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EN LOS COMIENZOS
DEL NUEVO MILENIO:
ENTRE LA CONTINUIDAD Y EL CAMBIO
ISBN 978-950-23-2328-2
1. Ciencias Políticas.
CDD 320
Eudeba
Universidad de Buenos Aires
© 2015
Editorial Universitaria de Buenos Aires
Sociedad de Economía Mixta
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Tel: 4383-8025 / Fax: 4383-2202
www.eudeba.com.ar
Impreso en Argentina
Hecho el depósito que establece la Ley 11.723
Agradecimientos ..........................................................................................9
Presentación............................................................................................... 17
Conclusiones.............................................................................................321
Santiago C. Leiras
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representatividad ocurrida luego del fracaso del sistema del Pacto de Punto
Fijo, el discurso logró crear el vínculo de representación político. El discurso
de Chávez enarbola un carácter de ruptura radical, un populismo naciona-
lista y latinoamericanista y una refundación democrática que combina el
carácter representativo y participativo del régimen.
En el Capítulo 4, Estela Pittatore trata la participación y la abstención
en Venezuela, sus continuidades y sus cambios. Dice la autora que durante
veinte años (1958-1978), una sociedad sin fisuras acudió a las urnas con no-
table regularidad, pero con posterioridad y en el marco de una polarización
de la sociedad, se operó un cambio en la participación que hacia el año 2000
llegó a niveles de abstención electoral alarmantes. Y señala que durante el
gobierno de Chávez, la participación electoral siguió un patrón de recompo-
sición ascendente, pero dentro de un marco de polarización de la sociedad
sin precedentes.
A partir del Capítulo 5 se analizan otros casos latinoamericanos. En
dicho capítulo Natalia Ceppi trata el proceso de cambios y conflictos ocu-
rridos en Bolivia. La descomposición de la época neoliberal y los enfrenta-
mientos violentos del “Febrero Negro” y la “Guerra del Gas”, en 2003 fue
el marco de emergencia de Evo Morales y su posterior triunfo electoral de
2005. Desde su pertenencia indígena y sindical Morales asume con un dis-
curso radical y promueve cambios domésticos y realineamientos internacio-
nales con el fin de “refundar” el país y que cambiaron la fisonomía política,
social y económica de Bolivia.
En el Capítulo 6, Santiago Leiras desarrolla el interrogante sobre la
continuidad o el cambio que significó la década kirchnerista en relación con
los años del menemismo. Acertadamente Leiras señala que la pretensión
refundacional ha sido una constante en el inicio de cada administración. Lo
quiso hacer Raúl Alfonsín, también Carlos Menem y, por último, la pareja
presidencial. El capítulo analiza, entonces, tales cambios y continuidades
que acontecieron bajos los gobiernos de Néstor y de Cristina Fernández de
Kirchner en relación con la década de los noventa.
En el Capítulo 7, Adolfo Garcé analiza la experiencia de gobierno
del Frente Amplio en Uruguay a través de las gestiones de Tabaré Vázquez
(2005-2009) y de José Mujica (2010-2014). En relación con el mandato de
Tabaré Vázquez señala que, si bien en materia económica no fue lo que es-
peraban los electores de izquierda, dejó su impronta en las políticas sociales
y en su preferencia por la igualdad. Respecto del mandato de José Mujica,
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Leonardo Morlino
Como cambian los regímenes políticos (1985)
El final del siglo XX, en medio del aparente consenso difuso del cual
parecía gozar el denominado “Consenso de Washington” tanto a nivel inter-
nacional como a nivel regional, dio lugar al inicio de un proceso de cambio
en América del Sur, a partir del ascenso de la figura de Hugo Chávez Frías a
la presidencia de Venezuela en el año 1999.
El llamado “Régimen de Punto Fijo” en Venezuela (Karl, 1997, 1989,
1999; Coppedge, 1998), a través de una compleja e inteligente ingeniería
institucional, había afrontado de manera exitosa a lo largo de cuatro déca-
das los problemas atinentes a la gobernabilidad democrática, pero al precio
de una paulatina y creciente erosión de su legitimidad política.
Ello se debió a la exclusión de la agenda pública de algunas cuestiones
políticamente relevantes, como la creación de una industria más competi-
tiva y eficiente, o la redistribución mediante tasas impositivas de los exce-
dentes derivados de la renta petrolera. Así también la exclusión en la arena
pública de actores como por ejemplo las asociaciones vecinales y los nuevos
partidos, quienes tuvieron serias dificultades producto del diseño electoral
pergeñado para el acceso a los cargos e instancias gubernamentales de deci-
sión, contribuyó a ese proceso de erosión.
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Metodología
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Antecedentes teóricos
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Estructura Capitular
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Referencias Bibliográficas
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Presentación
* Los autores agradecen los comentarios de Hernán Fair a versiones preliminares del
presente capítulo.
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4. Hasta ese momento, Páez era el Jefe Supremo de Venezuela, cargo reconocido
por el propio Bolívar, quien gobernó por decreto hasta ser sustituido por el último
presidente de la Gran Colombia, el general Rafael Urdaneta.
5. De profesión médico, fue el primer civil que llegó a la presidencia de Venezuela.
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6. Antonio Guzmán será el fundador del Gran Partido Liberal de Venezuela en 1845,
con este partido quiso llegar infructuosamente a la presidencia, algo que lograría su
hijo Antonio Guzmán Blanco.
7. En esta guerra civil murieron aproximadamente 200.000 personas.
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8. Era hijo del general José Tadeo Monagas, quien octogenario también participó en la
Revolución Azul comandando un ejército junto con su hijo.
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11. Entre estos juristas descolló el Dr. Luis María Drago, quien en 1902 era ministro de
relaciones exteriores del segundo gobierno de Julio Argentino Roca, al ver que EE.UU.
no daba cumplimiento a la Doctrina Monroe, en respuesta produjo una doctrina jurídica
internacional, por el cual: “ningún Estado extranjero puede utilizar la fuerza contra una
nación americana con la finalidad de cobrar una deuda financiera”.
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12. Román Delgado Chalbaud era el padre de quien fuera primero aliado de los adecos
Rómulo Betancourt y Rómulo Gallegos que perpetraron el golpe contra el presidente
Medina Angarita en 1945, y posteriormente presidente de facto y miembro de la junta
militar que derrocó al presidente Rómulo Gallegos en 1948.
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14. Esta fue una de las causas de las querellas de su antecesor y amigo el general
López Contreras, que pensó que Medina Angarita mostraba signos de debilidad ante
ese partido político “lleno de golpistas”.
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15. La Unión Democrática, que era apoyada desde el exilio por la AD y el PCV,
había ganado las elecciones, pero el gobierno que tenía su partido Frente Electoral
Independiente, al verse perdidoso, cambió los resultados y dio ganador de la totalidad
de las bancas en juego a la URD de Jovito Villalba, el que supuestamente sería el gran
ganador de esa noche, sin embargo al otro día se dijo que había ganado el FEI, en ese
proceso de desinformación fraudulenta es cuando se le entrega el poder al Coronel
Pérez Jiménez unos días después, y es aclamado por el FEI en el Congreso.
16. Pérez Jiménez querrá volver al país a competir electoralmente encabezando
al partido de derecha Cruzada Cívica Nacionalista, sin embargo fue inhabilitado a
candidatearse, debido a la Constitución de 1961 que lo impedía, como así también le
fue negado el regreso al país.
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17. El acuerdo fue suscripto en la residencia del líder del COPEI, Rafael Caldera.
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proyectos económicos. Por cierto, Venezuela contaba con una ventaja persis-
tente con la que no contaron democracias anteriores como las de Argentina
y Chile; si necesitaba más ingresos, el Estado podía presionar a la industria
petrolera controlada por extranjeros antes que a su propia población.18
Hay que destacar al respecto, que el proceso de acumulación de capi-
tal en realidad, se produjo a través de la transferencia de recursos del sector
petrolero a otros sectores de la economía con lo cual este recurso fiscal miti-
gaba las tensiones económicas que finalmente hubieran exigido una reduc-
ción de los salarios y beneficios del sector popular, situación que ha dado
lugar a la extinción de las democracias políticas (Karl, 1989).
En este marco se desarrollaron las distintas estrategias de las elites
políticas que tendrán su expresión en el Pacto de Punto Fijo el 31 de Octubre
de 1958, entre los líderes de los tres principales partidos políticos de aquel
momento: Rómulo Betancourt por Acción Democrática (AD), Rafael Caldera
por el Comité de Organización Política Electoral Independiente (COPEI), y
Jovito Villalba por la Unión Republicana Democrática (URD). Serán cláu-
sulas principales del mencionado acuerdo, la defensa de la constitucionali-
dad y el derecho a gobernar conforme al resultado electoral, el gobierno de
Unidad Nacional, dando participación en el poder a la oposición, y el esta-
blecimiento de un programa mínimo de coincidencias programáticas la que
permitía garantizar la cooperación partidista durante el proceso electoral
(Alcántara, 1999; Coppedge, 1998).
Constituyó la sanción de la Constitución del 23 de Enero de 1961 la cul-
minación del proceso de institucionalización de la democracia venezolana,
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19. Para una lectura crítica del comportamiento de las elites venezolanas ver Sol
Péres Shael (1997).
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un 40% por una democracia sin los actuales expresiones partidarias y solo el
8% se inclinó por una salida militar a la crisis (Myers, 1994).
En medio de un clima de creciente deterioro de la legitimidad demo-
crática, se realizan las elecciones presidenciales el 5 de diciembre de 1988
que dieron lugar al triunfo de Carlos Andrés Pérez con el 55% de los sufra-
gios y acceso por segunda vez a la presidencia del país, el 2 de Febrero de
1989.
Dos semanas después de su asunción, el presidente Pérez anunció un
severo plan económico de ajuste de corte neoliberal; la reacción no se hizo
esperar, dado que, el 18 de Febrero de 1989, se produjo un estallido social
conocido como el “Caracazo”. Se suprimieron las garantías constitucionales,
hubo una fuerte represión y un saldo de más de trescientos muertos.
Se instaló una atmósfera social donde se resaltaba el contraste entre
las penurias sufridas por una gran parte de la población y las prácticas es-
tatales percibidas como corruptas. En este contexto, sectores de las fuerzas
armadas encabezados por el teniente coronel Hugo Chávez, intentado apro-
vechar el clima de rechazo a la corrupción y de crítica hacia los partidos po-
líticos tradicionales, encabezó una rebelión militar el 4 de Febrero de 1992
contra el gobierno del presidente Carlos Andrés Pérez. El presidente, junto
a las tropas leales, sofocó la rebelión, y reaccionó en relación a la dirección
de algunas de sus medidas de gobierno, anunciando la rectificación de la po-
lítica económica y la reestructuración de las fuerzas armadas, manteniendo
a su ministro de defensa (Serrafero, 1996).
El 27 de Noviembre del mismo año, se produjo un segundo intento de
golpe de Estado donde intervinieron sectores de la aviación y unidades de la
marina, siendo nuevamente dominada la situación. Pocos días después, el 5
de diciembre se realizaron las elecciones de gobernadores y alcaldes muni-
cipales, sufriendo el gobierno una fuerte derrota.
Frente a este panorama institucional, las alternativas solo parecían re-
ducirse a tres: golpe de Estado, renuncia del presidente o destitución. Desde
el propio poder judicial se inició el camino por la tercera opción, y Ramón
Escovar Salom, fiscal general de Venezuela, solicitó a la Corte Suprema de
Justicia el procesamiento de Carlos Andrés Pérez, por malversación de fon-
dos públicos y peculado el 11 de marzo de 1993. La Corte Suprema se expide
el 20 de mayo del mismo año, en forma positiva sobre el informe del fis-
cal, y en este contexto, Pérez anunció su “alejamiento temporal” del cargo,
aunque esto no implicaba la renuncia formal al mismo. El proceso finaliza
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con la destitución de Carlos Andrés Pérez, en medio del más absoluto aisla-
miento político y carente del más mínimo apoyo partidario (Corrales, 2010)
y la designación con el apoyo de 205 de los 236 parlamentarios, de Ramón
Velázquez como presidente de Venezuela el 5 de Junio de 1993 (Pérez Liñán,
2009). Asimismo, se acordó un pacto de gobernabilidad con el empresaria-
do, a fin de garantizar la gestión del gobierno de transición hasta las eleccio-
nes presidenciales de 1993.
El triunfo de Rafael Caldera, dirigente histórico del Copei, en las elec-
ciones presidenciales de 1993, encabezando una coalición de partidos por
fuera de las estructuras partidarias tradicionales, constituyó la expresión de
una creciente demanda de cambio, en el funcionamiento de un sistema polí-
tico que, sobre la base del principio de la democracia representativa (artícu-
lo 3, Constitución 1961), ha privilegiado la dimensión de la representación
sobre aquella de la participación política (Dahl, 1971), con el consecuente
vaciamiento de la representación –puesto especialmente de manifiesto a
partir del Caracazo de Febrero de 1989– y la emergencia de nuevos actores
políticos y sociales relevantes (Ramos, 1995).
Esta demanda de cambio se verá ratificada luego con los sucesivos
triunfos electorales de Hugo Chávez, a partir de las elecciones presidencia-
les de 1998.23
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Por otra parte ¿qué país del mundo por morigerado y republicano
que sea, podrá, en medio de las facciones intestinas y de una guerra exte-
rior, regirse por un gobierno tan complicado y débil como el federal (Blanco
Fombona, 1986:7).
De allí entonces que:
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Esta asamblea deberá, por cierto, debatir sobre el mejor diseño ins-
titucional, atendiendo a las peculiaridades de la cultura de Venezuela, en-
contrando el mejor ejemplo de inspiración en el “Modelo Republicano” de
Inglaterra; Republicano, pero no de características democráticas, fundado
en una autoridad presidencial de carácter vitalicia y la institución de la vice-
presidencia hereditaria:
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propio en 1868, después de una lucha de cinco años para derrocar al ré-
gimen de Falcón reconociendo como jefe de la Revolución Azul al mismo
Monagas, derrocado diez años antes por tirano.
De allí entonces, la caracterización de la guerra civil más como social
y económica que como propiamente política, dado que:
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25. “A comienzos del año 1999, un ex consejero y amigo de Hugo Chávez, el intelectual
nacionalista argentino de nombre Norberto Ceresole, dijo en la prensa caraqueña que
él había ‘inventado a Chávez’. Este dicho, junto con otras razones, le valió la expulsión
de Venezuela. Dos años después dijo lo mismo de otra manera, en el Café Tortoni
de Buenos Aires ‘Hay dos Chávez, de uno de ellos me siento responsable y no me
arrepiento’”. Esta frase se encuentra en la biografía de Modesto Guerrero (2007),
biógrafo personal de Hugo Chávez, y en la cual describe el derrotero posterior del
polémico “intelectual orgánico”. Posteriormente el sociólogo falleció en el año 2003.
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Pero, por sobre todas las cosas se destacará la especificidad del nue-
vo modelo, en relación a otros anteriores y ya conocidos en la experiencia
histórica:
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Referencias Bibliográficas
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Santiago C. Leiras
Presentación
El final del siglo XX, en medio del aparente consenso difuso del cual
parecía gozar el denominado “Consenso de Washington” tanto a nivel inter-
nacional como a nivel regional, dio lugar al inicio de un proceso de cambio
en América Latina, a partir del ascenso de la figura de Hugo Chávez Frías a
la presidencia de Venezuela en el año 1999.
Este proceso de cambio político tuvo su correlato en diferentes países
de la región, pudiendo ser destacados entre otros Lula Da Silva en Brasil en
2003, Néstor Kirchner en Argentina en el mismo año y Cristina Fernández
de Kirchner a partir del 2007, Evo Morales en Bolivia en 2005, Rafael Correa
en Ecuador en el 2007, Fernando Lugo en Paraguay en 2008 y Hugo Mujica
en Uruguay en el año 2009.
Un común denominador presente en la mayor parte de estas expe-
riencias políticas habría sido la existencia de conflictos y tensiones tanto en
términos axiológicos como en el terreno de las prácticas concretas, entre
la dimensión electoral de la democracia y los fundamentos del liberalismo
constitucional y que comprendió también al propio modelo de democracia
contenido en el desarrollo histórico del Estado de derecho.1
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Una frase del general De Gaulle en los difíciles días del tránsito
de la IV a la V República francesa vale la pena aquí citar “Cuando
los acontecimientos hablan muy claro y se está de acuerdo en el
fondo, los procedimientos tienen una flexibilidad considerable”.
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3. Sobre un total de 131 miembros, siendo los tres restantes reservados para repre-
sentación de las comunidades indígenas.
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Las elecciones del 30 de julio del año 2000 no solo habían dado cuen-
ta del masivo apoyo popular del proyecto bolivariano, sino también de un
nuevo escenario político, marcado por una nueva distribución de fuerzas
al interior de la Asamblea Nacional y los gobiernos estatales. El inicio del
“primer período presidencial”, proveniente de una relegitimación de todos
los poderes como el propio Chávez expresara, dio al presidente más fuerzas
para allanar el camino hacia una democracia participativa.
6. La ausencia de una estrategia general coherente por parte del chavismo –fruto de
la puja entre “duros” encarnados por Nicolás Maduro partidarios de una estrategia
de creación de sindicatos paralelos y “blandos” partidarios de reconocer el carácter
de interlocutor de la CTV entre actores como Reina Sequeira o Luis Miquilena– y la
renovación iniciada desde el seno de la propia CTV, destinada a establecer elecciones
directas para su comité ejecutivo, la creación de una comisión electoral pluralista y la
eliminación de la contratación sindical de los trabajadores petroleros, neutralizaron en
buena medida la embestida hacia el sector sindical.
7. El destacado autor argentino nos recuerda que “la legitimidad de un régimen resulta
de la creencia compartida por gobernantes y gobernados con respecto a un núcleo de
valores centrales (fines últimos, en sentido weberiano, que perfilan una determinada
concepción del gobierno y de la sociedad), y del acuerdo que los actores establecen
acerca de una regla de sucesión”. Este debate es planteado en Coppedge (2002).
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Luego del fallido golpe de Estado y del derrotado paro petrolero que
procuraron deponer al presidente Chávez por vías extraconstitucionales,
desde el mes de febrero del año 2003 sectores mayoritarios de la oposición
política concentraron sus esfuerzos en alcanzar los requisitos para la reali-
zación de un referendo revocatorio.
En el mes de mayo, gobierno y oposición, con los auspicios de la OEA,
el Centro Carter y el PNUD, suscribieron un acuerdo donde se comprome-
tieron a encontrar una salida a la crisis política dentro de las pautas estable-
cidas por la Constitución de 1999. En el punto 12 de dicho acuerdo, explíci-
tamente se comprometieron a respetar y seguir los requisitos del artículo 72
de la Constitución, y en el punto 13 a llevar a cabo esfuerzos para designar a
los miembros de un nuevo Consejo Nacional Electoral (CNE). Este acuerdo
abrió cauces para que la interna conflictiva vivida desde finales del año 2001
pudiera comenzar a procesarse por medios pacíficos (Lander y López Maya,
2005).
En el segundo semestre del 2003 fueron designados los integrantes
del CNE. En ese momento, las designaciones hechas fueron reconocidas
y bien recibidas tanto por las organizaciones simpatizantes del gobierno,
como por las de la Coordinadora Democrática (CD). Una de las primeras
tareas que tuvo que cumplir el CNE fue la elaboración de un reglamento que
estableciera los procedimientos de implementación del referendo: el regla-
mento aprobado contó con amplio respaldo de las partes.
La recolección de firmas para solicitar los referendos revocatorios
de diputados, oficialistas y de oposición, y del presidente se realizaron en
dos fines de semana consecutivos, entre noviembre y diciembre de ese año.
Cuando se efectiviza la entrega de las firmas, se iniciaron los conflictos.
Al revisar el CNE las firmas entregadas, se encontró con decenas de
miles de datos y firmas de caligrafía similar sin nota alguna. Esta situación
se presentó tanto en las firmas recogidas para el referéndum presidencial
como para la revocatoria de diputados oficialistas o de oposición. El 24 de
febrero el CNE tomó la decisión, por mayoría de tres de los cinco recto-
res que lo integran, de someter a la observación de la Comisión Técnica
Superior (CTS) del Poder Electoral más de 1.480.000 firmas. Si bien la
OEA y el Centro Carter criticaron inicialmente la metodología utilizada para
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North American
Opinion 1-5 agosto 63 % 32 % 5% 31 %
Research Inc.
Evans/Mc
Donough Co 4-8 agosto 50 % 38 % 12 % 12 %
Inc. Varianzas
31 de julio/
Hinterlances 53 % 41 % 6% 12 %
8 de agosto
Alfredo Keller y
2-6 agosto 48 % 38 % 14 % 10 %
Asociados
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14 julio/
Datanálisis 47,50 % 42,30 % 10,20 % 5,20 %
2 agosto
Votos %
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Votos %
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10. La propuesta elaborada por Hugo Chávez y la elaborada por la Asamblea Nacional
de Venezuela aparece como anexo al final del capítulo.
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Bloque B
Artículos: 21, 71, 72, 73, 74, 82, 109, 163, 164, 173, 176, 191, 264,
265, 266, 279, 289, 293, 295, 296, 337, 338, 339.
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A todo esto, la oposición sostuvo que esta consulta sería ilegal, ale-
gando que la propuesta ya había sido rechazada en el referéndum del 2007,
y que no era posible presentar una reforma de la Constitución en un mismo
período constitucional. Sin embargo, durante la mayor parte del 2008, el
tema de la reelección se mantuvo de bajo perfil, porque se inició la discusión
para las candidaturas de gobernadores y alcaldes para las elecciones regio-
nales de ese año.
El 1 de diciembre de 2008, una semana después de las elecciones re-
gionales, Chávez propuso un referéndum con el objetivo de levantar el límite
al número de reelecciones presidenciales. Una propuesta inicial del partido
oficialista Patria Para Todos (PPT), de incluir a todos los funcionarios elec-
tos, fue rechazada inicialmente por Chávez, aunque finalmente fue aceptada
esta iniciativa.
El Referéndum constitucional de Venezuela de 2009, también lla-
mado Referéndum Aprobatorio de la Enmienda Constitucional, se llevó a
cabo el domingo 15 de febrero de 2009 para aprobar o rechazar la enmienda
de los artículos 160, 162, 174, 192 y 230 de la Constitución de la República
Bolivariana de Venezuela con el fin de permitir la postulación de cualquier
cargo de elección popular de manera continua. La siguiente pregunta fue el
objeto de la consulta ciudadana:
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SI 6.310.482 54,85%
NO 5.193.839 45,14%
Fuente: CNE.
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Henrique Capriles
6.591.304 44,31%
Radonski (MUD)
María Bolívar
7.378 0,04%
(PDUPL)
Orlando Chirino
4.144 0,02%
(PSyL)
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Conclusiones
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antes ejercidas por el poder legislativo, tanto nacional como regional, ta-
les como: disolución de la asamblea nacional, control del gobierno federal
vía Consejo Federal de Gobierno y predominio de las guarniciones militares
en la concentración y distribución de los recursos regionales, entre otras
atribuciones.
Al ser este un modelo de democracia en el que la representatividad
es sustituida por el procedimiento plebiscitario, que puede conducir a la
unanimidad encarnada en el líder, la erosión de la legitimidad plebiscitaria
puede acarrear consecuencias de manifiesta imprevisibilidad.
En este sentido, el régimen democrático en Venezuela no es ajeno a
la problemática de regímenes políticos emergentes que no pueden resolver
la ecuación legitimidad-gobernabilidad. O toman por el camino de la gober-
nabilidad, en detrimento de su legitimidad, y hacen descansar ésta última
sobre las aptitudes de un liderazgo plebiscitario. O, a la inversa, mantienen
su legitimidad de origen y ejercicio a costa de un debilitamiento y pérdida de
su capacidad de gobierno.
La desaparición del “gran decisor”,18 en el mes de marzo de 2013, ha
venido para poner en toda su dimensión los dilemas aquí presentados.
En el capítulo siguiente analizaremos el proceso inicial de construc-
ción político-discursiva del liderazgo decisor.
Referencias Bibliográficas
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presidente Chávez”, en Revista de Ciencia Política, Vol. 30, N° 2,
101
Fuentes
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Anexo: Propuestas
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Artículo 21: Sobre la igualdad ante la ley. Añade la prohibición de discriminar según
género, edad, salud, orientación política o sexual.
Artículo 64: Sobre los derechos políticos. La edad mínima para votar se reduce de los
18 hasta los 16.
Artículo 71: Sobre los referendos consultivos. Se sube el porcentaje necesario para
realizar un referendo consultivo hasta el 20% de los electores inscritos. Se prohíbe la
realización de referendos consultivos para temas que estén regulados directamente
por la Constitución.
Artículo 72: Sobre los referendos revocatorios. Se aumenta el mínimo necesario de
electores para abrir un referendo revocatorio hasta un mínimo del 30% de los electores
inscritos.
Artículo 73: Sobre los referendos para la aprobación de leyes. Se reducen los requisi-
tos para que la Asamblea Nacional pueda abrir un referendo sobre un proyecto de ley.
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Artículo 74: Sobre los referendos para abrogar leyes. Se aumenta los requisitos míni-
mos para abrir un referendo sobre la abrogación de una ley del 10% al 30%.
Artículo 82: Sobre el derecho a la vivienda. El Estado protegerá la vivienda principal y
no se permitirán medidas ejecutivas o preventivas de carácter judicial.
Artículo 98: Sobre la creación cultural. Se reemplaza la protección de la propiedad
intelectual por el reconocimiento del derecho de todos los ciudadanos a participar y
disfrutar libremente de la cultura y del progreso científico y tecnológico.
Artículo 103: Sobre el derecho a la educación. Se añade una mención a los principios
humanísticos del socialismo bolivariano.
Artículo 109: Sobre la autonomía universitaria. Se reconoce a los trabajadores como
integrantes con plenos derechos de la comunidad universitaria. Se garantiza el voto
paritario entre estudiantes, profesores y trabajadores.
Artículo 152: Sobre las relaciones exteriores. Orienta la política exterior hacia la cons-
trucción de un mundo pluripolar y crea el Servicio Exterior.
Artículo 153: Sobre la integración latinoamericana. Añade la promoción de la construc-
ción de una Confederación Latinoamericana.
Artículo 157: Sobre la atribución de competencias nacionales. Se adecúa al artículo
158.
Artículo 163: Sobre las contralorías estadales. Se le retira la autonomía a las contra-
lorías estadales y las subordina a la Contraloría General de la República. Incluye al
Poder Popular en el proceso de selección de los contralores estadales.
Artículo 164: Sobre la competencia de los Estados. Cambia el nombre de la
Constitución de los Estados a estatuto. Actualiza según el artículo 156.
Artículo 173: Sobre entidades locales dentro del municipio. Elimina la figura de
las parroquias.
Artículo 176: Sobre la contraloría municipal. Actualiza según el artículo 163.
Artículo 191: Sobre la exclusividad de los diputados de la Asamblea Nacional. le per-
mite a los diputados desincorporarse temporalmente de la Asamblea Nacional en el
caso de ejercer cargos en el Poder Ejecutivo, pudiendo reincorporarse cuando aban-
donen el cargo mencionado.
Artículo 264: Sobre la elección de magistrados del Tribunal Supremo de Justicia. Los
magistrados serán elegidos mediante la formación de una terna seleccionada por
una comisión de la Asamblea Nacional y representantes del Poder Popular. Luego
la Asamblea Nacional escogerá a los titulares y suplentes mediante mayoría simple.
Artículo 265: Sobre la remoción de magistrados del Tribunal Supremo de Justicia. Se
reducen los requisitos para remover un magistrado de unas 2/3 partes de la Asamblea
Nacional a una mayoría simple.
Artículo 266: Sobre atribuciones del Tribunal Supremo de Justicia. Se añade como
función el declarar si hay mérito de enjuiciamiento para los rectores del Consejo
Nacional Electoral, Generales y Almirantes del Alto Mando Militar y los jefes de
Misiones Diplomáticas.
Artículo 272: Sobre el sistema penitenciario. Centraliza los establecimientos
penitenciarios.
106
107
Hernán Fair
Introducción
109
110
más “progresistas”, como es el caso del propio Chávez y, por qué no, Néstor
Kirchner.1
Una segunda aclaración refiere a la metodología de articulación
transdisciplinaria. Como bien destaca Pérez Liñán (2012:11), el análisis de
los liderazgos ejecutivos debe incorporar variables adicionales a las institu-
cionales, en tanto el neodecisionismo “no se limita a ellas”. En ese marco,
en el que los liderazgos presidenciales ocupan un lugar central, se “requiere
una interpretación cuidadosa no solo de la arena institucional, sino también
del discurso político, de las trayectorias políticas de los líderes, de las capa-
cidades burocráticas del Estado y del marco económico y social”.
Tomando en cuenta estas consideraciones, el presente trabajo se con-
centra en una metodología que, curiosamente, ha sido poco trabajada en los
estudios sobre el nuevo decisionismo, como es el análisis del discurso polí-
tico.2 Para ello, se incluyen una serie de herramientas teóricas provenientes
de la teoría del discurso desarrollada por Ernesto Laclau y Chantal Mouffe
(1987). En ese marco, se asume su concepción amplia del discurso, que in-
cluye a los elementos lingüísticos y extralingüísticos. Además, se destaca su
perspectiva construccionista del orden social, en el que toda realidad solo
puede ser entendida como una construcción contingente e inacabada que
se edifica y adquiere significación desde y a través del orden simbólico. La
propuesta metodológica, centrada en el plano de la textualidad, consiste en
examinar las características principales que asume la discursividad de Hugo
Chávez. Específicamente, colocaremos el eje en el juego de articulación de
las “cadenas equivalenciales” que unen determinados significados entre sí,
así como en las “fronteras políticas” que edifica su discurso, vinculado a las
contraposiciones de cadenas equivalenciales. A partir de allí, identificaremos
una serie de paquetes de discursos o macro-discursos, agrupados de acuer-
do a sus regularidades.3 Además, en una segunda parte, incorporaremos al-
gunas categorías más recientes de la teoría del populismo de Laclau (2005),
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113
Kornblith y Levine (1995) destacan, en ese sentido, que los dos par-
tidos mayoritarios conformaban un verdadero sistema de partidos, que po-
seía las siguientes características: en primer lugar, los partidos constituían
las herramientas básicas de movilización política. Segundo, la movilización
aseguraba consenso y votos, características de los partidos modernos. En
tercer lugar, estos elementos se volvían centrales para legitimar las po-
líticas públicas y, por último, los partidos eran el principal agente para la
organización y canalización de los conflictos políticos (Kornblith y Levine,
1995:37-38).
Estos autores incorporan, además, aspectos adicionales que permiten
explicar la perdurabilidad del bipartidismo. Entre ellos, recuerdan, en pri-
mer lugar, el fuerte trabajo de articulación organizacional, posible a partir
del financiamiento monetario proveniente centralmente de los recursos de-
rivados del precio del petróleo (Kornblith y Levine, 1995:57). En efecto, el
precio del barril representaba históricamente un elemento crucial para en-
tender el destino de la economía venezolana, al ser el país andino un fuerte
productor de petróleo y con escasa diversidad industrial (Karl, 1986). Pero
además, los recursos petroleros tenían una función política de primer or-
den, permitiendo un aceitado funcionamiento del Régimen de Pacto Fijo.
Ello se debe a que el elevado precio del petróleo, como el que predominó
entre 1973 y 1982, permitía el uso y abuso de prebendas para disciplinar a la
sociedad (Spinetta, 2010).
Un segundo factor clave del sistema bipartidista era la disminución
de la distancia ideológica entre los dos partidos mayoritarios, a partir del
corrimiento de ambos hacia el centro del espectro político (Kornblith y
Levine, 1995:57). Esta moderación identitaria permitía una lógica de mayor
negociación política, promoviendo una democracia “consociativa” (Lijphart,
1984), que evitaba la polarización y fragmentación partidaria. En ese marco
de moderación ideológica, toda una serie de temas de debate político, como
la necesidad de diversificar la industria nacional, o incorporar una mayor
distribución equitativa del ingreso, fueron excluidos de la agenda pública,
privilegiando el objetivo de mantener en el tiempo el equilibrio fiscal y de
precios.
Finalmente, como un tercer aspecto clave, la modalidad de compe-
tencia centrípeta a nivel ideológico (Sartori, 1980), posibilitó la incorpo-
ración social de sectores políticos y sociales con intereses diversos. En ese
marco, uno de los elementos centrales del período de institucionalización de
114
6. Véase Capítulo 1.
115
7. Véase Capítulo 1.
8. En la elección presidencial de 1973, AD y COPEI sumaron, en conjunto, un 85,4%
de los votos. En las presidenciales de 1978, el número se elevó a un 89,9%. En 1983,
alcanzó un 91,5%, y en 1988, llegó al récord de 92,9% (véase Kornblith y Levine,
1995, tabla 2.6).
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9. Véase Capítulo 1.
118
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12. Entre ellos, podemos mencionar los casos de Argentina, Brasil y Perú, que tam-
bién presentaban esta doble crisis de representatividad. Al respecto, véanse Panizza
(2000), Fair (2010, 2012).
13. Para una comparación entre ambas experiencias, véase Fair (2009).
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En la llamada crisis del petróleo del año 1973, que afectó notable-
mente a los países importadores de crudo, se produjo, en sentido inver-
so, un boom en los países productores y exportadores, nucleados en la
Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP). Entre ellos se en-
contraba Venezuela, que se benefició ampliamente del aumento exponencial
en el valor del barril. En ese marco, que se extendió por casi diez años, los
recursos provenientes del petróleo permitían financiar las prebendas hacia
los partidarios del régimen puntofijista, al tiempo que equilibraban el déficit
fiscal y evitaban las crisis económicas y sociales, en un sistema que funcionó
casi a la perfección durante el período 1973-1982.
No obstante, en el marco de una fuerte depreciación en el precio del
barril, que se redujo cerca del 30% en menos de dos años, en el denominado
“Viernes Negro”, el 18 de febrero de 1983, se produjo el colapso del bolívar,
la moneda nacional. Como consecuencia de ello, se dispuso una fuerte deva-
luación monetaria que concluyó con la estabilidad económica que prevalecía
hasta entonces. Junto a la devaluación, se inició una espiral inflacionaria,
que fue acompañada por un aumento del endeudamiento externo y el dé-
ficit fiscal. Finalmente, al declinamiento económico le siguió la decadencia
social, en el momento en que la devaluación depreció los salarios de los tra-
bajadores y la inflación subsecuente los redujo aún más, incrementando los
índices de pobreza. Unos años después, la crisis se potenció, cuando el en-
tonces presidente Jaime Lusinchi, lanzó un plan de ajuste y austeridad mo-
netaria que no logró controlar la creciente tasa de inflación, ni el aumento
de los índices de desempleo y pobreza.
Sin embargo, la crisis económica y social estallaría en toda su magni-
tud con el sangriento y traumático levantamiento popular del 27 de febrero
de 1989, en respuesta al plan de ajuste ortodoxo del presidente Carlos A.
Pérez (1989-1993). En efecto, gran parte de la ciudadanía se sintió decepcio-
nada con Pérez, quien en su primera presidencia (1974-1979), había lleva-
do a cabo una política desarrollista de fuerte intervención estatal. Además,
durante la campaña electoral de 1988 mantenía aún un discurso en defensa
del Estado Benefactor. Sin embargo, en su nuevo mandato como Presidente,
Pérez viró repentinamente hacia el neoliberalismo, implementando una
política de ajuste monetario para controlar la inflación y el déficit fiscal, y
aplicando un aumento en el precio de los transportes, los servicios públicos
y otros bienes, no acompañados por una adecuación en los índices salaria-
les. Además, durante su Gobierno se implementaron políticas de reforma
122
123
año 1998. De este modo, se afectaban las fuentes de prebendas que aplicaba
el Régimen de Punto Fijo con sus adherentes, basados en un sistema de
regulación de los precios de los bienes y servicios (Spinetta, 2010:151-152).
En ese contexto de crisis política y económico-social, reemergió en
el espacio público la figura del líder carismático Hugo Chávez. El ex militar
golpista asumió, durante la campaña presidencial, una posición nacionalista
y popular, con fuertes críticas a la “clase política” y al neoliberalismo. Con su
nuevo partido, Movimiento Quinta República - MVR, logró conformar una
amplia política de alianzas hacia la centro-izquierda, que incluía a Causa R
(aunque un sector luego se desprendió del partido y formó el Partido para
Todos, con partidarios pro y anti-Chávez), el PCV y el MAS, que tuvo su
expresión en la conformación del Polo Patriótico (PP). La oposición, por su
parte, se encolumnó detrás de la candidatura del empresario Enrique Salas
Romer quien, al frente del Movimiento Proyecto Venezuela (MPV), y con el
respaldo de los dos partidos mayoritarios, exhibía índices de intención de
voto para Presidente superiores a los de los propios candidatos de COPEI
y AD.
Finalmente, el 6 de diciembre de 1998, Chávez llegó al poder con un
apoyo masivo del 56,2% de los sufragios, principalmente de sectores popu-
lares y medios, desencantados con AD y COPEI.16 Además, contó con el res-
paldo de sectores minoritarios de la clase media-alta, como los industriales
y petroleros, y algunos sindicatos no adecos. De esta manera, con el ascenso
del ex militar, se ponía punto final, de manera formal, al régimen puntofijis-
ta, iniciando una nueva página en la historia venezolana que revolucionaría
el orden existente, extendiéndose por casi una década y media.
16. En segundo lugar quedó el empresario Salas Romer, quien obtuvo un 39,9% de
los votos.
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121 de los 131 escaños y un apoyo social del 71,78% de los votos. Finalmente,
en un tercer referéndum popular, realizado el 15 de diciembre de 1999,
un 71,37% de los votantes se expedirá a favor de la nueva Constitución
Bolivariana de Venezuela. Como consecuencia de ello, se producirá la diso-
lución del Congreso y de la Corte Suprema de Justicia y las funciones legis-
lativas serán asumidas íntegramente por la ANC.
Una vez lograda la amplia mayoría, el chavismo llevó a cabo una
profunda e inédita reorganización institucional, política y socioeconómica,
que “institucionalizó” el proceso de concentración y centralización del po-
der en la figura presidencial.18 En ese sentido, se dispuso la ampliación del
mandato presidencial de cinco a seis años, con la posibilidad de reelección
inmediata para un único período adicional (artículo 230). Además, se esta-
blecieron una serie de cláusulas que tendieron a incrementar las facultades
legislativas del Ejecutivo. Entre ellas, la posibilidad de declarar el estado
de excepción en los casos previstos en la Constitución y la restricción de las
garantías constitucionales (artículos 236, 337, 338 y 339) y las facultades
al Presidente para dictar medidas extraordinarias en materia económica y
financiera.19
Como consecuencia de estas reformas refundacionales, se reforzó el
liderazgo neodecisionista de Chávez, que tendió a concentrar el poder polí-
tico en torno a su persona, en desmedro de las instituciones representativas
de la democracia liberal (Spinetta, 2010). En ese marco, el nuevo liderazgo
surgido de la crisis del sistema de partidos tradicionales, implicó el regreso
al poder de un líder personalista como no había en ese país desde 1958. Este
estilo de liderazgo se emparenta con lo que algunos autores han caracteriza-
do como “neopopulismo” (Zermeño, 1989), en el sentido de “una particular
relación entre cierto tipo de liderazgo personalista y sectores sociales en dis-
ponibilidad para movilizarse o ser movilizados en contextos de crisis social,
política y económica” (Aznar, 1999:82).
Ahora bien, el nuevo liderazgo personalista y ejecutivista, para man-
tener el apoyo de sus bases sociales, debía responder con eficacia decisional
a las demandas primordiales de sus electores. Estas demandas se concentra-
ban en dos aspectos. En primer lugar, en solucionar la crisis socioeconómica,
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En Venezuela, sin embargo, dice un viejo adagio: “No hay mal que
dure 100 años ni cuerpo que lo resista”. En verdad, no hay mal
que dure tanto tiempo, ni pueblo que lo resista y menos el pueblo
venezolano, pueblo glorioso, pueblo heroico (05-09-2001, p. 386).
135
20. Aunque excede el marco de este trabajo, el discurso de Chávez presentará una
fuerte alianza entre las Fuerzas Armadas y los sectores populares (“Fuerza Armada
unida con el pueblo”, s/f, p. 47), articulándolos a su proyecto de unidad nacional (“Una
unión tan hermosa como se ha dado, entre las Fuerzas Armadas Venezolanas, el
gobierno, sectores privados, y las comunidades de Venezuela”, s/s, p. 69). En ese
marco, rememorando a Perón (Sigal y Verón, 2003), Chávez afirmará que “soy apenas
un soldado”.
136
sociales y las masas populares, dentro del nuevo orden político. En esa
sintonía, frente al proceso de exclusión social del neoliberalismo, Chávez
se referirá a la necesidad de implementar una “política en defensa a fondo
de los derechos humanos fundamentales del hombre” (11-01-2000, p. 16),
resguardando el “trabajo”, la “vivienda” y la “salud”. Además, recuperará
un valor central del discurso nacional popular y de la tradición democráti-
ca clásica, asociando la democracia a la “igualdad social” (22-08-2001, p.
300). En el mismo sentido, afirmará que “Si el siglo XX fue el siglo de las
desigualdades que siguen hoy azotando al mundo, luchemos para que el si-
glo XXI sea el siglo de la igualdad” (11-01-2000, p. 16). Ese objetivo solo se
podía alcanzar “luchando contra la pobreza”, para alcanzar el objetivo de la
“justicia social” (22-08-2001, p. 293). El populismo de izquierda de Chávez
presentará, entonces, elementos en común con los populismos clásicos de
Perón, Cárdenas y Vargas. No obstante, como veremos, al mismo tiempo
realizará algunas reformulaciones discursivas que lo distinguirán de esas
experiencias.
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La soberanía compartida
22. Sobre la tensión entre estas dos cosmovisiones, véase Nun (2001).
140
23. Esta tensión, en relación al caso venezolano, ha sido destacada por Coppedge
(2002).
24. De hecho, Chávez, al frente del Movimiento Quinta República, fue reelecto cómo-
damente en su cargo, en las elecciones presidenciales de julio del año 2000, con el
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Conclusiones
28. Véase, por ejemplo, el discurso de Chávez del 18-04-2002, pp. 296-298.
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Referencias Bibliográficas
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155
Fuentes
156
Estela Pittatore
Introducción
157
Las condiciones políticas que dieron por resultado una sociedad sin
fisuras durante veinte años radican en la solidez de la democracia venezola-
na, considerada históricamente como la más fuerte de la región, en el entor-
no de gobiernos débiles y dictaduras en América Latina. Basada en una po-
lítica acuerdista, la excepcionalidad de la democracia venezolana puede ser
atribuida a tres factores: un liderazgo político dispuesto a la cooperación,
partidos políticos inusualmente cohesionados y solventes recursos fiscales
facilitados por una extraordinaria riqueza petrolera (Coppedge, 1998). Sin
embargo, la inacción progresiva de este modelo de democracia ante las de-
mandas sociales y la proliferación de fisuras políticas, fueron transformán-
dolo en un sistema irresolutivo y corrupto (Spinetta, 2010).
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4. Karl refiere que hacia 1973 y 1974 se registra una euforia en los Estados petroleros,
debido al incremento cuatriplicado del precio del crudo. A los pronósticos vertidos por
los análogamente eufóricos primeros mandatarios como Pérez en Venezuela –que
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6. Spinetta (2010) da cuenta a pie de página de que este hecho implicó una fuga
de capitales de sesenta billones de dólares, la contracción de la economía y una
devaluación acelerada del bolívar que hizo desaparecer la estabilidad cambiaria de
la moneda venezolana.
7. Originalmente acuñada por Williamson, la expresión indica las máximas
recomendadas por el organismo para paliar la crisis en los Estados. Estas son: Disciplina
presupuestaria (los presupuestos públicos no pueden tener déficit); Reordenamiento
de las prioridades del gasto público de áreas como subsidios hacia sectores que
167
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el Teniente Coronel Hugo Chávez. Pérez logra escapar en el baúl del vehí-
culo de un jardinero del palacio presidencial, y desde la planta televisiva de
“Venevisión” retoma el control de la situación. La sublevación es derrotada
y sus cabecillas van a prisión, mientras Pérez se compromete ante la po-
blación a corregir algunas de sus medidas. Pero el proceso de deterioro del
gobierno no se detendría.
El 27 de noviembre hubo otra intentona de golpe, durante la cual los
golpistas llegaron a bombardear algunos edificios públicos, tales como el
Palacio de Miraflores, el Ministerio de Relaciones Exteriores, y el Aeropuerto
La Carlota, mientras grupos de civiles aplaudían. La intentona fue de nuevo
fallida pero una vez más no contribuyó a mejorar la ya desacreditada imagen
del Presidente.
En marzo de 1993 el Fiscal General de la República, Ramón Escobar
Salom introdujo una solicitud de antejuicio de mérito en contra de Carlos
Andrés Pérez por el delito de “peculado doloso” y “malversación” de doscien-
tos cincuenta millones de Bolívares –diecisiete millones de dólares en esa
época– de la partida secreta por cuyo manejo era responsable.9 El Congreso
decidió suspenderlo de sus funciones bajo la acusación de corrupción el 21
de mayo de 1993 y decretó su destitución el 31 de agosto del mismo año.
En 1994 asume su segunda presidencia Rafael Caldera, ante el descré-
dito de los partidos tradicionales, legitimado en las urnas por una coalición
heterogénea de partidos, MAS, MEP y PCV y viejas agrupaciones de cen-
tro-derecha como la URD y el Movimiento de Integridad Nacional-Unidad
(MIN) con el nombre de Convergencia. Caldera compitió por fuera del
COPEI, partido del cual había sido fundador, “con un discurso fuertemente
anti-partido”.10 Sin embargo, solo conseguiría el 24% de los votos.
Este presidente debió enfrentar una vertiginosa espiral inflacionaria
y un paralelo descenso de las reservas de divisas, empleadas generosamente
por el Banco Central de Venezuela (BCV) en el intento de sostener al bolívar
frente al dólar. En Junio de 1994, el presidente anunció la suspensión de
algunas garantías constitucionales, lo que se tradujo en el control estatal del
mercado de cambios, del sistema bancario y de los precios. Ante la fuga de
9. Durante el proceso se reveló que dicho dinero había sido utilizado para ayudar a la
Presidente Violeta Chamorro en Nicaragua y a la vicepresidente Medina Parra.
10. Ver Capítulo 3.
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11. El nuevo paquete de estabilización y ajuste estructural, fue ejecutado por el ministro
de Planificación Teodoro Petkoff Malek (antiguo guerrillero comunista y dirigente del
MAS).
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La democracia de Chávez
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(CD). Pero a pesar de que el Centro Carter y la OEA articularon una mesa
de diálogo para lograr un programa común de acuerdos tendiente a concluir
con las hostilidades, la intransigencia volvería al centro de la escena en un
nuevo paro exigiendo al Presidente su renuncia o bien la realización de un
referéndum consultivo de revocatoria de mandato. Spinetta da cuenta que
ante la tajante negativa de Chávez, el paro que inicialmente tendría veinti-
cuatro horas, se prorrogaría indefinidamente. Duró sesenta y dos días, en
los cuales y al igual que en ocasión del golpe, la sociedad civil se hallaría
inmersa en un estado de polarización permanente, en parte además por la
cobertura mediática del proceso. Medios públicos y privados tomaban pos-
turas respecto del conflicto y ayudaban así a polarizar las fuerzas sociales en
dos campos irreconciliables, mientras la movilización política permanente
de simpatizantes bolivarianos, como de detractores de Chávez, tomaban las
calles de los grandes centros urbanos. El clima de confrontación se plasmó
en la apropiación de espacios geográficos de ambas fuerzas. La oposición
se abroqueló en torno de PDVSA en Chuao y el chavismo se concentró en
torno al palacio de Miraflores y la sede principal de PDVSA en La Campiña,
en el centro de la capital. El paro llegó a su máximo punto de confronta-
ción cuando Chávez contraataca y decide despedir a más de dieciocho mil
empleados de la empresa estatal PDVSA, lo cual además de perjudicar a la
CTV, implicó una merma de la capacidad de producción de la compañía que
sería percibida en el mediano y largo plazo (Spinetta, 2010). La medida se
contradecía con la voluntad chavista de “renacionalizar el petróleo” con el
objetivo de mejorar la eficiencia de PDVSA en el contexto de la distribución
de una mayor cantidad de divisas para el gobierno.17
El paro petrolero fallido –nuevo intento de derrocar a Chávez– con-
venció a la oposición de que los medios elegidos no eran los adecuados. Los
miembros de los partidos mayores decidieron entonces trabajar para con-
seguir un referéndum revocatorio de todos los puestos ejecutivos, incluidos,
va de suyo, el del presidente en ejercicio.
Unos meses después y con la mediación de la OEA, el Centro Carter
y el PNUD se propició un acuerdo conjunto entre el gobierno y oposición,
17. Chávez tuvo una actuación clave en la relación de Venezuela con los países de la
OPEP y en la resolución de la regularización de las cuotas del petróleo. Ver Jan Kalicki
y David Goldwin (2005).
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18. Misiones Bolivarianas o Misión Cristo son los nombres dados por Chávez a una
serie de programas sociales implementados en su gobierno Las misiones se subdividen
en tres grandes grupos: Las educativas, que van desde instruir personas analfabetas
(Misión Robinson I), dar educación básica (Misión Robinson I), dar Educación Media
(Misión Ribas) y dar estudios universitarios (Misión Sucre). Las misiones educativas
pueden depender entre sí. Las de aspectos alimentarios y servicios básicos, que
van desde la dotación a zonas de pobreza de ambulatorios eficaces y otros servicios
médicos asistenciales (Misión Barrio Adentro), el embellecimiento de lugares públicos
(Plan Bolívar 2000, ya concluido) la construcción de viviendas para cubrir el histórico
déficit habitacional del país (Misión Hábitat) y (Gran Misión Vivienda Venezuela),
hasta una mejor distribución y almacenamiento de alimentos a precios más accesibles
por medio de mercados y supermercados (Misión Mercal). Y misiones misceláneas,
que incluyen la mejora de las condiciones de las etnias minoritarias y marginadas,
representadas en los indígenas (Misión Guaicaipuro), agilización del trámite de los
documentos de identidad del ciudadano común (Misión Identidad), y la promoción
de las actividades agrarias para reducir la excesiva urbanización del país (Gran
Misión AgroVenezuela). A partir del año 2011, el ejecutivo Nacional puso en marcha
la creación de grandes misiones sociales, donde un gran número de personas
participan progresivamente. Ellas son: Gran Misión AgroVenezuela, para enfrentar
la crisis alimentaria mundial. Ésta misión consiste en dar a pequeños y medianos
productores los insumos necesarios para cosechar, con lo que el Estado incrementaría
la producción alimentaria; Gran Misión Vivienda Venezuela, creada en el mes de Abril
de 2011 en respuesta a la crisis habitacional que enfrenta el país de casi 2.000.000
de viviendas; Gran Misión en Amor Mayor, para atender a los abuelos en situación de
pobreza o que no alcanzaron a cotizar completamente las cuotas del seguro social
para acceder a la pensión de retiro, Gran Misión Hijos de Venezuela, para combatir la
pobreza extrema en familias de escasos recursos; Gran Misión Saber y Trabajo, con la
meta de generar, desde el 2011 hasta el 2018 tres millones de empleos.
179
5. Conclusiones
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181
Referencias Bibliográficas
182
Fuentes
183
Natalia Ceppi
Introducción
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La etapa neoliberal
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deuda, dando lugar a que en 1998 la relación deuda/PBI fuera del 9,32% y
la relación deuda/exportaciones del 397% (UNESCO-EPT Bolivia, 2000).
Asimismo, el shock neoliberal había reducido de forma estrepitosa los ni-
veles de inflación y mantuvo la tasa anual del PBI real en un promedio del
4% en la década del noventa frente a un porcentaje que osciló entre el 1,7%
y el 3,8% durante la administración de Paz Estenssoro (Loayza, Santa Cruz
y Pereira, 1999:116-119).
A pesar de esta primera etapa ‘positiva’ en términos macroeconómi-
cos, el modelo neoliberal comenzó a evidenciar síntomas de agotamiento
hacia fines del siglo XX y dejó entrever su incapacidad para generar bien-
estar a la población en su conjunto (Nogales Iturri, 2008:72). A partir de
1999 Bolivia ingresó a una etapa recesiva que se extendió por varios años
donde se conjugaron las propias falencias de las políticas impuestas desde
1985 y los impactos de las crisis económico-financieras regionales y extra-
regionales que se suscitaron en los noventa. De este modo, los comienzos del
siglo XXI se caracterizaron por un deterioro generalizado de la economía,
reflejándose especialmente en la disminución de la tasa de crecimiento del
PBI –de 5,03% en 1998 a 2,49% en 2002– y en la evolución negativa de la
IED que bajó de 12,1% a 8,5% en su relación con el PBI (Banco Central de
Bolivia).
Paralelamente, la recesión hizo cobrar mayor visibilidad a ciertas
cuestiones sociales que no habían sido atendidas durante los noventa. A
modo de ejemplo, en el período 1989-2002, la población que se encontraba
por debajo de la línea de pobreza creció de 52.6% al 60.6%; se fortaleció la
brecha entre pobres y ricos –el Coeficiente de Gini pasó de 0.58 a 0.61– y la
tasa media anual de desempleo urbano subió del 7,3% al 8% (INE; CEPAL;
Mosley, 2006).
Todos estos indicadores tuvieron su correlato en los resultados de las
elecciones presidenciales del 30 de junio de 2002. Los mecanismos de la
Democracia Pactada posibilitaron una nueva victoria de Gonzalo Sánchez
de Lozada con solo el 22,46% de los votos pero ninguno de los partidos tra-
dicionales obtuvo el segundo lugar. Este último fue ocupado por el MAS con
el 20,94% de los sufragios, generando así cambios en un escenario político
que había permanecido prácticamente estático durante casi dos décadas.
La composición del Congreso también fue modificada. El MAS consiguió el
segundo lugar a través de 27 diputados sobre un total de 130 y 8 senadores
sobre un total de 27, desplazando al MIR al tercer puesto (Corte Nacional
192
193
2. Por la Guerra del Pacífico (1879-1883) Bolivia perdió “120.000 kilómetros cuadrados,
400 kilómetros de costa, varios puertos, bahías y caletas, así como su acceso soberano
al océano Pacífico” (Salazar Paredes, 2006:61). A raíz de las pérdidas territoriales,
Bolivia no tiene acceso a los yacimientos cupríferos de Chuquicamata, los cuales son
los más importantes de Chile ni a la riqueza proveniente de los recursos marítimos.
El Tratado de Paz y Amistad fue firmado el 20 de octubre 1904. Sin embargo, las
relaciones diplomáticas entre ambos Estados son inexistentes debido a que las
mismas llegaron a la ruptura en 1978.
194
3. La crisis económica era de tal magnitud que el déficit fiscal fue alrededor del 8,6%
del PBI en los años 2002 y 2003 (Humérez Quiroz y Mariscal Ayaviri, 2005:87).
195
Mesa Gisbert solicitó su reforma con la Ley 2.631 del 20 de febrero de 2004.
El referéndum se fijó el 18 de julio del mismo año y consistió en la realiza-
ción de cinco preguntas donde los ciudadanos se manifestaron por SI o NO
con respecto al futuro de la política hidrocarburífera nacional.4 De acuerdo
con los datos de la Corte Nacional Electoral (CNE), el SI obtuvo la mayoría
en todas preguntas con porcentajes que oscilaron entre el 54% y el 92%.
Debido a que Carlos Mesa no sometió a consideración popular su Proyecto
de Ley, se inició una negociación difícil, con un Congreso “opositor” más
cercano al derrocamiento del gobierno que al apoyo de las políticas del ofi-
cialismo (Mesa Gisbert, 2008:18).
Conocidos públicamente los resultados del referéndum, Mesa envió
su Proyecto de Ley al Poder Legislativo para su respectiva aprobación. A
partir de allí el enfrentamiento entre el Ejecutivo y los partidos políticos que
contaban con representación en el Parlamento se hizo más explícito, tenien-
do como núcleo las modificaciones en torno a los porcentajes y los tipos de
impuestos que debían pagar las empresas que explotaban y comercializa-
ban el gas boliviano (Arrarás y Deheza, 2005). Mientras que Mesa Gisbert
había propuesto el mantenimiento de las regalías en un 18% y la inclusión
de un impuesto –el Impuesto Complementario a los Hidrocarburos (ICH)–
del 32%, progresivo, deducible y diferenciado en función del tamaño de los
campos y de los volúmenes de producción, el MAS como segunda fuerza
4. Las preguntas eran las siguientes: 1- ¿Está usted de acuerdo con la abrogación de
la Ley de Hidrocarburos No. 1689 promulgada por el Presidente Gonzalo Sánchez de
Lozada?; 2- ¿Está usted de acuerdo con la recuperación de todos los hidrocarburos
en boca de pozo para el Estado boliviano?; 3- ¿Está usted de acuerdo con refundar
Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos, recuperando la propiedad estatal de las
acciones de los y las bolivianas en las empresas petroleras capitalizadas, de manera
que pueda participar el Estado en toda la cadena productiva de los hidrocarburos?;
4- ¿Está usted de acuerdo con la política del Presidente Carlos Mesa para utilizar el
gas como un recurso estratégico para recuperar una salida útil y soberana al océano
Pacífico?; 5- ¿Está usted de acuerdo con que Bolivia exporte gas en el marco de una
política nacional que: a) Cubra el consumo de gas para los bolivianos y las bolivianas;
b) Fomente la industrialización del gas en el territorio nacional; c) Cobre impuestos y/o
regalías a las empresas petroleras, llegando al 50% del valor del gas, principalmente
para la educación, salud, caminos y empleos? Puede consultarse el Decreto 27.507
(19/05/2004). Disponible en: http://www.lexivox.org/norms/BO-DS-27507.xhtml
(consultado el 21 de marzo de 2013).
196
política, insistía en el cobro de una regalía petrolera del 50% (Chávez y Lora,
2005; El Diario, 08/10/2004).
Ante la falta de apoyo político, Carlos Mesa puso su renuncia a dispo-
sición del Congreso nacional el 6 de marzo de 2005 “con el objetivo de lla-
mar la atención al país” (Mesa Gisbert, 2008:23), confiando en que el apoyo
popular del cual gozaba –alrededor del 68%– coadyuvaría a la victoria de su
proyecto. Según el ex Presidente, esta decisión fue motivada por el accionar
“desestabilizador” de aquellos actores que se oponían a su propuesta de Ley.
Entre ellos se encontraba Evo Morales, quien en los primeros días del mes
de marzo instó a los movimientos sociales a bloquear los accesos a las ciu-
dades en señal de desacuerdo con el 18% de las regalías sugerido por Mesa
(BBC Mundo, 09/03/2005). Frente a esta acusación, Morales aclaró que las
manifestaciones no estaban dirigidas a conseguir la dimisión de Mesa, sino
a presionar al Congreso para que aprobara rápidamente una nueva norma-
tiva hidrocarburífera que le asegurara al país el 50% de las regalías (BBC
Mundo, 07/03/2005).
Tras su tratamiento en la Cámara de Diputados, en marzo de 2005
el Proyecto de Ley pasó al Senado; instancia que debía refrendarlo antes
que el Presidente finalmente lo promulgara (La Jornada, 17/03/2005). En
su estadía en la Cámara de Senadores, el proyecto fue modificado median-
te la incorporación de observaciones de carácter técnico y jurídico. Uno de
los principales puntos reformados y que más controversia generó entre el
Congreso y el Ejecutivo radicó en el tratamiento de la recaudación fiscal.
El Congreso fijó las regalías en 18% pero desestimó la creación del ICH por
considerarlo inalcanzable ya que el mismo era dependiente de los volúme-
nes de producción (Cartilla Informativa CEDLA, 2005:21). El 17 de mayo de
2005, el presidente del Senado, Hormando Vaca Diez aprobó la Ley 3.058
que contempló el 18% para las regalías y el 32% para un impuesto denomi-
nado Impuesto Directo a los Hidrocarburos (IDH). Este último, a diferen-
cia de la propuesta de Mesa, no era progresivo; no hacía distinción de los
campos según su productividad y no posibilitaba los descargos por rubros
diversos (Cartilla Informativa CEDLA, 2005:22; Crespo en BBC Mundo,
18/03/2005).
Carlos Mesa no vetó ni promulgó la nueva Ley de Hidrocarburos. Optó
por dejar pasar el tiempo constitucional requerido para que esta responsa-
bilidad “recayera en los que la habían aprobado” (Zaratti Sacchetti y Torres
Orías, 2008:146). Mesa presentó su segunda renuncia el 6 de junio de 2005
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El proceso constituyente
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gastos sean reconocidos por YPFB a través de la figura de los costos recuperables,
los cuales son costos operativos y de inversiones. Anualmente los operadores de
los campos –las empresas transnacionales- presentan los detalles de los montos a
recuperar. Dichos montos poseen límites que están expresados en porcentajes sobre
el total producido en el año, llegando en algunos casos al 100%. A modo de ejemplo,
en los campo San Alberto cuyo operador es Petrobras, esta empresa tributa un 50%
en regalías e IDH pero al tener un costo recuperable del 30%, el esquema de ingresos
se distribuye en: 53,8% para el Estado, 3,8% en participación de YPFB y 16,2 en
concepto de utilidad de la empresa (Guachalla y Rivero, 2007:5).
206
10. El artículo 3 de la Ley 3791 agrega que también serán beneficiarios por única vez
de la Renta Dignidad los bolivianos que perciban una renta del sistema de seguridad
social (solo el 75% del monto de la misma). Disponible en: http://www.lexivox.org/
norms/BO-L-3791.xhtml (consultado el 15 de abril de 2013).
207
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209
11. En sus inicios, el ALBA fue bautizado como Alternativa Bolivariana para los Pueblos
de Nuestra América. En 2009, el término Alternativa su reemplazado por Alianza,
quedando denominada finalmente como ALBA-TCP.
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12. Este gesto fue de gran importancia considerando que los dos Estados no poseen
relaciones diplomáticas desde 1978.
13. Finalmente, la demanda fue presentada ante la CIJ en abril de 2013.
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15. Si bien trasciende al período de estudio, en enero de 2013 los Estados partes de la
Convención de 1961 aceptaron la reserva de Bolivia sobre el masticado de coca solo
cuando se realiza en el país.
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Conclusión
222
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Referencias Bibliográficas
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Documentos
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Diarios
230
Santiago C. Leiras
Introducción
1. En este marco se lleva a cabo el debate sobre el rol de los medios de comunicación
y la aprobación en el año 2009 de la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual.
231
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233
3. Definimos aquí como actores estratégicos a todos aquellos grupos que tienen recur-
sos de poder suficiente para poder influir, obstaculizar y hasta oponerse al proceso de
afirmación del régimen político. Esta definición ha sido reelaborada a partir de aquello
que Michael Coppedge entiende por Actores estratégicos “aquellos que son capaces
de socavar la gobernabilidad interviniendo en la economía o en el orden público o
grado en que un grupo es capaz de utilizar ciertos recursos políticos para su propio
beneficio”.
234
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240
Carlos Menem
4.677.213 24,34
Frente por la Lealtad
Néstor Kirchner
4.227.141 21,99
Frente para la Victoria
Elisa Carrio
2.720.143 14,15
Alternativa por una República de Iguales
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243
Cuadro II: Producto Interno Bruto (PIB) - Tasa de Crecimiento Real (%)
Country Argentina
1999 -3
2000 0,8
2002 -14,7
2003 8,7
2004 8,3
2005 9,2
2006 8,5
244
Country Argentina
2007 8,7
2008 6,8
2009 0,9
2010 7,5
2011 8,9
Fuente: http://www.indexmundi.com/g/g.aspx?c=ar&v=66&l=es
1991 46,6
1992 46,5
1993 44,9
1994 46,0
1995 48,9
1996 49,5
1997 49,1
1998 50,7
1999 49,8
245
2000 51,1
2001 53,4
2002 53,8
2003 54,7
2004 50,2
2005 49,3
2006 47,7
2007 47,4
2008 46,3
2009 46,1
2010 44,5
246
9. Desde su asunción y hasta abril de 2006, Kirchner firmó 176 decretos de necesidad
y urgencia –48 en 2003, 63 en 2004, 46 en 2005, y 19 en los primeros cuatro meses
del 2006–. La estadística arroja así unos 58,66 decretos por año, con frecuencia
comparados con los 54,5 por año de Carlos Menem –quien firmó un total de 545
durante sus diez años de gobierno–. De todas maneras el balance resulta “favorable
comparando con el los primeros cuatro años de Carlos Menem en los cuales el
expresidente dictó 230 medidas de excepción. Ver Baldioli (2003); Ferreira Rubio y
Goretti (1996); Zommer (2006).
247
Y hacia el final del artículo, que recuerdo al amigo lector fue es-
crito durante la jornada electoral de 2007, me lanzaba con cierta
temeridad a desplegar algunas anticipaciones que serían magnífi-
camente refutadas por la realidad venidera y, claro, por la decisión
de la propia Cristina Fernández. Cito lo escrito en ese umbral de
época que vendría a reforzar lo inaugurado en mayo de 2003: “nos
preparábamos para despedirnos de la larga primavera camporis-
ta que, en muchos aspectos, caracterizó el tiempo de Kirchner; es
probable que lo que vendrá se asemejará más a un gobierno a lo
Bachelet, con mayores dosis de prolijidad institucional y mejo-
res vínculos con el insaciable mundo empresarial. Hay, y eso se
percibe más allá del resultado electoral, una atmósfera por la que
circulan mejor los aires de la derecha, esos mecanismos de pro-
ducción de sentido tan astutamente desplegados por los medios
de comunicación que, insisto con esta idea, constituyen hoy el es-
pacio más decisivo y poderoso de la derecha”. No hay en el discur-
so de Cristina una vocación genuinamente distribucionista ni una
retórica que la pueda asociar al espectro del populismo (Forster,
2010b).
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250
11. En su blog Carta Abierta es definido como “un espacio de participación para la
discusión y la intervención en las políticas públicas, en defensa de un gobierno demo-
crático popular amenazado, preservando siempre la libertad de crítica”.
251
Así también resulta interesante destacar el rol que este grupo de inte-
lectuales asigna a los medios de comunicación en relación a la presentación
del conflicto por parte de los mismos:
252
253
el presidente del bloque oficialista, Miguel Pìchetto como así también por el
del principal bloque opositor en el senado, la Unión Cívica Radical, Ernesto
Sanz. Julio Cobos termina votando en forma “no positiva” quedando recha-
zado el proyecto de ley.
En el marco de la confrontación con el grupo Clarín se inscribe la
aprobación de la ley de medios de comunicación audiovisual12 sobre la base
de tres argumentos, que entendemos principales, esgrimidos desde el ofi-
cialismo para sustentar la relevancia y la necesidad de la sanción de esta
propuesta legislativa.
El primero de ellos sostiene que la sanción de esta iniciativa está des-
tinada a saldar una deuda de la democracia argentina instaurada en 1983,
siendo esta la primera presentada a lo largo de estos 26 años transcurridos
en democracia. El segundo argumento se basa en la necesidad de una au-
téntica democratización de la propiedad de los medios de comunicación,
amenazada por la existencia de organizaciones empresariales con presencia
predominante en el mercado audiovisual. El tercer y último, vinculado con
el anterior, permite plantear la necesidad de un auténtica libertad informa-
tiva acicateada por la presencia de carteles y grupos mediáticos de carác-
ter concentrado que han transformado la libertad de prensa en libertad de
empresa.
El 16 de septiembre de 2009 se desarrolló una sesión especial de la
cámara de Diputados para tratar los cinco dictámenes (uno por la mayoría
y cuatro por la minoría) que surgieron del plenario de las comisiones de
Comunicaciones e Informática, de Presupuesto y Hacienda, y de Libertad
de Expresión.
Los bloques de la Unión Cívica Radical, la Coalición Cívica,
Propuesta Republicana y del peronismo disidente expresaron objeciones
12. Con fecha del 29 de Octubre de 2013 se conoció el dictamen de la Corte Suprema
de Justicia a favor de la constitucionalidad de la Ley 26.522 (Ley de Servicios de
Comunicación Audiovisual). Ver versión sintética en Centro de Información Judicial:
“La Corte Suprema declaró la constitucionalidad de la Ley de Medios” http://www.
cij.gov.ar/nota-12394-La-Corte-Suprema-declar--la-constitucionalidad-de-la-Ley-de-
Medios.html
También puede consultarse la versión completa del fallo en Corte Suprema de
Justicia:” Grupo Clarín y otros c/Poder Ejecutivo Nacional y otros/acción meramente
declarativa”. Buenos Aires, 29 de Octubre de 2013.
254
13. Impronta más presente a partir del fallecimiento de Néstor Kirchner –27 de Octubre
de 2010– y la unificación de la jefatura política e institucional en Cristina Fernández.
Por cierto el sello de Cristina se encuentra presente en otras iniciativas políticas con-
sideradas clave, por ejemplo el apartamiento del círculo político de la presidente de
figuras con vínculos estratégicos con el expresidente como Hugo Moyano.
255
Conclusiones
¿Puede ser que en nuestro país cada vez que asume la presidencia
Un personal gubernamental se anuncie una mutación del sistema
de valores?
Tomás Abraham,
La lechuza y el caracol. Contrarrelato político, 2012.
256
Referencias Bibliográficas
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259
260
261
262
Adolfo Garcé
Introducción
***
263
264
265
y del propio FA. Esta gestión, que abrió un largo ciclo de gobiernos fren-
teamplistas en la capital del país (el FA sigue todavía, veinticuatro años des-
pués, administrando Montevideo), funcionó como un auténtico trampolín
para su carrera ulterior: durante esos años se las ingenió para mostrar que
un gobierno de izquierda podía combinar énfasis sociales con eficacia, y par-
ticipación popular con ejercicio de la autoridad (Garcé, 2007). Si, a partir
de las elecciones de 1989, el nombre de Vázquez quedó asociado para los
frenteamplistas a la posibilidad real de ganar elecciones, su gestión envió
otro mensaje fundamental hacia los no frenteamplistas: el FA era capaz de
gobernar sin radicalismos y sin pagar excesivo tributo a la ideología. Desde
la gestión de Montevideo, Vázquez demostró que aquél buen candidato
también podía ser un buen gobernante, que pese a pertenecer al Partido
Socialista podía ser un gobernante pragmático. Por eso mismo, sobre el final
de su gestión como Intendente, varios grupos de izquierda (dentro y fuera
de tiendas frenteamplistas) que pensaban que el FA debía “correrse hacia el
centro”, vislumbraron en Vázquez al líder capaz de encabezar la transfor-
mación del FA desde su enfoque fundacional tributario del dependentismo,
explícitamente “antioligárquico” y “antiimperialista”, fuertemente estatista
y planificador, y de tácito horizonte socialista, a un perfil mucho más mode-
rado de socialdemocracia market friendly.
Para entender lo que pasó después es fundamental tomar nota que
el FA, desde el principio, nació con reglas internas de tono consensualista
(sin este tipo de definiciones jamás los grupos pequeños como el Partido
Demócrata Cristiano se hubieran atrevido a aliarse con el poderoso Partido
Comunista). Según el estatuto del FA, el programa es aprobado por el
Congreso (artículo 94), a propuesta del Plenario Nacional (artículo 71), por
mayoría de 2/3 de los congresistas presentes (artículo 96). La regla de los
2/3, en el contexto de un congreso como el del FA en el que, habitualmente,
predominan militantes francamente de izquierda (los comunistas suelen te-
ner al menos 1/3 de los congresistas), hace que los cambios en el programa
sean realmente muy difíciles (Garcé y Yaffé, 2013:476-477). Por eso mismo,
los grupos que querían impulsar la moderación del programa frentista eli-
gieron construir un by pass a la estructura del FA en torno a la candidatura
presidencial de Tabaré Vázquez, la estrella en ascenso. Ese by pass se llamó
Encuentro Progresista-EP.
El EP fue una alianza entre el Frente Amplio y pequeños grupos no
frenteamplistas escindidos, entre 1993 y principios de 1994, de los demás
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del lapso 1999-2002 (caída del PBI, colapso del sistema financiero, 20% de
desocupación, 30% de pobreza).
Desde luego, este posicionamiento político, especialmente la insis-
tencia en que era posible “otra política económica”, al mismo tiempo cargó
al FA con una responsabilidad muy pesada. La izquierda, una vez en el go-
bierno, debería ser capaz de llevar adelante políticas pública y notoriamente
distintas a las implementadas por colorados y blancos. Esta promesa, fun-
damental, a la larga, se convirtió en una piedra en el zapato.
***
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271
Programa de gobierno
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Estilo presidencial
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Había buenas razones para pensar que, con Mujica como presidente
llegarían, finalmente, cambios no triviales en la política económica. El ex
guerrillero fue electo presidente porque entre 2008 y 2009, logró derrotar a
Danilo Astori en la disputa por la sucesión de Tabaré Vázquez. Y lo venció,
precisamente, porque logró encarnar el viejo anhelo de “otra política eco-
nómica”, esto es, de un cambio significativo en el modelo de desarrollo. Sin
embargo, el mentado “giro a la izquierda” nunca llegó. El segundo gobier-
no del FA fue, como el primero, un gobierno de centroizquierda y de perfil
socialdemócrata que apostó abiertamente a la inversión extranjera y se li-
mitó a intentar compatibilizar crecimiento e igualdad. Tal como ya había
pasado con Vázquez, el afán arquitectónico y refundacional de la izquierda
uruguaya se canalizó en otras dimensiones. Lo más nuevo de la presidencia
de Vázquez habían sido, como vimos, los cambios en las políticas sociales.
Lo más sorprendente de la de Mujica fue la “revolución de los derechos”.
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Programa de gobierno
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Estilo presidencial
Aunque, al pactar con Astori, dejó claro que no habría grandes ruptu-
ras conceptuales entre sus políticas públicas y las de Vázquez, Mujica pronto
mostró que su presidencia tendría un estilo distinto a la de su predecesor.
Vázquez llevó adelante un gobierno de partido. No mostró ningún in-
terés en pactar con la oposición. Mujica, en cambio, rápidamente, tendió
puentes hacia los demás partidos. En primer lugar, a diferencia de Vázquez
que había fracasado en este intento, logró concretar un acuerdo político que
permitió la integración de dirigentes de la oposición en cargos de gobierno.
Renació, de esta manera, la vieja práctica de la “coparticipación”, una tra-
dición de gran arraigo en la política nacional, abandonada por los partidos
tradicionales desde 1990 en adelante. El excelente clima de diálogo con la
oposición permitió, además, que durante estos meses se lograran las mayo-
rías especiales necesarias para renovar la integración de los organismos de
contralor (Corte Electoral y Tribunal de Cuentas).
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Conclusiones y perspectivas
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tiene en el vicepresidente electo, Raúl Sendic (hijo del fundador del MLN-
Tupamaros) a su figura más visible. Esto hace pensar que, aunque no exis-
tan grandes cambios en el manejo de la macroeconomía (Danilo Astori será,
como durante la primera presidencia de Vázquez, el Ministro de Economía
y Finanzas), desde el punto de vista del modelo de desarrollo, el gobierno
avanzará hacia un modelo más estatista e intervencionista, más compatible
con la tradición frenteamplista que el guión astorista. Además, el gobierno
no tendrá más remedio que abordar otras dos cuentas pendientes: la imple-
mentación del Sistema Nacional Integrado de Cuidados y la reforma educa-
tiva (Garcé, 2014).
Referencias Bibliográficas
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Introducción
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294
295
296
297
Fuente: Elaboración propia con datos obtenidos del Tribunal Superior de Justicia
Electoral (TSJE) (Disponible en www.tsje.gov.py).
10. El Partido Liberal como segunda fuerza en el Senado recibió 588.054 votos.
Fuente: Tribunal Superior de Justicia Electoral (TSJE) (Disponible en http://tsje.gov.py/
e2013/resultados-elecciones-2013-senadores.html).
298
Cámara de Senadores
Partidos y
Total de
Alianzas Períodos Electorales / Escaños Parlamentarios
escaños
Políticas*
ANR
24 20 24 16 15 19 118
Partidos Tradicionales
PLRA
11 17 13 12 14 13 80
PEN 8 7 1 1 17
PB 1 1
PRF 1 ** 1
PPQ 7 4 11
PPS 2 1 *** 3
MPT 1 *** 1
PDP 1 3 4
Total de
36 45 45 45 45 45 261
escaños
299
Fuente: Elaboración propia con datos obtenidos del Tribunal Superior de Justicia
Electoral (TSJE) (Disponible en www.tsje.gov.py).
*ANR, Asociación Nacional Republicana o Partido Colorado. PLRA, Partido Liberal
Radical Auténtico. PEN, Partido Encuentro Nacional. PRF, Partido Revolucionario
Febrerista. PLR, Partido Liberal Radical. PPQ, Partido Patria Querida. PUNACE,
Partido Unión Nacional de Ciudadanos Éticos. PPS, Partido País Solidario. APC,
Alianza Patriótica para el Cambio. MPT, Movimiento Popular Tekojoja. PDP, Partido
Democrático Progresista. PB, Partido Blanco.
** Actualmente integra Avanza País.
*** Actualmente integra el Frente Guasu.
11. Más abajo describimos como estuvo compuesta la Alianza Patriótica para el
Cambio (APC).
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Ahora bien, para que existan electores que voten opciones de izquier-
da, necesariamente deben existir opciones institucionales mínimamente
construidas que ofrezcan esa posibilidad. En este sentido nos preguntamos:
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¿Cómo, para qué y/o ante quienes se construyeron las organizaciones de iz-
quierda en Paraguay que accedieron al poder ejecutivo entre el 2008 y 2012
y al Congreso en el Período 2013-2018?
En este contexto los enfoques institucionalistas y electorales como ex-
plicación sobre el surgimiento de nuevos partidos y movimientos políticos,
pueden ser enriquecidos con los estudios que abordan la relación partido-
sociedad, ya que incluso un “sistema de partidos fuerte y altamente institu-
cionalizado está sujeto a efectos corrosivos” (Roberts, 2002: 58). Algunos
autores como Neumann, (1956), La Palombara y Weiner (1966) intentan
responder a partir de esta óptica.
Por esto, rescatamos las transformaciones económicas ocurridas en el
Paraguay y su conexión con:
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los entes públicos. Incluso las dos organizaciones campesinas más grandes
del país; la Federación Nacional Campesina FNC y la Mesa Coordinadora
Nacional de Organizaciones Campesinas MCNOC acordaron participar del
Frente luego de haberse separado en el año 1998.
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Apoyo de la No apoyaron la
Apoyo Institucional Dirigencia, pero no de No tomaron Posición candidatura de
la organización Fernando Lugo
Mesa Coordinadora
Nacional de
Organizaciones
Campesinas MCNOC
Central Nacional de
Trabajadores CNT
Organización Nacional
Campesina ONAC
Central Unitaria
Coordinadora de
Coordinadora Nacional de Trabajadores
Mujeres del Paraguay
de Mujeres Rurales e Auténtica CUT-A
CLADEM
Indígenas CONAMURI
Federación Nacional
Coordinadora de
Consejo Nacional Campesina FNC
Coordinadora de organizaciones
de Organizaciones
Pequeños Productores de los Bañados
Populares-
Agrícolas de San COBAÑADOS
Movimientos Sin
Pedro Norte CPA-SPN
Techo CONOP-MST
Partidos de Izquierda.
Organización
Campesina Regional
de Concepción
OCRC integrante de
la Central Nacional
de Organizaciones
Campesinas,
Indígenas y
Populares CNOCIP
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* Formó inicialmente parte del Bloque Social y Popular, luego se retira. Participa como
movimiento asociado de la APC. Luego de las elecciones del 20 de abril se convierte
en Partido Político, conforma el Frente Social y Popular y la actual Alianza Frente
Guasu (Martínez, 2013:16).
16. Sin olvidar por supuesto que el gran aporte electoral lo había hecho el Partido
Liberal Radical Auténtico.
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Patriótica para el Cambio (APC) fue la principal alianza política que apoyó
a Fernando Lugo para la presidencia y que abarcaba tanto a partidos de iz-
quierda como de derecha.19
Conformado por:
19. El partido mayoritario de la Alianza Patriótica para el Cambio fue el Partido Liberal
Radical Auténtico, el mismo obviamente no participó del Frente Guasu.
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Fuente: Elaboración propia con datos obtenidos de: 1. La convocatoria oficial para
la creación del Espacio Unitario Congreso Popular del 18 de junio de 2008 2. La de-
claración de creación del Frente Patriótico Popular del 21 de septiembre de 2008 3.
Ocampos y Molinas (2010).
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Por otra parte, una vez fuera del poder ejecutivo (luego del 22 de junio
de 2012), las dos corrientes internas del Frente Guasu, es decir el bloque de
diez partidos o B-10 y el bloque de nueve partidos o B-9 entran a una faceta
de disputas de cara a las elecciones del 21 de abril de 2013. Estas corrientes
finalmente terminan rompiendo la unidad; quedando por un lado el B-10
como Frente Guasu; sector político que impulsa la candidatura a la presi-
dencia de Aníbal Carrillo; y por otro el lado el B-9, que construirá una nueva
plataforma política llamada Avanza País, la cual impulsará la candidatura a
la Presidencia de Mario Ferreiro.
Fernando Lugo se mantendrá dentro del Frente Guasu y será electo
senador por esta agrupación política para el periodo 2013-2018. El Frente
Guasu conseguirá cinco senadores y un diputado, en tanto que Avanza País
conseguirá dos senadores y dos diputadas. Estos números aunque pequeños
convierten a la izquierda por primera vez en la tercera fuerza política en la
Cámara de Senadores detrás de los Partidos Colorado y Liberal.
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Bloque de diez Movimientos y Partidos Políticos Bloque de nueve Movimientos y Partidos o B-9.
o B-10 / Frente Guasu Posteriormente denominada Avanza País.
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Fuente: Elaboración propia con datos obtenidos de las propuestas de gobierno del
Frente Guasu y Avanza País.
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Conclusiones
Referencias Bibliográficas
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Ware, Alan: Political Parties and Party Systems, Nueva York, Oxford
University Press, 1996.
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Fuentes
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El final del siglo XX, en medio del aparente consenso difuso del cual
parecía gozar el llamado Consenso de Washington tanto a nivel internacio-
nal como a nivel regional, dio lugar al inicio de un proceso de cambio en
América del Sur, a partir del ascenso de la figura de Hugo Chávez Frías a la
presidencia de Venezuela en el año 1999.
El denominado Régimen de Punto Fijo en Venezuela, a través de una
compleja e inteligente ingeniería institucional, había afrontado de manera
exitosa a lo largo de cuatro décadas los problemas atinentes a la gobernabi-
lidad democrática, pero al precio de una paulatina y creciente erosión de su
legitimidad política.
Ello se debió a la exclusión de la agenda pública de algunas cuestiones
políticamente relevantes, como la creación de una industria más competi-
tiva y eficiente, o la redistribución mediante tasas impositivas de los exce-
dentes derivados de la renta petrolera. Así también la exclusión en la arena
pública de actores como por ejemplo las asociaciones vecinales y nuevos
partidos, quienes tuvieron serias dificultades producto del diseño electoral
pergeñado para el acceso a los cargos e instancias gubernamentales de deci-
sión, contribuyó a ese proceso de erosión.
La impugnación a las limitaciones de la democracia tuvo su expresión
entonces, en términos de una fuerte demanda de cambio, en el triunfo de
Rafael Caldera, uno de los principales dirigentes históricos y fundador del
Comité de Organización Política Electoral Independiente (COPEI), quién en
las elecciones presidenciales de 1993, encabezó una coalición de partidos
por fuera de las estructuras partidarias tradicionales, y luego, en los sucesi-
vos triunfos electorales del Teniente Coronel Hugo Chávez, a partir de 1998,
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Hipótesis 1 corroborada
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