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ANTOLOGÍA DE LECTURAS
FACILITADORES:
UNIVERSIDAD DE LA SALLE
FACULTAD DE CIENCIAS ECONÓMICAS Y SOCIALES
PROGRAMA DE SISTEMAS DE INFORMACIÓN Y DOCUMENTACIÓN
BOGOTA, D.C.
2014
este apartado se encontrará la contextualización que ha tenido la Biblioterapia en
países como: Colombia, Brasil, Chile, España y Uruguay, exponiendo sus
experiencias exitosas en este campo.
En el antiguo Egipto el faraón Rammsés II, trajo a su reino la importancia de los libros,
hizo grabar en el frontispicio de su biblioteca la frase: “remedios para el alma” en
general las bibliotecas fueron consideradas como espacios de conocimiento y de
espiritualidad que no solo curaban la ignorancia sino que ofrecían nuevas alternativas
para el espíritu y se encontraban en los templos denominados Casas de vida 24
22
HENDRICKS, Cindy Gillespie., HENDRICKS, James E., COCHRAN, Lessie. Salup & Salup. 1978. [en línea]. [Consulta:
15 febrero de 2012]. Disponible en: <http://www.americanreadingforum.org/99_yearbook/html/08_hendricks_99.htm >
23
Ibíd.
24
Ibíd.
25
Ibíd.
25
Se consideró entonces que este arte como medio de purga puede haber sido
exclusivo de la Cultura Griega, pero la idea básica de la lectura “como forma de
limpiar” el alma invadió otras culturas a través de la historia. Entre los romanos26,
Aulus Cornelius Celsus también relacionó la lectura con el tratamiento médico, al
permitir que esta promueva la discusión de obras grandiosas por autores relevantes
de la época utilizándolas como un recurso terapéutico en el desarrollo de la capacidad
crítica de los pacientes.
“La lectura de textos sagrados en el curso de una operación era algo normal, el
objetivo de dichas lecturas no tenía como se puede pensar, fines religiosos sino
biblioterapeúticos. Las lecturas a las que acudían en aquellas operaciones podían ir
desde textos sagrados como la Biblia, vida de santos, inclusive epopeyas, tragedias y
otras historias profanas, practicando todas ellas fines terapéuticos."27
A finales del siglo XVIII los libros comenzaron a ser utilizados como tratamiento para
las enfermedades mentales en Francia, Inglaterra e Italia, la mayor parte de hospitales
mentales de Europa había establecido bibliotecas. Pinal en Francia y Chiaruru en Italia
incluyeron lecturas como parte importante de programas recreacionales para
28
enfermos .
Estados Unidos estableció el primer hospital psiquiátrico del país en 1751, utilizó los
métodos auxiliares en el tratamiento de la gente que incluían la lectura, la escritura y
la publicación de sus escritos en el periódico “el Iluminator”. Sin embargo, los
principios básicos de la Biblioterapia fueron practicados la primera vez por el doctor
Benjamín Rusch en 1815; más adelante, en 1853, el doctor Juan Minson Galt II
escribió el primer artículo sobre los beneficios terapéuticas de la literatura en el
tratamiento de los enfermos mentales titulado “On Reading, Recreation, and
Amusements for the Insane” 30
26
Ibíd.
27
GARCIA FUENTES, Carlos. Historia Conceptual de la Biblioterapia [en línea]. [Consulta: 18 Junio de 2012]. Disponible
en: < http://72.44.81.97:8080/jspui/bitstream/123456789/9910/2/mem25pag59-67.pdf >
28
La medicina en la edad Barroca (siglos XVII a XIX). [en línea]. [Consulta: 18 Junio de 2012]. Disponible en: <
http://bibliotecadigital.ilce.edu.mx/sites/ciencia/volumen3/ciencia3/154/html/sec_14.html >
29
Ibíd.
30
Ibíd.
26
La palabra Biblioterapia fue usada por primera vez en agosto de 1916 en la revista
Atlantic Montly por Samuel McShord Crothers31 en uno de los artículos “A literary
clinic” justo cuando los servicios bibliotecarios se planteaban; en ese entonces la
Bibliterapia era uno más de los servicios intrínsecos que brindaba la biblioteca y era
desarrollado a través de la asesoría a los lectores de la biblioteca según sus estados
de ánimo y gustos.
31
BENTES PINTO, Virginia. A biblioterapia como campo da atuacao para o bibliotecario. En: Transinformacao, Campinas,
2005. 17(1) p. 31-43
32
COMPTON GARCIA-FUENTES, Carlos. El Empleo de la Biblioterapia en Bibliotecas de hospitales Psiquiátricos y
Generales: Revisión de literatura y algunas aplicaciones para México; III congreso nacional de bibliotecarios en ciencias de
la salud Centro Médico Nacional. México, 1993. p. 7
33
Ibíd. p. 7
34
SHRODES, Carolin. La biblioterapia: un estudio teórico y clínico-experimenta.España, 2003. p. 84
27
literatura como un catalítico para promover la introspección, el desarrollo normal y la
rehabilitación35
Dentro de esta técnica terapéutica se utiliza la forma escrita de la palabra como medio
para asumir la superación de las emociones relacionadas con los problemas de la
vida real de todos los pacientes que participan en las sesiones de Biblioterapia. La
importancia terapéutica de la lectura ha acompañado al paciente durante la historia.
La Biblioterapia, tiene una evolución histórica ligada al tratamiento terapéutico de los
trastornos de personalidad , dentro de sus antecedentes se ha destacado desde la
antigüedad como terapia utilizada en el tratamiento de los pacientes de hospitales y
las clínicas de reposo.
Hoy en día la bilbioterapia no es una práctica muy habitual entre los médicos, sin
embargo esta práctica comenzó a ser manejada en programas con tratamientos
específicos como los psiquiátricos, ya que gracias a la lectura se lograba el desarrollo
a plenitud de los objetivos clínicos de higiene mental y de adaptación social, por lo que
se define como un sistema de educación abierto y continuo pero con aspectos de
terapia implícitos36.
35
ANDERSON F, Marcela. Hospitalized children and books: a guide for librarians, families and caregivers. 2 ed. 1992.
Metuchen, NJ: Scarecrow. p. 65 citado por: COMPTON GARCIA-FUENTES, Carlos. Modelo de Aplicación de Biblioterapia
Infantil en la Biblioteca Pública. Encuentro Internacional de Bibliotecarios: Las bibliotecas públicas en los umbrales del siglo
XXI. II congreso de ASCOBI. La Habana, noviembre de 1996.
.
36
JIMENEZ, Criado. Anestesia en enfermedades poco frecuente. 2 ed. 2006. p. 65
28
mujeres o con diferentes problemáticas como depresión, enfermedad, drogadicción,
maltrato, agresividad entre otras.
Muchas definiciones sobre Biblioterapia han surgido desde que se empezó a utilizar
como técnica alternativa, esto ha hecho que la identificación de los pioneros en
Biblioterapia sea confusa, además porque fue desarrollada de manera aislada en
diferentes partes del mundo, cada uno lo aplicó según sus experiencias y los
resultados que esperaba alcanzar. Diferentes artículos han referenciado a autores y
biblioterapeutas en diferentes espacios de tiempo, esto ha hecho que la definición
acertada en cuanto al significado del concepto de Biblioterapia. Las definiciones
nombradas tan solo son un acercamiento a la verdadera definición y a su aplicación
en diferentes casos; en este sentido se encuentra una definición acerca del tema que
se va a tratar en este trabajo y es la dada por Tews40 en el monográfico Library Trends
de octubre de 1962, dice que las lecturas importantes y dinámicas son las relaciones
interpersonales entre el bibliotecario, el paciente y el informe al médico para la
interpretación, evaluación y dirección en el seguimiento; define a la Biblioterapia como:
37
RUBIN, Joyce. Bibliotherapy Soucerbook. Phoenix, AZ; orgx press: 1978 – p xi, citado por: COMPTON GARCIA-
FUENTES, Carlos. Sobre la Biblioterapia. El concepto. Universidad Autónoma de México. CUIB.
38
BABCOK GOVE, Chief Philip; WEBSTER, Merriam. Webster’s Third New International Dictionary of the English
Language. Unabriged. Springfield, Massachussets. USA. 1979. citado por: COMPTON GARCIA-FUENTES, Carlos. Sobre
la Biblioterapia. El concepto. Universidad Autónoma de México. CUIB
39
HYNES, A. M. The interactive process, a handbook. London, Boulder, Inglaterra: Westview Press, 1986. p.50
40
TEWS, R. M.. Introducction. En: Library Trends Vº 11 Nº 2 (oct 1962). 99 p. citado por: COMPTON GARCIA-FUENTES,
Carlos. Sobre la Biblioterapia. El concepto. Universidad Autónoma de México. CUIB.
29
Biblioterapia, se puede definir como la utilización de lecturas, individualmente o en
grupo, como auxiliares terapéuticos en medicina y psiquiatría41.
La lectura hace parte del progreso de habilidades como hablar, escuchar, escribir,
primordialmente para poder transmitir o recibir significados; es interpretar la palabra
escrita y comprender su mensaje45; la lectura es un proceso que tienen un conjunto de
acciones unidas y relacionadas entre sí, y su objetivo común es la formación de un
paciente-lector de forma permanente y planificada, es por esto que el diseño de
estrategias debe partir de un diagnóstico del conocimiento de las necesidades e
intereses respecto a la población; en este sentido la lectura se muestra como una
tarea cotidiana y gratificante que enriquece la existencia y proporciona placer,
conocimiento y compañía. Los múltiples libros que se presentan corresponden tanto a
41
MARTÍNEZ DE SOUSA, José. Diccionario de Bibliología y Ciencias Afines. Salamanca: Fundación Germán Sánchez
Ruipérez, 1989.
42
MARTÍN, Alasne., DÍAZ, Arantza., ZABALLA, Pablo., "Biblioterapia”. Absynet.com, 2005. [en línea]. [Consulta: 15 febrero
de 2012]. Disponible en: <http://www.absysnet.com/tema/tema40.html>
43
COMPTON GARCIA-FUENTES, Op. cit., p. 45
44
UNESCO. Manifiesto de la biblioteca pública. Noviembre de 1994 p. 5
45
VENEGAS MORA, Clemencia; MUÑOZ, Margarita; BERNAL, Luís Darío. Promoción de la lectura en la biblioteca y en el
aula. Bogotá: Cerlalc. 1990.
30
autores clásicos, como actuales, y entre ellos figuran novelas, poesías, ensayos y
biografías; la lectura se desarrolla dentro del ser humano como46:
46
CERRILLO, Pedro. GARCÍA PADRINO, Jaime. Hábitos lectores y animación a la lectura. Universidad de Castilla La
Mancha. Cuenca. 2001. p. 34
31
2.1.3. Tipos de Biblioterapia
Si los internos de los centros o fundaciones van a ser la mayoría de los participantes de
las sesiones de Biblioterapia, ellos serian usuarios potenciales de la biblioteca, habrá que
hacer planeación de las actividades que se van a dirigir al grupo. Se presume crear una
caracterización extensa de las distintas condiciones sociales: edad, poder económico,
nivel intelectual, trasfondo educacional, entre otros. Sin embargo, deben tener un
problema similar, que caracterice el tipo de población que se va a intervenir en las
sesiones, dentro de las características que se pueden encontrar para desarrollar este tipo
de programas son: disminución de la concentración, debilidad y agotamiento, depresión,
escasa movilidad y coordinación, y otros problemas. La avanzada edad y el padecimiento
de enfermedades crónicas producen igualmente alteraciones de la fuerza, la movilidad, el
equilibrio y limitaciones visuales y auditivas.
El suministro de los materiales de consulta debe estar también pensado para las personas
discapacitadas, para no causar rechazo dentro de esta población. Encontrar los servicios
adecuados para ellos, con las ayudas necesarias para desarrollar las actividades
propuestas en las sesiones de Biblioterapia.
47
RECBID. Biblioterapia. [en línea]. [Consulta: 18 febrero de 2012]. Disponible en:
<http://www.absysnet.com/tema/tema40.html>
32
Las personas encargas de dirigir las actividades de las sesiones de Biblioterapia deben
estar en formación continua, para conocer las técnicas para tratar a personas con
problemas psicosociales por lo tanto el profesional debe tener ciertas habilidades y
aptitudes para tener un buen desenvolvimiento con este tipo de población y llevar a cabo
las actividades planeadas y obtener a los resultados esperados.
La mayoría de los casos son personas que han sufrido diferentes problemáticas
psicosociales, evidenciado grandes índices de ausentismo, deserción y reprobación, de
los estudiantes y los bajos coeficientes de rendimiento académico, persistencia del
analfabetismo funcional y otros aspectos igualmente complicados para la educación de la
población infantil, tal vez no fuera del todo impertinente dedicar un alto porcentaje de la
actividad y el horario escolar a tareas que tienen vinculación directa con el lenguaje. Es
decir que los estudiantes utilizarían gran parte del tiempo a leer, redactar, escuchar y
hablar de libros interesantes, de una previa y estricta selección, que pusieran a los niños y
a los jóvenes en la normal enseñanza de los maestros.
33
2.1.3.3. Biblioterapia para tratar el alcoholismo
El tratamiento para este tipo de personas con estos trastornos suicidas, inicia en el
Hospital Imperial de Chelsea Westminster, la práctica es utilizar un tratamiento de seis
sesiones de Biblioterapia apoyándose en un texto de autoayuda que permite cambiar la
percepción de vida que llevan los pacientes con este tipo de problemas50.
48
GARCIA, Orlando Alonso, Op. cit., p. 8
49
Ibíd., p. 10
50
Ibíd., p. 15
51
ARIZ, M, Eugenia. et al. Manejo de la ansiedad en atención primaria. Guía de actuación. Servicio Navarro de Salud:
Madrid. 2010. p. 23
34
grupos habitualmente pasivos, los responsables en realizar los programas de Biblioterapia
son los médicos o bibliotecarios, el material utilizado es tradicional y didáctico. Las
instituciones deben contar con los recursos adecuados para prestar este servicio propio
de la institución para mejorar la calidad de vida de las personas que se encuentran de
manera permanente en estas instituciones, como se nombraba anteriormente son
personas aisladas de la sociedad común, dejando su vida normal a un lado y es necesario
adaptarse a un ambiente diferente, por esta razón es importante que estas personas
utilicen su tiempo en tareas productivas, dentro de estas la lectura como medio de agrado
personal e intelectual52.
Se practica en paralelo con las actividades de los servicios de consulta e información. Las
sesiones de Biblioterapia de desarrollan con personas del común pero que pueden estar
en situación de crisis, los responsables en ejecutar los programas de Biblioterapia es el
bibliotecario, profesor u otra persona idónea para realizar las actividades, el material
utilizado puede ser literatura imaginativa o didáctica.
Las actividades de preparación representan uno de los dos pasos que diferencian la
Biblioterapia clínica de la Biblioterapia de desarrollo. Cuando se trata de una persona que
tiene necesidades propias de asistencia psicológica y mental, el biblioterapeuta clínico
primero trabaja en construir una identificación efectiva con la persona y su entorno
cercano: familia, hijos, amigos. Después, valiéndose de esta identificación, el terapeuta
analiza sistemáticamente los motivos que llevan a este tipo de personas tomar la decisión
52
GUEDES PEREIRA, M. Biblioterapia. Joao Pessoa: Editora Universitaria, 1996. p. 55
53
GARCIA, Orlando Alonso, Op. cit., p. 20
54
MORANDI BALCUNAS, Valentina. La logoterapia y la biblioterapia: descubriendo el sentido de la vida a través de la
lectura. Montevideo: Instituto de Logoterapia del Uruguay, 2008. p. 5
35
de buscar la terapia. Los problemas identificados en este paso y la evaluación de la
perspectiva de la persona y el entendimiento de los problemas que le afectan, se
convierten en el foco de las actividades biblioterapeuticas que se llevaran a cabo. Así, la
identificación adecuada de los problemas presentados es fundamental para que la
aplicación de la Biblioterapia clínica sea efectiva.
36
dando a conocer su punto de vista y de igual forma realizar retroalimentación con los
participantes, todo este proceso favorece el crecimiento personal.
La Biblioterapia de prevención ayuda también a que las personas vivan el paso a paso y
aprendan que las pequeñas cosas de la vida son las que mejor se disfrutan, porque con
ellas se dan cuenta del crecimiento que pueden tener día a día con ayuda de la lectura.
Las personas en el día a día viven circunstancias que los llevan a los límites, crisis
existenciales, que les provocan sentimientos de culpa, dolor, muerte y desespero por
situaciones que en ocasiones se nos presentan en la vida colocando a prueba nuestros
niveles de aceptación de adicción y enfermedades. Estas situaciones son las que
bloquean la dimensión espiritual del hombre y hacen que este pierda el sentido. Sin
embargo el libro ayuda a recuperar el sentido de vida de las personas57.
La Biblioterapia es un recurso que puede ser muy útil para mejorar el tratamiento
psicoterapéutico en pacientes que atraviesan por un proceso de duelo por la terminación
de una relación de pareja.
57
DÍAZ MORALES, Gabriel.- Biblioterapia: su aplicación en terapias reparativas a menores víctimas de delitos sexuales. En:
Serie Bibliotecología y Gestión de Información N° 13, mayo, 2006. p. 3-4
37
BIBLIOGRAFÍA
ANDERSON F, Marcela. Hospitalized children and books: a guide for librarians, families
and caregivers. 2 ed. Metuchen, NJ: Scarecrow. 1992. 255 p.
BABCOK GOVE, Chief Philip; WEBSTER, Merriam. Webster’s Third New International
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93
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RUBIN, Joyce. Bibliotherapy Soucerbook. Phoenix, AZ; orgx press: 1978 – p xi, citado por:
COMPTON GARCIA-FUENTES, Carlos. Sobre la Biblioterapia. El concepto. Universidad
Autónoma de México. CUIB.
TEWS, R. M.. Introducction. En: Library Trends Vº 11 Nº 2 (oct 1962). 99 p. citado por:
COMPTON GARCIA-FUENTES, Carlos. Sobre la Biblioterapia. El concepto. Universidad
Autónoma de México. CUIB.
TOMAINO, Valeria Beatriz. Biblioterapia: una propuesta innovadora en Mar del Plata para
niños y adolescentes con cáncer. Argentina: Universidad Nacional de Mar del Plata, p. 10.
96
DOI: http://dx.doi.org/10.15517/e-ciencias%20info..v7i2.29233
Naranjo Mora et al. Volumen 7, número 2, Artículo científico 2, Jul-Dic 2017 e-Ciencias de la Información
2. Referente teórico
2.1. Biblioterapia
2.1.1 Definición
Autores como Tukhareli (2011), Toro (2010), Tomaino (2012), McCulliss (2012), Janavičienė
(2010), Handbook of Non Drug Intervention Project Team (HANDI, 2013), y Gómez (2011)
aportan diferentes conceptualizaciones del término biblioterapia. Entre ellas destacan:
“[Es] una terapia expresiva, que involucra el uso sistemático de libros para
ayudarle a las personas a hacerle frente a sus problemas mentales,
físicos, de desarrollo o sociales”. (Tukhareli, 2011, p. 1)
Biblioterapia son [sic] las prácticas realizadas con textos literarios (lectura,
narración, representación) como estrategia de intervención que impacte
en la calidad de vida de los individuos, colaborando en la solución de
situaciones difíciles o traumáticas de su historia y generando nuevos
mecanismos para enfrentar y resolver problemas. (Tomaino, 2012, párr.
5).
A partir de un exhaustivo análisis de los distintos conceptos del término que aportan otros
autores y para los efectos de la investigación, la posición de las investigadoras hacia el
concepto de biblioterapia se contempla como aquel proceso terapéutico por medio del cual se
5 Se presentan estas definiciones en un listado, por eso, para las citas de menos de cuarenta palabras se
mantiene las comillas aunque no estén incluidas en el párrafo anterior.
Naranjo Mora et al. Volumen 7, número 2, Artículo científico 2, Jul-Dic 2017 e-Ciencias de la Información
Otro factor importante de la biblioterapia es la necesidad del uso de textos que correspondan a
las vivencias propias de las personas a las cuales se intenta ayudar por medio de esta
herramienta, pues es de vital importancia vincular al participante directamente con la lectura,
produciendo una reflexión interna sobre sí mismos que les permitan expresarse con libertad y
así solucionar la problemática que afrontaba gracias a la interiorización de ese texto.
2.1.2 Tipología
Al hablar sobre la biblioterapia es importante, en primera instancia, analizar cuáles son los
objetivos por lograr con su utilización, el contexto en el cual se aplicará y, por supuesto, el perfil
que presentan las personas a quienes se someterá a la biblioterapia como herramienta de
ayuda.
Diferentes autores consultados sobre la temática de biblioterapia, tales como Morandi (2008),
McCulliss (2012), Janavičienė (2010), Salinas (2009), Silva (2011), entre otros, difieren sobre
los términos bajo los cuales clasifican los tipos de biblioterapia existentes, sin embargo
coinciden en las características que presentan cada uno de ellos, por lo que se tomó como
base principal la dispuesta por Daiva Janavičienė (2010): “la biblioterapia clínica, la biblioterpia
rehabilitacional y la biblioterapia educacional” (p. 122).
Naranjo Mora et al. Volumen 7, número 2, Artículo científico 2, Jul-Dic 2017 e-Ciencias de la Información
Naranjo Mora et al. Volumen 7, número 2, Artículo científico 2, Jul-Dic 2017 e-Ciencias de la Información
De acuerdo con autores como McCulliss (2012), Tomaino (2012), Janavičienė, 2010, y Toro
(2010), la biblioterapia puede desarrollarse desde el ámbito de las ciencias de la salud al ser
una herramienta de ayuda para superar enfermedades físicas, desde el campo académico al
trabajar con niños y adolescentes que presentan deficiencias de aprendizaje, desde el área de
la psicología para colaborar con enfermos mentales y emocionales en su proceso de sanación,
y desde el área de la bibliotecología, como un apoyo para reforzar valores sociales de
convivencia y promover el buen comportamiento bajo diferentes métodos para contrarrestar
problemas conductuales.
Se definieron entonces cuatro grandes campos de acción sobre los cuales la biblioterapia
puede ser puesta en práctica, expuestos a continuación.
Naranjo Mora et al. Volumen 7, número 2, Artículo científico 2, Jul-Dic 2017 e-Ciencias de la Información
Sin embargo, tanto los resultados de la investigación como la bibliografía consultada (Cotrău,
2014; Janavičienė, 2010; Tomaino, 2012) constataron que la biblioterapia puede ser aplicada
también desde una perspectiva educativa, mediante una labor social en la que se trabaja la
motivación del individuo con el objeto de lograr la superación en el mismo. Es bajo ésta
perspectiva, donde el rol del bibliotecólogo dentro de la biblioterapia adquiere un carácter más
participativo y de liderazgo en el proceso, pues al ser el profesional que posee un vínculo más
estrecho con los usuarios, al estudiarlos a fondo con el fin de conocer sus necesidades, sus
principales problemáticas y su entorno, será también el que mejor conoce los textos adecuados
para tratar los distintos problemas que confrontan cotidianamente, orientándolos así, de la
mano con la lectura dirigida y con profesionales de otras ramas del saber capaces de dar
seguimiento a los avances que desarrollen las personas sometidas al procedimiento, hacia la
superación de los problemas que solucionarán gracias a la biblioterapia.
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Los problemas de conducta suelen ser detectados de acuerdo con la subjetividad de la persona
que los observa, por ejemplo, en el caso de esta investigación, para un docente lo que puede
ser un mal comportamiento, para otro podría no serlo; esta subjetividad complica mucho los
problemas de comportamiento dentro de las aulas.
Sin embargo, en búsqueda de la clarificación del concepto anterior, Otero (2009) expone los
problemas de comportamiento como trastornos del comportamiento, y lo conceptualiza como:
“un patrón persistente y repetitivo de conducta, en el que destaca la violación de los derechos
fundamentales de los demás, o las reglas o normas sociales adecuadas a la edad” (p. 1).
Esta misma autora clasifica los trastornos del comportamiento infantil en tres grupos, que son:
Nótese la diferenciación del nivel de complejidad entre los categorizados “problemas” con las
llamadas “dificultades”, siendo éstas últimas más bien pautas repetitivas en el comportamiento
meramente físico, mientras que los problemas, al ser de carácter emocional y psicológico,
requieren de un abordaje más amplio e intenso para ser enmendados.
Si bien es cierto que los autores dividen por diferentes categorías los problemas de conducta
infantil, coinciden en que los problemas manifestados siguen siendo los mismos: la
hiperactividad, la agresión, el irrespeto a la autoridad, el aislamiento, el vandalismo, entre otros.
Naranjo Mora et al. Volumen 7, número 2, Artículo científico 2, Jul-Dic 2017 e-Ciencias de la Información
Si bien es cierto que este tipo de comportamientos infantiles son producto de las experiencias
que el niño estudiante tiene en su hogar y su comunidad, también existen factores biológicos
que podrían influir en que tenga un comportamiento negativo, como por ejemplo enfermedades
como el déficit atencional y la hiperactividad, la ansiedad, la timidez y la impulsividad (Ministerio
de Educación del Gobierno de El Salvador, 2005). De esta forma, los niños que presentan
algún tipo de conducta negativa, muestran dificultades en su desarrollo educativo, tanto a nivel
académico como en la sana convivencia con los docentes, otros niños o niñas, y demás figuras
de autoridad escolar.
Subraya el Quinto Informe del Programa del Estado de la Nación (2015), que los problemas
emocionales y de comportamiento presentes en la comunidad de estudiantes de primer ciclo en
el ámbito escolar, así como el contexto social bajo el cual viven, también influyen en que se
genere un bajo rendimiento académico, y por ende, un incremento en el número de niños
repitentes en las escuelas del país.
Otro de los factores que influyen en que se presenten problemas de conducta entre la
población escolar, siguiendo con lo expuesto en dicho informe, es la baja cobertura existente
para brindar educación especial a aquellos niños que así lo requieran, pues el aprendizaje
regular los abruma, y esto, genera a mediano y largo plazo, un mal comportamiento.
Una vez señaladas cuáles son las causas que generan los malos comportamientos de la
población escolar costarricense, se debe tener claro el concepto de lo que es una cultura de
paz, para así buscar las estrategias necesarias y diseñar un plan de trabajo capaz de educar a
los niños en valores para que mejoren su comportamiento, su integridad y su convivencia, tanto
dentro, como fuera del ámbito escolar. En este sentido, Chavarría y Zeledón (2006) definen la
cultura de paz “como la ausencia de violencia, de guerra o conflicto. En un sentido positivo,
relacionamos la paz con el respeto y tolerancia hacia el (la) otro (a), hacia sus formas de
entender y actuar en el mundo” (p. 1).
Naranjo Mora et al. Volumen 7, número 2, Artículo científico 2, Jul-Dic 2017 e-Ciencias de la Información
Los mismos autores resaltan que una educación para la paz necesita una formación constante
de estudiantes capaces de defender y promocionar los derechos individuales y colectivos
involucrando la auto y correalización de la persona humana, tomando la construcción y
reconstrucción de un proyecto socio - histórico y cultural relacionado con justicia, solidaridad,
armonía, libertad y bien común.
La cultura de paz y los buenos valores deben ser promovidos de manera urgente dentro del
Sistema Educativo Costarricense, pues de no hacerlo no será posible, a futuro, contrarrestar
los efectos que han causado a lo largo de los años los comportamientos de violencia, abuso,
agresión e irrespeto tanto en los niños que los manifiestan como en los que son o han sido
víctimas constantes de los mismos.
Para ello existen diversas actividades pedagógicas, lúdicas y recreativas para la enseñanza de
la cultura de paz entre las cuales destacan, de acuerdo con los resultados expuestos por
Aguilar y Castañón (2014), las siguientes: análisis de situaciones y conductas a través de cine
– foro, dinámicas de roles en donde el niño se identifique con ciertas situaciones conflictivas,
juegos cooperativos que promuevan el trabajo en equipo, dramatizaciones teatrales,
actividades recreativas propiciadoras de la paz, estrategias para la conciliación de conflictos
habituales en las escuelas, manejo preventivo de la violencia.
3. Metodología
Naranjo Mora et al. Volumen 7, número 2, Artículo científico 2, Jul-Dic 2017 e-Ciencias de la Información
profesionales del área de terapia, específicamente las docentes que laboran en la escuela en
que se realizó la investigación, sobre cómo llevar a cabo este programa de la mejor manera
posible. Por lo tanto, aprender a aplicar la biblioterapia requiere un gran esfuerzo y se
considera que al bibliotecólogo, en Costa Rica, no se le otorga una capacitación especializada
en la temática que le permita conocerla y aplicarla con facilidad.
A modo de cierre las investigadoras dejan abierta la oportunidad de indagar más sobre la
biblioterapia a otros investigadores, para que se aplique y se estudie más a fondo en futuros
proyectos de trabajos finales de graduación, de forma tal que se descubran nuevas técnicas
para implementarla, se enfoque en otros niveles educativos de la educación costarricense y
por supuesto, que se le brinde la ayuda necesaria a aquellas personas que necesitan una
mano amiga y que pueden encontrar serenidad y sanidad en las valiosas páginas de los libros.
6. Agradecimientos
7. Referencias
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2
La terapia cognitivo-conductual con niños menores de 12 años
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Pensar bien – Sentirse bien
de todas las edades se beneficiaron de la TCC, los niños más pequeños obtu-
vieron menos beneficios (Durlak et al., 1991). Ahora bien, no queda claro si el
problema es que los niños más pequeños no eran lo suficientemente maduros a
nivel cognitivo como para poder llevar a cabo las tareas asociadas a la TCC, o
bien que el programa de intervención no estaba convenientemente ajustado y
adaptado al nivel adecuado. Son pocos los estudios que hablan de las modifi-
caciones introducidas en los programas de intervención con objeto de adaptar-
los a los niños más pequeños. El adaptar y ajustar los conceptos y las técnicas
de la TCC al nivel evolutivo propio del niño podría contribuir a superar algu-
nas de las dificultades evolutivas señaladas (Ronen, 1992).
Si bien la TCC puede ser sofisticada y compleja, muchas de las tareas que
incluye requieren tener la capacidad de razonar eficazmente a propósito de
cuestiones y dificultades concretas, y no tanto en relación con una modalidad
de pensamiento conceptual y abstracto (Harrington et al., 1998). El nivel de las
operaciones concretas dentro del desarrollo cognitivo, al cual se accede habi-
tualmente durante la latencia (de los 7 a los 12 años aproximadamente), es más
que suficiente para realizar la mayoría de las principales tareas que incluye la
terapia cognitivo-conductual (Verduyn, 2000). Pero tampoco es imprescindible
adaptar los materiales al nivel adecuado. La utilización de técnicas más con-
cretas con unas instrucciones claras y sencillas, suele de ser de utilidad en el
caso de los niños más pequeños, en tanto que habitualmente los adolescentes,
por su parte, suelen ser capaces de realizar procesos más sofisticados tales
como, por ejemplo, la identificación de los supuestos disfuncionales y la rees-
tructuración cognitiva.
La dificultad a la hora de trabajar con niños más pequeños estriba en cómo
traducir los conceptos más abstractos a unos ejemplos y metáforas que sean sen-
cillos, concretos y comprensibles, extraídos de la vida cotidiana del pequeño. La
TCC tiene que ser divertida, interesante y atractiva, además de incluir unos mate-
riales y unos conceptos correspondientes al nivel apropiado a la edad (Young y
Brown, 1996). Por ejemplo, Ronen (1992) brindó algunas sugerencias respecto de
cómo se podían transmitir a los niños a través del juego conceptos tales como los
pensamientos automáticos (esto es, “hacer algo sin pensarlo”) y los pensamien-
tos mediatizados [mediated thoughts] (a saber, “una disposición o una orden que
el cerebro comunica al cuerpo”). Los pensamientos mediatizados aparecían des-
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L a T C C a p l i c a d a a n i ñ o s y a d o l e s c e n t e s
critos dentro de un juego con figuritas de soldados como el comandante (el ce-
rebro) enviando órdenes a sus soldados (nuestro cuerpo). De forma similar, los
pensamientos automáticos se explicaban durante el transcurso de una sesión
dedicada a dibujar un río, y en la que el río podía ir a donde él quisiera (los pen-
samientos automáticos) o bien cabía la posibilidad de modificar el curso del río y
hacer que fuera adonde quisiera el niño (los pensamientos mediatizados).
Las metáforas pueden ser de utilidad, al ofrecer la posibilidad de describir y
comprender los conceptos abstractos en unos términos concretos. Por ejemplo,
a un niño agresivo se le puede ayudar a pensar en su agresividad como si fuera
un volcán que va cada vez a más hasta entrar en erupción. Pensar en estos tér-
minos puede ayudarle al niño a analizar la forma de detener el volcán para que
la erupción no llegue a la cima. De forma similar, se puede utilizar la metáfora
de un cassette sonando en la cabeza del niño para describir los pensamientos
automáticos, o bien se puede utilizar la metáfora de una cinta de vídeo para
ayudarle al niño a comprender las imágenes interferentes involuntarias y
molestas. Metáforas como éstas pueden llevar a desarrollar posibles estrategias
de autocontrol. Se le puede ayudar al niño a considerar posibles formas de con-
trolar sus pensamientos automáticos o sus imágenes interferentes “apagando”
el cassette o el vídeo.
Se ha utilizado la imaginación con niños de edades tan pequeñas como los 5
años, con los que se utilizó el método de las imágenes emotivas desarrollado por
Lazarus y Abramovitz (1962) con objeto de ayudarles a vencer la fobia a la oscu-
ridad (Jackson y King, 1981; King et al., 1998). Las imágenes positivas de afron-
tamiento se utilizan como una posible forma de facilitar el desarrollo de un
intenso bienestar emocional, que contrarresta las reacciones emocionales desa-
gradables tales como la ansiedad o la agresividad. Siguiendo esta línea, Jackson
y King (1981) se sirvieron de la imagen de Batman para ayudarle a un mucha-
cho a vencer el miedo a la oscuridad. De forma similar, se pueden utilizar imá-
genes con niños más mayores en cuyo caso una imagen extraída de los cómics
como, por ejemplo, una persona llevando un sombrero ridículo, podría ayu-
darle a neutralizar los sentimientos agresivos suscitados por las burlas. Para
poder ser eficaces, las imágenes positivas de afrontamiento tienen que ajustar-
se a la edad del niño, además de sumarse a sus intereses y fantasías ya existen-
tes (Rosenstiel y Scott, 1977).
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A los niños más pequeños les resultará probablemente más fácil pensar en
una situación difícil que hayan vivido hace poco. Podemos ayudarles a descri-
birla o dibujarla y, mientras hablan o dibujan, advertir si son capaces de ofrecer
una descripción de lo que sucedió junto con algunos de sus pensamientos o de
sus atribuciones en relación con los hechos. Incitar a los niños a comunicar sus
pensamientos a propósito de una determinada situación como, por ejemplo,
antes, durante o inmediatamente después de algún hecho en concreto, puede
brindarnos una estructura muy útil que nos permita ayudarles a identificar sus
soliloquios internos (Kendall y Chansky, 1991). En otras ocasiones, el hecho de
indagar y de guiarle con tacto durante la entrevista puede ayudarle al niño a
lograr acceder a sus pensamientos, como lo ilustra el ejemplo que viene a con-
tinuación:
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Pensar bien – Sentirse bien
Los niños más pequeños pueden tener dificultades a la hora de acceder a sus
cogniciones y de describirlas, pero tal vez sean capaces de hablar de lo que
otros puedan estar pensando (Kane y Kendall, 1989). Podemos servirnos de
muñecos y de juegos con objeto de recrear y escenificar la situación difícil que
vivió el niño, y durante el transcurso del juego le podemos pedir al niño que
nos enseñe o que nos diga lo que los muñecos podrían estar pensando.
Un procedimiento alternativo y más estructurado consiste en ofrecerle al
niño una serie de opciones de entre las cuales tiene que escoger una. En esto
se basa el cuestionario para evaluar el estilo de atribución [Attributional Style
Questionnaire] (Fielstein et al., 1985), en el que se le presentan al niño 12 dibujos
y se le pide que seleccione cuál de entre cuatro posibles factores (e.g., la supues-
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Situaciones hipotéticas
Doherr et al. (1999) han sugerido una serie de sencillas situaciones hipotéti-
cas para valorar si los niños son capaces de identificar atribuciones alternativas
respecto de los acontecimientos. Se le presentan al niño una serie de situacio-
nes, algunas de las cuales se basan y son adaptaciones de las utilizadas por
Greenberger y Padesky (1995). Por ejemplo, “en el patio del recreo un niño le
grita a su amigo ‘hola’, pero su amigo pasa corriendo sin decir nada”. A conti-
nuación se le pide al niño que sugiera todas las explicaciones posibles que se le
ocurran a propósito de la situación del ejemplo.
Se han utilizado también otros enfoques similares para analizar las habili-
dades de solución de problemas. El inventario de solución de problemas de
relación a nivel de preescolar [Preschool Interpersonal Problem-Solving Inventory]
consta de una serie de viñetas de dibujos, y se le pide al niño que sugiera el
mayor número de posibles soluciones al dilema planteado (Spivack y Shure,
1974). De forma similar, la capacidad de pensar a propósito de los fines y de los
medios se puede valorar utilizando el inventario de solución de problemas en
términos de fines y medios [Means Ends Problem-Solving Inventory] (Spivack et
al., 1976). El inventario consta de una serie de historias en cada una de las cua-
les se expone el principio y el final, y se le pide al niño que sugiera todas las
posibles formas que se le ocurran de llegar a dicho final partiendo del mencio-
nado principio.
Cómics generativos
Al niño se le pueden mostrar una serie de dibujos o viñetas y a continuación
pedirle que dibuje o escriba todas las ideas que se le ocurran respecto de qué
puede estar pensando uno de los personajes en concreto. En el dibujo que apa-
rece más abajo al niño se le puede pedir que rellene los bocadillos que repre-
sentan los pensamientos, dibujando o escribiendo lo que puede estar pensando
la persona que lleva el paquete.
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Una vez más, el uso de los acertijos y las adivinanzas [puzzles and quizzes]
nos permitirá identificar si el niño da señales de tener una conciencia y un cono-
cimiento de las diferentes emociones en distintas situaciones. Por ejemplo, al
niño se le pueden mostrar o bien se pueden escribir una serie de tarjetas con
distintos sentimientos (e.g., asustado, feliz, enfadado, etc.) y pedirle que colo-
que la tarjeta que mejor describa lo que siente en relación con diferentes situa-
ciones (e.g., el primer día de colegio, jugando con mi mejor amigo, cuando me
riñen, etc.). De forma similar, se le puede pedir que clasifique los distintos sen-
timientos en relación con toda una serie diferentes pensamientos (e.g., “Tengo
la impresión de que lo voy a hacer mal”, “Me parece que jugué bien”, “Creo que
mis amigos se van a burlar de mí”). Otra posible alternativa sería escenificar
esto mismo utilizando muñecos o marionetas, y los niños tendrían que descri-
bir qué podría estar sintiendo el muñeco en distintas situaciones (e.g., en el caso
de que se burlaran de él o si lo invitaran a la fiesta de cumpleaños de su amigo).
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Los adolescentes suelen ser egocéntricos y les resulta difícil ver y aceptar los
puntos de vista de los demás. Suele ser útil reconocer y aceptar esta situación,
y persistir en indagar con objeto de clarificar y comprender los puntos de vista
y las opiniones del adolescente, en lugar de cuestionar o de atacar directamen-
te su egocentrismo. La adopción de dicha actitud terapéutica nos permite trans-
mitirle al adolescente el mensaje positivo de que estamos escuchando sus pun-
tos de vista y de que los respetamos. Nos parecen importantes, dado que inclu-
yen sus propias percepciones, tan interesantes como únicas, percepciones que
el terapeuta está deseoso de comprender. Si no reconocemos el egocentrismo
del adolescente, ello puede derivar en la aparición de una actitud oposicionis-
ta en virtud de la cual el adolescente se sentirá cada vez más impelido a alegar
y defender sus propios puntos de vista.
Podemos contribuir a desarrollar el sentido de la autodeterminación del
adolescente exponiéndole regularmente varias opciones o decisiones posibles
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Pensar bien – Sentirse bien
durante el transcurso de la TCC. Belsher y Wilkes (1994) sugieren que a los ado-
lescentes se les deben exponer unas dos o tres versiones diferentes de una
misma tarea, de manera que puedan elegir. Por ejemplo, el profesional puede
sugerir que la observación y el registro de los pensamientos se puede llevar
a cabo rellenando una hoja de registro estandarizada o bien, de manera más
informal, llevando un diario personal en el que escriban los distintos pensa-
mientos, o registrándolos en una grabadora portátil cada vez que adviertan la
presencia de “pensamientos candentes” [“hot thoughts”]. El papel del profesio-
nal consiste en ofrecer opciones, mientras que el adolescente es quien decide el
método a seguir.
Fomentar la colaboración
Fomentar la objetividad
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L a T C C a p l i c a d a a n i ñ o s y a d o l e s c e n t e s
centes son egocéntricos, suelen aferrarse a sus opiniones y les resulta difícil
tomar en consideración las perspectivas de los demás. Ello puede conducir a
que el joven coaccione al profesional para que coincida con él o corrobore sus
opiniones subjetivas.
El profesional debe mantener la objetividad y fomentar un modelo de empi-
rismo colaborador en virtud del cual se aliente al joven a comprobar sus propios
puntos de vista y encontrar una posible evidencia que los apoye o los contradi-
ga. El profesional es quien brinda la estructura dentro de la cual el joven pone a
prueba y evalúa sus propios supuestos, creencias y pensamientos. Dado que las
distorsiones cognitivas se encuentran en la base de muchos de los problemas
psicológicos, es posible que el adolescente interprete sesgadamente los resulta-
dos de sus comprobaciones. Esto se puede abordar directamente durante las
sesiones clínicas, ayudándole al joven a concebir y analizar otras posibles expli-
caciones alternativas que a su vez puedan ser objeto de nuevas comprobaciones.
Los adolescentes y los niños están menos familiarizados con los procesos
que fomentan su participación activa, así como la expresión de sus creencias y
sus ideas. Puede que sientan que sus opiniones no tienen importancia o que son
“equivocadas” y en consecuencia esperan, como suele ocurrir también en otros
muchos aspectos de sus vidas, que les digan qué es lo que tienen que hacer. Una
manera útil de superar este obstáculo suele ser el cuestionamiento socrático
mediante el cual, a través de una serie de preguntas, le ayudamos al joven a
analizar, revisar y cuestionar sus creencias.
El cuestionamiento es muy directo y específico, y suele estar relacionado con
hechos concretos. Así pues, en lugar de formular una pregunta general del tipo
de “¿Qué ha pasado hoy en el colegio?”, al joven se le puede invitar a respon-
der a la pregunta de “¿Qué pensabas que iba a hacer Jorge cuando se acercó a
ti en el patio del recreo después del almuerzo?”.
A los adolescentes se les puede animar a expresar sus ideas ayudándose de
unas preguntas predeterminadas y precedidas de una fórmula breve del tipo
de “Probablemente hay muchas formas diferentes de abordar esta cuestión...
¿Cómo lo harías tú?”. La idea de que puede haber situaciones para las que no
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Pensar bien – Sentirse bien
Los razonamientos del tipo “todo o nada” son muy habituales en los ado-
lescentes, y suelen aparecer reflejados a través de las oscilaciones espectacu-
lares que podemos encontrarnos de una sesión a la siguiente. En un primer
momento el adolescente en cuestión puede dar muestras de estar deprimido o
angustiado, pero a la siguiente sesión puede venir contento o relajado. Estas
oscilaciones espectaculares suelen confundir a los profesionales y hacerles
dudar de la necesidad de proseguir con la TCC. Si bien se pueden alcanzar
mejorías importantes y duraderas con niños y adolescentes a través de un
número comparativamente reducido de sesiones, hay veces en que la aparente
recuperación demuestra tener una vida muy corta y resulta ser más un reflejo
del pensamiento dicotómico del adolescente.
Las escalas de valoración constituyen una forma útil de cuestionar el pensa-
miento dicotómico, además de ayudar al adolescente a reconocer que existe
toda una amplia gama de posibilidades intermedias entre sus dos puntos de
referencia extremos. Ello puede requerir cierto nivel de educación, e implicar
que el joven clasifique u ordene una serie de hechos en relación con un deter-
minado factor. Las escalas pueden utilizarse para valorar la intensidad de los
sentimientos, el nivel de creencia en los pensamientos, el grado de responsabi-
lidad o de culpabilización, etc.
Finalmente, Belsher y Wilkes (1994) subrayan la importancia que reviste el
lenguaje utilizado por el profesional. Preguntar qué estaría “bien” o “mal”
sugiere una categorización dicotómica, en tanto que la inclusión de términos
como “mejor” o “peor” transmite la impresión de un continuum gradual.
54 MAIOR
L a T C C a p l i c a d a a n i ñ o s y a d o l e s c e n t e s
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Pensar bien – Sentirse bien
que los niños verbalicen sus pensamientos y sus sentimientos mientras juegan
o dibujan. De forma similar, el uso de instrumentos tales como pizarras tradi-
cionales y tableros de fantasía [flip charts] puede atraer el interés del niño y con-
tribuir a aumentar su nivel de participación.
Otras veces, a pesar del empleo creativo e ingenioso de los materiales dis-
ponibles, es posible que los niños permanezcan en silencio durante toda la
sesión y que respondan de forma vaga y poco comprometida a cualquier tan-
teo o pregunta. En tales circunstancias, puede ser útil emplear un enfoque más
retórico en virtud del cual tratamos de adivinar en voz alta lo que el joven
podría contestar a nuestras preguntas. De forma similar, si el joven es reticente
a hablar de sí mismo, el hecho de analizar los problemas similares de una ter-
cera persona o de escenificarlos con la ayuda de muñecos o a través del juego,
suele generar una mayor implicación. Finalmente, también puede ser útil modi-
ficar el encuadre, de manera que más que sentarse en el despacho, podemos
probar a salir a tomar algo o bien a dar una vuelta y ver si en ese caso el joven
se muestra más comunicativo.
Normalmente los niños no suelen pedir ayuda psicológica por sí solos, sino
que habitualmente son los cuidadores, los educadores, etc., los que, preocupa-
dos, los derivan al profesional. Por su parte, es posible que los propios niños no
compartan estas preocupaciones o ni tan siquiera perciban de hecho la existen-
cia de ningún problema en particular que requiera ninguna ayuda.
Uno de los elementos esenciales de la TCC es su carácter colaborador, de
manera que si el niño es incapaz de identificar ningún objetivo o ningún cambio
que le gustaría alcanzar o introducir, en tal caso debemos poner en duda la con-
veniencia de emprender una TCC. Pero para ello hace falta llevar a cabo una
evaluación detenida, dado que la incapacidad que muestra el niño de identifi-
car posibles objetivos podría ser el resultado de sus propias vivencias (a saber,
“siempre ha sido así y seguirá siendo siempre igual”). Ayudarle al niño a anali-
zar otras posibles opciones alternativas más realistas puede ayudarle a recono-
cer que su situación podría ser diferente o bien no tiene por qué ser necesaria-
mente así. De forma similar, la falta de motivación, como suele ser el caso de los
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L a T C C a p l i c a d a a n i ñ o s y a d o l e s c e n t e s
Puede que los niños y los adolescentes logren identificar algunos problemas
y dificultades y también logren identificar algunos objetivos con vistas a un
posible cambio, pero no les parece que sean ellos mismos los que tengan la res-
ponsabilidad de alcanzarlos. Unas veces esta actitud puede ser realista, pero
otras puede deberse a factores orgánicos (e.g., “el problema está en mí, soy así
de nacimiento”) o bien a factores externos que parecen estar fuera del ámbito
de la posibilidad o la capacidad que tiene el sujeto de cambiar. Por ejemplo, un
joven que suele tener problemas en el centro escolar puede atribuirlo a algo
externo como, por ejemplo, que está siendo injustamente elegido como cabeza
de turco por los profesores (e.g., “si los profesores no me tuvieran tanta manía,
no tendría los problemas que tengo”). El profesional debe evaluar si verdade-
ramente es éste el caso, o bien si es el reflejo de unas percepciones distorsiona-
das o sesgadas. Ahora bien, es necesario preparar al joven para que analice
cuanto menos su propia contribución personal a dicho estado de cosas, con
objeto de poner iniciar una TCC.
Existe una evidencia cada vez mayor que sugiere que el hecho de implicar
a los padres en la TCC aplicada a niños puede generar beneficios adicionales
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Pensar bien – Sentirse bien
(Barrett et al., 1996; King et al., 1998; Toren et al., 2000). El papel específico desem-
peñado por los padres en los tratamientos cognitivo-conductuales puede variar,
e incluye el de facilitador, coterapeuta y paciente. El cometido principal del faci-
litador es el de ayudar a transferir las habilidades de las sesiones de terapia al
entorno doméstico. Los padres pueden contribuir a evaluar las situaciones-pro-
blema, además de animar y permitirles a sus hijos que practiquen nuevas habili-
dades y demás tareas en casa. El coterapeuta desempeña un papel más activo, de
manera que el progenitor puede advertir, registrar y revisar el uso que hace el
niño de las habilidades cognitivas. A los padres se les anima a reforzar a sus hijos
y trabajar junto con ellos con objeto de planificar la forma de abordar los proble-
mas. En ambos casos el niño continúa siendo el centro de la intervención, en tanto
que los padres se esfuerzan por reducir el malestar psicológico de su hijo.
Finalmente, los padres pueden implicarse como pacientes por propio dere-
cho, aprender nuevas habilidades (e.g., controlar su propia conducta) o bien
aprender a afrontar sus propios problemas (e.g., manejar la ansiedad). Este enfo-
que es el preconizado por Barrett (1998), que describe un modelo sistémico para
animar a padres e hijos a formar un “equipo de expertos”. A los padres se les
forma para que aprendan a controlar su propia conducta y la manera de abordar
sus propias alteraciones emocionales, además de habilidades de comunicación
y de solución de problemas. De forma similar, Cobham, Dadds y Spence (1998)
describen un tratamiento que incluye la TCC centrada en el niño con objeto de
abordar la ansiedad del hijo, junto con un programa de intervención con objeto
de reducir la ansiedad de los padres. A los padres se les enseña a reconocer el
efecto que ejerce su propia conducta sobre el origen y el mantenimiento de los
problemas del hijo, así como la forma de abordar su propia ansiedad.
El papel de los padres en el tratamiento y, por consiguiente, el grado y la
naturaleza de su implicación en el programa de intervención, debe ser clarifi-
cado y acordado desde un principio.
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L a T C C a p l i c a d a a n i ñ o s y a d o l e s c e n t e s
pueden identificar unas metas y objetivos que difieren de las de sus padres, sus-
citando de este modo la cuestión referente a de qué agenda debemos ocupar-
nos. Tratar de satisfacer la agenda del progenitor o del adulto genera problemas
éticos con respecto a la cuestión de si sus objetivos tienen la intención de garan-
tizar la sumisión o bien reflejan una preocupación por ahondar en lo que pueda
ser mejor para los propios intereses del niño (Royal College of Psychiatry [Real
Colegio de Psiquiatras de Gran Bretaña], 1997).
El profesional debe manejar estas diferentes perspectivas escuchando y mani-
festando interés por unas y otras al tiempo que manteniendo una posición neu-
tral, objetiva e imparcial. Clarificar repetidamente el objetivo general de la tera-
pia, a saber, reducir el malestar psicológico del niño o del adolescente, contribu-
ye a mantener el centro de atención, sin dejar de subrayar el hecho de que la
mayoría de las veces existen varias formas diferentes de alcanzar dicho objetivo.
Responder inicialmente a la agenda del niño o del adolescente le transmite al
joven la fuerte sensación de que sus puntos de vista son importantes y de que
son ellos mismos los que desempeñan un papel fundamental a la hora de deci-
dir cambiar. Podemos reforzar adicionalmente este sentido de la autodetermina-
ción concentrándonos en unos objetivos realistas y alcanzables que permitan
desembocar en algunos logros relativamente rápidos. Finalmente, la revisión de
los progresos brinda la oportunidad de seguir el cambio, reconsiderar los objeti-
vos del niño y de sus padres, además de identificar y de llegar a un acuerdo res-
pecto de cuál va a ser el siguiente objetivo. Este proceso es útil y suele poner de
relieve que los cambios positivos que se derivan de tratar de satisfacer la agenda
del niño también ejercen unos efectos positivos sobre los objetivos de los adultos.
En otras ocasiones, el profesional puede ayudar al niño y a sus padres a lle-
gar a un acuerdo respecto de un objetivo o un centro de atención o de interés
común. El protocolo para el tratamiento del trastorno obsesivo-compulsivo
(TOC) desarrollado por March et al. (1994) nos brinda un ejemplo de cómo el
niño y sus padres pueden trabajar juntos con objeto de superar las obsesiones
del niño. Se le anima al niño a darle a su TOC un nombre antipático o desagra-
dable [nasty] y se le enseña a hacerle frente [to boss back, repeler, dominar a su
vez] a sus compulsiones obsesivas. A los padres se les ayuda a diferenciar lo
que es el TOC de lo que es su hijo, en base a presentar el TOC como una enfer-
medad que su hijo padece y al que ellos pueden ayudar a superar.
MAIOR 59
Pensar bien – Sentirse bien
A los niños y los adolescentes les suele resultar difícil identificar y verba-
lizar sus pensamientos, particularmente cuando se trata de responder a pre-
guntas directas. Ahora bien, la escucha atenta desvelará que las creencias, los
supuestos y las apreciaciones suelen ponerse de manifiesto a medida que van
hablando. Entonces suele ser útil que el profesional adopte el papel del “caza-
pensamientos” que describe Turk (1998), detectando las cogniciones significati-
vas cada vez que hacen acto de presencia y dirigiendo la atención de joven
hacia las mismas. El profesional puede detener el diálogo y llamar la atención
del joven a propósito de las cogniciones que acaba de verbalizar, o también
existe la opción alternativa de registrarlas y resumirlas en el momento oportu-
no. Por ejemplo, el profesional puede escuchar la descripción que hace el niño
de una situación “candente” reciente y a continuación resumir las principales
emociones y pensamientos asociados que puedan identificar.
Los niños y los adolescentes suelen confundir los pensamientos con los sen-
timientos (lo que piensan con lo que sienten), lo que llevó a Belsher y Wilkes
(1994) a subrayar la necesidad de “seguir la pista del afecto”. Los autores sugie-
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L a T C C a p l i c a d a a n i ñ o s y a d o l e s c e n t e s
ren que durante el transcurso de las sesiones debemos prestar una atención
especial a los cambios en el estado emocional, que le señalaremos al niño para
que éste pueda identificar las cogniciones asociadas (e.g., “parece que estás
pensando en algo que te está poniendo de mal humor”). Los niños suelen nece-
sitar una ayuda adicional para detectar sus cogniciones y el profesional puede
servirse del cuestionamiento socrático u ofrecer una lista de posibles sugeren-
cias con las que el joven puede mostrarse de acuerdo o descartar. En virtud del
proceso de observar e interrogar cuidadosamente, el niño puede descubrir y
verbalizar las cogniciones que subyacen a sus emociones.
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Pensar bien – Sentirse bien
Intervenciones breves
Los niños y los adolescentes suelen adoptar una perspectiva a corto plazo y
centrada en el problema. De forma característica, les interesa abordar los pro-
blemas más urgentes e inmediatos en lugar de enzarzarse en una labor a largo
plazo. En consecuencia, en el trabajo con niños y adolescentes hay que poner un
mayor énfasis en facilitar y desarrollar una serie de habilidades cognitivas de
afrontamiento, y no tanto en abordar los esquemas o las creencias subyacentes.
Normalmente, el interés y la atención recaen menos en las complejidades
abstractas tales como comprender los sutiles matices que existen entre los dife-
rentes tipos de distorsiones cognitivas. En lugar de ello, los niños y los adoles-
62 MAIOR
L a T C C a p l i c a d a a n i ñ o s y a d o l e s c e n t e s
Los problemas más frecuentes que suelen aparecer al aplicar la TCC a niños y
adolescentes incluyen:
MAIOR 63
Implementación de Metáforas en la Terapia
Cognitiva con Niños
Eduardo Bunge: Equipo de Terapia Cognitiva Infanto-juvenil
(ETCI).Asociación Argentina de Terapia Cognitiva. Mail:
eduardobunge@psi.uba.ar
ETCI: cognitivainfanto@gmail.com
Resumen:
Tal vez uno de los ejemplos más claros del efecto motivacional
que tiene el uso de metáforas, analogías y cuentos (Friedberg,
1994) puede hallarse en el tratamiento del trastorno obsesivo
compulsivo pediátrico. Ejemplos de ello son el protocolo de
tratamiento desarrollado por March y Mulle (1998), y el modelo de
abordaje de Pinto Wagner (2003).
Freezer del enojo: Una vez que los pacientes reconocen las
señales de la activación emocional disfuncional, podemos
entrenarlos en la producción de auto verbalizaciones y otras
estrategias que “enfríen la calentura” .
Viñetas Clínicas
Conclusiones
Las metáforas se utilizan en la literatura y en la comunicación
interpersonal con fines estéticos y pragmáticos. La estética fomenta
el interés y enriquece el vínculo de los interlocutores. La pragmática
apunta a favorecer la comprensión e incorporación de los conceptos
intercambiados. En este sentido, encontrar palabras e imágenes que
hagan inteligibles y entretenidas situaciones graves y complejas
favorece el desarrollo de la alianza terapéutica y potencia la
eficacia de las intervenciones.
Agradecimientos:
Los autores desean agradecer a la Lic. Lilian Corrado por sus invalorables sugerencias.
Bilbliografía:
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Figura nº1. Santiago (8 años) usa sus “Guantes de la Diversión” contra el aburrimiento.
Figura nº2. Julián (6 años) nos muestra que se siente al llegar al segundo escalón en la “Escalera
del Valiente”
Figura N°3. Josefina 11 años. Cuento de cierre del tratamiento
Instituto Psicopedagógico EOS Perú
Resumen
En el presente artículo, de corte teórico, se exponen diferentes autores que valoran la importancia
del abordaje de las emociones en la terapia psicológica para fomentar el bienestar del paciente,
priorizando el enfoque de la inteligencia emocional. Así también se proponen las áreas generales
de abordaje (intrapersonal, interpersonal, académico-escolar y familiar), contenidos básicos para
trabajar en la terapia. De igual manera, nociones básicas para el inicio de la terapia y sugerencias
de diversas técnicas de abordaje emocional para trabajarlo en la terapia.
Palabras clave: Inteligencia emocional, emociones, terapia.
Abstract
In this paper, theoretical cut, different authors who value the importance of addressing emotions in
psychological therapy to promote patient welfare, prioritizing the focus of emotional intelligence are
discussed. So the general areas of approach (intrapersonal, interpersonal, academic and school and
family), basic content to work in therapy are also proposed. Similarly, basic for initiating therapy and
suggestions of various techniques to work it emotional approach in therapy concepts.
Keywords: Emotional intelligence, emotions, therapy.
La educación emocional, es uno de los temas del desarrollo psicológico de los niños, en el que
actualmente se está poniendo mayor énfasis. Y es que, alrededor de los 5 ó 6 años se produce en ellos,
tendencias a padecer de algún problema emocional significativo, sea en términos de ansiedad, fobias, baja
autoestima, o carencia de habilidades sociales; además de perturbaciones en el comportamiento, siendo
esta etapa donde justamente se cumplen algunos criterios de los cuadros diagnósticos según el DSM IV – TR
(2003).
Es por ello que, desde edades tempranas, el niño debe reconocer la presencia e identificar las propias
emociones positivas y negativas, dado que esto le facilitará el inicio de su autoconocimiento, lo que le
ayudará en su autoaceptación en una etapa más temprana. Por ejemplo, los bebes se expresan por medio
de la comunicación no verbal, a través de su llanto o reflejos, mostrando de ese modo sus necesidades y
peticiones. Y son estas necesidades las que irán aumentando conforme vaya creciendo.
______________________________________________________________________________________
Estas necesidades van siendo innatas y algunas otras aprendidas, las cuales irán madurando según la
interrelación que se tenga con los otros. Y es justamente en este vínculo donde comenzamos a reconocer
nuestras emociones y conocer las emociones de los demás, pensando, sintiendo y actuando según lo que
vamos experimentando. Todo un vaivén de información que atraviesa por nuestra mente.
Otro autor que valora la naturaleza de las emociones y sentimientos es Damasio (1999) en su obra
cuando propuso su hipótesis del marcador somático, mecanismo por el cual los procesos emocionales guían
e influyen en la conducta, y especialmente en los procesos de toma de decisiones, propuso así una nueva
manera de entender el comportamiento humano.
Las emociones son elementos que afectan e influyen en el proceso de aprendizaje; consecuentemente,
influyen en el proceso de toma de decisiones. De hecho, somos esencialmente “creadores de soluciones”
para nuestra vida. Algunas veces somos creadores no-conscientes y otras veces sí pensamos (de una forma
semiautomática o plenamente conscientes). En cualquier caso, a la hora de aportar las soluciones, necesitamos
de ese elemento que es parte de todo el proceso y que tiene que ver con la emoción y el sentimiento.
Algunas emociones son adquiridas, como el miedo, alegría, sorpresa, entre otras, y gracias al apoyo del
lenguaje se van complejizando. Otras van siendo aprendidas dentro del entorno social en el cual se vinculan.
Pero la importancia de las emociones no solamente radica en fomentar el autoconocimiento de uno mismo,
sino también en que favorecería la socialización del niño, en un entorno en el que se vinculará con otros
igual a él, de quienes recibirá la influencia tanto emociones positivas como negativas, lo que le permitirá ser
capaz de aceptar mensajes verbales o no verbales, de tal manera que reciba y devuelva empáticamente los
primeros; y no se deje perturbar, respondiendo asertivamente, los segundos.
Autores importantes como Steiner y Perry (1998), quienes señalan que: “La Educación Emocional está
conformada por tres capacidades: la capacidad de comprender las emociones propias, la capacidad para
expresar de manera productiva y la capacidad para escuchar a los demás y para sentir empatía respecto de
sus emociones. Tener capacidades emocionales significa ser capaz de manejar las emociones de una manera
tal que uno llegue a mejorar su desarrollo personal y su calidad de vida” (p. 27).
La Educación Emocional
El objetivo de la Educación Emocional es ayudar a la persona a ser consciente de la existencia de
sus emociones y usarlas de modo asertivo y favorable para superar las crisis vitales y llevar una estabilidad
emocional con beneficio en sí mismo. Para ello, dota de recursos y habilidades, promoviendo así el desarrollo
de las siguientes etapas: la confianza, la autonomía, la iniciativa, el afán de logro y la identidad; componentes
de un buen autoconcepto o autoestima.
De esta manera las emociones nos brindarán diferentes utilidades en nuestras vidas. Así, para Reeve
(1994), la emoción tiene tres funciones principales:
a) Funciones adaptativas: El sujeto busca satisfacer las conductas que le favorecerán en cubrir las exigencias
ambientales, recurriendo al uso de la energía necesaria para ello.
b) Funciones sociales: El ser humano es un ente social. La expresión de las emociones permite a los demás
predecir el comportamiento asociado con las mismas, y entender el porqué de ciertas conductas.
c) Funciones motivacionales: Ayuda a que el ser humano encuentre la energía necesaria y tenga las razones
suficientes para empezar la realización de las actividades por sí mismo. Se caracteriza por tener dirección e
intensidad en su actuar.
Todo ello facilita que las personas con adecuada inteligencia emocional puedan:
- Identificar sus propias emociones
- Manejar sus reacciones emocionales, identificando maneras adecuadas de expresarlas.
- Desarrollar una aceptación incondicional de sí mismo
- Desarrollar el autocontrol y la empatía
- Solucionar problemas en diferentes ámbitos
Y para que un adulto pueda llegar a desarrollar todos esos aspectos se necesita que desde pequeño
vaya adquiriendo poco a poco la conciencia de ellos, siendo a su vez monitoreado y apoyado por sus padres.
Como dice Daniel Goleman (1997), “los padres hablan cada vez menos con sus hijos, no se interesan
por su mundo interior; las familias están rotas y los niños viven terribles situaciones de incomunicación y
aislamiento” (p. 140).
fuera por él, no sabríamos del malestar que pasa en la familia (no hacemos énfasis a solamente él, sino que
buscamos involucrar a todos). El manejo del caso de esta manera permite desarrollar la alianza terapéutica
con el niño, aclarándole a continuación los objetivos de su terapia, tanto al paciente como a los padres.
Los contenidos de la terapia socio-emocional
Según el enfoque de la inteligencia emocional las áreas que se debe abordar en una intervención
socio-emocional las estructuramos de la siguiente manera:
- INTRAPERSONAL: Capacidad para comprender sus emociones, expresar y comunicar sus sentimientos
y necesidades. Los contenidos sugeridos a trabajar son:
INTERPERSONAL: Habilidad para mantener relaciones interpersonales satisfactorias, saber escuchar y ser
capaces de comprender y apreciar los sentimientos de los demás.
- ACADÉMICO-ESCOLAR: Actitud hacia el entorno escolar reflejado en la dinámica con los pares, los
profesores y aplicando sus habilidades para la resolución asertiva de los problemas.
- Tarjetas de las emociones: Ayuda a los niños a identificar y expresar emociones, creando caras de
diferentes emociones en tarjetas (Ejm.: Tarjetas Exprésate)
- Dibujo libre: Para los niños, los dibujos son un medio de expresión donde pueden volcar sus emociones
en forma de juego. Solo hay que proporcionarle una hoja bond, lápiz y pedirle que dibuje lo que desea,
continuar preguntándole por qué decidió dibujar eso, además de qué es lo que siente frente a ese
dibujo. Si se encuentra que hay algo más de fondo, invitarle al niño a seguir realizando otros dibujos.
- El Juego: Es para el niño una fuente de disfrute, creatividad y aprendizaje. Al terapeuta le va a
permitir acceder a la realidad del niño. Se le puede brindar diferentes artículos tales como “jenga” o
juegos de mesa de corte terapéutico como “Uno entre un millón” (de TEA Ediciones), “Expresando y
Compartiendo” (de María Rocca y Rossana Bringas).
- Técnicas de relajación: Visualización de situaciones placenteras que calman la ansiedad y la angustia,
produciendo efectos positivos y distrayendo a los niños de las sensaciones y sentimientos negativos.
Puede ir acompañado de una música de relajación de fondo.
- Videos o películas infantiles: Se utilizan a modo de metáforas y se aprovecha la sesión de terapia para
reproducir ciertos fragmentos, formulando luego preguntas como: ¿Con qué personaje te has sentido
más identificado? ¿Podrías ser como él? Si estuviera en tu situación ahora, ¿qué harías? ¿Cómo crees
que se ha sentido el niño o el adulto?
- El muñeco: Como vía de expresión de los sentimientos del niño, siendo o bien un personaje guiado por
el niño, o bien por el terapeuta.
- Expresión corporal: El lenguaje corporal nos permite transmitir nuestros sentimientos y sensaciones a
través del cuerpo. El cuerpo utiliza un lenguaje muy claro que lo hace comprensible, a través de los
gestos y los movimientos.
- Los cuentos: El trabajo de cuentos fomenta la creación de modelos para futuras situaciones, los niños
se identifican con algunos de los personajes representados. Se conservaran los diálogos y la figura del
narrador coordinará la participación de los personajes, siguiendo los siguientes pasos: contar el cuento,
comprobar que lo han comprendido, desde el grupo se contará otra vez el cuento, repartiendo los
distintos papeles, representación del cuento y sacar moraleja del cuento, haciendo especial hincapié
en el desenlace.
- Análisis de situaciones emocionales: En el consultorio se puede conversar sobre diferentes situaciones
que han sucedido en la casa o en el colegio, como algunos conflictos interpersonales con la consiguiente
carga emocional, pero también tienen lugar interacciones que dan lugar a un conflicto emocional
personal.
- Control de la ira: La ira es una de las emociones negativas que con mayor frecuencia tienen lugar en
los conflictos interpersonales entre alumnos. Aprender a percibirla, evaluarla, controlarla y expresarla
adecuadamente debe ser un objetivo de la alfabetización emocional en la escuela.
- Visualización positiva: Esta técnica postula que hay situaciones con carga emocional que realmente
nos hace infelices debido a cómo reaccionamos y esa infelicidad (malestar emocional) podría cambiar
si actuásemos de otro modo, es decir de modo adecuado y positivo, aceptable para nuestros objetivos
y capacidades.
- Escritura emocional: Es un procedimiento cuyas bases conceptuales radican en el efecto benéfico de
bienestar personal y clarividencia emocional para analizar la realidad que proporciona la denominada
“ventilación de las emociones”, o expresión/comunicación del estado de ánimo a otra persona que sea
capaz de mostrar empatía con nuestro sufrimiento emocional (Valles, 2007).
Conclusiones y recomendaciones
La intervención emocional en niños que se propone en el presente artículo se basa en la teoría de la
educación emocional y de la inteligencia emocional. Los contenidos que se abordan se enmarcan en cuatro
dimensiones o áreas: intrapersonal, interpersonal, académico-escolar y familiar, poniendo más énfasis en
esta última. Los temas a reforzar con el niño deben ir enfocados a: Las emociones, los pensamientos y las
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Valles, A. (2007). Inteligencia Emocional para La Convivencia Escolar: El Programa Piece. España: EOS.
Contenidos
Valeria Fuentes Opplieger
Agradecimientos a:
Las Directoras y equipos de los Programas CEPIJ de Corporación
OPCION, que participaron y se involucraron entusiastamente
en el proyecto. En especial al CEPIJ Ñuñoa, por sus valiosos
comentarios y aportes; y por supuesto, a los verdaderos expertos,
niños y niñas que jugaron en La Alfombra Mágica.
Corporación OPCION
Carlos Justiniano 1123 | Providencia, Santiago, Chile.
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utilizados total o parcialmente mientras se cite la fuente.
II. ¿PORQUÉ JUGANDO?
1. El juego
El juego es crucial en el desarrollo físico, cognitivo, social y emocional de niños y niñas. (Ginsburg,
K, 2013; Roopnarine & Johnson, 1994 en Schaefer y Drewes, 2009). De hecho, la estimulación
sensorial y física que se produce en el juego entre la madre y el bebé, intervienen directamente
en la conformación del cerebro infantil (Schore, A. 2001). A lo largo de los años posteriores, el
juego permitirá a niños y niñas usar su creatividad mientras desarrollan destreza física, habilidades
cognitivas y sociales y aprenden a regular sus emociones.
El juego permite a niños y niñas expresar pensamientos, deseos y sentimientos, sin necesidad de
utilizar el lenguaje (Pehrsson, 2007; Schaefer y Drewes, 2009). A través del juego, niños y niñas se
comunican tanto simbólicamente como por medio de las acciones y actividades que emprenden.
El uso de la fantasía, el juego simbólico, y el "hacer como" son actividades naturales propias del
desarrollo evolutivo (Schaefer y Drewes, 2009).
16 LA ALFOMBRA MÁGICA
De acuerdo a la clasificación del Instituto Nacional del Juego de los Estados Unidos, (www.nifplay.org)
el juego puede adoptar diversas expresiones. Las distintas expresiones pueden presentarse de forma
simultánea o primar una de ellas. La primera es el Juego Sintonizado, esencial para el desarrollo
cerebral temprano de niños y niñas. Este se refiere al proceso básico del estado de juego en el cual
madre e hijo/a experimentan disfrute en el contacto y sintonización de los estados emocionales
y conductuales. La segunda expresión es la denominada Juego corporal y de movimiento, el
cual se asocia a la innovación, la flexibilidad, la adaptabilidad y la resistencia. El movimiento, la
vocalización y la rotación son placenteras y favorece el autoconocimiento y la expansión.
En el Juego con Objetos, el cerebro se desarrolla más allá de las habilidades manipulativas
propiamente tal y se amplifica la posibilidad de resolución de problemas complejos. El Juego
social es un aspecto clave de la conducta de juego. Este tiene a su vez tres componentes: el Juego
Afiliativo, orientado al desarrollo de relaciones y sensación de pertenencia y lealtad con otros;
Juegos de Roce y Fuerza, respecto de los cuales se ha demostrado influyen en la regulación de las
emociones y la violencia, ampliando la conciencia social, la cooperación, la equidad y el altruismo
y los Juegos de Celebración y Rituales, que amplifican la noción de comunidad y pertenencia a
una cultura o grupos específico.
2. Juego y terapia
Las terapias y los enfoques terapéuticos basados en el juego se asientan en la importancia, principios
y beneficios que el jugar conlleva para niños y niñas. (Pehrsson, 2007). El juego, en el contexto
clínico, permite tanto la evaluación del funcionamiento de los aspectos evolutivos de niños y niñas
a la vez que intervenciones efectivas pueden ser desarrolladas en el contexto de juego.
La terapia de juego no es nueva. Procurando un breve desarrollo del uso del juego en terapia, fue
Freud, en 1909, quien describe por primera vez el trabajo terapéutico a través del juego, mencionando
a Juanito, un niño con síntomas fóbicos. Este se constituye en el primer caso histórico de uso del
LA ALFOMBRA MÁGICA 17
juego en el proceso terapéutico. En 1932, Melanie Klein desarrolla procesos terapéuticos con
niños y niñas en los cuales el objetivo central era traer el inconsciente al consciente mediante
el juego. Ana Freud, en 1946, describe la utilización del juego para construir relaciones terapéuticas
con niños y niñas antes de comenzar a interpretar sus motivaciones inconscientes.
Por su parte, Axline, en 1947, basándose en la Terapia centrada en el Cliente de Rogers, propone
la Terapia de Juego Centrada en el Niño. Axline es considerada la madre de la Terapia de Juego y
su trabajo es un punto de partida para todos los modelos y tendencias actuales. Su enfoque es
eminentemente no directivo, se basa en el respeto y aceptación incondicional del niño y la niña y
el reconocimiento de sus recursos para resolver sus problemas. Mientras niños y niñas exploran y
expresan sus emociones libremente en un ambiente seguro, el terapeuta los acompaña en el proceso sin
dirigir sus acciones y mediante sus comentarios, los ayuda a comprender sus emociones, pensamientos
y conductas. Landreth (2002), amplió el trabajo de Axline con numerosos estudios e investigaciones.
En relación a los efectos terapéuticos del juego, Schaefer (1999, en Schaefer y Drewes, 2009), a partir
de una exhaustiva revisión bibliográfica, fue el primero en identificar 25 aspectos centrales. Dentro
de estos, se encuentran el favorecer la libre expresión y la comunicación efectiva de niños y niñas,
aún a pesar de las limitaciones en el lenguaje y el pensamiento abstracto o la carga emocional de
algunos contenidos. Igualmente, constituye la expresión de conflictos y defensas inconscientes
que pueden ser abordadas en un ambiente seguro. Permite la enseñanza directa e indirecta de
habilidades sociales u otras competencias en un contexto motivador y placentero a la vez que es
factible repetirlas y ensayarlas una y otra vez. Favorece en el niño el afrontamiento de situaciones
de stress y miedo, incrementando la noción de competencia y dominio y la consiguiente resolución
18 LA ALFOMBRA MÁGICA
de sus ansiedades. Facilita la catarsis o liberación de la emoción contenida, ya sea a través de la
expresión emocional (llanto, rabia) o mediante las actividades efectuadas en el juego (apretar,
romper globos, etc). Estimula las emociones y sensaciones placenteras, la relación con otros
adultos (padres) y con los pares, promueve la empatía y mejora la convivencia social. Incrementa
las competencias sociales, favorece el pensamiento de causa y efecto, permitiendo anticipar las
consecuencias y facilitar el autocontrol. Favorece el ensayo y desarrollo de habilidades cognitivas
como el pensamiento divergente y la búsqueda de soluciones alternativas y creativas. Finalmente,
en la relación y aceptación incondicional del juego, es posible ser muchas personas a la vez que
se construye un sentido de sí mismo y de los otros.
Los últimos avances en la intervención terapéutica en trauma a través del juego proponen una
mirada integrativa. Un postura integrativa supone la elección e integración de técnicas de diversos
enfoques a un paradigma de juego. Los métodos, técnicas y actividades son flexibles, adecuadas al
desarrollo evolutivo y según las necesidades y requerimientos de niños y niñas y pueden combinar
enfoques directivos y no directivos.
Esta integración obedece al avance reciente en la comprensión del daño presente en niños y niñas,
el cual es esencialmente multideterminado, complejo y se presenta en niveles sobrepuestos. En
términos concretos, la intervención debe ser orientada por fases, las cuales pueden ser alternadas
de acuerdo a los requerimientos de cada niño o niña (Nijenhuis, et. al 2004). Esto ha derivado en
el desarrollo de tratamientos con enfoque de juego multifacéticos, coherentes y secuenciales al
modo en que se ha descrito en párrafos anteriores (Drewes, 2011).
En una primera fase, el Jugar, al ser adecuado al desarrollo evolutivo, constituye probablemente el
medio más natural y eficaz y para construir una relación de ayuda no amenazante entre adultos
y niños y niñas que han experimentado violencia crónica. Mediante el juego, el terapeuta puede
establecer las bases fundamentales para brindar seguridad, confianza y límites claros al niño. En el
jugar el niño experimentará la aceptación legítima de sus emociones, expresiones y conductas por
LA ALFOMBRA MÁGICA 19
parte de otro adulto (Barudy, 2006) , a la vez que este lo motiva y convoca a participar e involucrarse
en el proceso mediante los aspectos placenteros, gratificantes y de mayor control y dominio que
proporciona el juego. El juego, por ejemplo, puede favorecer la visualización o construcción de un
lugar seguro y protegido e incorporar técnicas de relajación y conocimiento, control e integración
de las reacciones fisiológicas (Steele et. al., 2005). A lo largo del proceso terapéutico, el juego
permitirá también, de forma natural y contenedora, que el terapeuta apoye al niño en el recorrido
de reconocer las emociones, preguntarse de donde vienen (claves fisiológicas), canalizarlas y darles
un sentido más adaptativo de forma de conformar patrones de respuesta más ajustados al entorno.
En las fases posteriores, de acuerdo a las distintas áreas del desarrollo que presenten dificultades,
un enfoque de juego y sus posibilidades, permite abordar paulatinamente objetivos terapéuticos
específicos: favorecer el procesamiento de información y las funciones reflexivas, el desarrollo
de competencias y habilidades sociales y el desarrollo de relaciones sanas y positivas. El juego
permitirá la psicoeducación, la búsqueda de soluciones a dificultades de la vida diaria, los ensayos
y la repetición de conductas sociales y prosociales orientadas a una mejor adaptación al entorno,
entre otros.
Por último, mediante el juego, el terapeuta apoyará a niños y niñas en la integración y elaboración
de las experiencias traumáticas para alcanzar un sentido de sí mismo coherente y el desarrollo de
un proyecto vital liberador.
Niños y niñas tienden naturalmente a expresar las vivencias traumáticas mediante el juego y este a
su vez, permite la creación de un relato simbólico o una narrativa. Niños y niñas pueden entonces
elaborar una narrativa coherente y flexible del pasado en el presente y sin el correlato sensorial y
20 LA ALFOMBRA MÁGICA
fisiológico primario. (Van der Hart, 1997). Las técnicas narrativas y la caja de arena son ampliamente
utilizadas para favorecer la integración de las experiencias traumáticas.
El terapeuta debe asegurarse que la integración de las memorias traumáticas no supere la capacidad
de niños y niñas para abordarlas y por lo tanto, se reactiven las respuestas automáticas frente al
stress. Para ello, niños y niñas deben mantener una relación razonablemente estable con él o
la terapeuta y encontrarse preparados para tolerar y regular la activación. Si esto no sucede, se
producirá una experiencia revictimizante y el niño no podrá alcanzar "el darse cuenta", la resolución
del trauma y la memoria narrativa autobiográfica.
El juego postraumático se presenta en niños y niñas que han experimentado violencia crónica.
Se caracteriza por ser literal, repetitivo. altamente estructurado, auto absorbente y exento de
goce. Al constituir un episodio disociativo, mientras se produce, el niño abandona el contacto
interpersonal y se desconecta de las emociones. En su aspecto negativo, esta clase de juego
puede proporcionar poco alivio a la ansiedad cuando la distancia emocional protectora entre los
eventos y la simbolización no se produce. En esta vertiente, puede incluso ser revictimizador. En
su aspecto positivo, algunos niños parecen disminuir el impacto negativo de este tipo de juego
al manifestar cierto control sobre este. En este caso, el juego incluye alguna expresión emocional
liberadora y cierto dinamismo que expresa el dominio del niño sobre lo simbólico y la capacidad de
resolver aspectos del trauma. Es tarea del terapeuta distinguir entre ambos tipos de juego, siendo
sólo el segundo favorable a los procesos terapéuticos. En el primer tipo, es necesario implementar
intervenciones que permitan introducir cambios que favorezcan un control reparador (Gil, 2006).
LA ALFOMBRA MÁGICA 21
Las principales categorías de Juego factibles de ser utilizadas en las distintas fases del proceso
reparatorio se organizan en:
♦ Juegos de expresión creativa: se incluye aquí el juego espontáneo y creativo, el cual permite
al niño la expresión libre de su mundo interno.
♦ Juego proyectivo simbólico: el niño proyecta a través del juego y mediante símbolos y
metáforas, experiencias, emociones, preocupaciones, miedos y recursos. Los símbolos y las
metáforas le proporcionan la seguridad que permite la expresión y luego procesar e integrar
nuevos significados. La bandeja de arena, las marionetas, los títeres, las muñecas, entre otros, son
utilizados por niños y niñas.
22 LA ALFOMBRA MÁGICA
♦ Juegos de expresión dramática: favorece el ensayo de roles diversos, el ponerse en el lugar
del otro, el jugar al "como si", ensayar habilidades sociales, y buscar y encontrar nuevas soluciones
a las dificultades. Igualmente, facilita la distancia necesaria para la expresión de las vivencias. Se
usan disfraces, máscaras, sombreros, entre otros.
LA ALFOMBRA MÁGICA 23
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juegO Y deSarrOllO
El desarrollo acompaña el proceso de maduración, el cual se logra poco a poco en la medida en la que
los niños alcanzan los logros que son prerrequisitos para nuevos aprendizajes.
Gracias al juego los menores integran su mundo afectivo, social y cognitivo, al tiempo que
perfeccionan sus habilidades. Por medio de esta capacidad para jugar, éstos descubren y comprenden
diversas situaciones de su mundo, aprenden roles, ensayan soluciones y manipulan los objetos dándoles
características propias que corresponden a sus deseos.
En el juego, los niños incorporan elementos de tipo mágico que les permiten crear su propio
mundo y tener control sobre su cuerpo, lo que facilita la integración de su esquema corporal a partir
del conocimiento de sí mismo y de los otros.
El juego es una de las actividades más importantes en la vida del niño, con él desarrolla su
creatividad, su capacidad para construir y reconstruir, su expresión artística y su lenguaje. En otras
palabras, el juego es el ingrediente fundamental de la vida que sazona y enriquece el conocimiento
del entorno y de sí mismo para que se vaya consolidando una adecuada autoestima y autorregulación
afectiva.
Décadas de descubrimientos han documentado que el juego tiene un papel crucial en el óptimo
crecimiento y aprendizaje. La Asociación de la Educación Internacional de Niños (citado en Isenberg
& Quisenberry, 2002) propone que el juego es una conducta dinámica, activa y constructiva, que
forma parte integral y esencial de un crecimiento, desarrollo y aprendizaje saludables en todas las
edades, ámbitos y culturas.
El cerebro se desarrolla rápidamente en los primeros años de vida de los niños. El crecimiento
cognitivo avanza a gran velocidad desde el nacimiento hasta la edad de 5 años, y el juego es un
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Psicoterapia infantil con juego. Casos clínicos
El juego es esencial para el crecimiento y desarrollo de un niño, es la forma en la cual los niños
aprenden, llegan a conocer y comprender el mundo que les rodea y la manera en que ellos interac-
túan con él.
Los niños aprenden moviendo, tocando, saboreando, viendo, oliendo y oyendo. Los bebés no
necesariamente juegan -de la manera en que los adultos conceptualizan el juego- sino hasta que
pueden caminar y moverse libremente. Los niños aprenden jugando mediante las interacciones
que tienen con sus padres y otras personas. Los bebés aprenden el lenguaje al escucharlo cuando se
les habla. Cuando los responsables de su cuidado les hablan y responden a ellos, los bebés comienzan
a comprender cómo pueden actuar para obtener lo que desean. Casi todo lo que hacen los bebés les
devuelve información útil. Saben que si lloran, se les dará de comer o se les cambiará el pañal. Si tiran
al suelo un objeto, alguien lo recogerá. Si mueven un sonajero, oirán un sonido. Los bebés aprenden
que efectivamente tienen poder para hacer que las cosas sucedan.
Tan pronto como los niños pueden gatear y caminar, comienzan a explorar su ambiente y a jugar.
El juego de los niños en edad preescolar se transforma en una forma de imitar las experiencias de la
vida real y de practicar sus destrezas sociales a medida que comienzan a jugar con otros niños. De
la edad escolar en adelante, el juego asume la forma de actividades más formales (juegos con reglas
y juegos competitivos) y puede ser una forma importante de conocer otras personas fuera de su
ambiente familiar y hacer amistades.
in, aprenden a ceder, esperar, repartir, defenderse, compartir, usar el lenguaje apropiado para ser
aceptados y otras conductas importantes en la sociedad en que viven.
El juego puede ser visto como proceso o como producto. Como proceso, el juego facilita la
comprensión de las habilidades y conceptos que la persona ha obtenido, permite el desarrollo de
funciones, habilidades y dominios de construcción y da acceso a las representaciones. Como producto,
el juego provee el vehículo para que los niños demuestren el entendimiento de sus habilidades y
conceptos, la comprobación de sus hipótesis y teorías mentales, la reorganización de sus nociones
en torno a los mundos reales y posibles y la conformación de esquemas semióticos de largo alcan-
ce, en el contexto del desarrollo, además les proporciona eiciencia y pericia tanto funcional como
para establecer procesos de pensamiento (Rodríguez, 2007).
Cuando el juego se utiliza para interpretar un signiicado, proporciona información sobre la manera
en la que el niño aprende de sí mismo, de las personas, de los objetos, los eventos y de la relación que
éstos guardan con su mundo a través de interpretar los resultados de sus propias acciones, así como
de los deseos, intenciones, creencias y estados afectivos de los otros y de esta manera conoce el mundo
que lo circunda. El juego como expresión proporciona una ventana de lo que el niño conoce de su
mundo, lo que permite usar las manifestaciones lúdicas para evaluar su desarrollo.
Tomlison (1980, citado en Cabrera, 1995), sostiene que el juego espontáneo se puede ver como una
práctica continua de la producción de la realidad. En el juego, los niños demuestran sus conocimientos
sobre aspectos complejos como son las relaciones temporales, espaciales y causales entre los objetos,
el ambiente, las personas, las acciones y los motivos por los cuales las interacciones con el mundo
se convierten en expresiones humanas. A lo largo del desarrollo, el niño va formando un repertorio
muy complejo de comportamientos que le indican lo que debe y no debe hacer y lo que puede esperar
de su mundo social.
Aún cuando el juego tiene impacto sobre muchas dimensiones del desarrollo, los aspectos que
más se relacionan con la prevención de problemas psicológicos, se encuentran en la dimensión socio-
afectiva.
El juego ofrece valiosas oportunidades para observar las interacciones madre-hijo por tres razones
principales:
1. Las interacciones de juego son frecuentes y forman parte de la vida diaria del menor, por lo que
es posible observarlas en diferentes escenarios como son el hogar, laboratorios de investigación y
en ambientes clínicos y educativos.
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2. La interacción mediante el juego contribuye directamente a establecer una relación entre la madre
y el hijo.
3. La interacción madre-hijo promueve el desarrollo del infante tanto en la competencia social,
como en el dominio cognitivo.
Cuando se presenta el problema emocional que se maniiesta por un bajo aprovechamiento escolar,
o diicultades a nivel de conducta, el trabajo obligado es a un nivel remedial. Además de tratamientos
psiquiátricos y psicopedagógicos, los profesionales de la psicología clínica utilizan la psicoterapia de
juego desde diferentes enfoques teóricos para manejar los problemas derivados de un desarrollo
cognitivo y emocional limitado que diiculta la inserción adecuada del menor en los ambientes familiar,
educativo y social.
Al utilizar la Terapia de Juego a un nivel remedial, los niños liberan tensiones, aprenden, crecen,
desarrollan capacidades, anticipan cambios y generan recursos para afrontar sus problemas. La
psicoterapia infantil con juego se convierte entonces para el niño, en toda una experiencia de alivio,
liberadora de conlictos, que brinda la oportunidad de realizar prácticas para la vida diaria en un
espacio seguro (Schaefer, 2005).
La experiencia clínica ha demostrado las bondades del juego en el que se incluye al adulto para
resolver conlictos de tipo emocional y favorecer el desarrollo socioemocional de los niños.
Psicoterapia infantil con juego. Casos clínicos
El juego del niño implica un abanico amplio de conductas, cogniciones y emociones. Al jugar, el
niño se va evaluando: “qué tan bueno soy para brincar, para que me elijan los demás en algún juego,
para ganar, para representar un papel, para ayudar a otros, para poner las reglas de un juego”; y si él
no lo hace, el entorno se encarga de hacerle evidente el valor que tiene. El juego permite que el niño
se integre con sus compañeros, que aprenda a trabajar en equipo, haciéndole sentir que es apreciado
y que pertenece a un grupo; le ayuda, además, a darse cuenta de sus habilidades personales (físicas y
cognitivas), de poder manejar su cuerpo y controlarlo con mayor destreza El juego facilita la expresión
y control de emociones pues permite expresar sentimientos, experimentar soluciones alternativas,
separar y valorar experiencias dolorosas y placenteras. Durante el juego, el niño expresa y conoce
su personalidad pues se da cuenta de su dinamismo, carácter, sentimientos, deseos y necesidades,
del mismo modo puede comprender y atender los deseos, creencias y sentimientos de los demás,
favoreciendo su capacidad empática.
Existe una diversidad de maneras de ver el juego. Es posible estudiar la forma en la cual los
niños juegan en diferentes edades, la variedad de maneras en las que asume el juego, o aquello que
efectivamente se está aprendiendo en las diversas actividades de juego.
En el cuadro 3-1 se muestran algunos ejemplos de lo que los niños en diferentes etapas pueden
aprender jugando.
Se han propuesto varias taxonomías para documentar los aspectos del desarrollo del juego en
los niños. En la década de los sesenta, Piaget sugiere diferentes clases de juego, como lo es el juego
sensoriomotor para los infantes, el juego simbólico pretendido para los niños preescolares, y el jue-
go con reglas para los escolares. Este autor se enfocó en el desarrollo de la socialización de los niños
dentro de las actividades de juego, sugiriendo que los niños se mueven del juego solitario al juego
paralelo que se da cuando los niños juegan uno a lado del otro sin interactuar, describió también
al juego asociativo en el cual los niños participan en un juego con el mismo tema e intercambian
juguetes y actividades dentro del juego, sin embargo cada niño lleva a cabo su propia actividad
independientemente de las actividades de los otros y inalmente el juego cooperativo en el cual
los niños trabajan juntos para desarrollar y llevan a cabo los temas del juego. Investigaciones más
recientes sugieren que los infantes conservan el juego solitario, éste no desaparece en el transcurso del
desarrollo sino que continúa presentándose simultáneamente con el juego asociativo y cooperativo.
De hecho, el juego solitario puede relejar la personalidad al igual que el nivel de desarrollo (Westby,
2000; Gitlin-Weiner, Sandgrund & Schaefer, 2000).
Dependiendo de la actividad de juego que el niño sea capaz de realizar, será posible evaluar su
desarrollo, para ello se considera muy importante el paso del juego presimbólico al simbólico.
Independientemente del marco teórico con que se trabaje en la psicoterapia infantil, el juego constituye
la herramienta esencial dentro del proceso terapéutico, dentro de esta situación mediante el juego los
El juego y la psicoterapia infantil
niños pueden identiicar y expresar sus emociones, para poder elaborar y manejar sus diicultades y
conlictos así como encontrar conductas alternativas más adaptativas y funcionales.
El término de Terapia de Juego, se ha venido utilizando para toda intervención terapéutica en la
que se utiliza el juego como técnica, y esto se ha llevado a cabo en todos los tratamientos que se ofrecen
a los niños. Desde la década de los ochenta, se creó en EUA la Play Therapy Association, que integra a
los terapeutas infantiles de diferentes modalidades terapéuticas. Esto ha creado confusión entre
algunos terapeutas infantiles, al considerar que el psicoanálisis infantil, es diferente a la psicoterapia de
juego. El recorrido histórico que aparece en el capítulo 1 de este libro, permite al lector darse cuenta
que desde el inicio, con los primeros psicoanalistas infantiles, el juego se ha utilizado como técnica
de tratamiento. Lo que varía de acuerdo a la modalidad terapéutica es la manera cómo se observa y
utiliza en concordancia con las metas de cada uno de los enfoques. Todos los modelos teóricos de la
psicoterapia infantil reconocen las bondades que ofrece el juego en el trabajo con niños.
Uno de los beneicios de utilizar el juego en la psicoterapia infantil es crear una atmósfera segura,
en la que los niños pueden expresarse, intentar nuevas cosas, aprender acerca de cómo funciona el
mundo, las restricciones que le impone y trabajar sobre sus problemas.
La Terapia de Juego le proporciona al niño la oportunidad de explorar y expresar su experiencia,
sentimientos y pensamientos. Así como a intentar comprender la propia conducta y la de los demás.
Los conlictos internos y contenidos que se relejan en el juego, frecuentemente se relacionan con
la dependencia, pérdidas, control, miedo, ansiedad, inversión de papeles y autoconcepto.
Los fundamentos para incorporar los medios del juego y el juego al trabajo con niños se basan en
los siguientes conceptos:
• El juego y los juegos son un medio de expresión natural, experimentación y aprendizaje en general
del niño
• El niño se siente en casa en un escenario de juego y se relaciona fácilmente con los juguetes y lo
que les concierne
• El juego facilita la comunicación y la expresión
• El juego es un medio que también facilita la liberación catártica de sentimientos, frustraciones
y ansiedades; es decir, brinda la oportunidad de ventilar y manejar sus emociones desde una
perspectiva diferente
El juego y la psicoterapia infantil
Crocker y Wroblewski (1975, citado en Schaefer, 1988), enlistan seis posibles funciones de ayuda que
resultan de la utilización del juego en la terapia:
En la Psicoterapia infantil con juego existen diversos enfoques sobre los cuales están sustentadas las
técnicas que se utilizan en el trabajo terapéutico. Los principales enfoques son el Psicodinámico, el
Centrado en el Niño, la Gestalt, el Cognitivo–Conductual, el Filial y el Integrativo.
A continuación se describe la manera en la cual se utiliza el juego y los juguetes de acuerdo a la
modalidad terapéutica empleada para incidir en las diicultades y conlictos que los niños presentan.
El enfoque psicodinámico utiliza el juego para poder observar la función simbólica del contenido
maniiesto y el latente que se da en la transferencia y la contratransferencia. Con el juego también
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se observan las ansiedades y las defensas que aparecen durante las sesiones terapéuticas. Se utilizan
principalmente técnicas que permitan la proyección a través de materiales no estructurados como
el barro, la pintura, el agua, la arena, mismos que permiten una máxima libertad de expresión y
semiestructurados denominados accesorios para simulación que incluyen casa de muñecas, muñecos
que representan a la familia, títeres de diferentes personajes y animales, miniaturas, teléfonos, mesas,
sillas, estufa, etc., juguetes que permiten la simbolización durante el juego.
En este tipo de enfoque , los juegos más estructurados, como los juegos de mesa, se utilizan en las
primeras etapas del tratamiento con niños que se presentan temerosos y más defensivos, de manera
que sea posible crear la alianza terapéutica que le permita al menor sentirse seguro para expresar sus
diicultades y conlictos de manera simbólica.
La Terapia Psicodinámica utiliza los dibujos de los menores y cualquier otro tipo de expresión
corporal y artística. Los dibujos realizados por los niños, proporcionan el material para poder
interpretar el contenido simbólico. El niño, al expresar el conlicto, tendrá la posibilidad de relacionar el
simbolismo expresado en sus juegos y dibujos con las situaciones que vive y de este modo podrá poner
en palabras sus diicultades y las emociones asociadas a éstas de manera que las pueda elaborar.
La Psicoterapia Infantil, con un enfoque psicodinámico, considera que el juego representa el
equivalente a la asociación libre. Por medio del juego el niño actúa de una manera simbólica sus
fantasías inconscientes, sexuales y agresivas, sus deseos y sus experiencias vividas. Al hacer esto, el niño
El juego y la psicoterapia infantil
Instrucciones:
Vamos a sentarnos por un momento en el suelo y vamos a cerrar los ojos. Empezaremos a respirar de
modo lento y tranquilo, como si estuviésemos a punto de dormir, uno, dos, uno, dos, sí muy bien.
Ahora les voy a pedir que se imaginen un espacio dentro de sí mismos, un espacio donde caben
nuestras cosas, solo nuestras, las más íntimas, un espacio donde sólo nosotros sabemos cómo se
llega. Traten con la respiración de sentir el tamaño de ese espacio, la forma: si es ondulado, ovalado,
cuadrado, ¿qué forma tiene? Y una vez que hayan podio ver esto fíjense de qué color es: si no lo tiene,
entonces pónganle un color.
Este espacio es el sitio privado de cada uno, y nuestra respiración nos ayuda a ampliarlo o a
achicarlo de a cuerdo a lo que queramos. Es un espacio donde somos los dueños y donde nos gustará
refugiarnos cuando queramos estar solos o donde iremos para acordarnos de otras personas. Cuando
yo diga que abran los ojos, vayan a la caja de los listones y van a escoger aquella que ustedes crean
puede relejar lo que han visto dentro de sí. Quiero ver que todos van ya por sus listones, fíjense que
son de diferente tamaño, escojan bien el color que creen que es, el grosor, etc.
Ahora cada uno va a irse con su cinta a un lugar del patio (o espacio amplio) y van a tratar de hacer
en el suelo la forma que vio que tenía su espacio y una vez que la hayan hecho se meterán dentro de
ella. Traten por un momento de darse cuanta cómo se sienten dentro. Si la sienten muy grande o muy
pequeña. Si se parece a lo que tenían pensado y empiece cada uno a decir lo que siente respecto a esta
casita que se han construido.
Una vez que cada uno ha terminado de decir sus sensaciones, continuamos.
Ahora veremos un poco cómo son las casitas de los otros. Podemos salir por un momento de la
nuestra y vamos a dar un paseo para ver cómo es la de los otros. Si les gusta, por qué, si no les gusta,
por qué, una vez que terminen el paseo cada quien regresa y se mete dentro de su cinta, de su espacio,
de su casita.
Este espacio que hemos ido descubriendo con este ejercicio, con nuestra respiración y con colores,
es un espacio propio como ya les había dicho. Ahora es importante que cada uno sepa si es que quiere
invitar a alguien que venga a su casita y cómo lo va a hacer, o si no quiere que nadie venga y cómo va
a hacer para que eso no suceda, y cómo va a hacer para que tal vez vengan unos y otros no.
Ahora veremos cómo vamos a hacer para que alguien nos invite a su casita. Por ejemplo, pueden
llevar su casita a cuestas e ir preguntando si pueden entrar para visitar a alguien, ¡pero cuidado!, no
pueden entrar con su casita, tienen que dejarla fuera y entonces pensar en que si la dejan alguien más
la puede ocupar.
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Es mejor si este ejercicio se realiza de manera constante para que el niño aprenda a respirar y a
lexibilizar sus límites.
En este modelo, el terapeuta trata de identiicar los factores que refuerzan y mantienen los
comportamientos problemáticos para poder modiicarlos. Muchas de las intervenciones se basan en
Psicoterapia infantil con juego. Casos clínicos
Técnicas Conductuales
• Control y agenda de las actividades
• Tareas asignadas en forma gradual
• Experimentos conductuales para poner a prueba las creencias y pensamientos
• Jerarquía de estímulos y exposición
• Relajación
Técnicas Cognitivas
• Reestructuración de los pensamientos y creencias disfuncionales
• Descubrimiento guiado para encontrar los significados
• Identificación de los pensamientos automáticos e imágenes el recuerdo
• Role playing
De la aplicación de esta técnica se derivan dos planteamientos teóricos. En primer lugar, la Teoría
Centrada en el Niño de Virginia Axline (1947, 1969) es el fundamento teórico de las sesiones de juego
que se enseña a los padres. El método de enseñanza se deriva de la teoría del reforzamiento propuesta
por B. F. Skinner (1953).
Las metas de la Terapia Filial son:
En este enfoque, se utiliza como técnica el juego libre, al igual que en el enfoque centrado en el niño,
la diferencia es que aquí participan los padres de manera muy activa ya que se les entrena para que ellos
jueguen con sus hijos en un clima de conianza y respeto.
Tales objetivos se logran incluyendo a los padres (u otros adultos encargados del cuidado del
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niños) como los principales agentes del cambio de sus hijos al hacer que lleven a cabo sesiones de
juego terapéuticas centradas en el niño, y que se enfoquen en la aplicación de los principios y las
habilidades de la terapia de juego en la vida real como paso inal.
Se utilizan los juguetes sugeridos para la Terapia Centrada en el Niño como son: aquellos que
permitan la expresión de la creatividad y la emoción: arena, agua y telas de diferentes texturas, además
de materiales como crayones, tijeras chatas, muñecas, trastes, antifaces, teléfonos, pelotas, joyería de
fantasía, plastilinas, etc. También se les pide a los padres que utilicen materiales y juguetes de este tipo,
ya que lo importante no es el juguete, sino el juego.
Para capacitar a los padres se realizan sesiones en donde primero, el terapeuta modela la manera
de participar mediante el juego; posteriormente en otras sesiones el terapeuta supervisa lo que
previamente se ha modelado. A los padres y a los niños se les asignan tareas en casa que implican jugar
como lo hacen en el consultorio y en las sesiones con el terapeuta se les proporciona retroinformación
sobre las tareas asignadas.
Muchas veces, cuando se tiene disponibilidad de contar con un equipo técnico de video, las sesiones
se graban para que sean los padres quienes monitoreen su propio trabajo y el del niño y ofrezcan
alternativas para mejorar sus habilidades de crianza orientadas a mejorar la relación padres-hijos y a
reducir los comportamientos problemáticos. De este modo, se optimiza la adaptación del niño y se
incrementa la competencia y conianza personal del menor.
Esta obra ha sido publicada por
Editorial El Manual Moderno S.A. de C.V.,
y se han terminado los trabajos de esta primera
edición el 18 de junio de 2010
en los talleres de
Edamsa Impresores, S.A. de C.V.
Av. Hidalgo No. 111,
Col. Fraccionamiento San Nicolás Tolentino,
09850
México, D.F.
•
Título original de la obra:
Foundations of play therapy, second edition
Copyright © 2011 by John Wiley & Sons, Inc.
ISBN: 978-0-470-52752-8
“All rights reserved. This translation published under license.
This EBook published under license with the original
Publisher John Wiley & Sons, Inc.”
Fundamentos de terapia de juego, segunda edición
D.R. © 2012 por Editorial El Manual Moderno,
S.A. de C.V.
ISBN: 978-607-448-172-3
ISBN: 978-607-448-173-0 Versión electrónica
Miembro de la Cámara Nacional
de la Industria Editorial Mexicana, Reg. núm. 39
Todos los derechos reservados. Ninguna parte de
esta publicación puede ser reproducida, almacenada
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or otherwise, without the prior permission in
writting from the Publisher.
en lugar de escogerlos al azar. También deben evitarse los juegos o juguetes que se
rompen con facilidad o los que son costosos o muy complicados (Kottman, 2001).
8
Terapia de Juego
terapeuta de juego podría empezar una sesión diciendo al niño: “Puedes jugar con
lo que quieras. Si hay algo que no debas hacer, te lo haré saber”.
El renombrado terapeuta de juego Haim Ginott (1959) recomendaba el si-
guiente procedimiento de cuatro pasos para establecer un límite. Primero, ayude
al niño a expresar sus sentimientos o deseos que subyacen a la mala conducta
(“Estás enojado conmigo porque no puedes llevarte el juguete a casa”).
A continuación, presente el límite de manera clara y firme (“¡No debes pegar-
me!”). Tercero, trate de señalar una alternativa aceptable a la conducta inapropia-
da (“Puedes aplastar esta plastilina para sacar tu enojo”). Por último, haga respetar
el límite según se necesite (“Debemos terminar el juego ahora porque sigues que-
riendo golpear”). Este procedimiento evita los extremos de ser demasiado estricto
o demasiado blando al enseñar al niño el comportamiento responsable.
Los límites se establecen más a menudo respecto a actos de agresión física (sea
al terapeuta o a los materiales), conducta peligrosa y comportamientos socialmen-
te inaceptables (que incluyen demostraciones inapropiadas de afecto; Landreth,
2002b). También deben establecerse límites cuando el niño trata de sacar un juguete
del cuarto de juego, así como cuando se involucra en conductas disruptivas como
continuar con el juego después de que la sesión ha finalizado o tratar de salir antes
(Landreth, 2002b). Al principio suele ser incómodo para los terapeutas aplicar los
límites, pero con práctica y paciencia pueden volverse diestros.
9
Fundamentos prácticos de la terapia de juego
10
Terapia de Juego
CONCLUSIÓN
La meta de este capítulo es proporcionar una introducción básica al campo de la tera-
pia de juego. A partir de sus raíces psicoanalíticas, el campo de la terapia de juego
sigue ampliando su base teórica y es aplicada en todo el mundo a clientes de todo
el ciclo de vida. Los siguientes capítulos presentarán al lector la diversidad de
enfoques teóricos de la terapia de juego, incluyendo el psicoanalítico, el centrado
en el niño, el cognitivo-conductual, la Gestalt, el prescriptivo y el integrativo.
La terapia de juego es una poderosa modalidad para trabajar con niños,
adolescentes, adultos, grupos y familias. Los terapeutas de juego reconocen la
11
Fundamentos prácticos de la terapia de juego
importancia del juego para el desarrollo normal, así como sus múltiples poderes
terapéuticos o mecanismos de cambio. Las cualidades personales de los terapeu-
tas de juego que facilitan una relación terapéutica incluyen la empatía, la calidez,
la autenticidad y la aceptación incondicional del niño.
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12
Terapia de Juego
13
Capítulo 17
Terapia de juego
cognitivo-conductual
Susan M. Knell
313
Principales enfoques teóricos
A muchos les parece que existe incompatibilidad entre la terapia cognitiva, con
su énfasis en las intervenciones verbales, y la terapia de juego (TJ), con su acento en
el juego. No obstante, a mediados de la década de 1980, Phillips (1985), quien no
era clínico sino especialista en desarrollo, propuso la hipótesis de que la inclusión
de las técnicas cognitivo-conductuales en intervenciones de juego ofrecía una direc-
ción prometedora en el campo de la terapia de juego. A finales de la década de 1980,
otros individuos, como Berg (1982), habían empezado a integrar la terapia cognitiva
y las intervenciones de juego, aunque la población a la que Berg se dirigía eran es-
colares un poco mayores. El primer informe de caso publicado sobre la integración
de intervenciones cognitivas y terapia de juego en un niño de edad preescolar fue
un trabajo de Knell y Moore (1990) acerca de un niño de cinco años con encopresis.
La adaptación de la terapia cognitiva para preescolares ha recibido una atención
cada vez mayor en los últimos 10 años. La terapia de juego cognitivo-conductual, se-
gún la idea de Knell (Knell, 1993a, 1993b, 1994, 1997, 1998, 1999, 2000, 2003; Knell
y Beck, 2000; Knell y Dasari, 2006, 2009; Knell y Moore, 1990; Knell y Ruma, 1996,
2003), fue desarrollada para usarse con niños de dos y medio a seis años e incorpora
las terapias cognitivas, las conductuales y las de juego. La terapia de juego cognitivo-
conductual se basa en la teoría cognitiva de los trastornos emocionales y en los prin-
cipios cognitivos de la terapia, los cuales son adaptados de forma apropiada para el
desarrollo; este tipo de terapia es sensible a los problemas del desarrollo de los niños y
hace hincapié en la validación empírica de la eficacia de las intervenciones.
Si bien las distorsiones cognitivas en niños muy pequeños pueden ser apropia-
das para el desarrollo, aun así son inadaptadas. Por ejemplo, un niño cuyos padres se
divorcian poco después de que se portó mal puede creer que él fue la causa de la se-
paración. En la mayoría de los casos los niños incorporan a su pensamiento las expe-
riencias de su vida, y con la ayuda del discurso cotidiano que sostienen con sus padres
pueden integrar este aprendizaje en un pensamiento más adaptado (“Mis papás no se
estaban llevando bien. Papá no se mudó a causa de mi conducta. Lo hizo porque él
y mamá peleaban demasiado.”). Dado que los pensamientos inadaptados pueden ser
apropiados para el desarrollo, resulta complicado emplear el concepto de distorsiones
cognitivas en el caso de los niños pequeños. Por este motivo es más apropiado deno-
minar a esos pensamientos como inadaptados en lugar de distorsionados.
En ocasiones, los niños no vinculan ningún conjunto de creencias o significa-
dos con un evento. En esos casos, las cogniciones inadaptadas pueden no estar pre-
sentes. Sin embargo, tal vez haya una ausencia de creencias adaptadas que, de estar
presentes, facilitarían el afrontamiento. En esos casos el niño puede necesitar ayu-
da para crear autoafirmaciones funcionales y adaptadas como medio de afronta-
miento, no para reemplazar los inadaptados sino para estimular un pensamiento y
conducta más adaptados. Por ejemplo, a un niño pequeño puede resultarle difícil
afrontar el nacimiento de un hermano. Las creencias inadaptadas (por ejemplo, “Ya
no soy el bebé” o “Nadie me quiere”) pueden no estar presentes o tal vez no se expre-
sen verbalmente. Ayudar al niño a afrontar al nuevo hermanito proporcionándole
afirmaciones de afrontamiento adaptadas y positivas puede facilitar su funciona-
miento. Afirmaciones como “Tenemos un nuevo bebé, pero mamá y papá todavía
me quieren” pueden brindar al niño una perspectiva positiva de la experiencia.
314
Terapia de juego cognitivo-conductual
Por consiguiente, la facilitación del cambio cognitivo en los niños pequeños no sólo
es posible sino bastante común. Como se mencionó, la inducción de dicho cambio a
menudo tiene lugar en la vida cotidiana normal de las interacciones entre el niño y sus
padres. Cuando las situaciones son llevadas a un terapeuta, la evidencia apoya el uso de
adaptaciones de la terapia cognitiva, apropiadas para el desarrollo, a fin de facilitar di-
chos cambios. Bierman (1983) escribió acerca de las técnicas de entrevista, incluyendo el
uso de ejemplos concretos y la disminución de preguntas abiertas, como medio para fa-
cilitar en el niño pequeño la comprensión de problemas complejos. El cambio cognitivo
puede ser comunicado de manera directa mediante el uso del juego (Knell, 1998; Shirk
y Russell, 1996). Además, la capacidad del terapeuta para ser flexible, reducir el acento
en las verbalizaciones y aumentar el uso de enfoques experienciales puede contribuir a
la adaptación exitosa de la terapia cognitiva en niños pequeños.
Terapia conductual
Las terapias conductuales (TC) para jóvenes fueron desarrolladas en parte para ayu-
dar a los niños y a los padres a trasladar el conocimiento adquirido en la terapia al
ambiente natural. Es común enseñar directamente a los padres o a otras personas de
importancia en la vida del niño los métodos conductuales para tratarlo. Dichos enfo-
ques han demostrado enorme eficacia en problemas como la desobediencia infantil.
Sin embargo, la terapia conductual puede ser puesta en práctica directamente con el
niño, y es posible que se requiera una aproximación directa en el caso de los preesco-
lares, en especial si el problema del niño resulta aversivo para los padres (por ejemplo,
Knell y Moore, 1990), si la relación del niño con sus padres ha inhibido el desarrollo de
su autocontrol (Klonoff, Knell y Janata, 1984; Klonoff y Moore, 1986), o si sobresalen
los problemas de control. Si bien la terapia es directa o aplicada mediante otra perso-
na significativa, el terapeuta trata de identificar los factores que refuerzan y mantienen
las conductas problemáticas de modo que sea posible modificarlas. Muchas interven-
ciones se basan en el condicionamiento clásico (por ejemplo, la desensibilización sis-
temática) y el condicionamiento operante (por ejemplo, el manejo de contingencias).
Las intervenciones derivadas de la teoría del aprendizaje social también enfatizan el
aprendizaje por observación y los aspectos más cognitivos del comportamiento, lo
que proporcionó buena parte del impulso para el desarrollo de la terapia cognitiva.
Terapia cognitiva
La terapia cognitiva se desarrolló como una aproximación estructurada y dirigida a ayu-
dar a los individuos a transformar su conducta mediante el cambio en el pensamiento
y las percepciones que le subyacen. Aunque en principio surgió como una terapia para
adultos deprimidos, de corto plazo orientada al presente, el tratamiento se dirigió a la mo-
dificación del pensamiento y la conducta disfuncional. Las adaptaciones a poblaciones
315
Principales enfoques teóricos
más jóvenes han cambiado los métodos con que se aplica la terapia cognitiva, pero no
sus fundamentos teóricos. Una de las dificultades enfrentadas en el desarrollo de la tera-
pia de juego cognitivo-conductual es encontrar maneras de aplicar la terapia cognitiva sin
el énfasis en el lenguaje, que puede resultar demasiado complejo para un niño pequeño.
Escenario
La terapia de juego cognitivo-conductual se lleva a cabo en un cuarto de juego o con-
sultorio equipado con materiales de juego apropiados. En condiciones ideales, el
cuarto debe tener un surtido de juguetes, artículos de arte, títeres, muñecos y otros
materiales. Aunque por lo general es suficiente una selección de juguetes, a veces se
necesita un juguete específico para tratar a un niño en particular. En ocasiones es po-
sible adaptar los materiales de juego existentes para satisfacer esas necesidades especí-
ficas. Otras veces debe llevarse al cuarto de juego un juguete específico porque el niño
no puede “simular” o mostrarse flexible en el uso de los juguetes ya existentes. Un
ejemplo de esto sería una niña a la que no le gusta usar gafas; a esta niña se le podría
pedir que recortara gafas de papel para una muñeca, o, en caso de que le resultara di-
fícil mostrar flexibilidad en el uso de las gafas recortadas de papel, tal vez podría res-
ponder mejor a gafas reales de plástico que puedan ajustarse a la muñeca.
El tratamiento a veces ocurre fuera del escenario del cuarto de juego o del con-
sultorio. Eso es cierto sobre todo en el caso de niños con ansiedades específicas,
como las fobias, en cuyo caso es mejor el tratamiento in vivo. Para esos niños el
tratamiento puede tener lugar en un entorno parecido a la situación temida. Por
ejemplo, la desensibilización sistemática de los niños con fobia a los elevadores
puede efectuarse en un elevador o cerca del mismo (Knell, 1993a, 2000). De igual
modo, un niño con un trastorno obsesivo-compulsivo puede ser tratado en un es-
cenario que provoque las obsesiones y compulsiones (March y Mulle, 1998).
316
Terapia de juego cognitivo-conductual
Semejanzas y diferencias
La terapia de juego cognitivo-conductual es diferente a otras formas más tradicionales
de terapias de juego, aunque incorpora varias de las suposiciones que les subyacen. La
terapia de juego cognitivo-conductual se asemeja a otros tipos de terapia de juego en su
dependencia de una relación terapéutica positiva, el uso del juego como medio de co-
municación entre el terapeuta y el niño y el mensaje que recibe el niño de que la terapia
es un lugar seguro. A pesar de esas semejanzas, hay suposiciones inherentes a la terapia
de juego cognitivo-conductual que se oponen a las premisas en que se basan las terapias
de juego tradicionales. Algunas áreas importantes de diferencia implican el énfasis de
la terapia de juego cognitivo-conductual en las metas, la elección de actividades y ma-
teriales de juego, el juego como una forma de educación y la importancia de establecer
conexiones entre la conducta y los pensamientos del niño. Mientras que en la terapia de
juego no directiva el terapeuta es un observador más neutral, el terapeuta de juego cog-
nitivo-conductual ofrece orientación, establece metas y desarrolla intervenciones ade-
cuadas para facilitar la obtención de esas metas. De igual modo, el terapeuta de juego
cognitivo-conductual selecciona junto con el niño los materiales y actividades de juego
y proporciona al tratamiento un componente psicoeducativo. Por último, la terapia de
juego cognitivo-conductual expresa de manera verbal los conflictos y problemas para el
niño y utiliza el tiempo y la relación terapéutica para ayudarlo a hacer conexiones entre
palabras y conducta (en el trabajo de Knell [1993a] encontrará más detalles concernien-
tes a las semejanzas y diferencias entre varios tipos de terapias de juego).
Metas
El establecimiento de metas es una parte importante de la terapia de juego cognitivo-
conductual; en este caso el terapeuta trabaja con el niño y la familia para establecer me-
tas y ayudar al niño a esforzarse por obtenerlas, además de evaluar de manera continua
el avance hacia las metas. Aunque las metas y el avance hacia éstas van en contra de la
filosofía básica de la terapia de juego centrada en el cliente (consulte el trabajo de Axli-
ne, 1947), son una parte integral de la terapia de juego cognitivo-conductual. La elec-
ción que hace el terapeuta cognitivo-conductual de una dirección puede basarse en lo
que hace el niño, en el conocimiento de su situación a partir de la entrevista con los pa-
dres o de otra fuente. En la terapia de juego cognitivo-conductual, el terapeuta puede in-
troducir temas y ofrecer orientación a partir del conocimiento obtenido de los padres
o maestros y no necesariamente del niño. Por ejemplo, el terapeuta de juego cognitivo-
conductual puede hacer de manera deliberada y sistemática que un títere se comporte de
cierto modo y exprese problemas que, según la información, son exhibidos por el niño.
Métodos
La mayoría de las intervenciones cognitivo-conductuales que se realizan con niños
incluyen alguna forma de modelamiento. Esto es cierto sobre todo en el caso de la
terapia de juego cognitivo-conductual, en que el modelamiento es un componen-
te crucial. El modelamiento es una manera eficiente y eficaz de aprender, así como
de adquirir, fortalecer o debilitar conductas (Bandura, 1977). El modelamiento di-
señado para mejorar habilidades a menudo involucra un modelo de afrontamiento.
Estos modelos exhiben habilidades que están lejos de ser ideales y luego se vuelven
317
Principales enfoques teóricos
Intervenciones
Las técnicas de la terapia cognitivo-conductual que han obtenido apoyo empírico son
incorporadas al juego y adaptadas al nivel de desarrollo del niño. En general, la in-
vestigación sugiere que lo que más contribuye al afrontamiento del niño es la com-
binación de intervenciones cognitivas y conductuales (Compton et al., 2004; Velting,
Setzer y Albano, 2004). Las publicaciones de los campos conductual y cognitivo dan
cuenta de un conjunto amplio de intervenciones. En las siguientes secciones se des-
criben las técnicas más comunes, en el cuadro 17-1 se resumen las intervenciones
conductuales junto con algunos ejemplos de cómo se integran dichas técnicas en la te-
rapia de juego, y lo mismo se hace en el cuadro 17-2 con las intervenciones cognitivas.
Reforzamiento positivo Un títere que tiene miedo de hablar obtiene estampas o calco-
manías cada vez que intenta hablar con otro títeres.
Moldeamiento y refor- El títere que tiene miedo de hablar empieza por hacer sonidos
zamiento positivo del habla, luego palabras y después empieza a hablar de ma-
nera gradual (moldeamiento). A medida que se acerca cada
vez más al habla, el títere es alentado y recibe realimentación
positiva (reforzamiento positivo) del terapeuta.
Desensibilización sis- Un títere que tiene miedo de subir al elevador pasa sistemáti-
temática camente por una jerarquía (a partir de las situaciones a las
que menos teme) al mismo tiempo que se relaja (que es
mutuamente excluyente con la ansiedad).
318
Terapia de juego cognitivo-conductual
319
Principales enfoques teóricos
última, en que en realidad se presentan los estímulos que provocan la ansiedad (Emme-
lkamp, 1982; King y Ollendick, 1997; Ultee, Griffioen y Schellekens, 1982).
Manejo de contingencias es un término general que se refiere a las técnicas que
modifican la conducta mediante el control de sus consecuencias. Algunas formas
de manejo de contingencias son el reforzamiento positivo, el moldeamiento, el
desvanecimiento del estímulo, la extinción y el reforzamiento diferencial de otra
conducta. A continuación se hace una breve descripción de esas intervenciones, las
cuales pueden emplearse en el escenario de la terapia de juego cognitivo-conductual:
Reforzamiento positivo. En este importante componente de buena parte de la terapia de
juego cognitivo-conductual se identifica una conducta blanco específica y los reforzado-
res, y el reforzamiento se hace contingente a la ocurrencia de la conducta blanco. Pueden
emplearse reforzadores sociales (como los elogios) o reforzadores materiales (como las
estampas o calcomanías). El reforzamiento puede ser directo (por ejemplo, elogiar a un
niño por realizar conductas específicas) o puede ser más sutil (por ejemplo, en el caso de
un niño con ansiedad por la separación, reforzar una conducta como el juego indepen-
diente que a la larga llevará a la conducta deseada, la separación de la figura paterna). El
reforzamiento puede ser parte de la terapia de juego cognitivo-conductual, y el terapeuta
también puede enseñar a los padres y a otras personas importantes para el niño el uso
apropiado de los reforzadores en el ambiente natural.
• Moldeamiento. El moldeamiento es una forma de ayudar a un niño a acercarse
cada vez más a una meta. Se ofrece reforzamiento positivo por aproximaciones
o pasos cada vez más cercanos a la respuesta deseada. Por ejemplo, una niña
que siente miedo de dormir en su recámara puede ser moldeada por medio del
reforzamiento de pequeños pasos hacia la meta final de dormir en su propia ha-
bitación (por ejemplo, dormir en el piso al lado de la cama de los padres, dormir
en el piso en el corredor cerca de su cuarto, dormir en el piso en su habitación,
dormir en su propia cama).
• Desvanecimiento del estímulo. El desvanecimiento del estímulo puede emplearse
en el caso de un niño que posee algunas de las habilidades para realizar una
conducta pero sólo las exhibe en ciertas circunstancias o con algunas personas.
El terapeuta lo ayudará a transferir esas habilidades a escenarios distintos o con
personas diferentes desvaneciendo gradualmente la situación o persona ante la
cual el niño puede realizar la habilidad. Por ejemplo, un niño que se separa de
su padre para ir a la escuela pero se muestra incapaz de separarse de su mamá,
al principio puede ser llevado a la escuela por el papá mientras que la mamá se
introduce gradualmente en la rutina decreciente.
• Extinción y RDO. Algunos niños exhiben comportamientos inadaptados porque
han sido o siguen siendo reforzados por realizarlos. Para que las conductas in-
adaptadas disminuyan debe eliminarse el reforzamiento. Un reforzador común
es la atención de los padres. A menudo este es el factor causal que contribuye
a la conducta del niño. Si el reforzamiento no se entrega (extinción), las con-
ductas tenderán a disminuir o desaparecer. No obstante, la extinción no enseña
conductas nuevas, por lo que suele usarse en conjunto con el reforzamiento, de
modo que se refuerza una conducta nueva y más adaptada (RDO) mientras que
la conducta inadaptada se somete a extinción.
320
Terapia de juego cognitivo-conductual
El tiempo fuera suele utilizarse cuando es necesario alejar al niño de los refor-
zadores que mantienen las respuestas inadaptadas. Técnicamente, tiempo fuera sig-
nifica tiempo fuera del reforzamiento, aunque ha llegado a significar que se saca al
niño de un ambiente deseable para llevarlo a uno menos atractivo. Aunque se usa
con mayor frecuencia en el ambiente natural, el tiempo fuera puede ser empleado
en la terapia de juego cuando un niño no sigue las reglas (por ejemplo, cuando viola
la regla de “no romper los juguetes”) y debe ser sacado de la situación de la terapia
de juego para llevarlo a un sitio neutral sin juguetes. Durante el tiempo fuera el niño
no debe tener acceso a los aspectos reforzantes de la terapia (por ejemplo, la aten-
ción positiva del terapeuta o los materiales de la terapia de juego).
La autosupervisión (AS) se refiere a las observaciones y registro de informa-
ción por parte de un individuo. Esto puede implicar la supervisión de la actividad o
el estado de ánimo y puede proporcionar información importante. Sin embargo, la
autosupervisión sólo puede ser utilizada con niños pequeños si se ofrece en forma
sencilla, por lo general con señales visuales (como las caras sonrientes).
En la programación de actividades se planean tareas específicas que luego
son puestas en práctica. Aunque en principio se diseñó para trabajar con adultos
deprimidos, la programación de actividades puede utilizarse con niños pequeños,
por lo general con cierto nivel de participación de los padres. Las actividades pla-
neadas pueden reducir el tiempo que se pasa en actividades meditabundas o pasi-
vas y pueden ser útiles para niños deprimidos, ansiosos o retraídos.
Intervenciones cognitivas. Mientras que el uso de los métodos conductuales en la tera-
pia de juego cognitivo-conductual por lo regular implica una modificación de la actividad,
los métodos cognitivos se ocupan de cambios en el pensamiento. Dado que se propone
que los pensamientos inadaptados dan lugar a la conducta inadaptada, los cambios en el
pensamiento deberían producir cambios en la conducta. El terapeuta ayuda a los niños a
identificar, modificar o construir cogniciones. Gracias a este proceso los niños aprenden a
identificar pensamientos inadaptados y a sustituirlos por otros más adecuados.
El registro de pensamientos disfuncionales puede ayudar a los adultos a super-
visar sus pensamientos. Puede alentarse a los niños pequeños a utilizar dispositivos
simples de registro (por ejemplo, hacer dibujos en una libreta o emplear una graba-
dora). A menudo, la supervisión no es hecha por el niño sino por los padres.
En el caso de los adultos, las estrategias de cambio cognitivo y la refutación de
creencias irracionales (creencias inadaptadas) abordan el problema desde tres frentes:
mira la evidencia, explora las alternativas y examina las consecuencias (creencias in-
adaptadas). Para refutar los pensamientos irracionales se emplean muchas estrategias,
como el examen de la evidencia que apoya la creencia, la consideración de múltiples es-
cenarios (por ejemplo, “¿qué pasaría si?”) y el análisis de alternativas (Beck, Rush, Shaw
y Emery, 1979). La prueba de hipótesis que es inherente a esos métodos hace que resulte
difícil emplearlos con los niños. Sobre todo con los niños pequeños, el terapeuta necesi-
ta orientar al niño en la generación y prueba de explicaciones alternativas, así como en la
modificación de las creencias (Emery, Bedrosian y Garber, 1983).
Los individuos de todas las edades pueden usar autoafirmaciones de afronta-
miento (positivo) para facilitar el afrontamiento positivo. Muchos niños tienen pensa-
mientos más neutrales (no es que tengan pensamientos negativos sino que carecen de
321
Principales enfoques teóricos
322
Terapia de juego cognitivo-conductual
CASO ILUSTRATIVO
Caso 1: Kelly
Kelly era una niña de cuatro años que estaba en su casa con su mamá y tres hermanos
cuando su casa se incendió; la causa del siniestro fue un calentador eléctrico que emi-
tió ruidos desde las paredes antes de que la familia se percatara de lo que estaba su-
cediendo. La madre y los niños pudieron salir sanos y salvos, pero la casa se incendió
hasta los cimientos antes de que pudiera apagarse el fuego. La familia vio desde el ho-
gar de un vecino que su casa se quemaba y los intentos de los bomberos por salvarla.
En los meses siguientes pasaron muchas horas en su casa mientras era reconstruida.
Kelly se negaba a hablar y no quiso entrar en la casa hasta que fue reparada. También
se negaba a separarse de sus padres, los ruidos le daban miedo y no dormía sola por la
noche. Durante la terapia su juego giraba alrededor de personajes en una casa, bom-
beros y animales que hacían ruidos extraños que nadie podía entender. Cuando los
personajes trataban de encontrar la fuente de esos ruidos, los animales se ocultaban.
Además, en su juego ocurrían al azar cosas atemorizantes (por ejemplo, podían caer
bañeras del cielo). La niña repetía esto de manera continua. Durante el juego, la tera-
peuta se hizo cargo de los personajes que establecían la conexión entre los ruidos de
los animales y los ruidos que ocurrieron antes del incendio en su casa. A petición de la
terapeuta, la mamá trajo fotografías de la casa quemada y de la casa reconstruida, las
cuales fueron usadas en las sesiones de juego para ayudar a la niña a hablar de lo que
323
Principales enfoques teóricos
había sucedido y de los resultados (por ejemplo, “Ahora tenemos aspersores en todos
los cuartos”; “Nuestra casa nueva es más segura que la vieja”). Los personajes también
recibieron estampas o calcomanías por sus esfuerzos por dormir en sus camas (como
las que los padres de Kelly le daban en su casa), y durante las sesiones, la terapeuta, la
mamá y Kelly practicaron las habilidades de separarse de la madre y sentirse segura
usando autoafirmaciones positivas y otras técnicas de afrontamiento.
Caso 2: Isabella
Isabella era una niña de seis años que recientemente se había mudado a una nueva co-
munidad con su familia. Los padres la describían como una niña tímida a quien le re-
sultaba difícil hacer amigos. Poco antes una niña, Ann, se había hecho su amiga, pero
era sumamente mandona y con frecuencia le gritaba a Isabella: “Si no haces esto, no seré
tu amiga”. La terapia de juego cognitivo-conductual con Isabella empezó cuando la tera-
peuta organizó un grupo de amigos. La terapeuta modeló un grupo de amigos que juga-
ban y hablaban acerca de la amistad y de lo que eso implicaba. Mientras interactuaban,
la terapeuta hacía que un títere (un burro mandón) intentara ordenar lo que harían y
quién tomaría el siguiente turno. La terapeuta hizo que otro le dijera al burro que no era
justo ser tan mandón. Varios títeres modelaron conducta asertiva, de manera verbal y
no verbal. A Isabella le resultó fácil involucrarse en el juego. Sin embargo, en las primeras
etapas de la terapia nunca asumió un personaje que se “enfrentara” al burro mandón. La
terapeuta modeló conducta asertiva a través de varios títeres mientras Isabella observaba
y escuchaba con atención. Conforme avanzó la terapia, Isabella pedía que el terapeuta “le
respondiera al burro mandón” (a través de un títere).
APLICACIONES CLÍNICAS
La terapia de juego cognitivo-conductual se ha usado con éxito en diversas poblacio-
nes de pacientes, incluyendo a niños con diagnósticos como mutismo selectivo (Knell,
1993a, 1993b), encopresis (Knell, 1993a; Knell y Moore, 1990), ansiedad de separación
(Knell, 1998, 1999) y fobias (Knell, 1993a, 2000). También se ha utilizado en niños que
han experimentado eventos traumáticos como el divorcio (Knell, 1993a) y el abuso
sexual (Knell y Ruma, 1996; Ruma, 1993). Otras poblaciones que podrían beneficiar-
se de la terapia de juego cognitivo-conductual incluyen a niños con problemas de con-
trol, niños ansiosos y deprimidos y niños que han sufrido eventos traumáticos como
el maltrato. Además, la terapia de juego cognitivo-conductual podría ser útil para ni-
ños que necesitan aprender habilidades de afrontamiento más adaptadas o para quie-
nes es importante su participación directa en el tratamiento.
Para otros niños puede ser mejor el tratamiento indirecto por medio de los padres.
En esos casos, se enseña a los padres las habilidades de manejo infantil que le permitirán
adquirir un estilo de crianza más adecuado para ese niño en particular. Los niños con
mayor probabilidad de beneficiarse de que sean los padres quienes pongan en práctica
este método son aquéllos cuyos progenitores exhiben claras deficiencias en la crianza
o los niños que muestran desobediencia o trastornos en los hábitos, por ejemplo, difi-
cultades a la hora de dormir. Además, los niños que provienen de familias con psico-
patologías importantes pueden beneficiarse de la combinación de la terapia de juego
cognitivo-conductual con terapia familiar o terapia individual para uno o ambos padres.
324
Terapia de juego cognitivo-conductual
APOYO EMPÍRICO
La terapia de juego cognitivo-conductual es un modelo integrado de psicoterapia
que se basa en el desarrollo. Incorpora técnicas con apoyo empírico, como el mo-
delamiento. La investigación sugiere que el aprendizaje a través del modelamiento
es una forma eficaz de adquirir, fortalecer o debilitar conductas, y por consiguiente
una manera eficiente y eficaz de adquirir conductas y habilidades (Bandura, 1977).
En la terapia de juego cognitivo-conductual se utilizan también otras intervencio-
nes bien documentadas, como la desensibilización sistemática (Wolpe, 1958, 1982).
El uso de la terapia cognitiva con adultos está bien establecido y ha recibido
apoyo empírico para una variedad de diagnósticos. Estudios controlados han de-
mostrado su eficacia en el tratamiento de la depresión mayor (el trabajo de Dob-
son, 1989, presenta un metaanálisis), trastorno de ansiedad generalizada (Barlow,
Craske, Cerney y Klosko, 1989; Beck, Sokol, Clark, Berchick y Wright, 1992; Clark,
Salkovskis, Hackmann, Middleton y Gelder, 1992), y fobia social (Gelernter et al.,
1991; Heimberg et al., 1990), por mencionar sólo algunos. La terapia de juego cog-
nitivo-conductual adapta técnicas que han recibido apoyo empírico para utilizarlas
en niños pequeños por medio del juego adecuado a su nivel de desarrollo. Todavía
está por demostrar la eficacia de dichas adaptaciones de la terapia cognitivo-con-
ductual. La validación empírica de la terapia cognitivo-conductual con adultos no
necesariamente significa que dicho tratamiento es más eficaz con los niños. Recien-
temente se sometió a estudio empírico la cuestión de la eficacia de la terapia de jue-
go cognitivo-conductual.
Un estudio realizado por Pearson en 2007 encontró que los profesores informaron
de un incremento significativo en la esperanza y la competencia social, así como una
disminución en los síntomas de ansiedad y retraimiento en el grupo de intervención
de juego cognitivo-conductual que en un grupo control similar de niños preescolares
sin juego. Los niños en el grupo de intervención con juego cognitivo-conductual fue-
ron tratados de manera individual durante tres sesiones que incluían intervenciones
cognitivo-conductuales, aunque técnicamente eso no era una terapia de juego cogni-
tivo-conductual. Sin embargo, este estudio es el primero que brinda apoyo empírico a
las intervenciones con la terapia de juego cognitivo-conductual. Se necesitan más es-
tudios semejantes para establecer la eficacia de esta forma de terapia.
325
Principales enfoques teóricos
CONCLUSIÓN
La terapia de juego cognitivo-conductual es apropiada para niños preescolares y de
edad escolar. Hace hincapié en la participación del niño en la terapia y aborda proble-
mas de control, dominio y responsabilidad para la modificación de la propia conduc-
ta. Se ayuda al niño a convertirse en un participante activo del cambio (Knell, 1993a).
El terapeuta facilita la participación del niño en la terapia mediante la presentación de
intervenciones apropiadas para su nivel de desarrollo. En la terapia de juego cognitivo-
conductual pueden incorporarse muchas intervenciones conductuales y cognitivas.
La terapia de juego cognitivo-conductual proporciona actividades estructuradas,
dirigidas a metas, a la vez que permite que el niño traiga material de manera espon-
tánea a la sesión. El equilibrio entre las actividades generadas espontáneamente y las
actividades más estructuradas es una cuestión delicada, ya que ambas son cruciales
para el éxito de la terapia de juego cognitivo-conductual. Sin el material espontáneo se
pierde una fuente importante de información clínica. De igual modo, si no estuvieran
presentes la estructura y dirección de la terapia de juego cognitivo-conductual sería
imposible ayudar al niño a desarrollar habilidades de afrontamiento más adaptadas.
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326
Terapia de juego cognitivo-conductual
327
Principales enfoques teóricos
328
Revista Electrónica de Psicología Iztacala. 15, (4), 2012 1209
RESUMEN
La atención psicológica para niños con discapacidad demanda
el uso de técnicas de intervención eficaces que permitan la
elaboración psíquica de la discapacidad tanto en los niños
como en sus padres, que favorezcan un adecuado proceso
emocional que se refleje en el sano desarrollo psicoafectivo de
los pacientes y su integración a los diferentes contextos
sociales, desde la casa, la escuela y la sociedad en general. En
este trabajo se propone el uso de cuentos como una estrategia
psicoterapéutica que puede ser empleada en el manejo
emocional de niños con discapacidad, que viene a
complementar al juego, el dibujo y otras técnicas comúnmente
empleadas en la psicoterapia infantil. Se plantean las
modalidades de historias sociales, el uso de cuentos con fines
terapéuticos y la creación de cuentos a partir del juego
observado en las sesiones de los niños. Se describe
brevemente la forma en que se han empleado en el servicio de
psicología clínica del Centro de Rehabilitación Infantil Teletón.
Aunque la experiencia clínica revela que el cuento es una
herramienta útil en la psicoterapia infantil ya que como señalan
algunos autores, permite abordar diferentes temas y conflictos
de una manera segura, hace falta contar con investigaciones
1
Maestra en Psicología por la Universidad Nacional Autónoma de México. Adscrita a la clínica de
Lesión cerebral del Centro de Rehabilitación Infantil Teletón Hidalgo. Correo electrónico
arsarabi@yahoo.com.mx
www.revistas.unam.mx/index.php/repi www.iztacala.unam.mx/carreras/psicologia/psiclin
Revista Electrónica de Psicología Iztacala. 15, (4), 2012 1210
STORIES AS A PSYCHOTHERAPEUTIC
STRATEGY IN THE EMOTIONAL
MANAGEMENT OF CHILDREN WITH
DISABILITIES
ABSTRACT
Psychological care for children with disabilities demands the
use of effective intervention techniques that allow the psychic
development of the disabilities both children and their parents,
enabling a proper emotional process that is reflected in healthy
patients psycho development and its integration to different
social contexts, from the home, the school and society. This
work proposes the use of stories as a psychotherapeutic
strategy that can be used in the emotional management of
children with disabilities, which is to complement the play,
drawing and other techniques commonly used in child
psychotherapy. There are modalities of social stories, stories
with therapeutic use and the creation of Tales from the play
observed in children sessions. Briefly describes the way in
which have been employed in the service of clinical psychology
of the Teletón Child Rehabilitation Centre. Although clinical
experience reveals that the story is a useful tool in child
Psychotherapy since as some authors, it allows addressing
different issues and conflicts in a safe manner; we need to have
research supporting its usefulness, evaluating the impact on the
persons to whom it is directed.
Key words: child psychotherapy, child disability, therapeutic
story, social stories.
www.revistas.unam.mx/index.php/repi www.iztacala.unam.mx/carreras/psicologia/psiclin
Revista Electrónica de Psicología Iztacala. 15, (4), 2012 1211
El uso terapéutico de los cuentos fue promovido por Milton Erickson quien
empleaba relatos breves con sus pacientes, con la finalidad de incidir en sus
pensamientos, emociones y conductas a través de las metáforas empleadas.
Para este autor el valor de los cuentos como herramienta psicoterapéutica
radica en que no implican una amenaza para el oyente, captan su interés,
fomentan la independencia del individuo quien, al tener que conferir un sentido al
mensaje, extrae sus propias conclusiones o emprende acciones por propia
iniciativa; ofrecen un modelo de flexibilidad, pueden ser utilizados para eludir la
natural resistencia al cambio, imprimen su “huella” en la memoria, haciendo que la
idea expuesta sea más recordable (Bárcena, González y Arredondo, 2006).
La razón por la que los cuentos permiten abordar de una manera segura los
conflictos internos radica en que su significado se encuentra oculto, detrás de
símbolos muy profundos presentados bajo una apariencia superficial simple, que
toca el inconsciente de los oyentes. Es por eso que los niños reciben y toman lo
que realmente necesitan para su específica y personal forma de solucionar sus
problemas (Bárcena, et. al., 2006).
Bettelheim (2006) considera que los cuentos suelen plantear, de modo breve
y conciso, un problema existencial, lo que permite al niño atacar los problemas en
su forma esencial, cuando su complejidad lo pueda estar confundiendo, pues el
cuento simplifica cualquier situación. Asegura que sin darse cuenta el niño elige a
quién quiere parecerse en la historia, se proyecta de un modo inconsciente.
Aprovechando esta proyección, podemos entonces pensar que a través del
cuento se puede ayudar al niño a resolver conflictos internos de un modo sutil,
sencillo, no amenazante, con ayuda de la fantasía y las metáforas empleadas.
Traversa (2008) plantea que los cuentos con fines terapéuticos permiten que
la persona se vea a sí misma como protagonista y responsable de su propia
historia, aunque es importante remarcar que esto no se da de una manera
consciente. Señala también que no son las experiencias en sí mismas las que
generan ciertos efectos en nuestras vidas sino el sentido que se les da. Por lo que
el cuento es una vía para generar otra narrativa, otras versiones, otros
significados, otras soluciones a través de los modelos de comportamiento de los
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tales como: ¿Qué fue lo que le ayudó al personaje del cuento?, ¿Tu qué harías?,
¿Qué de lo que hizo el niño (a) del cuento te podría servir a ti?
En este mismo sentido Ruiz y Riqueime (2007) implementaron la creación de
cuentos por parte de los niños concluyendo que el cuento es un espacio en el que
los niños pueden expresar sus conflictos y encontrar una solución creativa a ellos.
Implementación del cuento como herramienta psicoterapéutica en el manejo
emocional de niños con discapacidad y sus padres:
La atención psicológica para niños con discapacidad demanda el uso de
técnicas de intervención eficaces que permitan la elaboración psíquica de la
discapacidad tanto en los niños como en sus padres, que favorezcan un adecuado
proceso emocional que se refleje en el sano desarrollo psicoafectivo de los
pacientes y su integración a los diferentes contextos sociales, desde la casa, la
escuela y la sociedad en general.
Por lo anterior se decidió implementar el cuento y la creación de historias
como estrategias terapéuticas bajo las siguientes modalidades: 1) historias
sociales, 2) el cuento con fines terapéuticos.
HISTORIAS SOCIALES:
Aunque no se trata propiamente de un cuento, se trata de historias cortas
que dirigen al niño para realizar conductas sociales apropiadas. Está técnica fue
diseñada por Carol Gray Se conforman de cuatro tipos de frases y generalmente
se acompañan de alguna ilustración que sirve de guía visual para una mejor
comprensión por parte del niño. Los tipos de frases que emplea son las siguientes:
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Inicialmente las historias sociales fueron desarrolladas para niños con trastornos del
espectro autista, pero también ha resultado una herramienta útil con niños,
adolescentes y adultos con desarrollo normal o con algún retraso en el desarrollo
social, de comunicación o cognitivo. Las historias sociales brindan información
social mediante señales visuales y/o verbales que resultan fácilmente
comprensibles para el niño.
Se implementó esta estrategia en el Centro de Rehabilitación Infantil Teletón
debido a que una dificultad constante en el servicio de terapia de lenguaje, era el
constante llanto de los niños en edad preescolar para ingresar solos a sus citas, lo
que solía derivar en rabietas, conductas de agresión dirigidas a la figura del
terapeuta e incluso provocarse el vomito. Luego de intentar el manejo de estas
conductas favoreciendo el rapport del niño a través del juego, promoviendo la
permanencia del niño sólo en su terapia de manera gradual (en las primeras citas
permitir el ingreso con la mamá, posteriormente dejar que la mamá permanezca
dentro pero a espaldas del niño para que no la vea pero de ser necesario se
cerciore de que está presente, que la mamá salga luego de ciertos minutos
transcurridos hasta que finalmente el niño permanezca solo), se diseñó una
historia social para favorecer la cooperación de los niños en su terapia de
lenguaje. Cada frase se presenta en una hoja por separado, con su ilustración
correspondiente:
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servicio de nutrición, ya que siendo niños que utilizan silla de ruedas tienden al
sobrepeso por el tiempo que pasan sentados, y los niños con distrofia muscular, al
tener debilidad muscular requieren tener un peso adecuado que su cuerpo pueda
soportar, por poner algunos ejemplos.
Esta estrategia también se ha brindado a los papás para que ellos diseñen
sus propias historias sociales y las trabajen con sus hijos de acuerdo a sus
necesidades.
Cuentos terapéuticos:
Se ha recurrido a una serie de cuentos con la finalidad de ser utilizados como
herramienta psicoterapéutica en el manejo emocional de niños con discapacidad.
Se trata de historias que giran en torno a temas específicos, comunes a la
población a la que van dirigidos, que reflejen conflictos internos con los que el niño
esté luchando, que favorezcan su identificación con el personaje principal, y a
través de las metáforas empleadas descubra alternativas para enfrentar y resolver
dicho conflicto, alternativas de conducta o de solución de problemas.
Con los pacientes con enfermedades neuromusculares2 se ha utilizado el
cuento ¡Qué niño más lento! con la finalidad de abordar la aceptación de su propio
ritmo para hacer diferentes actividades.
Los cuentos de “Miffy en el Hospital” y “Tom en el Hospital” han facilitado el
manejo emocional de los niños con programación a cirugía, complementando las
sesiones de juego con el hospital de Playmovil y el maletín médico. Así como el
cuento “la Jeringa que no era feliz” para ayudar a los niños a sentir cierto control
sobre las experiencias médicas que suelen vivir en forma pasiva.
El cuento de “Mi amigo el Sauce” ha sido de gran utilidad para abordar el
tema de la enfermedad y la muerte con pacientes con enfermedades
neuromusculares, que son progresivas y degenerativas con pronóstico terminal. Al
igual que “Tantos animalitos muertos” que permite abordar el tema de la muerte y
los rituales de despedida.
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Las enfermedades neuromusculares afectan el componente motor, se caracterizan por debilidad muscular
progresiva. Lo que hace que los niños que la padecen manifiesten lentitud y torpeza física.
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Distrofia Muscular de Duchenne: Es un desorden genético que se caracteriza por deterioro y debilidad
progresiva de los músculos, lo que ocasiona la disminución de la fuerza muscular. No tiene cura e inhabilita
progresivamente a quienes lo padecen para realizar las actividades de la vida cotidiana. El pronóstico es
malo para la función y la vida, siendo las principales causas de muerte las complicaciones cardiacas y
respiratorias. La esperanza de vida es alrededor de los 20 años de edad. Es un padecimiento que predomina
en varones.
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En este artículo se plantea la trama general de la historia, más no el cuento en sí mismo.
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Se presenta la trama general más no el cuento en sí mismo.
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benéfico no sólo para el niño que creó la historia sino para otros niños, al provenir
justamente de una experiencia compartida. Quien mejor para reflejar los
sentimientos que provoca la discapacidad que alguien que la vive todos los días.
Las historias creadas a partir de las sesiones de juego de algunos niños han
resultado de interés y utilidad para más niños en situaciones similares
precisamente porque cada uno le da su propio significado, cada uno agrega
elementos nuevos al cuento, finales alternos. Por ello es importante hacer del
trabajo con cuentos una experiencia única.
CONCLUSIONES
Los cuentos al igual que las historias sociales son una herramienta eficaz en
la psicoterapia con niños. A través de los cuentos se facilita que los niños y sus
padres expresen sus sentimientos en relación a la discapacidad y a partir de los
modelos y alternativas que se presentan en la historia logran desarrollar
habilidades de afrontamiento adecuadas.
El cuento complementa muy bien el uso de otras estrategias utilizadas en la
psicoterapia infantil como lo es juego, el dibujo, entre otros.
Sin embargo, aunque la experiencia clínica permite comprobar que los
cuentos pueden ser utilizados como herramienta psicoterapéutica en el manejo
emocional de niños con discapacidad y sus padres, resulta imperante poder
sustentar con evidencias esta afirmación, por lo que sería conveniente realizar
algún tipo de investigación que permita responde a la pregunta: ¿Qué efecto tiene
el uso de los cuentos como herramienta psicoterapéutica en el manejo emocional
de niños con discapacidad y sus padres?
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REFERENCIAS BIBLIOGRAFICAS
Mills J.C. (2008). Mi amigo el Sauce: un cuento para niños acerca de pérdidas.
México: Sana Colita de Rana.
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