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Economías Regionales en Argentina

Introducción
La globalización y las reformas estructurales de la última década han agudizado los desequilibrios territoriales
históricos de la Argentina. Actualmente coexisten, ganadores y perdedores; están quienes alcanzan nuevas
oportunidades, beneficiándose de la innovación tecnológica y quienes se encuentran al margen del acceso a la
información y del conocimiento e incluso carecen los servicios básicos de infraestructura y equipamiento. El eje
inclusión-exclusión tiene hoy más fuerza que nunca. El siguiente informe tiene el objetivo de remarcar cuáles son
los factores que influyen en la centralización de la economía Argentina, haciendo una breve reseña histórica de los
modelos que se implementaron desde los comienzos de la nación, y el modelo heredado que poco contribuye a la
integración regional. Y luego haremos un repaso de la situación territorial regional, analizando los factores
económicos y naturales, para luego elaborar una conclusión.

Modelos de Desarrollo territorial


El patrón histórico de organización del territorio argentino muestra el estrecho vínculo entre su proceso de
producción y las relaciones de poder que lo determinaron. Este patrón lleva la impronta del proceso de valorización
del territorio determinado por las materias primas requeridas por el poder hegemónico de cada período, lo que
supuso que la inversión en infraestructura fuera funcional a las necesidades de cada modelo de acumulación.
América Precolonial: estaba habitada por culturas autóctonas sin vinculación con el resto del mundo, y con
desiguales niveles de desarrollo. En nuestro pueblo en el siglo XV habitaban una serie de pueblos influenciados
por las culturas del Altiplano que registraron un alto desarrollo de sus sistemas de producción agrícolas de alfarería
y metalurgia, que tuvieron con su apogeo entre los siglos VII y X de nuestra era.

Período Colonial: el territorio exhibió un modelo de organización con centro en el actual noroeste argentino, con
un desarrollo relativo en Cuyo y fuerte en el Nordeste. Basada en la valoración extractiva de los recursos del
territorio por parte de la metrópolis. Su estructura econo-productiva estuvo estrechamente ligada al comercio con el
Alto Perú.

Modelo Agroexportador: el proceso librecambista impuesto desde 1853 devino en la configuración de este
modelo que se desarrolló vigorosamente en el primer cuarto del siglo XX, cuando el país se comportó como
abastecedor de carnes y granos del Imperio Británico. En este período se construyó una extensa red de transporte
ferroviario.
Modelo de sustitución de importaciones: este modelo se configuró con la ruptura del proceso de inserción
argentino al mercado mundial como productor de materias primas. La conducción de este proyecto fue
protagonizada por el Estado y financiada con una parte del excedente agropecuario, adaptándose como ejes la
industrialización del país basada en la sustitución de importaciones y la prevalencia del mercado interno. Se
realizaron fuertes inversiones en infraestructura y equipamiento, pero estas se hicieron paralelamente a las redes
ferroviarias existentes, lo que fortaleció el modelo radial concéntrico a Buenos Aires.
Modelo Actual
Si asumimos que las anteriores variables han sido claves en el modelo de ocupación y desarrollo de nuestro
territorio, será entonces pertinente analizar la coyuntura actual desde el mismo lugar.
El Modelo Actual del Territorio Nacional, caracteriza la interrelación existente entre el medio biofísico –sistema de
centros y stock de infraestructura y equipamiento instalado en el medio natural– y el medio socio-económico –
población y actividades productivas– que tienen lugar en las distintas regiones del país, representando al mismo
tiempo la dinámica de flujos de bienes y servicios que las vincula.
Mientras gran parte de la región pampeana detenta una estructura policéntrica, articulada por una red vial mallada
que soporta vínculos multidireccionales, el resto de las zonas no llega a configurar estructuras de este tipo. En
ellas se observan subsistemas de ciudades concentrados en orden a los rasgos particulares de cada geografía –
los valles en el NOA; los oasis de riego en Cuyo y el Alto Valle; los ríos en el NEA y el litoral marítimo en la
Patagonia– en las que la ciudad capital y sus satélites centralizan la población y los servicios regionales.

Situación territorial Regional


Para analizar la situación territorial regional de nuestro país lo haremos a través de la agrupación de las provincias
en 4 grupos:
1. Mayor nivel de desarrollo relativo: Ciudad Autónoma de Buenos Aires, Córdoba, Santa Fe, La Pampa, Entre
Ríos. (67% de la población total, 75% del PIB, 30% de la superficie nacional)
2. Provincias que han sido siempre identificadas como ricas: Neuquén, Río Negro, Chubut, Santa Cruz, Tierra del
Fuego, Mendoza, San Juan y San Luis. (tienen petróleo, gas, energía hidráulica)
3. Las provincias del NOA: Jujuy, Tucumán, Salta, Catamarca, La Rioja y Santiago del Estero. (70% de su
población por debajo de la línea de la pobreza, alto grado de conectividad interna)
4. Las provincias del NEA: Corrientes, Chaco, Formosa, Misiones. (Indicadores muy negativos: desnutrición,
marginalidad e inequidad)
(1) Entre las primeras, las de mayor nivel de desarrollo podemos encontrar una estructura económica de buen
tamaño, con tendencia a participar de los circuitos internacionales en forma competitiva y un crecimiento
demográfico positivo sostenido. Tienen alto nivel de urbanización ya que entre el 88 y 96% de su población habita
en ciudades. la calidad de vida de la población se ve reflejada a través del Indicado de Desarrollo Humano (IDH)
que se ubica entre el 0,867 para la región Metropolitana y el 0,606 en el conjunto de la Provincia de Buenos Aires,
Córdoba y Santa Fe. La economía globalizada ha puesto en jaque su funcionamiento pero rápidamente se está
adaptando a las nuevas exigencias como consecuencia de su capacidad para manejar los capitales y decisiones
económicas y políticas, ya que tienen más del 50% de las empresas más importantes del país.
Existe un desequilibrio marcado entre estas provincias y el resto del país que lejos de suavizarse con el nuevo
modelo de globalización, se acentúa como consecuencia que estas provincias contienen al conjunto de ciudades o
centros de mayor capacidad gerencial y nivel de equipamiento, infraestructura y servicios a la producción.

(2) En el segundo grupo de provincias (ricas) podemos ver que éstas asientan su esfuerzo en la calidad de sus
recursos naturales y en economías fuertemente asentadas en modelos de monoproducción. Mendoza suma a la
posición geográfica estratégica en el oeste del país sobre las Rutas Nacionales 7 y 40, que facilita la integración
dinámica de la región más desarrollada con la Región metropolitana de Chile.
Dado que son provincias que atraen inversiones y capitales internacionales, tienen una buena oportunidad para
posicionarse en el modelo de economía globalizada. Tienen un IDH que oscila entre 0,529 y 0,566.
Sim embardo, tiene debilidades territoriales marcadas que resultan difíciles de superar con las finanzas propias de
cada provincia: Son zonas áridas y semiáridas que convierten al suelo y agua en bienes escasos, elevando el valor
de mercado. Para generar competitividad son necesarias fuertes inversiones en la infraestructura para el manejo
del agua y la recuperación de tierras, ya que las actividades económicas más desarrolladas dependen del riego,
particularmente en Cuyo. Tienen gran porcentaje de población por debajo de la línea de la pobreza (61,3% en
Cuyo, y 45,6% en Patagonia). También un desequilibrio urbano rural, ya que el proceso de concentración urbana
es de 81,5% en Cuyo y 88,8% en Patagonia, esto producto de las condiciones del medio natural. Dado esto hay
varias extensiones de territorio no ocupado que contienen recursos estratégicos para el desarrollo nacional
(subutilizado). Para hacer frente a estos problemas no disponen de mucho crédito bancario.

(3) Las provincias del NOA son estructuras productivas que tienen dificultades para competir. Solo Salta ha logrado
mantener un nivel de inversión en formas más o menos continua, como consecuencia de la posibilidad de
explotación petrolera y la producción de vinos de alta calidad.
El IDH de estas provincias está muy por debajo de la media del país (casi un 40% menos). Son economías
debilitadas desde el punto de vista productivo y empresarial, tienen cerca del 70% de su población por debajo de la
línea de la pobreza y un alto porcentaje de población desocupada (13,2%). Debido a esto y su poca capacidad de
sustentabilidad han tenido que recurrir en forma regular a los subsidios del Gobierno Nacional. Su territorio muestra
una estructura poco funcional al nuevo movimiento de la economía nacional e internacional. No obstante,
contienen una red urbana que cubre a todas las provincias, con un alto índice de conectividad interna, que podría
ser el potencial de esta región si se la provee de infraestructura para ganar competitividad.

(4) Finalmente las provincias del NEA son economías con un nivel muy bajo de accesibilidad a los servicios,
capacidad casi nula para captar inversiones porque las áreas no resultan interesantes para la inversión productiva.
Tiene el 71,3% de la población bajo la línea de la pobreza. La situación es, en muchos aspectos sociales, de
emergencia y la actitud del Estado Nacional es de asistencia permanente para colaborar en la superación de estas
condiciones. La oportunidad que tienen estas provincias en la inserción del proceso de globalización que se está
atravesando, radica fundamentalmente en que juegan un papel de enlace muy importante con las ciudades y
regiones brasileras para el proceso de integración del Mercosur; situación que justifica la preocupación del Estado
Nacional para vincularlas a través de grandes inversiones en puentes y caminos.

Hoy en día poco se está haciendo para desarrollar las economías regionales, hemos visto que gran parte de
empresarios de Frutos y Hortícolas, así como también los pesqueros, tienen grandes dificultades para mantener su
producción y trasladarlas al mercado interno o internacional, ya que todos los aspectos que les determinan las
ventajas comparativas o los costos que tienen que incurrir luego de su producción (por ejemplo costos de
transporte) les han jugado en contra, generando una gran pérdida no sólo de competitividad sino también en el
tamaño de su mercado y producción. La situación es alarmante ya que varios productores empiezan a buscar otras
alternativas que le sean rentables, refugiándose la mayor parte en la producción de soja. A la vez, esta falta de
políticas está reforzando la concentración del modelo concéntrico con centro en Buenos Aires, y agravando los
problemas antes mencionados, especialmente pobreza y desocupación, quedando en manos del Estado Nacional
su solvencia a través de subsidios principalmente.
Desequilibrios de la infraestructura y el equipamiento
A este cuadro se debe sumarle una serie de déficits crónicos a nivel de infraestructura y servicios básicos:
 Argentina cubre el 81% de servicios de agua de la población y sólo un 43% en desagües cloacales
 La red vial total del país esta pavimentada sólo en un 27%
 La red nacional está pavimentada en un 81%, las provinciales solamente el 20% pavimentado. Esto crea
situaciones de aislamiento, falta de competitividad y baja accesibilidad en zonas que podrían competir mejor en los
mercados nacionales e internacionales
La disponibilidad de infraestructura se puede dividir en seis grupos:
I. Con buena disponibilidad y buen alcance de infraestructura (Neuquén, Río Negro, Mendoza y T. del fuego)
II. Con alta disponibilidad (Bs. As., Santa Fe y zona Metropolitana)
III. Buena disponibilidad pero con sector débil (La Rioja, La Pampa, Santa Cruz y San Luis)
IV. Disponibilidad intermedia balanceada (Chubut, Jujuy, Corrientes, Tucumán y Córdoba)
V. Disponibilidad parcial (Catamarca, San Juan, Entre Ríos y Salta)
VI. Muy baja disponibilidad (Chaco, Formosa, Santiago del Estero y Misiones.

Conclusión

A modo breve de conclusión creemos que si bien, como se analiza en el PET 2016 implementado por la Nación,
hay problemas de infraestructura que retroalimentan el modelo de centro-periferia con base en Buenos Aires, hay
otros problemas que no se tienen en cuenta y ayudarían también al fomento y el desarrollo de las regiones. Más
específicamente, es condición necesaria llevar adelante el Plan Territorial para que las Regiones analizadas
puedan generar competitividad a nivel nacional e internacional, pero no es suficiente. Creemos para que sea
suficiente la integración regional, el Plan Territorial tiene que ir acompañado de políticas exclusivas que ayuden a
crear ventajas comparativas desde la raíz de la producción y no sólo por el tipo de cambio. Factores como el costo
del combustible, o la falta de sustitutos para trasladar la producción (ejemplo falta de ferrocarriles), las cuestiones
impositivas que algunas aumentan el costo del productor y otras como los aranceles a la exportación, distorsionan
las decisiones de producción y generan más desigualdad aún, con derrames estructuralmente negativos para el
país como los son la pobreza y el desempleo. Si no se atacan estos problemas, por más infraestructura que haya
el desarrollo de las regiones difícilmente se plasmará en nuestro país.

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