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Spinoza propone una nueva concepción monista de la sustancia única como Dios o la Naturaleza. Todo está determinado por la necesidad de la esencia de Dios y sus atributos infinitos. Los seres humanos y el mundo son modos finitos que se derivan necesariamente de Dios, no creaciones separadas. El conocimiento intuitivo es ver todas las cosas en la visión de Dios.
Spinoza propone una nueva concepción monista de la sustancia única como Dios o la Naturaleza. Todo está determinado por la necesidad de la esencia de Dios y sus atributos infinitos. Los seres humanos y el mundo son modos finitos que se derivan necesariamente de Dios, no creaciones separadas. El conocimiento intuitivo es ver todas las cosas en la visión de Dios.
Spinoza propone una nueva concepción monista de la sustancia única como Dios o la Naturaleza. Todo está determinado por la necesidad de la esencia de Dios y sus atributos infinitos. Los seres humanos y el mundo son modos finitos que se derivan necesariamente de Dios, no creaciones separadas. El conocimiento intuitivo es ver todas las cosas en la visión de Dios.
- Nueva concepción de la substancia, heredada por Descartes,
substancia es aquello que para existir solo tiene necesidad de sí mismo. Substancia = Causa sui.
- Descartes entra en contradicción al decir que la substancia es
causa sui y que también son sustancias los seres creados, ya que estos últimos no tienen necesidad de sí mismo. En cambio, Spinoza lleva esta concepción hasta sus últimas consecuencias, afirmando que sólo existe una substancia, que es Dios.
- Las demostraciones de la existencia de Dios no pueden ser otra
cosa que variaciones sobre la prueba ontológica. En efecto, no es posible pensar a Dios (o a la substancia) como causa sui sin pensarlo como necesariamente existente. Desde este punto de vista Dios es aquello de cuya existencia estamos más seguros.
- El Dios del que habla Spinoza, no es personal y providente, ya
que dice que eso sería reducirlo a esquemas antropomórficos, sino que es impersonal y necesidad absoluta. Las cosas derivan necesariamente de la esencia de Dios, al igual que los teoremas proceden necesariamente de la esencia de las figuras geométricas.
- De todas maneras, este punto resulta básico para comprender a
Spinoza: la necesidad aparece como la solución a todos los problemas.
- Por lo tanto, es evidente que todos y cada uno de estos
atributos son eternos e inmutables, tanto en su esencia como en su existencia. Nosotros, los hombres, sólo conocemos dos de estos infinitos atributos: el pensamiento y la extensión. Spinoza no dio una explicación adecuada de tal limitación. Sin embargo, hay una razón evidente de carácter histórico- cultural: éstas son las dos substancias creadas (res cogitans y res extensa) que admitió Descartes.
- A Spinoza le preocupa, no el conceder una situación privilegiada
al pensamiento, sino exaltar la extensión y divinizarla. En efecto si la extensión es atributo de Dios y expresa la naturaleza divina, Dios es una realidad extensa. Esto no significa en absoluto que Dios sea cuerpo, sino que es espacialidad.
- Spinoza entiende por «Dios» la substancia con sus (infinitos)
atributos; en cambio, el mundo nos es dado por los modos, por todos los modos infinitos y finitos. - El mundo es la necesaria consecuencia de Dios. Spinoza llama también a Dios Naturaleza naturante o natura naturans (lo que es en sí y es concebido por sí mismo) , y al mundo, Naturaleza naturada o natura naturata (todo lo que proviene de la necesidad de la naturaleza de Dios, o de cada uno de los atributos de Dios, es decir, todos los modos de los atributos de Dios) . Naturaleza naturante es la causa, y Naturaleza naturada, el efecto de aquella causa, que no se halla fuera de la causa. “Todo es Dios”
- Nuestro mundo es un mundo constituido por modos de estos dos
atributos: a) por la serie de los modos referentes a la extensión y b) por la serie de los modos referentes al pensamiento. a) Los cuerpos son modos determinados por el atributo divino de la extensión (y por lo tanto, una determinada expresión de la esencia de Dios en cuanto realidad extensa). b) Los pensamientos individuales, en cambio, son modos determina- dos por el atributo del pensamiento divino (una determinada expresión de la esencia de Dios en cuanto realidad pensante).
- «En Dios se da necesariamente tanto la idea de su esencia, como
la de todas las cosas que se siguen necesariamente de esta esencia.» Las ideas y los ideados —es decir las ideas y las cosas correspondientes— no mantienen entre sí una relación de paradigma- copia (como Platón) y de causa- efecto. Dios no crea las cosas de acuerdo con el paradigma de sus propias ideas, porque no crea en absoluto el mundo según el significado tradicional: el mundo procede necesariamente de él. Todas las ideas proceden de Dios, en la medida en que Dios es realidad pensante; de manera análoga los cuerpos se derivan de Dios, en la medida en que Dios es realidad extensa.
- El orden y la conexión de las ideas es lo mismo que el orden y
la conexión de las cosas. La substancia pensante y la substancia extensa son una sola y misma substancia, que se capta a veces bajo este atributo y a veces bajo aquel otro.
- Spinoza interpreta al hombre como unión de alma y cuerpo. El hombre
no es una substancia y tampoco un atributo, sino que está constituido por ciertas modificaciones de los atributos de Dios, es decir, por modos del pensar, con la preeminencia de aquel modo que es la idea, y por modos de la extensión, esto es, del cuerpo que constituye el objeto de la mente. - Tres grados de conocimiento: 1) la opinión y la imaginación (hombre, árbol, etc. nominalismo); 2) el conocimiento racional (matemática y física); 3) el conocimiento intuitivo (visión de todas las cosas en la visión misma de Dios). Los tres géneros de conocimiento son conocimientos de las mismas cosas, y cómo lo único que los diferencia es el grado de claridad y distinción.
- El sentirse en Dios y el ver en Dios las cosas constituyen el
núcleo de la filosofía de Spinoza.
- «La mente humana es una parte del intelecto infinito de Dios: y
por lo tanto, cuando decimos que la mente humana percibe esto o aquello, no decimos más que Dios, no ya en tanto que es infinito, sino en la medida en que se manifiesta mediante la naturaleza de la mente humana —es decir, en cuanto constituye la esencia de la mente humana— tiene esta o aquella idea.»
- «Cuando decimos que se da en nosotros una idea adecuada y
perfecta, no decimos, sino que se da en Dios una idea adecuada y perfecta, ya que él constituye la esencia de nuestra mente; por consiguiente, nos limitamos a decir que tal idea es verdadera.»
- «Nuestra mente, en la medida en que percibe las cosas según la
verdad, forma parte del intelecto infinito de Dios; por eso es muy necesario que las ideas claras y distintas de la mente sean verdaderas, tan necesarias como que sean verdaderas las ideas de Dios.»
- Esto significa que la mente no es causa de sus propias acciones.
La volición no es más que la afirmación o la negación que acompaña a las ideas; lo cual significa, en otras palabras, que «la voluntad y el intelecto son una sola y la misma cosa»