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INTRODUCCIÓN
1 Cfr.: Giannini, Massimo Severo, Diritto Amministrativo, II, Giufrrè, Milán, 1970, pp. 1.200 y
ss. y Casetta, Elio, Compendio di Diritto Amministrativo, Giuffrè, Milán, 2003, p. 190 En
Venezuela, en general, véase a Araujo-Juárez, José, Derecho administrativo. Parte general,
Paredes Libros, 2003, pp. 776 y ss., y Badell Madrid, Rafael, “Limitaciones legales al
derecho de propiedad”, en Temas de Derecho Administrativo. Libro Homenaje a Gonzalo Pérez
Luciani, Volumen I, Tribunal Supremo de Justicia, Caracas, 2002, p. 99. Tradicionalmente,
esta concepción de la expropiación como potestad ablatoria deriva en varias características,
a saber, (i) la expropiación es un modo coactivo de adquisición de la propiedad, en tanto no
requiere el consentimiento del sujeto expropiado, con lo cual no es una compra-venta
forzosa; (ii) la expropiación, como institución de Derecho Público, es de orden público y de
“derecho coactivo” (pp. 109 y ss.).
2 La actividad de policía, en el Derecho administrativo se ha definido a partir de los
conceptos tradicionales de (i) la limitación a la libertad general del ciudadano (ii) fundada
en el orden público. Cfr.: Brewer-Carías, Allan, “Consideraciones sobre el régimen jurídico
de la actividad de policía”, en Revista de Derecho Público Nº 48, Caracas, 1991, pp. 51 y ss.
Véase también a Peña Solís, José, Manual de Derecho Administrativo, Volumen Tercero,
Tribunal Supremo de Justicia, pp. 27 y ss.
3 Martín-Retortillo Baquer, Sebastián, Derecho administrativo económico, Tomo I, La Ley,
Madrid, 1991, pp. 154 y ss.
4 Sayagués Laso, Enrique, Tratado de Derecho Administrativo, II, Montevideo, 1974, p. 315
5 Sentencia de la Corte Federal y de Casación de 14 de marzo de 1952.
Administrativa, en decisión de 15 de agosto de 1988, señaló que el
ciudadano no puede “discutir si realmente el ente expropiante necesita o
no los bienes sobre los que recae el decreto de expropiación o afectación.
Asimismo, no puede discutir la oportunidad o el tiempo en que se ejecuta el
respectivo decreto de afectación”6.
En parte, estos criterios se fundamentan en la concepción según
la cual la garantía de la propiedad privada frente a la expropiación
radica en la justa indemnización, no en la discusión sobre la
legalidad del Decreto de Expropiación. La propia configuración del
juicio expropiatorio como juicio ejecutivo en el cual las defensas son
tasadas, coadyuva a esta visión, según la cual no es tan importante
discutir la procedencia de la expropiación, sino asegurar el pago
oportuno de la justa indemnización7.
Nosotros partimos de otro enfoque8. Al ser la expropiación,
antes que nada, una restricción a la libertad general del ciudadano,
corresponde a la Administración la obligación de motivar,
debidamente, las razones por las cuales la adquisición forzosa de los
bienes es estrictamente necesaria para la ejecución de la obra o
actividad declarada por Ley de utilidad pública e interés social, tal y
como se desprende del artículo 7 de la Ley de Expropiación por
Causa de Utilidad Pública e Interés Social. Siguiendo a Mashaw9,
ello se extiende incluso a la carga de la Administración de justificar
las causas por las cuales no hay otras soluciones menos restrictivas a
la libertad que la decisión de expropiar. Esa es, precisamente, la
utilidad final de la garantía del principio de menor intervención10: si
11 En cuanto a la buena Administración, vid. Ponce Solé, Juli, Deber de buena administrativo y
derecho al debido procedimiento debido, Lex Nova, Valladolid, 2001, pp. 214 y ss.
12 Dasgupta, Riddhi, International Interplay, Cambridge Scholars Publishing, 2013, pp. 26-27.
13 De allí que la jurisprudencia tradicional haya señalado que el juicio expropiatorio no es un
mecanismo para ventilar conflictos en cuanto a la propiedad privada. Cfr.: sentencia de la
Corte Primera de lo Contencioso Administrativo de 15 de agosto de 1988, Revista de Derecho
Público Nº 36, p. 158.
De allí que la expropiación no es una sanción, pues su causa es
la necesidad de adquirir bienes para la realización de una obra o
actividad declarada por Ley de utilidad pública e interés social, al
margen de la condición subjetiva del propietario. Esto distingue a la
expropiación de medidas sancionadoras que inciden sobre la
propiedad privada, en concreto, la confiscación y el comiso. Como
señala Tomás Polanco Alcántara, la expropiación se distingue de la
confiscación y del comiso por no ser una medida punitiva y,
precisamente por ello, por estar acompañada de la justa
indemnización14. Es decir, confiscación y comiso (o decomiso) son
consecuencias de ilícitos que requieren la valoración subjetiva de la
conducta del propietario, mientras que la expropiación ni es
consecuencia de ilícitos ni supone valorar la conducta del
propietario. De allí que las dos primeras restricciones no generan
derecho a indemnización, mientras que la expropiación sí15.
De esa manera, frente al carácter objetivo de la potestad
expropiatoria destaca el carácter subjetivo de la potestad
sancionadora, pues ésta toma en cuenta la conducta del sujeto que
ha realizado la infracción. La potestad sancionadora presupone de
esa manera la comisión culposa de la infracción legalmente
tipificada, lo que necesariamente implica valorar la conducta del
agente que ha realizado tal infracción16. Por el contrario, como bien
explica Eloy Lares Martínez, la expropiación “no es una pena ni una
medida de represalias”17. La causa de la expropiación no es la
“CONSIDERANDO
CONSIDERANDO
“CONSIDERANDO
Que la empresa Owen Illinois ha venido ejecutando
prácticas que devienen en la violación del ejercicio de la
libre competencia, afectando con éstas a otros productores
y productoras,
CONSIDERANDO
Que es deber del Estado adoptar las medidas que fueren
necesarias para evitar los efectos nocivos y restrictivos del
abuso de la posición de dominio y otras conductas que
pudieran degenerar en prácticas monopólicas, contrarias a
los principios fundamentales de nuestro Estado social y de
derecho”
consecuencia, acota que tal servicio “debe prestarse en forma continua, regular, eficaz, eficiente,
ininterrumpida,” advirtiendo que “cuando no se preste el servicio en tales condiciones, el órgano o
ente competente del Ejecutivo Nacional podrá tomar las medidas necesarias para garantizar la
efectiva prestación del servicio”. No hay, sin embargo, una obligación específica que imponga
como forzosa la realización de tales actividades económicas, con lo cual, esa norma debe
interpretarse en el contexto de los ilícitos administrativos que penalizan la suspensión
(injustificada) de ciertas actividades.
33 Para una visión general, véase la obra colectiva La libertad económica en Venezuela: balance de
una década (1999-2009), UCAB, 2011.
administrativas que afectaban las actividades de importación,
producción, distribución y comercialización34.
Esta situación comenzó a ser insostenible en 2014, cuando la
caída de los precios del petróleo junto al desmoronamiento de la
producción petrolera –de la cual depende la práctica totalidad de
divisas derivadas de importaciones- restringieron las divisas que el
Gobierno asignaba, todo lo cual implicó un drástico recorte en las
importaciones, sin que la economía venezolana estuviese en
capacidad de suplir, con producción local, los bienes que eran
importados35. En este contexto, el control de precio pasó a ser un
control centralizado sobre todos los bienes y servicios, todo lo cual
afectó especialmente la producción de bienes de consumo masivo,
pues el precio máximo determinado por la regulación usualmente
no permitía cubrir costos de producción36.
Cabe señalar que de conformidad con los artículos 112 y 115 de
la Constitución, las empresas tienen derecho a proteger su
integralidad patrimonial, lo que implica el derecho a obtener una
remuneración que permita una utilidad razonable, todo lo cual
supone que el precio de venta no solo debe permitir la recuperación
de costos de producción sino además, debe permitir obtener
utilidades o beneficios económicos. De acuerdo con la Sala
Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia, todo control
administrativo que viole tales derechos implicaría una medida con
efectos confiscatorios. Así, en sentencia de 1 de octubre de 2003, caso
Inversiones Parkimundo, la Sala Constitucional concluyó:
“Se desnaturalizaría la libertad económica, por ejemplo, si
la regulación de precios se efectuara por debajo de los
costos de producción. Como entiende la doctrina española,
el Estado no puede, siquiera mediante Ley, fijar el precio
de un producto final “...al margen y por debajo de los
costos reales y totales que son necesarios para su
producción. Hacerlo de otro modo supondría imponer a un
sector determinado una carga singular en relación con los
37 Hernández G., José Ignacio, Derecho Administrativo y Regulación Económica, Editorial Jurídica
Venezolana, Caracas, 2006, pp. 221 y ss.
negocio, estaremos ante una medida material de expropiación,
violatoria del artículo 115 constitucional al no cumplir las
formalidades y garantías de la Ley de Expropiación.
Precisamente, el Gobierno venezolano ha optado por acordar
medidas de “ocupación temporal” sobre empresas que han cesado
operaciones como resultado del cerco regulatorio impuesto por el
Gobierno, como forma de “sanción” ante lo que se considera un cese
ilegal de operaciones.
Podemos citar el caso de la empresa Corporación Clorox de
Venezuela, S.A., quien decidió cerrar operaciones en Venezuela a
finales de septiembre de 2014. A los días, sus instalaciones fueron
ocupadas materialmente por el Gobierno quien formalizó tal
situación a través de una medida de “ocupación temporal” que a la
fecha se mantiene38. Tal medida de ocupación temporal se basó en el
cierre de operaciones, vistas las supuestas distorsiones que tal cierre
produciría en el mercado venezolano y la estabilidad de los
trabajadores. Se trató así de una medida basada en la regulación
laboral, que permite a la Administración Pública garantizar la
continuidad operativa de empresas que han cesado indebidamente
sus operaciones39.
Otro ejemplo fue el de la empresa Kimberly-Clark de Venezuela,
S.A., quien decidió igualmente cesar operaciones en julio de 2016.
Poco después sus instalaciones fueron ocupadas por el Gobierno
quien formalizó tal situación a través de una medida de “ocupación
temporal” basada igualmente en la regulación laboral40.
El ejemplo más reciente es el de Alimentos Kellog´s de Venezuela,
empresa que decidió cesar operaciones en mayo de 2018. El
Gobierno, como había hecho en anteriores casos, decidió ocupar sus
48 Hernández G., José Ignacio, Derecho administrativo y arbitraje internacional de inversiones, EJV-
CIDEP, Caracas, 2016, pp. 234 y ss.
49 Por ejemplo, vid. Corey, Shain, “But Is It Just - The Inability for Current Adjudicatory
Standards to provide Just Compensation for creeping Expropriations”, en Fordham Law
Review N° 81, 2012, pp. 973 y ss.
50 En general, vid.: Reinish, August, “Expropriation”, en The Oxford Handbook of International
Investment, Oxford, 2008, pp. 407 y ss. Vid. Hernández G., José Ignacio, “Regulación
económica y arbitraje internacional de inversiones”, en Revista Electrónica de Derecho N° 1,
2017, Porto, pp. 1 y ss.