera violación de derechos y otros elementos de prueba
que pretendan presentarse a juicio; entre dichos estándares se encuentran: a)
la teoría de la fuente independiente, b) el principio de conexión atenuada; y c)
la regla del descubrimiento inevitable14.

Apartado B. Derechos del imputado


I. Presunción de inocencia.
Fracción I:
A que se presuma su inocencia mientras no se declare su responsabilidad
mediante sentencia emitida por el juez de la causa;

Comentario
La presunción de inocencia, es una de esas conquistas históricas que se han
arrebatado al autoritarismo. A partir del humanismo penal con Beccaria, la
presunción de inocencia ha ido recorriendo diversos estadios de consagración al
grado de ser considerada en la actualidad como un derecho fundamental,
establecido en diversos instrumentos internacionales suscritos y ratificados por
nuestro país como:

• Declaración Universal de los Derechos humanos15 en su artículo 11 señala


expresamente: Toda persona acusada de delito tiene derecho a que se
presuma su inocencia mientras no se pruebe su culpabilidad, conforme a la
ley y en juicio público en el que se le hayan asegurado todas las garantías
necesarias para su defensa.
• Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos, en el artículo 14,
párrafo 2º,16 que expresa: Toda persona acusada de un delito tiene derecho
a que se presuma su inocencia mientras no se pruebe su culpabilidad
conforme a la ley.
• Declaración americana de los derechos y deberes del hombre,17 artículo 26
que establece: Se presume que todo acusado es inocente, hasta que se
pruebe que es culpable.
• Convención Americana sobre Derechos Humanos,18 artículo 8º, párrafo 2º,
que enuncia: Toda persona inculpada de delito tiene derecho a que se


14
Carbonell, Miguel, Los Juicios Orales en México, Porrúa, México, 2010, pp. 117-143.
15
Adoptada y proclamada por la Resolución de la asamblea General 217 a (iii) del 10 de diciembre
de 1948. el documento completo puede ser consultado en http://www.cinu.org.mx/onu/
documentos/dudh.htm fecha de consulta (15/12/07).
16
Adoptado y abierto a la firma, ratificación y adhesión por la asamblea General en su re- solución
2200 a (xxi), de 16 de diciembre de 1966, entrada en vigor: 23 de marzo de 1976, de conformidad
con el artículo 49. el documento completo puede ser consultado en http://www.cinu.
org.mx/onu/documentos/pidcp.htm fecha de consulta (15/12/07).
17
Aprobada en la novena conferencia internacional americana. Bogotá, Colombia, 1948. el
documento completo puede ser consultado en http://www.celaya.gob.mx/fileadmin/comunica-
cion_soc/archivos/comisiones/equidad/docs/id33.doc fecha de consulta (15/12/07).

23

presuma su inocencia mientras no se establezca legalmente su
culpabilidad.
• Reglas Mínimas de las Naciones Unidas para el Procedimiento en materia
Penal mejor conocidas como Reglas de Mallorca,19 establecen en el inciso
F. Juicio Oral que: […] El acusado tiene derecho a la presunción de
inocencia; […]

De la presunción de inocencia derivan las siguientes consecuencias:

1. es una garantía o derecho fundamental de todo gobernado;


2. es una regla de trato del imputado durante el proceso, y;
3. es una regla de juicio durante el proceso.

¿Qué significa que la presunción de inocencia sea considerada como un derecho


fundamental?:

[…] constituye, en el ámbito legislativo, un límite al legislador frente a la


configuración de normas penales que implican una presunción de culpabilidad
y conllevan para el acusado la carga de probar su inocencia. Por ello se dice
que el principio de inocencia o presunción de inocencia es un principio jurídico
penal que establece la inocencia de la persona como regla. Solamente a
través de un proceso o juicio en el que se demuestre la culpabilidad de la
persona, podrá el estado aplicarle una pena o sanción20.

Respecto de la presunción de inocencia como regla de trato del imputado durante


el proceso implica:

La presunción de inocencia también puede entenderse como un postulado


directamente referido al tratamiento del imputado durante el proceso penal,
conforme al cual habría de partirse de la idea que el imputado es inocente y,
en consecuencia, reducir al mínimo las medidas restrictivas de derechos del
imputado durante el proceso21.

Como regla de juicio durante el proceso, significa:

La principal vertiente del derecho a la presunción de inocencia es su


significado como regla probatoria del proceso penal. La presunción de
inocencia, en este sentido, puede considerarse como una regla directamente

18
Adopción: San José, Costa Rica, 22 de noviembre de 1969, adhesión de México: 24 de marzo
de 1981. el documento completo puede ser consultado en http://www.ordenjuridico.gob.
mx/tratint/derechos%20Humanos/tRatados%203.pdf fecha de consulta (15/12/07).
19
La comisión de expertos reunida en palma de Mallorca, en cuatro sesiones de trabajo, que
tuvieron lugar los días 23, 24 y 25 de noviembre de 1990; 3, 4 y 5 de mayo de 1991; 5, 6, 7 y 8 de
septiembre de 1991 y 14, 15 y 16 de febrero de 1992; que dichas sesiones se realizaron por
invitación de la Conselleria adjunta a la presidencia del Gobierno balear y con la cooperación de la
subdivisión de prevención del delito y justicia penal de la oficina de naciones unidas en Viena.
20
Alcalde Pineda, Virginia, documento electrónico: http://www.tribunalconstitucional.gov.
bo/descargas/articulos/ppi_wra.pdf.
21
Expediente Nº 0618-2005-Hc/tc, en Guía de Jurisprudencia del Tribunal Constitucional, p. 611.

24

referida al juicio de hecho de la sentencia penal, con incidencia en el ámbito
probatorio, conforme a la cual la prueba completa de la culpabilidad del
imputado debe ser suministrada por la acusación, imponiéndose la absolución
del inculpado si la culpabilidad no queda suficientemente demostrada22.

Pese a todo lo anterior, antes de la reforma de junio de 2008, en realidad la


presunción de inocencia en México no estaba establecida de manera clara. La
Suprema Corte de Justicia de la Nación, haciendo malabarismo jurídico explicaba
cómo la presunción de inocencia era un principio vigente en nuestro sistema
jurídico a través de la siguiente tesis:

Presunción de inocencia. El principio relativo se contiene de manera implícita


en la Constitución Federal. De la interpretación armónica y sistemática de los
artículos 14, párrafo Segundo, 16, párrafo primero, 19 párrafo primero, 21,
párrafo primero, y 102, apartado a, párrafo segundo, de la Constitución
Política de los Estados Unidos Mexicanos, se desprenden, por una parte, el
principio del debido proceso legal que implica que al inculpado se le
reconozca el derecho a su libertad, y que el estado sólo podrá privarlo del
mismo cuando, existiendo suficientes elementos incriminatorios, y seguido un
proceso penal en su contra en el que se respeten las formalidades esenciales
del procedimiento, las garantías de audiencia y las de ofrecer pruebas para
desvirtuar la imputación correspondiente, el juez pronuncie sentencia
definitiva declarándolo culpable; y por otra, el principio acusatorio, mediante el
cual corresponde el Ministerio Público la función persecutoria de los delitos y
la obligación (carga) de buscar y presentar las pruebas que acrediten la
existencia de estos, tal y como se desprende de lo dispuesto en el artículo 19,
párrafo primero, particularmente cuando previene que el auto de formal
prisión deberá expresar “los datos que arroje la averiguación previa, los que
deben ser bastantes para comprobar el cuerpo del delito y hacer probable la
responsabilidad del acusado”; en el artículo 21, al disponer que “la
investigación y persecución de los delitos incumbe al Ministerio Público”; así
como en el artículo 102, al disponer que corresponde al Ministerio Público de
la federación la persecución de los delitos del orden federal,
correspondiéndole “buscar y presentar las pruebas que acrediten la
responsabilidad de estos”. En ese tenor, debe estimarse que los principios
constitucionales del debido proceso legal y el acusatorio resguardan en forma
implícita el diverso principio de presunción de inocencia, dando lugar a que el
gobernado no esté obligado a probar la licitud de su conducta cuando se le
imputa la comisión de un delito, en tanto que el acusado no tiene la carga de
probar su inocencia, puesto que el sistema previsto por la constitución política
de los estados unidos mexicanos le reconoce, a priori, tal estado, al disponer
expresamente que es el Ministerio Público a quien incumbe probar los
elementos constitutivos del delito y de la culpabilidad de imputado23.


22
Idem.
23
Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, novena época, tesis aislada p. xxxv/2002,
pleno de suprema corte de justicia de la nación, tomo XVI, agosto 2002, materias constitucional y
penal, p.14.

25

Sin embargo, la consecuencia práctica de lo anterior era que: 1. el indiciado era
considerado como culpable, 2. era tratado como tal, incluso durante el proceso y,
3. tenía la carga de probar su inocencia.

Por ello, vale la pena considerar la importancia de este principio consagrado en


nuestro texto constitucional.

II. Derecho a guardar silencio.


Fracción II:
A declarar o a guardar silencio. Desde el momento de su detención se le
harán saber los motivos de la misma y su derecho a guardar silencio, el cual
no podrá ser utilizado en su perjuicio. Queda prohibida y será sancionada
por la ley penal, toda incomunicación, intimidación o tortura. la confesión
rendida sin la asistencia del defensor carecerá de todo valor probatorio;

Comentario
En relación con la presunción de inocencia, se encuentra el derecho del imputado
a guardar silencio y a ser informado desde el momento de su detención de los
motivos de la misma y de que su silencio no sea utilizado en su perjuicio. El
adagio popular reza: “el que calla… otorga”, esto aplicaba bajo la lógica del
sistema procesal semi inquisitivo, que obligaba al indiciado a probar su inocencia.
Bajo el signo acusatorio esto no implica nada más que el respeto a la presunción
de inocencia que pesa de manera efectiva sobre el imputado y por consecuencia,
una carga probatoria para la autoridad que acusa, además de fortalecer la idea de
que cualquier declaración obtenida sin la asistencia de su defensor carecerá de
todo valor probatorio, con lo que queda superada esa idea medieval de que la
confesión era la reina de las pruebas.

III. Derecho a ser informado sobre los hechos que se le imputan y los
derechos que le asisten/ beneficios por colaborar con la justicia.
Fracción III:
A que se le informe, tanto en el momento de su detención como en su
comparecencia ante el Ministerio Público o el juez, los hechos que se le
imputan y los derechos que le asisten. Tratándose de delincuencia
organizada, la autoridad judicial podrá autorizar que se mantenga en reserva
el nombre y datos del acusador.

La ley establecerá beneficios a favor del inculpado, procesado o sentenciado


que preste ayuda eficaz para la investigación y persecución de delitos en
materia de delincuencia organizada;

Comentario
Un derecho fundamental de cualquier persona detenida, es ser informada de los
hechos que se le imputan, así como de los derechos que le asisten. El sistema
procesal acusatorio está diseñado para que los gobernados entiendan lo que
sucede en cada fase del procedimiento, por lo que contar con la información clara
y precisa no es una concesión graciosa de la autoridad, es una obligación. Este
26

derecho podrá atenuarse —que no derogarse— en casos de delincuencia
organizada.

Finalmente, se establecen los beneficios que podrán otorgarse al indiciado,


procesado o sentenciado que preste ayuda eficaz para la investigación y
persecución de delitos en materia de delincuencia organizada.

IV. Igualdad de armas.


Fracción IV:
Se le recibirán los testigos y demás pruebas pertinentes que ofrezca,
concediéndosele el tiempo que la ley estime necesario al efecto y
auxiliándosele para obtener la comparecencia de las personas cuyo
testimonio solicite, en los términos que señale la ley;

Comentario
La igualdad como principio supone que, para que exista un adecuado principio de
contradicción, es necesario que éste se ejerza en igualdad de condiciones.

Este principio puede ser ejercido plenamente o ser limitado según la etapa del
proceso de que se trate, ya que en la etapa de investigación este principio debe
ser restringido, por otra parte, en la etapa de juicio oral, su ejercicio debe ser
pleno.

Desde una perspectiva histórica de los sistemas de enjuiciamiento, en el sistema


inquisitivo la igualdad era inexistente, ya que es la misma parte la que investiga y
juzga, lo que implicaba una gran injusticia, de ahí que sea necesaria la
denominada trilogía procesal, que equilibre a las posiciones que se confrontan
pero que lo hacen en condiciones de igualdad, de otra forma no sería posible que
el sistema pudiese funcionar.

Moisés Moreno señala al respecto que: “el sistema procesal […] debe garantizar la
imparcialidad del juzgador, como requisito esencial del sistema acusatorio y que
tiene que ver con la independencia judicial, y permitirle una apreciación más libre
de las pruebas introducidas en el proceso por las partes”24.

En la actualidad, si bien nuestro sistema establece dicha trilogía, sigue notándose


por las razones multicitadas una gran desigualdad ya que el juzgador da pleno
valor probatorio a las pruebas practicadas por el Ministerio Público, no se
encuentra presente en las audiencias y en un elevado número de casos va a dar
la razón al Ministerio Público, limitándose a reproducir las consideraciones
realizadas durante la averiguación previa en los considerandos de la sentencia. De
ahí la necesidad de asegurar esa igualdad procesal no sólo formal sino en la
práctica para que el sistema esté equilibrado.

V. Principios de juez natural y de publicidad.



24
Retos del sistema procesal penal en México, op. cit., p. 73.

27

Fracción V:
Será juzgado en audiencia pública por un juez o tribunal. La publicidad sólo
podrá restringirse en los casos de excepción que determine la ley, por
razones de seguridad nacional, seguridad pública, protección de las
víctimas, testigos y menores, cuando se ponga en riesgo la revelación de
datos legalmente protegidos, o cuando el tribunal estime que existen
razones fundadas para justificarlo.
En delincuencia organizada, las actuaciones realizadas en la fase de
investigación podrán tener valor probatorio, cuando no puedan ser
reproducidas en juicio o exista riesgo para testigos o víctimas. Lo anterior
sin perjuicio del derecho del inculpado de objetarlas o impugnarlas y aportar
pruebas en contra;

Comentario
Esta fracción contempla dos aspectos fundamentales, el principio de juez natural y
el de publicidad. El principio de juez natural, supone el derecho a ser juzgado por
un juez o tribunal establecido previamente —queda prohibido el tribunal ad hoc o
el constituido con posterioridad al hecho—, pues lo que se busca es asegurar la
imparcialidad del mismo.

Por lo que hace a la publicidad en el juicio penal, ésta también conlleva una
garantía para el sujeto sometido a proceso. el derecho de todo imputado a un
juicio público, tal y como ha sido establecido en diferentes instrumentos
internacionales como el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos (art.
14), la Convención Americana de Derechos Humanos (art. 8), el Comité de
Derechos Humanos de las naciones unidas (comentario general 13, párrafo 6°), la
Comisión Interamericana de Derechos Humanos (informe Guatemala 1983,
párrafos 8 y 35), la Declaración Universal de los Derechos Humanos (art. 10), la
Declaración Americana de los Derechos y Deberes del Hombre (art. 26).

Las audiencias se deben realizar de forma abierta y transparente con la


participación de la sociedad y en su caso de los medios de comunicación. Con ello
se abre la posibilidad de que la ciudadanía controle la administración de justicia.
Fortalece también para el acusado la realización de un buen proceso, lo que trae
aparejado una mayor credibilidad de la justicia25.

Igualmente debe entenderse este principio, como una disposición de política


criminal del estado, para que los gobernados puedan tener acceso a los órganos
encargados de la impartición de justicia, la cual se concibe en los estados
democráticos y de derecho como de “puertas abiertas”: “el derecho de publicidad
no es un derecho exclusivo de los sujetos procesales, sino básicamente un
derecho de la sociedad a partir del cual ésta tiene acceso a la justicia y ejerce


25
Vázquez González de la Vega, Cuauhtémoc, Hacia el cambio de paradigma en los
procedimientos penales, op. cit., p. 160.

28

control sobre sus actuaciones y fallos. La justicia transmite principios y valores a la
sociedad”26.

La importancia de la publicidad se contrapone con la secrecía, característica de


sistemas inquisitivos, la posibilidad de realizar las diversas etapas procesales de
cara a la sociedad es un medio de control, transparencia y confianza en que no se
actuará bajo consigna y que las acciones de los operadores del sistema de justicia
penal se encuentran bajo escrutinio público, lo que asegura que prevalecerá la
verdad y la justicia por sobre cualquier otro criterio, tal y como lo apuntó Mirabeau:
“dadme el juez que queráis, corrompido, mi mayor enemigo si os place, con tal
que no pueda verificar acto alguno sino con la garantía de la publicidad”27.

VI. Principio de igualdad de partes.


Fracción VI:
Le serán facilitados todos los datos que solicite para su defensa y que
consten en el proceso.

El imputado y su defensor tendrán acceso a los registros de la investigación


cuando el primero se encuentre detenido y cuando pretenda recibírsele
declaración o entrevistarlo. Asimismo, antes de su primera comparecencia
ante juez podrán consultar dichos registros, con la oportunidad debida para
preparar la defensa. A partir de este momento no podrán mantenerse en
reserva las actuaciones de la investigación, salvo los casos excepcionales
expresamente señalados en la ley cuando ello sea imprescindible para
salvaguardar el éxito de la investigación y siempre que sean oportunamente
revelados para no afectar el derecho de defensa;

Comentario
Una condición para el ejercicio de una defensa adecuada es contar con la
información necesaria. Desde el momento de la detención o antes de la primera
comparecencia ante el juez, el imputado y su defensor podrán tener acceso a los
registros de la investigación para preparar su defensa. Esta regla conocerá
limitaciones en casos de delincuencia organizada, sin embargo, su restricción no
podrá ser de tal entidad que nulifique el derecho de defensa.
VII. Plazo razonable.
Fracción VII:
Será juzgado antes de cuatro meses si se tratare de delitos cuya pena
máxima no exceda de dos años de prisión, y antes de un año si la pena
excediere de ese tiempo, salvo que solicite mayor plazo para su defensa;

Comentario
Este ha sido uno de los aspectos más destacados de la reforma. El plazo
razonable, constituye actualmente uno de los elementos que conforman al debido
proceso penal, de ahí su necesaria incorporación en la reforma en comento.

26
Técnicas del Juicio Oral en el Sistema Penal de Nuevo León, op. cit., pp. 24 y 25.
27
Citado en Principios Generales del Juicio Oral Penal, op. cit., p. 43.

29

Previo a la reforma de 2008, uno de los postulados que se decía incluía la
constitución es la “garantía” de una justicia pronta y expedita, ahora se establece
un término que necesariamente debe observarse en todo proceso: será juzgado
antes de cuatro meses si se tratare de delitos cuya pena máxima no exceda de
dos años de prisión, y antes de un año si la pena excediere de ese tiempo, salvo
que solicite mayor plazo para su defensa, siendo este último la única excepción
posible a los plazos establecidos constitucionalmente.

VIII. Defensa adecuada.


Fracción VIII:
Tendrá derecho a una defensa adecuada por abogado, al cual elegirá
libremente incluso desde el momento de su detención. Si no quiere o no
puede nombrar un abogado, después de haber sido requerido para hacerlo,
el juez le designará un defensor público. También tendrá derecho a que su
defensor comparezca en todos los actos del proceso y éste tendrá
obligación de hacerlo cuantas veces se le requiera, y

Comentario
Este derecho viene a substituir a la llamada “persona de confianza” y a toda una
serie de prácticas en que se incurría y que no hacían más que abonar a la
desconfianza hacia el sistema procesal penal semi inquisitivo previo a la reforma
de 2008.

La defensa adecuada, implica que el defensor deberá ser abogado titulado y que
naturalmente cuente con los conocimientos necesarios para representar los
intereses de su cliente.

Se contempla que en caso de que el imputado no haya nombrado alguno, éste le


será nombrado por el juez, lo anterior para que el indiciado no quede en estado de
indefensión y pueda ser representado en todos los actos del proceso y cuantas
veces se le requiera, con lo que se asegura la debida representación del indiciado
en todo momento.

IX. Limitación de la prisión preventiva.


Fracción IX:
En ningún caso podrá prolongarse la prisión o detención, por falta de pago
de honorarios de defensores o por cualquiera otra prestación de dinero, por
causa de responsabilidad civil o algún otro motivo análogo.

La prisión preventiva no podrá exceder del tiempo que como máximo de


pena fije la ley al delito que motivare el proceso y en ningún caso será
superior a dos años, salvo que su prolongación se deba al ejercicio del
derecho de defensa del imputado. Si cumplido este término no se ha
pronunciado sentencia, el imputado será puesto en libertad de inmediato
mientras se sigue el proceso, sin que ello obste para imponer otras medidas
cautelares.

30

En toda pena de prisión que imponga una sentencia, se computará el tiempo
de la detención.

Comentario
La limitación a la prisión preventiva viene a ser un correctivo al uso y abuso que la
ha caracterizado desde siempre. Las anécdotas sobre casos en los que el
procesado ya había cumplido prácticamente la pena prevista para el delito de que
se tratara —naturalmente sujeto a la prisión preventiva— sin que hubiera
concluido el proceso son abundantes bajo el sistema procesal semi inquisitivo que
todavía prevalece en gran parte de nuestro país.

Esta parte de la reforma, racionaliza y acota la posibilidad de imponer la prisión


preventiva, como medida cautelar, estableciendo la duración máxima para ésta,
que será de dos años, en caso de que transcurrido dicho término no se ha
pronunciado sentencia, el imputado será puesto en libertad de inmediato mientras
se sigue el proceso, sin que ello obste para imponer otras medidas cautelares, ya
que no se debe perder de vista que la prisión preventiva es una medida cautelar,
no una pena adelantada.

La Guía para la implementación de la reforma refiere:

La presunción de inocencia es el eje de la reforma constitucional para obligar


al cambio del sistema en materia de justicia, pues tendrá efectos en cada uno
de los pasos del proceso penal, desde su inicio y la investigación, hasta la
sentencia. Resulta más acorde con un estado democrático de derecho que
sea la culpa, y no la inocencia, la que deba probarse.
[…]
Eliminar la condición de que las personas cuyo testimonio solicite se
encuentren “en el lugar del proceso” (V anterior) amplía significativamente las
posibilidades de la defensa.
[… ]
Que la defensa deba ser por abogado titulado, elimina la figura de “persona
de confianza” de la ley actual, que con demasiada frecuencia no es otra cosa
que un “coyote” o litigante sin licencia, que propicia la corrupción.

Se mejora, pues, la calidad de la defensa28.

Sobre este apartado, Sergio García Ramírez refiere:

El apartado B) del artículo 20, relativo a los derechos de “toda” persona


imputada, reproduce algunos derechos establecidos en el anterior apartado
A) de ese precepto, y añade otros extremos. Entre éstos cuenta la recepción
explícita de la presunción de inocencia del imputado, “mientras no se declare
su responsabilidad mediante sentencia emitida por el juez de la causa”. En mi
concepto, se deberá entender que la llamada presunción de inocencia (en

28
“¿en qué consiste la reforma? texto constitucional comparado, antes y después de la reforma”,
en Guía para la reforma Constitucional de Seguridad y Justicia justifica. Guía de consulta, cámara
de diputados lx legislatura, cámara de senadores lx legislatura, Gobierno federal, pp. 18-20.

31

rigor, principio para la elaboración de las normas penales, la aplicación de
medidas precautorias, el trato a los inculpados, etcétera) sólo decae cuando
existe sentencia firme de condena, no apenas sentencia definitiva e
impugnable con remedios ordinarios. Por lo demás, este punto suscita de
nueva cuenta (pero ha sido saludable incluir en la ley suprema el principio de
inocencia, como lo está en tratados internacionales vinculantes para nuestro
país) las severas paradojas entre la presunción y la realidad (legal y fáctica)
del enjuiciamiento, sobre todo frente a las medidas precautorias y a la
publicidad del proceso.

Es un verdadero acierto de la reforma el replanteamiento de la garantía de


defensa. Esta —que debiera ser “adecuada”, como lo estableció la reforma de
1993— quedará a cargo de abogado. Se ha eliminado, pues, la figura del
defensor encarnado en la “persona de confianza”, que no contribuyó a la
debida asistencia profesional del imputado. La nueva exigencia pertinente del
artículo 20 tiene relación con la exigencia formulada por el también nuevo
texto del artículo 17, al que supra me referí. Tómese en cuenta que, en la
gran mayoría de las causas penales, la tutela profesional de los inculpados se
encomienda a defensores públicos (o de oficio, como se les ha denominado
tradicionalmente). De ahí la notable participación de éstos en la eficacia y el
éxito de la impartición de justicia penal. El acierto de la regulación incorporada
en 2008 pudo ser mayor: se debió garantizar (constitucionalmente) la defensa
desde antes de la detención, no sólo a partir de ésta: es decir, en todo el
curso de la averiguación previa.

Es importante destacar la norma contenida en la fracción ix del apartado B)


del artículo 20. La duración de la prisión preventiva no podrá exceder de dos
años, en ningún caso, salvo que la prolongación de aquélla se deba al
ejercicio del derecho de defensa del imputado (apuntemos: y nada más que a
eso; no a la conducción del juzgador o al comportamiento de la contraparte
procesal, y no siquiera a la complejidad del tema sub judice o del proceso).
“Si cumplido este término no se ha pronunciado sentencia, el imputado será
puesto en libertad de inmediato mientras se sigue el proceso, sin que ello
obste para imponer otras medidas cautelares”. Habida cuenta de que la
prisión preventiva es, en sí misma, una indeseable restricción de derechos, y
considerando la general exigencia de plazo razonable para el desarrollo del
procedimiento —y más aún para la duración del encarcelamiento cautelar—,
es digna de elogio la provisión del constituyente permanente. Habrá que
acomodar a esta nueva situación la diligencia de los sujetos procesales y las
reglas mismas del procedimiento, así como proveer alternativas cautelares
verdaderamente eficaces. De lo contrario se corre el riesgo, no menor, de que
fracase la plausible reforma29.

Apartado C. De los derechos de la víctima o del ofendido

I. Recibir asesoría jurídica y ser informado del desarrollo del


procedimiento penal.

29
García Ramírez, Sergio, “Reseña legislativa sobre la reforma constitucional de 2007-2008 en
materia de seguridad pública y justicia penal”, en Boletín Mexicano de Derecho Comparado, núm.
123, septiembre-diciembre, 2008, ISSN 0041 8633.

32

Fracción I:
Recibir asesoría jurídica; ser informado de los derechos que en su favor
establece la constitución y, cuando lo solicite, ser informado del desarrollo
del procedimiento penal;

Comentario
Sin duda, la reforma constitucional de mérito no estaría completa sin contar con un
apartado de los derechos de la víctima o del ofendido. Como un aspecto de
elemental justicia se contempla un apartado en el que se reivindican sus derechos
como pleno sujeto del proceso penal. En este apartado se contempla la posibilidad
de que la víctima u ofendido reciban asesoría jurídica; sean informados de los
derechos que en su favor establece la constitución y, cuando lo soliciten, ser
informados del desarrollo del procedimiento penal.

Los derechos de la víctima u ofendido han venido incorporándose de manera


gradual pero sostenida desde la última década del siglo XX, ahora forman parte
del catálogo de derechos fundamentales que componen y estructuran el nuevo
proceso penal.

II. Coadyuvar con el Ministerio Público.


Fracción II:
Coadyuvar con el Ministerio Público; a que se le reciban todos los datos o
elementos de prueba con los que cuente, tanto en la investigación como en
el proceso, a que se desahoguen las diligencias correspondientes, y a
intervenir en el juicio e interponer los recursos en los términos que prevea la
ley.

Cuando el Ministerio Público considere que no es necesario el desahogo de


la diligencia, deberá fundar y motivar su negativa;

Comentario
La posibilidad de que la víctima u ofendido puedan coadyuvar con el Ministerio
Público, tanto en la etapa de investigación como en el proceso, así como intervenir
en el proceso e interponer los recursos en los términos que prevea la ley fortalece
sus derechos fundamentales, les da la posibilidad de tener una participación activa
y propositiva, así como asegurar la reparación del daño es sin duda un logro muy
importante.

III. Recibir, desde la comisión del delito, atención médica y psicológica.


Fracción III:
Recibir, desde la comisión del delito, atención médica y psicológica de
urgencia;

Comentario
Aunado a la importancia que reviste el recibir asesoría jurídica, así como atención
médica y psicológica desde la comisión del delito y durante todo el proceso es un
logro fundamental. La autoridad, debe asegurarse no sólo de concentrar su
33

atención en la investigación, detención, procesamiento y sanción del responsable
de la comisión de un ilícito, a la par debe brindar servicios pertinentes a las
víctimas u ofendidos si quiere equilibrar y eventualmente, reparar el tejido social,
estas resultan ser medidas de elemental justicia, pero a la vez fundamentales.

IV. Reparación del daño.


Fracción IV:
Que se le repare el daño. En los casos en que sea procedente, el Ministerio
Público estará obligado a solicitar la reparación del daño, sin menoscabo de
que la víctima u ofendido lo pueda solicitar directamente, y el juzgador no
podrá absolver al sentenciado de dicha reparación si ha emitido una
sentencia condenatoria.

La ley fijará procedimientos ágiles para ejecutar las sentencias en materia de


reparación del daño;

Comentario
Asegurar la reparación del daño es fundamental en un sistema que pretende ser
considerado como democrático y de derecho. La congruencia en que el sistema
busque no sólo que el delito se castigue, sino que se repare el daño, contribuye a
generar condiciones de credibilidad en las instituciones del estado y en una mayor
confianza por parte de los ciudadanos para acudir a éstas en caso de que sus
derechos sean vulnerados, lo que garantiza que los problemas sociales pueden
ser resueltos por vías y mecanismos institucionales que generen certidumbre y
paz social.

V. Resguardo de su identidad y otros datos personales.


Fracción V:
Al resguardo de su identidad y otros datos personales en los siguientes
casos: cuando sean menores de edad; cuando se trate de delitos de
violación, secuestro o delincuencia organizada; y cuando a juicio del
juzgador sea necesario para su protección, salvaguardando en todo caso los
derechos de la defensa.

El Ministerio Público deberá garantizar la protección de víctimas, ofendidos,


testigos y en general todos los sujetos que intervengan en el proceso. Los
jueces deberán vigilar el buen cumplimiento de esta obligación;

Comentario
Cuando se trate de casos de menores de edad; de delitos de violación, secuestro
o delincuencia organizada o cuando a juicio del juzgador sea necesario para su
protección, se podrá mantener la reserva de los datos personales, así como la
identidad de las víctimas, salvaguardando en todos los casos los derechos de la
defensa. Asimismo, se establece la obligación del Ministerio Público de tomar las
medidas necesarias de protección a víctimas, testigos y en general a todos los que
intervengan en el proceso y los jueces deberán verificar el cumplimiento de esta

34

obligación, lo que evitará la posible intimidación u obstaculización de la
investigación, el proceso o el juicio.

VI. Solicitar las medidas cautelares y providencias necesarias para la


protección y restitución de sus derechos.
Fracción VI:
Solicitar las medidas cautelares y providencias necesarias para la protección
y restitución de sus derechos, y

Comentario
Una consecuencia práctica de la participación de la víctima u ofendido en el
proceso es la posibilidad de solicitar las medidas cautelares y providencias
necesarias para la protección y restitución de sus derechos y que esto no resulte
ser una especie de consideración o favor de parte del Ministerio Público o del juez
o tribunal. Como ya hemos señalado, un sistema resulta más democrático en la
medida en que todos aquellos que se encuentran involucrados puedan contar con
las condiciones para ejercer sus derechos de forma plena e igualitaria.

VII. Impugnar ante autoridad judicial las omisiones y resoluciones del


Ministerio Público en la investigación cuando no esté satisfecha la
reparación del daño.
Fracción VII:
Impugnar ante autoridad judicial las omisiones del Ministerio Público en la
investigación de los delitos, así como las resoluciones de reserva, no
ejercicio, desistimiento de la acción penal o suspensión del procedimiento
cuando no esté satisfecha la reparación del daño.

Comentario
Como hemos señalado en las fracciones anteriores, los derechos que se
reconocen a las víctimas u ofendidos no son superfluos ni casuales. Se generan
una serie de condiciones que dan voz a la víctima u ofendido y que permiten que
ésta se haga valer incluso en contra de alguna determinación del Ministerio
Público, por lo que la víctima u ofendido no queda necesariamente supeditado al
criterio o disposición del Ministerio Público, ya que ahora puede impugnar ante la
autoridad judicial las omisiones de éste en la investigación de los delitos, así como
las resoluciones de reserva, no ejercicio, desistimiento de la acción penal o
suspensión del procedimiento cuando no esté satisfecha la reparación del daño,
con lo que se consagran y establecen de manera completa sus derechos como
pleno sujeto del proceso penal y no como mero objeto del mismo.

Sobre estos aspectos, la Guía para la implementación de la reforma refiere que:


“el fortalecimiento de las garantías de la víctima y el ofendido se dirige a una mejor

35

defensa de su integridad y su interés, así como a una participación más activa
durante el proceso penal”30.

Sobre este apartado, Sergio García Ramírez comenta:

Como señalé, el apartado C) del artículo 20 se refiere a los derechos de la


víctima o del ofendido, que escalaron el peldaño constitucional desde la
reforma de 1993. Mucho habrá que trabajar y disponer para que las buenas
intenciones se conviertan en acciones efectivas. Subrayemos ahora algunas
novedades de la reforma examinada. Se amplía la legitimación procesal del
ofendido (y la víctima) en el proceso (fracción II), se le faculta para “solicitar
las medidas cautelares y providencias necesarias para la protección y
restitución de sus derechos” (fracción VI) y se le autoriza a impugnar diversas
resoluciones y omisiones del Ministerio Público (fracción VII). Todo ello —así
como el posible ejercicio privado de la acción penal, al que adelante me
referiré— concurre a establecer el nuevo panorama del personaje “olvidado”.
Igualmente, se ordena al Ministerio Público garantizar la protección del
ofendido (así como la de otros sujetos), bajo vigilancia del juzgador (fracción
V), lo que no debiera desembocar en un penoso sistema que bajo la capa de
“testigos protegidos” sustraiga o tergiverse pruebas con quebranto de la
defensa y del principio de contradicción31.


30
“¿en qué consiste la reforma? texto constitucional comparado, antes y después de la reforma”,
en Guía para la reforma Constitucional de Seguridad y Justicia justifica. Guía de consulta, cámara
de diputados lx legislatura, cámara de senadores lx legislatura, Gobierno federal, p. 22.
31
García Ramírez, Sergio, “Reseña legislativa sobre la reforma constitucional de 2007-2008 en
materia de seguridad pública y justicia penal”, en Boletín Mexicano de Derecho Comparado, núm.
123, septiembre-diciembre, 2008, ISSN 0041 8633.

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