Documenti di Didattica
Documenti di Professioni
Documenti di Cultura
INVESTIGACIÓN
MAYO DE 2017 - UNDÉCIMA EDICIÓN
1
Dirección: Omar Huertas Díaz Editorial: Política criminal populista ante los
últimos casos de delitos sexuales de menores
y el feminicidio.
Iván Ricardo Morales Chinome
Página 3
Angie Lorena Ruiz Herrera
Proceso Penal en el contexto del Derecho
Ever José López Cantero
Penal Moderno
María Fernanda Maldonado Página 5
William Mauricio Millán Vargas La ley de amnistía e indulto y la acción de
extinción de dominio
Eduardo Gabriel Gómez Lizarazú
Página 9
Lina María Fonseca López
La resocialización como parte de la política
criminal
Página 13
Página 21
Instrucciones para los autores
Página 24
2
El asombro suscitado tras el abuso y muerte de la menor Yuliana sucedido en Diciembre del
año anterior, fue el acontecimiento con el cual los colombianos recibimos el presente año.
Nuevamente, se hicieron escuchar las voces de justicia mediante el castigo severo contra el
victimario del delito y, en general, de todas aquellas personas que incurriesen en un delito
contra los menores de edad o contra las mujeres. Se alzaron voces referidas a la prisión
perpetua y a la pena muerte, considerando que estas son las mejores herramientas para la
erradicación de estas conductas.
Sin embargo, meses después de estos hechos, el país nuevamente se sorprende con el
asesinato de una joven en un centro comercial de Bogotá a manos de su ex compañero
sentimental, nuevamente, los colombianos alzaron su voz de protesta frente a este acto,
reclamando sanciones más drásticas frente a los llamados como feminicidas. Sin bastar esto,
un nuevo caso de abuso y muerte es reportado contra una menor de edad en el país, ratificando
las voces que piden un castigo severo y ejemplar en contra de los victimarios. Estos, son sólo
algunos pocos ejemplos de los tantos casos de violencia en contra de la mujer y en contra de
los niños que en el presente año se han presentado.
Ante este panorama, muchas personas del común se preguntan ¿Qué está pasando? ¿Por qué
suceden hechos como los referidos? ¿Acaso no existen penas ejemplares para estas personas?
En los anteriores ejemplos, se evidencian diferentes conductas delictivas, entre las más
representativas y ante las cuales se pide el endurecimiento de penas se encuentran las
referidas a actos de violencia contra la mujer (como el feminicidio) y los delitos sexuales
(como el acceso carnal).
En el año 2015, nace la Ley 1761 o Ley Rosa Elvira Cely por medio de la cual se tipifica
como delito autónomo al feminicidio, el artículo 104A del Código penal señala:
Feminicidio. Quien causare la muerte a una mujer, por su condición de ser mujer o por
motivos de su identidad de género o en donde haya concurrido o antecedido cualquiera de
las siguientes circunstancias, incurrirá en prisión de doscientos cincuenta (250) meses a
quinientos (500) meses.
Lo que se pretende resaltar del tipo penal, es la sanción privativa de la libertad, la cual se
señala es de 250 meses a 500 meses, lo que equivale a 20 años, cuando la sanción es la
mínima y, hasta 41 años, cuando se impone la pena máxima. Cabe resaltar que por medio del
3
artículo 104B se mencionan las circunstancias de agravación punitiva, lo que conlleva a una
pena de 600 meses o 50 años si el victimario concurre en alguno de los agravantes
mencionados en el Código.
En relación con los preacuerdos, se señala:
Artículo 5°. Preacuerdos. La persona que incurra en el delito de feminicidio solo se le podrá
aplicar un medio del beneficio de que trata el artículo 351 de la Ley 906 de 2004. Igualmente,
no podrá celebrarse preacuerdos sobre los hechos imputados y sus consecuencias
Es decir, son limitados los beneficios que la persona podría recibir. En este sentido, en
materia penal se evidencia: 1) La creación de un nuevo tipo penal, 2) El establecimiento de
la pena máxima para los casos de feminicidio, esto teniendo en cuenta que en los casos de
concurso, la pena máxima es de 60 años y 3) La eliminación de beneficios para la persona
que incurra en este delito. En relación con los delitos sexuales, específicamente del acceso
carnal en menor de 12 años, se encuentra que la pena principal (8 a 15 años) será aumentada
hasta la mitad, cuando se trate de un menor de la edad señalada.
Como se evidencia, las sanciones señaladas para estos delitos, especialmente para el
feminicidio, son severas. Entonces ¿Qué sucede? ¿Por qué dichas penas no persuaden al
delincuente para que no realice los actos mencionados?
4
Derecho Penal Moderno, Proceso Penal y Medida de aseguramiento
El Derecho Penal es una de las herramientas más poderosas con que cuenta el Estado para
intervenir sobre la sociedad e imponer y garantizar la vigencia del ordenamiento jurídico y
la tutela y protección de los bienes jurídico-penales. Contemporáneamente hemos visto cómo
el derecho penal ha venido experimentando una serie de cambios en sus dogmáticas,
racionalidades, entendimiento de sus principios e imaginarios colectivos que del mismo se
tienen en la sociedad y las comunidades jurídicas y académicas (Böhm & Gutiérrez, 2007).
Hoy algunos hablan de un “derecho penal de la prevención”, un derecho penal
“administrativizado”, “de tres velocidades” (Silva Sánchez, 2008), o “derecho penal
moderno” (Donini, 2010). Este artículo pretende aportar una breve mirada crítica sobre este
fenómeno, concretando el análisis en el tema de la finalidad del proceso penal y la imposición
de la medida de aseguramiento.
5
garantistas: morigeración y reentendimiento de principios clásicos del Derecho Penal; y opta
por la normativización en la teoría del delito (Pastor, 2009)
Queremos hacer hincapié en que, desde el punto de vista que se defiende en este escrito, el
Derecho Penal no debería ser revestido de finalidades “administrativas”, de lucha o de
coadyuvancia en el alcance de determinados intereses que se haya propuesto la sociedad o el
Estado. Nos parece que eso es lo que viene sucediendo actualmente, por lo cual el Derecho
Penal ha dejado de ser visto, en estricto sentido, como un derecho de garantías y de reacción;
y ha empezado a ser modelado y entendido como un derecho de prevención y de colaboración
en los propósitos (administrativos) de la sociedad y el Estado.
Como lo muestra Roxín, el proceso penal tiene como finalidades “La condena del culpable,
la protección del inocente, la formalidad del procedimiento alejada de toda arbitrariedad y la
estabilidad jurídica de la decisión…” Roxin (2000, pág. 4) citado por Pastor (2012, pág. 249).
Sin embargo, para Pastor, si bien es cierto que el proceso penal tiene finalidades
contrapuestas, el mismo se decanta hacia la protección del imputado, como concreción de la
protección de los derechos de la ciudadanía: “En verdad, el orden jurídico, ante las graves
consecuencias que tiene la aplicación de la pena, se decide por hacer prevalecer la protección
del imputado, a quien le otorga prioridad en todo momento…” (Pastor, 2012, pág. 249). Aquí
enlazamos con el contexto general, diciendo que para la visión contemporánea del Derecho
Penal, parece que su papel garantista debe ser relegado ante las necesidades de eficiencia y
protección de la sociedad. Se ve al imputado como una amenaza a la que hay que inocuizar
mediante la segregación carcelaria.
Además de lo anterior la imposición de la medida de aseguramiento debe responder a
criterios que garanticen la igualdad formal y la seguridad jurídica, de tal manera que la
libertad del ciudadano no quede al arbitrio o discrecionalidad del juez: “En la prisión
preventiva se juega el Estado de derecho. Es un hecho que la privación de libertad ante
iudicium pone en cuestión todos los principios de protección de la persona acusada… la pena
solo puede ser aplicada después del juicio… por tanto, antes de la sentencia firme de condena
las personas no pueden ser privadas de su libertad” (Pastor, 2012, pág. 250). Por otro lado
(como lo ha resaltado la Corte Constitucional en su sentencia T-153/98) para nadie es un
6
secreto la situación violatoria de los derechos fundamentales constitucionales en las que se
encuentran aquellos recluidos en los establecimientos carcelarios, violatorias de la dignidad
humana (Zuluaga Acevedo, 2016). Es necesario retomar algunos de los planteamientos del
abolicionismo penal, hacer que los administradores de justicia salgan de sus escritorios y se
enteren de las consecuencias reales de sus decisiones. Así mismo los jueces deben aplicar el
test de proporcionalidad de manera que se garantice seguridad jurídica e igualdad formal; y
se vuelva al entendimiento de la medida de aseguramiento como excepcional
Referencias
Pastor, D. (2009). Encrucijadas del Dereho Penal Internacional y del Derecho Internacional
de los Derechos Humanos. Bogotá: Pontificia universidad javeriana, facultad de
Ciencias Juridicas; y Grupo Editorial Ibañez.
Pastor, D. (2012). Tendencias hacia una apliación más imparcial del Derecho Penal. Buenos
Aires: Hammurabi.
7
Pinzón, A. (14 de Marzo de 2017). Una medida de aseguramiento no se le niega a nadie.
Palabras al Margen(101).
Roxin, C. (2000). Derecho Procesal Penal. Buenos Aires.
Silva Sánchez, J. (2008). La expansión del Derecho penal. Aspectos de la Política criminal
en las sociedades postindustriales. Buenos Aires: Euros Editores.
8
Justicia transicional
Qué pasa en los casos en los cuales ya exista decisión en firme -previo a la
entrada en vigencia de la Ley 1820 de 2016-, respecto de un proceso de
extinción de dominio de un bien calificado como adquirido con recursos
provenientes de las actividades de las FARC-EP, y el antiguo propietario
considere que el bien fue obtenido de manera lícita.
La firma del acuerdo final para la terminación del conflicto y la construcción de una paz
estable y duradera, en sus dos versiones -la de agosto 24 de 2016 y la de noviembre 26 del
mismo año-, suscrito este último con posterioridad al plebiscito del 2 de octubre, constituye
un punto de llegada de la mesa de conversaciones entre el Gobierno Nacional y las FARC-
EP. Pero de otro lado, es un punto de partida que define los distintos escenarios del proceso
de implementación, cuya puesta en práctica requiere de la participación activa de todas las
ramas del poder público, junto con un necesario fortalecimiento de las instituciones locales
y nacionales, y en especial, de la justicia (García, Torres, Revelo, Espinosa & Duarte, 2016).
En este contexto, en diciembre 30 de 2016 fue expedida la Ley 1820 mediante la cual se
dictaron disposiciones sobre amnistía, indulto y tratamientos penales especiales en beneficio
de los combatientes irregulares y los agentes del Estado. Y en lo particular, en desarrollo
del denominado “tránsito rápido o fast track” que tendrá lugar, de manera transitoria, en
sujeción a lo establecido en el Acto Legislativo 01 de 20161, donde se dispone el ejercicio
1 El cual fue declarado exequible por la Corte Constitucional mediante sentencia C-699 de 2016.
9
legislativo y constituyente del Congreso de la República, por iniciativa del ejecutivo, para
estructurar los instrumentos jurídicos que aseguren la implementación del referido acuerdo
de paz.
No son pocos los retos originados de la antedicha norma y el Decreto 277 de 2017 que
dispuso su reglamentación. Entre muchos otros están: la capacidad operativa de los jueces
de ejecución de penas para atender el cúmulo de solicitudes de amnistía; el régimen de
libertades para integrantes de la guerrilla y agentes del Estado cuando se trata de delitos no
amnistiables; el tratamiento para desmovilizados de grupos al margen de la ley cuya dejación
de armas ocurrió con anterioridad a la firma del Acuerdo Final de Paz, y que se acogieron a
beneficios jurídicos en el marco de la Ley 1424 de 2010, o inclusive, a la Ley 975 de 2005
de Justicia y Paz, y que han solicitado acogerse a la Ley 1820 de 2016. En fin, de la variada
gama de posibilidades, en esta ocasión se enunciarán algunas consideraciones acerca de la
acción de extinción de dominio en el marco del actual proceso de paz.
Tal como ha quedado definido mediante los distintos tránsitos legislativos2, y las
interpretaciones jurisprudenciales3 o doctrinales (Tobar, 2014), la extinción de dominio se
caracteriza por ser una acción constitucional que declara la pérdida de propiedad de bienes;
es pública y se ejerce por el Estado y a favor de este; mediante un procedimiento con origen
en la actividad judicial sin contraprestación o compensación alguna; en el marco de una
acción autónoma y directa, sin que pueda asimilarse de lleno a una acción penal o civil; con
características netamente patrimoniales; y, sujeta a un procedimiento judicial especial con
principios y reglas sustanciales y procesales propias4. En fin, en desarrollo del artículo 34 de
la Constitución Política, cuando la disposición de determinado bien susceptible de valoración
económica se realiza mediante actividades de enriquecimiento ilícito, en perjuicio del Tesoro
Público, o con grave deterioro a la moral social.
Ahora bien, articulado este tema con la ley de amnistía e indulto, cabe precisar que en el
punto 4 del Acuerdo Final de Paz sobre la solución al problema de las drogas ilícitas y, en
concreto, en el numeral 4.3.2., se indica que las capacidades del Estado serán fortalecidas a
fin de garantizar la aplicación efectiva de la extinción de dominio en la identificación de
activos, y la investigación y judicialización de dichos casos, en el marco de una estrategia
integral de lucha contra la corrupción. Por su parte, la mencionada Ley 1820 de 2016,
establece que tales beneficios jurídicos, cuyos efectos pasan por la extinción de la acción y
sanción penal principal y accesoria, o la acción de indemnización de perjuicios, como lo
establece el artículo 41 ibídem, no tiene efectos sobre la acción de extinción de dominio.
2 El mismo se puede ubicar desde la Ley 333 de 1996, el Decreto Legislativo 1975 de 2002, la Ley
793 de 2002 y la Ley 1708 de 2014 o Código de Extinción de Dominio.
3 La Corte Constitucional ha establecido pautas de interpretación sobre el concepto y alcance de la
extinción de dominio, entre otros pronunciamientos, las sentencias C-374 de 1997, C-740 de 2003,
C-540 de 2011, C-740 de 2003, y en la C-958 de 2014.
4 De esta forma lo ha condensado la sentencia C-958 de 2014.
10
Un punto problemático que se pude desprender de la norma, es que en los casos en los cuales
ya exista decisión en firme -previo a la entrada en vigencia de la Ley 1820 de 2016-, respecto
de un proceso de extinción de dominio de un bien calificado como adquirido con recursos
provenientes de las actividades de las FARC-EP, y el antiguo propietario considere que el
bien fue obtenido de manera lícita, podrá solicitar la revisión de la sentencia en la cual se
decretó la extinción ante la Sala Penal del Tribunal Superior del Distrito judicial del lugar
donde se encuentre el bien, o ante la Sala penal de la Corte Suprema de Justicia, según el
caso5. Esto, en aparente contravía de las reglas de competencia para la extinción de dominio
establecidas en la Ley 1708 de 2014, o Código de Extinción de Dominio - CED, las cuales,
de manera general, están atribuidas además de la Corte, a las salas de extinción de dominio
de los Tribunales Superiores de Distrito Judicial y a los Jueces del Circuito especializados en
extinción de dominio.
En síntesis, podría pensarse en un inicio que con la ley de amnistía e indulto surge una
derogatoria tácita de la competencia de las Salas de Extinción de Dominio de los Tribunales
Superiores del Distrito Judicial, que conocen en primera instancia de la acción extraordinaria
de revisión en contra de las decisiones de dicha corporación, en materia de extinción de
dominio, como lo establece el artículo 38 del CED, donde por supuesto se encuentran
decisiones en contra de grupos insurgentes. Aunque todo parece indicar que se trata de un
procedimiento especial con asiento exclusivo a las decisiones adoptadas en contra de bienes
cuyo origen fue atribuido a las FARC-EP, más cuando la norma prevé que toda solicitud de
revisión sea suscrita por un miembro plenipotenciario que hubiere firmado el Acuerdo Final
de Paz; no obstante, quien vendría a definir la revisión de la decisión judicial, como se
anunció en su momento, y como una nueva competencia atribuida por conducto de la Ley
1820 de 2016, es la Sala Penal del Tribunal Superior del Distrito judicial del lugar donde se
encuentre el bien, asunto que origina necesariamente un redireccionamiento de la
competencia de la justicia especializada en ese tema, a la justicia ordinaria.
No es fácil ubicar el sentido práctico de la decisión adoptada por el legislativo. Pudo haber
sido una decisión adecuada el hecho de confirmar aquellos escenarios en los cuales antiguos
propietarios tengan la posibilidad de reclamar como propios los bienes objeto de extinción
de dominio, sobre todo porque son supuestos apenas previsibles en un escenario de
posconflicto; pero era importante, por decir lo menos, que el proceso haya tenido asiento en
la justicia especializada que ejerce a la fecha la competencia para decidir los asuntos de
revisión de las sentencias de extinción de dominio que ella misma profiere, y no de otros
Tribunales, tal como se dispuso. Recuérdese que este tema no hace parte de la Jurisdicción
5 Recuérdese que en virtud de la Ley 1708 de 2014, la Sala Penal de la Corte Suprema de Justicia
juzga en única instancia la extinción de dominio de los bienes cuya titularidad recaiga en un agente
diplomático debidamente acreditado, con independencia de su lugar de ubicación en el territorio
nacional.
11
Especial de Paz, y funciona con independencia de la misma, como podría deducirse de las
leyes hasta ahora expedidas en el marco del mecanismo del “fast track”, por lo que puede
concluirse que antes de aportar al efectivo funcionamiento de la administración de justicia,
puede terminar generando confusión y choque de competencias al interior de la misma.
Referencias:
Corte Constitucional. Sentencias C-699 de 2016; C-374 de 1997; C-740 de 2003; C-540 de
2011; C-740 de 2003; C-958 de 2014.
Jenner Alonso Tobar Torres (2014). Aproximación general a la acción de extinción del
dominio en Colombia. Revista Civilizar Ciencias Sociales y Humanas, 14(26), 17-38.
Mauricio García Villegas, Nicolás Torres Echeverry, Javier Revelo Rebolledo, Jose R.
Espinosa Restrepo y Natalia Duarte Mayorga (2016). Los territorios de la paz La
construcción del Estado local en Colombia. Bogotá: Documentos Dejusticia No. 28.
Normatividad: Ley 1820 de 2016, Decreto 277 de 2017, Ley 1420 de 2010, Ley 975 de 2005,
Ley 793 de 2002 y Ley 1708 de 2014.
12
Criminalización terciaria
La política criminal en Colombia, tal como ha sido indicado por la Corte Constitucional
Colombiana, está estrechamente vinculada con las tres formas de criminalización propuestas
por diversas perspectivas criminológicas, como son: primaria, secundaria y terciaria. La
primera de ellas pone énfasis en los aspectos legislativos; la segunda en elementos
relacionados con la judicialización e investigación de los hechos objeto de penalización; y la
tercera en la ejecución y el cumplimiento de la pena.
Con respecto al abordaje de la criminalización terciaria, a partir del Pacto de los Derechos
Civiles y Políticos de 1976, se establecieron unos principios orientadores del trato otorgado
a personas privadas de la libertad, entre estos se resalta como finalidad del régimen
penitenciario “la reforma y la readaptación social de los penados”. Asimismo, la Comisión
Asesora de Política Criminal creada para “apoyar la formulación de la política criminal del
país y dar recomendaciones al Gobierno Nacional al respecto” (2012, p. 10), fue enfática en
señalar que en la normatividad colombiana la pena estaba orientada hacia la “maximización
de la resocialización de la persona condenada” (p. 22). Con ello, es evidente que este aspecto
de la política criminal en Colombia está destinado a un objetivo preciso, ante el cual sin
embargo, se han presentado una serie de dificultades, configurando un grave problema de
precarización del sistema penitenciario y carcelario actual.
13
desigual proporción entre miembros de la guardia e internos, lo cual afecta directamente la
seguridad en los establecimientos; y (e) los elevados costos de mantenimiento con un
presupuesto destinado en su mayoría a gastos de administración y vigilancia; como algunos
de los principales obstáculos a los que se enfrenta la política criminal en el país, mostrando
la ausencia de medios adecuados para lograr el fin último de la resocialización (Comisión
Asesora de Política Criminal, 2012).
Además, la Comisión subraya que “los medios principales a través de los cuales se busca la
resocialización en Colombia, según las normas jurídicas y la práctica penitenciaria, son el
trabajo, el estudio y la enseñanza” (p. 49), los cuales se ven afectados con la ausencia de
profesionales a cargo y un énfasis de su utilización como formas para reducir la pena u ocupar
el tiempo libre, por lo que es necesario dotarlas de un nuevo enfoque que sirva al propósito
planteado. Finalmente, la entidad propone una serie de directrices dentro de la cuales es
importante resaltar la implementación de medidas dirigidas al post-penado “de forma tal que
se asuma el compromiso de reinserción social no solamente con el tratamiento penitenciario,
sino también con la orientación y ayuda a la reubicación social” (p. 65).
14
A pesar de los resultados obtenidos, no todos estos tipos de investigación han evidenciado
desenlaces positivos, Medina (2012) comparó experimentalmente la eficacia de
intervenciones en: conductas delictivas (motivacionales, intensivos, comunidad terapéutica,
individual); delitos violentos (SAC, DEVI, VIDO); preparación de permisos; y competencia
psicosocial. Encontrando que no existía una diferencia significativa entre los participantes y
los individuos que no ingresaron a ningún programa, aspecto que según el autor, se debe a
circunstancias particulares de las instituciones o a una deficiencia del modelo cognitivo-
conductual en el que las intervenciones se han basado.
Es posible subrayar que no hay unidad frente a los distintos resultados que se pueden obtener
con la implementación de intervenciones psicológicas en el ámbito penitenciario, es claro
que sus resultados dependen en gran medida de las particularidades de la institución y de la
población, por lo que dicha implementación debe ser una labor contextual y orientada al
ambiente carcelario colombiano. Por tanto, es necesario seguir ejecutando múltiples
investigaciones, entendiendo que la resocialización es un avance en distintos escenarios,
como la seguridad ciudadana, la reducción del delito, el respeto de los derechos de las
personas privadas de la libertad, etc.
La resocialización, como ya se mencionó, es tan solo una parte de la política criminal, pero
sus grandes efectos en la sociedad son indiscutibles. Hasta ahora las instituciones carcelarias
se han convertido en contextos de-socializadores al aislar al individuo de la sociedad y afectar
sus redes sociales, por lo que es indispensable un cambio al interior de los establecimientos
basado en una transformación de perspectiva, en donde se fomenten las penas alternativas
que incluyen condiciones más favorables para lograr el fin de la pena.
Referencias
Pérez, B., Rodríguez, F., Bringas, C. & Eguizabal, J. (2015). La Unidad Terapéutica y Educativa
(UTE): Alternativa a la prisión tradicional en la reeducación y reinserción del penado.
Debates penitenciarios N° 20; 3-21.
15
Derecho Procesal Penal.
El presente artículo pretende abordar el cambio legislativo en materia procesal penal con la
entrada en vigencia de la ley 1826 del 2017. Se hará mención de la figura conceptual del
procedimiento penal abreviado, de los tipos penales que se contemplan para su procedencia;
de igual forma se pretende exponer sus fases y cambios en materia procesal penal en
comparación con la ley 906 del 2004. Por último, se expondrán algunas críticas o vacíos que
contiene el nuevo procedimiento ante su futura implementación.
6
Conductas querellables conforme al artículo 74 del Código de Procedimiento Penal.
7
Tipos penales expresamente consagrados en el artículo 534 del Código de Procedimiento Penal, adicionado
por el artículo 10 de la Ley 1826 de 2017, delitos que sin ser querellables se rigen por el procedimiento
abreviado.
16
la cual se llamará audiencia de juicio. Teniendo en cuenta lo anterior, uno de los grandes
cambios que contempla este nuevo procedimiento penal abreviado es que se suprime la
audiencia de formulación de imputación, para ser trasladado el acto de comunicación propio
de la imputación a la esfera del escrito de acusación. Modificando así, la manera en que se
realizaba el acto de imputación de cargos para ciertos tipos penales.
En cuanto a la entrega del escrito de acusación, se deberá trasladar de igual forma los
elementos materiales probatorios y la evidencia física por parte del fiscal al procesado, el
cual deberá estar en compañía de su abogado defensor. Después de transcurrida la
mencionada fase, el procesado contará con sesenta (60) días para preparar su defensa. Una
vez concluida esta etapa, se llevará a cabo una audiencia concentrada para la formalización
de la acusación y la evacuación de las solicitudes probatorias de las partes, la cual se deberá
llevarse a cabo dentro de los diez (10) días siguientes. (Ley 1826, 2017)
En la nueva audiencia concentrada, se verificará que el descubrimiento por parte del fiscal
haya sido completo y se solicitará la práctica de pruebas para el juicio oral. Lo anterior,
tendría como finalidad integrar en una sola audiencia los componentes de la formulación de
acusación y de la audiencia preparatoria que actualmente tenemos de forma independiente.
El desarrollo de la mencionada audiencia sigue las reglas previstas en el artículo 542 del
código de procedimiento penal. En primer lugar, conserva el momento procesal donde se le
da la oportunidad al indiciado de aceptar o no los cargos formulados y de ejercer control de
legalidad sobre la misma por parte del juez de conocimiento. En cuanto a la presentación del
escrito de acusación se conservan las características y parámetros establecidos en el artículo
337 de la ley 906 del 2004 es decir, que el escrito de acusación deberá ser explícito, claro,
detallado, precisando con redacción adecuada las circunstancias de tiempo, modo y lugar;
conforme a la adecuación jurídica de los hechos enunciados en el escrito de acusación. La
redacción deberá ser lo suficientemente clara para no desnaturalizar su sentido y no afectar
el derecho a la defensa ni las garantías constitucionales del procesado. Acto seguido, se
concederá el uso de la palabra al fiscal para que se pronuncie si existen modificaciones en el
escrito de acusación, las cuales no podrán afectar el núcleo fáctico ni jurídico del proceso,
acto seguido se le concederá el uso de la palabra a la defensa y a la víctima para que presenten
sus observaciones y modificaciones al escrito de acusación. De ser procedente, el juez de
conocimiento le ordenará al fiscal que lo aclare, adicione o corrija de inmediato. A
continuación, la fiscalía y la defensa deberán enunciar ante el juez de conocimiento la
totalidad de las pruebas que pretenden hacer valer en la audiencia del juicio oral. Lo anterior,
deberá consignarse en un escrito que se le entregará al juez y a las partes. De igual forma, la
Fiscalía, la víctima y la defensa realizarán sus solicitudes probatorias, corriendo traslado a
las partes para que se pronuncien sobre las posibles nulidades. El juez con posterioridad
deberá pronunciarse sobre las mencionadas solicitudes y se correrá traslado a las partes para
que interpongan los recursos que haya lugar. (Ley 1826, 2017)
17
En cuanto a la audiencia de juicio oral tendrá el mismo desarrollo contemplado en el artículo
366 y subsiguientes del código de procedimiento penal. La única gran modificación residirá
en la citación contemplada en el artículo 447 referente a la sentencia de lectura de fallo, ya
que una vez el juez de conocimiento emite el sentido del fallo y si este es condenatorio, se
abre la posibilidad a que las partes se pronuncien sobre las condiciones individuales,
familiares, sociales y de antecedentes del hallado culpable con el fin de realizar la
individualización de la pena. De igual manera, se podrán manifestar con respecto a la pena
aplicable y la concesión de subrogados en el marco de la audiencia de juicio. Luego de esto,
se darán diez (10) días para proferir fallo. La sentencia se entenderá notificada por medio de
citación del juez a las partes, luego de cumplida la diligencia, se cuenta con cinco (5) días
para la presentación de recursos. Estos deberán ser presentados y sustentados por escrito.
(Manual, 2017)
18
Referencias
Código penal [Código]. (2000) 3ra ed. Legis.
Congreso de Colombia. (12 de enero del 2017) Por medio del cual se establece el
procedimiento penal especial abreviado y se regula la figura del acusador privado. [Ley 1826
del 2017]. DO: 50.114.
Congreso de Colombia. (1 de septiembre del 2004) Por medio de la cual se establece un
procedimiento penal especial abreviado y se regula la figura del acusador privado. [Ley 906
del 2004]. DO: 45.658.
Constitución Política de Colombia. [Const.] (1991) 5ta edición. Legis.
Fiscalía General de la Nación. (2017). Manual nuevo procedimiento penal abreviado y
acusador privado. Ley 1826 del 12 de enero del 2017. Serie legislativa 1.
19
Psicología
20
su aparición. De acuerdo con Mori (2012), es posible evidenciar el papel reforzador de la
conducta agresiva en materia de reforzamiento externo, reforzamiento vicario, auto
reforzamiento y auto castigo; el reforzamiento externo referido al papel del ambiente
biológico y social en la expresión de conductas agresivas, el reforzamiento vicario referido
al papel de los padres y educadores como modelos básicos en el aprendizaje, el auto
reforzamiento referido al autocontrol ejercido por la persona frente a una situación que puede
llevarlo a conductas agresivas y el auto castigo, referido a las sanciones que cada persona se
impone ante lo que considera una conducta no adecuada y que tiene como finalidad lograr su
extinción.
Frente a la violencia, Carrasco y Gonzáles (2006), manifiestan que éste término suele usarse
para referirse a aquellas conductas agresivas que trascienden los límites del carácter
adaptativo de la agresión; igualmente añaden Carrasco y Gonzáles (2006), que estas
conductas agresivas a las que nos referimos como “violencia”, se caracterizan por su ímpetu,
su intensidad, su potencial de destrucción, perversión y malignidad, las cuales trascienden
los niveles expresados en la conducta simplemente agresiva. Otra característica de la
violencia es que se puede observar la tendencia únicamente ofensiva contra el derecho e
integridad del ser humano y la carencia de justificación. Aspectos que se han utilizado en el
intento de definir unos criterios que permitan establecer tipologías de la violencia, algunas
de ellas enfocadas en el autor del acto violento, otras en el daño causado por el acto violento,
las características de las víctimas y el ámbito de ocurrencia de los hechos de violencia. Para
el interés de este artículo, a continuación, se abordan las tipologías por autor del hecho
violento y tipo de daño causado:
Violencia según quien comete el acto violento: en esta tipología se puede identificar la
violencia auto infligida, la violencia interpersonal y la violencia colectiva. De acuerdo con
Arévalo (2011), la violencia contra uno mismo o auto infringida son acciones que generan
daño a las personas, pero que son producidas por ellas mismas y las más características son
el suicidio, autolesiones y mutilaciones. Por otro lado, el informe WHO (2014), define la
violencia interpersonal como la que es dirigida hacia integrantes de una misma familia, a la
pareja, los amigos, conocidos y que desconocidos. Sobre la violencia colectiva, la OPS
(2003), la define como el uso de la violencia como instrumento, lo cual se da por parte de
personas que se identifican a sí mismas como miembros de un grupo, contra otro grupo o
colectivo de individuos, con el fin de lograr objetivos políticos, económicos o sociales.
En virtud del artículo 229 de la Ley 599 de 2000, artículo modificado por la ley 1142 de
2007; la violencia intrafamiliar está constituida por el maltrato físico o Psicológico a algún
integrante de la familia. Conducta que es penalizada con prisión entre los cuatro y ocho años,
siempre y cuando la conducta no constituya un tipo penal que sea penalizado con más tiempo
de prisión, y añade el legislador que, la pena puede llegar a aumentar “de la mitad a las tres
cuartas partes, cuando la conducta recaiga sobre un menor, una mujer, una persona mayor
de sesenta y cinco (65) años o que se encuentre en incapacidad o disminución física,
21
sensorial y psicológica o quien se encuentre en estado de indefensión”. Finalmente, en el
parágrafo único del artículo 33 de la ley 1142 de 2007, aclara el legislador, que no solo los
integrantes del núcleo familiar quedan sometidos a dicha pena, sino que ésta cobijará a quien,
no perteneciendo a dicho núcleo familiar, esté a cargo de algún o algunos de los integrantes
de la familia, en su propio domicilio o residencia e incurra en alguna conducta de las allí
tipificadas.
Violencia según el tipo de daño causado: en esta tipología se puede identificar la violencia
física, Psicológica y emocional, violencia sexual y la violencia económica o patrimonial. La
violencia física es definida como las acciones, comportamientos u omisiones que amenazan
o lesionan la integridad física de las personas; por su parte la violencia Psicológica y
emocional es definida como cualquier acción u omisión directa o indirecta, cuyo propósito
sea controlar o degradar las acciones, comportamiento, creencias y decisiones de otra
persona, por medio de la intimidación, manipulación, aislamiento o cualquier otra conducta
u omisión que produzcan un perjuicio en la salud psicológica, la autodeterminación, el
desarrollo integral y las posibilidades personales. Frente a la violencia sexual, se define como
todo acto sexual, la tentativa de consumar un acto sexual, los comentarios o insinuaciones
sexuales no deseados, o las accione para comercializar o utilizar de cualquier otro modo la
sexualidad de una persona, mediante coacción, en cualquier ámbito, incluidos el hogar y el
lugar de trabajo; finalmente, frente a la violencia económica o patrimonial, ésta es definida
como la acción u omisión de quien afecte o impida las atención adecuada de las necesidades
de la familia o alguna persona que se refiere la ley, dañando, perdiendo, sustrayendo,
reteniendo o apropiándose de objetos, instrumentos o bienes (OPS-OMS, 2003).
Evidenciando que, en esta clasificación, cuando estos daños ocurrieran al interior de la
familia o por acción o dejación de algún cuidador, constituirán violencia intrafamiliar, so
pena de cuatro a ocho años, con sus respectivos agravantes. Pena que aplica para casos en
que la conducta no esté tipificada con una sanción mayor, como es el caso del abuso sexual,
donde se impondrá lo establecido para éste último tipo penal.
A modo de conclusión, es posible resumir dos aspectos importantes, los cuales tienen como
finalidad evidenciar que somos violentos en diferentes entornos, siendo uno de ellos el núcleo
familiar, debido a factores que van desde características personales, hasta situaciones
macroeconómicas, atravesando por condiciones familiares y sociales, las cuales están
mediadas por el aprendizaje. De tal manera que no existe una fórmula única para explicar la
violencia intrafamiliar y, por el contrario, tanto su comprensión como su intervención está
ligada a factores macro económicos y sociales.
1. Una primera conclusión es que se posee un potencial para la agresión, pero ello no nos
hace más o menos agresivos, sino que este potencial tiene una finalidad adaptativa y hace
parte de los mecanismos de defensa, no exclusivos de los seres humanos.
2. La violencia es un fenómeno multicausal y no está ligado a factores únicamente de tipo
individual.
22
Referencias
AIAS Bologna Onlus. (2004). Infancia, Discapacidad y Violencia. Facilitar el desarrollo
deestrategias de prevención en las Asociaciones de Discapacitados. Boloña, Italia.
Arévalo Mira, D. M. (13 de mayo de 2011). Aproximación multidisciplinaria a la violencia
autoinfligida. Colombia: Revista de Psicología, GEPU, 2 (2), 19-50.
Arriagada, I., & Godoy, L. (1999). Seguridad ciudadana y violencia en America Latina:
diagnóstico y políticas en los años noventa. Santiago, Chile: CEPAL.. En:
http://repositorio.cepal.org/bitstream/handle/11362/6263/S998552_es.pdf;jsessionid
=F7FD3A80C18CF37D0BD0519ABE124F9C?sequence=1
23
INSTRUCCIONES PARA LOS AUTORES
El Observatorio de Política Criminal de la Universidad Nacional, realiza dentro del marco de
su investigación la publicación de boletines bimensuales con el fin de fortalecer la discusión
científica entorno a la justicia penal, la política criminal y la política penitenciaria
colombiana, por lo que se recibirá de parte de la comunidad artículos de investigación,
ensayos, 49comunicaciones breves e imágenes diagnósticas para que sean publicados en el
número bimensual del Boletín.
Se consideran para publicación en el Boletín únicamente artículos originales, es decir,
aquellos que incluyan resultados significativos que no han sido publicados ni están siendo
considerados para publicación en otro boletín y/o revista. Se reciben también artículos de
revisión crítica, que compilen y resuman adecuadamente el trabajo en un campo particular.
Todo lo publicado se considerará propiedad del Observatorio de Política Criminal de la
Universidad Nacional.
Se tendrán en cuenta los manuscritos preparados según las normas siguientes
1. Los artículos deben tener una extensión de 1.000 palabras sin contar las referencias y
bibliografía. Fuente: Times New Roman, 12 puntos.
2. Todos los artículos deben llevar antetítulo, título y sumario. Los títulos NO deben ser una
continuación del antetítulo.
• Antetítulo: Indica de manera general el tema o el lugar en el que se sitúa la noticia o el tema
a tratar. Suele ser una única palabra o corta frase e ir en fuente de tamaño inferior al título.
Se sugiere manejarlo en 12 puntos. Nunca debe ir en mayúscula fija. Sólo con mayúscula
inicial.
• Título: Anuncia el contenido del texto. Es la frase que condensa la información del artículo.
Es importante que su lectura sea suficiente para enterarse, en líneas generales, del contenido
del texto. Se sugiere manejarlo en 24 puntos. Nunca debe ir en mayúscula fija. Sólo con
mayúscula inicial
24
• Sumario: Consta de una o varias frases informativas que complementan el título con datos
importantes que no han sido expresados ni en el antetítulo, ni en el título. Se ubica debajo del
título y debe ir en una fuente más pequeña al igual que el antetítulo. Se sugiere manejarlo en
14 puntos. Nunca debe ir en mayúscula fija. Sólo con mayúscula inicial.
3. Inmediatamente después del Sumario, es indispensable que el autor(es) escriba(n) como
mínimo sus nombres y apellidos completos, la institución y/o Facultad a la que pertenecen,
el último título académico cursando u obtenido, la institución en la cual lo obtuvieron y la
dirección electrónica institucional.
4. Es indispensable escribir la fecha en la cual el texto fue enviado.
5. Se debe evitar escribir en primera persona.
6. Cada artículo opcionalmente puede estar acompañado por alguna(s) fotografía(s). Las
fotos enviadas para la publicación de artículos deben tener una resolución mínima de 7 mega-
píxeles y se deben hacer llegar en formato JPG. Se debe indicar el crédito o fuente de las
imágenes. El Comité Editorial se reserva el derecho de publicar o no las fotos remitidas.
7. Las Tablas, Mapas, Gráficos y Figuras se publicarán en blanco y negro, por lo que deben
presentarse con la mejor calidad y cuidando al máximo la distorsión de información al pasarla
a escalas de grises. Deben estar numeradas y su título 51será suficientemente explicativo y
breve sin tener que referirse al texto. El autor ubicará cualquiera de éstas, seguido a la cita en
el texto. Debajo de la Tabla, Gráfico o Esquema se definirán brevemente las abrogaciones
usadas, cuando no sean standard.
Asegúrese de que cada Tabla o Gráfico estén citados en el texto.
La numeración y el título de las Gráficas y Figuras se sitúan bajo de ellas, al contrario de las
Tablas.
8. Las palabras y términos en inglés u otro idioma diferente al español deben ir en cursiva,
no entre comillas. Ejemplo: International law.
9. Todas las páginas deberán estar numeradas, incluyendo la inicial y las de bibliografía.
10. Las referencias bibliográficas deben seguir el formato de las normas APA 6ta Edición.
25
11. La recepción de un artículo no implicará ningún compromiso del Observatorio de Política
Criminal de la Universidad Nacional de Colombia para su publicación.
12. El Comité Editorial selecciona los escritos remitidos de acuerdo con los criterios formales
y de contenido de los Boletines Bimensuales del Observatorio.
13. El envío de los artículos implica que los autores autorizan a la institución editora para
publicarlos en versión impresa en papel y también en formatos electrónicos (CD-ROM y
otros) electrónica y/o en páginas web, aceptando los autores de los artículos éstas y otras
formas de publicación virtual o digital.
14. El autor siempre conservará una copia del trabajo. Cada manuscrito será sometido a un
proceso de evaluación, la Institución Editorial decidirá o no su publicación y sugerirá
posibles modificaciones cuando lo crea oportuno. Todo este trámite será lo más breve
posible. El Observatorio acusará recibo de los originales e informará al autor sobre su
aceptación.
El Observatorio pondrá el máximo cuidado en evitar errores en la trascripción definitiva de
los artículos enviados, no obstante no se responsabiliza de los errores que puedan aparecer.
Si los autores detectaran errores importantes deberán dirigirse cuanto antes a la redacción
para poder realizar una fe de erratas en el siguiente número de la revista.
El Observatorio de Política Criminal se reserva el derecho de realizar pequeñas adecuaciones
en los títulos de los artículos, en los resúmenes, así como rectificaciones menores en la
redacción de los artículos, aunque la política general que se seguirá será la de consultar a los
autores sobre estas cuestiones.
15. Los artículos deben ser entregados electrónicamente en el Observatorio de Política
Criminal de la Universidad Nacional de Colombia y/o ser remitidos con posterior
confirmación a la siguiente cuenta institucional de correo electrónico:
sinelegeun_bog@unal.edu.co
26