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T. J. Barnes
(Universidad de British Columbia (Columbia Británica), Vancouver, BC, Canadá)
Artículo extraído de The International Encyclopedia of Human Geography, R. Kitching
and N. Thrift (Eds.), Volume 3, pp. 315-327, 2009 (Oxford: Elsevier).
Traducción: Rode Smith Hack
Material exclusivo para uso exclusivo de la Cátedra Geografía Económica (FHUC-UNL)
Glosario
Análisis de la Cadena de valor Técnica desarrollada durante 1970, concerniente a la
representación de toda la trayectoria de vida de determinada mercancía y las
geografías asociadas a la misma: desde su concepción y diseño hasta su consumo.
Desindustrialización Proceso iniciado en muchas naciones occidentales
industrializadas y de altos ingresos durante 1970, que implicó la declinación a gran
escala de la industria de manufactura, especialmente en regiones industriales
antiguas, ya que las empresas manufactureras se mudaron al exterior, quebraron o
fueron radicalmente reestructuradas.
Fordismo/Posfordismo El Fordismo fue una forma particular de producción industrial,
originada a comienzos del siglo veinte, y caracterizada por la producción masiva de
productos estandarizados, técnicas de cadena de montaje, uso de máquinas
dedicadas1, una gran mano de obra masculina descalificada y muchas veces
sindicalizada, y una estructura industrial corporativa centralizada.
El Posfordismo surgió a fines de la década de 1970 como reemplazo del Fordismo, y
caracterizado por producción por lotes de artículos especializados, el uso de máquinas
flexibles operadas por computadora, mano de obra calificada flexible, y una
organización industrial descentralizada.
Globalización La creciente relación interconectada entre distintos lugares del mundo
provocada por el abaratamiento del transporte y las mejoras en cuanto a la
comunicación, se refleja en el crecimiento de la inversión internacional, del mercado, y
del desplazamiento de personas e ideas.
Distrito industrial Primeramente discutido por el economista inglés Alfred Marshall a
principios del siglo veinte, un distrito industrial es una vinculación fuertemente
enlazada de muchas empresas altamente especializadas, orientadas a la producción
colectiva de un solo tipo de producto, tal como textiles o mobiliario.
Teoría de la localización Cuerpo de análisis interconectados que comenzó a
principios del siglo diecinueve con escritos de Johannes von Thünen y que continúa
hasta hoy, concerniente a la lógica y empíricamente rigurosa explicación de las
disposiciones espaciales de los fenómenos económicos y patrones de flujo
relacionados.
Corporación multinacional Gran empresa propietaria de instalaciones o que lleva a
cabo operaciones en por lo menos dos países diferentes.
Neoliberalismo Idea desarrollada durante el período de entreguerra en el siglo veinte
que afirma que la manera más eficiente de organizar actividades económicas es el
mercado libre, y que si no hay mercados existentes, se requiere su creación aún bajo
los auspicios del Estado.
Ciencia regional Disciplina híbrida originada en 1954 como resultado de enérgicos
esfuerzos de su fundador, Walter Isard, y concerniente al hermanamiento formal de la
teoría económica y los métodos cuantitativos para analizar asuntos espaciales en
economía, geografía y planificación.
Divisiones espaciales del trabajo Idea hecha popular por Doreen Masey en un libro
bajo el mismo nombre, concerniente al patrón y la consecuencia de la especialización
económica geográfica local.
1
Nota de Traductora: Según definiciones tanto en inglés como en español, “máquina dedicada” se refiere
a aquella que se dedica pura y exclusivamente a una función determinada, y a ninguna otra .
Introducción
2
N. de T.: De mentalidad abierta, en el sentido de tolerante, receptiva.
3
Relacionado al mito griego de Ulises y Penélope (leer para comprender idea).
campo. Se discute acerca de ocho áreas: teoría y métodos, globalización y
neoliberalismo; empresas, industrias, aglomeraciones y redes; innovación y alta
tecnología; mano de obra, organizaciones y trabajo; venta al por menor y consumo,
servicios de producción y finanza y naturaleza y recursos.
4
N. de T.: También conocidos como “diccionarios geográficos”.
5
N. de T.; Hace referencia al Manual de Geografía Comercial, previamente mencionado.
del Sur producían falta de energía, dificultando el desarrollo económico, asegurándose
de que esos lugares permanecieran atrasados.
Ciencia Espacial
El libro de Hartshorne fue publicado exactamente en el momento equivocado. El
criterio de descripción regional que proponía para la geografía, y particularmente la
Geografía Económica, se vio rápidamente desfasado con una serie de grandes
cambios que señalaban exactamente en la dirección opuesta. Particularmente, desde
el comienzo de la Segunda Guerra Mundial, un número de ciencias sociales, e incluso
algunas humanidades, fueron transformadas a partir de un enfoque descriptivo de la
6
N. de T.: haciendo referencia a la riqueza en cuanto a conceptos y detalles.
7
N. de T.: presentadas en forma de tabla.
clase defendida por Hartshorne a una que, en su lugar, enfatizaba la generalización y
explicación científica. En parte, debido a la influencia de Hartshorne, la Geografía
Económica inicialmente resistió ese impulso, pero para mediados de 1950, esta
también se unió. El cambio a ciencia espacial como resultado, y representado por la
“revolución cuantitativa”, se deshizo del concepto de singularidad regional en favor de
la aplicación sistemática de formas científicas de teorización general y de rigurosas
técnicas estadísticas de descripción y análisis.
La ciencia espacial dentro de la Geografía Económica fue definida por cinco
características principales. En primer lugar, existía el uso de la teoría formal y los
modelos matemáticos, muchos de los cuales eran suplicados, pedidos, e incluso
robados de la Economía Neoclásica (en particular, de la teoría de elección racional,
del equilibrio general y parcial, y la teoría alemana de la localización), y, una fuente
menos probable, de la Física (teoría de la interacción espacial y los posteriores
modelos de máxima entropía). En segundo lugar, existía el uso del creciente y
sofisticado arsenal de métodos cuantitativos. Los usados inicialmente eran técnicas de
inferencia estadística8, pero las posteriores medidas y métodos estadísticos
especializados fueron diseñados internamente para conocer las características
peculiares de la información geográfica económica (por ejemplo, técnicas de
autocorrelación espacial). En tercer lugar, existía el uso de las computadoras. Al
principio eran muy rudimentarias y limitadas, pero dentro de la década y hasta el
momento han logrado cálculos inimaginables, por ejemplo, la inversión de grandes
matrices de economía urbana y regional de entrada-salida que, de otro modo, habrían
tomado años calcularlas a mano. En cuarto lugar, había una justificación filosófica
realizada por la ciencia espacial y basada en el positivismo, la idea de que sólo el
conocimiento científico es conocimiento auténtico. Fred K. Schaefer proveyó una
temprana justificación influyente basada en el positivismo lógico, pero ésta fue
ampliada y profundizada por David Harvey en su Explanation in Geography
(Explicación en Geografía). Finalmente, había un enfoque en las espacialidades
abstractas y en una ubicación definida geométricamente. Las regiones permanecieron
siendo parte del léxico geográfico económico, pero concebidas de un modo
completamente diferente al del régimen geográfico regional previo. Las regiones
comenzaron a ser explicativas, teóricas e instrumentales, una unidad espacial que
alcanzara objetivos funcionales (y brillantemente realizada en el movimiento paralelo
de la ciencia regional). En consecuencia, figuras como Finch, Whitbeck, y Fielden
Jones (y sus respectivos libros), ya no eran reconocidos como parte de la disciplina.
Ya no se encontraban en el mismo campo, ni en el mismo planeta.
La ciencia espacial, como la mayoría de las revoluciones intelectuales,
comenzó en unos pocos sitios, difundiéndose luego más ampliamente. En Europa era
asociada a la Universidad de Cambridge, la Universidad de Bristol y la Universidad de
Lund, y dentro de Norteamérica, a las Universidades de Iowa, Washington, Chicago y
Toronto, como también en el Estado de Ohio. En cada uno de estos lugares, grupos
de estudiantes jóvenes, perspicaces, ambiciosos, competitivos y casi exclusivamente
varones, se agruparon para participar de esta revolución.
La Universidad de Washington en Seattle proporciona un estudio de casos
prácticos. Los estudiantes graduados que se reunieron allí desde 1955, y dado el
apodo de “cadetes espaciales”, incluyeron a Brian Berry, quien haría una serie de
contribuciones fundamentales a la ciencia espacial. Berry y los demás se vieron
atraídos hacia dos miembros facultativos interesados en establecer una Geografía
Económica más teórica y cuantitativa: Edward Ullman y William Garrison. Garrison era
especialmente importante como mentor, protector, crítico, musa, y pagador. En 1955,
Garrison ofreció el primer curso avanzado en Estadísticas en un departamento de
Geografía en Estados Unidos, y el mismo año dio un curso de Teoría Económica
Espacial utilizando el libro de texto de ciencia regional de Walter Isard, Location and
space economy, 1955 (Economía de la localización y el espacio). Tal entrenamiento
8
N. de T.: También puede ser conocida como estadística inferencial o “estadística deductiva”.
mantuvo a los „cadetes‟ en una buena posición para su próximo proyecto, y fundado a
través de Garrison, quien evaluaría una propuesta de desarrollo de una autopista
federal alrededor de Seattle. Era la misión perfecta, permitir a los estudiantes
perfeccionar sus habilidades analíticas y teóricas, aprender autosuficientemente de
otras disciplinas como Ingeniería y Economía, que también eran absorbidas, y exponer
su reciente conocimiento acerca de la teorización abstracta, los métodos cuantitativos,
y la programación informática. El proyecto produjo un libro revolucionario, Studies of
Highway Development and Geographic Change (Estudios de desarrollo de autopistas
y cambios geográficos). Atestado de cálculos, matrices de datos, técnicas estadísticas,
curvas de costo, y planeamientos requeridos, y mapas convencionales revestidos de
números, flechas, líneas estelares y ecuaciones de balanceo, se trataba de un
volumen como ningún otro previamente publicado en nombre de la Geografía
Económica. Pero esto se volvió normal cuando la ciencia espacial se apoderó de la
disciplina en la década de 1960.
El “giro cultural”
Para la década de 1990, surgía otro enfoque, el del “giro cultural”. En parte reflejaba
un mayor movimiento a través de las ciencias sociales de la lengua inglesa y las
humanidades en que se tomaba a la cultura más seriamente (y que se relacionaba al
auge de los estudios culturales y al interés por las teorías post-estructurales). Pero
también aprovechaba las tendencias e inclinaciones disciplinarias existentes, sobre
todo desde la obra Divisiones Espaciales de Massey, que apelaba a una serie de
acuerdos para explicar eventos geográficos económicos, incluyendo género,
patriarcado, religión y políticas culturales. Tardó casi una década más, pero para
mediados de la década de 1990, el „giro cultural‟ ya funcionaba.
La agenda continúa en desarrollo, pero se hacen evidentes dos efectos
principales: repensar el objeto de investigación, la teoría y los métodos de la disciplina,
y hacer uso de estudios de casos prácticos acerca de temas particulares sustanciales
para avanzar a través de un enfoque cultural. Los partidarios afirman que el énfasis en
la cultura no es una mera moda intelectual, sino que deja ver cambios fundamentales
en el capitalismo, mientras avanza hacia una forma „suave, blanda‟, „reflexiva‟ o
9
N. de T.: Jano, el dios bifronte, de la mitología griega, dios que poseía dos caras, una mirando para cada
lado.
„simbólica‟ desde la cual la línea entre cultura y economía ya no es tan sólo algo difícil
de ver, sino que directamente ya no se encuentra allí.
La concepción tradicional de la Geografía Económica supone: (1) un objeto de
estudio claro, la economía; (2) formas de teorización racionalistas y (3) métodos
empíricos. El „giro cultural‟ apuntó a todos estos puntos, demostrándolos insuficientes.
(1) J. K. Gibson-Graham en El fin del capitalismo (tal cual lo conocíamos) atentó
contra la idea de una economía monolítica y purificada. Tal idea era adherida,
explicó Gibson-Graham, sólo por el arraigamiento del pensamiento metafísico
dualista occidental. Una vez desarraigado, de todas formas, la economía sería
vista tal cual es: hibridada10, heterogénea, múltiple, sin mercado,
incorporándose en otras esferas, tales como la cultural, la social, e incluso la
ambiental. Consecuentemente, no es suficiente hacer Geografía Económica,
uno debe captar también otras clases de geografía.
(2) La teorización descendente11, racionalista, segunda característica, es
desacreditada por el post-estructuralismo, e implica la necesidad de teorizar de
diferentes maneras del mismo modo. Siguiendo el post-estructuralismo, la
nueva forma de teorización debería ser reflexiva, de final abierto y católica en
cuanto a sus fuentes. La teoría debería ser concebida como vocabulario para
alcanzar nuevos fines antes que para reflejar los objetos de investigación.
Como resultado, lo que cuenta como teoría se expande espectacularmente.
Podría llegar a incluir estructuras establecidas, como la globalización
organizada como proceso de difusión espacial, aunque también podría incluir a
la globalización organizada como destrucción (como en El fin del capitalismo
(tal cual lo conocíamos) de Gibson-Graham).
(3) Es debido a la creciente influencia de participación femenina asociada con el
„giro cultural‟ que existe la necesidad de modernizar rotundamente los
métodos. La mentalidad empírica de Geografía Económica tradicional que
admitía el registro de números y la grabación ad verbatim12 de „entrevistas
expertas‟ dejó de funcionar. Serían reemplazados por una timidez y una
promiscuidad metodológicas que amplíen grandemente la definición de
información de investigación apropiada y estrategias de registro.
El „giro cultural‟ no fue sólo conceptual, sino también una reelaboración de contenidos
disciplinares. Particularmente, a mediados de la década de 1990 se publicó una serie
de monografías geográficas económicas que demostraron la importancia de tomar
seriamente a la cultura en determinados temas fundamentales. Susan Hansen y
Geraldine Pratt, en su estudio acerca del mercado con mano de obra femenina en
Worcester, Massachussets, Espacio, Lugar y Género, mostraron la relevancia del
género en la provisión y en la demanda de trabajos. Linda McDowell en Cultura
Capital, se enfocó en el género y la sexualidad en su estudio de casos acerca de las
prácticas de banqueros mercantes en la Ciudad de Londres. La inquietud de Erica
Schoenberger en La crisis cultural de la empresa era la cultura de los altos
funcionarios de empresas multinacionales de Estados Unidos, quienes a veces
tomaban muy malas decisiones, llevando compañías enteras al borde de la
bancarrota, o a la misma quiebra. Andrew Leyshon y Nigel Thrift, en Espacio/Dinero,
analizaron la cultura del dinero dentro de centros financieros internacionales tales
como Londres, abarcando no sólo su producción sino también su gasto. El punto más
importante era que la Geografía Económica requería una expansión: esa Geografía
Económica siempre fue más que Geografía Económica. La disciplina debería
reconocer las multiplicidades de conexión, articulaciones, bisagras y pliegues con lo no
10
N. de T.: Hecha híbrida.
11
N. de T.: Descendente: por orden de importancia, de arriba hacia abajo (desde lo principal hasta lo
menos específico).
12
N. de T.: Ad verbatim: textual, sin parafrasear.
económico, sus trazos (trailing ands), como lo describiera William James en alguna
ocasión. Esto era a lo que iba el „giro cultural‟.
Resumen
Talvez, la característica más destacada de la historia de la Geografía Económica es la
falta de progreso disciplinario total. Es difícil que nuevos enfoques aparezcan y
perfeccionen las ideas contenidas en los enfoques anteriores. Antes bien, es mucho
más probable la crítica mordaz y el rechazo. Además, tampoco se trata de la clásica
historia kuhniana del cambio de paradigma, con nuevos paradigmas desarrollados
para explicar anomalías del pasado. Se debe a que no se llega a un acuerdo acerca
de lo qué es lo que constituye a las anomalías, o si acaso las mismas existen. En vez
de nuevos paradigmas emergiendo y erradicando a los antiguos como previó Kuhn, la
Geografía Económica se asemeja más a un palimpsesto13, con versiones anteriores de
la disciplina todavía visibles parcialmente, no borradas por completo, y que continúan
contribuyendo a la disciplina en su forma actual. Esto contribuye a una disciplina
desordenada, pero consciente de su reciente historia, una historia vivaz, ya que los
diferentes enfoques continúan presionando y friccionándose el uno al otro. Desde la
década 1980 la disciplina ha sido marcada por la vitalidad, experimentación,
fecundidad y muy buena salud. En particular, su vitalidad es especialmente evidente
en ocho áreas de discusión conceptual y trabajo sustancial: teoría y métodos,
globalización y neoliberalismo; empresas, industrias, aglomeraciones y redes;
innovación y alta tecnología; mano de obra, organizaciones y trabajo; venta al por
menor y consumo, servicios de producción y finanza y naturaleza y recursos. Estas
ocho áreas no son una lista definitiva, sino ejemplares que muestran el alcance,
vitalidad, creatividad y relevancia de la Geografía Económica contemporánea.
Globalización y Neoliberalismo
Ambos, la teoría y los métodos permisivos son empleados para comprender un asunto
cada vez más preocupante dentro de la Geografía Económica, la globalización y la
formación de un nuevo cuerpo de investigación tan enérgico como su objeto de
estudio. Algo que está cada vez más relacionado con el estudio de la globalización es
el trabajo vinculado al neoliberalismo, la mayor ideología política y proyecto que afirma
la importancia de los mercados libres. La globalización y el neoliberalismo no están
necesariamente conectados, pero a lo largo de la última década, ambos han sido a
menudo hermanados.
En muchos sentidos, la globalización fue hecha para ser examinada por la
Geografía Económica. Y, como queda dicho, en el principio la misma era Geografía
Económica. Si bien no utilizó el término, George Chisholm estudió la globalización.
Ese enfoque se perdió, de todas formas, ya que la Geografía Económica más adelante
fue atraída e investigó únicamente las economías industriales occidentales. El resto
del mundo se encontraba empaquetado y distribuido al estudio de especialidades
regionales – como por ejemplo, a la geografía asiática o latinoamericana – o a la
nueva subdisciplina de geografía del desarrollo. De todas formas, los procesos
iniciados en la década de 1970, tales como la aparición de una nueva división
internacional del trabajo, el creciente número, tamaño y dominio de empresas
15
N. de T.: CAD-CAM: Computer-aided desing and manufacture: diseño y fabricación por computadora (o
con asistencia técnica).
multinacionales, el crecimiento del capital financiero internacional y los nuevos medios
de comunicación y de transporte a larga distancia, demostraron a los geógrafos
económicos su necesidad de tratar al mundo como un todo. Más tarde se hizo claro
que separar el estudio geográfico económico de occidente del resto del mundo no era
solamente innecesario, sino que además significaba un obstáculo. En una
globalización rápida, los vínculos, las „redes‟, que conectaban los extremos del mundo
eran fundamentales. Dividir el planeta en esferas de estudio separadas era
precisamente la estrategia equivocada, e impedía ver lo más importante. En su libro
Global Shift (cambio global), Peter Dickens fue el primer geógrafo económico en
explicar esto a través de su estudio de la inversión internacional, y particularmente, la
realizada por grandes empresas multinacionales. Pero Dickens explicó otros puntos
igualmente importantes. La globalización no era un proceso perfecto, que erradicaría
las diferencias geográficas. La globalización no representaba “el fin de la geografía”,
como los economistas a menudo decían, sino la última instancia de su importancia
continuada. La diferenciación geográfica era crucial, nada más ni nada menos que el
requisito previo para posibilitar la globalización y su éxito.
El trabajo posterior de geógrafos económicos durante la última década
demuestra incuestionablemente la importancia fundamental de la geografía en el
proceso de globalización. La globalización no es una fina capa que se extiende de
manera equitativa sobre el globo, sino que es irregular; camina pisando fuerte y es
punzante, y ocurre sólo en lugares muy particulares. La diferenciación geográfica hace
una diferencia. Determina en qué partes del globo invierten las grandes empresas
multinacionales, en dónde caen a tierra los diferentes vínculos de la cadena global de
productos, dónde ocurren las transacciones financieras internacionales, y cómo son
dirigidas las empresas y las interacciones espaciales que éstas forjan. La globalización
no es suave, homogénea, favoreciendo a las diferencias geográficas a su paso, sino
completamente dependiente del abigarramiento, disyunción y distinción espacial.
De la mano de esta discusión acerca de la globalización, ha habido un examen
crítico complementario del neoliberalismo. Se argumenta que la globalización requiere
una estructura regulatoria apropiada. La economía, incluso la global, no puede existir
sin una estructura de gobierno pertinente, y la cual, desde fines del siglo veinte, ha
tomado la forma de neoliberalismo y facilitado mediante instituciones globales tales
como el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial. El término
„neoliberalismo‟ pretende ser entendido como el proyecto ideológico político de
promover a los mercados libres como medios óptimos para emprender la actividad
económica. Mientras que se originó como idea en la década de 1920, pasó a primera
plana en la década de 1980, en los principios políticos y domésticos del gobierno de
Margaret Thatcher en Reino Unido, y en la administración de Ronald Reagan en
Estados Unidos. Más adelante, fue „exportada‟ a países en vías de desarrollo
mediante el Consenso de Washington. Su requerimiento es que los lugares del mundo
en los que el mercado libre no existiera o no fuera lo suficientemente libre, sean
transformados a las constricciones liberales, sujetos a políticas como el comercio y la
liberalización del mercado financiero, la desregulación, privatización y la garantía de
derechos de propiedad privada.
Ya sea emergiendo interna o externamente endilgado, el neoliberalismo ha ido
crecientemente apoderándose del mundo, y se encuentra no sólo en países de altos
ingresos, como Reino Unido y los Estados Unidos, sino también en la ex-Unión
Soviética, China, India, en gran parte del sudeste de Asia, y en grandes partes de
América Central y América Latina, así como en África subsahariana (como resultado
de las políticas neoliberales de ajuste estructural del Banco Mundial). Mediante la
agresiva postura neoliberal en favor del comercio abierto, de la inversión y de la
circulación de capital financiero, las ruedas de la globalización son lubricadas,
logrando que el proceso se dé de una manera más suave, rápida y fácil. Esto es claro
desde un comienzo, y una diversa serie de estudios geográficos económicos que
examina temas tales como la finanza internacional, la internalización de la educación,
la migración internacional de mano de obra calificada, el comercio internacional de
recursos primarios tales como el diamante, la madera, y el agua.
18
Despojar de idea de „fetiche‟, de „ídolo‟.
es una forma en la cual la geografía todavía importa. El dinero no se mueve por sí
mismo, sino que necesita ser movilizado. Y donde esto sucede es en los centros
financieros internacionales: ellos poseen máquinas inteligentes, edificios inteligentes y,
sobre todas las cosas, gente inteligente para impulsar el dinero alrededor del mundo.
La geografía también se demuestra importante en que el dinero tampoco corre en
todos lados, sino a menudo únicamente alrededor de circuitos recurrentes. En
consecuencia, ciertos lugares son dejados de lado, sujetos a exclusión financiera,
como por ejemplo, grandes extensiones del África subsahariana, o en barrios
estadounidenses en zonas marginales. Y la geografía importa por la razón opuesta de
que algunos lugares poseen ventajas por manejar el dinero, como Bahamas, las Islas
Canarias o Zurich, con dinero que se queda „pegado‟ en ciertos sitios. El punto es que
ni siquiera el dinero, ese bien tan fugaz y escurridizo, puede escaparle a la geografía.
Naturaleza y recursos
Finalmente, la naturaleza y los recursos se han convertido en el foco de una discusión
disciplinaria animada, desde fines de la década de 1990. Por un largo período, el tema
más tratado fue un cierto remanso intelectual, el cual pasó desapercibido casi
totalmente bajo la ciencia espacial. Las suposiciones simplificadoras requeridas por la
modificación del espacio pretendían que la desigual y grumosa naturaleza de los
recursos fuera tratada como factores que complicaban el análisis de lo cual fue
prometido pero pospuesto por tiempo indefinido. A mediados de la década de 1970,
David Harvey, recurriendo a Marx, hizo un gran escándalo por considerar a la
naturaleza dentro de la economía. No se trataba de la naturaleza predadora y salvaje,
sino de la naturaleza social, „la producción de la naturaleza‟ como era llamado. La
producción de la naturaleza no significaba crear algo donde no haya existido nada
antes. Antes bien, la naturaleza original o „primera naturaleza‟, como era denominada,
era transformada por el capitalismo industrial volviéndose la „segunda naturaleza‟:
tierras sembradas, zonas de climas áridos urbanizadas, polución en el aire y un
paisaje marcado por la manufactura.
El enfoque marxista original enfatizó la centralidad de las relaciones sociales en
la constitución de los recursos económicos, y por ende, se inmiscuyó en discusiones
con la ecología política. Pero además, estos estudios radicales de la naturaleza y los
recursos también tuvieron versiones más tradicionales, por ejemplo, de sectores
específicos tales como la industria maderera, la petrolera y la del gas, o la agricultura.
Pero incluso aquí hubieron intentos de ofrecer interpretaciones teóricas relativamente
sofisticadas, recurriendo a, se decía, la teoría de regulación, o teorías económicas
institucionales tales como las que se encuentran en la obra del economista canadiense
Harold Innis. Más recientemente, dos temas han caracterizado la literatura acerca de
la naturaleza y los recursos.
En primer lugar, hay una discusión acerca de los efectos de los regímenes de
gobierno neoliberales en cuanto a la propiedad, producción y distribución de los
recursos. El argumento es que los recursos son tratados de modo diferente bajo el
nuevo régimen, como por ejemplo, con la privatización del agua en muchas
jurisdicciones, o la desregulación de la minería, o la liberalización del comercio
alrededor de la exportación de materias primas primarias, tales como el café o las
frutas tropicales. En segundo lugar, recurriendo a trabajos especialmente de estudios
científicos, se da un intento de repensar la naturaleza de la naturaleza misma. El
problema con la idea marxista de „producción de la naturaleza‟ es que la naturaleza
parece marginarse, consecuencia solamente de lo social. El asunto es, entonces,
cómo mantener a la naturaleza dentro de la discusión, sin descartar lo social. La
noción de lo híbrido resulta entonces útil, esto es, de la unión de dos entidades
diferentes a fin de crear una nueva que esté relacionada con sus componentes
originales sin dejar de ser diferente. Un número de geógrafos económicos han
intentado desarrollar concepciones híbridas de la naturaleza como social y natural al
mismo tiempo en estudios del agua, café, madera y fruta fresca.
Conclusión y dirección futura
La Geografía Económica, incluso hasta fines de la década de 1970 era
relativamente sobria y conservadora. Era machista tanto en tendencia como en
número de miembros; tenía un sentido claro acerca de su objeto de investigación: la
economía, y lo que primeramente significó la industria manufacturera; favoreció a los
métodos de probada calidad de ambos, el análisis satírico y la entrevista a expertos; y
se inclinó hacia teorías rectas y estrechas inspiradas en economistas. Como resultado,
para 1980 y de acuerdo con Nigel Thrift, la disciplina se encontraba “bastante
moribunda... con el riesgo de matar a la audiencia de aburrimiento.”
En comparación, la Geografía Económica contemporánea es casi irreconocible.
Es intelectualmente vivaz, abierta, ecléctica, pluralista, posiblemente caótica y
anárquica. La inconstancia es la única constancia, la inconsistencia es lo único
consistente. El último adjetivo que se podría utilizar para calificarla ahora es „aburrido‟.
„Aburrido‟ sería un bienvenido receso. En consecuencia, no hay un acuerdo acerca de
una definición para la Geografía Económica, o siquiera si una definición es importante.
Los límites entre la Geografía Económica y otros campos son turbios e indefinidos. Del
mismo modo, la idea de una disciplina por separado, y de un objeto de estudio
empírico por separado, es también contendida. Todo puede ser canonizado para su
investigación, y cualquier método puede ser puesto de moda apropiadamente para
brindar resultados.
Junto con estos cambios internos, la disciplina se está volviendo menos
machista, en parte debido a la influencia de las teorías y métodos feministas, y en
parte debido a las contribuciones formativas recientes, hechas por mujeres como
Kathy Gibson, Julie Graham, Susan Hanson, Linda McDowell, Geraldine Pratt y Erica
Schoenberger junto con la continuada influencia de Doreen Massey. La Geografía
Económica también se está volviendo incluso un poco menos Angloamericana. La
Segunda Conferencia Global de Geografía Económica fue llevada a cabo en Beijing en
2007 (la primera fue en Singapur en 2000) y atrajo participantes de treintiseis países.
El contingente más grande siguió siendo el estadounidense, y la lengua vehicular, el
inglés, pero fue un comienzo. Y este sentido de inclusión en expansión incluye
también a geógrafos económicos más jóvenes. Desde 2003 ha habido Institutos de
Verano de Geografía Económica semestrales llevados a cabo tanto en los Estados
Unidos como en Reino Unido, designado específicamente para que estudiantes
graduados y del último año se interioricen en la disciplina.
Pero no todo es color de rosa. También hay signos de creciente fragmentación
y discordia, y críticos de fuera se han quejado de una “borrosidad” sin esperanzas y de
un enfoque caprichoso, mientras que incluso desde adentro se oyen murmuraciones
acerca de una falta de rigor, enfoque y relevancia política. En pocas palabras, el futuro
de la Geografía Económica no está asegurado.
Esto es extraño. Porque, el tema en cuestión de la disciplina es de lo que
muchos fuera de la disciplina quieren hablar. Puede haber pocas disciplinas cuyo
objeto de investigación sea más acorde al momento histórico presente. Esto incluso ha
llevado a otras disciplinas a inmiscuirse dentro del campo tradicional de la Geografía
Económica: la economía, la sociología económica e incluso la antropología económica
son ejemplos de esto. Aunque existe la tentación de dar la espalda a tales intrusiones
e ignorarlas (que es lo que se hizo con la economía), una estrategia alternativa, que
podría asegurar un futuro de la disciplina, es adoptarlas, tratar de aprender de ellas. El
mejor futuro para la Geografía Económica sería, paradójicamente, la disolución de la
Geografía Económica tal cual la conocíamos.