Pontificia Universidad Católica de Chile

Facultad de Derecho
Fundamentos Filosóficos del Derecho

La verdad nos hará libres

Francisco Soto Riveros
10-06-2016

Desde que el hombre vive en sociedad posee derechos, donde uno de los más importantes,
luego de la vida, es la libertad. Sin embargo, ambos han sido profanados innumerables veces
por privados, autoridades e incluso a nivel estatal buscando retorcidos argumentos para
justificar estas aberraciones contra la humanidad. Por eso es necesario esclarecer que es la
libertad y porque es inherente al ser humano.
Libertad (o voluntas ut voluntas) se define como “cierta capacidad de elegir entre dos o
más alternativas, o bien de no elegir ninguna de ellas”.1 Es importante establecer entonces
cuál es el fundamento de esta facultad y porque es propia del alma espiritual. La tesis de este
ensayo es que uno de los principios de que seamos libres es el verum. Para defender esta
posición y la existencia de la libertad se entregarán argumentos, contraargumentos y una
conclusión que resuma dichas explicaciones.
Para poder unir dos términos es necesario saber que significa cada uno. Verdad consiste en
la “adecuación entre una cosa y un intelecto”.2 A partir de esta definición hay que distinguir
tres tipos de verdad: I) Ontológica, II) Lógica y III) Moral. La primera es la adecuación entre
todos los entes al intelecto que las ha producido ex nihilo. La segunda es la adecuación de
un entendimiento a una cosa anterior al mismo. Por último, verdad moral es la adecuación
entre lo que se dice y lo que se piensa.3 Para este ensayo nos centraremos en el segundo y
tercer tipo.
La capacidad de la voluntad de auto determinarse es propia de la naturaleza humana, ya
que son necesarios dos procesos únicos del entendimiento racional. En primer lugar es
necesaria la simple aprehensión para formar un concepto a partir de una imagen. Luego, es
preciso realizar un juicio, es decir, unir formas creadas por el paso anterior como una sola
cosa.
Ahora bien, la relación entre la libertad y la verdad se encuentra en los doce pasos del acto
voluntario, de los cuales la mitad corresponde a la dimensión intelectual y el resto a la
volitiva. Hay que aclarar en este punto que el objeto del intelecto es el ser formalizado bajo
razón de verdad y el objeto del apetito racional es el mismo ser formalizado bajo razón de
bien.
Retomando los pasos del acto voluntario, Aristóteles establece un cierto ciclo en los actos
del alma en que la cosa externa al alma mueve al entendimiento, la cosa poseída
intelectualmente mueve entonces al apetito, que finalmente se dirige hacia la cosa que
empezó el movimiento.

1
MADRID (2016) p. 45
2
MADRID (2016) p.24
3
Ibídem.
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Después que un objeto es concebido como bueno, sigue la veleidad, donde de manera
espontánea y no deliberada se percibe la parte agradable del bien. Luego acontece el examen,
en que el intelecto analiza si un bien es posible y bueno hit et nunc4. Para fines de este ensayo
se puede prescindir de la explicación desde los pasos cuatro a seis y nueve a doce. En el
séptimo, el intelecto delibera cuál de los diversos medios conduce de mejor manera al fin
que se busca. Por último (en esta explicación), la voluntad finaliza la deliberación y mueve
a entendimiento practico y lo lleva a realizar una elección, que Aristóteles define como el
deseo dependiente de un consejo, es decir, el paso anterior. Aquí la libertad es dependiente
de la verdad lógica, en la cual nuestro entendimiento se adecua a un bien.
La libertad también está estrechamente relacionada con la verdad moral, porque la segunda
necesita de la primera ya que se dirige a la consideración de la bondad o maldad de los actos
humanos.
A pesar de que la libertad está demostrada, hay doctrinas que niegan la existencia de una
autodeterminación de la voluntad llamadas determinismos y sostienen que todos los actos y
decisiones del hombre están preestablecidos. Son seis y se denominan determinismo
teológico, fisiológico, social, psicológico, intelectual y universal. Este último presenta un
problema indirecto con el verum.
El determinismo universal afirma si una inteligencia humana conociera toda la naturaleza,
podría reducir la naturaleza a una fórmula única y deducir el movimiento de todo cuerpo.
Sin embargo, sabemos que esto no es así por la imposibilidad de que un hombre o la
humanidad conozca toda la existencia, por lo tanto la libertad se determina a un ente bueno
y ontológicamente verdadero, es decir, adecuado al intelecto de Dios para que
posteriormente sea objeto de la voluntad bajo razón de bien y luego examinado por el
entendimiento bajo razón de verdad.
En conclusión, la relación entre el trascendental verum y la libertad se conectan porque
ambos son imprescindibles para que el hombre pueda dirigirse al bien: el entendimiento
concibiendo al ser como verdadero y la voluntad como bueno, luego ambos conceptos se
unen y el ser racional puede juzgar que ente lo perfecciona de mejor manera. Esta decisión
no puede estar totalmente determinada porque solo un ser que realiza la perfección de
manera perfecta obligaría a la voluntad a dirigirse a Él, y sabemos que un ser de estas
características no es posible de conocer totalmente por el entendimiento humano.

Referencias bibliográficas:
1- MADRID, Raúl (2016): Apuntes del curso Fundamentos Filosóficos del Derecho,
Psicología Filosófica
2- MADRID, Raúl (2016): Apuntes del curso Fundamento Filosóficos del Derecho,
Metafísica

4
Locución latina que significa “aquí y ahora”, en este caso se refiere a si algo es bueno en la situación
concreta
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