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Deseo como caos

Deseo como caos


otro interacción simbólica, poder centralizado en
funciones de Estado— me parece una imagen
totalmente reaccionaria. Es perfectamente concebible
que se organice otro tipo de sociedad, capaz de Felix Guattari
preservar procesos de singularización en el orden del
deseo sin que eso implique una confusión total en la Deseo como caos
escala de la producción, sin que suponga una
violencia generalizada y una incapacidad por parte de
la humanidad para administrar la vida. La producción
de subjetividad capitalística —que desemboca en
devastaciones increíbles a nivel ecológico, social, en
el conjunto del planeta— es la que constituye un
factor de desorden considerable, que puede llevarnos
a catástrofes absolutamente definitivas.

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otro interacción simbólica, poder centralizado en


funciones de Estado— me parece una imagen
totalmente reaccionaria. Es perfectamente concebible
que se organice otro tipo de sociedad, capaz de Felix Guattari
preservar procesos de singularización en el orden del
deseo sin que eso implique una confusión total en la Deseo como caos
escala de la producción, sin que suponga una
violencia generalizada y una incapacidad por parte de
la humanidad para administrar la vida. La producción
de subjetividad capitalística —que desemboca en
devastaciones increíbles a nivel ecológico, social, en
el conjunto del planeta— es la que constituye un
factor de desorden considerable, que puede llevarnos
a catástrofes absolutamente definitivas.

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teorías estructuralistas desarrollan la premisa de que
se debe aceptar la castración simbólica, para que sea
posible no sólo la sociedad sino también el lenguaje
y el sujeto. Pienso que esa concepción del deseo
corresponde muy bien con una determinada realidad;
es el deseo tal y como es construido, producido por el
CMI. El CMI en su desterritorialización produce esa
figura bestial del deseo. Pero esa imagen no es
apropiada, pues la economía animal del deseo no
corresponde tampoco con ese modelo. Basta leer algo
del testimonio de los etólogos para ver que el
instinto, la pulsión, el deseo —poco importa el
nombre que se use— en el reino animal, no tiene
absolutamente nada que ver con una pulsión bruta.
Corresponde, por el contrario, con modos de
Texto extraído del libro “Micropolítica. Cartografías semiotización altamente elaborados, con
do desejo”, 2005. micropolíticas del espacio y de las interrelaciones
entre los animales, que implican toda una estrategia
y, según los etólogos, hasta una cierta economía
Niñxs perdidxs creaciones estética.
Valparaiso, Invierno 2017.
Así, esta oposición —por un lado deseo-pulsión,
Ningún derecho reservado deseo-desorden, deseo-muerte, deseo-agresión, y por
Alentamos la reproducción y difusión total o parcial 9
de este material a través de cualquier medio.

teorías estructuralistas desarrollan la premisa de que


se debe aceptar la castración simbólica, para que sea
posible no sólo la sociedad sino también el lenguaje
y el sujeto. Pienso que esa concepción del deseo
corresponde muy bien con una determinada realidad;
es el deseo tal y como es construido, producido por el
CMI. El CMI en su desterritorialización produce esa
figura bestial del deseo. Pero esa imagen no es
apropiada, pues la economía animal del deseo no
corresponde tampoco con ese modelo. Basta leer algo
del testimonio de los etólogos para ver que el
instinto, la pulsión, el deseo —poco importa el
nombre que se use— en el reino animal, no tiene
absolutamente nada que ver con una pulsión bruta.
Corresponde, por el contrario, con modos de
Texto extraído del libro “Micropolítica. Cartografías semiotización altamente elaborados, con
do desejo”, 2005. micropolíticas del espacio y de las interrelaciones
entre los animales, que implican toda una estrategia
y, según los etólogos, hasta una cierta economía
Niñxs perdidxs creaciones estética.
Valparaiso, Invierno 2017.
Así, esta oposición —por un lado deseo-pulsión,
Ningún derecho reservado deseo-desorden, deseo-muerte, deseo-agresión, y por
Alentamos la reproducción y difusión total o parcial 9
de este material a través de cualquier medio.
indiferenciada, nunca es una función de desorden. No
hay universales, no hay una esencia bestial del deseo.
El deseo es siempre el modo de producción de algo, Da lo mismo que las pulsiones sean directamente
el deseo es siempre el modo de construcción de algo. remitidas a instintos de tipo etológico; que sean
Por eso considero muy importante desmontar ese tipo definidas como pulsiones más elaboradas desde el
de teorización. Estoy convencido de que no existe un punto de vista semiótico de la perspectiva freudiana;
proceso de formación genética en los niños que o determinadas en sistemas estructuralistas que sitúan
desemboque en una maduración de la economía lo imaginario en relación a lo simbólico; o incluso
deseante. Un niño, por pequeño que sea, vive su que sean situadas en relación a sistemas de coacción
relación con el mundo y con los otros de un modo en el sistemismo. En cualquier caso volvemos
extremadamente productivo y creativo. El proceso de siempre a la misma idea: oponer, necesariamente, a
indiferenciación es el resultado de la modelización de ese mundo bruto del deseo un universo de orden
sus semióticas a través de la escuela. social, un universo de razón, de juicio, de yo. Es
precisamente este tipo de oposición lo que debemos
rechazar, desde que decidimos tomar en
consideración los verdaderos componentes creadores
de subjetividad. Si hay algo fundamentalmente nuevo
y válido en la fenomenología freudiana, en su
La concepción dominante de orden social define al nacimiento, es exactamente haber descubierto que en
deseo (las formaciones colectivas de deseo) de una el nivel de los supuestos procesos primarios siempre
manera nefasta: un flujo que tiene que ser se está lidiando con procesos altamente diferenciados
disciplinado, de modo que pueda instituirse una ley —cualesquiera que sean las teorizaciones posteriores
para establecer su control. Hasta las sofisticadas en las que Freud usó las categorías energéticas de
8 equivalencia, como la de libido. En el mundo de los
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indiferenciada, nunca es una función de desorden. No


hay universales, no hay una esencia bestial del deseo. Da lo mismo que las pulsiones sean directamente
El deseo es siempre el modo de producción de algo, remitidas a instintos de tipo etológico; que sean
el deseo es siempre el modo de construcción de algo. definidas como pulsiones más elaboradas desde el
Por eso considero muy importante desmontar ese tipo punto de vista semiótico de la perspectiva freudiana;
de teorización. Estoy convencido de que no existe un o determinadas en sistemas estructuralistas que sitúan
proceso de formación genética en los niños que lo imaginario en relación a lo simbólico; o incluso
desemboque en una maduración de la economía que sean situadas en relación a sistemas de coacción
deseante. Un niño, por pequeño que sea, vive su en el sistemismo. En cualquier caso volvemos
relación con el mundo y con los otros de un modo siempre a la misma idea: oponer, necesariamente, a
extremadamente productivo y creativo. El proceso de ese mundo bruto del deseo un universo de orden
indiferenciación es el resultado de la modelización de social, un universo de razón, de juicio, de yo. Es
sus semióticas a través de la escuela. precisamente este tipo de oposición lo que debemos
rechazar, desde que decidimos tomar en
consideración los verdaderos componentes creadores
de subjetividad. Si hay algo fundamentalmente nuevo
y válido en la fenomenología freudiana, en su
nacimiento, es exactamente haber descubierto que en
La concepción dominante de orden social define al el nivel de los supuestos procesos primarios siempre
deseo (las formaciones colectivas de deseo) de una se está lidiando con procesos altamente diferenciados
manera nefasta: un flujo que tiene que ser —cualesquiera que sean las teorizaciones posteriores
disciplinado, de modo que pueda instituirse una ley en las que Freud usó las categorías energéticas de
para establecer su control. Hasta las sofisticadas equivalencia, como la de libido. En el mundo de los
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sueños o en el de la locura, en las semióticas de la Hay una problemática teórica que me parece
infancia o de las sociedades llamadas primitivas, no importante para la reflexión de aquellos que trabajan
hay absolutamente nada de indiferenciado. Al en la psicología, en el psicoanálisis, en el trabajo
contrario, esos mundos contienen funcionamientos de social en general. ¿Cómo consideramos el deseo?
agenciamientos, de sintaxis, de modos de Todos los modos de elaboración del deseo y, antes
semiotización altamente elaborados, que no implican que nada, todas las formas concretas pragmáticas de
necesariamente la existencia de metalenguajes y de deseo, identifican esa dimensión subjetiva como algo
sobrecodificaciones para interpretarlos, dirigirlos, que pertenece al instinto animal, como una pulsión
normalizarlos, ordenarlos. que funciona según principios semióticos totalmente
heterogéneos a los que habitan una práctica social.
Esto tiene incidencias micropolíticas y políticas Tanto en las teorías clásicas del psicoanálisis como
inmediatas. En los movimientos de emancipación en las estructuralistas no hay diferencias en ese
social, fuera de los cuadros tradicionales de punto. Para cualquiera de estas teorías «el deseo es
organización, encontramos, casi sistemáticamente, la correcto, bueno, muy útil», pero es preciso que entre
importación de esos modelos maniqueístas (por en cuadros —cuadros del yo, cuadros de la familia,
ejemplo, la oposición centralismo democrático versus cuadros sociales, cuadros simbólicos (poco importa
espontaneísmo). Pienso que hay una homeostasis cómo se los llame). Y para que así sea son necesarios
entre ese debate que se da a nivel político-social y las ciertos procedimientos de iniciación, de castración,
referencias teóricas que se encuentran en la de ordenamiento pulsional.
psicología, en la psicología social, en el psicoanálisis.
Hay una recaída permanente en la idea de que Desde mi punto de vista, se trata de una teoría
necesariamente debe haber una modelización profundamente cuestionable. El deseo, en cualquier
simbólica, una primacía de lenguajes bien ordenada, dimensión que se le considere, nunca es una energía
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sueños o en el de la locura, en las semióticas de la Hay una problemática teórica que me parece
infancia o de las sociedades llamadas primitivas, no importante para la reflexión de aquellos que trabajan
hay absolutamente nada de indiferenciado. Al en la psicología, en el psicoanálisis, en el trabajo
contrario, esos mundos contienen funcionamientos de social en general. ¿Cómo consideramos el deseo?
agenciamientos, de sintaxis, de modos de Todos los modos de elaboración del deseo y, antes
semiotización altamente elaborados, que no implican que nada, todas las formas concretas pragmáticas de
necesariamente la existencia de metalenguajes y de deseo, identifican esa dimensión subjetiva como algo
sobrecodificaciones para interpretarlos, dirigirlos, que pertenece al instinto animal, como una pulsión
normalizarlos, ordenarlos. que funciona según principios semióticos totalmente
heterogéneos a los que habitan una práctica social.
Esto tiene incidencias micropolíticas y políticas Tanto en las teorías clásicas del psicoanálisis como
inmediatas. En los movimientos de emancipación en las estructuralistas no hay diferencias en ese
social, fuera de los cuadros tradicionales de punto. Para cualquiera de estas teorías «el deseo es
organización, encontramos, casi sistemáticamente, la correcto, bueno, muy útil», pero es preciso que entre
importación de esos modelos maniqueístas (por en cuadros —cuadros del yo, cuadros de la familia,
ejemplo, la oposición centralismo democrático versus cuadros sociales, cuadros simbólicos (poco importa
espontaneísmo). Pienso que hay una homeostasis cómo se los llame). Y para que así sea son necesarios
entre ese debate que se da a nivel político-social y las ciertos procedimientos de iniciación, de castración,
referencias teóricas que se encuentran en la de ordenamiento pulsional.
psicología, en la psicología social, en el psicoanálisis.
Hay una recaída permanente en la idea de que Desde mi punto de vista, se trata de una teoría
necesariamente debe haber una modelización profundamente cuestionable. El deseo, en cualquier
simbólica, una primacía de lenguajes bien ordenada, dimensión que se le considere, nunca es una energía
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llamo «subjetividad capitalística»— esa concepción unos modos de estructura bien diferenciados, que
del deseo es totalmente utópica y anárquica. tendrían que asumir y sobrecodificar la economía
Este modo de pensamiento dominante reconoce que supuestamente indiferenciada del deseo y de la
es correcto asumir que «la vida es muy difícil, que espontaneidad.
hay una serie de contradicciones y de dificultades»,
pero su axioma básico es que el deseo sólo puede
estar radicalmente separado de la realidad y que es
inevitable elegir entre un principio de placer
/ principio de deseo y un principio de realidad /
principio de eficiencia en lo real. La cuestión El deseo aparece como algo flou, medio nebuloso,
consiste en saber si no hay otra manera de ver y desorganizado, una suerte de fuerza bruta que
practicar las cosas, si no hay medios de fabricar otras precisaría pasar por las mallas de lo simbólico y de la
realidades, otros referenciales, que no tengan esa castración según el psicoanálisis, o por las mallas de
posición castradora en relación con el deseo, que no algún tipo de organización de centralismo
atribuyan ese aura de vergüenza, ese clima de democrático según otras perspectivas —se habla, por
culpabilización que hace que el deseo sólo pueda ejemplo, de «canalizar» las energías de los diferentes
insinuarse, infiltrarse secretamente, ser vivido en la movimientos sociales. Se podría enumerar una
clandestinidad, en la impotencia y en la represión. infinidad de tipos de modelización que se proponen,
cada uno en su campo, disciplinar el deseo.

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llamo «subjetividad capitalística»— esa concepción unos modos de estructura bien diferenciados, que
del deseo es totalmente utópica y anárquica. tendrían que asumir y sobrecodificar la economía
Este modo de pensamiento dominante reconoce que supuestamente indiferenciada del deseo y de la
es correcto asumir que «la vida es muy difícil, que espontaneidad.
hay una serie de contradicciones y de dificultades»,
pero su axioma básico es que el deseo sólo puede
estar radicalmente separado de la realidad y que es
inevitable elegir entre un principio de placer
/ principio de deseo y un principio de realidad /
principio de eficiencia en lo real. La cuestión El deseo aparece como algo flou, medio nebuloso,
consiste en saber si no hay otra manera de ver y desorganizado, una suerte de fuerza bruta que
practicar las cosas, si no hay medios de fabricar otras precisaría pasar por las mallas de lo simbólico y de la
realidades, otros referenciales, que no tengan esa castración según el psicoanálisis, o por las mallas de
posición castradora en relación con el deseo, que no algún tipo de organización de centralismo
atribuyan ese aura de vergüenza, ese clima de democrático según otras perspectivas —se habla, por
culpabilización que hace que el deseo sólo pueda ejemplo, de «canalizar» las energías de los diferentes
insinuarse, infiltrarse secretamente, ser vivido en la movimientos sociales. Se podría enumerar una
clandestinidad, en la impotencia y en la represión. infinidad de tipos de modelización que se proponen,
cada uno en su campo, disciplinar el deseo.

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Esa imagen del caos me deja siempre constreñido, esbozos, de elementos catalizadores altamente
pues presentada así remite a la manera dominante de diferenciados, susceptibles de articularse entre sí para
concebir la modelización. Incluso los sociólogos implicarse en un proceso creador, o entrar en
americanos que han analizado la relación entre los fenómenos de implosión, de autodestrucción, de
medios de comunicación de masas y los individuos, microfascismo —lo que, en cualquier caso, no los
han percibido que no se trata en absoluto de una transforma en caos.
comunicación directa, sino que más bien entra en
juego todo una red, que ellos han denominado grupos
primarios, con filtros de liderazgos, perfectas grass-
root, que pueden funcionar acelerando el sistema de
modelización dominante como inhibiéndolo. Así
pues, la idea según la cual habría órganos centrales Si intento plantear el problema del deseo como una
proyectándose sobre un caos, idea paralela a los formación colectiva es para poner en evidencia que el
diferentes modos de teorización de la pulsión, no me deseo no es forzosamente un asunto secreto o
resulta una buena «red» interpretativa. El hecho de vergonzoso, como pretenden la psicología y la moral
que los agenciamientos de enunciación no tengan dominantes. El deseo atraviesa el campo social, tanto
acceso a los micrófonos, a la televisión o a los en prácticas inmediatas como en proyectos más
periódicos, no los transforma automáticamente en ambiciosos. Para no confundir definiciones
caos. complicadas, propondría denominar deseo a todas
las formas de voluntad de vivir, de crear, de amar; a
En otras palabras, la problemática de los la voluntad de inventar otra sociedad, otra
agenciamientos singulares de enunciación no sale ex- percepción del mundo, otros sistemas de valores.
nihilo de una realidad caótica: hay millares de Para la modelización dominante —aquello que
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Esa imagen del caos me deja siempre constreñido, esbozos, de elementos catalizadores altamente
pues presentada así remite a la manera dominante de diferenciados, susceptibles de articularse entre sí para
concebir la modelización. Incluso los sociólogos implicarse en un proceso creador, o entrar en
americanos que han analizado la relación entre los fenómenos de implosión, de autodestrucción, de
medios de comunicación de masas y los individuos, microfascismo —lo que, en cualquier caso, no los
han percibido que no se trata en absoluto de una transforma en caos.
comunicación directa, sino que más bien entra en
juego todo una red, que ellos han denominado grupos
primarios, con filtros de liderazgos, perfectas grass-
root, que pueden funcionar acelerando el sistema de
modelización dominante como inhibiéndolo. Así
pues, la idea según la cual habría órganos centrales Si intento plantear el problema del deseo como una
proyectándose sobre un caos, idea paralela a los formación colectiva es para poner en evidencia que el
diferentes modos de teorización de la pulsión, no me deseo no es forzosamente un asunto secreto o
resulta una buena «red» interpretativa. El hecho de vergonzoso, como pretenden la psicología y la moral
que los agenciamientos de enunciación no tengan dominantes. El deseo atraviesa el campo social, tanto
acceso a los micrófonos, a la televisión o a los en prácticas inmediatas como en proyectos más
periódicos, no los transforma automáticamente en ambiciosos. Para no confundir definiciones
caos. complicadas, propondría denominar deseo a todas
las formas de voluntad de vivir, de crear, de amar; a
En otras palabras, la problemática de los la voluntad de inventar otra sociedad, otra
agenciamientos singulares de enunciación no sale ex- percepción del mundo, otros sistemas de valores.
nihilo de una realidad caótica: hay millares de Para la modelización dominante —aquello que
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