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Richard B. Ramsay
Introducción
Un alumno de la Universidad FLET tendrá que escribir cientos de ensayos durante su programa de
estudios. Sin embargo, algunos no toman el tiempo para aprender a redactar bien un proyecto, para que
sea bien organizado, interesante, y claro. Simplemente escriben rápidamente lo que viene a la mente,
quizás con mucha pasión, pero con poca reflexión. Conviene al estudiante dedicar un poco de tiempo,
idealmente en las primeras etapas de su carrera, para desarrollar este arte.
El ensayo, para los propósitos de la Universidad FLET, es una forma literaria que analiza un tema
específico para informar, explicar, persuadir, defender una opinión, o plantear una inquietud. Es un estilo
más serio, formal y académico. No es ficción ni cómico. Tampoco es poesía, sino prosa. Debe hacer una
contribución de un nuevo concepto o de nueva información para el lector.
Las siguientes pautas ayudarán a redactar un buen ensayo:
El alumno debe reflexionar acerca del tema que desea estudiar, y empezar a leer y recolectar la
información y las citas. Debe anotar la fuente de su cita o su idea, incluyendo el autor, el título, el lugar
de publicación, la editorial, y la página. Puede usar tarjetas, o quizás mejor todavía, escribir en una
computadora. Después, debe organizar sus notas en grupos, según tema. Debe desechar lo que no esté
relacionado con su tema, por interesante que sea. También debe eliminar lo que sea insignificante, y
concentrarse en algunas pocas ideas centrales que apoyan el tema principal del ensayo.
Un ensayo debe ser la expresión de una idea del autor, y no simplemente una recopilación de ideas de
otros. No es un simple informe de investigación, sino una reflexión propia. Por supuesto, el autor toma en
cuenta las ideas de otros, pero utiliza estas fuentes para apoyar su propia teoría, o bien para mostrar el
contraste con ideas contrarias.
El autor debe tener algo en mente que él o ella quiere comunicar, enfocado en un solo concepto principal.
Por ejemplo, el ensayo podría tener el propósito de convencer al lector que Cristo es suficiente para nuestra
salvación, o que Agustín era el teólogo más importante de su época, o que Génesis 3 explica todos los
problemas de la humanidad. Las distintas partes del ensayo presentan evidencia o argumentos para apoyar
la idea central, para mostrar ideas opuestas (contradictorias), o para ilustrar el punto, pero no presentan
nuevos puntos principales.
El título del ensayo debe comunicar claramente cuál es el tema principal. No debe ser demasiado general,
sino debe apuntar al tema específico. Por ejemplo, si se trata de hablar de las consecuencias físicas de la
caída en Génesis 3, el título no debe ser “El problema del hombre” o “Génesis 3”, sino “Las consecuencias
físicas de la caída según Génesis 3”. Si el ensayo es tan general que no le corresponde un tema específico,
entonces habría que reescribirlo, concentrándose en un punto más limitado.
Un ensayo debe tener por lo menos tres secciones principales: la introducción, el cuerpo, y la conclusión.
La introducción despierta el interés en el tema del ensayo, y explica de qué se trata. El cuerpo es el
desarrollo principal del tema, y normalmente tiene varias subdivisiones. La conclusión resume el
argumento del ensayo y demuestra lo que el autor considera lo más importante del ensayo.
Un buen ensayo está bien organizado, y las ideas siguen algún orden definido, fácil de captar. El escritor
debe imaginar que esté dialogando con el lector, anticipando sus preguntas y sus inquietudes,
desarrollando la presentación de tal manera que las conteste. El lector debería poder captar el hilo del
argumento con una mirada rápida a la introducción, los títulos de las secciones, y la conclusión.
Hay distintas formas de organizar un ensayo. 1) Si el propósito del ensayo es de informar acerca de algo
histórico, puede organizarse en orden cronológico. 2) Si el propósito es de analizar un concepto filosófico,
puede explicar primero las raíces históricas, después las formas en que se expresa actualmente, y
finalmente el enfoque bíblico acerca del concepto. 3) Si el autor desea persuadir al lector de su punto de
vista de algo, puede usar la lógica, presentando primero una premisa, después una segunda premisa, y
finalmente la conclusión lógica. (a. Todos los hombres morirán. b. Sócrates es un hombre. c. Sócrates
morirá.) 4) Para despertar una inquietud, podría presentar las distintas dimensiones de un problema,
escalando cada vez hacia algo más preocupante. 5) Se pueden usar ilustraciones para demostrar alguna
verdad, organizándolas para apuntar a la idea central en forma de un reloj, en que las manos apuntan
siempre hacia el centro. 6) Si el propósito es de explicar una idea nueva, podría primero comparar la idea
con otras ideas similares, y después mostrar el contraste con las mismas ideas similares. 7) Se puede
analizar un fenómeno, mostrando primero las causas, y después los efectos. 8) Se puede explicar nueva
información, dando definiciones y clasificaciones. Hay muchas formas, pero el escritor debe decidir cómo
lo va a organizar y ser consecuente con su plan. Debe escribir en forma consciente, y no al azar.
Haga un buen bosquejo para asegurar buena organización. El ensayo debe tener divisiones principales,
con subdivisiones que contienen ideas subordinadas al tema de la división mayor. Las divisiones
principales deben estar en paralelo, distintas pero iguales en importancia. De igual manera, las
subdivisiones deben estar en paralelo, distintas pero iguales en importancia.
El sistema tradicional de enumeración es de usar números romanos para las divisiones principales, letras
mayúsculas para las primeras subdivisiones, y números árabes para las segundas subdivisiones. Por
ejemplo, un posible bosquejo de la Carta a los Romanos sería así:
La carta a los romanos
I. Doctrina
A. El pecado
1. La ira de Dios contra el pecado
2. Todos los hombres son pecadores
B. La justificación por la fe
C. La santificación por la fe
D. La seguridad eterna
II. Exhortaciones prácticas
A. El amor
C. La sumisión a las autoridades
etc.
La introducción al ensayo no tiene número o letra, tampoco la conclusión.
Introducción
I.
A.
1.
2.
B.
II.
III.
Conclusión
Vea el artículo, “Pautas para un buen bosquejo” para aprender más acerca de este aspecto. Vea también
el libro de María Teresa Serafini, Cómo se escribe, para aprender a organizar bien las ideas.
El lector necesita ver las relaciones entre los distintos puntos. Puede ser claro para el escritor por qué deja
de hablar de una cosa y empieza a hablar de otra, pero el lector necesita ser guiado en el proceso. Por
ejemplo, si el ensayo presenta argumentos en contra de la teoría de la evolución, posiblemente quisiera
explicar pasajes bíblicos primero, y después mostrar argumentos científicos. El autor debe preparar al
lector para este cambio con algún comentario como, “Ahora que hemos visto la evidencia bíblica,
seguiremos con la evidencia científica.” Podría parecer obvio, pero nunca debemos suponer que el lector
esté siguiendo con toda la atención necesaria. A veces, el lector está distraído, y tenemos que poner
algunos “letreros” en el camino.
Las transiciones se usan de acuerdo con la organización del ensayo. Si está organizado en forma lógica,
las transiciones incluirán frases como “por lo tanto…” o “en conclusión…” Si está organizado en forma
de comparación y contraste, las transiciones incluirán frases como “al contrario” o “de la misma manera”.
Si el ensayo es cronológico, se usarán frases como “primero”, “segundo”, “a continuación” y “finalmente”.
Un ejercicio muy útil para probar la fluidez de un ensayo es leerlo en voz alta. Si se encuentra vacilando
antes de seguir con una frase o una palabra, debe modificar el texto para que sea más fácil de captar la
idea. Si resulta fácil anticipar la próxima frase, está bien escrito.
6. Escriba buenos párrafos
El párrafo es la unidad clave de un ensayo. Revise cada párrafo para asegurarse de que:
1) Todas las oraciones del párrafo tratan el mismo tema.
2) La idea central del párrafo está en la primera o en la última oración.
3) Las demás oraciones contribuyen al tema central del párrafo, o apoyan, o muestran contraste, o dan
ilustraciones.
No tenga cuidado en eliminar oraciones que no estén relacionadas con el tema del párrafo. Posiblemente
estén mejor en otro párrafo, o quizás deba empezar un nuevo párrafo.
Vea el artículo “Pautas para escribir un buen párrafo” para aprender más acerca de este aspecto.
Un buen ensayo no debe citar pasajes bíblicos largos, simplemente para llenar las páginas requeridas. Una
cita bíblica más de 10 versículos es demasiado larga. En el caso de referirse a un texto tan largo, es mejor
solamente poner la referencia bíblica. Además, el ensayo no más de un 25% del ensayo debe tener citas
bíblicas. Por supuesto, el argumento debe estar basado en la Biblia, pero si hay muchas citas, el autor debe
simplemente poner las referencias para algunas, para reducir estas a un 25% del contenido del ensayo.
Cuando el autor utiliza ideas de otras fuentes, es absolutamente necesario indicar cuáles son esas fuentes.
Si el autor no lo hace, da la impresión de que las ideas citadas sean de él, lo cual no es honesto, y se le
llama “plagio”. Cuando el autor ha leído libros o artículos, y está expresando en su ensayo las ideas que
encontró en ellos, aunque no sea una cita directa, debe poner un número de referencia 1, y una nota al pie
de la página, con la información del texto, usando el siguiente formato:
1 Autor [nombre primero, después apellido], Título del libro [en letra cursiva] (lugar de
publicación: editorial, año) [entre paréntesis, usando los dos puntos y coma, tal como aparece
aquí], la página, o páginas citadas.
Ofrecemos el siguiente ejemplo:
1 Federico García Lorca, Bodas de Sangre (Barcelona: Ayma, S.A., 1971), p. 95.
Vea Mario Llerena, Un manual de estilo, para otros posibles tipos de nota, por ejemplo cuando hay varios
autores, o cuando la cita es de un artículo de una revista.
Cuando cita es textual, debe estar entre comillas, y también debe poner una nota al pie de la página con la
información de la fuente.
Al final del ensayo, se debe incluir una bibliografía, una lista de todos los libros y artículos utilizados por
el autor en su investigación. El formato para la bibliografía es un poco distinto del formato de la nota al
pie de página. Un ejemplo:
García Lorca, Federico. Bodas de Sangre. Barcelona: Ayma, S.A., 1971.
Note que el apellido va delante del nombre, no se indican las páginas, y la puntuación es distinta.
El ensayo debe ser bien escrito, con buena ortografía, puntuación y sintaxis. Si tiene muchos problemas,
debe estudiar un curso de gramática y ortografía. FLET es una UNIVERSIDAD, y por lo tanto, exigimos
un nivel alto de ortografía, sintaxis y puntuación. Errores comunes son:
Falta de tildes
(Si escribe en una computadora, ¡aproveche el chequeo automático!)
Oraciones muy largas que deben ser divididas en dos o más oraciones.
(Si empieza una idea nueva, debe hacer una nueva oración.)
Párrafos con una sola oración.
(Si hay una sola oración, debe ponerla en otro párrafo, o simplemente
eliminarla, si no hay suficiente que decir con respecto al tema.)
Vea Manual de estilo por Mario Llerena, y los libros de Larousse, Ortografía, y Gramática, para aprender
más acerca de estos aspectos.
Conclusión
No hay una sola manera de escribir un ensayo, y no hay reglas fijas. Sin embargo, hay pautas que ayudan
a comunicarse mejor. Si el autor realmente desea comunicar algo importante, estará dispuesto a redactar
su ensayo con mucho esfuerzo. Probablemente el desafío más grande es el de escribir claramente. Leer el
ensayo no debe ser una tarea difícil, sino cómodo y agradable. Cuánto más trabajo invierte el escritor,
menos trabajo le cuesta al lector.
Nota:
Recuerde que para la tarea del ensayo de este curso, hay algunas exigencias especiales:
a. El tema debe ser bíblico o teológico.
b. Debe contener entre 10 y 15 páginas de largo, incluyendo la bibliografía y el título.
c. Debe ser un trabajo original del estudiante, y se debe indicar con citas, notas de referencia y bibliografía
las fuentes del contenido utilizado.
d. El alumno debe seguir las pautas de formato y estilo aprendidas en los materiales estudiados en este
curso.
e. En general, debe reflejar los conocimientos adquiridos en las tareas del curso. 1
1
Richard B. Ramsay, Cómo se escribe (Guía de estudio) (Miami, FL: Laurel University, 2004).
PAUTAS PARA ESCRIBIR UN BUEN PÁRRAFO
Richard B. Ramsay
Contenido:
Ortografía
Estructura de oraciones
Características de un buen párrafo
Organización de párrafos
Para escribir bien, es imprescindible desarrollar el hábito de organizar buenos párrafos. Según María
Teresa Serafini, «Los párrafos desempeñan en el texto la misma función de las pilastras en una casa:
constituyen la estructura de la construcción» (Cómo se escribe, México: Paidós, p. 131). 2 El párrafo ayuda
al lector a seguir con mayor facilidad el hilo de pensamiento. Cuando él ve un nuevo párrafo, sabe que
hay un nuevo tema. Si el párrafo está bien organizado, el lector captará la idea rápidamente.
Como el párrafo está compuesto de oraciones, y las oraciones están compuestas de palabras; por lo tanto,
usted debe asegurarse de no tener problemas con la ortografía y con la estructura de las oraciones. Si
necesita mejorar la ortografía, gramática, y puntuación, busque en los sitios mencionados abajo (ver
«Enlaces») los ejercicios que corresponden a su área de dificultad, y practique hasta que adquiera destreza.
Algunos de los problemas más frecuentes con la ortografía y la estructura de oraciones son los siguientes:
Ortografía:
1. El uso incorrecto de tildes.
La tilde se coloca solamente cuando hay una excepción a la acentuación normal con el tono de voz. De
otra forma, no se necesita la tilde, porque el lector sabe instintivamente cómo se pronuncia la palabra.
a. Las palabras que terminan en una consonante (excepto «n» o «s») normalmente se pronuncian
con el acento en la última sílaba:
Cuando la palabra se pronuncia así, no debe tener tilde.
bondad, sutil, hablar, reloj, capital
Cuando se rompe esta regla, la palabra debe tener tilde para mostrar al lector que se pronuncia de
una manera inesperada
árbol, álbum
b. Las palabras que terminan en vocal, en «n» o en «s» normalmente se pronuncian con el acento
en la penúltima sílaba.
Cuando la palabra se pronuncia así, no debe tener tilde.
Termina en vocal: toma, come, madre, padre, libro
Termina en «n»: toman, comen
2
www.paidos.com)
Terminan en «s»: tomas, comes, ojos, lunes
Cuando la palabra rompe esta regla normal de pronunciación, debe tener tilde para mostrar al lector
que se pronuncia de una manera inesperada.
Termina en vocal, pero no se acentúa en la penúltima sílaba:
tomé, comí, libró, periódico, artículo
Termina en «n», pero no se acentúa en la penúltima sílaba:
religión, huracán
Termina en «s», pero no se acentúa en la penúltima sílaba:
cortés, danés
c. Las palabras de una sola sílaba normalmente no tienen tilde, porque ya se sabe que el acento
tiene que pronunciarse sobre la única sílaba. Observe algunas palabras que a menudo se escriben
incorrectamente con tilde, pero que no deben tener tilde:
fue, vio, dio
Sin embargo, hay excepciones; algunas palabras de una sílaba se escriben con tilde para
distinguirlas de su contraparte que tiene un significado diferente.
él (versus el), sé (versus se), sí (versus si), más (versus mas)
OJO: ¡Las mismas reglas se aplican a palabras escritas en mayúsculas!
(Reglas y algunos ejemplos sacados de:
http://www.lclark.edu/~benenati/silabacento/acentosreglas.html)
2. El uso de «a» cuando debe ser «ha».
«A» es una preposición: «Fui a París.»
«Ha» es un verbo, usado normalmente con otro verbo en tiempo perfecto: «Él ha salido.»
3. El uso incorrecto de «haber».
Cuando se usa en forma impersonal, es siempre singular.
Había muchas personas presentes.
Hubo mil estudiantes.
Cuando se usa con otro verbo, es singular o plural, dependiendo del sujeto.
El hombre ha comprado un vehículo nuevo.
Las señoras han venido a la reunión para expresar su gratitud.
Los magos habían buscado la estrella.
4. El uso incorrecto de mayúsculas.
Las mayúsculas se usan para:
1) la primera palabra de una oración («Este es un ejemplo»).
2) nombre propios o de instituciones («Su nombre es Miguel. Trabaja en el Museo de
Bellas Artes.»)
3) títulos de respeto y cortesía (Dios, Sumo Pontífice).
Las mayúsculas NO se usan para días, meses, estaciones:
lunes, febrero, otoño
(Ver más reglas en: http://roble.pntic.mec.es/~msanto1/ortografia/mayus.htm)
Estructura de oraciones:
1. Oraciones muy largas que deben ser divididas en dos oraciones o más. El lector fácilmente se
confunde y tiene que leer y releer una oración así.
Por ejemplo, podríamos reescribir un párrafo del libro de Donald Demaray, Introducción a la Biblia, como
si fuera una sola oración:
Las conquistas de Alejandro Magno a partir de 334 A.C., año que desembarcó en Troas, hasta su
muerte en Babilonia en 323, resumen la época de la introducción del pensamiento griego en las
tierras bíblicas, sus conquistas trastrocaron la vida en el Cercano Oriente, y la cultura helenística
se difundió rápidamente por todos esos países, el griego koiné (véase «Antiguos manuscritos y
versiones») llegó a ser el idioma aun de los judíos, pues Alejandro fue un conquistador de lengua
griega, el comercio internacional progresó vigorosamente bajo el nuevo clima cultural y político.
Es mucho más fácil de leer cuando está dividido en varias oraciones, tal como aparece en el siguiente
texto:
Las conquistas de Alejandro Magno a partir de 334 A.C., año que desembarcó en Troas, hasta su
muerte en Babilonia en 323, resumen la época de la introducción del pensamiento griego en las
tierras bíblicas. Sus conquistas trastrocaron la vida en el Cercano Oriente, y la cultura helenística
se difundió rápidamente por todos esos países. El griego koiné (véase «Antiguos manuscritos y
versiones») llegó a ser el idioma aun de los judíos, pues Alejandro fue un conquistador de lengua
griega. El comercio internacional progresó vigorosamente bajo el nuevo clima cultural y político.
2. Oraciones incompletas, sin verbo, o como cláusulas dependientes.
Sin verbo: «Tema importante».
Esta frase necesita un verbo para que sea una oración: «El tema es importante».
Cláusula dependiente: «Tema que exige mucho estudio».
Esta cláusula tiene que ser conectada con otra cláusula independiente: «La doctrina de la trinidad
es un tema que exige mucho estudio».
Un párrafo es un grupo de oraciones acerca del mismo tema, organizadas de una manera coherente.
Un buen párrafo:
1. Contiene 3–10 oraciones. Normalmente no debe tener una sola oración, porque esa oración
probablemente puede ser incluida en otro párrafo, y no debe tener más de diez oraciones, porque
la lectura se hace muy larga, por lo cual sería mejor dividirlo en dos párrafos o más.
2. Contiene una oración principal que resume el tema del párrafo. Por lo general, es la primera
oración, pero también puede ser la última.
3. Está integrado coherentemente. Todas las oraciones tratan el mismo tema. La oración principal
resume el tema, y las demás apoyan el tema con ejemplos, explicaciones, argumentos,
ilustraciones, o puntos de contraste.
4. Es ordenado. El lector debe seguir fácilmente el hilo de pensamiento del autor.
5. Contiene palabras o frases de transición que guían al lector.
Normalmente la primera oración introduce el tema del párrafo, pero también puede hacerlo la última
oración. Esto permite que el lector repase velozmente el contenido de un capítulo. Las demás oraciones
deben apoyar el tema, dando ejemplos, argumentos, o de alguna manera explicando el tema en mayor
detalle.
Hay distintas maneras de organizar un buen párrafo. María Teresa Serafini, en Cómo se escribe nombra
seis posibles clases de organización:
1) Enumeración
Por ejemplo:
La Biblia contiene una gran variedad de estilos literarios. La mayoría de los libros relatan
historia. Además, los Salmos y Proverbios exhiben poesía. Cantares es una canción de amor.
Los libros proféticos contienen exhortaciones. Los Proverbios son dichos breves de sabiduría.
Pablo escribió muchas epístolas a las iglesias. Finalmente, hay literatura apocalíptica llena de
simbolismo como Daniel y Apocalipsis.
2) Secuencia
Por ejemplo:
El Antiguo Testamento relata la historia del pueblo de Israel. Primero, Abram fue llamado a
ser el padre de la nación cuando Dios hizo un pacto con él. Después, los hijos de Jacob
formaron las doce tribus, que fueron esclavos en Egipto 400 años, y luego salieron a conquistar
la Tierra Prometida, Canaán. Finalmente, el pueblo se dividió y fue humillado, siendo llevado
a cautiverio. Diez tribus fueron conquistadas por Asiria, y las demás por Babilonia.
3) Comparación / contraste
Hay diferencias importantes entre el Antiguo Testamento y el Nuevo Testamento. Los dos
apuntan al mismo mensaje de salvación en Cristo. Sin embargo, el pueblo de Dios en el
Antiguo Testamento veía la ley en primer plano, y la profecía del Mesías era una profecía
lejana. Ahora el pueblo de Dios en el Nuevo Testamento ha visto a Jesús y lo ve en primer
plano, mientras la ley ahora está en segundo plano.
4) Desarrollo de un concepto
El panteísmo es una creencia en la unidad de todo ser. Plantea que todo es dios y dios es todo.
El término viene de dos palabras griegas: pan y teos. Pan significa todo, y teos significa dios.
Según esta escuela de pensamiento, aun las cosas materiales y los animales son divinos. En
otras palabras, ellos consideran que no existe un dios personal y trascendente aparte de la
naturaleza.
5) Enunciado y solución de un problema
El hombre merece la condenación eterna, porque se ha rebelado contra Dios santísimo, quien
castigará con justicia todo pecado. Jesucristo es la única solución del problema. Él vino a
cumplir perfectamente la voluntad del Padre, y a sufrir el castigo por nuestro pecado. Además,
tomó nuestro lugar cuando fue a la cruz, y así compró nuestra salvación y la liberación del
castigo eterno. Finalmente, en Su resurrección ganó la victoria sobre la muerte, el pecado y
Satanás.
6) Causa / efecto
El hombre postmoderno es inseguro. En primer lugar, los grandes pensadores han perdido la
confianza en la ciencia y en la razón. Además, la situación política mundial es inestable, y el
hombre teme que pueda haber una guerra catastrófica en cualquier momento. Para el colmo,
los filósofos le dicen que Dios no existe. Todos estos factores obviamente producen miedo.
Podríamos agregar por lo menos una categoría más:
7) Lógica
Dios encaminará mi enfermedad para el bien. La Biblia dice que, «Sabemos que a los que aman
a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, a los que conforme a su propósito son llamados»
(Romanos 8:28). Yo amo a Dios, y sé que Él me ha llamado a ser Su hijo. Por lo tanto, reclamo
Su promesa que mi enfermedad resultará en alguna bendición, aunque yo no entienda
exactamente cómo. José es un buen ejemplo: cuando sus hermanos lo vendieron como esclavo
a Egipto, Dios lo «encaminó a bien» (Génesis 50:20), permitiendo que él salvara a su familia
de hambre.
EJERCICIOS
RECURSOS
Textos
Por Gerald Nyenhuis
En este curso algunos recursos de biblioteca son indispensables. Especificaremos algunos:
Cada alumno debe tener a su disposición un buen diccionario (que aun es necesario para leer con provecho
la Biblia).
El Diccionario de la Real Academia Española es recomendable, pero suele ser caro, aunque hay algunas
ediciones rústicas que tienen precios más razonables. Se publica ahora en dos tomos.
El diccionario de módico precio, de un solo tomo, pero de gran utilidad y de confianza es el Pequeño
Larousse. Se especifica el «pequeño» porque hay una edición grande, de muchos tomos, que es excelente,
pero representa una inversión que normalmente está más allá de los recursos de los estudiantes de teología.
En casi todas las partes de América Latina hay diccionarios publicados localmente y que se usan en las
escuelas, y muchos de ellos son muy buenos diccionarios. Sin embargo, es importante tener un diccionario
hecho para el uso en la educación superior. Los diccionarios para la educación primaria, aunque muy
buenos en su nivel, no son suficientes para este curso.
También es muy recomendable tener un buen diccionario de sinónimos. Algunos que se venden en las
librerías especializadas son excelentes y muy deseables, pero hay muchos más que son útiles. La
importancia de estos diccionarios es que, muchas veces, cuando se trata de la precisión del pensamiento
es necesario tener la palabra precisa, ya que cada palabra tiene sus propios matices, que pueden ser
importantes en la comprensión y la comunicación de una idea. Por ejemplo, «inteligente» y «astuto» son
sinónimos, pero las connotaciones son diferentes y no se emplearían con el mismo sentido.
También es un requisito que el alumno tenga una buena gramática de la lengua española. Y aquí también,
tenemos que ir por encima de las escuelas primarias y buscar una gramática que no se use como libro de
texto de las escuelas. Estos suelen ser «preceptistas», es decir, dan muchas reglas sobre cómo escribir
correctamente. Necesitamos más que reglas: necesitamos gramática explicativa, que nos ayude a entender
lo que pasa con la lengua y por qué.
Una gramática de muchos años de uso, pero sigue siendo buena es Curso superior de sintaxis española
de Samuel Gili y Gayo, publicado por Biliograf S.A. (VOX). Es un libro excelente para aprender lo que
es la gramática, tanto como la lengua Española.
Otra, quizás más completa que la que los alumnos quieran, pero indispensable como libro de referencia,
es la Nueva gramática de la lengua española; publicada por la Real Académica Española.
Un libro, bastante más reducido que los otros, pero puede servir bien, y a un precio razonable, es Nueva
sintaxis de la lengua española, por César Hernández Alonso, y publicado por la colección «Biblioteca
Filológica» de Ediciones Colegio de España.
Otro libro, que es muy práctico, aunque no puede sustituir una buena gramática es La fuerza de las
palabras, publicado por Selecciones de Reader’s Digest.
Recursos en el Internet:
Compilado por Richard Ramsay
Cada día se aumenta la cantidad de recursos lingüísticos en el Internet, y no pretendemos que esta lista
esté completamente al día. Sin embargo, ofrecemos las siguientes direcciones:
Real Academia
http://www.rae.es
Un sitio increíblemente útil. Usted se puede conectar con la autoridad máxima de la lengua española. Se
puede buscar palabras en el diccionario y hacer consultas de gramática.
Desocupado Lector
Riquísimo sitio con cientos de textos de literatura famosa, desde Homero hasta la época actual. Puede
buscar, por ejemplo, los diálogos de Platón, o la historia de Carlos V. Tiene esquemas cronológicos,
excelentes ilustraciones, y análisis histórico y literario. También tiene una gramática virtual, bibliografías,
índices, y mucho más.
http://www.josemsegura.com/
Mediosmedios
¡Excelente sitio con muchos diccionarios, enciclopedias, y manuales de estilo, incluyendo jerga de
diferentes países!
http://www.mediosmedios.com.ar/Diccionarios.htm
Aula Diez
Ejercicios y cursos interactivos de español.
http://www.auladiez.com/ejercicios/index.html
El Castellano
Artículos con reglas de ortografía, acentuación, puntuación y gramática.
http://www.elcastellano.org/gramatic.html
Fuentetaja
Curso de redacción y estilo. (Cuesta 30 Euros matrículo y 60 Euros al mes durante 6 meses.)
http://www.fuentetajaliteraria.com/internet/redaccion.htm-presentacion
Arthur Brisbane, un famoso editor y columnista de periódicos, dijo en cierta ocasión: «Un buen escrito es
algo que es más fácil leer que saltar».
La buena escritura es sencilla. Ideas interesantes, expresadas clara y concisamente. El buen autor sabe lo
que quiere decir, y con palabras precisas se lanza para llegar directamente a su meta.
Hay una razón —y sólo una— que puede justificar el uso de palabras extrañas y poco familiares: cuando
no hay una palabra más sencilla que exprese el significado exacto de lo que se quiere comunicar. Pero de
cada diez veces, en nueve de ellas hay una palabra más simple. Si el lector tiene que esforzarse para leer,
es que el escritor no ha sabido presentar su mensaje en un estilo claro y fácil.
Debe estar consciente del uso de ritmo en sus oraciones. Una oración corta da expresión de prisa. Una
oración larga se parece a uno caminando lentamente. Varíe el largo de las oraciones. Mézclelas lo más
que pueda, usando ahora oraciones largas, luego seguidas por cortas y de tamaño intermedio. Esto le da
vida a sus conceptos.
No comience cada oración por el sujeto. Rompa el estilo de vez en cuando, poniendo ocasionalmente el
sujeto a la mitad de la oración. También, de vez en cuando, deje que el predicado aparezca primero.
Pruébese la variedad, úsese el cambio de ritmo. Recuerde que hay muchas formas distintas de expresar el
mismo pensamiento. Por eso no se contente siempre con la primera versión que le venga a la mente.
Aquí aparece una línea tomada de un libro. Las otras cuatro las he añadido para mostrar cómo las mismas
palabras pueden ser puestas en otro orden. Léalas, ¿puede sentir distintas emociones con cada variación?
¿Cuál prefiere?
El labrador rumbo al hogar recorre su cansado camino.
El labrador recorre su cansado camino rumbo al hogar.
El labrador recorre rumbo al hogar su cansado camino.
Su cansado camino rumbo al hogar el labrador recorre.
Rumbo al hogar el labrador recorre su cansado camino.
Evite a todo costo palabras trilladas. Por ejemplo, nosotros los predicadores abusamos de la palabra
«bendición». ¿Qué queremos decir con exactitud al usarla? Por ejemplo: «El testimonio fue de mucha
bendición.» ¿Qué queremos decir con eso? ¿Que trajo lágrimas a los ojos? ¿Que fue tan impactante que
la audiencia se quedó como muda? En otras palabras, en lugar de usar «bendición» como una sombrilla,
digamos con exactitud lo que ocurrió.
Yo uso las siguientes herramientas para asegurarme de un buen uso de las palabras: El diccionario de la
lengua española de Real Academia Española, Madrid, decimonovena edición; Diccionario ideológico de
la lengua española por Julio Casares, Editorial Gustavo Gili, Barcelona; Diccionario Español de
sinónimos y antónimos de Federico Carlos Sainz de Robles, cuarta edición, Aguilar, Madrid; y Un manual
de estilo por Mario Llerena, LOGOI, Miami. Estos auxiliares están siempre a mi alcance en mi escritorio.
Aparte, para consultas más a fondo, tengo la Gran enciclopedia Larousse, Editorial Planeta, S. A.,
Barcelona (20 volúmenes). Consulto con mucha frecuencia a todas estas fuentes.
EL CUERPO DE SU NARRACIÓN
Habrá momentos, mientras escribe un artículo, en los que se encontrará carente de ideas. Cuando esto
suceda, no prolongue demasiado su búsqueda y su agonía. Siga adelante escribiendo cualquier cosa
relativa a su tema y verá como de pronto las ideas comienzan a fluir. Luego regrese y saque aquello que
no viene al caso.
El que es novato como escritor frecuentemente tiene tendencia a complicar su artículo a base de inyectarle
una gran cantidad de materia extraña: ideas, datos, comentarios, acciones, incidentes, y asuntos
secundarios que no tienen nada que ver con el tema. Son palabras que contribuyen poco o nada al propósito
del artículo. Retardan la acción de la narración, llevan al aburrimiento, cansan y confunden al lector.
Cada oración, cada párrafo que escriba, deberá ser sometido a un análisis minucioso. No escriba una línea
para después aceptarla sin volverla a tener en cuenta. Hágase unas cuantas preguntas. ¿Contribuye en algo
que valga la pena al artículo? ¿Es lo suficientemente importante como para conservarla? ¿Ayuda a
explicar, a describir, o a ilustrar? ¿Quedaría mejor el escrito con ella o sin ella? No divague, no se vaya
del tema, no tome por otro camino.
Si lo que usted escribe pasa la prueba de la esencialidad, usted sabe que se halla en la dirección correcta.
Porque la buena redacción exige en primer lugar un montaje lógico, ordenado e interesante de ideas
pertinentes. Si hace la introducción en una forma que excite la curiosidad, y sigue desarrollando su tesis
clara y concisamente para dirigirse sin divagar hacia una conclusión posible y estimulante, habrá
construido un artículo que será leído por muchos.
Introducción
A simple vista esta pregunta es sencilla de responder para un evangélico, pero no es así. Encierra una
grande y profunda discusión teológica que viene desde hace muchos siglos.
El gran debate del cristianismo es el siguiente:
1. ¿Es el hombre pecador porque peca?, o
2. ¿Peca el hombre porque es pecador?
Nada ha causado tanto furor en la iglesia como las respuestas a estas dos preguntas. La manera en que
respondamos a esas preguntas determinará si en verdad necesitamos un SALVADOR. Antes de seguir,
escoja cuál de las dos respuestas es la correcta de acuerdo a la Biblia.
I. Agustín y Pelagio
En el siglo V de nuestra era, Agustín y Pelagio se enfrentaron en una controversia monumental que incluía
los temas de la naturaleza del hombre (¿pecador o no?) y de la salvación (¿por gracia y fe o por obras?).
Según Pelagio el hombre es pecador porque peca, es decir, no hay nada malo dentro del hombre mismo;
simplemente comete actos pecaminosos. Son esos actos los que lo convierten en pecador, pero ellos
pueden ser perdonados y expiados con las buenas acciones que anulan las malas. En resumen, Pelagio
afirmaba que no hay tal cosa como pecado original o naturaleza pecaminosa. En fin, según él, el hombre
es intrínsecamente bueno.
Por su parte, Agustín afirmaba la enseñanza bíblica de que el hombre peca porque es pecador. Es decir,
su naturaleza pecaminosa lo impulsa a pecar. El hombre está inclinado al mal por naturaleza (Ro 3:9–18,
23). De manera que la única forma de perdonar los pecados es por medio del sacrificio expiatorio de
Jesucristo (Ro 3:24–25). Además, la única forma de eliminar el poder del pecado en el hombre es por
medio de un cambio en su naturaleza (Is 1:2–6, 18–20).
II. Punto intermedio
Después de la controversia pelagiana, la Iglesia Medieval (que luego llegó a constituirse en la Iglesia
Católica Romana) adoptó una enseñanza, tocante a estos temas, que intentaba mediar entre Agustín y
Pelagio. Se creó una especie de «punto intermedio», aunque un poco más inclinado a Pelagio que a
Agustín. De ahí que esta doctrina católica se conozca como «semipelagianismo».
Lo que se afirma en esta doctrina es que el hombre sí nace pecador, pero solo es parcialmente afectado
por el pecado. Es decir, según esta perspectiva el hombre no es «totalmente» depravado, sino solo
parcialmente. Por lo tanto, el hombre es capaz (tiene las facultades) de buscar y acercarse a Dios por sus
propios medios y los medios que la Iglesia ofrece (los sacramentos).
Ni el pelagianismo ni el semipelagianismo representa la enseñanza bíblica tocante a la naturaleza
pecaminosa del hombre y la naturaleza de la salvación. No consideran la absoluta suficiencia de la obra
de Cristo en la cruz, ni la verdadera naturaleza pecaminosa del hombre. Cabe mencionar que la doctrina
semipelagiana de la Iglesia Católica Romana es, actualmente, la enseñanza oficial de esa iglesia y el
ambiente religioso en el cual vive la mayoría de los cristianos evangélicos en América Latina.
¿Ha escuchado alguna vez a un hermano evangélico decir: «Pastor, aunque tengo algunos pecados, soy
fiel, porque asisto a todos los cultos de la Iglesia»? La idea es que sus buenas obras anulan las malas.
Nuestras iglesias evangélicas están llenas de hermanos que todavía no han entendido cabalmente el
concepto bíblico del pecado y de la salvación. Muchos no ven problema en violar las leyes de tránsito, o
de impuestos, o en dar una «mordida» (soborno) a un oficial para acelerar algún trámite o evitar algún
castigo. Por un lado, la influencia de la doctrina católica del hombre, del pecado y de la salvación, a la
que nos hemos referido antes y, por el otro, la influencia del mundo contemporáneo con el relativismo
ético que lo caracteriza, han hecho que nuestro concepto del pecado esté lleno de confusiones entre los
evangélicos.
A menudo la gente cree que algo es malo solamente si se descubre. Mientras eso no suceda, puede tolerarse
el mal. Eso ocurre con hermanos, e incluso pastores, que han caído en pecado. Cuando la evidencia es tan
obvia y pública, entonces no queda más remedio que admitir el pecado a regañadientes y con
autojustificaciones.
Hace unos meses un líder de una iglesia iba guiando, en su vehículo, a un grupo de hermanos a una
actividad evangelística. En el camino tuvieron un accidente y varios de los hermanos resultaron golpeados
y heridos. Cuando las autoridades de policía intervinieron, descubrieron que el nombre del conductor
había sido sustituido por otro, porque quien guiaba el vehículo no tenía licencia de conducir. La
explicación que se dio a la iglesia era que es válido hacer eso, ya que iban a una actividad evangelística.
En otras palabras, mientras estemos haciendo algo bueno en beneficio de la obra de Dios, no importa si
se violan algunas leyes «menores».
Toda esta confusión ha afectado el entendimiento de la naturaleza del hombre, del pecado y de la
salvación. También ha afectado la conducta de los mismos creyentes. Ahora hay ciertos pecados que se
toleran y que conducen a una falta de disciplina correcta en nuestras iglesias. El resultado es que el pecado
se acepta tranquilamente en el seno mismo de nuestras congregaciones. Los pastores no se atreven a hablar
de algunos temas por temor a ofender a los hermanos, porque incluso hay líderes, cuya conducta no está
de acuerdo con las demandas bíblicas y cuya comprensión de estos temas es limitada o tergiversada.
Conclusión
¿Es realmente suficiente Cristo para nuestra salvación y santificación? ¡Claro que sí! ¿Cómo lo sabemos?
¡Porque la Biblia lo dice! Los incrédulos no pueden «ayudar» a su salvación por muchas «buenas obras»
que hagan, aunque esa sea la opinión popular en nuestro contexto. Los creyentes tampoco podemos
«ayudar» al perdón de nuestros pecados «compensándolos» con buenas acciones, aunque esa sea la
opinión popular en nuestras iglesias. Tanto nuestra salvación, como nuestra santificación son obra de
Cristo. Las buenas obras en la vida de los creyentes son la evidencia de que hemos sido perdonados, no el
requisito para ser perdonados.
1
John R. W. Stott, The Contemporary Christian [El cristiano contemporáneo] (Leicester, U.K.: Inter-Varsity Press,
1992), pp. 37–39.
2
Ibid., pp. 40–42.
3
C. S. Lewis, Prince Caspian [El príncipe Caspián] (Londres: Geoffrey Bles, 1951) p. 185.
Bibliografía
Lewis, C.S. Prince Caspian [Príncipe Caspian]. Londres: Geoffrey Bles, 1951.
Stott, John R. W. The Contemporary Christian [El cristiano contemporáneo]. Leicester, U.K.: Inter-
Varsity Press, 1992. 2
2
Les Thompson, «EL BUEN USO DE LAS PALABRAS», en Cómo se escribe (Guía de estudio) (Miami, FL: Laurel
University, 2004).