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INTRODUCCIÓN
Desde 1914, que el Canal de Panamá comenzó a operar nunca ha parado por un
instante de servir a los usuarios mundiales. Todos sabemos que la eficiente
operación del Canal de Panamá depende del mantenimiento continuo de su
equipo e infraestructura, además de la implementación de los proyectos de
mejoras, y de la coordinación de fuerza laboral muy bien adiestrada y motivada.
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CONSTRUCCION DEL CANAL DE PANAMÁ
Los primeros planes para un Canal
La idea de excavar un paso de agua a través del Istmo de Panamá para unir los
océanos Atlántico y Pacífico surgió a comienzos del siglo 16, cuando Vasco Núñez
de Balboa cruzó el Istmo en 1513. Balboa descubrió en ese entonces que tan solo
una estrecha franja de tierra separaba los dos océanos. El Emperador Carlos V
del Sacro Imperio Romano Germánico, quien también fuese Carlos I de España,
inició un movimiento para construir un paso a través del Istmo.
El interés de los Estados Unidos en un canal que uniera los océanos Atlántico y
Pacífico a través del Istmo centroamericano, no necesariamente por Panamá,
surgió relativamente tarde. Este interés por construir un canal aumentó con el
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descubrimiento de oro en California en 1848, que creó un tremendo volumen de
comercio transístmico, mayormente por tierra, a través de la sección hasta
entonces terminada del Ferrocarril de Panamá.
El Presidente Grant nombró una Comisión del Canal Interoceánico para evaluar
los hallazgos de estas expediciones realizadas por la Armada entre 1870 y 1875.
La Comisión preparó un informe y, luego de mucha consideración, en 1876 la
Comisión se pronunció en favor de la ruta por Nicaragua.
Luego del fracaso de los franceses por construir un canal, la Comisión del Canal
Ístmico de los Estados Unidos (1899-1901), conocida también como la segunda
Comisión Walker en honor a su presidente, el Contraalmirante John G. Walker,
ordenó nuevamente estudiar todas las rutas factibles para construir un canal entre
los océanos Atlántico y Pacífico. El estudio fue ordenado por el Presidente de los
Estados Unidos, William McKinley, sucesor de Grant en el cargo. Esta vez, las
rutas por Panamá y Nicaragua recibirían especial consideración. La ruta por
Nicaragua volvió a resultar favorecida, pero no sería por mucho tiempo.
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La Construcción del Canal Francés
Luego de explorar varias rutas en las regiones de Darién y Atrato, Wyse volvió a
París en abril de 1877. Sin embargo, de Lesseps rechazó todos sus planos porque
incluían la construcción de túneles y esclusas. Durante una segunda visita de
exploración en el Istmo que se inició el 6 de diciembre de 1877, Wyse exploró dos
rutas en Panamá: la ruta de San Blas y la ruta desde Bahía Limón a la ciudad de
Panamá, que es la actual ruta del Canal. De seleccionar la última, su plan era
construir un canal al nivel del mar. La ruta correría casi paralela al Ferrocarril de
Panamá y requeriría de un túnel de 7,720 metros de largo a través de la Cordillera
Continental en Culebra.
Con este plan para un canal por Panamá, Wyse viajó a Bogotá donde, en nombre
de la sociedad, negoció un tratado con el gobierno colombiano. El tratado, firmado
el 20 de marzo de 1878, se conoció como la Concesión Wyse. Otorgaba a la
Société Civile derecho exclusivo para construir un canal interoceánico por
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Panamá. Conforme a una cláusula del tratado, la vía acuática revertiría al gobierno
colombiano luego de 99 años, sin compensación.
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La compañía francesa utilizaría estos conceptos como base para el canal de
esclusas que adoptaría eventualmente en 1887, luego del fallido intento por
construir un canal al nivel del mar. De haber aprobado este plan en un principio,
Francia hubiera podido prevalecer en su esfuerzo de construir un canal.
De Lesseps pensó que una semana sería suficiente tiempo para lograr el
consenso y finiquitar los detalles. Con las cosas ahora amenazando con salirse de
sus manos, el viernes 23 de mayo “lanzó el manto de la indiferencia”, como
escribió un delegado, y convocó a una sesión general.
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La resolución fue aprobada con 74 votos a favor y 8 en contra. Los votos en contra
incluyeron a de Lépinay y Alexandre Gustave Eiffel. Treinta y ocho miembros del
Comité estuvieron ausentes y 16, incluyendo a Ammen y Menocal, se abstuvieron.
Los votos a favor, predominantemente franceses, no incluyeron a ninguno de los
cinco delegados de la Sociedad Francesa de Ingenieros. De los 74 que votaron a
favor, sólo 19 fueron ingenieros y de ellos, sólo uno, Pedro Sosa de Panamá,
había estado alguna vez en América Central.
En el día escogido, pero más tarde que la hora escogida, el bote de servicio a
vapor Taboguilla, llevó a de Lesseps y a un grupo de distinguidos invitados tres
millas hacia el sitio donde se celebraría la ceremonia en el Río Grande, luego de
realizar los festejos y actividades acordes a bordo. Sin embargo, como algunos
invitados llegaron tarde y atrasaron al Taboguilla, la marea del Océano Pacífico
había bajado tanto que la nave no pudo atracar en el área designada. Por
supuesto que el intrépido de Lesseps tenía lista una solución. Tenía consigo una
pala y una piqueta traídas de Francia especialmente para la ocasión. Ahora, al
declarar que de todas formas el acto era sólo simbólico, arregló para que su hija
Ferdinande diera el golpe ceremonial con el pico a una caja de champaña llena de
tierra. La caja de champaña vacía fue quizás un indicio del regocijo y aplauso que
siguieron al acto oficial.
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Como de Lesseps era un diplomático de carrera y no un ingeniero, hecho que
quizás debieron haber recordado más a menudo al tomar las decisiones sobre el
diseño del canal, su hijo Charles se encargó de la tarea de supervisar el trabajo
diario. El mismo de Lesseps se encargó de la importante tarea de promover y
conseguir el dinero para el proyecto de fuentes privadas. Al no tener la más
mínima inclinación científica o técnica, de Lesseps dependía de una fe más bien
ingenua en la naturaleza fortuita de la tecnología naciente. Por esto se preocupó
muy poco por los problemas que enfrentaba el gigantesco esfuerzo, sintiéndose
seguro de que de alguna manera la gente correcta con las ideas correctas y las
máquinas adecuadas aparecerían milagrosamente en el momento adecuado y se
encargarían de ellos. Su confianza y entusiasmo sin límite para el proyecto y su fe
consumada en los milagros de la tecnología atrajeron a los accionistas.
Sin embargo, las pocas semanas dedicadas a este estudio no fueron suficientes
para una investigación de tal magnitud. Como consecuencia, el contenido del
informe de la comisión técnica, enviado el 14 de febrero de 1880, era poco
convincente tanto científica como profesionalmente. De hecho, incluía poco más
que un sello de goma para el proyecto como lo concebía de Lesseps. Para
aprobar la construcción de un canal al nivel del mar, la comisión informó que no se
presentarían dificultades significativas al excavar el cauce profundo a través de la
Cordillera Continental en el Corte Culebra y estimó que la construcción tomaría
aproximadamente ocho años. Las recomendaciones también incluyeron la
construcción de un rompeolas para protección en Bahía Limón y una posible
esclusa de mareas en el lado Pacífico.
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Para realizar el trabajo,
de Lesseps contrató a la
firma Couvreux y
Hersent, con la cual
había trabajado en Suez.
Viendo el trabajo en
retrospección, se podría
decir que se dividió en
cuatro fases. Durante la
primera fase, del 12 de
marzo de 1881 a finales
de 1882, todo el proyecto
estuvo a cargo de
Couvreux y Hersent.
Durante la segunda fase,
de 1883 a 1885, luego de
la salida de Couvreux y
Hersent, el trabajo lo
realizaron una variedad
de pequeños contratistas bajo la supervisión de la Compañía del Canal. En la
tercera fase, entre 1886 y 1887, el trabajo lo realizaron varios grandes contratistas.
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La maquinaria debería llegar pronto. Parte de ésta fue fabricada en Europa y el
resto en los Estados Unidos. Se necesitaba toda clase de equipos — desde
lanchas, excavadoras, camiones volquetes y grúas hasta telégrafos y equipo
telefónico.
De Lesseps estaba consciente que el ferrocarril era importante para llevar a cabo
los trabajos y en agosto de 1881, los franceses adquirieron el control de este vital
elemento. Pero les costó bastante: más de $25,000,000 – casi un tercio de los
recursos con que contaba la Compagnie Universelle. Sin embargo, de manera
extraña, nunca se logró organizar el ferrocarril para que prestara servicio tan
siquiera cerca de su capacidad máxima, especialmente transportando material
desde el sitio de excavación hacia las áreas de depósito.
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Sin embargo, realmente fue poco lo que se excavó debido a la falta de
organización en el campo. Los ingenieros debieron seguir realizando los estudios
y trabajos preliminares necesarios para el proyecto, debido a lo limitado que
resultaron los estudios originales. También siguieron enviando informes a París.
Finalmente, y tras haber hecho todos los arreglos para la excavación, Couvreux y
Hersent decidieron retirarse del proyecto, y el 31 de diciembre de 1882 escribieron
a de Lesseps pidiendo la cancelación de su contrato. La confusión reinó por un
tiempo, hasta el nombramiento de Jules Dingler como el nuevo Director General. A
pesar de la amenaza de la fiebre amarilla, Dingler, ingeniero de habilidades,
reputación y experiencia sobresalientes, llegó a Colón el 1 de marzo de 1883,
acompañado por su familia y Charles de Lesseps.
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En el Corte Culebra, los trabajos de excavación seca progresaban y se proyectaba
que se terminarían para mayo de 1885. Sin embargo, existía la creciente
preocupación por la estabilidad de los taludes y el peligro por deslizamientos de
tierra. Las dragas se abrían camino tierra adentro en las entradas en el Atlántico y
el Pacífico. La maquinaria provenía de diferentes países – Francia, Estados
Unidos y Bélgica. El equipo era modificado constantemente y era utilizado en
combinaciones experimentales, pero en general era demasiado liviano y pequeño.
La creciente acumulación de equipo desechado y fuera de uso a lo largo de la ruta
del canal era evidencia de los errores cometidos previamente.
Pero justo cuando parecía que las cosas iban bien, la tragedia llegó a la familia
Dingler. Su hija, Louise, murió de fiebre amarilla en 1884. Un mes más tarde, el
hijo de Dingler de 20 años, Jules, murió de la misma enfermedad. Como si no
hubiera sido suficiente, el prometido de su hija, quien había llegado de Francia con
la familia, contrajo la enfermedad y también murió.
Philippe-Jean Bunau-Varilla
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Entonces, tan terrible como suena, la tragedia azotó nuevamente. La esposa de
Dingler murió de fiebre amarilla, casi un año después de la muerte de su hija y su
hijo. Devastado, Dingler permaneció en el trabajo hasta junio, cuando decidió
regresar a Francia para nunca más volver al Istmo que le había arrebatado a
tantos de sus seres amados.
El siguiente Director General fue Maurice Hutin, quien ocupó el cargo durante un
mes hasta que se vio forzado a volver a Francia por motivos de salud. El nuevo
Director General interino fue Bunau-Varilla, de 26 años. Bajo el mando de Bunau-
Varilla aumentó la moral de los empleados y las excavaciones aumentaron a lo
largo de la ruta. Aún así, el equipo y la organización del trabajo seguían siendo
increíblemente inadecuados. Los vagones Decauville hacían la mayor parte del
trabajo en Culebra, en el sector Pacífico. Cada una de las cinco excavadoras que
trabajaban en el Atlántico podían remover 300 metros cúbicos de material por día,
pero la falta de trenes para transportar los desechos atrasaba su trabajo.
Seguía faltando el equipo adecuado — el que se tenía aún era muy pequeño y
muy liviano — y se daban grandes cambios en la fuerza laboral. El sistema de
eliminación de desechos estaba ineficazmente organizado y manejado, los sitios
de desecho estaban demasiado cerca de los sitios de excavación y cuando llovía,
todo el material excavado se volvía a depositar en el cauce. Las cunetas de
drenaje construidas paralelas al Canal ayudaron, pero no mucho. Mientras más
profunda era la excavación, peor eran los deslizamientos. Lograr que los taludes
fueran menos empinados excavándolos hacia atrás, fue otro método utilizado para
disminuir los deslizamientos, pero esto aumentaba el volumen de excavación a
realizar. Y, mientras que la tierra se deslizaba con facilidad hacia el cauce, el
espeso lodo se adhería con tenacidad a las palas y a menudo debía ser raspado
para retirarlo. Las excavadoras francesas de cangilones se atascaban y eran
detenidas por piedras y rocas.
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Mientras tanto, la pérdida de vidas humanas aumentaba, llegando a su máximo en
1885. La fiebre amarilla no era constante, pues solía llegar en ciclos de dos o tres
años. Por supuesto que la malaria continuó tomando aún más vidas que la fiebre
amarilla. Como los enfermos evitaban los hospitales siempre que fuera posible,
por su reputación de propagar estas enfermedades, hubo muchas defunciones
que nunca se registraron.
En enero de 1886 llegó Leon Boyer, el nuevo Director General que relevaría a
Bunau-Varilla. Poco después, el mismo Bunau-Varilla contrajo la fiebre amarilla,
pero no murió. Sin embargo, estaba muy debilitado y volvió a Francia a
recuperarse.
Pero ya para mayo él también tuvo que retirarse, víctima de la fiebre amarilla. Su
asistente, Nouailhac-Pioch, fue nombrado director provisional hasta que otro
Director General, un hombre llamado Jacquier, el sexto desde 1883, fue nombrado
en julio de 1886. Jacquier ocupó el puesto hasta la derrota en 1888.
Tal era el volumen del trabajo en 1886, que el área de mayor excavación, el trecho
entre Matachín y Culebra, parecía ser un solo proyecto continuo. Aunque seguía
teniendo dificultades administrativas, la organización francesa en el Istmo había
mejorado y tenía equipo en abundancia. Las viviendas eran limpias y adecuadas,
aunque no contaban con mallas contra las moscas y mosquitos.
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Se hacía cada vez más evidente para casi todos, excepto para Ferdinand de
Lesseps, que bajo las circunstancias, un canal a nivel estaba fuera de contexto y
que a estas alturas sólo un canal de esclusas de alto nivel tendría alguna
esperanza de tener éxito. Obstinado mantuvo su posición, aunque estaba siendo
presionado desde todos los ángulos, pero finalmente accedió a considerar el
cambio. Aún entonces aplazó lo inevitable durante otros nueve meses, estudiando
los planes alternos.
Gustave Eiffel
En el Corte Gaillard, donde el nivel promedio había sido reducido sólo 3 pies en
1886, se redujo 10 pies más en 1887 y 20 pies en 1888, llevando el nivel
finalmente a 235 pies para cuando se detuvieron los trabajos.
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Bajo el mando de Artigue, Sonderegger et Cie., el trabajo avanzaba muy bien.
Algunas áreas del canal estaban ya prácticamente terminadas, el Ferrocarril de
Panamá estaba siendo desviado de su ruta fuera del Corte, estaba casi por
iniciarse la instalación de la primera esclusa y ya se habían iniciado los trabajos
preliminares para una represa.
Para este entonces, el estado mental de Ferdinand de Lesseps era tan pobre que
poco sabía de lo que estaba ocurriendo y permaneció enclaustrado en su casa
dentro del círculo familiar. Falleció el 7 de diciembre de 1894 a la edad de 89
años. Charles vivió hasta 1923, lo suficiente para ver el Canal de Panamá
terminado, el honor devuelto al nombre de su padre y su propia reputación
substancialmente limpia.
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La dedicación al trabajo de los franceses a pesar de los obstáculos que
enfrentaron en el Istmo es realmente extraordinaria, más aún cuando recordamos
cuán diferente era el mundo en ese entonces y las expectativas de vida que tenían
la mayoría de las personas, aún aquellas en circunstancias favorables.
Sin contar con suficiente capital para operaciones, tan sólo unos $12,000,000 para
proceder con cualquier trabajo significativo, la Compagnie Nouvelle tenía la
esperanza de poder atraer a los inversionistas que los ayudarían a terminar un
canal ístmico construido por los franceses. Inicialmente, no tenían intención de
vender sus derechos; querían hacer de la operación un éxito y quizás poder pagar
las pérdidas de los accionistas originales.
Muchos de los aspectos del plan eran similares en principio al canal que
finalmente construyeron los estadounidenses en 1914. Fue un canal de esclusas
con dos lagos de alto nivel para elevar las naves y hacerlas atravesar la Cordillera
Continental. Las esclusas se construirían en juegos y medirían 738 pies de largo y
unos 30 pies de profundidad; las cámaras paralelas medirían 82 pies de ancho
una y 59 pies la otra. Habría ocho juegos de esclusas, dos en Bohío Soldado y
dos en Obispo en el sector Atlántico; uno en Paraíso, dos en Pedro Miguel y uno
en Miraflores, en el Pacífico. Se crearían lagos artificiales al represar el Río
Chagres en Bohío y Alhajuela, que contribuirían al control de inundaciones y la
producción de energía eléctrica.
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Si acaso los directores de la Compagnie Nouvelle aún mantenían la idea de que
podrían terminar el canal, pronto enfrentarían la realidad de la situación: durante y
luego del amargo escándalo con la antigua compañía, el público perdió toda fe en
el proyecto.
Hay quienes dicen que en gran parte los estadounidenses pudieron construir con
éxito el canal por Panamá porque aprendieron de los errores cometidos por los
franceses. Las lecciones aprendidas de la experiencia francesa ciertamente fueron
de gran ayuda, pero el éxito de los Estados Unidos se debió a mucho más que
eso.
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Roosevelt era defensor de una doctrina propuesta por el oficial de la Armada de
los Estados
Unidos y erudito, Thayer Mahan, quien explicó su teoría en su libro “La Influencia
del Poder sobre los Mares en la Historia”, publicado en 1890. La teoría decía que
la supremacía en el mar era parte integral de la destreza comercial y militar de una
nación. Para Roosevelt, esto hacía de un canal controlado por los Estados Unidos
una absoluta necesidad.
Theodore Roosevelt
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Casi al mismo tiempo, la Compagnie Nouvelle realizó una reunión con los
accionistas en París y, temiendo perder el trato que habían propuesto a los
estadounidenses, adscribieron un nuevo valor de $40,000,000 a sus propiedades
en Panamá. Este resultó ser el valor que habían adjudicado los estadounidenses a
las propiedades. El Almirante Walker fue citado diciendo que, “Esto puso las cosas
en una nueva perspectiva”. Sin embargo, la Cámara de Representantes aprobó la
Ley Hepburn a favor de Nicaragua — faltando sólo dos votos para una decisión
unánime.
La Casa Blanca mantuvo silencio mientras esto ocurría; sin embargo, luego del
voto del Senado, Roosevelt congregó a los miembros de la Comisión Walker para
una reunión a puertas cerradas. En esa reunión dio a conocer que quería que se
aceptara la oferta de los franceses, además de que la Comisión debería presentar
un informe suplementario favoreciendo por unanimidad la ruta por Panamá. La
Comisión preparó el informe suplementario en el que cambiaba su decisión
original y apoyaba unánimemente la ruta por Panamá.
El Senador John Tyler Morgan, promotor por mucho tiempo de la ruta por
Nicaragua, defendió esa cláusula. Por otro lado estaban el “Cabildo de Panamá”,
dirigido por William Nelson Cromwell y, sí, de vuelta una vez más, Philippe Bunau-
Varilla. Como Bunau-Varilla tenía acciones propias en la compañía francesa, su
interés en que fueran compradas era a leguas egoísta. También lo eran los
motivos de Cromwell. Abogado, quien a su vez era accionista, director de la
compañía y representante de la Compañía del Ferrocarril de Panamá, esperaba
ganar mucho dinero con el negocio. De hecho, logró ganar la suma de $800,000
por los servicios prestados.
El Senador Mark Hanna también estaba a favor de la ruta por Panamá, por
razones técnicas ya proporcionadas en los informes técnicos. La vía acuática por
Panamá sería más corta, más recta, requeriría menos tiempo para transitar,
menos esclusas, tendría mejores puertos, ya contaba con un ferrocarril y su
operación sería más barata.
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Estampilla de 1 Centavo de Nicaragua del Volcán Momotombo haciendo erupción
Una vez establecida la ruta, era tiempo entonces de iniciar las negociaciones con
Colombia y obtener la concesión para construir un canal por la provincia
colombiana de Panamá. Colombia rechazó el Tratado Herrán-Hay, negociado para
este propósito entre el encargado de negocios colombiano Dr. Tomás Herrán y el
Secretario de Estado de los Estados Unidos, John Hay. Roosevelt, supuestamente
furioso, ya no se sentía inclinado a continuar las negociaciones.
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Las tropas no sólo protegieron el ferrocarril, si no que también fueron enviadas al
interior para bloquear el acceso por esas áreas. Unos 2,000 soldados de las
fuerzas colombianas intentaron acercarse por tierra, pero fueron derrotados por la
jungla del Darién y forzados a devolverse.Roosevelt presumiría más tarde diciendo
que, “…me tomé el Istmo, comencé el Canal y luego hice que el Congreso, en vez
de objetar el Canal, me objetara a mí”. Es probable que el movimiento
independentista panameño hubiera sucumbido sin la presencia del ejército de los
Estados Unidos.
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Corte Culebra
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La esparcidora fue otra innovación estadounidense. Un carro operado con aire
comprimido, tenía “alas” a cada lado, que podían subir o bajar. Al bajarlas, se
inclinaban 11.5 pies hacia atrás desde los rieles. Al avanzar, la esparcidora
extendía y nivelaba el material que dejaban los descargadores a lo largo de la vía.
Al igual que el descargador, la esparcidora realizó el trabajo de unos 5,000 a 6,000
hombres trabajando manualmente.
Volquetes
También se utilizó una gran cantidad de volquetes para desechos Western and
Oliver de 17 yardas cúbicas de capacidad y cuatro lados (27 carros que formaban
un tren). Como era difícil descargar la tierra de estos carros porque la pesada
arcilla se pegaba a las paredes de acero, se utilizaron casi exclusivamente para
transportar rocas desde el Corte a la Represa de Gatún. Su diseño de cuatro lados
hacía imposible su uso con los descargadores. Más de cien millones de yardas
cúbicas de desechos debían ser acarreados del sitio de excavación y ser
desechados. Parte de estos desechos se utilizaron para crear un rompeolas,
uniendo una serie de cuatro islas pequeñas en la Bahía de Panamá (Naos, Perico,
Culebra y Flamenco). Este rompeolas, que se extiende 3¼ millas en el Pacífico,
tiene una calle que lo convierte en una calzada. El tramo entre tierra firme y la Isla
Naos dio muchas dificultades, porque tenía un fondo muy suave y toneladas de
roca se hundían, prácticamente desapareciendo.
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La vía y el puente utilizados para acarrear los desechos hacia el área
desaparecían en el océano durante la noche y debían ser reemplazados. Al final,
completar el tramo hasta Isla Naos tomó diez veces la cantidad de relleno
estimada.
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Los deslizamientos de tierra en el Corte Culebra eran una preocupación constante
para los ingenieros de la construcción. El primero durante el esfuerzo
estadounidense ocurrió en Cucaracha el 4 de octubre de 1907, cuando unas
500,000 yardas cúbicas de material cayeron al Corte luego de varios días de
fuertes lluvias. El deslizamiento se extendió aproximadamente 14 pies cada 24
horas durante diez días. Aún hoy, Cucaracha sigue siendo un área de vigilancia
por deslizamientos de tierra.
Corte Culebra
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Los dos deslizamientos de tierra por rupturas estructurales durante la época de la
construcción estadounidense se dieron en la ribera este, al norte del Cerro del Oro
y en la ribera oeste, frente al poblado de Culebra. El deslizamiento de la ribera
oeste cubrió un área de 75 acres y requirió la remoción de unos 10,000,000 de
yardas cúbicas de material y la demolición y remoción de una serie de edificios del
poblado. El deslizamiento del Cerro del Oro de 50 acres en la ribera este, requirió
de la remoción de 7,000,000 de yardas cúbicas de material.
Esclusas en construcción
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Las esclusas recibieron sus nombres de ubicaciones geográficas ya existentes
antes de que se construyera el Canal. Todas las cámaras de las esclusas tienen
las mismas dimensiones – 110 pies de ancho por 1,000 pies de largo – y están
construidas en pares. O sea que dos pares de cámaras corren lado a lado para
acomodar el tráfico en dos vías, ya sea en direcciones opuestas al mismo tiempo
o en la misma dirección, dependiendo de las necesidades de tránsito. Las
Esclusas de Gatún tienen tres niveles o pares de cámaras, las de Pedro Miguel
tienen un nivel y las de Miraflores tienen dos niveles, haciendo un total de seis
pares con 12 cámaras en total. Las esclusas han sido reconocidas como el triunfo
estructural del Canal de Panamá y constituyen un aspecto único de la vía
acuática. Para el tiempo de su construcción, la estructura completa, sus
dimensiones y su innovador diseño sobrepasaron los de cualquier estructura
similar existente y aún en la actualidad son consideradas una maravilla de la
ingeniería del mundo.
Tomó cuatro años construir todas las esclusas a partir de la primera capa de
concreto colocada en Gatún el 24 de agosto de 1909. Hasta finales de la década
de 1800, el concreto, una combinación de arena, grava y cemento, había sido
poco utilizado en la construcción, y se utilizaba mayormente en pisos y sótanos.
Todavía había mucho por aprender y muchas decisiones por tomar sobre la
ciencia del concreto, que requiere de medidas específicas y controladas de las
cantidades y tamaño agregado del agua, cemento y arena, al igual que una
programación cuidadosa de un eficiente sistema de transporte del sitio de origen a
su destino. El trabajo de concreto en Panamá era un reto sin precedentes, cuyo
volumen total no sería igualado, si no hasta la construcción de la Represa Boulder
en la década de 1930.
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Goethals señaló que el Canal no hubiera podido ser construido sin Hodges.
Schildhauer era ingeniero eléctrico y Goldmark estuvo a cargo del diseño de las
compuertas de las esclusas.
Por supuesto que el factor clave en toda la empresa del Canal fue, y sigue siendo,
el agua. El agua eleva los barcos 85 pies sobre el nivel del mar hasta la superficie
del Lago Gatún, los lleva a través de la Cordillera Continental y los vuelve a bajar
al nivel del mar en el océano opuesto. El agua también sirve para generar energía
eléctrica, para operar los motores eléctricos que abren y cierran las compuertas y
las válvulas y las locomotoras eléctricas de las esclusas.
Para llenar una esclusa, se cierran las válvulas principales en el extremo más bajo
de la cámara, mientras que se abren las que se encuentran en el extremo
superior. El agua fluye del lago a través de las grandes alcantarillas hacia las
alcantarillas cruzadas y sube a través de los hoyos en el piso de las cámaras.
Para sacar el agua de las esclusas, se cierran las válvulas en el extremo superior
y se abren las del extremo inferior.
Compuertas
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Las compuertas de las esclusas constituyen las partes móviles más llamativas del
Canal. Las compuertas se mueven como puertas dobles. La construcción hueca e
impermeable de las mitades inferiores las hace flotar en el agua, reduciendo
grandemente el trabajo de las bisagras. Todas las hojas de las compuertas miden
64 pies de ancho por 7 pies de grosor. Sin embargo, varían en altura de 47 a 82
pies, dependiendo de su ubicación. Por ejemplo, las compuertas de las cámaras
bajas de las Esclusas de Miraflores son las más altas debido a la variación
extrema en las mareas del Pacífico.
En las Esclusas de Miraflores, cada cámara de las esclusas, excepto las de las
esclusas inferiores, tiene un juego de compuertas intermedias. El propósito de
estas compuertas es conservar agua al reducir el tamaño de la cámara, si el barco
en tránsito no es uno de los gigantes Panamax y puede ser acomodado dentro de
una cámara de 600 pies.
Como las mismas compuertas de las esclusas son una especie de represa y están
sobre el nivel del mar, se tomaron precauciones para protegerlas de daños que
pudieran permitir que el agua del lago se saliera y fluyera hacia el mar. Una de
esas medidas fue colocar compuertas dobles delante de la nave, una principal y
otra de seguridad, en los sitios en los que un daño a las compuertas pudiera
permitir la unión de los dos niveles, o sea, en los extremos superior e inferior de la
esclusa superior a cada nivel y a ambos lados del único nivel en las Esclusas de
Pedro Miguel.
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Por lo costoso de su mantenimiento, en comparación con lo poco que era
utilizado, la Junta Directiva aprobó la remoción del sistema de cadenas en julio de
1976, excepto en los extremos superiores de las esclusas de Gatún y Pedro
Miguel; las cadenas remanentes se removieron en octubre de 1980.
De todos modos, quedó un dispositivo para resguardar los barcos que pudieran
chocar contra una compuerta de seguridad. Este dispositivo es lo que se conocía
como represa de emergencia, y estaba instalado en las paredes laterales a la
entrada de cada esclusa superior entre la cadena para defensa y las compuertas
de seguridad. Era un enorme aparato de acero colocado para que girara hasta el
otro lado de la entrada de las esclusas en unos dos minutos en caso de
emergencia. Una serie de vigas maestras para puertas de desagüe descenderían,
formando andenes y se bajarían enormes planchas de acero hasta sellar el cauce.
Como nunca se utilizaron, las represas de emergencia fueron removidas a
mediados de 1950.
La electricidad era la fuerza que movía los cablevías, grúas, trituradoras de piedra
y mezcladoras de cemento en los tiempos de la construcción del Canal. Un canal
todo eléctrico fue una innovación durante la primera década del siglo XX. Las
operaciones de las esclusas requerían de unos 1,500 motores eléctricos, pues
todos los controles eran eléctricos. La Compañía General Electric fabricó casi la
mitad del equipo eléctrico requerido durante la construcción y virtualmente todos
los motores, relés, interruptores, cableado y equipo generador permanente.
También construyeron las locomotoras de remolque originales de las esclusas y
todo el sistema de iluminación.
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El tablero de controles es una representación en miniatura de las esclusas. Todo
lo que ocurre en las esclusas ocurre también en el tablero de controles,
exactamente al mismo tiempo. Los interruptores que mueven las compuertas de
las esclusas y demás mecanismos del sistema están ubicados a un lado de la
representación de ese mecanismo en el tablero de controles. Para elevar a un
enorme buque en tránsito dentro de una cámara de las esclusas, el operador sólo
tiene que girar una pequeña manivela de cromo.
Otra ingeniosa parte del sistema son las complejas rejillas formadas por barras
entrelazadas instaladas debajo del tablero de controles, donde no se pueden ver,
que interconectan los interruptores mecánicamente. Cada manivela debe ser
girada en la secuencia adecuada o no girará. Esto elimina la posibilidad de hacer
algo mal u olvidar un paso.
Esclusas de Miraflores
Las esclusas del Atlántico fueron terminadas primero; las de Pedro Miguel, con un
solo escalón, segundo; y las de Miraflores en mayo de 1913. Toda la fuerza
laboral tenía una moral altísima. El 20 de mayo de 1913, las palas a vapor No.222
y No.230, que lentamente habían estado acortando la distancia en el Corte
Culebra, se encontraron “en el fondo del Canal”. A 40 pies sobre el nivel del mar,
el Corte había llegado a su profundidad total en los días de la construcción. Las
compuertas de seguridad en Gatún funcionaron sin falla alguna la segunda
semana de junio de 1913, y el 27 de junio se cerró la última de las compuertas del
vertedero de la Represa de Gatún, permitiendo al lago llenarse hasta su nivel
máximo.
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La excavación seca terminó tres meses más tarde. En enero de 1913, cuando un
deslizamiento de tierra en Cucaracha devolvió 2,000,000 de yardas cúbicas de
tierra al Corte, se decidió inundar el Corte y dragar el desperdicio. La última pala a
vapor levantó la última roca en el Corte la mañana del 10 de septiembre de 1913,
que fue sacada del Corte en el último tren de desechos halado por la locomotora
No.260.
El 30 de septiembre, como para probar una vez más el sistema, hubo un terremoto
que sobrepasó la capacidad de las agujas del sismógrafo en Ancón. Aunque hubo
deslizamientos de tierra en el interior y paredes rajadas en algunos edificios en la
ciudad de Panamá, Gorgas informó a Washington que: “No se ha sufrido ningún
daño en ninguna sección del Canal”.
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Enfermedades durante la construcción del canal
El inicio del esfuerzo para la construcción del canal por los Estados Unidos data
del 4 de mayo de 1904 cuando, en una breve ceremonia, el oficial del Cuerpo de
Ingenieros del Ejército de los Estados Unidos, Teniente Mark Brooke, recibió las
llaves de las bodegas del Hospital Ancón. El Jefe de Sanidad, Dr. William
Crawford Gorgas y su personal, estuvieron entre los primeros en llegar al Istmo e
iniciar operaciones.
Los investigadores médicos de ese tiempo se hacían cada vez más receptivos a la
idea de la relación entre los mosquitos y la malaria y la fiebre amarilla. Apenas en
1881, el Dr. Carlos Juan Finlay ya se había convencido de que la fiebre amarilla
era transmitida por un tipo de mosquito específico, el Stegomyia fasciata (que más
tarde se conocería como Aedes aegypti). El único problema era que en ese
entonces no podía probar lo que para la mayoría parecía una teoría inventada. Sin
embargo, otros se dejaban guiar por Finlay. Mientras realizaba investigaciones en
Mississippi, el Dr. Henry Rose Carter descubrió la “incubación extrínseca”, o el
hecho que en efecto existía un período de tiempo específico involucrado en la
transmisión de la enfermedad de persona a persona. Sin embargo, los grandes
descubrimientos hechos en Cuba en 1900 sobre la fiebre amarilla, los realizó el
Dr. Walter Reed, quien era en ese tiempo el comandante en jefe de Gorgas y
quien probó que el Stegomyia fasciata era el transmisor.
Su descubrimiento eliminó todas las teorías previas, entre ellas la creencia de que
los “fomites”, el término utilizado para referirse a la ropa o las sábanas sucias de
las víctimas de la fiebre amarilla, podían propagar la enfermedad.
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Por haber sobrevivido a la fiebre amarilla y, por tanto, ser inmune a la enfermedad,
Gorgas se convirtió en un miembro particularmente valioso del equipo médico. Sin
embargo, aún escéptico, sugirió a Reed que, para probar la teoría de una vez por
todas, deberían erradicar al Stegomyia fasciata de la Habana y observar los
resultados. Con la aprobación de Reed, Gorgas inició la tarea en febrero de 1901.
Los resultados mostraron una reducción dramática en los casos de fiebre amarilla
– de 1,400 casos conocidos en 1900 a sólo 37 casos en 1901; y ninguno después
de octubre. Los procedimientos de erradicación no sólo eliminaron al Stegomyia
fasciata, si no que redujeron también la población del Anófeles, disminuyendo así
los casos de malaria a menos de la mitad. Gorgas introdujo estas mismas técnicas
en Panamá tras su arribo en 1904.
Para Gorgas era urgente iniciar la erradicación del mosquito antes de que llegaran
empleados nuevos, no inmunes, y se infectaran. Lamentablemente, los superiores
de Gorgas en la primera Comisión del Canal Ístmico no tomaron en serio los
nuevos descubrimientos científicos y por tanto no apoyaron los esfuerzos de
Gorgas. Los funcionarios de la Comisión siguieron pensando que los esfuerzos de
Gorgas eran una pérdida de tiempo y dinero, aún luego que un congreso científico
celebrado en París en 1903 revisara el trabajo de Reed sobre la fiebre amarilla y lo
proclamara como un “hecho comprobado científicamente”.
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Las medidas de Stevens parecen aún más admirables, como diría más tarde,
“Probablemente como muchos otros, yo tenía una pequeña idea sobre la teoría del
mosquito, pero, como muchos legos, tenía poca fe en su eficacia y ni siquiera en
sueños llegué a realizar su tremenda importancia”.
John F. Stevens
Los trabajos para combatir la fiebre amarilla incluyeron colocar mallas en ventanas
y puertas, fumigar de casa en casa las ciudades de Panamá y Colón y llenar de
aceite semanalmente las cunetas y letrinas. Un importantísimo adelanto fue suplir
de agua potable a las ciudades de Panamá y Colón y a otros poblados, para
eliminar la necesidad de mantener contenedores de agua que pudieran servir
como criaderos perfectos para el mosquito transmisor de la fiebre amarilla.
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En una comparación entre la erradicación de los dos tipos de mosquitos, se
visualizó la eliminación del vector de la fiebre amarilla como “hacerle la guerra al
gato de la familia”, mientras que la campaña contra el mosquito transmisor de la
malaria sería “como combatir a todas las bestias de la jungla”.
Conforme con los Artículos VI y XV del Tratado de 1903, las villas y poblados
nativos en la Zona del Canal debían ser reubicados. Los propietarios legales que
debían mudarse recibieron una compensación por sus propiedades. Muchos
habitantes debían ser reubicados para llenar el Lago Gatún. Muchos de estos
sitios existían desde los inicios de la navegación por el Río Chagres, cuando éste
era una ruta comercial muy utilizada para cruzar el Istmo. Estos poblados incluían
Ahorca Lagarto, Barbacoas, Caimito, Matachín, Bailamonos, Santa Cruz, Cruz de
Juan Gallego y Cruces. Luego de la culminación del Canal de Panamá, muchos
poblados ya no eran necesarios y fueron abandonados.
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Algunos de estos poblados fueron construidos en el mismo sitio que los poblados
existentes en la época francesa, entre ellos Emperador, llamado “Empire” por los
estadounidenses y los sitios de los talleres de reparación de palas a vapor y la
Oficina de Ingeniería de la División Central, encargada de la excavación en el
Corte Culebra. Por el contrario, el poblado de Culebra, donde se encontraban las
oficinas principales de los estadounidenses, estaba recién construido. Nunca se
tuvo la intención de hacer de muchos de estos poblados sitios permanentes.
Ferrocarril de Panamá
Hubo muchos problemas que el ingeniero jefe John F. Stevens, quien ocupó el
cargo del 1 de julio de 1905 al 1 de abril de 1907, debía confrontar y solucionar de
inmediato. Se requirió de mucha planificación para proporcionar las viviendas y el
suministro de alimentos adecuados, pues el nivel de desarrollo de Panamá era
muy bajo y el país no estaba equipado para sostener a la población creada por la
creciente fuerza laboral canalera. Casi todo lo requerido para la construcción del
Canal, desde equipos y suministros para edificios hasta la fuerza laboral y los
alimentos, debía ser traído al Istmo de afuera y distribuido eficientemente a lo
largo de la ruta del Canal. El Ferrocarril de Panamá, el cual Stevens vio de
inmediato como el punto vital de la construcción del Canal, fue reacondicionado
por completo. El equipo tan liviano, inadecuado y desigual de los franceses fue
reemplazado con lo mejor y más fuerte disponible, pues este ferrocarril no sólo
distribuiría obreros, materiales y suministros, si no que acarrearía la tierra y la roca
excavada del cauce. Stevens dijo que, “No es mi intención criticar a los franceses,
pero no puedo concebir cómo hicieron el trabajo que hicieron con el equipo con
que contaban”.
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Se ordenaron rieles, motores, vagones de carga, camiones volquetes y carros
refrigerados más resistentes y se mejoraron las señales en puentes y desvíos. Se
trajo de Estados Unidos un grupo de ingenieros, cambiadores de rieles
ferroviarios, operadores, mecánicos, capataces de patio, capataces de ferrocarril,
despachadores, superintendentes y conductores, para que primero ensamblaran
el ferrocarril, pues todos los componentes se embarcaron por partes, y luego lo
operaran.
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El Cnel. George Washington Goethals, ingeniero jefe sucesor de Stevens durante
el período de construcción y bajo cuyo liderazgo se terminó el Canal, dijo que,
“Stevens ideó, diseñó y anticipó prácticamente todas las contingencias vinculadas
a la construcción y posterior operación del estupendo proyecto…Es por esto que
corresponde a él más que a mí el honor de ser el real “Genio del Canal de
Panamá…”.
“Ofrecerá una vía más segura y rápida a los barcos…Sin lugar a duda, ofrecerá la
mejor solución al vital problema de cómo manejar con seguridad el agua
excedente del Chagres…Sus costos de operación, mantenimiento y cargos fijos
serán mucho menores que los de cualquier canal a nivel”.
Stevens estimó que en ocho años, para enero de 1914, se terminaría el canal de
esclusas; estimó que un canal a nivel no podría terminarse en menos de dieciocho
años, o sea alrededor de 1924.
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Justo cuando todos los problemas inmediatos se habían resuelto y el trabajo
llevaba buen ritmo, Stevens renunció repentina e inexplicablemente el 1 de abril
de 1907. A pesar de todas las especulaciones sobre las razones de su renuncia,
Stevens no dijo nada públicamente, excepto que sus razones eran “personales”.
Como profesional experimentado en ingeniería de ferrocarriles, para Stevens el
trabajo del canal fue una proposición meramente administrativa y de diseño. Una
vez señaló que, “…el problema es de magnitud y no de milagros”. Roosevelt
nunca tuvo reservas sobre la habilidad técnica y ejecutiva de Stevens, pero la
insensibilidad obvia de Stevens respecto al hecho de que el Canal era una obra
del Gobierno de los Estados Unidos no le caía muy bien.
Ahora que el proyecto del canal había arrancado y progresaba bien, los
sentimientos de Roosevelt hacia el mismo sufrieron un cambio aparente. Mientras
que al principio lo veía como una necesidad política, comercial y militar, ahora
podía darse el lujo de sentirse inspirado por el “romance” de la situación,
engendrada por los dramáticos retos de su diseño estructural y las muchas y
diversas dificultades que se sobrellevaron. Ahora Roosevelt hablaba de la
construcción del canal como una fuerte batalla que involucraba tanto el honor
nacional como el de la fuerza laboral. Roosevelt viajó a Panamá en noviembre de
1906 para ver por sí mismo el progreso de los trabajos, convirtiéndose en el primer
presidente en salir del territorio de los Estados Unidos. Al final de su último día en
el Canal, hizo una presentación improvisada para varios cientos de
estadounidenses, entre ellos John Stevens. Algunos extractos de sus
señalamientos revelan su modo de pensar en ese entonces. “…quienesquiera que
sean ustedes, si están cumpliendo con su trabajo, la responsabilidad del balance
del país se les asigna a ustedes, como a un soldado en una gran guerra. El
hombre que hace su trabajo, sin importar el puesto que ocupe, es el hombre
indicado para hacer el trabajo. Pero para cumplir con su misión deben hacer un
poco más que sólo ganarse el salario. En la forma en que los he visto y como los
he visto trabajar, observando lo que ya han hecho y lo que están haciendo, me he
sentido exactamente como me sentiría al ver a los grandes hombres de nuestra
nación librando una gran guerra”.
“…ustedes, quienes están haciendo un buen trabajo para culminar esta gran
empresa, se ven exactamente como los soldados de las pocas grandes guerras de
la historia del mundo. Esta es una de las grandes obras del mundo. Es aún más
grande de lo que ustedes en este momento pueden imaginar”.
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No hay diferencia. Si hace bien su labor es un camarada y es reconocido en todas
las bases del Gran Ejército. Y así mismo debe ser con ustedes, ya sea que sean
ingenieros jefes, superintendentes, capataces, operadores de palas a vapor,
mecánicos torneros, oficinistas – el espíritu de camaradería debe prevalecer”.
A juzgar por estos señalamientos, es fácil ver que Roosevelt debió haber sentido
que con su renuncia Stevens traicionaba los preceptos fundamentales de una
empresa tan grande y noble, al haberla visto sólo como un trabajo y no haberle
puesto el compromiso de corazón y espíritu que Roosevelt creía que ésta merecía.
Y mientras que aparentemente no tenía ningún resentimiento contra Stevens, no
lo mencionó en la sección del Canal en su autobiografía. También decidió que no
cometería el mismo error dos veces y nombró a un militar como reemplazo de
Stevens, un miembro del Cuerpo de Ingenieros del Ejército, quien debería
permanecer en el puesto por el tiempo que dispusiera su presidente y comandante
en jefe. El siguiente ingeniero jefe fue el Teniente Coronel George Washington
Goethals, quien fue ascendido al rango de Coronel en diciembre de 1909 y luego a
Mayor General el 4 de marzo de 1914.
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La mayoría de sus subordinados inmediatos eran también militares, entre ellos el
Teniente Coronel Harry F. Hodges, el Mayor William L. Sibert, el Mayor David
DuBose Gaillard y el Contraalmirante Harry Harwood Rousseau. Hodges estaba a
cargo del diseño y construcción de las compuertas de las esclusas. Sibert era el
jefe de la División Atlántica, formada por la Represa de Gatún y las esclusas.
Gaillard se encargó de la División Central, que incluía el Lago Gatún y el Corte
Culebra. Gaillard murió de un tumor cerebral poco antes de la culminación del
Canal. En reconocimiento póstumo a sus servicios, el Presidente Woodrow Wilson
emitió un decreto el 17 de abril de 1915, que cambiaba oficialmente el nombre del
Corte Culebra a Corte Gaillard. Sydney B. Williamson, encargado de la División
del Pacífico, que se extendía desde el extremo sur del Corte Culebra a aguas
profundas en el Pacífico, era el único civil en su equipo de ingenieros de alto nivel.
Era responsable de la construcción de las esclusas de Pedro Miguel y Miraflores y
sus represas auxiliares. El único miembro de la comisión que pertenecía a la
armada era Rousseau, quien estaba a cargo del diseño y construcción de todas
las terminales, muelles, estaciones de carbón, astilleros, talleres de tornería,
bodegas y demás estructuras auxiliares.
Por lógica, y tal como los franceses lo habían hecho años antes, el sitio lógico
para buscar mano de obra eran las islas del Caribe.
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Sin embargo, al fracasar el esfuerzo del canal francés, muchos obreros
afroantillanos — unos 20,000 de ellos — quedaron vagando en Panamá para ser
repatriados por cuenta de sus propios gobiernos. Esta experiencia dejó tanto a los
gobiernos como a los obreros reacios a participar en el esfuerzo estadounidense.
Las autoridades de la Isla de Barbados autorizaron finalmente el reclutamiento a
gran escala, llegando a un total de 19,900 obreros, aproximadamente el 10 por
ciento de la población y entre el 30 y el 40 por ciento de los hombres adultos.
Cuando se levantaron las restricciones en 1907, unos 7,500 hombres fueron
reclutados de las islas francesas de Martinica y Guadalupe. Realmente, el mayor
reclutamiento de obreros se dio en 1907, cuando alrededor de 15,000 hombres
fueron traídos al Istmo. Cuando se esparció la noticia sobre los altos salarios y las
buenas condiciones de vida en el Istmo, no hubo más necesidad de reclutar y
todos los agentes fueron eliminados en 1909.
A menudo se dice por error que los obreros jamaiquinos construyeron el Canal de
Panamá. En realidad, Jamaica, siendo la isla más cercana y con más población de
las Antillas inglesas, hubiera sido el sitio lógico para reclutar obreros no
calificados. Sin embargo, a lo largo del período de construcción, las autoridades
de la isla continuamente se rehusaron a permitir el reclutamiento, estableciendo un
impuesto de una libra esterlina para cualquiera que quisiera irse a trabajar en
Panamá. Para los obreros no calificados, que ganaban un máximo de 30 centavos
al día, pagar el impuesto y el viaje era imposible. La inmigración de jamaiquinos en
el Istmo consistió mayormente de artesanos y no de obreros.
Culminación de la Construcción
El primer tránsito completo por el Canal de Panamá realizado por un buque
automotor de altamar se realizó el 7 de enero de 1914. La Alexander La Valley,
una vieja grúa flotante de los franceses que había sido traída anteriormente desde
el lado Atlántico, cruzó las esclusas del Pacífico.
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Al aproximarse el final de la construcción, el equipo del Canal comenzó a
separarse y a encargarse de otras cosas. Miles de trabajadores perdieron sus
empleos, muchos poblados fueron abandonados y trasladados y miles de edificios
fueron desarmados o demolidos. Gorgas renunció a la Comisión del Canal para
ayudar a combatir la neumonía entre los trabajadores en las minas de oro en
Sudáfrica, después de lo cual fue ascendido como inspector general de sanidad
del Ejército. A partir del 1 de abril de 1914, la Comisión del Canal Ístmico dejó de
existir y una nueva entidad administradora, el Gobernador de la Zona del Canal,
fue establecida oficialmente. El Coronel Goethals se convirtió en el primer
Gobernador del Canal de Panamá, confirmado por unanimidad por el Senado.
El Ancón
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Impresionantemente, como ningún otro proyecto similar hasta la fecha, el Canal de
los estadounidenses había costado menos en dólares que lo estimado, con la cifra
final unos $23,000,000 por debajo del estimado realizado en 1907, a pesar de los
deslizamientos de tierra y el cambio en el diseño para un canal más amplio.
Aún más impresionante es el hecho que este enorme y complejo proyecto sin
precedentes culminó sin ninguno de los escándalos o corrupción que a menudo
plagan este tipo de esfuerzos, y sin que haya surgido ningún tipo de escándalo en
los años subsiguientes a su culminación.
Por supuesto que hubo un costo en vidas humanas. Según los archivos del
hospital, se perdieron 5,609 vidas por enfermedades y accidentes durante la
época de construcción por los estadounidenses. Si sumamos las muertes
ocurridas durante la época de construcción por los franceses, el total aumentaría a
aproximadamente 25,000 muertes, basándonos en un estimado realizado por
Gorgas. Sin embargo, el verdadero número jamás se sabrá, pues los franceses
sólo documentaron las muertes ocurridas en los hospitales.
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Fuerza laboral
El siguiente cuadro muestra la fuerza laboral empleada durante la construcción del
Canal de Panamá.
Esta fue una tarea difícil al principio, pero se hacía todo esfuerzo para asegurar los
estándares de vida adecuados para los trabajadores del Canal, siguiendo los
estándares de la época. Se construyeron bodegas refrigeradas para almacenar
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alimentos y hielo y se establecieron una panadería y una planta de helados. La
Panama Railroad tenía carros refrigerados para distribuir los productos a los
poblados ubicados a lo largo del Canal.
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CONCLUSIÓN
Son muchos los hitos históricos que han acompañado la construcción del canal de Panamá en su
historia que hacen ricos nuestro Paispesar los múltiples problemas que se vio enfrentado este
pudo permitir su inauguración con el esfuerzo udci y valor de muchos panameños e inmigrantes
haciendo que hoy en di el canal de pnm se consolidar como un de las rutas ms importantes de
comercio marítimo de l región y del mundo
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INFOGRAFÍA
http://micanaldepanama.com/nosotros/historia-del-canal/la-construccion-del-canal-
frances/
https://micanaldepanama.com/nosotros/historia-del-canal/culminacion-de-la-
construccion/
http://micanaldepanama.com/nosotros/historia-del-canal/la-construccion-del-canal-
por-los-estadounidenses/
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