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Hernán A.

Vera Rodríguez

C atedrático de Administración Pública y Decano del


Colegio de Estudios Graduados en Ciencias de la
Conducta y Asuntos de la Comunidad de la Pontificia
Universidad Católica de Puerto Rico, Recinto de
Ponce. Posee un Doctorado en Administración Pública
(D.P.A.) de Nova Southeastern University en Florida,
EE.UU., una Maestría en Artes con especialidad
en Administración de Recursos Humanos de la
Universidad de Puerto Rico, Recinto de Río Piedras,
y un Bachillerato en Ciencias Políticas, Summa
Cum Laude de la Pontificia Universidad Católica de
Puerto Rico. Tiene una carrera docente de más de
veinticinco años en las disciplinas de Administración
Pública, Ciencias Políticas y Gerencia. Igualmente, es
miembro de la Junta de Directores de la Fundación
Puertorriqueña de las Humanidades y del Gabinete de
Expertos en Calidad de Vida y Envejecimiento de la
Universidad de Granada, España.
De otra parte, ha fungido como director de
propuestas académicas subvencionadas con fondos
del Gobierno Federal de los Estados Unidos, así como
evaluador externo de programas académicos y de
servicio en Puerto Rico, Estados Unidos y Centro
América. Sus trabajos han sido publicados en la
Revista Centroamericana de Administración Pública
(Costa Rica), la Revista de Servicio Civil (Costa
Rica), el Boletín del INAP (España), la Revista de
Administración Pública (Puerto Rico), la Revista de
Derecho Puertorriqueño, el Inter – Metro Business
Journal (Puerto Rico) e Invessoc (Puerto Rico), entre
otras. De igual forma, ha presentado ponencias en
los congresos anuales del Centro Latinoamericano
de Administración para el Desarrollo (CLAD), de la
American Society for Public Administration, así como
en el Foro de la Función Pública de Centroamérica,
Panamá y República Dominicana.
Ha sido conferenciante invitado por varios gobiernos
y universidades del extranjero. Funge asimismo,
como panelista ocasional en temas económicos y de
gobierno desde una perspectiva de la Doctrina Social
de la Iglesia en el programa radial Actualidad Pública,
difundido por Católica Radio, 88.9 FM y el cual es
dirigido por el Dr. Jorge Iván Vélez Arocho, Presidente
de la Pontificia Universidad Católica de Puerto Rico.
La pobreza en
Puerto Rico: estadísticas,
políticas públicas e
impacto en la vida de los
ciudadanos, una mirada
desde la Doctrina Social
de la Iglesia
A nuestros padres, quienes trabajaron con ahínco y esfuerzo para dejarnos
un mejor país.
Quizás al lector le parezca extraño el título de este trabajo. Después
de todo, parece predominar en la conciencia colectiva de nuestro
pueblo el hecho de que con la adopción de una estrategia de
“industrialización por invitación” en los años 50, en Puerto Rico se
logró la erradicación de la pobreza y el país pasó de ser “la casa pobre
del Caribe” para convertirse en “la vitrina del progreso”. Asimismo,
los ciudadanos observan en el país elementos de infraestructura,
comercio e industria, los cuales comunican una imagen de opulencia
y progreso material generalmente relacionada con el estilo de vida
de los países desarrollados. Las autopistas, los aeropuertos, el tren
urbano, los coliseos, los centros de convenciones, los hoteles y los
centros comerciales, entre otros, parecen acentuar en el ciudadano
promedio la idea de que la pobreza ha sido erradicada de nuestro
país.
Sin embargo, más allá de estos símbolos externos de bonanza
económica, existe en Puerto Rico un amplio sector poblacional
que día a día vive las carencias, limitaciones y desigualdades que le
impone una vida en la pobreza. Para entender este fenómeno con
más profundidad, el presente trabajo tuvo los siguientes objetivos:
a. Diagnosticar la pobreza en Puerto Rico desde las estadísticas

la pobreza en puerto rico: estadísticas, políticas públicas


e impacto en la vida de los ciudadanos, una mirada desde la doctrina social de la iglesia 3
disponibles en fuentes locales y federales.
b. Analizar la situación de la pobreza en Puerto Rico desde la
Doctrina Social de la Iglesia.
c. Estudiar cómo la pobreza impacta de forma especial a algunos
segmentos poblacionales: mujeres, niños, jubilados, entre otros.
d. Evaluar la forma en que distintas políticas públicas han
mejorado/empeorado la situación de la pobreza en Puerto Rico.
e. Ofrecer alternativas a esta situación desde el marco de la
Doctrina Social de la Iglesia y otros documentos doctrinales.
El trabajo está dividido en cuatro partes. En la primera, se definen la
pobreza y otros conceptos relacionados. Además, se señalan algunos
datos respecto de la pobreza a nivel mundial. En la segunda parte, se
presenta un esbozo de la Doctrina Social de la Iglesia respecto de la
pobreza y de los pobres. En la tercera parte del escrito, la más amplia,
se analizan estadísticas, informes y estudios relativos a los niveles
de pobreza en Puerto Rico y cómo impactar sectores específicos
como niños, féminas y adultos mayores. En esa parte, se discuten
conceptos como la inflación, el desempleo y la dependencia y su
relación con la pobreza en el país. En la cuarta sección, se plantean
someramente algunas de las doctrinas y políticas económicas en
vigencia en Puerto Rico desde la década de los 50’ hasta nuestros
tiempos y sus influencias en el fenómeno objeto de este estudio. Por
último, se ofrecen algunas conclusiones y recomendaciones.
la pobreza: algunas definiciones y teorías
En términos generales, se puede definir la pobreza como “la carencia
de las oportunidades y los medios indispensables para satisfacer
las necesidades fundamentales de la vida. En esta categoría se
encuentran la alimentación adecuada, la salud, el vestido, la
vivienda, la educación” (Conferencia Episcopal Puertorriqueña,
1989). Los sociólogos, economistas y otros científicos sociales que
estudian el fenómeno de la pobreza distinguen entre lo que es la
pobreza absoluta y la pobreza relativa. Así pues, la Cumbre para el
Desarrollo Social de las Naciones Unidas reunida en Copenhage en
1995 estableció que “Las situaciones de pobreza absoluta se caracterizan
por una grave privación de elementos de importancia vital para los
seres humanos: comida, agua potable, instalaciones de saneamiento,
atención de salud, vivienda, enseñanza e información. Esas
situaciones dependen no sólo de los ingresos, sino de la posibilidad
de acceder a los servicios sociales” (Naciones Unidas, 1995). De forma
similar, (Colón Reyes, 2011) define este tipo de pobreza como “una
condición de privación de bienes materiales que pone en peligro la

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4 pontificia universidad católica de puerto rico
sobrevivencia del individuo”. Para adelantar la lucha contra este
tipo de pobreza la Asamblea General de Organización de Naciones
Unidas estableció, entre las metas de la llamada Declaración del
Milenio del año 2000, los siguientes objetivos: (Asamblea General
Naciones Unidas, 2000)
- Reducir a la mitad, para el año 2015, el porcentaje de habitantes
del planeta cuyos ingresos sean inferiores a un dólar por día y
el de las personas que padezcan hambre; igualmente, para esa
misma fecha, reducir a la mitad el porcentaje de personas que
carezcan de acceso a agua potable o que no puedan costearlo.
- Velar por que, para ese mismo año, los niños y niñas de todo
el mundo puedan terminar un ciclo completo de enseñanza
primaria y que tanto las niñas como los niños tengan igual
acceso a todos los niveles de la enseñanza.
- Haber reducido, para ese mismo año, la mortalidad materna
en tres cuartas partes y la mortalidad de los niños menores de 5
años en dos terceras partes respecto de sus tasas actuales.
- Para entonces, haber detenido y comenzado a reducir la
propagación del VIH/SIDA, el flagelo del paludismo y otras
enfermedades graves que afligen a la humanidad.
En contraposición a este concepto, se esboza también el de pobreza
relativa. En la obra, Pobreza: un glosario internacional, el Consejo
Latinoamericano de Ciencias Sociales (CLACSO) establece que: “La
pobreza relativa concibe a la pobreza en términos de su relación con
estándares existentes en la sociedad” (Spicker, Álvarez & Gordon,
2009). También sus autores postulan que el concepto pobreza
relativa contiene dos elementos fundamentales: “El primero es el
supuesto de que la pobreza está socialmente definida, lo contrario
a la posición comúnmente atribuida a los defensores de la pobreza
absoluta. El segundo elemento es el uso de métodos comparativos
para determinar la pobreza mediante la comparación y contraste
respecto de otras personas no pobres en la sociedad. De ese modo, la
pobreza es identificada con la desventaja y la desigualdad” (Spicker,
Álvarez, & Gordon, 2009). En esta misma dirección, la Dra. Linda
Colón puntualiza sobre el concepto pobreza relativa: “Se es pobre
y se carece materialmente en comparación con otros sectores… La
pobreza vista con ojos relativos, nos obliga a compararnos no solo
con los que tienen menos, sino sobre todo, con aquellos que poseen
más” (Colón Reyes, 2011). Como quedará claro más adelante, cuando
en este trabajo se hace referencia a la situación de la pobreza en
Puerto Rico, generalmente estamos haciendo referencia a la pobreza
relativa, no a la pobreza absoluta.

la pobreza en puerto rico: estadísticas, políticas públicas


e impacto en la vida de los ciudadanos, una mirada desde la doctrina social de la iglesia 5
un esbozo de la doctrina social de la iglesia respecto de la
pobreza y de los pobres
En esta sección, resulta meritorio reseñar algunos documentos del
Magisterio de la Iglesia relativos al fenómeno de la pobreza. En primer
lugar, el Compendio de Doctrina Social de la Iglesia (Pontificio Consejo
Justicia y Paz , 2005) en su capítulo séptimo sobre la vida económica
señala lo siguiente: “En el Antiguo Testamento se encuentra una
doble postura frente a los bienes económicos y la riqueza. Por un
lado, de aprecio a la disponibilidad de bienes materiales considerados
necesarios para la vida, en ocasiones en abundancia - pero no la
riqueza o el lujo - es vista como una bendición de Dios” (Núm. 323).
Además, se establece que “En la literatura sapiencial, la pobreza
se describe como una consecuencia negativa del ocio y de la falta
de laboriosidad (cf. Pr 104), pero también como un hecho natural”.
Este documento hace referencia al siguiente hecho de que: “Quien
reconoce su pobreza ante Dios, en cualquier situación que viva,
es objeto de una atención particular por parte de Dios: cuando el
pobre busca, el Señor responde, cuando grita, Él lo escucha” (Núm.
324). Igualmente, se establece en el Compendio de Doctrina Social de la
Iglesia que: “La pobreza, cuando es aceptada o buscada con espíritu
religioso, predispone al reconocimiento y a la aceptación del orden
creatural”. Es decir, que “la pobreza se eleva a valor moral cuando
se manifiesta como humilde disposición y apertura a Dios, confianza
en Él” (Núm. 324). Como se puede apreciar, el Compendio analiza la
pobreza, principalmente desde las Escrituras. Un documento de la
Conferencia Episcopal Puertorriqueña plantea, con más claridad,
esta dualidad de visiones sobre la pobreza presente en el Compendio
de Doctrina Social de la Iglesia. Por un lado, el documento señala que el
Señor ve “un gran mérito en la pobreza voluntaria, abrazada por su
causa, para servirle de una manera más expedita y desembarazada”
(Conferencia Episcopal Puertorriqueña, 1989, p. 351), mientras que,
por otro lado, “respecto de la pobreza física, la pobreza extrema,
la indigencia, Cristo observó una actitud de repulsa y no dudó en
recurrir al milagro para combatirla, como repetidas veces ocurrió
mutiplicando el pan para el alivio de las masas hambrientas que lo
seguían” (Conferencia Episcopal Puertorriqueña, 1989, p. 351).
En segundo lugar, hay que destacar el desarrollo de los conceptos de
la pobreza y los pobres según se elaboran en algunas cartas encíclicas
y en otros documentos y discursos más recientes de los Pontífices de
nuestra Iglesia. Cabe mencionar las palabras del Beato Juan Pablo
II en la Carta Encíclica Sollicitudo Rei Socialis (Juan Pablo II, 1987). Al
discutir las diferencias económicas entre los países ricos (Norte) y
los países pobres (Sur), Juan Pablo II planteaba: “A la abundancia de
bienes y servicios disponibles en algunas partes del mundo, sobre
todo en el Norte desarrollado, corresponde en el Sur un inadmisible

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retraso y es, precisamente en esta zona geopolítica, donde vive la
mayor parte de la humanidad” (Núm. 14). En esa misma dirección
abundaba el Papa cuando señalaba: “Al mirar la gama de los diversos
sectores de producción y distribución de alimentos, higiene, salud
y vivienda, disponibilidad de agua potable, condiciones de trabajo,
(en especial el femenino) duración de la vida y otros indicadores
económicos y sociales, el cuadro general resulta desolador, bien
considerándolo en sí mismo, bien en relación con los datos
correspondientes de los países desarrollados del mundo. La palabra
‘abismo’ vuelve a los labios espontánemente” (Núm. 14). Aunque
el enfoque de la pobreza que se hace en la carta encíclica es entre los
países ricos y pobres, se observa claramente la preocupación del Papa
por la pobreza y la desigualdad. También, en la Sollicitudo Rei Sociallis,
Juan Pablo II indica “…una vez más el principio peculiar de la
doctrina cristiana, los bienes de este mundo están originariamente
destinados a todos. El derecho a la propiedad privada es válido
y necesario, pero no anula el valor de tal principio. En efecto,
sobre ella grava una hipoteca social, es decir, posee como cualidad
intrínseca, una función social fundada y justificada precisamente
sobre el principio del destino universal de los bienes” (Núm. 42). De
igual forma, hace un llamado a la acción al puntualizar que “Esta
preocupación acuciante por los pobres -que, según la signficativa
fórmula, son ‘los pobres del Señor’- debe traducirse, a todos los
niveles, en acciones concretas hasta alcanzar decididamente algunas
reformas necesarias” (Núm. 42).
Esta línea de argumentación es seguida también por S.S. el Papa
Benedicto XVI en la Carta Encíclica Caritas in Veritate (Benedicto XVI,
2009). En el mencionado documento, el Santo Padre planteaba:
“La riqueza mundial crece en términos absolutos, pero aumentan
también las desigualdades. En los países ricos, nuevas categorías
sociales se empobrecen y nacen nuevas pobrezas. En las zonas
más pobres, algunos grupos gozan de un tipo de superdesarrollo
derrochador y consumista que contrasta de modo inaceptable con
situaciones persistentes de miseria deshumanizadora. Se sigue
produciendo el escándalo de las disparidades hirientes” (Núm. 22).
Recientemente, el Santo Padre Francisco en un discurso en el
Congreso Internacional de la Fundación Centesimus Annus Pro
Pontifice (Papa Francisco, 2013a) vincula el fenómeno del desempleo
con la pobreza. Sobre el particular plantea que:
Es un fenómeno el del desempleo -de la falta y de la pérdida de
trabajo- que está cundiendo como mancha de aceite en amplias
zonas de Occidente y está extendiendo de modo preocupante
los confines de la pobreza. Y no existe peor pobreza material,
me urge subrayarlo, que la que no permite ganarse el pan y priva

la pobreza en puerto rico: estadísticas, políticas públicas


e impacto en la vida de los ciudadanos, una mirada desde la doctrina social de la iglesia 7
de la dignidad del trabajo. Ahora, este algo que no funciona, no
se refiere sólo al sur del mundo, sino a todo el planeta. He aquí
entonces la exigencia de repensar la solidaridad ya no como
simple asistencia con respecto de los más pobres, sino como
repensamiento global de todo el sistema, como búsqueda de
caminos para reformarlo y corregirlo de modo coherente con
los derechos fundamentales del hombre, de todos los hombres.
(Papa Francisco, 2013a)
Igualmente, en un discurso a los estudiantes de las escuelas de los
Jesuitas de Italia y Albania, a preguntas de un estudiante, planteó
lo siguiente:
La pobreza del mundo es un escándalo. En un mundo donde
hay tantas, tantas riquezas, tantos recursos para dar de
comer a todos, no se puede entender cómo hay tantos niños
hambrientos, que haya tantos niños sin educación, ¡tantos
pobres! La pobreza, hoy, es un grito. Todos nosotros tenemos
que pensar si podemos ser un poco más pobres: también
esto todos lo debemos hacer. Cómo puedo ser un poco más
pobre para parecerme mejor a Jesús, que era el maestro pobre
(Papa Francisco, 2013b).
Como se infiere de estos documentos, a los Santos Padres les ha
preocupado profundamente la situación de los pobres, así como
las situaciones de pobreza, desigualdad y marginalidad en todo el
mundo, particularmente la distancia o abismo entre los estilos de
vida de las poblaciones en los países ricos y en los pobres. Surge,
de estos documentos, la necesidad de promover acciones concretas
encaminadas a reducir y a eliminar la pobreza y la desigualdad.
En tercer lugar, y a un nivel más nacional, las conferencias
episcopales de diversos países también han estudiado y producido
documentos relacionados con los pobres y la pobreza. Así pues, hay
un documento de reflexión de la Comisión Episcopal de Pastoral
Social de la Conferencia Episcopal Española titulado, La Iglesia y
los pobres (Conferencia Episcopal Española, Comisión Episcopal de
Pastoral Social, 1994). Una cita muy contundente del mencionado
documento plantea lo siguiente:
De aquí que el encuentro con el pobre no puede ser para la
Iglesia y el cristiano meramente una anécdota intrascendente,
ya que en su reacción y en su actitud se define su ser y también
su futuro, como advierten tajantemente las palabras de Jesús.
Por lo mismo, en esa coyuntura quedamos todos, individuos
e instituciones, implicados y comprometidos de un modo
decisivo. La Iglesia sabe que ese encuentro con los pobres tiene
para ella un valor de justificación o de condena, según nos

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hayamos comprometido o inhibido ante los pobres. Los pobres
son sacramento de Cristo (Núm. 9).
Por último, en la Carta Pastoral sobre la Opción Preferencial por los
Pobres y la Vida Cristiana de la Conferencia Episcopal Puertorriqueña
(Conferencia Episcopal Puertorriqueña, 1989) los obispos
puertorriqueños plantearon que:
Doloroso como es el recuerdo de los hechos mencionados en
torno de la pobreza y el de sus innumerables víctimas en el
Tercer Mundo, América Latina y en EE.UU. entre los países
desarrollados, lo es aún más comprobar que aquí, en Puerto
Rico, existen extensos núcleos de pobreza con su séquito de
lacras sociales, tan contrarias y ofensivas para la dignidad
y los derechos fundamentales de la persona humana. Nos
conmueven ciertamente todos los pobres de Puerto Rico,
cualesquiera que sea el grado o extremo de sus privaciones y a
todos queremos llevar el alivio y el consuelo que tan justamente
reclaman y esperan, en la medida de nuestras posibilidades y
en nuestra condición de heraldos del Evangelio, en nombre de
la justicia y de la caridad, cada una en su respectiva dimensión
social. A ello se ordenan los pensamientos recogidos en el texto
de esta carta pastoral (Núm. 4, Pp. 340 – 341).
Como se desprende de estos documentos de las conferencias
episcopales, tanto de España como de Puerto Rico, así como de
los documentos y discursos pontificios previamente reseñados, la
opción preferencial por los pobres es central a la labor de la Iglesia en
el mundo contemporáneo en general, y en Puero Rico en particular.
Por lo tanto, el determinar las dimensiones del fenómeno de la
pobreza en Puerto Rico, resulta ser una tarea de la más alta prioridad.
Por lo tanto, en la siguiente sección de este trabajo, se analizan las
principales estadísticas relativas al fenómeno de la pobreza en
Puerto Rico en estos tiempos.
análisis de las cifras y estadísticas sobre la pobreza y los
pobres en Puerto Rico
Ingresos, pobreza y desigualdad
A nivel internacional, existe cierto consenso en que una de las
maneras de definir el concepto pobreza o de establecer quién es pobre
en una sociedad, es mediante el uso de algunas medidas estadísticas
y monetarias conocidas como las líneas de la pobreza o los umbrales
de la pobreza. En las mismas, se calculan todos los ingresos de todas
las fuentes de un núcleo familiar y se establece cuánto dinero sería
necesario para sostener, de forma adecuada, ese núcleo familiar. Así
por ejemplo, los estimados de los umbrales (o niveles) de la pobreza

la pobreza en puerto rico: estadísticas, políticas públicas


e impacto en la vida de los ciudadanos, una mirada desde la doctrina social de la iglesia 9
según establecidos por el Negociado del Censo del Departamento de
Comercio de los Estados Unidos para el año 2012 eran los siguientes
(U.S. Census Bureau, 2012a):
Cuadro 1
Umbrales de la Pobreza Estimados para 2012

Umbral Estimado
Tamaño de la Unidad Familiar
(en dólares anuales)
1 persona (individuo no relacionado) $11,792
menor de 65 años de edad $11,945
mayor de 65 años de edad $11,011
2 personas $14,960
dueño del hogar menor de 65 años $15,452
dueño del hogar mayor de 65 años $13,891
3 personas $18,287
4 personas $23,497
5 personas $27,815
6 personas $31,485
7 personas $35,811
8 personas $39,872
9 personas $47,536
Como puede inferirse del Cuadro 1, presentado anteriormente, una
familia que se componga de cuatro personas y que obtengan de todas
las fuentes una cantidad igual o menor a $23,497, es considerada
pobre según los estándares del Negociado del Censo de los Estados
Unidos. Calculados en términos de dinero diario necesario para
superar la pobreza, dependiendo de su edad y de su composición
familar, una persona necesitaría generar entre $32.72 (persona
menor de 65 años que viva solo) y $14.47 (persona que viva en un
núcleo familiar de 9 personas). Estos umbrales de la pobreza son
ajustados frecuentemente para conformarlos al índice de precios al
consumidor de los EE.UU., una medida de la inflación económica
en un país.
Según un informe del Negociado del Censo titulado Poverty: 2010 -
2011, para el 2011, cerca del 15.9 por ciento de la población de los Estados
Unidos vivía bajo los niveles de pobreza anteriormente reseñados
(U.S. Census Bureau, 2012 b). Expresado de otra forma, para el 2011,
según esta fuente, existían en los Estados Unidos de América 48.5
millones de personas identificadas como pobres según los estándares
del Censo. En lo tocante a la pobreza en Puerto Rico, para el 2011 se
estimó que el 45.6% de la población vivía bajo los niveles de pobreza
(U.S. Census Bureau, 2012 b). Más aún, de un análisis de esta fuente

cuaderno de investigación social y económica


10 pontificia universidad católica de puerto rico
se desprende que para el período 2010 - 2011, el 45% de la población
de Puerto Rico, o 1,659,792 personas vivían en condiciones de
pobreza. De igual forma, se destaca que en términos porcentuales,
Puerto Rico era durante el período analizado, la jurisdicción de los
EE.UU. con mayor cantidad de pobres. Los estados con por cientos
más cercanos lo eran Mississippi (22.4%), Nuevo México (20.4%) y el
Distrito de Colombia (19.2). Es decir, que en esa fecha, en Puerto Rico
había un 22.6 % más personas pobres (en términos porcentuales) que
en la jurisdicción más pobre de los EE.UU (U.S. Census Bureau, 2012
b, p. 3).
Más alarmantes que las cifras relativas a la pobreza en el país,
resultan los datos relacionados con la distribución de los ingresos en
el mismo. Primeramente, se examinarían datos relacionados con el
Coeficiente de Gini en Puerto Rico. Este coeficiente es una medida
de la desigualdad económica en un país o una región y fue ideado
por el estadístico italiano Conrado Gini. Lo utilizan organismos
internacionales como las Naciones Unidas para los fines antes
mencionados. El Índice se expresa en un número que va desde el
cero (0) que implica una igualdad económica perfecta, hasta el uno
(1) que implicaría una desigualdad económica perfecta o absoluta.
En el informe Household Income for States: 2009 and 2010, el Negociado
del Censo de los Estados Unidos estimó el Coeficiente de Gini en
Puerto Rico en 0.532 para el año 2009 y en 0.537 para el 2010. Tales
coeficientes, aparte de haber sido los más altos en todos los Estados
Unidos para los años mencionados, apuntan a un alto grado de
desigualdad económica en el país (U.S. Census Bureau, 2011e).
Relacionado con este tema, el Centro para una Nueva Economía
reseñó otro informe del Negociado del Censo y señalan que: “De
acuerdo con datos del más reciente (2010) Puerto Rico Community
Survey llevado a cabo por la Oficina del Censo de los EEUU, el 20%
más rico de los hogares en Puerto Rico recibió el 55.3% de todos los
ingresos generados en la Isla. Más aún, el 5% más rico obtuvo 24.9%
de todos los ingresos”. Asimismo señalan que “ Del otro lado, de la
distribución, encontramos que el 20% más pobre recibió apenas el 1.7%
de todo el ingreso del país; y eso que el Censo toma en consideración
las tranferencias federales en efectivo como parte del ingreso en
el hogar” (Centro Para Una Nueva Economía, 2010; paréntesis
añadido). Por último, hacen una recomendación general de política
pública relacionada con estos datos. Así pues, indican que: “Para
rectificar esta situación es necesario aumentar el poder adquisitivo
de ese 60% más pobre de la población. Políticas económicas que
generen una distribución más equitativa de la prosperidad, nos
ayudarán a mantener un crecimiento económico fuerte y sostenible”
(Centro para una Nueva Economía, 2010, p.2).

la pobreza en puerto rico: estadísticas, políticas públicas


e impacto en la vida de los ciudadanos, una mirada desde la doctrina social de la iglesia 11
Otra publicación (U.S. Census Bureau, 2011d) analiza, entre otras
características sociales de Puerto Rico, algunas variables relacionadas
con la vivienda. Algunas de ellas, sirven como indicadores de
una situación de pobreza aún más profunda en un segmento de la
población del país. Este documento revela que, para el 2011 de un
total de 1,567,959 unidades de vivienda que había en la isla, un 19.9%
de unidades de vivienda se encontraban vacantes. Asimismo, en
términos de propiedad de las viviendas, un 30.2% de las personas
alquilaba la vivienda donde vivía. De otra parte, los datos revelaron
que en el 19.1% de las viviendas no había un auto disponible y que un
1.9% de las mismas no contaba con dormitorios. De forma similar, el
6.2% de las casas no tenía servicio telefónico y el 1.7% de ellas no tenía
una cocina completa (U.S. Census Bureau, 2011d).
Como se desprende de este apartado, existe en Puerto Rico, en
términos generales una grave situación de pobreza (relativa) medida
en términos de los ingresos recibidos por un gran segmento de la
población. Esta situación resulta más complicada cuando tomamos
en cuenta la distribución de los ingresos en el país, que según el Índice
de Gini, apunta a altos niveles de desigualdad social. En el siguiente
apartado, se analiza someramente la situación de la pobreza entre los
niños, las mujeres y personas de mayor edad en el país.
Ingresos, pobreza y desigualdad: niños, féminas y adultos mayores
Como se ha planteado hasta el momento, en Puerto Rico existe
un amplio sector poblacional que vive en condiciones de pobreza
relativa. En este apartado, se ha enfocado el análisis hacia la
situación de la niñez, las mujeres y los adultos mayores en el país.
En primer lugar, se discutirá la situación de los niños. Para comenzar,
se estima que para el 2011 había en Puerto Rico un total de 874,459
niños y jóvenes de 0 - 19 años. De estos, 688,468 estaban matriculados
en las escuelas del país. El 76% asitía a las escuelas públicas y el 24%
a escuelas privadas (U.S. Census Bureau, 2011b). Asimismo, se ha
reportado que en el 2011, el 57.4% de los niños vivía dentro de familias
que estaban bajo el nivel de pobreza. De forma similar, el 49.5% de los
niños vivía en hogares en los cuales se recibían ayudas federales tales
como Seguro Social Suplementario, asistencia pública o beneficios
del Programa de Asistencia Nutricional (PAN/SNAP). Igualmente,
el 42.7% de los niños vivía en una residencia alquilada por sus padres
o por algún familiar (U.S. Census Bureau, 2011b).
Un estudio realizado por el National Council La Raza sobre la
situación de la pobreza en la niñez en Puerto Rico apuntó que:
“durante el período 2006 - 2007, los niveles de pobreza infantil en
Puerto Rico fluctuaron de 35.4% en Trujillo Alto a 77.8% en Orocovis.
Asimismo, este estudio indica que Puerto Rico tiene la tasa más alta

cuaderno de investigación social y económica


12 pontificia universidad católica de puerto rico
de adolescentes que no están asistiendo a la escuela y un 14.6% que
no está trabajando. Por último, el estudio señala que en Puerto Rico
existe una de las tasas más altas de embarazos en adolescentes; éstas
son más altas en las áreas rurales y en el centro de la isla (National
Council La Raza, 2011).
Un estudio llevado a cabo por el Ann Casey Foundation calculó que,
entre el 2006 y el 2010 un 83% de los niños de Puerto Rico vivieron en
vecindarios pobres. Más alarmante aún, esta fuente puntualizó que
la tasa de mortalidad en adolescentes entre 15 - 19 años en Puerto Rico
en el 2009 fue de 68.6% (Anne Casey Foundation, 2010).
Hasta el momento hemos visto en este apartado el rostro infantil
y adolescente de la pobreza en Puerto Rico. Ahora, pasaremos a
explorar la pobreza femenina. En primer lugar, debe establecerse
que el estimado de la población femenina mayor de 18 años en el
2011 componía el 53.2% de la población del país. De forma similar,
el 24.2% de los núcleos familiares estaba constituido por una familia
dirigida por una mujer, sin un cónyuge presente, mientras que el
14.1% de los hogares estaba compuesto por una fémina que vivía sola
(U.S. Census Bureau, 2011g). También, se desprende de los datos
oficiales que un 73.1% de las mujeres de 25 años o más había obtenido
un grado de escuela superior o un grado más alto. Esta cifra era
menor en los varones, con un 68.8% (U.S. Census Bureau, 2011g). En
contraste, la mediana del ingreso de las mujeres puertorriqueñas
en el año 2009 fue de $36,877 dólares, mientras que la de los varones
fue de $47,905. Esta brecha salarial disminuyó en el año 2010, ya que
la mediana del ingreso de las mujeres en dicho año fue de $39,931,
mientras que la de los varones fue de $47,715. Existe una brecha en
Puerto Rico, en la mediana de los salarios por género, de casi $8,000
dólares anuales (U.S. Bureau of the Census, 2011f). De otra parte,
un estudio del Departamento de Agricultura de los Estados Unidos
estimó que para el 2009, el 57% de los participantes del Programa de
Asistencia Nutricional (PAN) eran mujeres, mientras que el 35.4%
eran niños entre los 0 y los 18 años de edad (U.S. Department of
Agriculture, Food and Nutrition Service 2010b). Interesantemente,
esta publicación también puntualiza más adelante que “la pobreza
en Puerto Rico es especialmente pronunciada entre adultos mayores
(personas de mayor edad), féminas jefes de familia con niños y
personas con impedimento (U.S. Department of Agriculture, Food
and Nutrition Service, 2010b). Esta publicación también expone
que, entre las familias que vivían en un 131% bajo el nivel de pobreza
en Puerto Rico durante el 2007, el 67.8% tenía una mujer como jefa
de familia. Asimismo, la cifra de familias dirigidas por una mujer a
cargo de niños menores que vivían en un nivel de 131% o más alto de
pobreza ascendía a 83.1% en el año 2007.

la pobreza en puerto rico: estadísticas, políticas públicas


e impacto en la vida de los ciudadanos, una mirada desde la doctrina social de la iglesia 13
Como se ha podido apreciar, la pobreza en Puerto Rico impacta
fuertemente a las mujeres. La falta de apoyo familiar, la necesidad de
proveer a los niños, a veces frente a la ausencia de un padre que aporte
económicamente, la desigualdad en salarios entre mujeres y hombres
así como el hecho de que las mujeres viven, en promedio, más años
que los varones en Puerto Rico, han dado un rostro femenino a la
pobreza en el país. Por último, se analizará brevemente la situación
de la pobreza en personas mayores de 65 años en Puerto Rico.
Primero, es menester señalar que el Negociado del Censo de los
EE.UU. estimaba que para el 2011, el 15.2% de la población de Puerto
Rico contaba con 65 años o más (U.S. Census Bureau, 2011g). En
segundo lugar, este organismo del gobierno federal estimó que para
el 2011, el 39.0% de las personas mayores de 65 años en Puerto Rico se
encontraba bajo los niveles de pobreza (U.S. Census Bureau, 2011a).
Más aún, el 51.7% de este segmento poblacional tiene algún tipo de
discapacidad (U.S. Census Bureau, 2011g). En este punto, hay que
señalar que un grupo importante de este segmento poblacional se ha
acogido al retiro. Por lo general, los retirados tienen unos ingresos
fijos, es decir, que sus planes de retiro no se ajustan a la inflación o a
los aumentos en el costo de la vida. Por tal motivo, el ingreso real
de los retirados tiende a disminuir en la inflación. Por esta razón,
deben explorarse los efectos netos de los cambios que la Ley 3 de 2013
que enmendó la Ley del Sistema de Retiro del gobierno central de
Puerto Rico han tenido en los niveles de ingreso y de pobreza de esa
población del país de personas mayores de 65 años. Esta ley buscaba
mejorar la solvencia del principal sistema de retiro de empleados
públicos del país y, por un lado, aumentó las pensiones mínimas
recibidas por las personas retiradas del Gobierno de Puerto Rico de
$400 a $500 mensuales mientras que, por el otro, eliminó el bono de
verano y los bonos por medicamentos que recibían sus participantes
(Gobierno de Puerto Rico, 2013).
En un estudio reciente sobre los retirados en Puerto Rico llevado a
cabo por el autor de este estudio y varios colaboradores (Vera, Rosario,
Pietri, & Ruiz, 2011), se encontró que el 22 % de los participantes no
tenía ahorros; el 16% sostuvo que no podría subsistir ni un mes con
el dinero que tenía ahorrado y el 36% señaló que no subsistiría si los
sistemas de retiro del país colapsaran. Asimismo, se halló que más
de un 70% todavía pagaban la hipoteca de su residencia y más de la
mitad expresó que el dinero que recibía no era suficiente y estaban
atrasados en sus pagos. También, el estudio reveló que para poder
balancear sus finanzas mensuales, los retirados han tenido que
hacer ajustes en la compra de medicinas, comida y en la obtención
de servicios médicos y servicios básicos tales como energía eléctrica,
agua y teléfono. Igualmente, se encontró que la mayoría de los
participantes manifestaba síntomas leves de depresión y síntomas

cuaderno de investigación social y económica


14 pontificia universidad católica de puerto rico
más severos de ansiedad.
De la evidencia presentada se puede colegir que un segmento
importante de la población de mayor edad en Puerto Rico vive en
condiciones de pobreza. De igual modo, la discusión presentada
apunta a que, fenómenos como la inflación y los cambios en políticas
públicas, han tendido a agravar la situación de pobreza de esta
población.
Este apartado se ha enfocado hacia la forma en que la pobreza afecta
particularmente a los niños, las mujeres y las personas de mayor
edad. En la próxima sección se plantea cómo el desempleo y la
inflación inciden en el fenómeno de la pobreza en la isla.
Inflación, desempleo y pobreza
Dos de los males con los que tienen que batallar continuamente
los sistemas económicos son la inflación crónica (inflación mayor
a un 3% - 4%) y el desempleo crónico (desempleo mayor al 6% - 7%).
Unos niveles de desempleo inferiores a los antes señalados son
considerados normales por la economía tradicional, sobre todo en
los sistemas capitalistas. De otra parte, la inflación crónica tiende a
aumentar los niveles de pobreza en una sociedad, al darse un aumento
significativo en el nivel general de los precios de los artículos de uso
común. Esto tiende a disminuir el ingreso real de los individuos,
lo que provoca que muchas personas formen parte de la población
considerada como pobre en una sociedad. Asimismo, niveles altos
de desempleo impiden que una gran cantidad de individuos puedan
generar los ingresos necesarios para su vida diaria. A continuación,
las principales estadísticas relativas al desempleo y a la inflación en
Puerto Rico.
La tasa de desempleo de un país se calcula estableciendo primero,
toda la población civil (no institucional) mayor de 16 años. Luego,
se identifica a aquellos que estén trabajando o buscando trabajo
activamente como el grupo trabajador. Si se divide aquellos
que no están trabajando, pero que han estado buscando empleo
activamente en las cuatro semanas previas, entre los miembros del
grupo trabajador, se obtiene la tasa de desempleo. Otro concepto
importante para entender las cifras presentadas a continuación
es la tasa de participación de un país. Ésta se obtiene al dividir el
número de personas dentro del llamado grupo trabajador, entre la
población civil mayor de 16 años (no institucional). Esta cifra indica
la proporción de la población disponible para trabajar que realmente
participa del mercado de trabajo (Lara Fontánez, 1999). Un último
concepto importante en este apartado es el de subempleo. Este
lo define la Organización Internacional del Trabajo como aquel
subgrupo del grupo trabajador cuyo potencial productivo fue o está

la pobreza en puerto rico: estadísticas, políticas públicas


e impacto en la vida de los ciudadanos, una mirada desde la doctrina social de la iglesia 15
siendo subutilizado, ya sea porque se encuentra laborando menos
horas de lo acostumbrado en una ocupación o trabajo, o porque su
preparación académica y capacitación son superiores a las requeridas
por el trabajo que desempeña (Organización Internacional del
Trabajo (OIT), 2013). Con esta información se expondrán las cifras
de Puerto Rico.
En primer lugar, un informe reciente del Departamento del Trabajo
y Recursos Humanos de Puerto Rico (Departamento del Trabajo y
Recursos Humanos de Puerto Rico, 2013a) establece que para enero
de 2013, el grupo trabajador (ajustado estacionalmente) en Puerto
Rico estuvo compuesto por 1,205,000 personas. Esta cifra, según
esta fuente, representa 1,000 personas menos al compararse con
estadísticas de diciembre 2012 y 23,000 personas menos en relación
con estadísticas de enero 2012 (p.3).
Por otra parte, se establece que “la cifra de desempleo ajustada
estacionalmente en enero de 2013 fue de 177,000 personas. Expresada
en términos de la tasa de desempleo, esta ascendió a 14.6% para la
fecha indicada (p.2). Esta cantidad representa 4,000 desempleados
más al comparar con diciembre de 2012 (173,000)” (p.2). De las
personas que informaron estar desempleadas en enero de 2013, el 43%
indicaron ser jefes de familia (p.2) y el 59.1% manifestó que su empleo
había sido “terminado involuntariamente” y que no esperaban ser
llamados nuevamente a trabajar. Por otro lado, el informe establece
que para enero de 2013, la tasa de participación en Puerto Rico era
de 41.7%, un 0.8% menos que en enero de 2012 (Departamento del
Trabajo y Recursos Humanos de Puerto Rico, 2013a, p.3). Sólo para
efectos de comparación, se establece que la tasa de participación en
los EE.UU. para mayo de 2013 era de 69.1 % (U.S. Bureau of Labor
Statistics, 2013). Sin embargo, esta tasa de participación tiende
a ser más baja en algunas zonas del país. Así por ejemplo, en la
denominada Área Oeste Central la tasa de participación tiende a
ser mucho menor que el promedio de la isla. Así pues, en pueblos
como Adjuntas, Jayuya, Lares, Las Marías, Maricao, San Sebastían y
Utuado, se calcula que esta tasa es de 32.1%. Esta zona tiene una tasa
de desempleo mayor que el promedio del país con 18.9%. La segunda
zona con una tasa de participación baja es la del Suroeste. La misma
está compuesta por los pueblos de Cabo Rojo, Guánica, Guayanilla,
Lajas, Peñuelas, San Germán, Sabana Grande y Yauco. En esta zona
la tasa de participación en enero de 2013 se estimó en 35.1%, mientras
que la tasa de desempleo fue de 16.7%. Resulta importante destacar
que la zona con el desempleo más alto en Puerto Rico fue la Zona Este.
Esta comprende los pueblos de Ceiba, Fajardo, Humacao, Juncos,
Las Piedras, Luquillo, Maunabo, Naguabo, Río Grande y Yabucoa.
En esta zona la tasa de desempleo para enero de 2013 se calculó en
50.2% (Departamento del Trabajo de Puerto Rico, 2013a, p.20). En

cuaderno de investigación social y económica


16 pontificia universidad católica de puerto rico
concomitancia con estas cifras, el Departamento del Trabajo, estimó
la tasa de subempleo en 15.5% para el 2013.
De otra parte, resulta interesante examinar la cantidad de horas
trabajadas por las personas empleadas en Puerto Rico para enero de
2013. El cuadro 2 desglosa las mismas.
Cuadro 2
Personas empleadas por horas semanales trabajadas, no ajustadas
estacionalmente: enero 2012 (Departamento del Trabajo y Recursos
Humanos de Puerto Rico, 2013a, p.11)

horas semanales trabajadas número de personas


1 - 34 horas 293,000
- 1 - 14 horas - 20,000
- 15 - 34 horas - 273,000
35 - 39 horas 156,000
40 horas o más 554,000
total de personas 1,033,000
promedio de horas semanales 34.8 horas
Los autores Bernardo Kliksberg y Marcia Rivera afirman,
inequívocamente que “la pobreza puertorriqueña está ligada a
altísimas tasas de desempleo y subempleo” (Kliksberg & Rivera, 2007)
(p.24). Es también acertado su planteamiento de que el desempleo en
Puerto Rico ha demostrado tasas iguales o superiores al 10% desde los
50’ ( p.25). Es decir, que existe en el país una condición de desempleo
estructural o de largo plazo. Como un punto de referencia, hay que
indicar que para el mes de mayo de 2013, la tasa de desempleo en los
Estados Unidos fue de 7.0% (U.S. Bureau of Labor Statistics, 2013),
mientras que en Puerto Rico fue de 13.4% (Redacción de Primera
Hora, 2013). Aquí, cobran vigencia las palabras del Santo Padre
Benedicto XVI cuando plantea en Caritas in Veritate que:
Al considerar los problemas del desarrollo, se ha de resaltar
la relación entre pobreza y desocupación. Los pobres son, en
muchos casos, el resultado de la violación de la dignidad del
trabajo humano, bien porque se limitan sus posibilidades
(desocupación, subocupación), bien porque se devalúan los
derechos que fluyen del mismo, especialmente el derecho al
justo salario, a la seguridad de la persona del trabajador y de su
familia (Benedicto XVI, 2009, Núm. 63).
Como se ha podido apreciar en las estadísticas y documentos
anteriormente citados, el desempleo es un problema social crítico
en Puerto Rico. Este está relacionado con una amplia gama de

la pobreza en puerto rico: estadísticas, políticas públicas


e impacto en la vida de los ciudadanos, una mirada desde la doctrina social de la iglesia 17
otros problemas sociales, particularmente la pobreza. Adelante, se
explicará el fenómeno de la inflación y cómo incide en la pobreza de
nuestro país.
Se le llama inflación a un aumento significativo en el nivel general
de precios de un país. Generalmente, este concepto y variable socio-
económica se mide a base del Índice de Precios al Consumidor.
Este Índice se refiere al costo de adquirir “una canasta de bienes y
servicios” predeterminados en distintos espacios de tiempo (meses,
años, etc.). En términos generales, la inflación tiende a afectar el
nivel de pobreza de los individuos y familias al disminuir el valor
real o el valor de compra de una moneda, en el caso de P.R. es el
dólar. A continuación algunas cifras relacionadas con la inflación
en el país.
Primeramente, para marzo de 2013, el Departamento del Trabajo
de Puerto Rico estableció que el Índice de Precios al Consumidor
registró la cifra de 116.956, lo cual representó un aumento de 0.4%
en comparación con febrero de 2013 (Departamento del Trabajo
y Recursos Humanos de Puerto Rico, 2013b, p.1). Entre los grupos
de artículos en los que se registraron los mayores aumentos se
encuentran el alojamiento, el cuidado médico, la transportación y
la ropa.
La fuente antes citada servirá como marco de referencia para
algunos porcentajes de cambio en los (sub) índices de precio por
artículos y servicios entre marzo 2012 y marzo 2013 que se indican
a continuación. Los alimentos y bebidas aumentaron un 1.5%, el
alojamiento un 2.8%, la electricidad un 11.5%, la transportación un
1.9%, el cuidado médico un 2.9% y el mantenimiento de vehículos de
motor un 6.2% (Departamento del Trabajo y Recursos Humanos de
Puerto Rico, 2013, pp. 7 - 8).
Como puede inferirse de los datos anteriormente presentados, la
inflación general, y la que enfrenta nuestro país en particular, tiende
a disminuir el valor adquisitivo del dólar y por lo tanto impacta
negativamente los ingresos. Así pues, el Departamento del Trabajo
y Recursos Humanos estimó que el valor adquisitivo de un dólar
en Puerto Rico en marzo de 2013 era de 86 centavos (Departamento
del Trabajo y Recursos Humanos de Puerto Rico, 2013, p.6). Para
ilustrar cómo la inflación, medida en términos del Índice de Precios
al Consumidor, disminuye el poder adquisitivo de los ingresos, véase
la siguiente fórmula y su explicación:

Ingreso Real = Ingreso Nominal / Índice de Precios x 100

Donde el Ingreso Real es el valor adquisitivo real de nuestros

cuaderno de investigación social y económica


18 pontificia universidad católica de puerto rico
ingresos (salarios, transferencias,etc.), el ingreso nominal es lo que
una persona recibe como ingresos, por ejemplo, su cheque mensual
(salarios, comisiones, etc.). El Índice de Precios es una variable
calculada por el Departamento del Trabajo y Recursos Humanos de
Puerto Rico.
Ahora bien, si una persona ganó en marzo de 2013 la cantidad de $2,000
dólares y se ha establecido que el Índice de Precios al Consumidor
para ese mes fue de 116.457, ¿Cuál sería el poder adquisitivo de tal
ingreso? ¿Cuál fue el Ingreso Real de esa persona? Si se aplica la
fórmula:

Ingreso Real = $2,000 / 116.457 x 100 = $1,717.37

Es decir, el Ingreso Real de este individuo fue de $1,717.37. El valor


adquisitivo de los $2,000 que obtuvo como ingreso fue de $1,717
dólares. Esto ilustra cómo niveles altos de inflación pueden
incrementar la situación de pobreza en un país, particularmente
Puerto Rico, al incrementar el nivel general de precios, lo cual tiene
el efecto de disminuir el poder adquisitivo de los ingresos de un
individuo o familia. En el próximo apartado, se discute la relación
entre pobreza y educación.
Pobreza y Educación
Este apartado expone una tabla en la que se detalla el por ciento de
personas, de acuerdo con su preparación académica, que trabajaban
en enero de 2013 en Puerto Rico.
Cuadro 3
Personas que trabajan en Puerto Rico (enero 2013) por nivel
educativo (Departamento del Trabajo de Puerto Rico, 2013a)

número de
grado académico por ciento
personas
menos de cuarto año 85,000 8.24
escuela superior 320,000 31.01
ests. postsecundarios sin grado 96,000 9.30
grado asociado o técnico 188,000 18.22
bachillerato 268,000 25.97
maestría 48,000 4.65
doctorado 16,000 1.55
no sabe 6,000 0.58
otros 5,000 0.48
Total 1,032,000 100

la pobreza en puerto rico: estadísticas, políticas públicas


e impacto en la vida de los ciudadanos, una mirada desde la doctrina social de la iglesia 19
Como se infiere del cuadro anterior la mayoría de las personas
empleadas en Puerto Rico en enero de 2013 tenía una educación igual
o mayor al cuarto año de escuela superior. Más de la mitad de las
personas que trabajan en la isla posee un grado superior al de escuela
superior. En contraste, al analizar los datos del Negociado del Censo
de los Estados Unidos (U.S. Census Bureau, 2011g) respecto del grado
académico más alto de los habitantes de la isla mayores de 25 años
de edad se observa que: un 18.9% de esta población tenía menos de
un noveno grado aprobado, el 10% había cursado entre noveno y
duodécimo, pero no se había graduado de escuela superior. De
otra parte, el 26.5% se había graduado de escuela superior o había
obtenido un diploma de equivalencia de escuela superior. El 12.5%
había comenzado la universidad, pero no la había terminado, el 8.8%
había aprobado un Grado Asociado, el 17% poseía un Bachillerato y
el 6.3% había obtenido un título superior al Bachillerato (U.S. Census
Bureau, 2011g).
Paralelamente, una tabla presentada por Colón (Colón Reyes, 2011)
en la que se desglosan las características educativas de las personas
que recibieron beneficios del Programa de Asistencia Nutricional
(PAN) en Puerto Rico durante el 2008 revela que el 41.5% de los adultos
que recibía beneficios de dicho programa poseían un nivel educativo
inferior o igual al cuarto año de escuela superior. El 0.4% poseía un
grado universitario, el 4.7% tenía estudios universitarios, pero no
había alcanzado un grado, el 2.7% eran estudiantes universitarios, el
0.4% tenía estudios técnicos o vocacionales y el 35.8% eran niños. El
resto de los participantes no indicó su nivel educativo (p.170).
Los datos presentados en este apartado esbozan lo que pudiera ser un
estudio más profundo y adecuado de la relación entre las variables
nivel de escolaridad o grado académico, pobreza y dependencia.
Tales fines rebasan, sin embargo, los límites de este trabajo. Con todo,
las cifras anteriormente presentadas parecerían apuntar al hecho
de que, una de las formas de combatir la pobreza y la dependencia
económica en nuestro país, es proveer una educación universitaria
accesible, pertinente y de gran calidad al mayor número de personas
posible. Así se logrará su empleabilidad y posibilitaría el que se
mantuvieran fuera de la pobreza. Esto, sin embargo, requerirá
también de ajustes en otras áreas de politica pública. Los obispos
puertorriqueños, en el 1989, sostuvieron que:
La justicia social parte del supuesto del destino universal de los
bienes; del derecho que asiste a cada hombre a participar en la
posesión y el uso de los mismos conforme a los propios méritos
y necesidades. Y hay necesidades fundamentales, derechos
sagrados e imprescriptibles que exigen bienes o recursos
materiales para su alivio y satisfacción. No será superfluo

cuaderno de investigación social y económica


20 pontificia universidad católica de puerto rico
recordarlos una vez más. Necesita el hombre, por razón de
su dignidad innata, alimentarse, vestirse honestamente,
disponer de una vivienda digna, cultivar por medio de la educación
sus facultades más nobles, elevar el nivel moral y espiritual,
incesantemente, de su existencia. A lograr estos fines debe
ordenarse la estructura total del Estado, la vida política y
económica del pais y la voluntad y espíritu de cuantos ejercen la
autoridad como un sagrado ministerio, pues son los depositarios
de una potestad que Dios mismo les ha confiado (Conferencia
Episcopal de Puerto Rico, 1989, p.353 – 354. Énfasis nuestro).
Hasta ahora, se ha presentado una discusión sobre la educación, el
empleo, el desempleo y la dependencia personal. El último tema que
se tratará en este trabajo es la dependencia y la pobreza.
Dependencia y Pobreza
Anteriormente, se discutió la situación del alto desempleo estructural
existente en el país. La misma se agudizó a partir de la década de
los 70’. En esos años, según muchos estudiosos de la economía
puertorriqueña, colapsó el modelo de industrialización vigente en
el país hasta ese momento. Un modelo que proveía las condiciones
para la generación existente de un número importanate de empleos
en el país. Si bien es cierto que en Puerto Rico se recibían fondos del
gobierno federal de los EE.UU. para, entre otros propósitos, ayudar
a familias necesitadas, lo cierto es que, desde antes de la década
mencionada, estas ayudas comenzaron a fluir más aceleradamente.
De igual forma, muchos de los programas de fondos federales
otorgaron sus ayudas directamente a los participantes y no al
Gobierno de Puerto Rico (o a los de otros estados). Esta fue una de las
razones por las cuales el sociólogo Emilio González Díaz denomina
el período posterior al 1974 como una etapa de dependencia personal de
un amplio sector de la ciudadanía puertorriqueña respecto de estos
fondos (González Díaz, N.D.).
Así por ejemplo, en el año 1974 se extendió a la isla el programa de
cupones de alimentos, hoy conocido como Programa de Asistencia
Nutricional (PAN, SNAP en EE.UU.) el cual existía en los EE.UU.
continentales desde el 1964. Este programa transfirió a sus
participantes en Puerto Rico en 1975 la cantidad de $280.4 millones
de dólares (Vera Rodríguez, 1986). Actualmente se transfiere al
Gobierno de Puerto Rico una asignación en bloque (block grant) de
$1,623 millones de dólares anuales (U.S. Department of Agriculture:
Food and Nutrition Service, 2013). Hasta el 1982, estos fondos llegaban
directamente del Gobierno de los EE.UU. a los individuos en Puerto
Rico (U.S. Department of Agriculture: Food and Nutrition Service,
2010a). Con los fondos de esta transferencia en bloque, y siguiendo

la pobreza en puerto rico: estadísticas, políticas públicas


e impacto en la vida de los ciudadanos, una mirada desde la doctrina social de la iglesia 21
las directrices de elegibilidad del Departamento de Agricultura de los
EE.UU., la Administración de Familias y Niños del Departamento
de la Familia hace llegar estos fondos mensualmente a las familias
y participantes individuales en la isla mediante transferencias
electrónicas a la llamada “Tarjeta de la Familia”.
Según datos del Food and Nutrition Service del Departamento de
Agricultura de los EE.UU., para el año fiscal 2009 - 2010 había en Puerto
Rico un estimado de 554 mil familias participantes del Programa de
Asistencia Nutricional (U.S. Department of Agriculture: Food and
Nutrition Service, 2010 b, p. 80). Si se compara esta cifra con las del
Censo, que establecen que en la isla había un estimado de 1,256,151
familias (U.S. Census Bureau, 2011c), se puede estimar que cerca del
44% de las familias puertorriqueñas dependía de esta fuente para su
subsistencia para estas fechas. Esta fuente también apunta a que el
beneficio promedio de una familia puertorriqueña a través de este
programa para el 2009 era de $240 dólares mensuales.
Resulta interesante el análisis que lleva a cabo esta división del
Departamento de Agricultura federal sobre la situación económica
de Puerto Rico y los participantes del Programa de Asistencia
Nutricional. Al respecto, este organismo plantea lo siguiente:
A pesar de estas mejoras, Puerto Rico todavía muestra cierto
rezago respecto de los Estados Unidos en varios indicadores
importantes. En el 2007, el ingreso mediano de los hogares en
Puerto Rico era casi la mitad que el de los Estados Unidos…
Asimismo, un porcentaje menor de la población forma parte
de la fuerza laboral, si la comparamos con la de EE.UU. La
inflación y el desempleo son considerablemente más altos que en
los Estados Unidos y lo han sido en el pasado reciente. Más de la
mitad de los hogares de Puerto Rico vive en niveles equivalentes
al 130% de las guías de pobreza de los EE.UU., en comparación con
una quinta parte de los hogares norteamericanos. La pobreza
en Puerto Rico es particularmente pronunciada entre adultos
mayores (senior citizens), mujeres que viven solas con niños y
personas con discapacidad (U.S. Department of Agriculture:
Food and Nutrition Service, 2010 b, p.32, traducción y edición
del autor).
Más adelante, el estudio citado hace referencia a los efectos que las
altas tasas de desempleo, bajas tasas de crecimiento económico, así
como las fluctuaciones y crisis económicas han tenido en la pobreza
de un segmento importante de los habitantes de la isla, razón por la
que incluso recomiendan una expansión de un 15.3% en el número
de familias que cualificarían para el PAN (en EE.UU. se llama
SNAP: Supplemental Nutritional Assistance Program), así como un

cuaderno de investigación social y económica


22 pontificia universidad católica de puerto rico
aumento en los beneficios mensuales de los participantes de un 9.6%
(U.S. Department of Agriculture: Food and Nutrition Service, 2010
b, p. 80).
Tan compleja es la situación socio - económica del país que debido,
entre otras circunstancias, a la escasez de empleos, la Administración
de Familias y Niños del Departamento de la Familia de Puerto Rico
no ha cumplido con el requisito de horas trabajadas requeridas
a los participantes de otro programa federal, el Programa de
Ayuda Temporera a Familias Necesitadas (TANF) (Falk, 2013). En
particular, un informe reciente (Falk, 2013) señala que Puerto Rico
ha incumplido con este requisito, tanto a nivel de todas las familias,
como siguiendo el estándar para familias compuestas por dos
adultos (two - parent families). Según esta fuente (p.14), a los estados
se les requiere que, al menos el 50% de los participantes de su carga
de casos, estén involucrados en actividades productivas tales como
trabajo, buscar trabajo activamente u ofreciendo cierto número de
horas de servicio comunitario. Si se utiliza el estándar de familias
de dos adultos (two - parent families), se requiere que el 90% de los
casos cumpla con el requisito antes señalado (Falk, 2013, p.14). Tal
incumplimiento ha puesto en riesgo los fondos recibidos por los
participantes del mismo, los cuales en el 2008 se estimaban en 48,464
familias y 67,930 personas (Colón Reyes, 2011, p.207).
La información presentada hasta este momento deja claro que,
contario a la creencia fuertemente arraigada en un amplio sector
de la clase trabajadora del país, no todas las personas que reciben
ayudas del Programa de Asistencia Nutricional o del Programa de
Ayuda Temporera a Familias en Necesidad, lo hacen para evadir
el trabajo. Como se refleja de la cita del estudio del Departamento
de Agricultura Federal (U.S. Department of Agriculture: Food and
Nutrition Service, 2010 b) se da en este país una compleja relación
entre las variables desempleo, subempleo, inflación, altos costos para
ir a trabajar y la recepción de estas ayudas federales. Este cuadro
resulta ser más complicado, si se toman en cuenta los aspectos y
actividades informales en nuestra economía. Según Colón Alicea
(2002) “La economía informal consiste, según la mayor parte de los
analistas, en aquellas actividades que no son típicamente medibles o
que no están contenidas dentro de las categorías convencionales de
las cuentas macroeconómicas del país” (Colón Alicea en Martínez y
Catalá (Compiladores, 2002). Así pues, existe un grupo significativo
de personas en Puerto Rico que, aunque están involucrados en
actividades productivas, lo hacen al margen de la economía formal,
ya sea porque tales actividades son ilegales, o para no perder ayudas
económicas o transferencias federales como las del Programa de
Asistencia Nutricional y Mi Salud, entre otras. Estos puntos deben
traerse a discusión cuando se analiza la situación de dependencia

la pobreza en puerto rico: estadísticas, políticas públicas


e impacto en la vida de los ciudadanos, una mirada desde la doctrina social de la iglesia 23
personal o lo que algunos han denominado peyorativamente “la
cultura del mantengo en Puerto Rico”. Sobre este debate, Colón
Reyes señala que:
Entre los argumentos que se utilizan en Puerto Rico para
explicar las causas de la pobreza se encuentra el planteamiento
de que su causa reside en la existencia de ayudas alimentarias…
Como hemos señalado, la primera inconsistencia de ese
argumento es que el número de personas bajo el nivel de
pobreza siempre ha estado por encima del número de personas
que reciben las ayudas… Alrededor de un 18% - 20% de los que
están bajo el nivel de pobreza, no reciben las ayudas (Colón
Reyes, 2011, p.231).
Las políticas públicas del país deben estar encaminadas a generar
una gran cantidad de empleos, accesibles y bien remunerados, que
les provean valor a la actividad productiva, y les permitan a las
personas que trabajan vivir dignamente, alejados de la pobreza y
de la dependencia. También, para que el sistema sea más justo y
equitativo, debe hacerse todo lo posible por reducir o eliminar las
actividades de la economía informal y canalizarlas hacia la economía
formal. Los agentes socializantes como las escuelas, la Iglesia, las
organizaciones sin fines de lucro y los medios de comunicación
deben reiterar continuamente el valor del trabajo en la sociedad.
De esta forma, se desalentaría el “análisis racional” que pudieran
llevar a cabo algunas personas en el que los costos de buscar un
trabajo y trabajar parezcan mayores que los beneficios de hacerlo. La
Doctrina Social de la Iglesia enfatiza el principio de la subsidiaridad,
en el cual se postula que el Estado no debe “sustraer de las familias
las tareas que puedan desempeñar sola o libremente asociada a otras
familias…” (Pontificio Consejo Justicia y Paz, 2005, Núm. 214).
Asimismo, respecto de este tema hay que recordar las palabras del
Beato Juan Pablo II en la Carta Encíclica Laborem Exercens, en la que
señalaba:
El trabajo es un bien del hombre -es un bien de su humanidad-
porque mediante el trabajo el hombre no sólo transforma la
naturaleza adaptándola a las propias necesidades, sino que se
realiza a sí mismo como hombre es más, en un cierto sentido, se
hace más hombre (Juan Pablo II, 1981).
En esta parte, se ha discutido cómo la situación socio - económica
del país desde la década de los 70’ y sus corolarios principales: el
desempleo, el subempleo y la inflación así como la extensión a
Puerto Rico de programas de beneficencia social y de asistencia
nutricional de los Estados Unidos han provocado la dependencia
de estos fondos en un amplio sector de nuestra población. De igual

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24 pontificia universidad católica de puerto rico
forma, es importante advertir sobre la necesidad de desarrollar
políticas económicas y sociales que propendan a la disponibilidad de
empleos dignos que promuevan la dignidad de la persona humana.
En la próxima sección, se analizarán brevemente diversos modelos
económicos instaurados en el país en el Siglo XX y a principios del
Siglo XXI, así como una reflexión sobre la relación de estos modelos
con la pobreza y otras variables sociales relacionadas.
algunos apuntes sobre doctrinas, políticas económicas y
la pobreza en Puerto Rico
Una controversia que prevalece entre los economistas y los
gobernantes gira en torno de cual debe ser el papel del estado con
respecto de la generación de empleos y los programas de beneficencia
social. Así pues, los postulantes del llamado Liberalismo Económico,
plantearon entre finales de los 1700’s y los 1930’s que el Estado no debía
intervenir en la solución de los problemas económicos y sociales.
En particular, en torno de la pobreza, los autores adscritos a esta
corriente de pensamiento argumentaban que si el Estado ayudara a
los pobres, se fomentaría la vagancia, lo cual aumentaría el costo de
la mano de obra y resultaría contraproducente para las empresas y
para la sociedad. El argumento de los economistas liberales radicaba
en que el papel del Estado era propiciar las condiciones para que
la libre empresa y la libre competencia florecieran. Al darse este
fortalecimiento de la industria privada, las compañías tendrían
necesidad de un gran número de empleados, los cuales, mediante
su trabajo, devengarían unos salarios que les permitirían solucionar
sus problemas de vivienda, alimentación, salud, etc. Así pues, la
“mano invisible” de la oferta y la demanda regularía el mercado y se
encargaría, en gran medida, de solucionar el dilema de la pobreza.
En el caso de aquellas personas que no pudieran laborar, por alguna
u otra razón, la solidaridad de las personas y de instituciones como la
Iglesia, se encargarían de proveer para estos.
Este espejismo de un mercado totalmente autorregulado por una
“mano invisible” se rompió originalmente con el llamado “crac” de la
economía mundial del 1929, luego como La Gran Depresión del 1930.
En su obra, Teoría general de la ocupación, el interés y el dinero de 1936, el
economista inglés y Premio Nóbel de Economía, John M. Keynes,
demostró que La Gran Depresión había sido provocada por lo que
denominó una “demanda total agregada deficiente”. Esta a su vez,
era el producto de los salarios bajos que mundialmente pagaban los
patronos al estos no estar regulados por el Estado. Keynes postulaba
un papel más activo del Estado en la economía como regulador y
como promotor de los procesos económicos y sociales. A este tipo
de Estado se le denominó Estado Intenventor o Estado Benefactor
(Welfare State).

la pobreza en puerto rico: estadísticas, políticas públicas


e impacto en la vida de los ciudadanos, una mirada desde la doctrina social de la iglesia 25
Esta teoría del Estado fue utilizada originalmente como marco de
referencia por el presidente norteamericano Franklin D. Roosvelt
en su programa de reformas gubernamentales conocidas como el
Nuevo Trato (New Deal). Las mismas, propiciaron en los EE.UU.
la creación de múltiples agencias federales encaminadas a la
recuperación económica, el combate contra la pobreza, la creación
de empleos, el desarrollo de la educación y la regulación de algunas
industrias, entre otros logros. Las ideas de Keynes sobre el Estado
Interventor fueron y han sido utilizadas como marco de referencia
por muchos otros gobernantes del mundo después de Roosevelt,
sobre todo hasta los 80’.
En Puerto Rico, las medidas del estado benefactor fueron implantadas
originalmente por los gobernadores Rexford G. Tugwell (el último
gobernador norteamericano en Puerto Rico: 1941 - 46) y Luis Muñoz
Marín. Los logros de la implantación de estas medidas en Puerto
Rico son ampliamente conocidos, destacándose, a grandes rasgos: el
establecimiento de un modelo de industrialización por invitación a
compañías extranjeras fundamentado en incentivos contributivos
y laborales; la creación de múltiples agencias y programas
gubernamentales; el fortalecimiento de la infraestructura y los
servicios básicos del país; la reducción del analfabetismo y la pobreza,
entre otros.
Los programas que surgen con la implantación de medidas o
políticas del Estado Benefactor o desarrollista en Puerto Rico,
particularmente bajo un conjunto de políticas económicas conocidas
técnicamente como el Modelo de Desarrollo Capitalista Dependiente
y más comúnmente como Operación Manos a la Obra, produjeron
resultados impresionantes, tanto bajo el Gobernador Luis Muñoz
Marín, como por gobernadores subsiguientes. Sin embargo, aún
en la etapa de mayor esplendor de este modelo, la tasa de desempleo
en el país superaba el 10%. Asimismo, la pobreza, aunque mitigada,
ha coexistido con la riqueza que el modelo y sus políticas públicas
generaron en algunos sectores sociales del país.
Esta situación se vio agravada en varios momentos históricos por la
inestabilidad provocada por eventos tales como: las crisis petroleras,
el surgimiento de países competidores con beneficios e incentivos
iguales o mayores a los ofrecidos en Puerto Rico, cambios en el tipo de
industria que se establece en el país de una de mano de obra intensiva
a una de capital intensivo y luego a una de servicio, la eliminación
de los incentivos de la Sección 936 del Código de Rentas Internas de
EE.UU., la corrupción administrativa, entre otros. Incluso, muchos
en la comunidad científico - social puertorriqueña sostienen que
Puerto Rico no tiene un modelo de desarrollo económico y social
desde mediados de los 70’. Desde entonces, lo que ha existido

cuaderno de investigación social y económica


26 pontificia universidad católica de puerto rico
mayormente son políticas económicas y sociales, a veces inconexas
o faltas de coordinación, para atender los apremiantes problemas del
país.
Este papel del Estado en la economía puertorriqueña se ha
complicado aún más con la popularización entre un sector de la clase
gobernante del país de las ideas y políticas económicas neoliberales.
Para entender los elementos principales de esta corriente económica,
refiéranse a las conclusiones del llamado Consenso de Washington.
En éste, se establecen unos principios para, presumiblemente, guiar
la acción gubernamental y promover el desarrollo en Latinoamérica
desde una perspectiva neoliberal. Entre estos principios o
recomendaciones se encuentran: la reducción de las funciones
del estado a las propias de seguridad, justicia e infraestructura; la
reducción del gasto público; el pago de la deuda estatal y la reducción
de los préstamos; el establecimiento de un sistema de impuestos
unificado y simple; la liberalización de las tasas de interés; la
liberalización del comercio; la privatización de actividades y activos
gubernamentales y la desregulación de la economía, entre otros
(Williamson, 2003).
Como habrá intuido el lector, estos principios han servido de
marco de referencia a muchas políticas y acciones gubernamentales
en el país, principalmente desde la década de los 90’. Aunque
presumiblemente bien intencionadas, el saldo de la implantación
de muchas de las políticas públicas enmarcadas en el neoliberalismo
ha sido negativo para los pobres en el país e incluso pudieran haber
aumentado el número de personas en los umbrales de la pobreza.
De hecho, un análisis similar surge de la Carta Iberoamericana de la
Calidad en la Gestión Pública suscrita por el Centro Latinoamericano
de Administración para el Desarrollo (CLAD). Esta plantea que:
Al final de los años setenta del Siglo XX, la crisis económica
mundial dificultó la viabilidad del modelo de Estado de
bienestar construida por los países industrializados y post-
industrializados después de la segunda guerra mundial.
Frente a dicha crisis, surgió una propuesta de corte neoliberal-
conservador que perseguía restablecer el equilibrio fiscal y de la
balanza de pagos de los países en crisis. Para ello se promovió
la reducción del tamaño del Estado y su sustitución por el
mercado como instrumento predominante del desarrollo.
Contrario a lo que se afirmó, años después de la aplicación
de las medidas neoliberales, los problemas de desarrollo se
agudizaron en la región, los mercados nacionales se debilitaron,
no hubo crecimiento económico, la pobreza se expandió, la
gobernabilidad decayó y el Estado que había sido desmantelado

la pobreza en puerto rico: estadísticas, políticas públicas


e impacto en la vida de los ciudadanos, una mirada desde la doctrina social de la iglesia 27
perdió su capacidad de respuesta a los nuevos desafíos (Centro
Latinoamericano de Administración para el Desarrollo, 2008).
En este sección, se ha hecho referencia a algunos de los modelos
económicos que han estado vigentes en el país desde los 50’.
Igualmente, se han discutido sintéticamente las diversas teorías y
corrientes econonómicas que han inspirado las políticas económicas
y sociales en el país durante este período, haciendo énfasis en
sus efectos en la pobreza en el mismo. En la próxima sección, se
presentan algunas conclusiones y recomendaciones del presente
trabajo.
conclusiones y recomendaciones
En este trabajo, se ha analizado el fenómeno de la pobreza en Puerto
Rico, utilizando como marco de referencia la Doctrina Social de la
Iglesia. En el mismo, ha quedado claro que Puerto Rico es el territorio
o jurisdicción con el porcentaje más alto de personas pobres en todos
los Estados Unidos. Asimismo, se comprobó que se da en el país una
situación de marcada desigualdad económica, según medida por el
Coeficiente Gini y por otras medidas de distribución de los ingresos.
Más aún, se ha encontrado que el grado de desigualdad económica
en el país es el más alto de los Estados Unidos, una sociedad que de
por sí tiene altos niveles de desigualdad económica y social.
Igualmente, se pudo apreciar, cómo la pobreza afecta particularmente
a los niños, las mujeres y los adultos mayores. También, se examinó
la forma en que el desempleo, el subempleo y las bajas tasas de
participación laboral inciden en la pobreza en el país. De igual forma,
se destacó la forma en que las altas tasas de inflación han afectado
el poder adquisitivo de los individuos y familias, impulsando a
muchos a los umbrales de la pobreza. Se presentó también evidencia
en la que se establecía una especie de perfil en el que la mayoría
de las personas empleadas y que no dependían de las ayudas o
transferencias del gobierno, eran predominantemente aquellas que
poseían un grado académico igual o superior al de escuela superior.
Más adelante, se analizaron los niveles de dependencia respecto de
los fondos federales, particularmente los del Programa de Asistencia
Nutricional de cerca de un 44% de las familias en Puerto Rico. En
dicho apartado se advierte que la situación de la dependencia
en el país debe evaluarse siempre en el contexto de la situación
económica del mismo. Así pues, variables tales como las tasas de
empleo, desempleo y participación, así como la inflación deben ser
tomadas en cuenta a la hora de pasar juicio sobre las personas que
reciben dichas transferencias. También, se puntualizó la necesidad
de cambiar las políticas públicas del país, de modo que propendan a
que las personas puedan abandonar la dependencia de estos fondos e

cuaderno de investigación social y económica


28 pontificia universidad católica de puerto rico
incorporarse al sector productivo del país.
Por último, se presentó un esbozo de la relación entre algunas
doctrinas, modelos y políticas económicas puestas en práctica en el
país, con el fenómeno de la pobreza. En específico, se hizo hincapié
en los efectos que el cambio de unas políticas orientadas por las
teorías del Estado Benefactor a unas de carácter más neoliberal,
pudieran haber tenido en la pobreza y los pobres en el país.
Recomendaciones :
En las secciones anteriores de este trabajo, se han expuesto las
dimensiones del fenómeno de la pobreza en Puerto Rico, así como
las de muchas de las variables o fenómenos relacionados con ésta.
Asimismo, se han adelantado algunas evaluaciones o juicios sobre
la pobreza y otros fenómenos relacionados. A continuación, se
expondrán algunas recomendaciones para superar los problemas de
la pobreza y la desigualdad en el país. Las mismas no se presentan de
forma jerarquizada ni en un orden específico. Luego de la lectura de
este trabajo, los lectores podrán añadir muchos puntos a este listado.
1. Acometer el desarrollo de políticas públicas que fomenten el
aumento en la cantidad de empleos disponibles en el país. En
este punto, se sugiere la capacitación de personas desempleadas
en el establecimiento y desarrollo de Empresas Pequeñas y
Medianas (PYMES), ya que los estudios sobre la globalización
de la economía apuntan a la existencia de una gran dificultad
en atraer industrias internacionales de mano de obra intensiva
(que usan mucha mano de obra) hacia estaa región. Asimismo,
el desarrollo de empresas agrícolas, principalmente para suplir
el mercado local, parecen ser terreno fértil para el desarrollo de
empleos en el país.
2. Enfocar los esfuerzos para la generación de empleos en aquellas
zonas del país con mayores tasas de desempleo y menores tasas
de participación. La estrategia debe tomar en cuenta que las
tasas de desempleo más altas y las tasas de participación más
bajas, por lo general se dan en pueblos que no forman parte de
los principales centros urbanos del país.
3. Desarrollar programas gubernamentales de préstamos para
el establecimiento de negocios pequeños y medianos. Los
mismos deben concederse de forma más flexible y en términos
más favorables que los ofrecidos por la banca comercial y las
cooperativas.
4. Llevar a cabo un estudio en el que se ausculten las razones para
la persistente brecha salarial entre varones y mujeres en el país.

la pobreza en puerto rico: estadísticas, políticas públicas


e impacto en la vida de los ciudadanos, una mirada desde la doctrina social de la iglesia 29
El mismo, podría lograrse a través de una alianza entre una o
varias universidades, el Departamento del Trabajo y Recursos
Humanos de Puerto Rico y la oficina de Puerto Rico del Equal
Employment Opportunity Commission.
5. Establecer programas para fomentar el que un mayor número
de personas terminen su escuela superior y, de ser posible,
completen un grado universitario. La evidencia presentada en
este trabajo apunta a una relación entre haber terminado un
grado igual o mayor al diploma de escuela superior y el estar
empleado para no depender de las ayudas económicas del
gobierno federal.
6. Evaluar cuidadosamente el desarrollo e implantación de políticas
públicas encaminadas a recortar gastos gubernamentales,
aumentar los impuestos, reducir el tamaño del gobierno,
privatizar servicios, etc. Deben analizarse sistemáticamente
los efectos de políticas como éstas (de corte neoliberal) antes de
su implantación pues, aunque podrían lograr ahorros a corto
plazo al erario público, también podrían tener el efecto neto de
incrementar la inflación en el país y aumentar la cantidad de
personas desempleadas o en los umbrales de la pobreza.
7. Desarrollar campañas de medios masivos conjuntas entre el
gobierno, la empresa privada, las organizaciones sin fines de
lucro, la Iglesia y las universidades para elevar la dignidad del
trabajo y su valor en el país.
8. Crear las condiciones para que en Puerto Rico los participantes
del Programa de Ayuda Temporera a Familias en Necesidad
(TANF) puedan cumplir con los requisitos de horas mensuales
de trabajo, estudio, adiestramiento laboral, gestiones hacia la
búsqueda de un empleo o servicio comunitario establecidos
por el gobierno federal. El cumplimiento con estos requisitos
podrían potenciar el que los participantes se reintegren
adecuadamente al mundo del trabajo y salgan de la dependencia
de fondos federales.
9. Auscultar la posibilidad de establecer requisitos de trabajo,
estudio, adiestramiento laboral, gestiones hacia la búsqueda de
un empleo o servicio comunitario similares a los establecidos
en el programa TANF a otros programas de ayuda económica
locales o administrados por el Gobierno de Puerto Rico. Vale
la pena aclarar que estos requisitos sólo aplican a personas que
puedan trabajar. Se excluyen por lo tanto, personas de mayor
edad, personas con enfermedades graves, discapacitados, etc.

cuaderno de investigación social y económica


30 pontificia universidad católica de puerto rico
10.
Promover el que los formuladores de política pública,
principalmente legisladores, jefes de agencia, gobernadores,
entre otros, conozcan los postulados de la Doctrina Social de la
Iglesia respecto del trabajo, la pobreza y el desarrollo económico.
Aunque la Doctrina Social de la Iglesia no provee soluciones
técnicas a problemas como los aquí planteados, lo cierto es que
resulta ser un marco teórico y de acción más apropiado que
algunas teorías o doctrinas de moda utilizadas en ocasiones por
los oficiales públicos.
11. Desarrollar programas de incentivos, subsidios y préstamos para
que un mayor número de puertorriqueños puedan adquirir una
vivienda propia. En este punto pudieran auscultarse sinergias
entre el sector gubernamental y el sector cooperativo del país.
12. Explorar los efectos a corto y a largo plazo en los niveles de
pobreza de la población de mayor edad del país por los cambios
recientemente realizados al sistema de retiro de un sector de los
empleados públicos del país.
13. Ponderar el papel del Gobierno de Puerto Rico en la adquisición
y regulación de los precios máximos de los medicamentos
distribuidos en el país, principalmente entre las personas de
mayor edad.
14. Promover, entre los industriales y comerciantes de Puerto Rico,
el valor de la solidaridad, de modo que como lo establece el
Compendio de Doctrina Social de la Iglesia, “… cultiven aún
más la conciencia de la deuda que tienen con la sociedad en la
cual están insertos…” (Pontificio Consejo Justicia y Paz , 2005,
Núm. 195) y promuevan, desde sus industrias y negocios la
generación de empleos y la búsqueda de soluciones al problema
de la pobreza en Puerto Rico.

la pobreza en puerto rico: estadísticas, políticas públicas


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34 pontificia universidad católica de puerto rico
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La pobreza en Puerto Rico: estadísticas, políticas públicas e impacto en la


vida de los ciudadanos, una mirada desde la Doctrina Social de la Iglesia

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© Pontificia Universidad Católica de Puerto Rico
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Ponce, Puerto Rico 00717-9997
Tel. 787.841.2000

Diagramación y cubierta: Carlos Javier Santos Velázquez


Pontificia Universidad Católica de Puerto Rico

Impreso en Puerto Rico / Printed in Puerto Rico

Esta investigación forma parte de los aportes de la


Pontificia Universidad Católica de Puerto Rico a la Comisión de Evangelización
para Puerto Rico de la Conferencia Episcopal Puertorriqueña.
Nuestro himno
Letra:
Carlos Méndez, Milagros Mayoral,
Carmen Acosta, Marisabel Ruíz

Música:
José R. Echevarría

+++Alegres
+++cantemos
+Alma
++Mater
+ + + + + + ++ + + + + ++ + + + + + ++ + + +
+++aeste
++ +
nuestra + + + + + + + + + ++ + + + + ++ + + + + + ++ + + +
+++símbolo
++ +de+fe.++++++++++++++++++++++++++
himno,
+++Celosos
+++pongamos
+ + ++ + + + + + ++ + + + + ++ + + + + + ++ + + +
+++en+alto++tu+nombre;
+ ++ + + + + + ++ + + + + ++ + + + + + ++ + + +
+++orgullosos
++++veamos + ++ + + + + + ++ + + + + ++ + + + + + ++ + + +
+++en+ti+nuestro
+++ideal. ++ + + + + + ++ + + + + ++ + + + + + ++ + + +
+++De+azul,
++oro++y + + + + + + + ++ + + + + ++ + + + + + ++ + + +
blanco
+++tu+bandera
+++ondeará;
+ ++ + + + + + ++ + + + + ++ + + + + + ++ + + +
+++miles
++de+esperanzas
+ + ++ + + + + + ++ + + + + ++ + + + + + ++ + + +
+++vamos
+++ por+ti+a+ + + + + + + ++ + + + + ++ + + + + + ++ + + +
realizar.
+++Con+ + +
paso + +
firme + + + + + + + ++ + + + + ++ + + + + + ++ + + +
+++siempre
+ + + +
nos + + + + + + + + ++ + + + + ++ + + + + + ++ + + +
guiarás
+++acontravés
+tu++ +
de +
la + + + + + + + ++ + + + + ++ + + + + + ++ + + +
vida
+++Nunca,
+++ + + + + + + + + + ++ + + + + ++ + + + + + ++ + + +
ciencia y verdad.
+++fuente
+++dete+amor ++y+de+saber
+ + + + ++ + + + + ++ + + + + + ++ + + +
abremos de olvidar,
+++Unida
++a+Dios ++estarás
++ + + + + + ++ + + + + ++ + + + + + ++ + + +
+++Siempre
+++en+nuestros
++++corazones.
+ + + + ++ + + + + ++ + + + + + ++ + + +
+ + ++ + + + + ++ + + + + + ++ + + + + ++ + + + + + ++ + + +
+++¡A+luchar
+++Pioneros,
+ ++ + + + + + ++ + + + + ++ + + + + + ++ + + +
adelante!
+++¡A+vencer
+++con+la+Universidad!
+ + + + + + ++ + + + + ++ + + + + + ++ + + +
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