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IBCE E-760/2008

ARTÍCULO PARA EL COLEGIO DE ECONOMISTAS DE SANTA CRUZ

¿Quo vadis Bolivia? - Las Relaciones Internacionales por los suelos…

Lic. Gary Antonio Rodríguez A.


Economista, Magíster en Comercio Internacional, Gerente General del IBCE

INTRODUCCION

Era natural que esto pasara. Teniendo a gente anclada en el pasado como
“asesora” directa del Presidente de la República que cree que “ni el comercio, ni la
integración, ni las exportaciones son lo más importante para el país”, era previsible
que la política exterior y la política comercial boliviana se complicara tanto
poniendo en riesgo el relacionamiento bilateral con países y bloques que resultan
claves para nuestro desarrollo. En muy poco tiempo, se ha echado por la borda
tanto en lo político, como en lo comercial y económico, relaciones cuidadosa y
sacrificadamente construidas desde los ámbitos estatal y privado.

Tan lamentable situación deviene del hecho que ciertos personajes en función de
Gobierno creen ingenuamente que Bolivia es el “ombligo del mundo”, oponiéndose
a la globalización, guiándose por aquello de que “otra integración es posible”, esa
integración que después de más de dos años a nivel de la Alternativa Boliviariana
para los Pueblos de América (ALBA), no ha conseguido sino adherir a socios
fuertemente dependientes de la ideología y los recursos venezolanos -Cuba,
Bolivia, Nicaragua y Dominica- siendo que hasta Ecuador le dijo “no” al proyecto
del ALBA, seguramente por el mejor cálculo que habría hecho el Presidente
Correa que pese a su sesgo socialista y neopopulista, no deja de ser -en el fondo
de su corazón- un economista que sabe que la inversión, la integración, el
comercio y las exportaciones son cuestiones fundamentales para el desarrollo
económico de cualquier país, mucho más, para aquellos de pequeñas economías
como es el caso de Bolivia o Ecuador.

LA IMPORTANCIA DE UN BUEN RELACIONAMIENTO INTERNACIONAL

Mantener las mejores relaciones internacionales –especialmente con aquellos


países que prestan cooperación o abren sus mercados de alto poder adquisitivo-
está fuera de toda discusión, muy especialmente en los momentos de
globalización que vive el mundo cuando, luego de la caída del Muro de Berlín en
1989 (algo que unos pocos pretenden desconocer en Bolivia, en los “tiempos de
cambio” por el que están haciendo atravesar al país), a fin de que el fluido y
estable relacionamiento económico, financiero y comercial, devengue mayores
oportunidades de inversión, acceso a tecnología y desarrollo de mayor producción
y exportaciones, particularmente para países como el nuestro que teniendo vastas
dotaciones de recursos naturales, abundante mano de obra desocupada, y una
pequeña economía incapaz de hacer crecer el PIB a las altas tasas que son
necesarias para superar la pobreza, pueden obtener enormes réditos a través de
su complementación con economías de mayor portento donde lo que abunda es el
capital de inversión, la tecnología y el alto poder de compra, generando así
inmejorables posibilidades de una oferta ampliada de productos, y con ello
desarrollo, empleos e ingresos para los ciudadanos, para lo cual resulta también
indispensable el adecuado manejo de la política económica y sus instrumentos.
Estando demostrado que los países que más crecen en el mundo, son los que
apostaron por una apertura comercial inteligente y una virtuosa integración con las
grandes economías, no es comprensible -sino desde un punto de vista meramente
ideológico, político y mediático- las negativas actitudes que se vienen produciendo
en el campo de la política internacional del país, complicando innecesariamente
sus posibilidades de desarrollo (v.gr., la pérdida de 657 millones de dólares de
donación a través de la “Cuenta del Milenio”), haciendo que la insufrible retórica
de la cual hacen gala nuestros máximos servidores públicos puede llevar a
Bolivia a un aislamiento comercial seguramente significará la pérdida de más
empleos en el país, por la incertidumbre a la hora de realizar negocios con el
exterior.

EE.UU.: ¿EL ENEMIGO EXTERNO?

Pese a que los Estados Unidos de América es el mercado que nítidamente tiene la
mayor trascendencia para las exportaciones de manufacturas bolivianas, donde el
principal valor agregado es el trabajo de las manos de nuestros compatriotas, el
Gobierno no ha dejado de agredir verbalmente primero y con una acción de hecho
últimamente, al Gobierno de dicho país, ignorando que los EE.UU. no solo es la
primera potencia económica mundial sino que tiene el mercado más grande del
mundo, no solo por su volumen de compras que bordea los 2 billones de
dólares/año y las innumerables opciones de desarrollo que produciría para el país
con buenas políticas, sino porque de la previsibilidad del libre acceso a un
mercado tan competitivo como el estadounidense dependen miles de
empleos que se producen a partir de las ventas bolivianas de productos
industrializados y artesanales.

Según datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), Bolivia exportó más de 400
productos por un total 430 millones de dólares a los EE.UU. en la gestión 2007. De
estas ventas, por lo menos 200 millones (principalmente manufacturas con alto
valor agregado originarias de La Paz y El Alto) ingresaron con “arancel cero”,
gracias al libre acceso que ofrece el ATPDEA (Andean Trade Promotion and Drug
Erradication Act), permitiendo generar más de 40.000 empleos directos e
indirectos en Bolivia, beneficiando a más de 120.000 personas ligadas al complejo
industrial-manufacturero exportador.

Siendo que estamos a solo medio año de que concluyan las preferencias del
ATPDEA que beneficia al país, solo es comprensible la forma en que el Gobierno
ataca a los EE.UU. por la perversa lógica del “enemigo externo”, como factor de
cohesión de las masas ignorantes, cada vez más desorientadas y desmoralizadas
por lo que hace “su” Gobierno “de cambio”. Como nunca antes en la historia, se ha
denigrado públicamente a un Presidente de los EE.UU.; se ha insistido
fastidiosamente en atacar al “Imperio norteamericano”; se ha instaurado la
exigencia de visa de entrada a Bolivia para los ciudadanos estadounidenses por
una cuestión de “reciprocidad” (de ser así ¿por qué no hace lo mismo con
Venezuela que exige un engorroso trámite de visa a los ciudadanos bolivianos
para entrar a su país?); ha desdeñado y politizado la cooperación que da USAID a
los propios “originarios”; se ha amenazado y se afectado a inversiones
estadounidenses; se ha insistido caprichosamente en relacionarse con Irán y
Corea del Norte (cuestionados internacionalmente por su actividad nuclear), y
hasta algunos servidores públicos han justificado la agresión a la Embajada de los
EE.UU. que se produjo recientemente en Bolivia, lo que no es un tema menor, por
ello, la llamada a consulta al Embajador Goldberg, con imprevisibles
consecuencias futuras.

APORTANDO A LA CAÍDA DE LA COMUNIDAD ANDINA

Así como los EE.UU. es el mercado por excelencia para las manufacturas
bolivianas, el de la Comunidad Andina (CAN) lo es para las agroexportaciones del
país, principalmente para productos relacionados a la actividad agrícola, ganadera
y agroindustrial, habiéndose comercializado el pasado año casi 400 millones de
dólares a dicha área, por más de 370 productos, según el INE.

Pese a ello, y a que de por medio están más de 150.000 empleos ligados a tan
importante actividad productiva, no se cuidan las relaciones con los principales
miembros de la CAN, sino que por el contrario, todo parecería indicar que el fin es
enterrar definitivamente a dicho bloque que ya perdió a dos miembros a lo largo de
su historia de casi 40 años (Chile en 1976 y Venezuela el 2006).

El Gobierno no solo insiste machaconamente en que Bolivia “no negociará un TLC


con los EE.UU.”, sino que con una actitud de “perro del hortelano”, ha venido
intentando bloquear la posibilidad que Perú ponga en vigencia su TLC con dicho
país –aprobado ya en ambos Congresos- al mismo tiempo que colocó a la CAN al
borde del cisma “bloqueando” primero en junio del 2007 el arranque de la
negociación entre la CAN y la Unión Europea, y últimamente, rechazando el
“formato TLC” que planteó la misma para el Acuerdo de Asociación, basado en los
pilares de Diálogo Político, Cooperación y Comercio.

Lamentablemente el Gobierno no aprende de sus propios errores. En el pasado


inmediato, empezando la actual gestión gubernamental en febrero del 2006 se
produjo similar impasse con Colombia, provocando primero una actitud proactiva
por parte del Presidente Uribe que vino y “dio la cara” en Bolivia, ofreciendo
soluciones (que las debía trabajar el Vicepresidente de la República de Bolivia,
pero que hasta ahora no hizo absolutamente nada), y luego, modificando la
Decisión 486 por la vía del no-consenso, algo que Perú hará exactamente igual en
semanas más, solucionando así su problema y dejando en olímpico “off side” a los
brillantes asesores de Don Juan Evo Morales Ayma, luego de provocarle varios
sofocones internacionales por su mal consejo.

EL “DETERIORO DEL ROMANCE” CON LA UNION EUROPEA

Sin duda alguna, de existir un bloque que confió y apoyó el ascenso del actual
Gobierno al poder, ha sido y aún es, la Unión Europea (UE), aunque de un tiempo
a esta parte se empiezan a escuchar ya algunas preocupaciones y reservas por
todo lo que está pasando en el país.

Desde el punto de vista de la importancia del mercado europeo para las


exportaciones bolivianas (371 millones, por más de 400 productos en el 2007
según datos oficiales del INE), la negociación del Acuerdo de Asociación entre la
CAN y la UE entraña una importancia trascendental para Bolivia, a fin de
consolidar el libre acceso a esos 27 países que conforman un mercado de 500
millones de personas, que compra más de 1 billón de dólares por año desde
el mundo, el cual de ninguna manera está garantizado para las exportaciones
de Bolivia con el actual Sistema de Preferencias Generalizadas (SPG Plus)
que disfruta y que si bien está previsto para el período 2006-2015, es susceptible
de revisiones periódicas, exactamente igual que con el caso del ATPDEA
estadounidense. Esto quiere decir que si algunos productos bolivianos
incrementan sus ventas aceleradamente bien podrían ser “graduados” del mismo,
y perderse el libre acceso y con ello la competitividad para seguir vendiendo a la
UE. Por tanto, es necesario consolidar ese mercado que representa grandes
beneficios para los trabajadores bolivianos que dependen de las ventas de
productos agroindustriales, forestales y manufactureros al mercado europeo, para
lo cual hay que ser serios en la negociación, y hacerlo no con poses ideológicas,
políticas y dogmáticas, sino con imaginación, con personalidad y sobre todo con
capacidad.

De otra parte, en relación a la Directiva de Retorno de los Inmigrantes Ilegales


dispuesta por la UE para aplicarse en la gestión 2010, en vez de que el Presidente
de la República ande despotricando contra la Unión Europea, amenazando con
exigir visas a sus ciudadanos para entrar al país, y muy particularmente en contra
de la “España colonialista” que frecuentemente rememora con su mirada atávica
de 500 años atrás, debería ser más cuidadoso en no desacreditar aún más a su
Gobierno frente a quienes en su momento le tendieron la mano, confiaron en él y
lo apoyaron. No vaya a ser que más pronto que tarde se den cuenta que se
equivocaron.

El problema migratorio ilegal no es de la UE, es de Bolivia, es del Gobierno que


-incapaz de generar por sí mismo, ni de dar las garantías para que los agentes
económicos privados puedan crear fuentes de empleo- lo que hace es provocar la
migración, la que, siendo ilegal somete en esos y otros países a nuestros
compatriotas a condiciones de trabajo de semiesclavitud o virtual esclavitud.

No hay que olvidar tampoco que Bolivia anda tratando a las patadas a los capitales
extranjeros –incluso a los del MERCOSUR como fue el caso de PETROBRAS el
año 2006- así como últimamente a inversiones europeas, provocando demandas
de arbitraje, precisamente esas que los ingenuos gobernantes juraban que nunca
se levantarían en contra del país.

PROYECTO ALBA: “DIME CON QUIÉN ANDAS, Y TE DIRÉ QUIÉN ERES”

En lo que hace al inconcluso proyecto de la “Alternativa Bolivariana para los


Pueblos de América (ALBA)” –la expresión viva de “otra integración es posible”-
creada el año 2006 e integrada hoy por verdaderas “potencias económicas” como
Venezuela, Cuba, Bolivia, Nicaragua y Dominica (¡!), el ALBA ha mostrado cierto
avance por el lado de la “cooperación”, gracias al petróleo y los dólares de
Venezuela, pues de otra forma, ni la ideología ni la política serían suficientes
para llevar adelante tan pesada iniciativa que tiene entre sus miembros a
países nada gravitantes en la región. Sin embargo, en el ámbito comercial su
efecto ha sido prácticamente nulo.
En el caso de Bolivia, el brazo operador del ALBA -el famoso “Tratado de
Comercio de los Pueblos (TCP)”- no fue suficiente para recuperar siquiera niveles
de ventas de años anteriores. Según el INE, las ventas bolivianas al ALBA en la
gestión 2007 llegaron a un total 230 millones de dólares. Pero, promesas como la
“eliminación inmediata de todos los gravámenes, restricciones al comercio” o la
garantizada “compra de 200.000 toneladas adicionales de oleaginosas” por parte
de Venezuela, no pasaron del discurso.

Por el contrario, el ALBA/TCP sirvió más bien para consagrar una serie de
obstáculos burocráticos y discrecionales por parte de Venezuela en contra de las
exportaciones bolivianas, lo que dificultó las posibilidades de un mayor comercio.
La “complementariedad productiva” consagrada en el espíritu del TCP había
significado ni más ni menos que proteccionismo: “Venezuela tiene la potestad de
comprar solo lo que no produce, o lo que produce insuficientemente”, ocasionando
serios problemas a los exportadores bolivianos, principalmente de bienes con valor
agregado. Asimismo, con Cuba ni con los restantes países se cumplió el objetivo
de incrementar drásticamente el comercio, el cual sigue siendo marginal y lleno de
obstáculos.

El ALBA como proyecto político-ideológico, utiliza el concepto de “cooperación”


como Caballo de Troya para intentar el tránsito de sus adherentes hacia el
“Socialismo Siglo XXI” (fracasado hace dos siglos atrás) apuntalado por los
recursos petroleros de Venezuela. Por esa razón es que pese a todas las dádivas,
otros países no se han adherido para no fungir como “satélites” de Venezuela. Es
sintomático que ni siquiera Ecuador aceptó ser parte de ese experimento, no solo
porque también tiene abundancia de petróleo sino porque los asesores del
Presidente Correa le habrán explicado lo que los “asesores” del Presidente
Morales no han dicho: que el ALBA tiene pies de barro y es frágil, así como que
tampoco conviene ingresar plenamente al MERCOSUR, entendiendo Correa,
como economista que es que –más allá de la ideología y política- ese tipo de
vinculaciones solo traería más problemas a su país.

Lo cierto es que la cercanía del Gobierno de Bolivia al de Venezuela puede


traer complicaciones por una sencilla razón: el proyecto ideológico y político
“bolivariano” que tiene que ver con el “socialismo” ahora y con el “comunismo”
después, hace que toda acción desde ese país, sea cooperación financiera, ayuda
militar, asesoramiento, inversiones, etc., absolutamente todo, obedezca a un
premeditado cálculo político en esa dirección.

CONCLUSIONES

El manejo de la política exterior en lo político y comercial del actual Gobierno es


torpe, y parece diseñada para hacer retroceder al país en el tiempo. No solo que
está ajena a la realidad del mundo actual, sino que basándose en una muy mala
información y siendo su valoración exclusivamente política, está llevando a Bolivia
a la pérdida de imagen y credibilidad, lo que a futuro podría significar un peligroso
aislamiento de los flujos comerciales y financieros. Día que pasa, somos un país
menos confiable para hacer comercio, y menos fiable para recibir
inversiones, habida cuenta la escalada del “riesgo-país” que se está dando,
al extremo de estar catalogados hoy a nivel de Ruanda.
Mucho de esto tiene que ver con la escasa capacidad de gestión de los
circunstanciales servidores públicos que tiene el país, en la mayoría de los casos
personas improvisadas en los cargos, no profesionales, y carentes de experiencia
como para llevar adelante con éxito semejante responsabilidad pública. La historia
juzgará sus acciones, pero a más corto plazo el pueblo será quien sufra las
consecuencias de sus malas decisiones.

Sería importante tomar ejemplo de los bien llamados “Tigres” y “Dragones”


asiáticos y aprender de cómo esos países han irrumpido vertiginosamente como
los nuevos actores comerciales del mundo, sin renunciar a su cultura e ideología
pero, eso sí, amalgamándolas con sabiduría al mundo moderno. Gracias a la
inteligente apertura de sus economías; el establecimiento de sólidos vínculos con
las más grandes potencias del mundo; y a sus buenas políticas públicas que no
castigan sino que incentivan la llegada de capitales y la tecnología, y que en lugar
de prohibir mas bien alientan sus exportaciones, están teniendo gran éxito en la
lucha contra la pobreza, demostrando que el comercio, la integración y las
exportaciones efectivamente pueden ser un eficaz instrumento hacia el desarrollo.
Así, “el pragmatismo del comunismo y el socialismo asiático” contrasta
frontalmente con la “miopía del modelo indigenista-originario boliviano”.

En Bolivia, se hace lo contrario. El actual Gobierno no está dejando además que el


sector productivo cree más trabajo, por eso la gente se quiere ir del país, o no
quiere retornar porque sabe lo que le espera. Con medidas como la prohibición de
exportaciones o la puesta en vilo de los mercados preferenciales por los errores
tácticos en materia de la política exterior y la política comercial, cada vez menos
agentes económicos querrá hacer negocios con los bolivianos, pues nuestra
reputación está viéndose dañada por las acciones del Gobierno.

El acceso a los pocos mercados con los que cuenta actualmente Bolivia costó
muchos años en consolidarse, y lo estamos perdiendo en poco tiempo con
medidas poco inteligentes. ¿Qué empresario sensato en el exterior querrá
hacer negocios con un país donde prima la insensatez, poniendo en riesgo
su propio interés? El Gobierno boliviano -Gobierno de “cambio”- con este tipo de
medidas políticas mediáticas lo que hace es trabajar para favorecer a nuestros
competidores en el exterior para que copen nuestros mercados, para que se
beneficien con nuestros impuestos de los subsidios con los que abarata los
productos que se importan caros y que el Gobierno los revende baratos en el
mercado interno (por una cuestión política y no por detener la inflación, porque de
otra manera subsidiaría también a los productos nacionales a los que mas bien
impone “precios políticos” para su expendio en el mercado interno).

Santa Cruz, 15 de julio de 2008

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