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cual, en la mayoría de los casos, presenta un volumen excesivamente grande en relación al resto cuerpo (gigantomastia).
Aunque esta operación es solicitada principalmente por mujeres, también se realiza en hombres que sufren
de ginecomastia (tejido mamario superdesarrollado) o asimetría mamaría. Con esta técnica se elimina tejido graso, tejido
mamario y piel, se eleva la posición de las mamas. También se puede reducir el tamaño de la areola si éste es
excesivamente grande.
Indicación
Los motivos que lleven a una persona a sufrir de enfermedad a realizarse una mamoplastia de reducción pueden ser tanto
fisiológicos como psicológicos o emocionales o una suma de ambos.
Los motivos físicos más recurrentes por los que una mujer se somete a una plastia mamaría de reducción son:
Método de pedículo: es el método más utilizado en este tipo de intervenciones. Reduce el tamaño de las mamas,
mejora su forma y cuenta con la ventaja de preservar en todo caso la sensibilidad del pezón y la funcionalidad de este
en cuanto a la lactancia materna.
Dentro del procedimiento de pedículo hay distintas técnicas que afectan a la posición de las cicatrices finales
(pueden ser en forma de J, de T invertida, o de L). El cirujano retirará la piel y el tejido de alrededor del pezón, le
dará a los pechos una nueva forma más firme y pequeña, elevará el pezón a su nueva posición y dará puntos de
sutura; lo que hace posible conservar la sensibilidad y funcionalidad del pezón es que éste permanece en todo
momento conectado al tejido mamario.
Variantes técnicas del método del pedículo:
- Técnica de pedículo inferior: mediante este procedimiento la sangre que alimenta a la areola llega de las partes
inferiores de la mama. Es la técnica de elección cuando existen hipertrofias severas.
- Técnica de pedículo superior: mediante este procedimiento la sangre que alimenta a la areola llega de las partes
superiores de la mama. Se usa en hipertrofias leves y moderadas.
- Técnica bipediculada: en esta técnica la sangre llega a la areola proveniente de ambos polos (superior e inferior)
de la mama. Se usa en hipertrofias leves y moderadas.
Injerto libre del pezón: se trata de un procedimiento más rápido y seguro que el método
de pedículo. Está indicado para senos de talla superior a la copa E, personas mayores o
pacientes con enfermedades de riesgo. Durante este procedimiento el pezón y la aureola
son separados del pecho al inicio de la operación y son recolocados y unidos a los senos
una vez ha sido extirpado el tejido mamario y la piel sobrante. La principal desventaja que
presenta ésta técnica es la pérdida de sensibilidad en los pezones y la posible imposibilidad
de amamantar en el futuro, por lo que no es recomendada en pacientes que planeen
alimentar a sus hijos mediante lactancia materna.
Intervención quirúrgica
Primer paso
Se recomienda a la pacientes programar una visita con un cirujano estético cualificado antes de tomar una decisión con
respecto a la cirugíade reducción de pecho. Las consecuencias médicas pueden ser expuestas en una primera visita, así
como las expectativas en los resultados. El cirujano tomará fotos de los pechos antes de la operación para documentar la
condición preexistente y podder compararlas con los resultados postquirúrgicos. Se realizará una mamografía (radiografía
del seno) para detectar anomalías o cáncer de mama, antes de la cirugía.
Preoperatorio
Antes de realizar la operación el cirujano analizará las variables que puedan afectar a la mamoplastia de reducción, como la
edad, el tamaño y forma de las mamas, y las condiciones de la piel de la paciente. Se investigarán todos los datos relativos
a la salud de la historia personal y familiar de la paciente, incluyendo enfermedades previas o en tratamiento, uso de
medicamentos, tabaquismo, alergias a medicamentos, alimenticias o diversas, cirugías previas, historia familiar con cáncer
de mama, condiciones de control de las mamas con el especialista, etc.
En determinados casos, el médico podrá solicitar una mamografía, ecografía, radiografía de la columna u otro examen
específico que pueda ayudar al esclarecimiento del diagnóstico.
Las recomendaciones más habituales antes de la intervención son:
No tomar medicamentos anticoagulantes como las aspirinas, corticoides de uso prolongado o medicamentos para
adelgazar, dos semanas antes de la mamoplastia de reducción.
No fumar al memos desde un mes antes a la operación, pues el tabaco elimina el oxígeno de la sangre y esto
perjudica la cicatrización de las heridas.
Comunicar al médico cualquier anormalidad, uso reciente de medicamentos, alergia a algún medicamento, alergia a
algún alimento, etc.
A los pocos días de la operación ya puede reanudar su vida normal, salvo ejercicios de elevación de los brazos. Hacia
las seis semanas puede reanudar toda actividad de gimnasia y movimientos, incluyendo la actividad deportiva y
sexual.
Es normal que durante los primeros días o semanas haya una cierta hinchazón (edema), de modo que la mama
disminuirá ligeramente de volumen y de situación hasta que haya asentado. Igualmente es normal que se produzcan
algunos cardenales que irán desapareciendo en los próximos días paulatinamente. En cuanto a la sensibilidad de
areola y pezón, se utiliza una técnica que consigue preservarla en la mayoría de los casos. Si al principio notara
alguna alteración, suele recuperarse en los próximos meses en un alto porcentaje de las pacientes.
Complicaciones
Sangrado de las heridas por hemorragia postoperatoria. Una hemorragia puede requerir una intervención de urgencia
para extraer la sangre acumulada. Se recomienda a la paciente no tomar anticoagulantes como aspirina antes y
después de la operación de reducción de mamas por si se produjese un sangrado de las heridas.
Mala cicatrización de las heridas. Las cicatrices quirúrgicas pueden tardar más de lo normal en cerrarse e incluso
crear postilla. En el postoperatorio de la reducción de mamas las heridas pueden abrirse una vez retirados los puntos,
siendo más frecuente en casos de pacientes fumadoras.
En algunos casos podría darse la pérdida de sensibilidad de los pezones y de la piel de la mama.
Acumulación de grasa líquida, suero o líquido linfático bajo las heridas (Seroma).
Hipotensión.
Reacciones alérgicas locales al esparadrapo, al material de sutura o preparados tópicos, o reacciones alérgicas
severas (shock anafiláctico) los medicamentos usados durante la cirugía o a los prescritos para el postoperatorio.
Debido a la infinidad de variables que influyen en los resultados de la intervención, existe la posibilidad de necesitar
una cirugía secundaria para realizar un tensado adicional o una reposición de las mamas.
En casos más graves podrían producirse complicaciones con la anestesia, al tratarse de anestesia general, o
reacciones adversas. En toda operación en la que se utilice cualquier tipo de anestesia o sedación quirúrgica existe el
riesgo de complicaciones, lesiones e incluso la muerte.
Aparte de las complicaciones comunes a cualquier intervención, hay algunas propias de este tipo de cirugía. Aunque no son
frecuentes, conviene que conozca cuales son las que tienen una mayor incidencia:
El punto de confluencia de la cicatriz vertical con la horizontal ya que constituye una zona de tensión en la que se
puede acumular más fácilmente un pequeño hematoma o licuarse algo del tejido graso alrededor de los puntos
internos. Si esto ocurre, estos puntos se suelen tolerar mal, lo que puede dar lugar a que se abra una zona de la
cicatriz a este nivel. Esta complicación ocurre en aproximadamente el 8% de las pacientes sometidas a reducción
mamaria, requiriendo la eliminación de algunos puntos y curas locales. En general, esta zona se cierra
espontáneamente con el tratamiento local adecuado al cabo de 3 a 6 semanas, sin que por ello la cicatriz remanente
sea más visible a largo plazo. Sin embargo, no es excepcional que pueda requerir en alguna paciente un retoque
postoperatorio después de 6 a 12 meses de la operación.
Un problema que ocurre a veces en pacientes de piel poco elástica, es la elongación de la piel por debajo de la areola
que cede ante la tensión producida por el peso de la glándula. Cuando eso ocurre, se prolonga la cicatriz vertical,
produciendo la sensación de que las areolas están demasiado altas. Si sucediera, podría requerirse la resección de
una parte de piel horizontal adicional -generalmente bajo anestesia local- una vez pasado un mínimo de seis meses de
la intervención principal.
En algunas pacientes, la cirugía puede ocasionar alteraciones en la pigmentación de las areolas, con cambios o
pérdida de la pigmentación normal.
Aunque se toman todas las medidas para intentar procurar el máximo de simetría, cierto grado de asimetría mamaria
es normal en la mayoría de las mujeres y es imposible obtener una simetría absoluta. Las diferencias de curación, de
tracción cicatricial, de elasticidad cutánea, de reabsorción parcial de tejidos, etc., pueden producir asimetrías
postoperatorias.
Una complicación más importante es la pérdida o necrosis de la areola y del pezón. Esto ocurre en aproximadamente
un 2% de las pacientes. Es, por tanto, poco probable que suceda. En caso de ocurrir, podría requerir una reparación
con injertos de piel, ya sea de la zona alta del muslo, de detrás de la oreja o de los labios menores de la vulva, para
reconstruir la areola y pezón y producirá una pérdida estética de la mama. Este tipo de complicaciones es
significativamente más alta en pacientes fumadoras. Los pezones muy grandes tienen un mayor consumo de oxígeno
y por lo tanto, su riesgo de lesión es superior. Las cicatrices previas en la mama también pueden comprometer el riego
y poner en riesgo la areola y el pezón.
Son posibles las alteraciones o la pérdida de la sensibilidad en la zona intervenida. Aunque suelen mejorar con el
transcurso del tiempo, en algunas ocasiones estas alteraciones pueden ser permanentes.
Ya se ha mencionado anteriormente la posibilidad de cicatrices hipertróficas o queloideas que pudieran exigir la
infiltración de corticoides en la cicatriz, o una corrección secundaria. Alguna irregularidad o defecto localizado del
contorno inferior de la mama a nivel del surco submamario pudiera precisar una revisión de la cicatriz a partir de los 6
meses de la intervención.
Dolor: La reducción mamaria puede no mejorar el dolor de espalda, cuello y hombros. Las cicatrices anormales, tanto
en la piel como en los tejidos profundos, pueden ser causa de dolor.
Riesgo de cáncer: La cirugía de reducción mamaria no tiene relación con enfermedades mamarias ni con el cáncer
mamario. Sin embargo, tampoco le protegerán contra ellas. Debe continuar vigilándose periódicamente y
sometiéndose a los controles que su ginecólogo le indique.
La producción de coágulos en la pelvis o en las extremidades inferiores pudiera ser causa de tromboembolismo
pulmonar (coágulos que se desprenden de venas de las piernas o de la pelvis y que terminan taponando arterias
pulmonares). Esta complicación no es frecuente pero potencialmente grave y puede requerir tratamiento médico
intensivo. Las pacientes con mayor sobrepeso o cuando la cirugía es muy prolongada, tienen un riesgo mayor de sufrir
este tipo de complicaciones. La prevención de la formación de coágulos pasa por la utilización de medias de
compresión, movilización precoz de la musculatura de las piernas, volver a caminar cuanto antes y por la
administración de medicamentos anticoagulantes. El problema de los medicamentos anticoagulantes es que, a la vez
que reducen el riesgo de formación de coágulos, aumentan significativamente el riesgo de hemorragias, hematomas o
seromas
Resultados finales
Las cicatrices tras la intervención son permanentes, el primer año tendrán una apariencia rojiza y muy marcada, pero con el
paso del tiempo se suavizarán y adquirirán una tonalidad más blanquecina. El uso continuado de aceite de rosa
mosqueta concentrado puede ayudar a disminuir las marcas, pero en ningún caso desaparecerán por completo.
El resultado de la cirugía es permanente, pero si se produce una fluctuación significativa en el peso de la paciente, se tiene
un embarazo o se sufren cambios hormonales importantes la forma y tamaño de las mamas podrían cambiar de nuevo.
Si tras la cirugía la paciente no queda conforme con la forma y/o el tamaño de sus nuevos pechos puede discutir con su
cirujano diferentes vías de actuación para solucionarlo, como someterse a un aumento de pecho o a una reconstrucción de
la mama. Es imposible recuperar el tamaño y la forma previa a la operación de los senos, por lo que antes de someterse a
este procedimiento quirúrgico, la paciente, debe conocer y entender cuales serán los resultados finales al margen de sus
expectativas personales.