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1. En su opinión, ¿puede justificase la creencia en Dios?

Explique razones,
pero al mismo tiempo tome posición entre una postura fundacionalista o
coherentista (o alguna respuesta intermedia)

Los seres humanos necesitamos creer que somos algo en lugar de nada, ya que
si no creeríamos que somos lo que decimos, no sería posible la existencia de
nuestras vidas. Vivimos en un mundo lleno de creencias en las que gira nuestra
existencia. El aceptar que formamos parte de un “estado”, el establecer normas
para la convivencia, la idea de la existencia de un país o identidad nacional, nos
lleva a pensar que la existencia de un mundo de creencias es necesaria para el
ser humano, siempre y cuando estas creencias sean verdaderas u útiles para
nuestras vidas. Sin embargo, ¿Qué causa nuestras creencias y cómo podemos
estar seguros de que ellas son adecuadas y nos traen la verdad?
Desde tiempos remotos las cuestiones referidas al conocimiento humano y a la
búsqueda de una verdad absoluta han dado un espacio de diversas discusiones y
cuestionamientos sobre cómo justificar que nuestras creencias son válidas o
verdaderas tanto para nosotros como para el universo. Dentro de la epistemología
han surgidos dos corrientes totalmente contrariadas entre sí, que de alguna u otra
manera intentan explicar la justificación de las creencias en el ser humano: el
fundacionalismo y el coherentismo. Es necesario tomar en cuentas ambas
concepciones en el presente trabajo debido a que, las razones que se
presentarán, gira en torno a ellas, además nos mostrarán enfoque claros y
particulares para un buen desarrollo de ideas.

Según la teoría fundacionalista, todas nuestras creencias son productos de la


deducción que derivan de creencias básicas en relación a nuestras experiencias.
La propuesta de esta teoría está muy comprometida con la tesis de que todo
sistema de creencias contiene dos subsistemas diferentes de creencias: las
creencias básicas y las no básicas. Tal idea surge debido a que los
fundacionalistas no creen en la posibilidad que nuestras creencias pueden
justificarse de manera infinita, en algún momento de nuestras vidas deben poseer
un carácter especial. La obligatoriedad de una creencia base es la esencia de un
fundacionalista, ésta es determinada a través de un sistema que surge a través de
la experiencia. Según lo antes expuesto, puede afirmarse entonces, desde una
perspectiva fundacionalista, que la justificación de mi creencia en Dios, debe tener
una idea base que se origina a través de mi experiencia. El hecho de un suceso
sobrenatural nos conlleva a creer la existencia de un ser divino o superior a
nosotros que ha intercedido para ayudarnos. Tal es el caso de un fiel creyente que
afirma la existencia de Dios debido a la existencia de un hecho “milagroso” en su
vida.
Por otro lado, la teoría coherentista niega la necesidad de una experiencia en cada
creencia. La propuesta de dicha teoría se centra en el hecho que la justificación de
la creencia se da por la coherencia que existe con el resto de creencia. Es decir
los coherentistas se inclinan más por la idea que debe existir un consenso entre
creencias. Entonces, puede inferirse que mi fundamento acerca de la creencia en
Dios debe basarse en el consenso de otras creencias que tengo dentro de mí. En
una sociedad católica, donde no existe una laicidad dentro del estado, existe una
alta tasa de probabilidad que una persona pueda ser católico. Una creencia en sí,
forma parte de la cultura, y la cultura se va forjando según la interacción que
tenemos con los demás. Tal interacción va forjando una serie de creencias sobre
la vida, la verdad, y por supuesto, sobre Dios. Esta serie de creencias llegan a ser
consensuadas, lo que permite que mi creencia en Dios sea aceptable y verdadera
para mi vida.
Ambas concepciones tienen razones para ser aceptadas, y se ha intentado
explicar sus argumentos de forma resumida, sin embargo, existen contradicciones
muy coherentes que pueden refutar y dejar en un estado de perplejidad al lector
que le interesen estos temas. La propuesta más apropiada, desde mi punto de
vista, sería llegar a un punto medio entre ambas concepciones. “Debe admitirse la
importancia de la experiencia para la justificación, pero no requiere ningún tipo de
creencia privilegiada justificada exclusivamente por la experiencia sin apoyo de
otras creencias” (Haack, 1997, p.35)
Más allá de querer buscar la justificación de algo que uno cree, debe resaltar el
hecho del por qué lo cree. Al fin y al cabo, solo podría justificarse la creencia en
Dios, solo si es que esa creencia es útil para nuestras vidas.

SALVADOR MAGALLANES, ADONIS ABEL

20163449

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