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Entender el mal comportamiento del niño pequeño

Entender al niño es el primer paso para aceptar y poner remedio a sus dificultades. ¿A qué
se debe el mal comportamiento del niño pequeño?

1- Uno de los motivos más importantes que hacen que un niño se porte mal es la búsqueda
de atención. Y es que los niños necesitan que se les preste atención. Si de manera normal no
la obtienen, la buscarán portándose mal. Es decir, un niño preferirá que se le llame la
atención por hacer algo malo, o preferirá que se le critique o incluso que se le dé un cachete
a que se le ignore o no se le tenga en cuenta.

Por eso los padres deben prestar atención a sus hijos cuando se portan bien; así, los niños
no tendrán que buscar maneras equivocadas de llamarles la atención. Y si aún prestándoles
atención a sus buenas conductas, tuvieran comportamientos negativos, habría que intentar
no hacerles caso.

2- Otro de los motivos, muy relacionado con el anterior, son los celos. La llegada de un
nuevo hermano significa la pérdida de gran parte de la atención de los padres, por lo que
aparecerán con fuerza conductas de celos y de competencia por atraer la atención de los
padres a cualquier precio.

3- Los niños también pueden portarse mal, sobre todo montando una rabieta, cuando se
sienten frustrados. Cuando los niños no consiguen lo que quieren se sienten mal y su
frustración les lleva a tener arrebatos de mal genio y/o rabietas. En esos momentos lo mejor
es dejarles, no prestarles atención, y posteriormente animarles, evitando el castigo.

4- Los niños pequeños también temen separarse de sus padres. La ansiedad por la
separación es un motivo importante que hace que se resistan a la hora de entrar en la
guardería o que lleguen a despertarse llorando durante la noche.

5- Otra causa de mal comportamiento es la reacción del niño al malestar físico


(enfermedad, fiebre, etc.) o al cambio en las rutinas de su vida diaria (viajes, trasnochar,
mudanzas, disputas familiares...)

6- Los niños se portan mal simplemente porque son niños, es decir, personas inmaduras que
no saben esperar, que tienen un afán exploratorio que les lleva a meter la mano en todos los
peligros, o son egocéntricos porque no saben ponerse en el lugar de los demás. Pedir al niño
un comportamiento maduro y adulto cuando es un ser inmaduro es agravar el problema
innecesariamente.

7- A veces los niños se portan mal porque sus padres son poco hábiles en controlar su
conducta. Los padres pueden entrar en la guerra por una trivialidad, pero son ellos como
adultos los que pueden saber que muchas veces es preferible una retirada a tiempo antes
que entrar en un conflicto de difícil salida.

La Desobediencia En El Niño

La desobediencia en el niño está íntimamente ligada con el problema de la autoridad de los


padres y de la tolerancia. El concepto que los padres tengan de la autoridad, se manifiesta
en el grado de tolerancia y, por lo tanto, en la clase de obediencia exigida. Unos padres
autoritarios exigirán "obediencia ciega" por la simple razón de "porque lo mando yo ! ;
nunca reconocerán un error propio porque "hay que mantener el principio de autoridad". En
este caso, la desobediencia es casi inevitable y con ella el conflicto.

El ejercicio irracional de la autoridad (lo que hoy se toma a risa mañana se castiga
severamente, las bofetadas repentinas sin dejar explicarse a la víctima, gritos estertóreos o
insultos) es semilla segura de desobediencia. Pero la desobediencia puede surgir también de
un ejercicio demasiado blando de la autoridad. El niño aprende fácilmente o intuye que
puede abusar puesto que las amenazas nunca se realizan o los castigos impuestos se
levantan siempre apenas comenzados. El problema de la desobediencia de los hijos es
también un problema de los padres que deben someter a examen su propio concepto de
obediencia y tolerancia.

La desobediencia también aparece en hogares en que los padres están preocupados por sus
propios problemas o que por diversas razones les prestan poca atención a los niños. Casi
obligados sólo le prestan atención cuando se portan mal o tienen un problema muy grave.
Es lógico deducir que pueden llamar la atención de sus padres si ellos mismos están en
dificultades o si les crean problemas en forma deliberada. Sienten necesidad de que los
padres los tengan en cuenta y les impongan una disciplina. Estos niños "desobedientes" han
aprendido que llamar la atención para que los reten es mejor que ser ignorados.

Ningún niño desea llamar la atención buscando que lo reten si le prestan la debida atención
normalmente.

¿Qué podemos hacer si nuestro hijo es siempre desobediente?

Para empezar, indagar las razones que originan esa mala conducta. Identificar con claridad
el problema para poder resolverlo (escasa atención de los padres, padres que aspiran a la
perfección, privación al niño de satisfacciones y privacidad cuando no cumple con
exigencias desmedidas, celos por el nacimiento de un hermano, etc).
Un niño tratado con indiferencia o exigencias desmedidas es normal que se muestre
desinteresado, carezca de motivaciones y se porte mal constantemente. No importa lo bien
que se pueda portar o lo logros que pueda obtener, nada se le reconoce.
Los niños que siempre hacen lo opuesto a los que se les pide

Esta actitud de los niños encubre un mensaje. Nos está pidiendo indirectamente que se
interese más en él. La conducta de oposición persistente es en el peor de los casos un
intento de contrariarla y en el mejor de los casos un medio para llamar su atención.
El intento de contrariarla es la expresión más directa de la hostilidad y el resentimiento del
niño. A veces el niño miente, roba o actúa con falsedad no por las dudosas recompensas
que puedan significarle estas acciones sino por el el solo hecho de portarse mal. En general,
un niño que manifiesta crónicamente estas conductas está pidiendo a gritos que le presten
atención.

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