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LOS JUICIOS DE DIOS

OBJETIVOS:
1. Identificar los diferentes juicios de Dios.
2. Comprender en qué momento se ejecutaran los juicios de Dios.
3. Identificar a los afectados por los juicios de Dios.

INTRODUCCION A LOS JUICIOS


En sentido bíblico, el juicio de Dios es “una actividad religiosa (Miqueas 6:8), que tiene
por objetivo castigar al malhechor, vindicar al justo y librar de injusta condenación al débil,
cumpliendo así con la verdadera justicia (Isaías 1:17; Zacarías 8:16-17)”.
El término para “juicio” en hebreo es mishpat, de la raiz shapat juzgar (con un sentido
primordial de “poner derecho” algo); en griego Krisis indica el acto de juzgar, mientras
que krima significa el juicio mismo o sentencia.
Con base a la infinita sabiduría y santidad de Jehová, todos los juicios de Dios son
perfectamente justos, rectos y, al mismo tiempo, llenos de misericordia para el pecador,
aun cuando rebosen de santa ira contra el pecado. Nunca se basan en la arbitrariedad
(acto contrario a la justicia o a las leyes) Deuteronomio 10:18; 32:41; Salmo 25:9; Isaías
30:18.
Dios es el juez justo, su justicia siempre estará en acción contra los actos injustos de los
hombres, que resisten a la verdad (Romanos 1:18; Salmo 7:11), ya que: (a) al tener la
revelación general de Dios, quedan sin excusa; (b) a pesar de tener al alcance de su
mano el suficiente conocimiento de Dios, lo han pervertido; (c) Dios los juzgara de
acuerdo con la luz que brilla en sus conciencias (Romanos 2:2, 12-15-16).

Los creyentes han pasado de muerte a vida y ya no vendrán a condenación (gr.


Katákrima, Juan 5:24; Romanos 8:1; 1a. Co. 11:32) pero su conducta poco consecuente
es juzgada por Dios con castigo de corrección y disciplina (Juan 15:1-8; 1a. Co. 5:5;
11:30-32; Hebreos 12:3-15; 1a. Juan 5:16) y sus obras no edificantes serán pasto de las
llamas (1a. Corintios 3:15), “porque nuestro Dios es un fuego consumidor” (Hebreos
12:29). Pero: ¿Qué es lo que provoca el juicio de Dios? Lo que provoca el juicio de Dios,
son dos actitudes negativas:
a) En los réprobos, por la resistencia a la verdad (Ro. 1:8).
b) En los creyentes, su conducta poco consecuente, ya expresado antes.
No todos recibirán el castigo en el mismo grado, sino de acuerdo con la gravedad de sus
culpas (Lucas 12:48), pero ninguno de los incrédulos se salvara (Romanos 1:32; 3:19-
20; apocalipsis 21:8).

La escatología amilenarista, como la católica, admiten un solo juicio de Dios, el “juicio


final”.
Pero la biblia muestra que existen cinco juicios escatológicos profetizados, los cuales, por
tanto, están aún por cumplir.
1. El juicio de las obras de los creyentes ante el tribunal de Cristo.
2. Ei juicio de Israel, al tiempo de la Segunda Venida del Señor.
3. El juicio de las naciones, descrito en (Mateo 25:31 -46).
4. El juicio de los ángeles caídos, después del milenio (2 a. Ped. 2:4; Judas v. 6;
Apocalipsis 20:7-10).
5. El juicio delante del gran trono Blanco (Ap. 20:11).
Además de estos cinco juicios escatológicos, existen otros dos que no son escatológicos.
Son mencionados en esta lección para hacer la diferencia y evitar confusiones, a saber:
El juicio contra satanás, en el que fue destituido de sus derechos legales sobre la
humanidad, y el juicio sobre el pecado en general. (Juan 12:31; 14:30; 16:11; Colosenses
2:14-15); (Isaías 53:5- 6; Juan 1:29; 3:16; Hebreos 2:9; 19:10-12; 1a. Pedro 2:24; 1a.
Juan 2:2).

EL JUICIO ANTE EL TRIBUNAL DE CRISTO


A. El Tribunal:
El vocablo latino significa: “Lugar donde pronuncian sus sentencias los magistrados
(jueces)”.
El tribunal de que tratamos en la presente lección no está destinado a un juicio de “faltas”,
sino de recompensas.
El griego del Nuevo Testamento usa dos vocablos que significan “tribunal”: bema y
kriterión. El primero ocurre 12 veces, pero solo dos se refieren al tribunal de Cristo
(Romanos 14:10; 2a. Corintios 5:10). Aun cuando Romanos 14:10 dice “tribunal de Dios”,
no es diferencial, puesto que, por una parte, Cristo es Dios, y más importante todavía, el
juicio le corresponde al Hijo (Juan 5:22-27). El vocablo kriterión ocurre tres veces, pero
ninguna de esas tres veces se refiere a un tribunal divino. La diferencia: Kriterión del
verbo Krino= juzgar, indica (algo para juzgar), bema señala la posición elevada del que
juzga.
Puede apreciarse el énfasis que dan las citas bíblicas “en el tribunal”; en Romanos 14:10
el énfasis cae sobre las falsas pretensiones del creyente que juzga o menosprecia a su
hermano, cuando cada uno ha de rendir cuentas ante quien es el Señor y juez de ambos,
en cambio, 2a. Corintios 5:10, el énfasis recae en las practicas que han de ser objeto de
minucioso examen ante el tribunal. Los énfasis textuales, nos dicen claramente lo que se
juzgara, o porque pasara el creyente al juicio en el tribunal.

B. El tiempo del juicio:


El tiempo en que los creyentes de la presente dispensación han de ser examinados ante
el tribunal de Cristo está bien determinado por otros pasajes del Nuevo Testamento: (a)
Lucas 14:14 señala “la resurrección de los justos” como el tiempo de las recompensas;
(b) 1a. Cor. 3:13, dentro de un claro contexto, dice que “el día” declarara la calidad de la
obra de cada creyente; (c) este día es, según Filipenses 1:6, “el día de Jesucristo
(compare con 2a. Timoteo 1:12,18); la resurrección o traslación de los cristianos se llevara
a cumplimiento, según 1a. Tesalonicenses 4:13-17, en el arrebatamiento de la Iglesia;
luego es entonces cuando este juicio de recompensas ha de tener lugar, (e) Cuando el
Señor viene para dar fin a la gran tribulación, observamos en Apocalipsis 19:8 que la
esposa del Cordero ya está preparada y recompensada, puesto que “las acciones justas”
(gr. Dikaiómata) que allí se mencionan no se refieren, a la justicia imputada, sino a la
justicia que fue practicada en esta vida, de acuerdo con 2a. Corintios 5:10.

C. El lugar del juicio:


El lugar es, sin duda alguna, el cielo, ya que el juicio ha de seguir al encuentro con el
Señor “en el aire” (1a. Tesalonicenses 4:17), cuando los creyentes estaremos ya con El
para siempre.

D. El juez del tribunal:


El tribunal en el que es necesario que seamos manifestados, es el tribunal del Señor
Jesucristo. Puesto que no es un tribunal de faltas para condenación, sino de acciones
para recompensa, el rostro del Juez no será de ira, sino de mansedumbre y bondad.

E. Los convocados al luido:


2a. Corintios 5:1-19 deja bien claro que los sujetos convocados al tribunal de Cristo para
dar cuenta de sus actos, son los creyentes de la actual época de la Iglesia. La
comparación con 1a. Corintios 3:12-15; 9:24-27; Filipenses 3:12-14; 2a. Timoteo 4:8; 2a.
Pedro 1:11, no deja en lugar a dudas. Solo a ellos, pueden aplicarse las frases que
hallamos en dichos pasajes. En este juicio no se examinan los pecados del creyente,
puesto que estos fueron juzgados de una vez para siempre en la persona de aquel que
le sustituyo en el Calvario, el Señor Jesucristo (2a. Corintios 5:21; 1a. Pedro 2:24). Por
eso no cabe contra él un juicio de condenación (Juan 5:24; Romanos 8:1-3,34,34), pues
tal juicio está reservado para el “mundo” (1a. Corintios 5:5; 11:32). Por eso también, Dios
ya no se acordara más de los pecados del creyente (Hebreos 10:17). Aunque todos los
creyentes serán salvos, no todos recibirán igual acogida de parte del Señor ni recogerán
igual recompensa. ¡Esto es de mucha importancia! Muchos olvidan que el carácter del
cristiano se forma en esta vida y, tras la muerte, se fija para la eternidad. También es
eterna la corona que Dios nos otorgara después del examen ante el tribunal de Cristo
(1a. Pedro 1:3). Una corona que es eternamente distinta, merece de nuestra parte una
profunda consideración, puesto que de la evaluación de la corona depende la motivación
de nuestra conducta. Los textos que nos ayudan a ver claro en este punto y animamos
a trabajar para la Gloria y el servicio del Señor son los siguientes.
Lucas 19:11-26. En la parábola de las minas, el Señor dio a entender que cada creyente
ejercerá en la gloria celestial un servicio cuya importancia corresponderá a la medida del
uso que aquí hagamos de los dones que en el Espíritu Santo nos ha impartido y de las
capacidades que hemos utilizado y desarrollado para servicio suyo, edificación de la
Iglesia y extensión del Evangelio.
Juan 15:1-16. En esta porción, Jesús pone de relieve la comunión muy íntima con El, a
fin de llevar mucho fruto (v. 8), y tener gozo cumplido, o sea completo (v. 11).
1a. Corintios 3. Este capítulo se refiere primordialmente a los predicadores, pero incluye
a todos los creyentes, en cuanto que todos deben contribuir a la edificación del Santuario
de Dios, que es la Iglesia (compare Efesios 4:12-16). Los constructores están divididos
en tres grupos: 1) Los sabios o expertos, que emplean materiales duraderos, (oro, plata,
piedras preciosas, v. 12a); 2) los inexpertos, imprudentes o indolentes, que emplean
material combustible (“madera, heno, paja”, v. 12b); los malvados que en vez de edificar
destruyen (v.17). Los primeros recibirán recompensa (v. 14); los segundos pierden toda
recompensa, pero se salvan como quien salva la vida en un incendio, aun cuando pierde
todas sus posesiones (v. 15); los terceros se condenan, porque no son nacidos de nuevo
(v.17).

EL JUICIO A ISRAEL
A. El tiempo del juicio:
El Señor ha de juzgar a su pueblo Israel antes de inaugurar el Reino del milenio, de
acuerdo con las profecías de Ezequiel 20:33-38; Malaquías 3:2-6. Este es el juicio que
Dios viene pronunciando tan severamente, a lo largo de la historia, sobre el pueblo
escogido, lo cual estaba también profetizado (v. Deuteronomio 28:15-68; Isaías, capítulos
1,3,5; Jeremías, Capítulos 2 al 9). El Señor Jesucristo habló de este juicio en una
parábola (v. Mateo 2:14-30), situándolo, en el tiempo, tras su Segunda Venida.

B. El lugar del juicio:


De acuerdo con Ezequiel 20:33-38, se deduce que este juicio se llevara a cumplimiento
en el mismo lugar en que Jehová litigó con los Israelitas incrédulos: En Cades-Barnea,
frente a las fronteras de la Tierra Prometida.

C. El juez de este juicio:


En este juicio se sobreentiende, que el Juez es Cristo quien juzgara a su pueblo Israel.
(Juan 5:22).

D. Los convocados al juicio:


Es a todo Israelita que viva antes de inaugurarse el Reino milenario. Los israelitas que
murieron en la incredulidad serán juzgados, como el resto de los malvados, ante el Gran
Trono Blanco de Apocalipsis 20:11. El Israel resucitado de Apocalipsis 20:4,5; no
participara en este juicio. Aunque será examinado para recibir sus recompensas.

E. El resultado de este juicio:


Sera la exclusión de los judíos incrédulos, tanto fuera del Reino Milenial como de la vida
eterna Ezequiel 20:38; Mateo 25:30). Por todo el pasaje que va de Mateo 24:1 hasta
25:30 se ve el orden en que se efectuara este juicio.

EL JUICIO A LAS NACIONES

A. El tiempo del luido:


Este juicio a las naciones es descrito por Mateo 25:31-46. El verso 31, marca el tiempo
en que se celebrara este juicio, la Segunda Venida del Señor.

B. El lugar donde se celebrara este juicio:


Sera, de acuerdo con Joel 3:1,2, el valle de Josafat.

C. El Juez del juicio:


Claramente se entiende por el verso 31, que será (el hijo del hombre) Jesucristo.

D. Los convocados al juicio:


Son los gentiles que forman las naciones. Pero no se trata de los gentiles que han
perseguido a los judíos en las generaciones pasadas, sino solo contra los del periodo de
la Gran Tribulación; quienes no concederán un trato misericorde a Israel, en este tiempo
tribulacionario, (Mateo 25:32,41-45).

E. El resultado de este juicio:


Es doble, los de la izquierda Mateo 25:41-46, introduce prolepticamente su destino final,
implicando la muerte física en el momento posterior a la sentencia. En cambio, los
justos que, por medio de sus acciones generosas y, en muchos casos, heroicas, habrán
mostrado su fe, entraran a disfrutar de las condiciones del reino milenial (v.34); estando
todavía en sus cuerpos mortales, serán capaces de casarse y procrear hijos que
pueblen la tierra durante el milenio. Su destino eterno se expresa anticipadamente en el
verso 46: “La vida eterna”

EL JUICIO A LOS ANGELES CAIDOS

A. El tiempo del juicio:


Es revelado en Judas V. 6, y es comprendido por las palabras “gran día”. Estos ángeles
evidentemente estarán asociados con satanás en su juicio que ha de preceder al juicio
del Gran Trono Blanco (Apocalipsis 20:10), al concluir la era milenaria.

B. El lugar del juicio:


Es un silencio en la Biblia, en cuanto a su efecto. Pero lógicamente es de suponer, que
por tratarse de seres angelicales, en su región donde activaron, puede ser escena de
enjuiciamiento.
C. El Juez de este juicio:
Es Cristo, quien da órdenes de lanzar al lago de fuego, o cualquier otra comisión
(Apocalipsis 20:1). En el verso 9 del capítulo 20 de Apocalipsis, Dios hace descender
fuego del cielo, para vencer a sus enemigos en esta batalla final del diablo. (Juan 5:22).

D. Los convocados al juicio:


Son los ángeles caídos, que se rebelaron contra Dios al obedecer a satanás (Isaías
14:12-17, Ezequiel 28:12-19).

E. El resultado del inicio:


Todos aquellos a quienes se imparta este juicio serán lanzados al lago de fuego para
siempre.

EL JUICIO DEL GRAN TRONO BLANCO

Este juicio del Gran Trono Blanco (Apocalipsis 20:11-15), también puede llamarse El
“juicio Final’.

A. El tiempo del juicio:


Acerca del tiempo en que se efectuara el Juicio Final será: Después de la segunda
resurrección (Apocalipsis 20:5), es decir, la de los impíos, pues solo sobre estos tiene
potestad la segunda muerte (v. 6,14) Estos muertos aparecen ya “de pie” (v. 12). El
tiempo es, pues, inmediatamente después del milenio y del juicio de los ángeles caídos,
e inmediatamente antes de la inauguración del estado eterno.

B. El lugar de este Juicio:


Este juicio final se celebrara en el cielo, puesto que (a) allí está el Gran Trono Blanco
(Apocalipsis 4:2-6; 5:1); (b) no puede ser en la tierra, porque la tierra y el cielo acaban de
desaparecer (v.11). Este cielo donde está el Trono Blanco, es el Tercer Cielo (2a. Co.
12:2).

C. El Juez de este juicio:


Apocalipsis 20:12, expresa “de pie delante del Gran Trono”. Este Trono es también de
Cristo, según Apocalipsis 22:1 que dice “Trono de Dios y del Cordero”. El juez de este
juicio es Jesucristo, como todos los juicios escatológicos (Juan 5:22,27; Hechos 10:42;
17:31), que preceden a este. Jesucristo ha recibido toda autoridad en el cielo y en la tierra
(Mateo 28:18).

D. Los convocados al juicio:


Son los “muertos” (v.12), resucitados después del reino milenial, o sea lo que se llama
por las Escrituras; segunda resurrección (Apocalipsis 20:5).

E. El resultado de este juicio:


Tanto católicos como protestantes, amilenaristas y otros, creen que en el se decidirá
públicamente quienes son sentenciados al Infierno y quienes van a ir al Cielo.
Pero esto es una grave equivocación. Todos los que habían sido salvos a base de su fe,
habrán entrado ya en la eternidad feliz. Este juicio será sobre “obras” que mostraran la
ausencia de fe. En el verso 12, se observa tres detalles.

a. La diversidad de los muertos: “grandes y pequeños”. No se trata de la edad, sino el


rango social como por ejemplo: El millonario y el pordiosero.

b. La diversidad de los libros: “y los libros fueron abiertos, y otro libro fue abierto, el cual
es el libro de la vida”. La verdadera biografía de cada malvado aparecerá en aquel día
escrita en el cielo, sin faltar un solo detalle. Lo que muchos creyeron que nunca se sabría,
estará registrado allí en los "libros”. El libro de la vida será abierto también, para mostrar
que no se hallan inscritos en el.

c. La diversidad de las obras: En un concepto propio, “obras” quiere decir: Todo acto
humano en la vida física moral, e inmoral. La falta de fe es ausencia de vida (Juan 3:17-
21). Por eso, la sentencia contra los malvados será la misma; todos ellos serán
condenados a la muerte eterna (Apocalipsis 20:14,15).

El resultado del juicio es terriblemente, expresado en Apocalipsis 20:15, “y el que no


se halló inscrito en el libro de la vida, fue lanzado al lago de fuego”. Es decir al Infierno.
Pero lo más terrible del infierno será la eterna separación de Dios (Mateo 25:41).

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