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Palestina en Tiempos de Jesús

La sanidad de los endemoniados gadarenos (Mt. 8:28-


34; Mc. 5:1-20; Lc. 8:26-39)

Aquí los tres Evangelios están en orden cronológico. Después de la


tormenta, Jesús y los discípulos llegaron al otro lado del mar. Aquí se
encontraron con dos hombres poseídos por demonios en el país de los
gadarenos (o gergesenos). Ésta era una región al este de Galilea. Mateo
dice que había dos hombres poseídos por demonios. Marcos y Lucas sólo
se centran en uno. Poniendo los tres relatos juntos, el hombre era
excesivamente feroz, vivía entre las tumbas y nadie podía atarlo, ni
siquiera con cadenas. Muchas veces había sido atado con grillos y cadenas,
pero él los había hecho pedazos. Nadie podía controlarlo. Noche y día
estaba en el desierto, dando voces y cortándose con piedras. Lucas dice
que este hombre había estado poseído por demonios mucho tiempo, y
que no vestía ropa y no vivía en ninguna casa, sino entre los sepulcros.
Marcos registra que cuando vio a Jesús de lejos, corrió y lo adoró. De
hecho, fueron los demonios en este hombre los que reconocieron al Señor
Jesucristo inmediatamente. Los demonios en el hombre lo estaban
controlando, y estos hicieron que se postrara y adorase. Los espíritus
estaban completamente aterrorizados al ver a Cristo. ¡Ellos tenían una sola
cosa en su mente! Preguntaron: “¿Has venido acá para atormentarnos
antes de tiempo?” (Mt. 8:29). Ellos saben que hay un tiempo establecido
para su juicio, y tenían pánico porque no querían ser echados al infierno
antes del tiempo establecido. Ese tiempo establecido es en la Segunda
Venida de Cristo, cuando Satanás sea atado junto con todos sus secuaces
(Ap. 20:1-2). Ciertamente los demonios “creen y tiemblan”, como dice la
Biblia en Santiago 2:19. Página 92 Jesús respondió: “¿Cómo te llamas?” Él
no le preguntaba su nombre al hombre, sino al demonio rey que poseía al
hombre. El demonio contestó: “Legión me llamo, porque somos muchos”
(Mc. 5:9). Había varios miles de espíritus en el hombre, pero había un
demonio rey a cargo de ellos. A menos que el hombre fuerte sea atado
primero, no se pueden saquear el resto de sus bienes. A veces el príncipe
dominante tiene que ser revelado antes de que los otros puedan ser
echados afuera. El demonio principal habló por los demás: “Legión me
llamo, porque somos muchos”. Una legión romana tenía 6,000 hombres.
Tenía que haber varios miles de espíritus, porque después los espíritus
entraron en 2,000 cerdos. El poder diabólico en el hombre era asombroso.
Podía romper cadenas y grillos. Aquellos espíritus eran dañinos y suicidas,
hacían desnudar y herirse con piedras al poseído. El diablo lo llevó al
desierto. Cuando una persona tiene tantos espíritus, es porque ha estado
poseído por mucho tiempo y el enemigo ha establecido una fortaleza muy
firme. Los demonios le rogaron a Jesús que no los mandase al infierno (o al
abismo), como dice Lucas 8:31. En vez de eso, le pidieron que les mandase
a un hato de cerdos que estaba paciendo cerca. Los demonios quieren
habitar en un cuerpo de cualquier tipo. Además, quieren estar en un lugar
que sea inmundo. Por lo tanto, querían ir a los cerdos. Es interesante que
Marcos dice que había cerca de 2,000 cerdos. El número 2,000 es
significativo, porque ese número representa la Era de la Iglesia. Al final de
la Era de la Iglesia es cuando los demonios son juzgados. Yo creo que es
notable que la pregunta “¿Has venido acá para atormentarnos antes de
tiempo?” esté asociada con el número 2,000. El tiempo es el fin de los
2,000 años de la Era de la Iglesia. Con una palabra: “Id”, los demonios
fueron expulsados del hombre y entraron en los cerdos que pacían en la
montaña. Los demonios huyeron con tal pánico que cuando entraron en
los cerdos, el hato se precipitó violentamente por un precipicio hacia el
mar y murieron en las aguas. Los demonios hoy saben que su tiempo es
corto. Ésta es la razón por la que hay tanto desasosiego y pánico en el
mundo espiritual de hoy. Los hombres que cuidaban los cerdos corrieron a
la ciudad y les dijeron a todos en la región lo que había sucedido. Entonces
muchos vinieron a ver lo que se había hecho y vieron a Jesús y al hombre
que nadie podía controlar, sentado a los pies de Jesús, vestido, y en su
juicio cabal. Entonces la multitud de la ciudad y de todo el país de los
gadarenos le rogaron al Señor que se fuese de la zona, porque se llenaron
de gran temor. Cuando el Señor entraba en la barca para marcharse, el
hombre del que había salido la legión le rogó que lo dejara ir con Él. Pero
el Señor, sabiendo cómo y cuándo podemos servirle mejor, le dijo:
“Vuélvete a tu casa, y cuenta cuán grandes cosas ha hecho Dios contigo. Y
él se fue, publicando por toda la ciudad cuán grandes cosas había hecho
Jesús con él” (Lc. 8:39). Marcos registra: “Vete a tu casa, a los tuyos, y
cuéntales cuán grandes cosas el Señor ha hecho contigo, y cómo ha tenido
misericordia de ti. Y se fue, y comenzó a publicar en Decápolis cuán
grandes cosas había hecho Jesús con él; y todos se maravillaban” (Mc.
5:19-20). Decápolis (que significa “diez ciudades”) era un territorio grande
al sur del mar de Galilea, principalmente al este del Jordán. Gadara era
una de las ciudades. Hay un pensamiento final acerca del maníaco de
Gadara que deberíamos considerar. Se dice que “no vestía ropa”. ¿Por qué
no tenía ropa? ¡Porque estaba bajo el poder de Satanás! Cuando uno va a
las tierras paganas y los nativos no llevan ropa, es porque están
controlados por otro espíritu. Cuando los Página 93 nativos vienen a
Cristo, se les debe enseñar a llevar ropa. Hemos escuchado a misioneros
racionalizar: “Esta es su costumbre y su estilo de vida”, o “por causa del
clima y la humedad, la ropa se les enmohecería. Por tanto, debemos
simplemente dejarlos que sigan así”. ¡No, no, no! Andar sin ropa es por
causa de otro espíritu. Las leyes morales de Dios son las mismas para toda
cultura. ¿Podrían venir a este país sin ropa? El Evangelio es el mismo para
cada país. Recuerde, cuando el maníaco de Gadara fue liberado del poder
de Satanás, estaba “vestido, y en su juicio cabal” (subrayado del autor).

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