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Estudio Histórico Social de la Comuna de Quilleco

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Estudio Histórico Social de la Comuna de Quilleco

ESTUDIO HISTÓRICO SOCIAL


DE LA COMUNA DE QUILLECO
Desde la Colonia hasta nuestros días

Realizada bajo la presidencia de


Jaime Quilodrán Acuña

Dirección de investigación y redacción:


Germán Sepúlveda Mellado

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Estudio Histórico Social de la Comuna de Quilleco
Agradecemos el trabajo del equipo que participó en distintos momentos de
la investigación a través de la realización de revisión de archivos, entrevistas,
transcripciones, edición documental e informes.
Jaime Quilodrán Acuña
Germán Sepúlveda Mellado
Patricio Rojas Dorado
Marcelino Rivera Mundaca
Fernanda Jofré Villalobos
Christian Rubilar Araya
Diseño y diagramación
Redacción general
Germán Sepúlveda Mellado
Editor
Jaime Quilodrán Acuña

© 2015 Centro Cultural de las Canteras de O’Higgins


Avda. Isabel Riquelme s/n
lascanterasdeohiggins@gmail.com
https://www.facebook.com/Canterasdeohiggins
Inscripción N°255.556, Santiago de Chile
Derecho de edición reservado.
XX
Ninguna parte de este libro incluido el diseño de la portada, puede ser reproducida,
transmitida o almacenada, sea por procedimientos mecánicos, ópticos, químicos o
electrónicos, incluida las fotocopias sin el permiso escrito del editor.
Se terminó de imprimir esta
PRIMERA EDICION
de 1.000 ejemplares, en los talleres de
Ediciones On Demand
www.edicionesondemand.cl
contacto@edicionesondemand.cl
Fono: (0562) 2951 59 55
En Agosto de 2015

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Estudio Histórico Social de la Comuna de Quilleco

La historia es nuestra
y la hacen los pueblos.
S. ALLENDE

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Estudio Histórico Social de la Comuna de Quilleco

INDICE
I. Prologo 6
I.1 Una introducción a nuestra historia 8
II. Antecedentes prehispánicos del territorio 10
III. La Colonia 18
IV. El Levantamiento de 1655 y el Mestizo Alejo 27
IV.1 El mestizo Alejo un caudillo quillecano 32
V. Los habitantes pewenches del sur de la comuna 39
VI. El Cacique Leviant 42
VI.1 El levantamiento de 1769 43
VII. Fortalecimiento de los fuertes en la línea de la Alta frontera 49
VII.1 Los pewenches del Duqueco y su relación con los procesos
independentistas 50
VII.2 El parlamento de Tapihue 51
VIII. Los Pincheira y la diáspora antichilena 53
IX. O’Higgins en Las Canteras 56
IX.1 La voz de Las Canteras 56
IX.2 La Hacienda Las Canteras 57
IX.3 O’Higgins agricultor 58
IX.4 La señal decisiva ha llegado 64
IX.5 La hacienda Las Canteras después del exilio de O’Higgins 66
X. Quiyeco, del caserío al villorrio 70
XI. Los quillecanos en torno a las guerras 81
XI.1 La guerra contra España y el levantamiento de Quilapán 81
XI.2 Tranquilidad en los pueblos del sur Incertidumbre en el norte 89
XI.3 La Compañía Antuco y la Ocupación de la Araucanía 92
XII. El surgimiento de Villa Mercedes 100
XIII. Quilleco Comuna en el siglo XX 105
XIII.1 La Municipalidad de Quilleco 105
XIII.2 Las calles de Quilleco 108
XIII.3 El dominio político de la comuna desde el latifundio 109
XIII.4 El siglo de la pobreza y la movilidad social 113
XIII.5 El desarrollo forestal, una alternativa a la crisis 116
XIII.6 El impulso social 118
XIII.7 El sindicalismo rural 121
XIII.8 La reforma agraria 122
XIII.9 La organización como escape a la cesantía El sindicato
“Bernardo O’Higgins”
123
XIII.10 El Golpe de Estado y la división social 125
XIII.11 El bombardeo a Quilleco 128
XIII.12 Detenciones, torturas y muerte el juicio social de la comunidad
dividida 129
XIII.13 La búsqueda del alcalde Montero y su huida 131
XIII.14 Camino a los 80 La reestructuración social quillecana 133
XIII.15 La movilidad sanlorenzana 134
XIII.16 La gran migración 136
XIII.17 Un nuevo modelo de sociedad 137
XIII.18 El trabajo forestal en el Quilleco de fin de siglo 141
XIII.19 La vuelta a la democracia. 142
XIII.20 La gestión habitacional 149
XIII.21 La Población San Lorencito 150
XIV. El desarrollo de Las Canteras durante el siglo XX 154
XIV.1 La llegada de la PEM y su influencia 158
XIV.2 El sindicalismo Obrero Canterano 160
XIV.3 El Golpe de Estado en Las Canteras 163
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Estudio Histórico Social de la Comuna de Quilleco
XIV.4 Salud, seguridad, educación y deporte los pilares del nuevo
pueblo 167
XV. La religiosidad quillecana 171
XV.1 El protestantismo en Quilleco 177
XVI. Conclusión – Una reflexión sobre nuestros días 180
XVII. Anexos 183
XVIII. Bibliografía 197

I. Prólogo
No es sencillo escribir una buena historia local; habrá que
centrarse en buscar el equilibrio que debe existir entre el concepto
de “lo que es local” y el concepto “del contexto en que éste
localismo se ubica”; así es muy posible incurrir en el error de salir
en exceso de los márgenes de la historia local para abarcar mucho
de la general; como a su vez, apropiarse más allá de lo necesario
de “lo local”, olvidando que esta categoría también forma parte
integrante de la historia del contexto. Ejemplos de muy buenas
historias locales que, además de sus otros méritos, cuidaron el
debido equilibrio entre ambos principios, y que pueden ser
modelos a seguir en una eventual futura profundización del tema
abordado en esta obra, han sido la “Historia de Copiapó “, de
Carlos María Sayago y la “Historia de la ciudad de Santa María
de Los Ángeles”, de Domingo Contreras Gómez.
El presente trabajo, como un primer intento, tiene
precisamente el mérito de equilibrar el fiel de la balanza entre “lo
local” y “su contexto”. Contiene una visión “local” desde tiempos
inmemoriales que avanzando en el tiempo, y en la historia, no deja
de mano su contexto nacional. El juego dialéctico entre ambas
nociones da claridad a la investigación y otorga comprensión a su
redacción. No cabe, entonces, sino agradecer a sus autores Jaime
Quilodrán Acuña, Germán Sepúlveda Mellado y equipo técnico por
el esfuerzo investigativo en obtener los datos y antecedentes
necesarios para escribir la historia de la comuna de Quilleco.
De su redacción se recogen una serie de hitos históricos, a
destacar, entre otros:
- Quilleco, como zona de tránsito y ocupación más menos
permanente de la etnia pehuenche durante la Colonia, la
que empieza a ceder su pertenencia a la zona a fines del
siglo XVIII, pero sin dejar de estar activa en la misma su
presencia ocasional o transhumante.

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Estudio Histórico Social de la Comuna de Quilleco
- La historia de la Hacienda Las Canteras desde la
Colonia hasta cerca del presente en cuanto motor del
desarrollo económico y social de “lo local”.
- La apropiación y/o usurpación cometidas por
algunas familias y consentida por el Estado de miles de
hectáreas de tierras baldías o de la antigua posesión de los
pueblos originarios, en especial en las áreas cordilleranas.
- Los no menos importantes antecedentes sobre el
origen de algunos linajes que perviven en la hoy comuna
hasta el presente.
- El carácter de zona de “frontera” entre la cultura
española y la originaria hasta la total integración al Estado
de las cordilleras ubicadas en su Oriente y La Araucanía,
con sus características de mestizaje y peculiares relaciones
comerciales de cereales, ganados y vinos.
- La Municipalidad como ente público, que en
nombre de los mayores contribuyentes ejerce el control
político sobre los propietarios menores, medieros y
jornaleros.
Estamos frente a una obra interesante que se leerá con
agrado por quillecanos y biobenses, la que servirá de base para
investigaciones futuras.

LUIS BARCELÓ AMADO


Gobernador Provincial de Biobío

I. Una introducción a nuestra historia


Somos gente del sur y habitantes por varias décadas de esta
hermosa geografía, que habla de características muy propias de su
pueblo, que le hacen ser muy especial.
Una de ellas y que habla de nuestra idiosincrasia, es el
arraigo a esta tierra que a muchos ha visto nacer y que a otros nos
abrió sus brazos para acogernos. Y frente a ello, los que aquí
vivimos, no podemos sino expresar nuestra gratitud, devolviendo
con amor y trabajo, colaborando en su progreso, poniendo
esfuerzos, ideas, talentos en pos de estos objetivos.
Es el caso de muchos habitantes de Las Canteras que
pudiendo residir en otras localidades, han decidido y se han
quedado en estas tierras, heredad del libertador, su patria chica,
donde soñó con la libertad, creciendo bajo la sombra del castaño
que el planto, impulsando el progreso en su tierra que también soñó
grande.
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Estudio Histórico Social de la Comuna de Quilleco
Por todo ello estamos agradecidos y orgullosos,
características que también nos hacen ser diferentes a otros
pueblos. La historia patria corre por sus calles y pasajes, donde
antes que nosotros hombre anónimos que viven en la patria del
recuerdo, trabajaron y aportaron con visión y decisión, viviendo
tiempos memorables, con alto espíritu de amistad, humanidad y
servicio, con trabajo estable, en una empresa que llegó a tener hasta
tres turnos, y hoy esas máquinas y la sirena que les llamaba están
silentes; de esos tiempos queda el recuerdo y las casas que forman
su actual núcleo poblacional.
Pero la patria aun está en deuda con Las Canteras. El
progreso ha llegado, no podemos negarlo, pero es lo mínimo que se
puede entregar a sus habitantes en esta tierra que O’Higgins soñó
como de promisión.
Con esta publicación les invito a que sigamos soñando y
construyendo futuro. Luego veremos la reconstrucción ideal de lo
que fue la casa de don Bernardo, junto a su castaño. Monumento
que está pendiente, junto con definir el nombre que en lo sucesivo
debe tener nuestro pueblo, ya que hasta el momento no lo tiene, ni
su reconocimiento oficial que realmente merece.
Son deudas que tenemos presente junto a otras, pero es muy
importante que todo quede estampado en escritos, que son
testimonios que perduran. Historia oral y serios trabajos de
investigación que necesitan entregarse y quedar para el
conocimiento posterior, como es el texto que encontrarás más
adelante.
Somos parte de la historia, que entre todas y todos estamos
construyendo. A lo mejor algo falta y lo interesante es que tú
estimado amigo también seas parte de ella.

Eduardo Vielma Escamilla


Profesor Normalista
Ex Director
del Liceo Isabel Riquelme

II. Antecedentes prehispánicos del territorio


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Estudio Histórico Social de la Comuna de Quilleco

La comuna de Quilleco surge entre los territorios que


corresponden a los cauces del rio Laja, Rucue y Duqueco, ubicados
en la cuenca del Biobío, en los límites de la depresión central y la
zona precordillerana que llega al cordón andino. La formación del
suelo de este territorio, corresponde a diversos momentos de
erupciones volcánicas que se extienden desde el cretácico inferior
alto, el pleistoceno hasta la era moderna.
Durante un primer momento de configuración de este
territorio los sedimentos volcánicos provenientes del Antuco
bajaban por el cauce del Laja, al llegar al sector que actualmente
conocemos como la Meseta y Cerro Yanqui. La influencia
volcánica se desviaba hasta el valle central arrastrando cenizas,
material piroclástico y escombros que cruzaban los actuales
sectores de Villa Mercedes, Quilleco, Rio Pardo, Chacayal, El
Peral, hasta llegar a Santa Fe. Por su parte, la cuenca del Duqueco
es de conformación granítica, intermedia del pleistoceno,
correspondiente a las erupciones del cordón volcánico del Callaqui
y el Copahue.
En una época muy posterior a la era de los dinosaurios, este
vasto territorio estaba en permanentes ciclos de glaciaciones y
erupciones volcánicas, cubierto de vegetación similar a la que
encontramos hoy en día, donde convivía una cada vez más escasa
megafauna, con los primeros habitantes del centro sur de Chile,
quienes se desplazaban por los valles y montañas en la búsqueda de
semillas y frutos, como en la caza de mastodontes (similares a los
mamuts del norte de América), caballos precolombinos,
paleolamas, milodones entre otros animales. En este sentido la
evidencia encontrada en el complejo Monteverde, del sur de Chile,
ha permitido fechar en 12000 a.C. la existencia de grupos humanos
establecidos en esta región austral. Posterior a esta fecha, ya entre
los años 8000 – 2000 a.C. la megafauna ha desaparecido, el paisaje
de estos valles es similar al actual, valles llenos de arbustos y
pequeños arboles, ríos con grandes caudales, una precordillera
boscosa, animales como los camélidos, rumiantes, felinos,
similares a los que encontramos en las profundidades cordilleranas
eran los que daban sustento a los pequeños grupos humanos que se
trasladaban por todas partes, refugiándose en aleros y cuevas,
recolectando y cazando, con lanzas y flechas hechas de madera,
hueso y piedras.
Con el pasar del tiempo estos grupos humanos se fueron
disgregando, en tanto otros se fueron asentando en torno a las
cuencas del Biobío y desde ahí hacia el sur, hasta el lago
Llanquihue; estos grupos comenzaron a experimentar en una
agricultura incipiente, la que logró entre 200 años a.C. y 1100
años d.C surgiera la cultura Pitrén, caracterizada por el uso del
conocimiento agrícola y la domesticación de animales. Su visión
acerca de los diálogos de la naturaleza y de la vida cotidiana se
reflejó en la producción de cerámicas con motivos antropomorfos,

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Estudio Histórico Social de la Comuna de Quilleco
donde se representaban formas humanas, femeninas y masculinas,
o con forma de plantas.
Estos primeros habitantes de los valles transitaron entre
ambas cordilleras, desarrollando un conocimiento profundo del
entorno, sus virtudes y peligros. Ya entre los años 1000 d.C. y
1550 d.C., los descendientes de la cultura Pitrén, en la dirección
oriente de esta comuna había desarrollado una horticultura y
recolección de productos del mar y de la cordillera de la costa,
junto con la domesticación de camélidos y el desarrollo de un arte
alfarero de mayor complejidad que sus predecesores. Esta cultura,
denominada Vergel por los investigadores, es la principal evidencia
previa a la aparición de la cultura Mapuche tal y como la
conocemos en el período histórico.
Estas agrupaciones, desde la cordillera de la costa, pasando
por los valles de la depresión intermedia hasta llegar a la cordillera
de los Andes, estaban conectadas por el mercado de intercambio,
alianzas territoriales, y la agricultura. Algunos autores plantean
que el poblamiento montañés de estas cuencas obedece al flujo
migratorio desde sur a norte1, esto ha provocado una serie de
hipótesis respecto del origen y fusión de los grupos étnicos
vinculados al pueblo mapuche. Por otra parte hay quienes replican
que el poblamiento de los aborígenes mapuche obedeció a circuitos
de pastoreo y protoagricolas de movilidad circular2, que
obedecieron a migraciones establecidas en redes de flujo desde la
zona amazónica al sur.
Actualmente diversos estudios han planteado cada vez con
más fuerza la relación de poblamiento multilineal, posterior a la
Glaciación, a través del estrecho de Bering, además del
poblamiento polinésico que desarrollara las sociedades de
aborígenes navegantes que influenciaron los asentamientos de los
grupos fueguinos y tehuelches. Estos grupos humanos se
vincularon a través de una serie de procesos transhumantes que
derivaron en el desarrollo de culturas complejas.
Existen vestigios de puntas de flechas y cerámicas que
datan de 6000 a 4000 años a.C., en torno a la costa de la región del
Biobío y la región de la Araucanía, que señalan muestras de
transhumancias ribereñas y de uso de piedras y obsidiana, que
respondieron a agrupaciones de cazadores recolectores del período
paleoindio. Durante el período arcaico 4000 a.C. a 500 d.C., es
muy poca la información arqueológica que se ha recabado como
para evidenciar el paso de las agrupaciones cazadoras recolectoras

1
El historiador y sacerdote Diego de Rosales, planteaba a mediados del siglo
XVII que el pueblo pewenche provenía de los grupos de fueguinos que
fueron trasladándose hacia el norte, así mismo J.T. Medina, y por su línea
otros intelectuales que han replicado estas escuelas de pensamiento.
2
Los arqueólogos Tom Dillehay y Lautaro Nuñez, han desarrollado la teoría
de la movilidad giratoria de los circuitos de pastoreo, de los asentamientos de
los grupos precolombinos de la zona centro sur del país, a partir de la
influencia del desarrollo de sistemas complejos de organización social pre
incaicos, como lo fue Tiwanako.
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Estudio Histórico Social de la Comuna de Quilleco
a hortícolas y ganaderas incipientes, se estima que durante esta fase
hubo los primeros indicios, pero estos no se han probado
directamente. Durante el período prehispánico 500 d.C. al 1500
d.C. es donde se genera el mayor campo de influencia del
Tiwanako inicialmente y de los procesos de resistencia contra la
expansión del imperio inca, que aproximadamente hacia el 1200
d.C., irradia una compleja estructura de significados y
apropiaciones territoriales expresadas a través de la cerámica, la
orfebrería, y la relación con los elementos, el sol, el agua, las
piedras y la tierra, por mencionar algunos. En el momento anterior
a la llegada de los españoles estos circuitos móviles y giratorios ya
habían desarrollado rutas especificas de intercambio de
mercaderías, que podríamos consignar como un sistema semi
feudal prehispánico, que para estos efectos habría tenido su núcleo
jerárquico y religioso en la macro zona de Purén, y que al igual que
los guanacos demarcan sus territorios, estas redes de alianzas
territoriales se fueron desarrollado por una serie de influencias, un
sistema de demarcación territorial de lomas artificiales
denominadas küel, que se configuraban por una conformación de
capas de diversos tipos de tierras, que probablemente tenían
relación a la confluencia de territorios de las diversas alianzas de
Fütamapu o vutalmapus3.
En este caso, los poblamientos de nuestros aborígenes los
podemos vincular al desplazamiento y asentamientos a través de
las cuencas, en donde el flujo de mercadeo y pastoreo de guanacos
por parte de los primeros asentamientos de la depresión intermedia,
las conexiones territoriales de borde rivereño y el uso de vados, por
parte de agrupaciones patrilineales de asentamientos, en donde por
una parte los grupos catirayes del Laja, se vinculaban con
agrupaciones montañesas picunches, ubicadas entre el Itata y el
Laja, hacia el Chillán y los bordes de la laguna Laja; y los
Moluches de ultra Biobío y Coyunches, usaban las redes de
pastoreo entre las cuencas del Duqueco, el Queuco y el Biobío4.
3
Los küel o cuel, son denominaciones territoriales que persistieron en
muchas partes del sector costero de Nahuelbuta, pero de la cual no se han
guardado significaciones en la memoria que den cuenta de la naturaleza de
sus construcciones, estableciendo algunos estudios su vinculación con ritos
funerarios como efecto imitativo de las costumbres incaicas. Tras la línea del
Biobío es posible encontrar küeles desde Coyanco, el sector de Duqueco, en
la confluencia del Biobio, hasta el interior del Huequecura en Alto Biobío,
aunque desconocemos si estas construcciones persistieron en la Isla de la
Laja, producto de los procesos de aculturación temprana, es posible
vincularlas a redes de intercambio que parten del epicentro ubicado en el
sector de Purén y Lumaco, donde se ubica la ciénaga de Purén, hasta los
pasos fronterizos andinos. Algunos relatos más recientes dan cuenta de estos
lugares como espacios de reunión para preparativos bélicos, que además
estarían entrelazados a través de una compleja red de ecosistemas simbólicos
dominados por energías o influencias de control denominadas ngen, a las que
los habitantes interactuaban a través de una actitud de respeto o Yam.
4
El uso de vados, asi como también el uso de artefactos de navegación para
el cruce de ríos, eran habituales en las sociedades precolombinas, y no
respondían a influencias hispanas, a este respecto el padre Diego de Rosales
11
Estudio Histórico Social de la Comuna de Quilleco
Considerando que los primeros cronistas, explicaran que el
poblamiento de los aborígenes chilenos estaba vinculado a los
primeros españoles, irlandeses o noruegos, en muchos de estos
casos estableciendo precarias analogías en relación a la elaboración
de artefactos de guerras u otros símiles. Así como los antiguos
habitantes prehispánicos habían explorado los rincones del
incipiente Abya Yala, como llegó a conocerse el continente de las
últimas civilizaciones andinas, las relaciones de mercadeo de otras
comunidades navegantes de Asia, Oceanía y Europa influyeron
imprecisamente en su mixtura y evolución5. Es en el caso de J.P.
García, quien desarrolla su teoría de los poblamientos relacionados
a la invasión y las guerras, que se encuentra más en sintonía con las
actuales teorías de poblamiento y que plantea, que movidos por la
necesidad de ampliar sus territorios los aborígenes pre incaicos
provenientes del antisuyos (oriente), junto a los chinchasuyos
(norte), declararon la guerra a los habitantes del collasuyos (sur)
que habitaban hacia el norte chico de Chile, esto provocó que
vencidos, huyeran los más, entrando hacia la frontera natural del
centro sur de Chile que era el Biobío, y a partir de ese evento
fueran reconocidos como Moluches, entendido como molu declarar
guerra y che, gente.6 Este radio de influencia marcaría, muy
probablemente el salto cultural de la frontera, un espacio
intermedio entre los descendientes proto agrícolas y los
descendientes protoincaicos, que traen simbolizaciones del entorno
que marcan una estratificación social más profunda y el desarrollo
de complejos sistemas de alianzas territoriales.
Hacia el territorio que comprende la Comuna de Quilleco
es posible identificar dos redes territoriales asociadas a
asentamientos dentro de esta zona existentes previo a la llegada de
los españoles, por una parte la ocupación de los Chacayes o
Chacayales, vinculados al territorio de los Coyunches7, que tenían
su centro territorial y ceremonial, en lo que ahora es Paillihue;

hace referencia a los artificios que usan los indios para cruzar ríos y brazos de
mar, en su libro Historia General del Reyno de Chile y Nueva Extremadura,
en el detalla que los indios pewenches, en sus desplazamientos, ya sean estos
motivados por la guerra o por el mercadeo, usaban balsas de magüey, que
consistían en un montón de pitas, carrizos o cardos, amarradas con lianas
silvestres, que podían soportar hasta trescientos quintales y eran armadas y
desarmadas según la necesidad.
5
Muchos autores, refieren a distintos orígenes lineales la influencia sobre el
nacimiento del pueblo mapuche e inca, algunos de ellos plantean que los
tártaros y los frisios tuvieron que ver en algún momento con la forma de
desarrollarse de parte de estos pueblos. A estas alturas son muchas las
evidencias que demuestran que pueblos europeos llegaron antes de Colón a
América, y que a través del mercadeo pudieron generar redes de influencia en
la conformación cultural de estos.
6
La traducción de estos términos obedece a lo que expresa Medina en su
obra Los Aboríjenes de Chile y haría mención a los grupos que habitaron
ultra Biobío y que forma parte de los que posteriormente se conocieran como
arribanos y que habitaron lo que actualmente conocemos como Mulchén.
7
Los Coyunches, gente de los arenales, eran designados originalmente como
pertenecientes a la provincia de Cuyo, que llegaba hasta Argentina.
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Estudio Histórico Social de la Comuna de Quilleco
estas agrupaciones establecían sus lof o conjuntos de karukatu o
vecindades patriarcales en torno a la depresión intermedia, hasta la
confluencia del Rucue con el Laja, particularmente en el sector de
Diuto, pasando por Rio Pardo. Por otra parte estaban los
pewenches cordilleranos, donde confluían grupos de ganaderos
transhumantes que controlaban los pasos cordilleranos,
originalmente vinculados a las poblaciones Aónikenk, más
conocidos como Tehuelches, fueron influyéndose por las familias
moluches que se asentaron en torno a los valles cordilleranos del
Duqueco y el Queuco, que controlaban el otro lado del Rucue hasta
el cordón montañoso de Antuco y desde ahí hacia Lonquimay8,
particularmente en la zona sur de la comuna era donde confluían
ambas agrupaciones en torno al estero Curiche, los Coyunches y el
Quilleco, los Pewenches, que desde ahí se adentraban por las
huellas de los afluentes del Duqueco hasta el interior de la cuenca
del Queuco y desde ahí hasta las pampas transcordilleranas, y hacia
el norte hacia lo que conocemos como Tinajón y Peralillo, en torno
a la cuenca del Cañicura o Kiñekura.
Dentro del subsistema de küel como elementos de
construcción funeraria y de establecimiento de alianzas
territoriales, algunos exploradores, como el caso de E. Smith9, en
torno a los interiores de las comunidades de manzanache en lo que
es actualmente la frontera entre Collipulli y Mulchén, identificó en
torno a los cauces restos de lava en montículos, esto hace suponer
que la influencia moluche se expandía hacia los sectores
cordilleranos, controlando los circuitos de pastoreo y mercadeo
hasta la cordillera, estos küel pueden ser ubicados sobre todo en la
zona coyunche, próxima al Biobío hasta Alto Biobio, no
encontrándose vestigios hacia los territorios de esta comuna. De
todas formas el entramado territorial en torno a Malla Malla, nos
muestran, a partir de sus designaciones de espacios que la
influencia de los asentamientos en torno a los linajes de las piedras
(kura) es posible disponerlas en torno a la línea subandina desde
Huequecura (Weke kura: Piedra del Guanaco) Villucura (Vilu kura
. piedra de la serpiente) hasta Polcura (Puh kura: muchas piedras),
pasando por Cañicura (Kiñe kura: primera piedra), todo este

8
Es probable que el sector norte de la laguna Icalma, pasando por
Lonquimay hasta Antuco, haya estado influenciada por linajes que
controlaban los circuitos ganaderos de los grupos llaneros, y que por otra
parte Los Tehuelches provenientes de los arenales y fiordos sureños, fueran
controlando el sector andino desde el Rio Negro, Chaitén hacia el Sollipulli,
y que luego adoptaron un sistema de significación territorial propio de los
moluches y un sistema de transhumancia propio de las agrupaciones sureñas,
constituyendo el carácter de la población pewenche.
9
Edmond R. Smith fue un explorador américano que vino a realizar un
estudio sobre los Araucanos, a mediados del siglo XIX, este autor, recorrió
bastos poblados de la actual provincia del Biobío, en su introducción a la
frontera araucana se refiere a estos montículos con curiosidad por encontrar
en ellos vestigios de suelo volcánico. Es conocido que estos montículos
estaban constituidos por diversos tipos de suelo que hipotéticamente
representarían los espacios territoriales que circulaban en torno a esas vías.
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Estudio Histórico Social de la Comuna de Quilleco
entramado de piedras se enlazan al entramado de küeles que
dominaban los circuitos prehispánicos y nos dan una imagen de los
sectores y su radio de influencia cultural con que habitaron hasta
antes de la llegada de los conquistadores.

Fig. 1 Jarrón antropomorfo de la cultura


Pitrén
© Museo Chileno de Arte Precolombino

III. La Colonia
El período de la colonia comprende
los años que van del 1589 al 1810
aproximadamente, en dichos años los españoles trataban de
conquistar el territorio conocido como reyno de Chile10, sin
embargo los pueblos indígenas que vivían en lo que hoy es la zona
sur de la región del Biobio y la región de la Araucanía pusieron
mucha resistencia a la dominación española. Al espacio de
resistencia se le conoció como la zona de la Frontera, ese espacio
se caracterizaba por conflictos, comercio ilegal y bandidajes
frecuentes, por experimentarse allí procesos de transculturación y
mestizaje, y también por no tener un sistema de gobernabilidad
efectivo.
En esta etapa tenemos como protagonistas a los
conquistadores (en su mayoría españoles), indígenas, criollos y un
grupo que, a pesar de que surge a raíz del contacto de españoles y
aborígenes, no forman parte de ninguno de ellos, llamados
mestizos, son considerados inferiores a los criollos en las clases
sociales de la época. El mestizaje es un proceso cultural, se da en
todo el territorio latinoamericano producto de la relación
consensuada o forzosa, principalmente, de hombres españoles (de
sectores populares) con mujeres indígenas. El cuerpo de las
mujeres muchas veces fue utilizado como un instrumento de
dominación, por ende eran consideradas como trofeos de guerras.
Los contactos entre los actores sociales era muy
complicado, especialmente en la zona de la Frontera por lo que los
españoles a partir del siglo XVI habían comenzado a construir
fuertes11, Pedro de Valdivia fue un gran impulsor en construir estos

10
Según el Historiador Fernando Campos H. era común denominar “reino” a
todos los territorios pertenecientes a la corona española, mientras que sus
territorios situados en Europa poseían estatutos jurídicos y organizaciones
distintas, en Chile no tuvo ninguna importancia legal o jurídicamente, fue
solo un término que comienza a utilizarse cuando el rey Carlos V corona a
Felipe II como Rey de Chile.
11
Según el Texto “Historia y Antropología de la Isla de la Laja, de Mario
Orellana, donde se revisan datos de cronistas desde Pedro de Valdivia y
Jerónimo de Bibar, sus primeras exploraciones fueron en torno al Laja hacia
el Biobio. Aunque el autor intenta dar cuenta que los enfrentamientos
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Estudio Histórico Social de la Comuna de Quilleco
asentamientos que, a grandes rasgos eran fortificaciones defensivas
de escasa calidad (eran principalmente de madera)12 que se
situaban en puntos estratégicos como desembocaduras de ríos o
altas montañas que les permitían tener una visión panorámica más
amplia. En los fuertes no tan solo se tenía que combatir con los
mapuches, sino también con las inclemencias climáticas que en
invierno producían crecidas de ríos que anegan caminos y los
incomunicaban con las ciudades. En estos centros militares se
producían intercambios de especies entre ambos mandos
(españoles y mapuche), los tipos de contactos eran muy diversos, a
veces podían ser violentos y otras pacíficas. A través de los fuertes
los indígenas podían adquirir productos tales como hierro, armas,
alcohol, vestimentas, etc. que para ellos eran desconocidos,
mientras que los españoles se podían proveer principalmente de
alimentos. En la Frontera se vive un proceso de aculturación que
según Horacio Zapater podría definirse como: “Un proceso de
adaptación a unas circunstancias nuevas mediante la
especialización y el perfeccionamiento de ciertos patrones y
técnicas culturales propias. Hay que tener en cuenta también el
fenómeno de la deculturación o pérdida de la cultura propia.13”
El proceso descrito se dio tanto en españoles como en
indígenas.
La economía colonial se basaba en la encomienda, la cual
era una institución socio-económica, en donde los que se situaban
en la cima del poder eran los españoles y la mano de obra era
ejercida por los nativos, quienes además de su trabajo debían pagar
tributos (que casi siempre eran en especies). El encomendero que
era quien estaba a cargo, debía encargarse de la protección de sus
trabajadores y sobre todo proveerlos de las doctrinas cristianas, a
pesar de que la corona manifestaba que se les diera a los indígenas
un buen trato, en la práctica nunca fue ciento por ciento efectivo,
ya que los abusos y explotación era muy frecuentes. Para conocer
el estado en el que se encontraban los indios la monarquía española
implemento un sistema de visitas en donde un oidor de la Real
Audiencia entrevistaba a los indígenas. La economía fronteriza,
además de haber algunas encomiendas, se basada generalmente por
la internación y comercialización de productos prohibidos (armas
de fuego, manufactura y vino, por mencionar algunas), para

anunciados en las crónicas se ubican en torno a Negrete y san Carlos, los


relatos nos muestran un paisaje pedregoso, como el que se encuentra en torno
al vado del Laja cerca de la antigua subdelegación de Pedregal, donde se
ubica el caserío de Paraguay, y por otra parte este mismo paisaje es
esncontrado en torno a las juntas del Rucue con el Laja, considerando estos
antecedentes, podemos inferir que los conquistadores en sus primeras visitas,
cruzaron por el vado del pedregal y luego siguieron el cauce hasta las
cercanías del actual San Rosendo.
12
Ver más en artículo De La Calle, Ricardo: “Los fuertes fronterizos
chilenos. Resistencia e interacción en la frontera de Chile en los siglos XVI y
XVII”
13
Ver más en Zapater, Horacio: “La guerra de Arauco en el contexto
fronterizo de Hispanoamérica (siglos XVI y XVII)”.
15
Estudio Histórico Social de la Comuna de Quilleco
regularizar el comercio la autoridad estableció ferias, calendarios y
métodos de intercambio14, los que nunca fueron ciento por ciento
efectivos.
Los sistemas de encomiendas fueron aplicados fuertemente
en la zona central, en la frontera, dadas las condiciones particulares
de convivencia, esta institución corría demasiados riesgos, por lo
que los encomenderos tercerizaban en facultad de otros. Los
encomenderos generaban un sistema de producción basada en la
ganadería y el cultivo de cereales, que fue la base del inquilinaje, la
encomienda se hacía en cálculos monetarios que para la franja de
Concepción, en aquel tiempo correspondía a 10,5 pesos que se
distribuían entre el encomendero, la doctrina, el corregidor del
partido y el protector. Para los estancieros se ocupaba un sistema
de arrendamiento, los indígenas que participaban de este eran
llamados inquilinos. En Chile las encomiendas fueron abolidas por
el irlandés Ambrosio O´Higgins en 1789 aproximadamente.
En el contexto local, es muy importante señalar la
influencia que tuvieron muchos indígenas en acontecimientos muy
destacados para la Historia de Chile, como es el caso de un
estratega mapuche Lientur, quien en primera instancia era aliado
de los españoles, siendo llamado “indio amigo”, sin embargo en
1621 había desertado su puesto en el bando español al abandonar
el fuerte “Partinguas” cerca de la localidad de Rere. Hubo un
período de tiempo en el que Lientur junto a sus huestes se
dedicaron a los malones, destruyó muchas estancias y fuertes
españoles, era temido por sus adversarios. Lientur generalmente se
desplazaba por los sectores pre y cordilleranos que están situados al
sur de Chillán. Cerca de 1629 lidera cerca de Yumbel la batalla de
las Cangrejeras (o denominado también “desastre de las
Cangrejeras por españoles), en el conflicto el toqui Lautaro alcanzo
su mayor victoria, además cabe mencionar que una de las ventajas
de su triunfo fue la celebración del parlamento de Quillín, que
sirvió como una instancia para establecer la paz de manera
temporal entre españoles y mapuches.
Dentro de esta dinámica indígena, en el sector que
actualmente es conocido como Antuco, vivían el pueblo
Pewenche, ellos utilizaban el sector para alimentar su ganado y
para poder negociar con los pueblos que estaban al otro lado de la
cordillera. En el año 1689 el amplio territorio es controlado por el
capitán español José Nuñez, denominado Las Canteras, por la
desendencia que habitaba ahí hasta aquel tiempo. Sin embargo, el
transcurso de los años se encargaría de hacer aparecer un personaje
clave en la historia de la Hacienda y del país. En 1789, cuando ya
había sido nombrado Gobernador y Capitán General del Reino de
Chile, Ambrosio O´Higgins15 toma posesión de la (para ese
14
Ver más en artículo de León, Leonardo: “Parlamentos y afuerinos en la
frontera mapuche del rio Biobío 1760-1772”.
15
Su nombre original era Ambrosio Higgins, posteriormente se le agrega a su
apellido la letra “O”, quedando de manera definitiva como O´Higgins. Él
llega a Chile después de la muerte del gobernador de Chile Ambrosio de
16
Estudio Histórico Social de la Comuna de Quilleco
entonces) ya denominada Hacienda Las Canteras, cabe mencionar
que en 1770 residía en Los Ángeles.
Es importante señalar que el O´Higgins dentro de su
círculo de cercanos era considerado como un hombre prudente y
moderado en sus gastos, estando en Chile “adquirió por poco
valor diversos lotes de tierra, uno de los cuales formaban la estensa
hacienda de las Canteras […] i que en esas propiedades criaba
ganados, formando así la base de una fortuna…”16.
El primer acercamiento de Ambrosio O´Higgins con la
zona biobiense fue en la construcción de los fuertes de la Alta
Frontera y posteriormente, a partir de la ordenanza de 1787 cuando
se decide dividir al país en dos intendencias, vuelve a la zona.
Existió a partir de ese entonces la intendencia de Concepción, el
primer titular fue A. O´Higgins, su poder e influencia “Llegaba
hasta los fuertes de la frontera y sus siete partidos incluyeron el de
La Laja, teniendo como capital a Los Ángeles”17.
En el territorio en el cual gobernaba y legislaba O´Higgins
eran muy comunes los sistemas de ataque de guerrillas que eran
conocidos como malones, las cuales se comenzaban a intensificar
con el pasar del tiempo, según Ricardo Alonso de la Calle:
“Malocas o malones es un vocablo que, en un principio, hacía
referencia a los ataques sorpresa que efectuaban las diferentes
tribus entre sí, y que luego sirvió para denominar a las incursiones
imprevistas de los indios en territorio español y de los
españoles en el indígena.18
Por su parte el profesor y doctor en Historia Leonardo
Solís es categórico al señalar que “Los maloqueros pusieron en
práctica una estrategia de terror, destinada tanto a acumular fuerzas
como a mermar la autoridad de los lonkos más comprometidos con
el pacto hispano-araucano […] y también para reabastecer sus
exhaustos stocks de ganados”.19
En los malones también se producían los ya conocidos
“cautiverios”, tanto de mujeres, hombres y niños, estos podían ser
mapuches o españoles, los prisioneros de los indígenas podían ser
cautivos o “renegados”, mientras que el primero tenía que convivir
de manera forzada con sus captores, los renegados lo hacían de

Benavides para reemplazarlo puesto que la corona española había iniciado


una nueva etapa de gobernación en la cual pretendían que las autoridades del
reino de Chile tuvieran algún título honorifico o un lugar destacado en las
milicias, Ambrosio contaba con esta característica puesto que era “Baron de
Ballenary”, una localidad en Irlanda, pero como era extranjero ello le
significo que su proceso de nombramiento como autoridad en Chile se
demorara más de lo normal.
16
Barros A., D: “Historia Jeneral de Chile”, Tomo VII. Javier Jover, Editor,
Santiago de Chile, 1886.
17
Ver más en “Bicentenario, 200 años de la República de Chile 1810-2010”,
El Sur, Concepción, 2010.
18
Ver más en artículo De la Calle, Ricardo: “Los fuertes fronterizos chilenos.
Resistencia e interacción en la frontera de Chile en los siglos XVI y XVII”
19
Ver más en León, Leonardo: “Conflictos de poder y guerras tribales en
Araucanía y las pampas: la batalla de Tromén (1774)”.
17
Estudio Histórico Social de la Comuna de Quilleco
manera voluntaria, motivados por la huida de la justicia, el hambre,
la libertad, por mencionar algunas razones; esos españoles muchas
veces asumían las creencias y costumbres de los nativos. Por su
parte muchas veces los prisioneros eran utilizados como
traductores/interpretes, baqueanos o mensajeros. El valor simbólico
que tenían los cautivos era distinto de acuerdo a su género, en el
caso de las mujeres eran vistas como un trofeo de guerra,
comúnmente las mujeres blancas se convertían en esposas de los
loncos, casi nunca se convertían en sirvientas (como si pasaba en el
caso de las indígenas en manos de españoles), de la descendencia
de las mujeres hispanas nace la denominación de casta Curiwinka.
Generalmente los prisioneros (de ambos bandos) eran utilizados
como objeto de intercambio, otros lograban huir y otros por
decisión propia se quedaban con sus captores, esto sucedía
especialmente en el caso de las mujeres españolas, ya que no
podían reintegrarse a sus comunidades ya que el haber tenido
contacto sexual (aunque este hubiese sido de manera forzada) con
los indígenas era un signo de deshonra, muchas de ellas tuvieron
hijos que llegaron a ser grandes estrategas como fue el caso del
mestizo Alejo. Se trataron de implementar una seria de medidas
para contrarrestar los malones, los cuales después de un tiempo
resultaron efectivos, ello gracias un trabajo en conjunto de diversos
caciques.
En muchas ocasiones las autoridades monárquicas y los
líderes indígenas trataron de fortalecer e imponer su autoridad y el
control, pero las mujeres y hombres que vivían ahí rehusaban
someterse a las autoridades, allí podían adquirir diversos recursos y
vivir como personas libres. Ante la ambigüedad jurídica que existía
la monarquía intenta forjar lazos con los mapuches, formando una
especie de cogobierno, ellos se fortalecieron mediante encuentros
denominados parlamentos, los cuales contaban con una serie de
ritos, el gobernador de Chile participaba como el máximo
representante de la corona española. Es importante mencionar que
no todos los indígenas aceptaron relacionarse de buena manera con
los representantes monárquicos, los que accedían se les
denominaba “indios amigos” para diferenciarles de los “indios de
guerra o rebeldes”, los primeros veían las posibles ventajas que
podían tener, como por ejemplo poder quedarse en sus tierras, no
pagan tributos y podían trabajar en los fuertes, mientras que los
rebeldes no estaban de acuerdo en ser sometidos, de tener que
desvincularse con su tierra. En Chile se celebraron una serie de
parlamentos con las provincias indígenas cercanas al Biobío, según
el antropólogo José Manuel Zabala (2005):
“El parlamento puede ser definido como un
encuentro solemne entre autoridades españolas y
representantes indígenas, realizado con el objeto de
establecer o ratificar un tratado de paz y reafirmar la
obediencia de los indígenas a la corona española […] en el
parlamento se comprometían jurídicamente las partes bajo
acuerdos establecidos bajo la forma de capitulaciones o
18
Estudio Histórico Social de la Comuna de Quilleco
artículos […] con el pasar del tiempo se convierte en un
acontecimiento social, político, y económico de primer
orden, tanto para mapuches como para españoles, era un
evento social y festivo importante, era la oportunidad para
entrar en contacto con los indígenas e intercambiar objetos”
(2005:p.50)
Era un encuentro cargado de ritualidad y en donde
el medio de comunicación era el mapudungun (por lo que los
españoles tenían contacto a través de interpretes). La
celebración del parlamento duraba muchos días, los
discursos, juramentos, intercambios, la comida y la bebida
(vino) eran los protagonistas. Si bien es cierto que hubieron
muchos parlamentos, los historiadores y otros intelectuales
señalan como uno de los más relevantes el de 1793, el cual
fue convocado por Ambrosio O´Higgins y se efectúa en
Negrete, las fuentes lo indican como el más costoso
(económicamente hablando) y solemne. A través de dicho
parlamento se intenta reforzar las medidas acordadas en la
última celebración que había sido hacia diez años, además se
analizan las agitaciones indígenas que se estaban viviendo.
Se establece que el rey de España (en ese entonces Carlos
IV) era el soberano del territorio mapuche pero la posesión
de esta seria de la nación mapuche, entre otras de las tantas
medidas se llega al acuerdo de solicitar el permiso para
circular en territorio mapuche a los caciques. Todas las
decisiones acordadas en dicho parlamento fueron ratificadas
por el propio Carlos IV.

Fig. 2 Escena Colonial. Travels in Chile and La Plata : including


accounts respecting the geography, geology, statistics ... / by John
Miers. London.
© Biblioteca Nacional de Chile

19
Estudio Histórico Social de la Comuna de Quilleco

IV. El Levantamiento de 1655


y el Mestizo Alejo
Muchos eventos fueron adornando la relación fronteriza
hasta el gran levantamiento de 1655, detonado desde los williches
y que se extendió hasta la zona central del país. Durante los
primeros momentos de la expansión española al interior andino de
la isla de la Laja y hasta llegar a la provincia de Cuyo al otro lado
de las pampas, se extendió el control territorial a través de las
encomiendas, la búsqueda de oro y plata y la explotación de
cereales y ganado. Lientur Coyunche de Paillihue, fue uno de los
primeros en enfrentarse con éxito al dominio territorial de la isla de
la Laja, a él le siguió Butapichún, entre la segunda y tercera década
del siglo XVII, quien en alguna de sus correrías anduvo por los
territorios de la actual comuna de Quilleco:
“Este famoso araucano, que le dejó entrar en sus
tierras, i no pensó hacerle oposición para hacerle emplear
las fuerzas en vago i desvanecerlas en marchas de ninguna
consecuencia, determinó hacer represalias de las
hostilidades que sufrió su pais.
Tomó quinientos hombres escojidos, i burlado del
vigilante cuidado de Rebolledo, pasó el Biobio por Coinco,
paraje situado a la entrada de la cordillera por la caja de
este rio, tres leguas más arriba de la plaza, de Santa Bárbara
que hoy tenemos, i pasando tambien el de Laja por la unión
con el de Rucue, se metió en la provincia de Chillán, i
devastó su comarca.
Dado el golpe de mano, emprendió la retirada por
donde hizo 1a entrada con muchos cautivos i ganados
vacunos i caballos.
Luego que el gobernador tuvo esta noticia, aunque
se hallaba enfermo, se puso a caballo, contradiciendolo
todos sus capitanes, con cien ausiliares y doscientos
soldados de caballeria, que cada uno conducía un infante a
la grupa. Salió a buscarle i a las ocho leguas de marcha dio
con la huella. Al siguiente día la siguió hasta las cuatro de
la tarde, que por fatigados los caballos determinó alojar al
20
Estudio Histórico Social de la Comuna de Quilleco
norte del rio Itata, en el paraje llamado Los Robles, situado
cerca del rio Chodban (Cholguan), en la pradera de
Quilaleu (mayo 11). (Carvallo: 1875:p.17)
Para poner en contexto el levantamiento de 1655 hay que
entender los procesos que derivaron a ella y por consiguiente,
hicieron participe al gran estratega militar conocido como Mestizo
Alejo o Alejos. Principalmente, estuvieron los acontecimientos
acaecidos en la zona de Purén y los cuncos, desde donde salió la
saeta ensangrentada que unió a todas las parcialidades en el
butatrawün o gran levantamiento. Por su parte, el gobierno de la
época de Antonio Acuña y Cabrera, que entre otras cosas, se había
envuelto en una dinámica de malocas que alteraron gradualmente
la relación con las parcialidades, en donde la autoridad no hacía
mucho por aplacar estas relaciones.
Durante los años anteriores al gran levantamiento, los
efectos de la encomienda en el Chile colonial comenzaban a hacer
estragos, los encomenderos participaban del consejo de indias,
organismo que a esas alturas se encontraba administrando parte
importante de las políticas colonizadoras, y aunque la monarquía a
principios de 1600 pretendía reducir el tiempo de encomienda a dos
años y solo para actividades agrícolas20 , el Consejo de indias, los
encomenderos y sus influencias en los gobernadores hacían lo
posible para que esto no sucediera, ya que ellos no solo
administraban la mita, sino que además adoctrinaban bajo la fé y
aplicaban justicia, pasando en muchos casos por encima de los
propios corregidores de la época, y asentando un sistema cada vez
mas viciado de abuso de poder y opresión. Teniendo estas
consideraciones, no es difícil suponer que los encomenderos como
amos y señores comenzaron a administrar grandes extensiones de
tierra bajo estas condiciones, las que al no tener capacidad de
controlarlas por sí mismo, eran tercerizadas a arrendatarios de
encomienda o administradores. Esto pasaba particularmente en la
zona fronteriza de la isla de la Laja, donde se asumían más riesgos
por estar en constante relación belicosa entre ambas naciones21.
Las incursiones hacia la zona pewenche en 1604 hasta la
imposición circundante al rio Laja de estas prácticas, significó que
la maloca o malones, entendida esta como las acciones de sabotaje
y rapto de animales, mujeres y niños fuera parte del paisaje de
relaciones entre quienes no compartían este estado de sumisión.
Por su parte los jesuitas, al darse cuenta de la dirección nefasta con
que administraban el tributo los encomenderos, a través de la

20
Para más información ver La Encomienda indígena en Chile durante el
siglo XVIII de María Isabel González (1966)
21
Uno de los primeros encomenderos de la cordillera fue Juan Vásquez de
Arenas, quien sirvió al ejercito de Yumbel en 1632 y luego administrara una
estancia cordillerana de 1 mil cuadras, 1 negro, 3 chinas cogidas en la guerra,
bodega, viña maltratada y molino, hasta su muerte en 1655. Pudiera ser
familiar de los antiguos hacendados Vásquez de los interiores de Cañicura,
pero su descendencia patrilineal se agotó rápidamente, siendo mantenido su
apellido por el matriarcado que dejaron dos de sus generaciones.
21
Estudio Histórico Social de la Comuna de Quilleco
influencia del padre Luis de Valdivia trataba de incidir en la
creación de políticas más humanitarias, que reconocieran la ley
natural de los indígenas, estas gestiones tuvieron eco en la
promulgación de la tasa de Escalache (1622) que venía a regular
los tiempos y la forma en que los encomenderos asumían su labor.
Pero además, esta promulgación comenzó a marcar sendas
diferencias entre la clase política que se beneficiaba de los
encomenderos y los jesuitas. Desde la promulgación de estas
ordenanzas durante esa primera década se genera la transición
donde el indígena asume la libertad de vivir en los lugares donde se
encuentra pagando su encomienda o se retira a sus reducciones. La
aparición de los estancieros, que en esta zona es representada bajo
la figura de don José de la Cantera (1689) fue un factor que
aumentó el debilitamiento de la clase encomendera, que durante la
segunda mitad del siglo XVII eran “terratenientes que utilizan las
mismas formas corrientes en su época de una economía pastoril
dedicada a la crianza y engorda de ganado; y, a su lado, la
agricultura cerealista y el cultivo de la viña” (Gongora;1970:p.
107). Con tal debilitamiento del sistema de apercibimiento de los
gobernadores de la época, el asalto era una opción fuera de la ley,
pero a la cual se le guardaba complicidad. De esta manera, los
ejércitos de asedio que protegían esta clase feudal, realizaban
diversas incursiones donde mataban a ulmeneros y caciques, y se
llevaban a sus mujeres y niños, que en muchos casos, al ser
considerados prisioneros de guerra, eran esclavizados. Cabe
señalar que la esclavitud, estaba vigente entre 1608 y 1627 22 , y que
esta era impuesta constantemente a través del Consejo de Indias.
En estas circunstancias se comienza a manifestar el
malestar generalizado de las reducciones indígenas, de Arauco y
Purén, junto con los pewenches y puelches de ultra cordillera, que
a la llegada de Antonio de Acuña y Cabrera (1650 – 1654), no hizo
más que agudizar.
Acuña y Cabrera, pasó a la historia como un gobernador
corrupto “hombre débil, voluble e influenciable, sin asomo de
prudencia”, su mérito era ser sobrino del ministro del rey Felipe
IV, un tal Ruiz de Contreras. Llegado a la frontera realizó el
parlamento de Boroa, donde los jesuitas manifestaban su exaltada
alegría por la capacidad de llevar la paz universal a todos los
barbaros. Todas estas ostentaciones de poder, junto con las cartas
enviadas al viejo mundo, perseguían, engañosamente, la
posibilidad de ser ratificado en el cargo, el que le fue dado por 8
años. Tal cual es visto en la actualidad, la debilidad administrativa
pronto se lleno de nepotismo, así los amigos y familiares
inexpertos en las artes militares fueron nombrados en importantes
cargos, donde sus prácticas usureras y monopolizadoras de los
comercios locales, no hacían más que acrecentar las molestias entre
los suyos. Así Juan de Salazar, quien fue alférez de un palacio de
22
Para más información ver Obregón y Zavala, Abolición y persistencia de la
esclavitud indígena en chile colonial: estrategias esclavistas en la frontera
araucano-mapuche.
22
Estudio Histórico Social de la Comuna de Quilleco
Lima y cuñado del gobernador, es ascendido a maestre de
infantería, capitán de caballos y encargado del fuerte de Boroa,
donde ejerció tenaz control de mercado a través de pulperías y
otros negocios; se vendieron títulos y los Salazares, entre otros
fueron sendos beneficiarios de estas prácticas. Fueron tantos los
hechos de corrupción que arrastró este gobierno que Suarez (1984)
señala como “el gobierno más torpe, corrupto y nepote que se viera
hasta entonces en el reino”(p.435). Ante estas circunstancias, los
indómitos de la nación indiana, no demoraron en alzarse, pero
¿cuál sería la gota que rebalsó el vaso?. Rosales (1877) señala que
la flecha ensangrentada que promovió el gran levantamiento de
1655 salió desde la ciénaga de Purén, pues luego del naufragio de
una barca española en el Rio Bueno, los cuncos se hicieron de todo
el botín que iba a alimentar los fuertes del sur. Ante esto, uno de
los Salazares, envió todas las fuerzas posibles a cobrar represalia,
llegando donde los cuncos en son de paz, dieron muerte al hijo de
un cacique, degollándolo y poniendo su cabeza en una pica, lo que
para los naturales fue declaración de guerra, se dirigieron a la
ciénaga de Purén, lugar donde se encuentra el epicentro social y
religioso de la nación fronteriza, cuna de los moluches. Este hecho
es señalado por el jesuita como el origen del gran Levantamiento y
la acción que propició el golpe de Estado al “mal gobernador”,
quien junto a sus nepotes tomaron las peores decisiones, y
cobardemente abandonaron los amenazados fuertes donde se
encontraban, lo que facilitaba la victoria para quienes se habían
rebelado.

El mestizo Alejo un caudillo quillecano


Fue 1655 el año del alzamiento general, las batallas se
concentraron en torno al eje de fortificaciones que venían dadas por
la costa. A estos enfrentamientos se sumaron las provincias
pewenches, caracterizadas por ser pacíficas. Pero que los cronistas
definen como más feroces que los araucanos, estos cayeron a
maloquear las haciendas que habían en la Isla de la Laja y al norte
del Laja, donde se concentraban los territorios de estancieros y
encomenderos, antiguos territorios donde alguna vez se enfrentó
Butapichún 23 acompañado de los ulmeneros más cercanos. Según
23
Para algunos historiadores costeros, como es el caso de Víctor Manuel
Gavilán, autor del libro Historia de la Nación Mapuche Puelmapu ka
Güllúmapu, Alejo se llamaría Alejo Puante Gutierrez, para dar con esta
condición, el autor asume que Alejo es hijo del lugarteniente de Butapichún,
Queupúante, y que sería hijo de este con una española, la que fue capturada
en una redada a Ilicura. Si bien los acontecimientos que aglutina el autor son
mencionados por Rosales y Carvallo, el primero testigo cercano de los
eventos de la época y el segundo, uno de los últimos historiadores que
accedió en detalle a muchos escritos de la época que se han extraviado, surge
el problema de que ninguno de los autores hace mención a que los
protagonistas de estos eventos sean parte del linaje de Alejo. Al respecto
23
Estudio Histórico Social de la Comuna de Quilleco
Barros Arana, el 14 de febrero de 1655, los indígenas se sublevaron
entre el rio Maule y el Biobio, yanaconas, auxiliares de servicio, y
mestizos se pusieron de acuerdo con los indios de guerra atacando
todas las estancias, matando españoles en algunos puntos,
saqueando el ganado y mujeres por doquier. Dentro de estos
acontecimientos surge la figura de uno de estos yanaconas
mestizos, que motivado por circunstancias personales se une a la
rebelión para guiarla con extraordinaria estrategia y eficacia.
Carvallo y Goyeneche describe la deserción de Alejo de la
siguiente manera:
“Servía en el ejercito en clase de soldado un mestizo
llamado Alejo, pero tan de baja estracción, que aún los
escritores de aquel tiempo ignoraron su apellido. Por su

Encina señala que fue hijo de Isabel de Vivar y Castro, quien fue hija de
Alejo Vivar del Risco, encomendero que provino de la línea de los primeros
conquistadores venidos a Chile. Barros Arana, quien se basa en los escritos
de Carvallo, el cronista Córdoba de Figueroa y los informes del fiscal
Solórzano y Velasco concluye señalando “Un soldado del ejército español,
donde se le conocía sólo con el nombre de Alejo, mestizo oscuro por su
origen, pero distinguido por su audacia y por su maestría en el manejo de las
armas. se hallaba ahora a la cabeza de las huestes araucanas. y comenzaba a
alcanzar señaladas victorias” (Barros Arana:2000;p.15).
Por su parte, el escritor Víctor Domingo Silva quien durante los años 1930
servía de cónsul en España, investigó archivos hispanos y chilenos, para
reconstruir la vida del mestizo y llevarlo a la representación épica de la
novela histórica que construye el sentido del mestizaje como propia esfera de
una raza nacional. Este primer toqui Chileno, releva los mismos
antecedentes de los historiadores, pero acá el autor señala mas detalles
respecto del linaje del héroe señalando que por parte de la madre sus orígenes
son del burgalés Vivar de las guerras con los moros y el otro extremeño
compañero de Valdivia. Este autor señala que su padre Curivilu, fue un
bárbaro de grandes condiciones guerreras, además señala que fue muerto en
una emboscada cuando Alejo tenía alrededor de cinco años, su madre se
resguardó entre los bosques y gracias a la ayuda de un franciscano, posibilitó
la posterior vuelta de esta a la ciudad de Concepción. La investigación de los
archivos franciscanos por parte del autor nos presenta una arista implícita que
hay que considerar, en tanto en Ilicura, y el borde costero, era de dominio de
las congregaciones jesuitas, y en la literatura jesuita, Alejo casi no salé
mencionado, sino por los cronistas militares; por su parte los franciscanos
dominaron la parte andina de la isla de la Laja. Este autor nunca se refiere
explícitamente al lof de origen de Curivilu, sino que nombra a este rewe en
torno a la cuenca del Laja hacia el interior de los saltos, entre la cordillera,
aunque señala que en el regreso de Alejo a la cordillera, regresa a sus lof,
pero que están a cargo de un amigo de su padre, también ülmen de gran
riqueza, que resguarda a muchos de los suyos, de nombre Huenquelao sería
cacique del ülmen de Quilleco, hasta donde llegan los representantes de
Clentaru, para ser invitados a Purén y acordar la representación del Toqui que
relevó a este gran guerrero, e impulsar una nueva afrenta en este gran
levantamiento.
Con lo señalado podemos decir de que la evidencia histórica no
señala que Alejo sea de la cordillera de Nahuelbuta, pero que si, su padre
estuvo ligado a Butapichun, un toqui que salió desde la cordillera pewenche,
y que producto de la naturaleza territorial generaba alianzas hasta la costa.
Por otra parte el mapu de Quilleco pertenecía al Ayllarewe de Quilcolco que
unía parcialidades desde el entorno del Duqueco hasta el Biobío.
24
Estudio Histórico Social de la Comuna de Quilleco
animosidad se hizo célebre, i envanecido con su ciencia
militar, se juzgó digno del carácter de oficial, i solicito se le
hiciese subteniente de caballería. El gobernador le
prometió premiar su mérito con una pensión, i
efectivamente se la concedió, i se dio por satisfecho. No
faltó quien le advirtiese que sus servicios no estaban bien
premiados con dinero, y que solicitase su recompensa con
algún honor que le sacase del estado llano, i volvió a
presentar la solicitud de que se le hiciese oficial, i le fue
negada. Su compasivo favorecedor, que le hacia estas
advertencias, le precipitó a una perdición digna de
compasión. Le puso espuela para que instase sobre la
pretensión, i le dijo que no se le concedía porque era indio.
Mucha impresión hizo en Alejo la espresión. La graduó de
improperio, i determinó pasarse a los rebeldes, a buscar
entre ellos el honor que le negaban los españoles; se
persuadía que en país de su nacimiento podía adquirir más
honor del que salía a buscar en el ajeno, donde se le miraba
con desprecio, i sin la menor consideración.” (1875:p.111)
Ingresando a tierras pewenches del costado sur de la Isla de
la Laja, donde actualmente se ubica la comuna de Quilleco, Alejo
es invitado por Clentaru y los demás a los territorios de Purén,
donde su fama en las incursiones del ejército español, hacían que
conniviera en él al toqui de la unidad. Esto vino a refrescar las
incursiones de guerrilla que habían agotado a los ejércitos
wenteches de la ciénaga, y bajo la figura del advenedizo mestizo
hacía unir los ejércitos de ultra cordillera, y potenciar los ataques
hacia Concepción. Una vez aceptado y nombrado toqui, a
mediados de 1656, Alejo forma un ejército de caballería de 300
hombres y decide atacar Concepción, mientras el gobernador se
encontraba en Santiago; en este ataque sorpresa, asesinaron a 70
soldados españoles, entre ellos al capitán Juan de Zuñiga. Esta
victoria afanó a la figura de Alejo entre los suyos, siendo el
comienzo de una serie de ataques que elevaron la imagen del toqui
a la de genio estratega, puesto en la historia al lado de Lautaro,
tanto por sus circunstancias formativas, como por su forma de
librar sus batallas.
Durante el año siguiente, el 14 de enero de 1657, Alejo
junto a 1000 hombres ataca el fuerte de Conuco, en la batalla de
Molino de Ciego, al llegar a las cercanías del fuerte se encuentran
con dos centinelas dormidos, los que antes de ser colgados, dan la
información sobre la venida del capitán Gallegos junto a doscientos
hombres. Al ser sorprendido por la división de dos escuadrones
por parte de Alejo, Gallegos y sus hombres se guarecieron en torno
a un pequeño cerro, donde los arcabuceros mantuvieron a raya a los
rebeldes, ante esto Alejo decide enviar una escuadra a flanquear la
caballería por la retaguardia, esto implicaba circundar el campo a
gran distancia del lugar de la batalla; al llegar los hombres de
Alejo, atacaron con sus picas a los caballos, precipitando a los
soldados y rompiendo la línea, esto produjo gran desorden en las
25
Estudio Histórico Social de la Comuna de Quilleco
filas, y si bien se había soportado durante gran tiempo el ataque,
posterior a este movimiento, los españoles fueron presa fácil y la
carnicería se esparció entre ellos, dejando muy pocos
sobrevivientes, y llevándose un cuantioso botín en telas y dinero,
que iba ser usado para pagársele a las tropas.
Parecía que todos los linajes del wallontu mapu estaban con
los emancipados, a las victorias de Alejo se sumaban una serie de
circunstancias catastróficas que afectaron a la capital de la
provincia española, a la epidemia de Viruela que afecto a la ciudad,
se vino los efectos del terremoto y posterior maremoto de
Concepción, el 15 de marzo de 1657. Según Carvallo, no quedó
piedra sobre piedra en la ciudad de Concepción, que a pesar de
haberse salvado de los ataques de los rebeldes, fue completamente
destruida por los efectos de la naturaleza24. Sobrellevando la
reconstrucción y estabilidad de la capital provincial, Alejo se pone
a la cabeza de sus escuadrones para atacar la ciudad, algunos
historiadores señalan que esto fue motivado por el decreciente
apoyo que el toqui estaba sintiendo en sus fuerzas; 25 en esta
oportunidad fue acompañado por cuatro escuadrones dirigidos por
sus lugartenientes Miski, Colicheu, Rewekau y Wuentekura,
representantes de las provincias pewenches y wenteches, se dirigió
por los terrenos aledaños al fuerte de Conuco, esto hizo que dieran
aviso al Gobernador, quien envió una guarnición de 250 españoles
al mando del capitán Bartolomé Pérez de Villagra, para frenar la
intentona de Alejo. Se encontraron en Perales, las escaramuzas se
dilataron por horas, y viéndose disminuido, o eso hizo parecer, el
caudillo quillecano huyó hacia el interior, dejando en el campo de
batalla gran parte de sus equipajes. Esto provocó que los hombres
de Pérez de Villagra, al verse triunfantes y con gran botín, se
dispersaron en el pillaje, Alejo que estaba circundando lo sucedido,
arremetió con gran fiereza, matando a casi todos en el campo de
batalla incluido su capitán. Posteriormente se retiró para volver
dentro de esos mismos días. El gobernador al ser avisado envió al
contratado sargento mayor Bartolomé Gómez Bravo, a cargo de
una guarnición de 280 hombres, y en el sector de Lonquén se
guarecieron en torno a una quebrada. Según los datos que
proporciona Carvallo sobre este encuentro, Wentekura, quien era
yanacona de la encomienda de Juan Montecinos, rodea el cerro por
la quebrada, se encuentra con el indio de servicio llamado
Bernabé, señalándole que los españoles corrían mucho riesgo, que
él había sido obligado a desertar, porque Alejo le había capturado a
sus mujeres y que por tenerles tanto cariño a los españoles los
advertía. Estos argumentos no hicieron eco en el sargento mayor,

24
Según el mismo autor, a partir de este terremoto y hasta el año 1751, la
comunidad religiosa penquista hizo procesión con el Cristo de la única iglesia
que quedó en pie, cada 15 de marzo.
25
No se sabe a ciencia cierta cuáles fueron las pulsaciones emocionales del
caudillo, en emprender con terquedad tal empresa, quizás hubieran razones
más de carácter militar que emocional, pero la figura de Alejo se ha erguido
a partir del sentimiento de venganza y discriminación.
26
Estudio Histórico Social de la Comuna de Quilleco
que tenía ante sí la oportunidad de demostrar para lo que había sido
contratado, y decidió realizar el enfrentamiento. Alejo arremetió 3
veces durante toda la jornada, en la que el sargento mayor,
sacerdotes médicos y una cincuentena de soldados fueron
asesinados; y donde según el historiador, el mismo Wentekura
habría persuadido la porfía de Alejo para poder retirarse.
En este punto la historia comienza a fraguar los argumentos
de la traición, no está claro como se llevó adelante, Carvallo inserta
la duda en la figura de Wentekura, Silva pone el mismo manto en
Meski, pero a decir de la condición yanacona, tanto de los
pewenches, como de los guerreros de Clentaru de por si es
sinónimo de desconfianza para ambos bandos. Alejo no calza en
este perfil, es por ello que se pretende hacer ver su figura como el
caudillo egoísta que busca venganza por haber sido maltratado más
que por corresponder a su pueblo. La visión cristiana de la historia
que realiza Carvallo está llena de juicios morales sobre la conducta
de los bárbaros, así es que la poligamia que practicaba el caudillo,
no estaba exenta de vicios, siendo este llano a embriagarse para
mantener el entusiasmo de sus hombres, fue en una de estas
borracheras en donde dos de sus mujeres, también quillecanas, le
asesinaron persuadidas por los celos, sembrados por algún
yanacona que les llevó la seguridad de ser pensionadas por el acto,
y así fue al parecer, ya que una vez asesinado Alejo, cruzaron la
frontera y se exiliaron en los territorios de la Concepción, por su
parte el mestizo fue enterrado en el eltün de su rewe, donde
también descansaba su padre.
Muerto Alejo (1660), la eficacia de las batallas disminuyó
considerablemente, fue Meski quien le sucedió en el mando, y
arengando en la memoria de su líder logró reunir a 1500 hombres
para volver a atacar la capital de la provincia. Si bien podía igualar
al caudillo en gallardía, en lo concerniente a táctica y estrategia, no
tenía los mismos conocimientos. Sabiendo los españoles que
Meski había abandonado los rewes de la Isla de la Laja en pos de
su empresa, los españoles circundaron los fuertes desde Purén hasta
Talcamavida y San Cristóbal, en las cercanías sureñas de la ciudad
de Los Ángeles hasta llegar en los costados de Caliboro, cerca de
los Saltos del Laja. Meski por su parte se encontraba cerca del
cerro Guanaco, esto en las cercanías del Cerro Colorado como es
conocido en la actualidad. Las paradojas de este levantamiento, y
el derramamiento de sangre de la guerra de Arauco en general ha
sido producto del enfrentamiento entre mapuches primero y
españoles después. Esta no fue la excepción, ya que estando
descansando Meski en el cerro y su batallón en el valle, un
yanacona los divisó dando aviso a los españoles que estaban
acampando un par de leguas más allá del otro lado del rio;
cruzando el vado de Pedregal, de improviso atacaron a los
guerreros dormidos, que confundidos, huyeron para todas partes,
mataron a más de la mitad, el resto alcanzó a escapar dejando tras
de sí, regado de sangre, en lo que actualmente conocemos como

27
Estudio Histórico Social de la Comuna de Quilleco
Mortandad. Meski al ser capturado, se le cortó una oreja y luego
fue enviado a ahorcar.
Fig. 3 El Malón –
Juan Mauricio Rugendas
© Calendario
Colección Phillips 1985

V. Los habitantes
pewenches
del sur de la comuna
Estos grupos originarios prehispánicos, aunque
domesticaron la agricultura entre los valles rivereños, su principal
actividad estaba vinculada a la ganadería originalmente al lluan o
weke, camelidos guanacos que antecedieron en su uso al caballo, y
que eran trasladados hacia los distintos puntos del püelmapu y el
güllümapu. En los valles que limitan con la actual comuna de
Santa Bárbara se concentraron diversos karukatu o aldeas de linaje
que en conjunto conformaban un lov o levo, y que para los tiempos
de la colonia se les conocía como ulmenes, según algunos registros
de la división territorial de la época. De hecho Alejo provenía de
un ülmen que era una unidad territorial semi feudal de un linaje
dominante con el que trabajaban varios linajes como conas. El
ordenamiento territorial de los antiguos pewenches, de la parte
subandina estaba dada por los karukatu o rukatu, también conocido
como lof26 vecindad de líneas patriarcales que en su conjunto
conforman el levo, y estos organizados por motivos extraordinarios
activan los Ayanrewes, compuesto por conjuntos de nueve rewes27,
que representaban los territorios mágico religiosos. Este
ordenamiento social del pueblo mapuche, corresponde a los
primeros momentos de la historia hispana.
Al igual que en otras sociedades, como los orientales, los
medievales, los hebreos, los pueblos prehispánicos, lograron
desarrollar la domesticación de la agricultura y la ganadería, y a
partir de estos momentos, experimentaron un cambio en el
lenguaje, en el estatus, y en la significación del poder y del
territorio.
No existe información alguna que dé cuenta de las
características y extensión de la población pewenche al interior de

26
En la actualidad el lov representa el conjunto de karikatu, o también
conocido como comunidad.
27
El rewe es la unidad territorial que influye una machi, esta puede ser la de
un levo o varios levos, que en situaciones especiales se agrupan en hasta
nueve rewes.
28
Estudio Histórico Social de la Comuna de Quilleco
la comuna, salvo los registros del levantamiento de 1869, y algunos
antecedentes generales de la población pewenche realizados por
cronistas, pero en consideración de estos antecedentes es posible
inferir líneas de asentamientos, vinculaciones de líneas de
parentescos con rewes del otro lado de la cordillera, forma de
asentamientos. La lógica de asentamientos de los colonos
españoles se daba muy generalmente a través del asedio y el
desplazamiento de karukatus, por lo que, a partir de la entrega de la
Estancia de las Canteras, a finales del siglo XVII, comienzan a
avanzar las haciendas en torno a los arenales de la depresión
intermedia y avanzando hacia el sector montañés ocupado por los
franciscanos desde mediados del mismo siglo; hacia el poniente la
tierra de los chacayes es invadida gradualmente, siendo estos
asimilados hasta Rio Pardo y Villa Alegre, lo mismo sucedía hacia
Cerro Colorado y posteriormente Mortandad. Por su parte, grupos
de estancieros y encomenderos avanzaron hacia el interior en
busca, principalmente de oro, esto implicó la llegada de familias
venidas de las cercanías de Concepción y otros lugares de la Alta
Frontera las que penetraron por el borde del Quilleco y fueron
ocupando grandes extensiones de un territorio, que en algún
momento quizás fue un centro de encuentro de los Aiyarrewes
cordilleranos, como lo son el área que comprende la confluencia
del Cañileo, el Cañicura hasta su origen y entre el origen del
Rucue28. Aún con estas suposiciones vinculadas a las
denominaciones que quedaron de aquellos lugares, el hecho es que,
el avance de un sector de hacendados y mercaderes logró llegar
hasta Villucura, San Lorenzo, Ramadilla, Tinajón y Peralillo,
confluentes a la Estancia Canteras. Así se hacía efectivo el control
fronterizo del boquete Antuco, y la población pewenche se vio
obligada a replegarse hasta el valle de Cañicura y Duqueco y desde
ahí transitar hacia el Queuco hasta el boquete de Alul. Al año 1770,
eran pocos los pewenches que habitaban los valles hasta el
Curiche, aun así eran quienes controlaban los accesos de los
españoles hacia Neuquén por los senderos que conectaban sus
territorios:
“… los senderos pehuenches que cruzaban el área
eran: desde Trapa a Antuco y de Trapa a Malla Malla
pasando a Quilleco, subiendo por Ceniciento para bajar a San
Lorenzo, y desde Queuco el importante boquete de Alul,
ocupado desde antiguo para pasar a Villucura, el sendero que
bordeaba el rio Queuco hasta Callaqui para salir bordeando
el Biobío hasta Santa Bárbara y el camino que comunicaba
Callaqui con Ralco y Guayaly.” (Molina; 1996:12).
La fundación de Villa Santa María de Los Ángeles y la
Villa de Santa Bárbara, a mediados de 1700 vino a mejorar las
condiciones de intercambio transandino, pero además la fiebre por
el oro, en aquellos tiempos era muy famosa la mina del cerro Payen
28
Cañicura o Kiñe küra, kiñe: uno o primero y küra: piedra, y leo, leufu: rio.
por lo que ambos esteros estarían vinculadas con espacios territoriales donde
confluyen a Rucue de Ruka: espacio familiar y üe: lugar.
29
Estudio Histórico Social de la Comuna de Quilleco
hacia el interior del paso que actualmente conocemos como
Ceniciento, para aquel tiempo Villucura era un eje de intercambio
controlado por los españoles, esto propició que los pewenches que
dominaban ese territorio vieran con suspicacia este abuso y a partir
de ello generaran una estrategia que los beneficiara
económicamente.
Fig. 4 Comerciantes
en la Cordillera de Antuco
© Biblioteca Nacional
de Chile

VI. El Cacique Leviant


El Cacique Leviant es
uno de los últimos Ñizol
Lonko de las parcialidades vinculadas al boquete de Alul, tanto por
la parte subandina de la actual comuna de Quilleco, como por la
parte Argentina. Los primeros registros que hablan de su
presencia, pertenecen al franciscano Pedro Angel de Espiñeira, a
quien se dispone este cacique junto a casi doscientos de los suyos,
para parlamentar y fortalecer la alianza con su pueblo que había
quedado consignada en el último parlamento realizado en los
Saltos del Laja en 1753, cinco años antes de este encuentro. Aquí
comenzaron a darse una serie de negociaciones, donde Leviant
buscaba poder asegurar el control de la franja de Villucura, en tanto
los españoles, extendían sus instituciones de conversión por la
franja del Biobío. El cacique mantuvo buenas relaciones con los
representantes, dado que buscaba la edificación de un poblado
propio para los pewenches en el sector de Villucura, hasta la
llegada del maestre de campo Salvador Garabito, a cargo de la
plaza de Tucapel (1765), según Carvallo, este habría entrado en
prácticas impertinentes en conjunto con el capitán de artillería
Salvador Araful, que significó el saqueo de las mercancías de los
pewenches de estas parcialidades, esto rompió la armonía en la
alianza militar con los andinos del Biobío, pero se vio reconstituida
al juzgar al maestre de campo y restituir las confianzas.
Posteriormente se convoca a parlamentar a las parcialidades
de la frontera para asegurar la paz, producto de belicosidades
manifiestas entre los pewenches de la frontera y los willi
pewenches del Llaima, durante este pacto, Kuriñanku, caudillo
Wenteche, se levanta contra el proyecto, lo que implica su
encarcelamiento y posterior negociación de libertad, mientras que
el gobierno dispone tropas para enfrentar junto a los pewenches del
Alto Biobío a los del sur, Kuriñanku en desacuerdo con estos
movimientos se levanta en armas y en una acción de apoyo militar
a los españoles, Leviant, Pequeipill y Coliguir junto a trescientos
conas atacan a las parcialidades de Kuriñanku (1767) con el fin de
devolver la mano a sus aliados, el intento causo frustración en los
30
Estudio Histórico Social de la Comuna de Quilleco
planes de paz, aunque también se señala que el ataque fue
motivado por uno de los militares de la plaza andina, en esta
expedición muere Coligüir con al menos ciento cincuenta conas.
Este ataque, probablemente inducido por los militares, implicó que
el Obispo de Concepción firmara un decreto donde expulsaba a los
pewenches de Villucura, este decreto siguió su conducto regular
hasta Santa Bárbara, pero una vez allí se les informa a los caciques
que esta no es una decisión de ellos, sino del Obispo, esta presión
implicó que se resguardaran los andinos bajo la paz en las
confrontaciones con los suyos, pero además sin declarar la guerra a
los españoles dieran paso a la procesión de saqueos contra sus
asentamientos.
El levantamiento de 1769
Durante los años siguientes al decreto del Obispo de
Concepción, se rompe la alianza entre pewenches y españoles,
estos se repliegan hasta las pampas argentinas, viniendo desde ahí a
realizar saqueos esporádicos, asimismo los militares españoles
incautaban la mercadería de quienes pasaran por Villucura. Esto
hizo que Leviant junto a los rewes que componían sus alianzas
internas, decidieran prepararse para una gran excursión.
Frente al manejo del conflicto por parte de los hispanos,
Carvallo quien fuera testigo de estos momentos, aduce una
confrontación entre militares y el clero, siendo los primeros
quienes estimulaban los ataques, para deslucir la autoridad política
que ostentaba la iglesia en Concepción. Aún con estos
movimientos políticos, el rumor del alzamiento empezaba a correr
con fuerza. Hacia finales de Noviembre de 1769, el maestre de
campo envía sus tropas a la frontera, más en esos mismos días se
produce la invasión de tierras de la Isla de la Laja, Carvallo nos
relata el hecho de la siguiente forma:
“Salieron a la isla de la Laja, al cargo del toqui
Pilmigerenunantu, que por muerte de Peguey-pil mandaba la
jente de guerra que tenía este capitán, i campó en la montaña
de las Canteras, desde donde devastó gran parte de la isla. El
otro de quinientos combatientes, por la que hace el rio
Duqueco, i se denomina Villacura, a las ordenes del toqui
Leviant, a quien se había agregado la tropa del capitán
Coligüir, i saqueó todas las avenidas de aquel rio por ámbas
riberas.” (Carvallo;1875:p. 336)
La llegada del maestre de campo a Los Ángeles el 1 de
Diciembre, acompañado de mil caballares y ochenta veteranos, no
sirvió de mucho frente a la acampada que los insurrectos habían
llevado adelante. Fue así que la autoridad militar tomó la decisión
de enviar a la estancia “una partida de doce dragones, doscientos
hombres de arma blanca de milicias de caballerías, i ciento veinte
indios bien armados i montados de la fiel parcialidad de Santa Fe,
a las órdenes del sarjento de dragones Bueno Gaete” (Ibid. 337), a
esto se le sumaron mercaderes chilenos y europeos, que viéndose
31
Estudio Histórico Social de la Comuna de Quilleco
amenazados fueron a expulsar a los invasores. Al llegar a la
Estancia las Canteras, propiedad de Ramón Zañartu, fueron
guiados por los administradores Miguel Ayarce y don Miguel
Monteros, quienes se dirigieron hasta el cerro que actualmente está
aledaño a Villa Mercedes, y es conocido como cerro el Diablo,
probablemente por las consecuencias que esta hazaña tuvo en esos
territorios.
El 3 de Diciembre, ya estando los pewenches tres días
acampando en el sector, fueron atacados al despuntar el sol. Los
pewenches de Pilmi, aunque dispersos y dormidos fueron capaces
de reagruparse, producto de los errores en la estrategia de abordaje
por parte de los hispano chilenos, estos lograron una completa
victoria, matando a treinta españoles y chilenos, cuarenta y siete
yanaconas de Santa Fé, un tercio de los dragones pereció, todos los
mercaderes que fueron a apoyar este ataque, además tomaron
veinte cabezas de ganado y caballar, perdiendo solo once conas en
la gresca. Esta victoria por parte del ejercito pewenche, fue de
mucha motivación para los del interior, al mando de Leviant, que el
dia 5 de Diciembre deciden atacar la Villa de Santa Bárbara y
tomar el fuerte por asalto. La resistencia a cargo del capitán
Patricio Güemes, permitió que el ataque no tuviera mayores
consecuencias, aunque se incendió la villa y se llevó una
considerable porción de ganado, los cronistas para superar la
vergüenza de estos ataques, plantean que el toqui, para no dar
cuenta de los caídos, que según ellos fueron muchos, recogía los
cuerpos y se los llevaba, para no dar animo a sus enemigos.
Ambas victorias, pusieron en jaque a las fuerzas militares hispanas,
que estando en el fuerte de Rere y otras tantas en Los Ángeles, no
se atrevían a emboscar a estos pewenches tan diestros en las artes
de guerra29, todo esto hizo que pasados unos diez días de la
invasión canterana, Pilmi y los suyos decidieran retirarse a ultra
cordillera. Por otra parte, Ayllapangui, caudillo wenteche, al saber
sobre las debilidades en la defensa que están teniendo los fuertes
hispanos, y motivado por los rumores de victoria de sus adversarios
andinos, decide junto a los suyos, atacar las plazas de Nacimiento y
Purén, llevándose el ganado de estas, lo que propició se enviara al
capitán Diego Freire hacia las cercanías de nacimiento y desde ahí
se hiciera un barrido por el Biobío, aunque esta decisión fue
revertida y el maestre de campo, atemorizado por los efectos de los
primeros enfrentamientos, decide armar un cuerpo de espías
conformado por prisioneros de la Villa, estos al verse en libertad se
unieron a las fuerzas enemigas, sembrando asesinatos, salteos y
terror en los villanos angelinos. Toda esta seguidilla de
insurrecciones y manifestaciones del caos entre los pobladores de
la frontera, hicieron que Leviant nuevamente volviera a atacar la
plaza de Santa Bárbara el 23 de Diciembre de ese año, llevándose
29
Al respecto, Carvallo y Goyeneche, quien narra estas circunstancias, no
logra ocultar su oprobio frente al proceder de los militares y trata sutilmente
de justificar las derrotas por un mal proceder, más que por la superioridad del
enemigo.
32
Estudio Histórico Social de la Comuna de Quilleco
ganado e incendiando lo que quedaba30. Esto provocó que el
maestre de campo junto a su consejo de guerra, decidiera enviar
desde Los Ángeles al capitán Freire, en ayuda de esta guarnición
atacada, estos junto a Laureano Bueno, se fueron bordeando rutas
extraviadas en torno al Duqueco, para ingresar por la parte
posterior de la Villa. Fue en el paraje denominado El Durazno
donde se encontraron con las tropas de Leviant, conformada por al
menos quinientos conas, siendo para sorpresa de los militares, un
tercio de ellos, mujeres. Ante esta circunstancia y viéndose Freire
sin haber llegado aún a Santa Bárbara, decide enviar a buscar
refuerzos, lo que dio pie a la huida del cacique y su gente hacia los
interiores del Duqueco, Freire envía una serie de grupos de
escuadrones a dar caza al insurrecto, siendo alcanzados los que
arreaban el ganado, esto provocó la muerte de cuarenta pewenches,
la recuperación de un porcentaje de ganado y el cautiverio de dos
mujeres; a pesar de esto Leviant junto a los suyos decidió separarse
en varias cuadrillas, unas se fueron hacia el interior de Villucura,
otras a buscar los vados de bajo Duqueco, en cambio Leviant y su
gente decide cruzar el Duqueco escabulléndose entre las montañas
que se encuentran en la actual Hoyada, desde donde se guarecería,
siendo testigo de la masacre de la décima parte de sus fuerzas.
Este pequeño atentado a las fuerzas insurrectas, fue visto
como un gran evento, Freire y los suyos fueron recibidos con
honores, disparando artillería y celebrando Te Deum por la hazaña.
Leviant, en cambio no se hizo esperar, y el 28 de Diciembre,
volvería sobre Santa Bárbara, recuperando algunos pertrechos
quitados en el último enfrentamiento, y haciendo alarde de su
superioridad, esto hasta la llegada de un batallón con pólvora
necesaria para reactivar la defensa del fuerte, lo que obligo a
Leviant a retirarse.
Durante ese mismo año llegó Ambrosio O´Higgins, su
venida estuvo motivada en lo formal por el encargo de reconstruir
algunas garitas en la ruta a Chile, estando acá se le encarga
proteger la línea fronteriza de Antuco, construyendo el fuerte de
Vallenar, al costado de la localidad de Los Canelos, cercano a
Antuco. O’Higgins llevó a cabo varias incursiones contra los
pewenches y los llaneros, corriendo serio peligro su vida, por los
constantes asedios en que se vieron envueltos los asentamientos
militares durante los primeros meses de 1770.
Después de la invernada de ese año, Leviant volvió a
aparecer ante los españoles el 25 de Febrero de 1771, a participar
del parlamento llevado a cabo en Negrete, donde junto a
Kuriñanku, enemistados años atrás, rompieron las armas españolas
y mapuches y las quemaron para luego ser enterradas como
símbolo de paz, esto llevo que al año siguiente Leviant junto a un
grupo de caciques viajara hasta la ciudad de Santiago a exponer sus
demandas al Gobernador.

30
Los efectos de esta arremetida son censurados en la crónica, para poder dar
énfasis a la intervención victoriosa de su ejército.
33
Estudio Histórico Social de la Comuna de Quilleco
En marzo de 1776 se le confiere la comandancia general de
la frontera a don Ambrosio O’Higgins, este llega a Los Ángeles en
medio de una seguidilla de enfrentamientos y ataques que, pese a
los parlamentos no han mermado, durante ese tiempo adquiere la
Estancia Las Canteras, donde más adelante se conformó una unidad
de caballería31. Estando en estas funciones genera una estrategia
para aplacar las belicosidades del pueblo pewenche, Carvallo Narra
de la siguiente manera ese hecho.
“Llamó al toqui Lebian, jefe de los pehuenches,
hombre vanidoso, soberbio i de espíritu guerrero, i se
propuso la idea de ganarle con dádivas; que dejando los
montes de los Andes bajó al momento a personársele; le
obsequio mucho i le hablo sobre una mútua e íntima
amistad, i admitida pasó a tratarle sobre las hostilidades
haciéndole conocer su disonancia con los artículos de los
parlamentos que las prohibían i en ellos mismos las habían
detestado. Cuando le pareció que el pehuenche estaba
convencido trato de hacerlo suyo, i haciendo de él ladrón
fiel le comisionó la contención de los partidarios de su
nación, aparentando estar persuadido de que las correrías se
ejecutaban sin su noticia i le honró con los cordones de
cadete en una de las compañías de infantería, asistiéndole
también con el sueldo i el mismo don Ambrosio le vistió el
uniforme, i al tiempo de su partida le mandó dar mucho
vino: máxima verdaderamente grande; veamos el resultado.
Lebian se puso en marcha para su país bastante
ébrio i una partida de ocho españolesm mandada por el
capitán de milicias don Dionisio Contreras, esperó al
cacique en las inmediaciones de aquella plaza, i a una
distancia de una legua de ella le acometieron. La bizarría
de este hombre hizo por defenderse sin más armas que un
puñal, i había logrado írseles de sus sanguinarias manos,
pero porque conoció a varios de los nueve disfrazados
españoles le persiguieron hasta darle caza i lo asesinaron
(setiembre de 1776).” (Carvallo; 1875:399)

Fig. 5 Persecución de
Pewenches por tropas
chilenas – Eduard Poepping
© Biblioteca Nacional de
Chile
VII. Fortalecimiento de los
fuertes en la línea de la
Alta frontera

31
O’Higgins y Zañartu no rompieron lazos de amistad después de la venta,
unos años más tarde, Zañartu es nombrado por O’Higgins en una comisión
que resguardaba las estrategias de venta del trigo que salía desde el puerto de
Talcahuano.
34
Estudio Histórico Social de la Comuna de Quilleco
Originalmente la línea de fuertes en la isla de la Laja
estaba orientada desde Rere y Nacimiento, pero producto de los
acontecimientos acaecidos durante 1723 hacia Nahuelbuta, es que
tras la destrucción de varios fuertes al otro lado del Biobío, se
decide trasladar el de Tucapel a cubrir resguardo al otro lado de la
isla de la Laja (1724), lo que concentró los movimientos
fronterizos del mercado indígena por el boquete de Antuco,
Villucura y Biobío. Un par de años antes, el fuerte de Cule32 (1717)
que fuera el punto de control cordillerano al sur del Biobío fue
también destruido y no fue, sino hasta 1756 que tras la fundación
de Santa Bárbara se refunda en este fuerte. Posteriormente y a
partir del gran levantamiento pewenche organizado por el cacique
Leviant, es que los españoles, aprovechando el paso de Ambrosio
O’Higgins manda a edificar el fuerte de Antuco, (1770) también
conocido como de Vallenar, en honor a su constructor. Su
construcción no estuvo exenta de problemas, pues O’Higgins y los
suyos fueron atacados por las fuerzas de Pilmi, las que lograron
resistir, elevando a tal punto su espíritu que salieron a darle caza,
poco después de eso Pilmi murió a manos de los suyos y sus
fuerzas se disgregaron. Por otra parte, las insistencias de Leviant de
atacar la plaza de Santa Bárbara llevaron a las autoridades
hispanas a proteger la línea del Villucura con la implementación de
un fortín en los parajes de San Lorenzo (1770). Este fortín sería la
primera parte de la estrategia de control del boquete de Alul, ya
que durante la dirección de don Ambrosio O’Higgins fue
trasladado hacia una edificación más compleja ubicada en los bajos
de Villucura, en el lugar en que el estero Dimilhue se encuentra
con el Duqueco, este fue conocido como Fuerte del Príncipe Carlos
(1788), y estuvo operativo durante 31 años, hasta que producto de
las negociaciones entre el pueblo pewenche y el canterano
Bernardo O’Higgins, para apoyarlo con tropas en la batalla de
Cancha Rayada, los aliados montañeses junto con exigir
territorialidad autónoma, exigen el traslado del Fuerte que
custodiara sus acciones, por este motivo es trasladado a unos
kilómetros de la Villa en el sector de Quilapalo (1819), donde solo
duraría dos años y luego estuvo abandonada por otros doce, hasta
ser repoblada por el capitán Domingo Salvo en 1833.
Los pewenches del Duqueco y su relación con los procesos
independentistas
Los efectos del levantamiento de Quilapan a mediados del
siglo XIX, implicó que dentro de otras cosas, las experiencias de la

32
Probablemente llamado Kuel, dado que confluía en agrupaciones llaneras
que ocupaban el borde del rio, y como vimos anteriormente, respondían a la
construcción de montículos de tierra de influencia pre incaica. cabe señalar
que en los trabajos previos a la construcción de la Central Angostura, en el
espacio donde esta iba a inundar se encontró un montículo de estas
características que a razón de la empresa obedecía a formaciones naturales.
esto señala el radio de influencia moluche en el sector pewenche.
35
Estudio Histórico Social de la Comuna de Quilleco
memoria ancestral correspondiente a estos territorios fueran
autocensuradas por las familias derrotadas. Para dar cuenta del
contexto en que se encontraba la franja sur de esta comuna es que
tenemos que considerar los elementos de la memoria aledaña.
Antes de narrar estos eventos es necesario triangular algunas
interpretaciones, para entender la disposición del rewe de Villucura
ante los movimientos independentistas. Recordando las peripecias
previas de Leviant y lo que significó su muerte, producto de los
rumores que acusaban a Ambrosio O’Higgins de su asesinato, su
hijo Kauyantu, reclamó ante el gobernador la responsabilidad de su
muerte; esto provocó que O’Higgins les entregara una pensión a su
madre y a él, que sellaría la promisoria alianza de Ambrosio y
después Bernardo, con los segmentos belicosos de los pewenches
montañeses.
Según Bengoa (1987), Molina (1996), los militares chilenos
amigos de O’Higgins, junto con los hacendados que componían el
regimiento de milicianos de la Laja, salieron a recorrer la cordillera
en busca de apoyo para enfrentar a los criollo españoles, esto hizo
que surgiera una alianza entre pewenches e independentistas, más
por presión que por voluntad. En kauñiku, al ver que arrastraban a
los locales a la fuerza, se armó tal trifulca que varios hombres de
ambos bandos murieron. Los militares al ver que su propósito no
se estaba logrando de buena forma, y ante la disminución de sus
fuerzas decidieron poner condiciones para negociar el apoyo en el
proceso independentista. Esto sucedía en 1818, y permitió que las
comunidades vieran la oportunidad de negociar la autonomía de su
territorio, lo que implicaba entre otras cosas la eliminación de
fortines y fuertes en la ruta del Villucura, particularmente el fuerte
del príncipe Carlos, que durante los años siguientes fue cambiado a
Quilapalo, y luego un par de años después, el ataque de diversas
montoneras, Los Pincheira, Benavides y Picó, terminaron
destruyendo estas instalaciones militares.
Estos hechos marcaron una etapa de sosiego y de buena
vecindad con los grupos indígenas de ultra Biobío y los
independentistas, pero esta realidad cordillerana, era muy distinta a
la de las demás comarcas del pueblo mapuche; antiguas disputas
entre territorios, así como el carácter fronterizo de los pueblos
indígenas hizo que muchos de los territorios del interior de la
nación mapuche solidarizaran con los españoles ante la idea
unificadora y expansionista de la floreciente república, esta parte
de la historia, los intelectuales que apoyaban los movimientos
autonómicos, la llamaron la Guerra a Muerte, dejando la huella del
prejuicio y la condena histórica a todos aquellos que no compartían
esta misma causa.
El parlamento de Tapihue
Todos estos procesos aliancistas que entorpecían el ideal
independentista, derivaron en un tratado entre el mundo mapuche y
la república, denominado tratado de Tapihue. Este parlamento fue
mandatado por el general Freire y sancionado a través del senado,
con el fin de poner término a las divisiones internas producto de los
36
Estudio Histórico Social de la Comuna de Quilleco
territorios que aún solidarizaban con la corona española. Si bien
este tratado reconoció la soberanía mapuche hacia el sur del
Biobío, establecía los boquetes de Antuco y Villucura como parte
del entramado de pasos fronterizos que los naturales de estas tierras
podían ocupar, como respuesta al cacique Mariluan, quien luchara
conjuntamente con las alianzas de hacendados de la Alta Frontera,
y fortaleciera las alianzas territoriales entre la línea del Biobío y el
Malleco.
La historia vinculada a la perspectiva liberal, incluyó la
idea de la raza chilena, y la iconografía indígena en la construcción
de sus emblemas patrios de comienzos de la república, en este
sentido, la estrella de la bandera de transición diseñada en tiempos
de O’Higgins, incorpora el asterisco dentro de ella, diseño que
resguardaría subliminalmente el Wünelfe o estrella de ocho puntas,
emblema de la resistencia araucana que forjó la defensa e
independencia de Chile.

Fig. 6 Parlamento de Tapihue – Claudio Gay


© Biblioteca Nacional de Chile

VIII. Los Pincheira y la diáspora antichilena


El fenómeno de Los Pincheira, como articulación de
resistencia de la monarquía, conformada por campesinos y grupos
de militares reducidos, es visto desde la perspectiva tradicional
histórica, como un ejemplo de bandidaje, por utilizar los
mecanismos de resistencia que se habían desarrollado tras la
agrupación de estos en montoneras33, que fue el sistema de

33
Las montoneras fueron el equivalente hispano a los malones mapuche,
agrupaciones de criollos, que acostumbraban a hacerse del ganado que
encontraban en los campos, y que en muchos casos implicaba asedio y
37
Estudio Histórico Social de la Comuna de Quilleco
guerrillas extendido, y que llevo a todo un pueblo de al menos dos
mil personas, a transitar en la trashumancia montañesa.
Si, bien Los Pincheira, provenían de Chillán, hubo un
momento en la historia que implicó su presencia en las tierras
cordilleranas de esta provincia. La historia señala que los
hermanos Pincheira (Antonio, Santos, Pablo y José Antonio) se
pusieron a las órdenes del capitán Benavides, quien usaba en
bandidaje como mecanismo de resistencia de la corona.
Durante estos años conocidos como la guerra a muerte,
varias expediciones cruzaron por estos territorios, hacia el boquete
de Antuco con el fin de dar captura a esta banda de rebeldes. Los
Pincheira, reunieron a todos los grupos que se vieron amenazados
por este nuevo orden nacional y junto con los pewenches
cordilleranos se desplazaron a las pampas, entre Varvarco, Choz
Malal, llegando hasta Mendoza su influencia transcordillerana.
Los Pincheira, Benavides y Picó fueron insignes
guerrilleros que en más de una ocasión sitiaron las ciudades
chilenas. Fue tal la inseguridad que sentía la república, para con
los insistentes pro realistas, que el general Bulnes no dudo en
invertir parte del erario nacional en el financiamiento de tres
misiones que dieran término a esta resistencia.
La división del norte cruzó por Linares, contaba con 540
hombres al mando del coronel Beauchef; la división del centro la
comandó el comandante Bulnes a cargo de 291 hombres que
cruzaron por Chillán; la división sur, quienes pasaban a descansar a
la estancia O’Higgins, luego se desplazaron hacia Pichachen al
mando del comandante Carrero a cargo de 322 hombres.
“Enero 21.: Salió hoy desde San Javier la división de
Antuco o del Sur. Había sido detenida trece días por falta de
catorce mulas. El itinerario que debe seguir el comandante
Carrero desde Antuco a Mal Barco es: El día 25 de enero
saldrá de Antuco al Castillo; el 26, del Castillo a la Escoria;
el 27, de la Escoria a la Cueva; el 28, de la Cueva a
Pichaichén; el 29, de Pichaichén a Malal Cahuelo; el 30, de
Malal Cahuelo a Daquehue; y el 31, de Daquehue a Mal
Barco. (Tupper:1827)
Esto permitió la captura de Teresa y Rosario Pincheira, en
Matancilla, a su vez el valeroso cacique Mulato de Trapa Trapa,
era perseguido por el coronel Bouchef, lo que lo llevó a pactar su
rendición más adelante.
Posterior a la muerte de Benavides, fue José Antonio
Pincheira, lugarteniente del primero, quien se hizo cargo de la
resistencia, arrastrando las alianzas establecidas con los pewenches
para defender las redes mercantiles montañesas y acompañados de
franciscanos y estancieros, que tras la amenaza del cambio se
refugiaron en la transhumancia. Estas alianzas y la nueva forma de
vida implicó que desarrollaran la economía prehispánica ganadera,

violencia, eran guiados por un caudillo que controlaba la distribución de las


ganancias y no tenían piedad al momento de usar las armas.
38
Estudio Histórico Social de la Comuna de Quilleco
el pueblo se movilizada con tolderas de cuero, acampando entre los
valles neuqueninos desde Chillán a Antuco, esto duró hasta el año
1832, cuando las fuerzas de la resistencia, ya agotadas hicieron que
el último hermano sobreviviente pactara su indulto.
Este acto produjo un efecto que la historia no releva, en
tanto sitúa a estos caudillos como protagonistas, y no al pueblo que
en parte decidió resistir en la transhumancia o allanarse a los
despojos y malones que estos guerrilleros realizaban. Aún con
todo esto, el derrotero del sistema monárquico implicó un flujo
inmigratorio nunca antes visto. La Aldea de Antuco recibió a más
de dos mil personas, que arrastradas por la incertidumbre se
volvieron a los rincones que en muchos casos los vieron salir.
Muchos de ellos siguieron conviviendo con los pewenches, otros
sirviendo de inquilinos, como fuera el caso del mismo José
Antonio, quien sirvió al mando de Joaquín Prieto en las cercanías
de San Carlos, por otra parte el baqueano capitán Domingo Salvo,
fue contratado por la milicia para resguardar el territorio pewenche;
así muchos más fueron acomodándose, entre fundos, pueblas y
aldeas, siendo probablemente muchos de ellos, los primeros
campesinos de estas montañas.

Fig. 7 Voyage dans l'Amérique Méridionale :le Brésil, le


Republique Orientale de l'Uruguay, le Republique Argentine ... /
Alcide d' Orbigny
© Biblioteca Nacional de Chile

39
Estudio Histórico Social de la Comuna de Quilleco
IX. O’Higgins en Las Canteras

Fig. 8 Bernardo O’Higgins Huaso


© Anuario Ferochi 1978 .
La voz de Las Canteras
Bernardo O’Higgins Riquelme es, sin duda alguna, una
figura ilustre de nuestra patria. Su nombre se encuentra en todos los
más notables sucesos de la Independencia Chilena.
Está inscrito en las actas del primer Congreso Nacional, en
las providencias de los primeros gobernantes, en los boletines de
seis ejércitos de la Independencia. Marchó a la cabeza de sus tropas
contra las de Antonio Pareja; después, contra las de Gabino
Gaínza; enseguida, contra las de Mariano Osorio; más tarde, contra
las de Marcó del Pont; a continuación, contra las de Ordóñez y de
Osorio. Formó una marina para destrozar a los realistas en el mar,
como los había derrotado en tierra, y contribuyó a organizar y
financiar la expedición Libertadora del Perú. La declaración de
Independencia de Chile fue autorizada con su firma, promulgada
por su orden y afianzada con su espada.
Pues bien, O’Higgins, ya con su alma iluminada por el
ideal de una patria libre, ofrece en su persona los rigores de una
época de antítesis y de choques. Él adoptó una postura de
disconformidad y de rebeldía frente al ambiente tradicional de la
sociedad colonial.
La Hacienda Las Canteras
La hacienda de San José de Las Canteras fue la herencia
dejada por Ambrosio O’Higgins a su hijo, Bernardo Riquelme.
Ubicada en Isla de La Laja, extensión rodeada por el río Laja y el
río Biobío, formaba parte de la provincia de Rere y limitaba al
Oriente por la Cordillera de Los Andes, don Ambrosio la había
comprado en el año 1785, durante su estadía en la zona, cuando
40
Estudio Histórico Social de la Comuna de Quilleco
estaba designado en el ejército de la Frontera. Parte de ella la
adquirió a su compadre Ramón Zañartu y otros terrenos los compró
a los pewenches de la zona, con quienes había logrado un buen
entendimiento, luego del parlamento de Negrete.
El nombre de la hacienda Las Canteras procede de uno de
sus primeros dueños don José de la Cantera, español avecindado en
Concepción, era casado con doña Andrea González y Cea, quién
heredó esas propiedades de su madre, doña María de Cea y Ortiz y
Ortiz de Atenas, nieta del conquistador don Francisco de Cea,
primer comisionado de ellas.
Al fallecer en 1608 el capitán de la Cantera, su hija doña
Ana de la Cantera, concedió esta hacienda a don José Antonio de
Arechavala y Olavarría, las que pasaron a su hija doña Gertrudis
de Arechavala. Esta rica heredera de la ciudad de Penco, se casó
con don Ramón Zañartu venido de Santiago. Don Ramón, por la
fortuna de su mujer y sus vínculos aristocráticos formó una de las
familias más distinguidas de Concepción. El Intendente Ambrosio
O’Higgins fue su amigo y padrino de uno de sus hijos.
Ávido de invertir su fortuna, el futuro Virrey, solicitó a
doña Gertrudis que le vendiera estas tierras que no le reportaban
ninguna utilidad. Para efectuar la operación pidió, su dueña,
autorización oficial el 6 de junio de 1785, para trasladar el censo
que las gravaba a favor de doña Ana de las Canteras. Fue pues en
este año de 1785 en que la estancia de Las Canteras pasó al
patrimonio de don Ambrosio O’Higgins.
Como Intendente de Concepción era experto en la región,
se preocupó de repartir las tierras y de establecer familias en esa
misma zona. Usando como estrategia que cada año se retiraran del
ejército un grupo de soldados con el tiempo cumplido, para que se
casaran y se establecieran en la Isla de la Laja. Se les entregaban, a
cada uno, veinticinco cuadras de tierra.
O’Higgins agricultor
El 6 de Septiembre de 1802, luego de cinco largos meses de
navegación desde Europa, Bernardo O’Higgins a la edad de 24
años, ya convertido en un hombre con ideales y elevada educación,
regresa a su patria, desembarca en Valparaíso de la fragata inglesa
“Aurora”. Desde donde decide regresar luego de conocer la noticia
de la muerte de su lejano padre, y asumir la herencia que el Virrey
le había dejado en testamento escrito por mano propia, “Mando que
a don Bernardo Riquelme, luego que llegue de Europa, se le
entregue la estancia de Las Canteras, existente en la provincia de
Concepción de Chile, con 3.000 cabezas de ganado, de todas las
edades, para que la haga y tenga, en virtud de esta disposición,
como suya propia, encargándole procure conservarla y perpetuarla
en su familia”34. Dos años después, el 29 de Enero de 1804, toma
posesión de su hacienda San José de Las Canteras.
34
El texto de Jorge Ibañez expone brevemente su estadía en las Canteras, de
este relato se obtienen estos datos.
41
Estudio Histórico Social de la Comuna de Quilleco
La hacienda se encontraba en muy buenas condiciones al
momento de establecerse don Bernardo. Era administrada por don
Pedro Nolasco del Río, antiguo oficial del ejército de la Frontera de
Chile, cargo que le permitió contraer una amistad cercana con don
Ambrosio O’Higgins. En 1787, con 34 años de servicio en el
ejército español, don Ambrosio lo nombra administrador de la
hacienda.
Al tomar posesión de su hacienda se puede ver de
inmediato la calidad de administrador de don Bernardo, quien
además de tener la claridad en los derechos que le cabían como
beneficiario principal de la herencia, sumado al tesón por no
dejarse engañar o sorprender por los albaceas que supervisaban la
posesión de la herencia.
Así, ordena en el verano de 1804 un rodeo para recuperar y
bajar a plano a todo el ganado existente en la hacienda. Veintidos
días dura este trabajo campesino, se recuperaron cerca de 600 reses
alzadas. Después de esto deja constancia del siguiente inventario,
referido al ganado, levantado de su puño y letra, y que se trascribe
tal cual lo redactó35:
“Demostración del ganado vacuno de todas las
edades que yo, Bernardo O’Higgins, he recibido arreglado a
las diligencias que judicialmente practicaron los peritos
nombrados en la hacienda denominada de Ballenar o las
Canteras.
Primeramente tres mil doscientas ochenta y tres
cabezas de matanzas incluso los treinta bueyes pertenecientes
a dicha hacienda, como también las quinientas catorce que
tomé con anticipación (según constará de mis recibos) y las
80 que se computaron alzadas en lo fragoso de las montañas.
3.283
Ítem cuatrocientas cincuenta de dos años inclusas en
ellas treinta que también se calcularon alzadas.
450
Ítem quinientas setenta y seis cabezas de año inclusas
igualmente cuarenta que se regularon por alzadas, y más
cincuenta y nueve pertenecientes al diezmo y primicia.
576
Total 4.309
Deben deducirse de este total las cabezas siguientes:
Primeramente el legado de tras mil cabezas hecho a
mi favor por mi finado padre el Excmo. Señor Marqués de
Osorio según consta de su testamento 3.000
Ítem ochenta cabezas de matanzas computaron por
los peritos alzadas las que no doy por recibidas por esta
razón, y por exponer los mismos peritos ser casi imposible la
reducción del uso de ellas, o a lo menos tan costoso que su
producto no compense los gastos. 80

35
Raúl Dinator en su ensayo sobre el O’Higgins Huaso entrega esta
información en detalle.
42
Estudio Histórico Social de la Comuna de Quilleco
Ítem treinta que se calcularon por alzadas entre las de
edad de dos años que tampoco admito por las razones
predichas. 30
Ítem cuarenta cabezas que del mismo modo se
computaron obradas entre las de a año. 40
Ítem cincuenta y nueve por el diezmo y primicia de
estas. 59
Total 3.209
De manera que según resulta de esta cuenta, queda de
remanente mil y cien cabezas de ganado en la forma
siguiente:
Doscientas tres de las de matanzas .. 203
Cuatrocientas veinte de las de a dos años 420
Cuatrocientas setenta y siete de las de a año 477
Total 1.100
Nota 1. ª Que el ganado de año, mediante ha
haber nacido después del tiempo que yo pedí la posesión y se
me mandó dar por los señores albaceas, me pertenece por
todo derecho, pues desde aquel tiempo deben considerarse
más las tres mil reses con todos sus productos, sin que la
demora del señor apoderado me perjudique, habiendo
acaecido por sus ocupaciones y fines particulares.
Nota 2. ª Que solo deben computarse a favor
de la testamentaria el remanente de las doscientas tres reses
de matanza, y el de las cuatrocientas veinte de dos años, que
componen seiscientas veinte y tres; pero no las cuatrocientas
setenta y siete cabezas de año porque se contempla producto
de las que me pertenecen en el legado mediante a no haber
nacido, ni tenerse por nacidas, en el tiempo en que se me
mandó dar la posesión por los señores albaceas.
Nota 3. ª Que el ganado de dos años que en la
nota segunda agrego al remanente, debía precisamente
pertenecerme, pues nacieron después de la muerte de mi
señor padre, y del mismo modo son producto de mi herencia,
bien claro cita el derecho: que el producto del ganado
pertenece al legatario desde el instante mismo en que fallece
el testador, pero a fin de conservar buena armonía lo
sobrecedo, aunque si en algún tiempo se tratase a rigor no lo
haré.
Nota 4.ª Que los pitoncitos o ganado al pie no se
citan por las razones mencionadas y hallarse naciendo al
tiempo de la entrega, como también el ser costumbre el darse
por muerto cuando se vende ganado con cría al pie”(Dinator;
p. 13-15)
Bernardo O’Higgins, como buen organizador, muy pronto,
realiza un recorrido por su extensa hacienda de Las Canteras, ubicó
sus deslindes: al norte limitaba con el río Laja, al sur con el río

43
Estudio Histórico Social de la Comuna de Quilleco
Coreo, al oriente con la cordillera de Los Andes y al poniente con
otras propiedades.
Las 16.699 cuadras de la hacienda se clasificaban así: 7.518
cuadras de tierra de buena calidad, 1.014 cuadras de tierra de
regular calidad, 2.349 cuadras de zarzales y médano, 5.818 cuadras
de pedregal.
La hacienda Las Canteras, tenía una ubicación propicia
para la comercialización, por estar próxima a ciudades importantes
como Chillán y Concepción, asimismo con Talcahuano como
puerto de embarque.
Además, estaba aledaña a la frontera araucana donde existía
un importante tráfico comercial, se había ido generando una
verdadera red de intereses que llevó a mapuches y españoles a
establecer un permanente intercambio de bienes producidos en
ambas partes de la frontera.
Las poblaciones agrarias respetan en Don Bernardo al rico
propietario, amo de un gran número de inquilinos y dueño de Las
Canteras, una persona comprometida con la tierra, un buen
administrador con ideas nuevas y futuristas. Cambió su vida
académica de estudiante, por la de hacendado, agricultor y
ganadero.
Una vez instalado en su propiedad llevó a vivir con él a su
madre María Isabel Riquelme y Meza, a su hermanastra Rosa
Rodríguez y Riquelme y a su tío don Manuel Riquelme de la
Barrera y Vargas, ellos lo acompañaron y lo ayudaron en la compra
de los utensilios y muebles.
Su propósito progresista lo llevó a introducir en su hacienda
grandes innovaciones. En dos años con la ayuda de su Tío Manuel,
completó una plantación de 85.000 vides y frutales, y la
acondicionó con fosos y cercas a la usanza europea.
Para el mejor aprovechamiento de los abundantes pastos la
dividió en potreros, entre los que se destacan el de Engorda, el de
las Ánimas, el de Maral, el de Arriagada, el de la Estancia, el del
Quillay, el de Elgueta, el de Escobar y el de Huenchué.
Innovó en la forma de sembrar, al introducir el arado de
fierro, desplazando el tradicional arado de madera, como lo había
conocido en la reciente revolución agrícola inglesa.
Construyó bodegas, adquirió dos grandes pailas de cobre,
seis fondos de fierro colado y vasijas suficientes para más de tres
mil arrobas. Con satisfacción, pudo constatar que en 1810
producía, anualmente, 1.400 arrobas de vino y algo más de 200
litros de aguardiente. Además producía papas y trigo, y gran
cantidad de alfalfa para alimentar el ganado que se había
multiplicado.
En Mayo de 1812, en una de las visitas en medio de la
lucha por la independencia que hacía a Las Canteras, escribía a su
madre doña Isabel “Aquí me estoy regalando con el mosto que está
muy particular. Solamente habiéndolo visto pudiera haber creído
fuese de Cantera” Igualmente comentaba: “Mis posesiones

44
Estudio Histórico Social de la Comuna de Quilleco
producen gran cantidad de excelentes papas y trigo, y tienen pastos
capaces de alimentar ganado sin necesidad de comida artificial.”36
Edificó, con la ayuda de maestros ingleses e irlandeses, una
magnífica casa señorial que le costó alrededor de los ocho mil
pesos, de madera, de 70 mts. de largo, 15 dormitorios, con
sobresalientes corredores ubicados hacia al oriente y poniente.
Junto a ella construyó el molino, plantó un castaño, también
levantó una capilla, en donde se celebraban misas todos los
domingos, a cargo del sacerdote franciscano fray Gil Calvo, quien
fuera su formador en la infancia durante los 3 años que estuvo en el
Colegio de Naturales de Chillán.
Don Bernardo, mejoró muy pronto la calidad de vida de sus
inquilinos, reparando sus pueblas, les entregó porciones de terreno
y bueyes para que los trabajaran a su favor. Este tipo de trato
aseguraba una ganancia para sus trabajadores, entregándoles una
responsabilidad de administración propia del terreno asignado a
mediería, demostrando con ello la preocupación social que siempre
mantuvo.
O´Higgins integró a las labores agrarias que le apasionaban,
la difusión de las ideas emancipadoras que su consejero Francisco
de Miranda le había inculcado. Se vinculó con oficiales que
custodiaban la frontera austral del reino aprendiendo de ellos
nociones de guerra.
Muy pronto, su elevada educación, el ser hijo de un virrey,
su carácter franco y desinteresado, su capacidad de trabajo,
seriedad y respeto con sus inquilinos y el evidente amor a su patria
lo hicieron respetado y querido en la zona.
Viajaba a las ciudades de Concepción y Chillán
difundiendo sus ideas revolucionaras, en estas visitas entabló
amistad con don Juan Martínez de Rozas, hábil abogado de gran
influencia en la región y que había trabajado bajo las órdenes de su
padre. Asimismo en Concepción asistía a las tertulias políticas que
se efectuaban en la casa del abogado don José Antonio Prieto
donde discutían del pensamiento independentistas que circulaban
en Europa y especialmente del proyecto elaborado por Miranda.
En Chillán visitaba a fray Rosauro Acuña también con
pensamiento emancipador y en la estancia vecina a la suya a don
Pedro Ramón Arriagada entre otros, a los que convirtió en
incondicionales seguidores de sus ideas emancipadoras que
consistían principalmente en establecer la libertad de comercio y la
creación de un Congreso, manifestaba la necesidad de formar una
elite política criolla que estuviera en condiciones de reemplazar a
las autoridades de la corona española en América.
La señal decisiva ha llegado
Pero la hora de los grandes destinos ha sonado. Aun no hay
sangre derramada; mas, todo hace presagiar la grandiosa lucha que
traerá por resultado nuestra liberación.
36
Reproducción del archivo en sitio Memoria Chilena.
45
Estudio Histórico Social de la Comuna de Quilleco
Las grandes condiciones de la tierra de Las Canteras,
sumado al talento administrativo y a la capacidad personal que
tenía don Bernardo, en lo que se refiere a superarse siempre,
permitieron que su incursión como agricultor se coronara con éxito.
Claro está que las condiciones de enseñanza europea, más un
espíritu progresista le ayudaron a mantener día a día el trabajo de la
hacienda.
Acá, en su retiro de Las Canteras, O’Higgins escucha una
voz. Es la voz de Francisco de Miranda, su maestro político o,
acaso, la de su propia conciencia. Nunca se sabrá. Pero es una voz
que llama a decidirse.
El futuro héroe no vacila: a la vida llena de halagos que le
ofrece su fértil hacienda, la que había transformado en una de las
más productivas del país, y de América, donde nada faltaba para
dar al hombre más exigente un grato bien pasar, él prefiere una
existencia cargada de mortales riesgos.
No dudó en poner a disposición de la causa patriótica todos
sus bienes, sin dudarlo en ningún momento, perdiendo todo lo que
tenía, propiedades, ganado, joyas familiares, los cuales no solo
debieron pagar los costos de las campañas para liberar a Chile, sino
también para colaborar con la libertad de Perú.
Con fecha 5 de enero de 1811 desde Las Canteras le escribe
a Juan Mackenna, donde le fundamenta su decisión: “tengo mucho
que perder y nada de ganar” […] sin embargo, mi querido amigo,
he pasado ya el Rubicón, es ahora demasiado tarde para retroceder,
aún si lo deseara, aunque jamás he vacilado. Me he alistado bajo
las banderas de mi patria después de la más madura reflexión, y
puedo asegurar a usted que jamás me arrepentiré, cualesquiera que
sean las consecuencias”(Dinator;p.25)
Lo que vendrá más tarde no le preocupa. No importan el
dramático episodio de Rancagua, los dos años de miseria en
Mendoza, la herida de Cancha Rayada, su estoico abandono del
poder en 1823, los 19 años de doloroso destierro, los vanos
proyectos de regreso a la tierra de sus glorias y de sus afectos.
Nada de eso importa, ya que todos los grandes sacrificios
que hizo Bernardo O’Higgins en su vida fueron porque su corazón
encerraba un sentimiento de infinito amor a la patria.

La hacienda Las Canteras después del exilio de O’Higgins


Las primeras décadas de la república fueron muy agitadas,
los distintos territorios dominantes fueron construyendo el sentido
patrio de un nacionalismo que comenzaba a configurarse bajo la
idea de civilización y progreso. Las resistencias de los leales a la
monarquía no fue algo fácil de repeler. Como vimos con los
Pincheira, quienes por más de una década, controlaron las redes
económicas de la ganadería trasandina. Por otra parte el pueblo
mapuche tuvo su frontera demarcada en el Wallmapu, entre
Argentina y Chile.

46
Estudio Histórico Social de la Comuna de Quilleco
La vuelta del pueblo transhumante no estuvo exenta de
intranquilidades. Desde Concepción, un grupo de Militares entró a
solidarizar con miembros de la confederación Perú Boliviana, y de
esta forma recuperar la idea de federalismo, que representaban las
provincias del sur, y que se graficó en constantes alzamientos que
grupos de militares realizaron entre la década del 30 y el 50, entre
Los Ángeles, Chillán y Concepción. Una de estas acciones toca a
los naturales de la zona con especial connotación, vinculada a una
serie de acciones nefastas que los llevó al fracaso, como lo fue la
muerte del ministro Portales.
El destino cruel hizo que al dignatario y polémico líder
político centralista, fuera asesinado en un arranque de arrogancia
de un soldado sanguinario llamado Santiago Florín, participante de
la "Conspiración del ejército del sur" (1937) junto al Coronel José
Antonio Vidaurre. Este último había participado, junto a Manuel
Bulnes de una de las tantas persecuciones que determinó el fin al
alzamiento de los Pincheira, connotado militar penquista era primo
de la señora de O’Higgins, doña Rosario Puga Vidaurre y coronel a
cargo del alzamiento en Quillota que terminó con el asesinato en
extrañas circunstancias del monopolista Portales. Vidaurre
encontrándose en Quillota tomó preso a Portales, después de
producida su muerte, Vidaurre, Fortin y otros fueron ajusticiados.
La cabeza del coronel fue decapitada y sus bienes embargados.
Aunque el coronel tenía tierras en las cercanías de San Carlos
Purén, las que habían sido compradas al sr. Mieres37, parte
importante de su ganado estaba pastando en la hacienda Las
Canteras. Hasta ahí llego la mano de la justicia a buscar los
animales requisados como castigo, y entremedio de la novedad,
informar a los coterraneos de las motivaciones de ese acto que ya
muchos silenciosamente comentaban como el nefasto destino de
uno de sus ilustres. Estos sucesos, muy probablemente hicieron
que los habitantes de la hacienda, una vez más decidieran dejarla al
cuidado de terceros.
En 1842 La hacienda Las Canteras de O’Higgins fue puesta
en venta: “Sabemos por dilijencia de remate y el auto de 30 de
Noviembre último que 16.699 cuadras fueron compradas por D.
Pedro Cayetano Masenlli en 14.596 pesos y medio reales” Esta
situación generó gran polémica en la época e ilustró una práctica de
usurpación de tierras que estaba llevando un grupo de notarios en
complicidad de algunos terratenientes durante varias

37
La familia Mieres fueron poseedores de grandes extensiones de tierra en la
frontera, desde Los Ángeles, hasta el Bureo. En Quilleco eran poseedores de
las extensas tierras de Ñipan, que posteriormente fueron vendidas a Juan José
Palacios, quien era dueño de Coihueco y otros paños de tierra al poniente del
Coreo donde actualmente se ubican los llanos de Coihueco; la familia Mieres
una vez vendida la hacienda, adquiere la parte de la testamentaria de Ramón
Sánchez y parte de los sectores pedregosos de la hacienda Ñipan, en los
terrenos conocidos actualmente como Alto Quilleco, y que corresponden a
San Lorencito, Gacitúa, Riffo y Villa Santa Clara entre otros.
47
Estudio Histórico Social de la Comuna de Quilleco
generaciones38, y que en esa época afectó a la hacienda del
libertador, año en que este fallecía en el Perú.
La lectura de los expedientes de la causa, muestra como
toda una clase política y económica de la región urdía los
argumentos necesarios para rebajar los costos de la hacienda,
teniendo para sí la oportunidad producto de las distanciadas
relaciones en que se encontraban sus dueños con los vecinos del
sector. En aquel tiempo la hacienda se encontraba arrendada a don
Claudio Ruiz, que desde 1837 estaba haciendo uso de ella. El
defensor de los intereses del ex Director Supremo, señala que los
testimonios de varios testigos fueron orientados por intereses
diversos y apuntaban a tergiversar la causa, entre estos señala a don
Joaquín Fuentealba, quien actuó como juez y testigo de la misma;
don Juan Antonio Garretón quien suplió en varias declaraciones a
Fuentealba. Don Gregorio, Antonio y Cipriano Fuentealba dieron
declaraciones a su hermano Joaquín; pero a estos renombrados
testigos se sumaron las acciones de testigos colindantes a la
hacienda, en particular de las subdelegaciones39 de Canteras y
Quilleco. Don Francisco Almendras, subdelegado de Canteras,
obró como juez en la toma de declaraciones de los testigos locales
junto a Bustos como escribano, donde el hijo del comprador obró
de oidor y en algunos casos quien dictó las mismas, por lo que se

38
Según Correa & Molina (1996) Esta práctica se evidenció una vez definida
la provincia de Arauco en 1852, esto provocó que prácticas de acaparamiento
de tierras que se venían dando desde hace algunas décadas, se acentuara en
torno a los márgenes de la provincia, es así que “en noviembre de 1861
connotados vecinos de la zona acuerdan un voto de gracia al Supremo
Gobierno por haber iniciado el proyecto de adelantar la frontera y proteger en
consecuencia las propiedades españolas al sur y norte del Bio Bío. Y al
renglón seguido, preguntaban con envidiable intención: ¿Qué se hará,
Excmo. Señor, de tantas propiedades abandonadas y sin cultivo que se hayan
del otro lado del Biobío?. Firmaban la declaración una veintena de
respetuosos y obedientes servidores, entre los cuales figuraban nada menos
que los terratenientes Domingo de la Maza (dueño de Tinajón), Rafael
Anguita (alcalde de Los Ángeles en 1860 y familiar de uno de los ministros
de fe municipal de testigos en la causa del remate de la hacienda en 1842),
Martin Bunster (Quien se hizo de los terrenos de Ralco) y el presbítero
Marcos Rebolledo… (p. 24-25). Dentro de estos terratenientes aparecería un
conocido nuestro, don Mariano Palacios, quien junto a su hermano Juan José
controlaron gran parte del sector de Ramadilla, Queuco, Coihueco y Ñipan.
Estas prácticas notariales se habían transformado en una costumbre arraigada
por la clase política local, y a la llegada del intendente de Arauco Bascuñán
Guerrero, fueron estos los que rodearon con asesorías la figura del recordado
político, lo que hizo institucionalizar estas prácticas por varias décadas más.
39
Las subdelegaciones correspondían a unidades territoriales integradas por
distritos, y agrupadas en departamentos, que durante el siglo XIX se fueron
definiendo en varias ocasiones. Estas subdelegaciones eran custodiadas por
subdelegados, los que mantenían estrecha comunicación con los
gobernadores con el fin de controlar los territorios, aplicar multas y mantener
el orden. Generalmente los subdelegados era también los administradores de
los fundos más prominentes del sector que supieran leer y escribir, y tuvieran
una conducta, en el caso de Quilleco la subdelegación estaba a cargo de
labradores que vivían en torno a la cárcel de este sector.
48
Estudio Histórico Social de la Comuna de Quilleco
pone en duda el procedimiento en cuestión. Los testigos de Quieco,
como los llama el autor, fueron don Fernando Solano, peón que
trabajaba para el comprador en sus viajes a Quieco, Seleno
Castillo, que había sido expulsado de Las Canteras por actos
delictivos que habían hecho acreedor de latigazos; don Mariano
Palacios, que si bien es reconocido terrateniente, se le reconoce el
pago de dadivas al testigo Antonio Sáez, y supuestamente parte
integrante de esta cofradía de hacendados, además de ellos está un
tal Juan Seguel y Francisco Pino, testigos de vista, José Marino
Pino y el mentado Norberto Bascur . Con todos estos elementos,
la hacienda Canteras pasa a dominios de nuevos dueños, los que
después lo vendieron a don Manuel Bulnes. Una parte de la
hacienda sería excluida de la venta, siendo los lotes traspasados a
los trabajadores de la hacienda, estos aún persisten en la franja
norte de la sección Graneros de la hacienda Las Canteras, donde se
pueden encontrar añosas casas en torno al camino que llega por
esta zona hacia Mortandad. Por su parte, el valor de las tierras
seria devaluado a menos de la mitad del costo real, de esta forma
comenzó un nuevo momento de dueños de la hacienda.

X. Quiyeco, del caserío al villorrio


Como viéramos en el capítulo anterior, la clase política de la
época, contando con la complicidad de algunos notarios, adulteraba
informes con tal de lograr aumentar la propiedad de las tierras
donde habitaban los asentamientos indígenas de la época. En el
caso de Quilleco, esto no era muy distinto y los colonos y
comerciantes hacían lo posible por lograr aumentar sus bienes, con
los poblados que habitaban al norte del Biobío.
Posterior a la revolución de 1851, el presidente Montt viajó
a la ciudad de los Ángeles, acompañado de todos sus ministros y
subsecretarios, que en palabras de Smith, quien fue testigo de este
hecho histórico, “llovían los decretos; los hospitales, los templos,
los puentes, y las escuelas se edificaban por todas partes –al menos
en el papel-“ (1914;p.236), este mismo autor nos ofrece la
descripción del escuadrón de caballería que estaba compuesto por
pequeños propietarios de la Isla de la Laja, y que a decir de los
antecedentes, sería el perteneciente a los vecinos de las hacienda
Las Canteras, herencia de los milicianos armados por O’Higgins.
El autor, al describir la llegada del presidente Montt hace mención
de este acontecimiento:
“Al día siguiente, muy de mañana, un edecán pasó a
galope por las calles, anunciando que podría llegar el
Presidente en cualquier momento. Se tocaron los tambores,
resonaron las cornetas, salió la guarnición –caballería e
infantes- y se formó en línea a lo largo de la calle principal.
49
Estudio Histórico Social de la Comuna de Quilleco
Los escuadrones de milicia del distrito vecino
desfilaron en seguida. Montados en jamelgos de triste
aspecto, armados de largas lanzas de coligüe con puntas de
fierro, sus ponchos de bayeta roja desteñidos y cubiertos de
tierra, presentaron una traza poco militar; pero estos mismos
hombres, cuando ingresan en las tropas regulares, forman los
mejores soldados de la República. Debido al efecto natural
del clima, son más robustos que los de otras comarcas y
como la tierra en aquellas provincias aún no se ha
monopolizado, resulta que la mayor parte de ellos son
pequeños propietarios y tienen una independencia,
desconocida entre los peones de más al norte y cuyo efecto
moral es de mayor importancia en un ejército que su
composición física.” (p. 236-237)
En esa oportunidad comenzaba a fraguarse la fundación de
Mulchén y el avance al control de los territorios de la frontera, este
mismo temor se graficaba con las agrupaciones del interior, que
comandadas por el cacique Purrán, cada tanto se hacía notar40.
Este marco de relaciones, fue el que produjo las ocupaciones
tempranas de Tinajón, Ramadilla y Cañicura, y más tardíamente a
el Hoyo, Centinela y Curiche, que junto con la asimilación de
vándalos prófugos que se guarecían en las comunidades, los
sistemas de arrendamiento o de compras fraudulentas hicieron que
cada vez los anteriores habitantes de la rivera del Quilleco se
fueran replegando hacia los interiores.
Es difícil encontrar la fecha exacta en que se comenzó a
poblar los alrededores de lo que actualmente es el pueblo de
Quilleco. Reuniendo algunos antecedentes podemos inferir en que
el asentamiento se produjo en torno a los límites de extensas
haciendas ocupadas desde la colonia, como el caso de Canteras,
Ñipan y Coihueco, a mediados de la década de 183041, y que se
encontraba en torno al denominado camino real que en este punto
conectaba las rutas hacia los interiores de Villucura y Santa
Bárbara, Cañicura, Tinajón y Antuco. Existían dos rutas que
conectaban desde Los Ángeles hacia el interior de la Isla de la Laja,
una se dibujaba por el costado sur del rio Laja llegando al sector de
Mortandad, que al igual que Villa Mercedes surgió en torno al
trabajo de la hacienda Las Canteras, desde ahí se entraba a la

40
En carta escrita el año 1856 dirigida a Calisto Padilla e intermediada por el
posible capitán de amigos Diego Contreras, el cacique Purrán, advertía de la
muerte de un mocetón por un comerciante, poniendo a disposición el
apresado para que sea juzgado por los chilenos. Este hecho provocó grandes
dudas en el cacique, quien más adelante seria aliado de Quilapán, señalando
“tambien quedo con muchos pensamientos del modo que podamos bibir no
querimo bibir como los muluche” esto sucedió 5 años antes de la entrega de
terrenos para la fundación de la ciudad de Mulchén y que marcó el inicio de
ocupación del Estado Chileno al interior de la frontera.
41
En carta fechada en 1874 respecto de problemas con el cementerio de
Antuco, se menciona la existencia del pueblo hacia más de 40 años, pudimos
acceder además, a una carta de la subdelegación fechada en 1838 por el
entonces subdelagdo José Maria Monsalbe.
50
Estudio Histórico Social de la Comuna de Quilleco
hacienda, desde donde salían las rutas internas que conectaban al
villorrio de Antuco, a través de los vados del Rucue42. Esta ruta
conectaba los circuitos oficiales desde la cordillera hasta Los
Ángeles, Chillán y Concepción. Por su parte la ruta alternativa es
la que se generaba por el costado sur de la villa de Los Ángeles,
pasando por Human (descanso en mapuzungun) y luego
adentrándose por Chacayal hasta llegar al villorrio de Quilleco
cruzando por el vado del Coreo, y desde ahí se podía tomar el
camino que llevaba a Tinajón, Cañicura, por el costado norte del
estero Quilleco; o también vadeando el rio se podía avanzar entre
las pueblas de inquilinos de Coihueco, o por el costado sur del
mismo camino, introduciéndose en las parcialidades pewenches
hacia el sector de El Hoyo y desde ahí vadear las juntas del
Cañicura y Duqueco o seguir a San Lorenzo y Argentina; estas
rutas transversales contenían circuitos hacia el sur que pasaba por
las pueblas de labradores de Quilaco y Rucarel hasta llegar a los
vados del Duqueco que llevaban a Santa Bárbara, y que en trayecto
se unían a las derivadas de Rio Pardo que provenían de Chacayal al
sur y de El Peral.
Otro antecedente que ilustra el nacimiento de este poblado
dice relación con la memoria, que plantea que esto sucedió con la
entrega de terrenos de los encomenderos Vásquez Palacios; pero a
decir verdad, no existen antecedentes que determinen a estas
familias como poseedoras de estas tierras en la Colonia, y más aún
los Vásquez adquirieron las tierras de la testamentaria Palacios a
comienzos de 1900, en cambio, Palacios43 se hace de los terrenos
de Ñipan en 186644. En la descripción de la compra se pueden ver
42
El nuevo trazado de la ruta que actualmente conocemos como Q-45 y que
conecta desde Villa Mercedes a Antuco, recién fue diseñado en 1861, según
consta por los oficios despachados por el ingeniero Luis Retz, a cargo del
proyecto.
43
Los Palacios, provenientes de la zona de Parral, y por antecedentes de la
memoria de Florida, llega a Quilleco a comienzos del siglo XIX, La Familia
Palacios se presenta en cuatro hitos particulares de posesiones de tierra, la
primera tiene que ver con la venta de la hacienda las Canteras (1842) donde
aparece don Mariano Palacios involucrado en problemas de Tierra, al parecer
se trataría de Mariano Palacios Puga, quien estaba casado con doña Juana
Darosh Solar, según causa 1195 del 18 de Junio de 1858, donde aparece
señalada como viuda de Mariano Palacios, pero que oficialmente aparece
registrada como señora del hermano de Mariano, don Juan José Palacios. Es
este último el que aparece adquiriendo los predios de Ñipan (1866) o bien su
hijo llamado del mismo nombre. El segundo Mariano Palacios corresponde a
quien adquiere de forma fraudulenta los terrenos de Trapa Trapa (1882), y
quien sería el mismo Mariano Palacios Darosh fundador del diario El Sur
(1882), hijo de primeras nupcias de doña Juana Darosh; su hermano Juan
José Palacios Darosh, al parecer hijo en segunda nupcias de doña Juana, se
casó con Carmen Tirapegui Godoy, padres de Evangelina Palacios Tirapegui,
quien se casa con Erasmo Vásquez Larenas y hereda el fundo Coihueco, y su
descendencia controló las subdivisiones de Ramadilla, que en alguno
momento fueron del fundo Ñipan. Esta serie de relaciones nos muestran que
los Vásquez Palacios fueron mucho más recientes de lo que se les cree.
44
Según consta en la publicación del Meteoro de 22 de diciembre de 1866, en
las páginas de avisos, aparece el siguiente apartado: “Por escritura
51
Estudio Histórico Social de la Comuna de Quilleco
los deslindes, que en muchos casos corresponden a terrenos de
labranza que no son denominados haciendas ni fundos, estos
terrenos o minifundos, correspondían a la clase labradora,
agrupaciones de nuevas familias que llegadas de otras fronteras,
como lo fue el caso del francés Antonio Descart (dueño de parte de
los llanos de Coihueco), comerciante molinero que facilitaba el
ingreso de colonos franceses y conocido de Orielle Antoine de
Tounens, rey de la Araucanía; o salidas desde las haciendas
(familias de capataces, administradores), poseían terrenos de
mediana extensión en torno a la ubicación de las haciendas. Estos
pobladores de costumbres burguesas, fueron el componente inicial
del caserío que comenzó a dibujarse en tono a las rutas del estero, y
que para mediados de la década del cincuenta ya contaba con una
capilla a cargo de la iglesia de Antuco45.
La necesidad de constituir una subdelegación en torno a las
fronteras de grandes haciendas y este caserío, respondía a generar
un eje de control territorial en torno al bandidaje y las montoneras,
que fue común durante el proceso histórico denominado Guerra a
Muerte, y que era una categoría delictual distintiva a la que sucedía
dentro de las haciendas, pero que en caso de Quilleco, y como
hemos señalado, correspondía a un territorio colectivo de colonos y
labradores.
La clase labradora se estableció generando circuitos de
mediería con los fundos colindantes, esta dependencia económica
hizo que prosperaran muchas familias; en 1850 hubo un frente de
mal tiempo de proporciones46 tal que muchos de estos labradores
perdieron gran parte de su ganado, y la intendencia de la provincia
de Concepción solicitó a los departamentos informes que dieran
cuenta de las perdidas, esto nos permite conocer gran parte de las
familias que vivieron en torno a esta subdelegación. Por otra parte
los mapuches del sur, que en algún momento convivieron con las

pública otorgada en la ciudad de Santiago con fecha 31 de Agosto del


presente año, ante el notario don Nicanor Yaneti, don José Agustín Cerda,
como representante de doña Carmen Garcia Mieres y don Santiago Garcia
Mieres, vendieron a don Juan José Palacios un fundo denominado “ Ñipan”,
ubicado en la subdelegación de Quiyeco de este departamento, compuesto de
ocho mil quinientas cuarenta y cinco cuadras ochenta y un centésimos; y sus
límites son: Norte la hacienda de Canteras y el rio Coreu, terrenos de
Sanhueza, hacienda de la casa de Tablas y el potrero de Tinajón de la
propiedad de los Mazas, al oriente la cordillera de Los Andes, al sur terrenos
del comprador, la testamentaria de don Antonio Descart, el pueblo de
Quiyeco, testamentaria de don Ramón Sanchez, don Antonio Zenteno,
testamentaria de don Antonio Padilla, unos tales Vegas, terrenos del
comprador; al poniente terrenos de los señores Bascures, testamentaria de
doña Jesus Aldea. El precio fue de dieciocho mil pesos.
En cumplimiento del art. 58 del reglamento de conservador se da este
aviso.
Anjeles, diciembre 7 de 1866”
45
Según antecedentes recopilados por la comunidad religiosa participante en
la Parroquia Nuestra Señora de las Mercedes, y que señala que las primeras
actas de bautismo que se tienen fe corresponden al 04 de marzo de 1849.
46
En los anexos se adjunta listado de familias afectadas por esta catástrofe.
52
Estudio Histórico Social de la Comuna de Quilleco
encomiendas, y que se encontraban insertos entre complejas redes
multiculturales de mercadeo informal47, se establecen prestando
servicios en torno a la nueva Villa, y viviendo en sus márgenes,
desde donde a través de su gastronomía influenció de gran manera
la identidad cultural de sus familias48.
Esta concentración diversa de habitantes hizo que durante
mucho tiempo estos abogaran por la autonomía y la disposición de
servicios que hasta entonces no se contaban, como las escuelas, el
correo o telégrafos. Contando únicamente con una cárcel, situada
en torno a donde se construyó la plaza. Esta fue quizás la primera
edificación pública, con que contó el caserío y correspondía al
primer momento del sistema carcelario en Chile, donde los
subdelegados, civiles que actuaban como jueces, impartían el
control social49 en las prisiones departamentales.
Imaginar la cárcel de esa época es algo complejo,
considerando las referencias del sistema actual y que el código
penal no fue promulgado sino hasta 1874. Para ese entonces regían
criterios muy distintos, asimismo los delitos, que desde la fecha en
lo local no hay cambiado demasiado, siendo las grescas y salteos
las más comunes. Por la lectura de la correspondencia oficial entre
la subdelegación de Quiyeco y la autoridad provincial entre 1845 a
1874, es posible dar cuenta que la cárcel estaba ubicada distante las
casas de los labradores que se ubicaban en torno al rio y los
caminos principales de las diferentes rutas, este fue el primer
asentamiento de Quilleco, orientado en la parte alta del pueblo,
además la cárcel contaba con un corral donde se guardaban los
animales que se catalogaban como aparecidos, y que eran
rematados de tanto en tanto. En los primeros momentos del pueblo
existían algunas tiendas, billares y molinos, entre ellas destaca la
tienda de Santos Arévalo y los molinos de Francisco Burgos y
Cristino Sánchez.

47
En la zona de Villucura, se establecieron varios migrantes, que junto a ex
militares y nativos compartieron su afición por el comercio, esto sumado al
traslado del fuerte Príncipe Carlos al otro lado del Biobio, hacía que ese
entramado fuera tierra fértil para el comercio, lo que por lo mismo,
posteriormente llegó a denominarse las tiendas de Villucura.
48
Es común escuchar en la actualidad que a los quillecanos se les vinculaba
con los catutos, en algunos casos se utiliza el calificativo catutero para hacer
mención denostativa del natural del pueblo
49
Uno de los castigos que anterior a las cárceles se aplicaba a los acusados,
era el uso del cepo, al respecto Gay, C. (2009) Agricultura, Tomo I, Santiago
Chile, Cámara Chilena de la Construcción. Señala:
“… en los campos es un propietario, quien como subdelegado, hace
prender al culpable y le castiga con uno o dos días de cepo según la
gravedad del delito. El cepo, especie de cangue china, varía tanto en
su forma como en sus efectos. Cuando el tiempo del castigo ha de ser
largo, el paciente está con alguna soltura, el dolor es más soportable y
puede cambiar de posición; pero cuando debe ser a la vez corto y
rudo, para modificarle más, se le coloca en el cepo por el cuello. Otro
cepo llamado de campaña es peor todavía, porque el paciente queda
sentado en tierra con las manos atadas entre las piernas y con un palo
que pasa bajo las corvas y sobre los brazos. (p. 116)
53
Estudio Histórico Social de la Comuna de Quilleco
Unos de los principales forjadores de la construcción del
pueblo fueron Norberto Bascur y Gregorio Cotal, según
antecedentes de la memoria se dice que ambas familias fueron
grupos de migrantes llegados desde el país Vasco y Holanda
respectivamente. A mediados del siglo XIX, eran muchos los
Bascures regados entre Quilleco, Las Canteras, Rio Pardo, Coreo y
Antuco, pero sin duda el más renombrado fue Norberto Bascur,
quien oficiara de subdelegado durante muchos años junto a su
compañero y reemplazante Gregorio Cotal, quienes a decir de los
archivos se asemejan a la figura de un Quijote con su Sancho.
Ambos fueron testigos de diversos procesos en la formación del
villorrio, desde la cuestionada venta de la hacienda Las Canteras,
hasta la exigencia en la construcción del pueblo, las escuelas y la
defensa de la dignidad montañesa de colonos y labradores.
Una vez nombrada la provincia de Arauco en 1852, la
dupla comenzó a organizar a los aldeanos en la exigencia de una
escuela, la que la nueva intendencia les avalaba50. Desde aquel
momento comenzaba una escalada de gestiones anexas a las
labores de subdelegado que instaban a la construcción del pueblo.
Esto hizo eco en el intendente Bascuñán Guerrero, quien primero
autorizo la construcción de la escuela pública N° 451, de la nueva
iglesia y luego la edificación del pueblo, que los mismos presos
dibujaron a pulso52.
El caserío originalmente se ubicaba hacia el norte, una vez
edificado el pueblo los dueños de los fundos aledaños se hicieron
de un lugar en este ocupando cuartos de cuadra, a la plaza original
que mantendría enormes piedras por años, conto en su primer
diseño cuatro caminos que convergían al centro, frente a esta la
cárcel de la subdelegación, que después pasaría a ser el retén, por
calle Bascur se ubicó la primera escuela y a su costado la iglesia
que reemplazó a la antigua capilla. A pocos años de su fundación el

50
Francisco Bascuñán Guerrero al ser nombrado intendente de Arauco, ese
mismo año, decretó la creación del pueblo de Quiyeco.
51
La escuela fue construida en la esquina surponiente de la plaza y media 8
varas de largo por 6 de ancho, una pequeña habitación que aleccionaba al
menos a 40 niños que asistían tarde mal y nunca, producto de las labores de
trabajo agrícola que de manera común se asumían en la infancia. El primer
preceptor de la escuela fue don Vicente Espinoza (1854), al año siguiente lo
sucedió Pedro María Mellado. Unos años después se implementa la escuela
fiscal N° 5 de niñas.
52
A continuación se transcribe un oficio donde se solicita invertir recursos
para la entretención de los presos que participan en la construcción del
pueblo:
Quilleco, Nbre. 1°de 1854
Siendo se suma necesidad el que US. Se digne seder una parte de las
multas que se sacan en esta Subn. Para invertir en diarios para los
presos que trabajan en la composición de la plaza y las calles de este
pueblo, me veo en el caso de poner en conocimiento de US. Para que
vea lo concerniente a este respecto, dando razón de la invercion del
dinero que se gaste.
Dios guie a US.
V. Espinoza
54
Estudio Histórico Social de la Comuna de Quilleco
pueblo contaba con un cabo y dos soldados que custodiaban la
cárcel departamental, según el semanario El Meteoro del 6 de Julio
de 186753 se señala que “la población de Quiyeco es mui reducida
y no tiene ningún otra aldea del departamento, pues solo consta de
148 almas, según el último censo… Quiyeco posee dos escuelas
fiscales: una de hombres y otra de mujeres, y una iglesia en mal
estado y algo desprovista de los útiles necesarios para la
celebración de la misa.”
En los primeros momentos del pueblo, las ramadas se
hacían entre navidad y año nuevo, en ellas se confrontaban los
huasos de distintas haciendas, y de tanto en tanto las grescas
terminaban en asesinatos. Estas fiestas eran muy esperadas, y los
subdelegados agilizaban toda gestión con tal de garantizar el
cometido de las mismas. Para la celebración de las fechas patrias,
en cambio se usaba la realización de actos, acompañados de
músicos que de cuando en vez, enviaba la intendencia. Por su parte,
Peralillo se encumbraba como el lugar donde se establecían las
chinganas y donde la diversión era buscada permanentemente,
muchas cartas dan cuenta de los problemas que este lugar
representaba, a decir de los curas y los subdelegados, por
encontrarse sin ningún control, ni contar con pago de patentes. En
Quilleco la diversión se llevaba en locales específicos, de juego de
bolas, billares rústicos, casa de apuestas de peleas de gallos y
circuitos de amarres de carreras; frecuentemente eran decomisados
los juegos de naipes y las plantas de tabaco por considerárselas
ilegales. La entretención derivaría en la edificación de un teatro
que durante mucho tiempo se mantuvo en la esquina norponiente
de la plaza de armas, donde en la actualidad se ubica la parroquia
de Nuestra Señora de las Mercedes.
A pesar que el pueblo reunía a sectores aburguesados
pertenecientes a las redes de relaciones de los liberales hacendados,
la dureza de su clima, y las carencias propias de una Villa
construida por el esfuerzo de sus habitantes, hacían que no
estuviera exenta de pellejerías y sufrimientos; estos
particularmente en torno a la salud, que no era una fortaleza de la
República de aquellos años, por lo que tener conocimientos de
hierbas medicinales era una necesidad, el recurrir a prácticas más
tradicionales como los componedores, santiguadoras y parteras era
pan de cada día, y eso hacía sopesar las calamidades que pudieran
enfermar a la población. Pero a comienzos de la década del
sesenta, estas prácticas eran infructuosas. En abril de 1865 la
subdelegación de Las Canteras acusaba la necesidad de contar con
vacunador, producto de la aparición de la peste en la hacienda, lo
mismo ocurriría en Quilleco dos meses después, pero sería la
oleada de principios de 1874, la que afectaría a más de una decena
de vecinos de la Villa de Quilleco. En febrero de aquel año, el
subdelegado Manuel Yañez solicitaba se enviara con urgencia el

53
En los anexos de este estudio, se reproducirá de forma íntegra el articulo
aquí citado.
55
Estudio Histórico Social de la Comuna de Quilleco
vacunador ya que la peste se había presentado con fuerza, más en
el mes de mayo vuelve a enviar una misiva que da cuenta de la
desesperación de los habitantes del pueblo, frente a la desgracia de
la epidemia54:
Subdelegación N°20
Quilleco, Mayo 12 de 1874
Doi cuenta a US. que en este pueblo se ha propagado
la peste con una fuerza estrada ordinaria antes de hayer
habían enfermos deesta epidemia cuatro personas i de esedia
hasta hoy hai doce enfermos fuera delos que se creen haigan
ocultos.
Yo no hallando que medios tomar sobre esto, hai
harrendado una caza a los suburbios i estoi asiendo con
Ducir allí a todos los enfermos i hai levantado entre los
vecinos una suscrision para pagar los arriendos de la casa
mencionada. lo anuncio a US. para su conocimiento.
Dios guarde a US.
Manuel Yañez55
Este acontecimiento marcaría un precedente en esta
población, que tuvo que esperar alrededor de 50 años más, hasta la
implementación de la primera posta de la comuna.
Fig. 9 Intendente de Arauco y fundador de Quilleco
don Francisco Bascuñán Guerrero.

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XI. Los quillecanos en torno a las guerras.
La guerra contra España
y el levantamiento de Quilapán.
El sentido de identidad local y patriotismo que daba el
semblante de los pueblos de la alta frontera había sido esculpido a
sangre y fuego, las revoluciones de 1851 y 1859, habían movido a
54
La memoria antigua de los pobladores de Quilleco, da cuenta sobre este
hecho, aduciendo que en las orillas del rio en el sector que se conoce como
llanos de Coihueco, habría un panteón donde se enterraban a los que
murieron de viruela. Otro dato señala que a comienzos de 1900 habría
existido un leprosario en los interiores del llano, donde se llevaban quienes
padecían de esta enfermedad. Ambos relatos se triangulan en este hecho que
al parecer da cuenta de este hito histórico.
55
Transcripción literal del documento.
56
Estudio Histórico Social de la Comuna de Quilleco
los grupos liberales a generar ajustes de poder en torno a la idea de
federalismo, que permitieran acrecentar sus influencias y el control
económico territorial de esta clase política del sur, y en las cuales
el cacique Mañil, padre de Quilapan, participó activamente.
Propietarios y mapuche generaban alianzas para mantener sus
fronteras a raya; estos serían los últimos aprontes defensivos
exitosos del territorio del sur, y a partir de la última revolución,
aceleraría los procesos de control fronterizo.
Las sensibilidades en torno a estos eventos hacia que por
cualquier indicio de enfrentamiento contra el sentido nacional, el
patriota reaccionaba solidariamente con su nación floreciente; en el
año 1864 Patricio Linch a cargo de una escuadra llagaba al Callao a
solidarizar con la nación del norte, producto de la intromisión de
España en lo que se considera como la primera Guerra del Pacífico,
y que involucró en distintos momentos a Ecuador, Bolivia, Perú y
Chile contra la “patria madre”. El rumor de una posible batalla
corrió rápido por los pueblos del sur, los que se organizaron
inicialmente para contribuir con sus aportes al erario nacional con
tal de disponer de recursos para el enfrentamiento. Estas colectas
se realizaron en Antuco, Canteras y Quilleco56 así como en otras
subdelegaciones con el fin de auxiliar al Supremo Gobierno. Este
patriotismo que más adelante haría eco en los Ejércitos de línea y la
Guardia Nacional, al enfrentar la Guerra del Pacifico, también era
propicio a hacerse notar contra los suyos, y en particular con los

56
En Quilleco, prácticamente la mayoría de los propietarios colaboraron en
esta iniciativa, y ellos nos dan cuenta de las familias que habitaban los 6
distritos que conformaban esta subdelegación. Los nombres que aparecen en
este listado son los siguientes: José Antonio Sáez; Juan Núñez; José Antonio
Padilla; Juan Ángel Castillo; José Sanhueza; Nicolás Sanhueza; Eusebio
Ruiz; José Miguel Hidalgo; Justo Godoy; Justo Pacheco; Juan Sanhueza;
Leonardo Álvarez; José León Guajardo; Pedro Montoya; Juan García; Alejo
Reyes; José Antonio García; José María Silva; José Miguel Quiroz; Alejo
Aguilera; Basilio Almendras; Vicente Rivera; Anselmo Mansilla; Tiburcio
Salinas; Marcelino Vallejos; Juan Seguel; Valentín Campos; Cruz Azua;
Rosario Salamanca; Faustino Cuevas; Blas Salas; Pascual Arévalo; Gregorio
Rebolledo; José Cruz Rubilar; Fermín Urrutia; Antonio Muñoz; Atanasio
Castillo; Norberto González; Pascual Urrutia; Cristino Cares; José Miguel
Ríos; Antonio Gatica; Mateo Valderrama; Rosario Bascur; Secundino
Pacheco; Cornelio Pino; Gavino Pacheco; Juan de la Cruz Sanhueza; Juan de
la Cruz Benítez; Claudio Veloso; Eugenio Escobar; José Miguel Ovando;
Ciriaco Jara; Isidoro Fuentes; José María Silva; Esteban Herrera; Agustín
Muñoz; Segundo Inostroza; Felipe García; Isidoro Montoya; José María
Mora; Simón Cordero; Candelario Sanhueza; Matías García; José María
Torres; Diego Martínez; José María García; Cosme Barrera; José María
Contreras; Santiago Zúñiga; Juan Muñoz; Juan Manuel Toledo; Cipriano
Inostroza; Juan Manuel Muñoz; Juan de Dios Espinoza; Marcos Araneda;
Francisco Rubilar; Juan de Dios Bravo; Pedro Melo; Salvador Valdebenito;
Carlos García; Cirilo Ortiz; Vicente Álvarez; José del Carmen González,
Ángel Riquelme; Matías Seguel; Manuel Sanhueza; Pedro Poblete; Ignacio
Bascur; José Pinar; Julián Neira; Julián Narváez; Manuel Reyes; Isidoro
Quiñones; Pablo Urrutia; Valentín Campos; Bartolo Quezada; Eugenio Cares
y como recolector de los aportes, el subdelegado Pedro María Mellado.
57
Estudio Histórico Social de la Comuna de Quilleco
pueblos mapuche de la frontera en lo que se conoció como “La
Ocupación de la Araucanía”.
Mientras los habitantes de las subdelegaciones de Antuco,
Canteras y Quilleco, estaban atentos a los movimientos marítimos
contra España, en los interiores de la villa de Quilleco, el ñizol
lonko Quilapán, sucesor de Mañil, repasaba los interiores
precordilleranos de la comuna, internándose desde Villucura hacia
los interiores y Argentina por las rutas que desde siempre había
controlado su padre y que permitían evadir el nuevo fuerte de
Mulchén. Domingo Salvo en carta enviada al intendente
Saavedra57, señala:
“Fui avisado de que el cacique Quilapán , hijo del
finado Mañil, pasó la cordillera en el mes de abril del año
pasado (1864) acompañado del cacique Quilahueque y
Montri para unirse con los pewenches: la última junta que
fueron a tener fue en Chadileuvu; la opinión de los
pewenches fue que no les gustó, pero no han dejado de
quedar algo sospechosos, pues unos quieren un partido i
otros no quieren. Por lo que toca a los Moluches (arribanos)
sí que tienen dos juntas hechas (ver más adelante), acerca de
lo que ud. me dice, para asaltar los pueblos no son capaces.
La resolución que han tenido en sus juntas es en robar los
campos” (Bengoa:1996;p.:191)
El desplazamiento de Quilapán desde su ülmen en las
cercanías de Lautaro, hasta ultracordillera, obedecía a un circuito
que el propio Mañil ocupó durante sus correrías en la primera
mitad del siglo XIX, con estaciones a ambos lados del Duqueco, en
lo que hoy se conoce como el villorrio de Mañil, cerca de Santa
Bárbara y el otro ubicado a unos 10 kms. de ese lugar El Fundo
Quilapán, al costado del Fundo Curiche.

Fig. 10 Lonco Quilapán de


Martín Borneo
© Fundación Tres Pinos

Para esos tiempos ya no había


asentamientos mapuche en el
sector, salvo los campesinizados
Pino, que poseían parte de las
tierras ancestrales de los Curiche;
colindante don el predio de Antonio
Descart, que se extendía desde Curiche hasta Ñipan por la franja

57
Referencia extraída del texto de J. Bengoa (1996) Historia del Pueblo
Mapuche. Siglos XIX y XX Ediciones Sur.
58
Estudio Histórico Social de la Comuna de Quilleco
occidental del rio Quilleco. Hermano de Juan Descart, propietarios
del molino San Miguel de Descart y Co. Ambos ciudadanos
franceses, dieron alojamiento a Orielle Antoine de Tounes, el
llamado rey de la Araucanía, en diciembre de 1861. En esta visita
Antoine expresa a los hermanos Descart, la naturaleza de su
presencia en el país, y las reales expectativas de que Francia se
haga de parte importante de la Araucanía, Las Pampas y la
Patagonia. Horacio Lara (1889), describe la visita de Antoine de
Tounes a Los Ángeles de la siguiente manera:
“Cuando el jefe de la ocupación de la Araucanía iba a
iniciar el avance de la frontera, fue avisado a fines de
diciembre de 1861, por el comandante de policías de Los
Ángeles, que existía en el molino de “San Miguel” de
propiedad de don Juan Descart, esposo de la respetable
matrona de aquella ciudad señora Juana Maria Ruiz i Aldea,
que existía, decimos en ese molino un francés de figura rara i
extravagante que lucía una gran melena, como la que
acostumbran vulgarmente los indios, i que se titulaba Rei de
Arauco, lo que causo naturalmente iralidad jeneral, sobre
todo en los que escuchaban la relación que hacia el jefe de la
policía”(p. 281)

Fig. 11 Orielle Antoine de Tounnes rey de


la Araucanía - vestido de mapuche
© Commons Wikipedia

Una vez muerto Mañil, Antoine se


traslada hacia el interior del Gülümapu a
participar del ascenso de Quilapán como
cabeza de territorio, en la oportunidad
seguramente, plantea la disposición de los
Descart a contribuir a la causa del nuevo reino, para lo cual se
destinó el terreno que actualmente se conoce como fundo Quilapán.
La necesidad de mantener el control territorial con los
circuitos de traslado de ganado que estaban libres del cuidado de
los chilenos, en este caso el cordón de Villucura58, hacía que
Quilapán se viera motivado a entregar como tributo a parte
integrante de su familia para estrechar los vínculos de parentesco
con quienes controlaban estas rutas. Este fue el caso de Aillal, y la
publicación en el periódico El Meteoro de Los Angeles, sobre el
vínculo:

58
Recordemos que por acuerdo entre O’Higgins y los Pewenches del
Queuco, para el apoyo en Cancha Rayada, estos solicitaron al libertador que
se dejara sin operar el fuerte del Príncipe Carlos que se ubicaba en torno a
Villucura, el que se traslado al otro lado del Biobio (Quilapalo) y
posteriormente fue arrasado por las montoneras de Picó y Benavides.
59
Estudio Histórico Social de la Comuna de Quilleco
Casamiento de Hillal: “Este cacique ayudante de
Purrán, jefe de los pewenches, se ha casado con una india,
pariente de Quilapán, según dicen algunos chilenos que
vienen de Antuco. Que 6 o 7 pehuenches desaparecen cada
dia, con sus lanzas y un caballo de tiro y que es probable que
se unan con los indios más enemigos de nosotros, para venir
por Antuco y Villacura a robar las haciendas o animales,
vacunos o cabalgares de este departamento. Este rumor
puede ser cierto, y aunque fuera falso, conviene tomar luego
algunas medidas para evitar los asesinatos, robos y otros
males que pudieran hacernos de repente los salvajes” 59
Pocos años antes el cacique Purrán había hecho lo mismo
con otra hermana de Quilapán, de esta forma se controlaban las
lealtades de ambos boquetes y aseguraban el tránsito de las fuerzas
aliadas desde el lado argentino, del último gran levantamiento del
pueblo Mapuche. En aquellos tiempos Purrán era el ñizol lonko del
sector andino pewenche, quien era acompañado de los lonkos
“Huincaman, Huentén, Pichiñan, Huentenao, Currillan, Tranamir,
Antiguir, Arenquel, Hueiquipan, Tripallán, Tranamón, Llancallén,
Huenchulao, Chenquel, Cuvalo y Aillal” (Correa & Molina; p. 18).
El motivo de este alzamiento respondía, más que a evitar la
intromisión chilena al territorio mapuche, que a esas alturas estaba
en pleno proceso de integración comercial y familiar, pero bajo en
control de las comunidades; sino más bien a evitar el
desplazamiento de la frontera desde el Biobío al Malleco.
Asegurar el control de la Isla de la Laja, que durante el siglo XVIII
había estado en jaque para la corona española, se hacía altamente
necesario para los arribanos comandados por Quilapán.
Los pewenches de la época ya habían echado redes a las
pampas, que sostenían el mercado ganadero de los de Alto Biobío y
de ultra Duqueco, muy probablemente este flujo de comercio e
intercambio trajo del otro lado de la cordillera a varios
representantes del linaje Pino60 de la comarca del mismo nombre
que quedaba en el costado argentino de Los Andes, ellos
terminarían siendo los propietarios de parte del fundo Curiche, ya
que estos se abrían ido a colonizar Neuquén, acompañando a los
refugiados de la corona española y dedicando su vida a la
ganadería61.

59
El Meteoro de Los Angeles, 28 de Enero de 1869. Pag 3 Columnas 2 y 3,
citado por J. Bengoa (1996;192)
60
Estos hay que diferenciarlos de los “del Pino”, que aparecen como
habitantes propietarios de comienzos del siglo XIX. La influencia de los
Pino, los llevó a que se les designara a una calle por su nombre.
61
Los Curiche probablemente responden a un asentamiento relocalizado o
“desnaturalizado” por los españoles a finales del siglo XVII, que fueron
traídos desde el Llaima al norte del Biobío y que respondían a la
denominación del pueblo Ayllacuriche (Obregon & Zavala:2009), estas
familias se asentaron en torno a las encomiendas de las Canteras, y en
muchos caso fueron tratados como esclavos, llevados a construir fuertes,
realizando trabajos forzosos. Con el tiempo esta agrupación entro en
contacto con el Puelmapu a través de los pasos de Villucura, estableciéndose
60
Estudio Histórico Social de la Comuna de Quilleco
Los primeros movimientos por la cordillera llamaron la
atención del intendente Saavedra, quien envió al influyente capitán
Salvo62 a reunirse con los caciques de este territorio en Antuco,
para evitar la insurrección por parte de los pampas y pewenches.
En su informe respecto de los resultados de esta junta señala:
“El día dieciocho (1865) reuní a los caciques, que son: Llancaqueo,
Purran, Huincaman, Huentin, Cifuente, Huentiao, Pichiñan,
Currillan, Haillai, Tranamir, Antaguir, Arenquel, Huaiquipan,
Dumainao, Tripallan y Tranamon”. (Guevara;2003:p23)
En aquella oportunidad Salvo utilizaría a caciques aliados
como el viejo Pichiñan, para poder convencer a los pewenches de
las dificultades que traería apoyar esta insurrección. La asamblea
tuvo los efectos deseados, en la misma misiva señala:
“El 19 me dirigí a la hacienda de Canteras, y como el
señor general Bulnes estaba ese día con la salud algo
indispuesta, al siguiente tuvo una entrevista con los ya
mencionados pehuenches, y creo, según me parece, que el
señor general quedó algo satisfecho de lo que en su presencia
expusieron los indios”.(Ibidem:24)
Durante los años siguientes se ejercería un control férreo en
las rutas ocupadas por los insurrectos; Juan José Palacios nombraba
a peones como inspectores y cerraba caminos en pos de mantenerse
alejado del pillaje, mientras que para los comerciantes, y algunos

en gran medida al otro lado de las pampas y transfiriendo sus tierras a un


subdelegado y capitán de amigos de Antuco, y amigo del cacique Purrán, don
Calixto Padilla.
Con estos antecedentes, y consignando que dentro de las familias
propietarias hasta la mitad del siglo XIX no aparece decencia de familias
Curiche, pero si en las pampas, podemos interpretar que los que quedaron
viviendo en torno a sus tierras y conviviendo con las redes de compra de
tierras de colonos, comerciantes y chilenos, para poder permanecer libres de
las amenazas y discriminaciones de la época, estos pudieron haber
hispanizado su apellido con tal de incorporarse a la idea de sociedad
civilizada. Esto es posible geo referenciando dos entramados etimológicos
ligados a la comarca de los Curiche: el primero dice razón con el distrito
mismo, corazón de los enclaves de ultra Duqueco y frontera natural con los
de los arenales, probablemente habitaron en los márgenes de los ríos Curiche
(gente oscura) y Cureu, (pardo) desde ahí se desprendieron varios clanes,
muchos de ellos migraron y los que quedaron pudieron haber cambiado sus
apellidos a Moreno y Pardo. Los Colonos que ocuparon la franja occidental
del Curiche, Sanhueza, Rebolledo, Bastias, Bascur, Aldea entre otros,
designaron con el nombre hispanizado del Coreo a su sector, llamándolo Rio
Pardo.
62
Domingo Salvo es de esos personajes notables por su intrepitez y
prestancia, compartió una vida activa en la batalla en el proceso de la
independencia, tanto con los Pincheira, como con la milicia chilena, luego de
la amnistía que significó el término de la guerrilla de este pueblo, retornó
Chile como encargado de la guarnición de Santa Bárbara. Nacido en 1760
Salvo mantuvo su energía hasta los últimos años de vida, estando siempre en
actividad, en sus años postreros se transformó en brazo derecho del General
Bulnes en los procesos de control territorial y persuasión a los pewenches de
ultra cordillera, falleció en 1874, se pueden encontrar varias calles con su
nombre, en los pueblos fundados en el proceso de ocupación de la Araucanía.
61
Estudio Histórico Social de la Comuna de Quilleco
inspectores, estos desplazamientos eran propicios para negociar
animales y tierras, en una actitud constante y cotidiana de la época
hacia estos pueblos.
La insurrección se lleva a cabo entre el 69 y el 71, Esto
produjo muchos enfrentamientos en torno a la línea del Malleco.
No había como controlar todos los frentes, por lo que la
preocupación por la parte Argentina no tenía la misma prioridad,
por parte de los nacionales, pero aun así se mantenía.
Cornelio Saavedra, en ese entonces intendente de Arauco
fue el gran planificador de la ocupación de la Araucanía, sus
operaciones militares se concentraron en torno a la rivera del
Biobío, hacia Mulchén, Nacimiento y Angol. Pero el sector
cordillerano no quedaba fuera de la estrategia geopolítica de este
personaje histórico. El control del boquete de Antuco sería
altamente necesario; para ello en 1861, apenas nombrado
Intendente de Arauco, envía al ingeniero Luis Retz a hacer la
prospección para el diseño de la ruta que una desde Las Canteras,
hasta Antuco en línea recta, lo que ahorraría por lo menos veinte
cuadras respecto de la ruta anterior, siendo una vía plana que
conecta con los colonos esparcidos hasta Antuco63. Dos años
después el intendente Saavedra envía una misiva al subdelegado de
Canteras, instando a formar patrullas de vigilancia en los campos
circundantes, para el control del pillaje fronterizo desde Pichachén
(Contreras & Fernandez:2010; p.149). A mediados de la década del
70, y posterior a los movimientos bélicos en torno a España y la
Frontera Mapuche, llega Martin Droully a las Canteras, le adquiere
la hacienda a Manuel Bulnes para instalar la Compañía Agrícola
Porvenir de las Familias, y además estaría a cargo de la
subdelegación de la misma, trabajando en promover el
mejoramiento de acceso de caminos y hacer crecer la agricultura
del sector, avalado por las políticas progresistas que instaban a
colonizar y bonificar la industrialización agraria del país.
Tranquilidad en los pueblos del sur
Incertidumbre en el norte
En los momentos en que bajó la intensidad de los
enfrentamientos, los chilenos volvieron a mirar al norte, esta vez no
solidarizando con los países hermanos, como se hiciera en la guerra
frente a España, sino articulándose en torno a la estrategia de
expansión territorial. Las fronteras del norte, ricas en salitre eran
demandadas por grupos de empresarios ingleses y chilenos, que
veían amenazadas sus intereses económicos, los que a la vez se

63
En 1874, colonos y propietarios de ambos lados deciden la fabricación de
un puente, para lo cual organizan la donación de las varas para las bazas y su
construcción, en ella participan las familias Dinamarca, Ortiz, Figueroa,
Arriagada, Muñoz, Parada, Quezada, Cerda, Pacheco, todos los vecinos
comandados por Martin Drouilly, subdelegado de Canteras y representante de
la compañía agrícola de la misma.
62
Estudio Histórico Social de la Comuna de Quilleco
imbricaban estratégicamente con la visión civilizatoria y
colonialista de la floreciente nación chilena.
Los ingleses tenían experiencia en colonización industrial
en África, Australia y Asia. En Chile se establecieron en la
Patagonia, donde se llevaron a cabo diversos procesos de genocidio
y exterminación aborigen en pro de la posesión territorial y la
explotación industrial de la región; en Rapa Nui no sería distinto,
más los problemas que evidenciaban las naciones del norte, en no
tener claridad respecto de la soberanía de Arica y Antofagasta, y la
aplicación de tasas de impuesto por producción de salitre,
impuestos por la asamblea constituyente de Bolivia, hizo que ante
la confusión, la confluencia de las fuerzas militares chilenas y las
guardias nacionales, que años antes se habían organizado para
resguardar las subdelegaciones, fueran impulsadas por el fuego de
un patriotismo sin precedentes, y con más esfuerzo que recursos
lograron abatir al ejército boliviano y luego a los peruanos.
La provincia de Biobío participó con todas sus guarniciones
en el norte, muchos de ellos ya llevaban la experiencia de haber
estado en los enfrentamientos con las fuerzas rebeldes del sur de la
frontera. De todas partes salieron soldados anónimos que en la ruta
del desierto sentirían en carne propia el rito de pasaje de sentirse
chilenos; algunos antecedentes de la memoria señalan que fue tan
dura la travesía, que en ocasiones debían masticar las suelas de los
cinturones para poder mantenerse hidratados, al igual que dejar los
sables y todo metal que reuniera agua durante la noche, para
hidratarse en las mañanas. Miles de compatriotas perdieron la vida
en esta confrontación.
En Quilleco, resalta la figura del soldado José Audolio
Quezada Burgos, que nació en Rio Pardo en 1862, descendiente de
una larga serie de generaciones de este tronco familiar en la zona,
a los 17 años se presentó como voluntario en el Ejército de Chile
en el marco de la Guerra contra la alianza Perú – Boliviana,
conocida como Guerra del Pacifico o Guerra del Guano y El
Salitre. Entre las diversas acciones que Quezada llevó a cabo, están
el haber participado en la batalla de Tacna, el 26 de mayo de 1880;
en el asalto y toma del Morro de Arica, el 7 de junio de 1880 y en
Huamachuco; participó activamente en la campaña de Lima, el 13
de enero de 1881, quedando la ciudad al mando de Patricio Linch;
y también en la batalla de Chorrillos el 15 de enero de 1881, y en la
batalla de Miraflores. Resaltó como soldado de artillería y a su
llegada se integra a la brigada de artillería del naciente Regimiento
N° 2. A su regreso contrajo matrimonio con doña Pabla Sepúlveda,
de esa unión nacieron diez hijos. Don Audolio vivió una vida
intensa a las órdenes del Ejército, que a su centenario glorificaba el
nacionalismo consagrado a través de estas gestas. A comienzos del
1900 la dominación en la frontera, mantenía rebrotes de
confrontaciones territoriales, como las del fundo Quilaco (1913),
que hacia reforzar la línea de la frontera, para lo cual se construye
el monolito de Centinela, a cargo de la Cordada Centinela Andinos

63
Estudio Histórico Social de la Comuna de Quilleco
y conocido popularmente como la Pilastra64, donde también prestó
servicios. Falleció el 16 de Septiembre de 1931 y sus restos se
encuentran actualmente en el Cementerio General de Quilleco.

Fig.12 Audolio Quezada de militar


© Archivo Familiar Boris Quezada

La Compañía Antuco y la
Ocupación de la Araucanía
El regreso victorioso de la
guerra del Pacífico, hizo que los
nacionales se sintieran con la moral
alta. Saavedra siendo ministro de Guerra y Marina, mantuvo
constantes comunicaciones con el Ejército Argentino, quienes se
mantuvieron al margen de la guerra del norte, y a través de un plan
conjunto entre ambos ejércitos, deciden dar ocupación a las
Pampas, la Araucanía y la Patagonia. Esto se vio posibilitado a
comienzos de los ochenta, y permitía resguardar las líneas
fronterizas entre ambos países, a través de la ocupación de Choz
Malal por argentinos y chilenos pagados para resguardar los puntos
de frontera contra los pewenches. En aquel tiempo el cacique
Purrán, salvaba providencialmente de una redada realizada por el
más persistente perseguidor del pewenche, el capitán Manuel
Ruybal. Esto provocó su apresamiento en la Isla Martín García,
desde donde años después pudo escapar.
Las últimas décadas del siglo XIX, generó movimientos
militares de gran envergadura, esto propició los avances
trasandinos en lo que se conoció como “La Conquista del
Desierto”.
La comunicación fluida y la coordinación de ambos ejércitos
quedan ejemplificadas en la correspondencia entre Saavedra y
Villegas, que a continuación se reproduce65:
Paragones, setiembre 27 de 1882
Señor Jeneral don Cornelio Saavedra.
Santiago de Chile:
Mi estimado jeneral: en mi poder su apreciable de 15
de julio próximo pasado, por la que veo que ha recibido la

64
Durante los primeros años de 1900, los ejercicios militares del regimiento
Andino de Los Ángeles, se realizaban entre Lonquimay y Collipulli, por este
mismo motivo.
65
Correspondencia extraída del libro de Horacio Lara, Crónica de la
Araucanía. Descubrimiento i Conquista. Pacificación definitiva i Campaña
de Villarrica de 1889. pag. 428 -432.
64
Estudio Histórico Social de la Comuna de Quilleco
mia fecha 7 del auterior mes. Como Ud. me congratularé de
que nuestra correspondencia siga cordial i franca, pues en
ello van los intereses de los dos paises.
Con satisfaccion recibo los datos que el señor general
se sirve darme sobre la colocacion que tendrán los
destacamentos de esa en los pasos de la cordillera, así que
cese la estacion de las lluvias. Tendré mucho placer en
ponerme en relacion con el señor coronel Urrutia i
comunicarle todas las medidas que tome sobre las hordas
vandálicas.
A fines de octubre pondré las fuerzas de mi división
en movimiento; pero no será un movimiento conjuntivo, sino
disperso. La 1ª Brigada situada en Ñorquin batirá todo su
frente con partidas fuertes, reconociendo todos los cajones de
la cordillera hasta el límite con esa República. La 2ª que
esta hoi con Roca, tomara posesiones en la confluencia del
rio Collon-Cura con el Quem-quetrero i batirá i reconocerá
su frente i flanco hasta encontrarse con fuerzas de la 1ª La
3ª, acantonada hoi en Chole-Chol ocupará el lago
Nahuelhuapi i de alli batirá a su frente i derecha hasta
encontranse con fuerzas de la 2 ª.
Como he dicho a Ud. ántes, la operacion se hará con
partidas fuertes i constantemente durante cinco o seis meses,
tiempo que pienso permanecer por allí con las fuerzas,
retirándolas en seguida a cuarteles de invierno.
No puedo indicar a Ud. el punto en que me
encontraré durante las operaciones, pues ellos depender de
las necesidades i circunstancias, pero si puedo decirle que
cualquier correspondencia que se digne dirijirme entregada
en Ñorquin, me será remitida.
Como tengo interés en descubrir el antiguo paso de
Bariloche trazado por los Jesuitas, consulto a Ud. si no
habria inconveniente en que un piquete armado de nuestras
fuerzas, que debe esplorarlo i si hubiera necesidad pueda
pasar al sud. Esto como Ud. comprenderá es de interés para
las dos naciones, pues los habitantes del sud de ambos paises
podrán estar en inmediato i fácil contacto.
Por mi parte estoi dispuesto a ayudar en todo lo que
sea posible a las fuerzas de esa República, pues solo aunando
nuestros esfuerzos podremos arrojar al salvaje de sus
guaridas, de donde a cada momento nos asecha, siendo una
amenaza constante de la vida e intereses del hombre
civilizado.
He leido la Memoria de Guerra que se ha servido
incluirme i con preferencia las pajinas 672 a 692 felicitando
a su autor por las juiciosas ideas emitidas.
Aprovecho la oportunidad para ofrecer a Ud. las
seguridades de mi estimacion i aprecio, quedando
compañeroi amigo.
CONRADO VlLLEGAS.
65
Estudio Histórico Social de la Comuna de Quilleco

Santiago, noviembre 6 de 1882


Señor Jeneral don Conrado Villegas.
Ñorquin.
Mi estimado jeneral i amigo: Con algun retardo ha
llegado a mis manos la suya de 27 de setiembre escrita desde
Patagones i por la cual me anuncia que a fines de octubre iba
a movilizar las fuerzas de su mando para continuar las
operaciones contra las tribus de la pampa.
El recibo de su carta coincidió con la venida a
Santiago del coronel don Gregorio Urrutia, jefe del Ejército
de operaciones en Arauco, que ha tenido por objeto
conferenciar con el Gobierno, sobre las operaciones militares
que va a ejecutar en la Araucanía, i a quien di lectura de su
carta para que tomara apunte sobre el movimiento que iban a
enprender las fuerza de su mando.
Este jefe, que ya regresó a la frontera, quedó de
escribirle trasmitiéndole todo los datos que puedan
interesarle i que tengan relacion con la cuestion
sometimiento de los indios.
El señor Presidente de esta República i Ministro de la
Guerra se han impuesto tambien de su interesante
comunicacion i autorizado al coronel Urrutia para que ponga
a Ud. al corriente de los puntos que va a ocupar i medidas
que crea oportuno adoptar en caso de resistencia o
sublevacion de estos indios.
Es mui probable que en las correrias que las fuerzas
de su mando van a hacer por las cordilleras, esos indios se
refugiarán en las posesiones de los araucanos, i a fin de que
no sea una amenaza para nuestros campos, se dispondrá su
traslacion a lugares en que puedan ser vijilados por las tropas
de nuestro Ejército, dispensándoles alguna proteccion si se
consigne mantenerlos quietos, i en caso contrario tratarlos
con rigor. Para hacer efectiva esta resolucion se aumentara
en pocos dias mas el destacamento situado en la cordillera
del Nitrito, i esas fuerzas unidas a las de Cura-Cautin,
cubrirán todos los pasos de la cordillera entre Lonquimai por
el sud i el Callaqui por el norte.
En los meses de diciembre, enero i principio de
febrero quedará terminada la ocupacion de Arauco i con ella
quedarán dominados los pasos de la cordillera por Llaima i
Villarrica, en donde se situaran plazas militares que impidan
toda escursion vandálica de los indios que por haberse
sometido a nuestra autoridad se les concedia continuar
viviendo en sus posiciones.
Seria mui conveniente que una vez terminada sus
correrías por la pampa afianzase sus conquistas estableciendo
plazas militares i poblaciones lo mas inmediato posible a los
pasos de la cordillera. Las guarniciones de esas plazas
destruirian los centros de resistencia que los indios tratasen
66
Estudio Histórico Social de la Comuna de Quilleco
de aglomerar en esas guaridas, i el abastecimiento de ellos i
poblaciones podría hacer» fácilmente i con economía desde
Chile por los pasos de Villarrica, Lonquimai, Nitrito i
Antuco. El arreglo de caminos no es dificil ni costoso i el
Gobierno de Chile haria ese gasto con gusto en la parte de su
territorio si llegase a tener lugar la existencia de las
poblaciones que indico.
He puesto en conocimiento de los señores
Intendentes de las provincias del sur, que fuerzas del Ejército
de su mando recorreran les cordilleras en persecucion de Ios
indios i en el reconocimiento del paso de Bariloche, a fin de
que no se sorprendan ni se alarmen por las noticias que
puedan recibir del movimiento de sus fuerzas.
Me es grato, señor jeneral, repetirme de Ud. su
afectísimo servidor i amigo.
CORNELIO SAAVEDRA.

Fig.13 Gobernador de la provincia


de Arauco 1861
y Comandante Cornelio Saavedra
© Memoria Chilena

La avanzada de la frontera
se había concentrado en Cautín, solo
quedaba definir y someter los
reductos fronterizos, y nuevamente
el territorio de Las Canteras, sería clave en el ejercicio militar de la
ocupación cordillerana. Al propietario y subdelegado Droully, se
le nombró teniente coronel de las Guardias Nacionales, para el
efecto de coordinar la operación que debía unir a las guarniciones
civiles de las subdelegaciones de Curaco, Mulchén, Santa Bárbara,
Canteras y Antuco.
Mientras se afianzaba el avance militar al fuerte de
Villarrica, los tres cuerpos que describía Villegas hacía lo suyo por
el lado oriental de Los Andes. Esto produjo que el coronel Urrutia
dispusiera de un escuadrón que previniera la huida de los
pewenches al norte; las capacidades cartográficas de Martín
Droully eran el atributo que le permitió comandar la triangulación
de la ocupación cordillerana.
Una vez apertrechados en la hacienda Las Canteras, la
guardia civil montañesa esta lista para salir en la operación que se
transformaría en el corolario de la invasión territorial que desde
67
Estudio Histórico Social de la Comuna de Quilleco
hace 20 años estaban experimentando los pueblos mapuches de la
frontera, a partir del levantamiento comandado por Quilapan.
Drouilly, aprovecharía esta breve estancia en Las Canteras
para poder coordinar su partida con las guarniciones argentinas, así
lo deja de manifiesto en su carta al coronel trasandino Rufino
Ortega66:
“Señor coronel: Pongo en conocimiento de US. Que
mañana miércoles me marcho para la espedicion que debe
ocupar definitivamente la cordillera chilena hasta Villarrica.
El señor general Villegas escribió al gobierno chileno sobre
el movimiento que por su parte iba a efectuarse pero sin
saber ahora dónde se encuentra el general me dirijo a US.
Para imponerle de lo que piensa hacer, por si US. Pudiera
aprovechar de los movimientos de mi división para reducir a
los indios que se pasasen al lado arjentino. Las instrucciones
que tengo son: tratar de someter a los indios a una u otra
autoridad, a elección de ellos; pero inducirlos a que
abandonen los valles de la cordillera donde están en la
miseria, teniendo forzosamente que robar para no morirse de
hambre. He mandado chasques a Queupo, Renquecura i otros
que han contestado favorablemente i se irán con US. O con
nosotros.
En cuanto a Zúñiga, Medal, Coliqueo i otros, están
sometidos. Quedan algunos caciques malos o rebeldes que
por falta de union entre las fuerzas de US. I la mia no fueron
tomados el año pasado, pués los perseguí hasta cerca de
Alominé; pero se escaparon en territorio arjentino, donde no
los podía seguir sin previa autorización. Estos indios, que
US. Conoce se llaman Huaiquineo, Painineo i otros. Pieso
ahora perseguirlos hasta alcanzarlos.
Ahora para que US. Esté al corriente de mis
movimientos, expondré que el lunes próximo estaré en
Huayalí i seguiré a Nitrito, donde estaré el martes, miércoles
i jueves, debiendo seguir a lonquimai, donde se reunirán
cinco escuadrones de mi mando el 28.
Descansaremos en Lonquimai unos cuatro o cinco
días i desde allí iremos, por escuadrones, a rodear las lagunas
de Hualletué i Alominé. Los movimientos posteriores serán
determinados por las circunstancias. Ahora, en la
imposibilidad de conferenciar personalmente con US.
Convendría que me mandara un propio a Huayalí, que
esperaré en ese punto hasta el 22.
Sintiendo no haber podido verme con US. Por la
premura de tiempo, me suscribo su atento i S.S.- Martín
Drouilly.”

66
Extraido de la investigación realizada por Bastias, R. (2007) Pu Pewenche
Malongw Tañi Dungu: Ti Wünnen Fiu Fiu. Caracterización eco etnográfica
pewenche y análisis de la ocupación militar en el Alto Biobío 1883-1885.
pag. 247
68
Estudio Histórico Social de la Comuna de Quilleco
El día miércoles, la compañía Antuco dispone de todos los
detalles para abandonar la hacienda y enfilar a la cordillera, en el
preludio que marcaría la formación de la Compañía del Batallón
Nitrito. Alrededor del mediodía cruzan por el pueblo de Quilleco,
se introducen hacia los interiores, siguiendo la ruta del camino real
que los lleva hacia el costado sur de San Lorenzo, en el
noroccidente de la cordillera de Tricauco, cercano a Villucura y
ruta frecuente del mercadeo de los de ultra Duqueco. Desde este
punto penetrarían hasta llegar a la desembocadura del
Chichintahue, donde se dividen y un grupo resguarda la ruta de
mercadeo de los arrendatarios y habitantes del fundo, llegando al
cajón de Ceniciento y el de Infiernillo, para luego seguir rumbo al
Queuco hasta la desembocadura del Ñirementun.
Este viaje no sería con el estandarte de la paz, por más que
la historia lo haga parecer, existieron diversos enfrentamientos
como el incidente de Galletue, en las cercanías de Lonquimay,
donde la compañía chilena pretendiendo encontrarse con la
argentina y acompañada de pewenches, esperanzados en que los
primeros iban a ejecutar defensa de los atropellos de los
trasandinos, atacan a los militares de ultracordillera con bandera
blanca, dejando muchos muertos y otros tantos de heridos, en la
arremetida que llevo a otro de los habitantes de Quilleco, junto con
varios hacendados de la provincia a tomar control de las tierras de
los cordilleranos, este fue el caso de Mariano Palacios Darosh,
quien más adelante será el primer alcalde de la Comuna de
Quilleco.

Fig.14 Ocupación del cordón cordillerano


© Commons Wikipedia

XII. El
surgimiento de
Villa Mercedes.
A finales del
siglo XIX la señora

69
Estudio Histórico Social de la Comuna de Quilleco
Mercedes Errázuriz viuda de Correa67, esposa del dueño de la
hacienda Las Canteras, dispuso a la venta una serie de hijuelas a
sus trabajadores, con el fin de que se transformaran en labradores,
cada hijuela venía con un lote asignado en el villorrio ubicado en
torno a los terrenos denominados Montaña Baja, en el potrero de la
Manga del distrito Tricahue. El terreno pertenecía a la Hacienda,
era un llano que estaba cubierto de Pichen (fabiana imbricata), un
arbusto medicinal abundante en los llanos de secano
precordillerano de esta región.
La idea era conformar un asentamiento de forma similar a
como se había originado en Quilleco, el que se había poblado por
labradores y minifundistas, sin embargo, en una primera instancia
no fueron muchos los que quisieron instalarse, ya que las labores
del inquilinaje hacía que las garantías de estas, fueran mucho más
atractivas.

67
Mercedes Errázuriz viuda de Correa, aparece mencionada en el artículo
“Villa Mercedes… un rincón de Canteras” realizada por el profesor
Alejandro Mege, actual director de la filial provincial del Instituto
O’Higginiano. Sobre este aspecto es necesario mencionar algunos datos que
ilustren el nebuloso período que comprende el momento en que habitó la
mencionada sra. Mercedes. En 1885 la hacienda es adquirida por el diputado
Bonifacio Correa y Carlos Walker Martínez, motivados quizás por la historia
de sus dueños, poseyeron estas tierras que en la historia de su linaje pasó sin
mayor connotación. Don Bonifacio Correa estaba casado con la sra.
Mercedes Errázuriz Valdivieso quien a su vez era hermana del sacerdote y
arzobispo de Santiago monseñor Crescente Errázuriz Valdivieso, entre una
familia de varias hermanas religiosas, es de esperar que la mentada Sra.
Mercedes fuera practicante de la filantropía católica propia de las clases
oligarcas de la época, esto llevó a que fuera donante de la Virgen de las
Mercedes en la parroquia que se levantó en Quilleco al año siguiente de su
llegada. Otro acontecimiento que marca este perfil espiritual, fue el acto de
fundación de la Villa que se produjo a través de una procesión desde la
hacienda donde se clavó una cruz. En esa procesión acompañaron a la señora
Mercedes don Luciano Narváez, doña Juana Muñoz abuela de la señora
Dolores Sepúlveda, además de don Nicanor Bastidas, don Transito Jara, don
Juan Flores y don Feliciano Salazar, este último quien construyó la cruz.
Hay que señalar que la sra. Mercedes nunca fue viuda de Correa, en tanto
falleció en 1905, 6 años antes que su marido. Sus restos se encuentran en el
cementerio católico de Santiago.
La hacienda Las Canteras posteriormente fue adquirida por el sobrino de la
Sra. Mercedes, don Rafael Errázuriz Urmeneta, y quien fuera ministro y
parlamentario de diversos distritos del país entre ellos de Laja, Mulchén y
Nacimiento (1897 -1900); posteriormente la hacienda pasó a manos del
abogado, ministro y parlamentario liberal, Absalón Valencia Zavala, quien
entre otras cosas comenzó con las obras de regadío de canalistas del Laja.
Ambos mantuvieron obsecuencia del legado de la Sra. Mercedes en torno a la
Villa que era ocupada como espacio festivo para sus trabajadores.
Del comprador de la hacienda el Dr. Arturo Guzmán Cortés no existen
mayores antecedentes que los borrosos pasajes de la memoria de quienes
vivieron de niños junto a sus padres sirvientes en la casa patronal, o choferes
de los vehículos de la época. Se sabe que Arturo Guzmán quiso anexar a la
hacienda el villorrio de las Mercedes, pero la oposición del delegado de
distrito Herminio Quezada, con su osadía impidió la entrega.
70
Estudio Histórico Social de la Comuna de Quilleco
A mediados del siglo XX será cuando comenzaron a llegar
más familias a Villa Mercedes. De los primeros habitantes se
reconocen a Elías Sepúlveda, Juan Viveros, Manuel Hermosilla,
Benigno Escobar, Julia Lermanda, David Bascur, Dolores
Sepúlveda, por mencionar algunos68.
La gente que se instala en Villa Mercedes venía de diversos
sectores como Peralillo, Tinajón, Graneros, Humenco, Canteras y
de diversos lugares de Chile.
Al principio, el sector de la villa proveía de la entretención
de la zona, con chinganas y canchas de carreras, que al igual que
las de Peralillo y Villa Alegre, proveían de la juerga y
esparcimiento a los trabajadores de la hacienda, este no es un hecho
aislado de esta localidad, ya que en el resto del país igual existían
están instancias de sociabilización69 que eran propias de los
sectores populares rurales, gestionados principalmente por la
mujer, en Villa como dueñas de las ramadas estaba doña Domitila
Parada y doña Juana Muñoz, al lado de estos locales las carreras a
la chilena también eran protagonistas de las celebraciones.
Las fuentes laborales se encontraban en Canteras y en el
sector conocido como Granero, así que para poder llegar a su
trabajo tenían que desplazarse a esos sectores, el trayecto era
generalmente a pie, a caballo o bicicleta.
No tan solo por trabajo tenían que trasladarse, ya que en el
sector no se contaba con escuela por lo que los niños tenían que
asistir a las existentes en Hijuela o Canteras. Lo mismo ocurría en
el ámbito de la salud, en una primera instancia los habitantes tenían
que acudir a la posta ubicada en inmediaciones de la hacienda,
aunque con el pasar de los años se instala una al lado del restaurant
“Hilton”, allí atendía una practicante de enfermería, posteriormente
se trae a otro personal que era financiado por el Seguro de Servicio
Social.
A principios de los años 40 la hacienda estaría viviendo un
auge organizacional, con la llegada de la ex Caja del Seguro
Obrero Obligatorio, esto provoca que se conforme un comité en el
Villorrio, donde destacan entre otros don Herminio Quezada y don
Manuel Hermosilla. Este último en coordinación con la intendente
de la época, gestiona la llegada de ingenieros para realizar el
trazado de las calles, las que una vez hechas, fueron denominadas
con el nombre de los ríos, hasta que la comunidad decidiera que
nombres darles, lo que al día de hoy no ha ocurrido.
Los servicios básicos como luz y agua potable llegan a
Villa Mercedes a mediados del siglo XX aproximadamente.
Cuando no existía la electricidad la gente se alumbraba con velas y
lamparines, gracias a iniciativas de la Junta de Vecinos se logra
poner electricidad en el pueblo, los antecedentes de la memoria de
la Villa atribuyen estas gestiones a Antonio Salas, Herminio
68
Información obtenida de entrevistas a algunos habitantes de Villa
Mercedes.
69
Ver más en Agulhon, Maurice: “formas de sociabilidad en Chile 1840-
1940”. Santiago de Chile, Fundación Mario Góngora. 1992.
71
Estudio Histórico Social de la Comuna de Quilleco
Quezada y Juan Martínez. Parte de la necesidad sanitaria que
correspondió a estas iniciativas iniciales, fue contar con agua
potable para las casas. Cabe señalar que en la época eran muy
comunes los pozos negros los cuales contribuían a la
contaminación de napas subterráneas, como no había agua potable,
la gente tenía bombas de agua para poder extraerla, esto podía
generar grandes problemas de salubridad. Motivados por buscar
soluciones a este problema se forma el Comité de Agua Potable, en
donde destacan las figuras de doña Berta Salas, la señora Odeth y
don Jorge Cid.
Villa Mercedes de a poco fue organizándose, como ya
vimos contaba con un Comité de Agua Potable, Junta de Vecinos,
bomberos, Centro de Madres (CEMA), club deportivo,
agrupaciones de adultos mayores, iglesia, entre otros.
La iglesia del pueblo ha funcionado desde que se
establecen los primeros habitantes, el Seguro de Servicio Social
coopero con las maderas para su construcción.
Existió también en Villa Mercedes la “Asociación de
Pensionados del Seguro Social y otros” que con el pasar del tiempo
y respaldados por el Servicio y el Banco del Estado pasaron a
formar la agrupación “los viejos felices”, la que reunía a los adultos
mayores del sector. Por su parte el club deportivo de “Estrella
Real” ha sido muy significativo para esta localidad70, este era otra
instancia de sociabilización, además marco hitos muy destacados
para la vida de los habitantes de Villa; no se puede dejar de
mencionar por ejemplo, que el primer televisor que hubo en Villa
Mercedes era de dicho club, en su sede se reunía la gente para
poder ver televisión, aunque en esos años la única señal que llegaba
era del TVN. Años más tarde cada familia podía comprar sus
propios televisores.
Las personas concuerdan en se vivía muy unidamente, de
igual modo señalan que la pobreza era algo común, muchas veces
los niños iban descalzos al colegio y cuando llegaban se ponían su
calzado ya que así podían hacer que duraran más, muchas señoras
indicaron que cuando eran niñas ocupaban suecos71, que son
descritos como toscos, feos y poco cómodos.
Durante mucho tiempo los habitantes de la villa
dependieron económicamente de la hacienda Las Canteras, esto
hasta su transferencia a Cholguán, posterior a ese momento sus
habitantes transitaron hacia el poblado dormitorio, estableciendo
flujos migratorios laborales hacia la ciudad de Los Ángeles.

70
Además de este Club luego surgió el Club Deportivo Villa Mercedes y el
Club Católica Independiente.
71
Los suecos son zapatos con suela de madera o zapatos confeccionados en
su totalidad con dicho material.
72
Estudio Histórico Social de la Comuna de Quilleco
Fig.15 Plaza de Villa Mercedes
© facebook Villa Mercedes

XIII. Quilleco Comuna en el siglo XX


La Municipalidad de Quilleco
El 22 de diciembre de 1891, se crea la Municipalidad de
Quilleco con sede en Quilleco, que administraba las
Subdelegaciones 18a Pedregal, 19a Canteras, 20a Antuco y 21a
Quilleco en el departamento, con los límites que le asigna el 8 de
octubre de 1888.
A continuación reproduciremos el artículo elaborado por el
profesor A. Ramos (1965)72:
“Según un libro de actas del año 1894, consta que el
17 de marzo de ese año, en el salón municipal de la ciudad
de Los Angeles se efectuó una sesión preparatoria con
asistencia de los 9 primeros regidores electos y que eran :
señores, José Tomas Paredes, Cristino Ortiz, Juan Angel
Castillo, Dionisio H. Martinez, Mariano Palacios, Juan Jara
Burgos, Juan Bautista Vega, Simón Seguel Cifuentes y
Juan Belisario Almendras. Presidio esta sesión don
Cristino Ortiz, haciendo de secretario don Juan B.
Almendras.
El 6 de mayo, del mismo se procedió a tomar
juramento a los primeros ediles electos en una sesión llamada
de instalación. Además en esa se efectuó la elección de los
alcaldes, cuyo detalle es el siguiente:
Alcaldes:
1.- Mariano Palacios73
2.- Juan A. Castillo
3.- Juan B. Vega
Regidores
1.- Juan B. Almendras
2.- Cristino Ortiz74
3.- José T. Paredes
4.- Juan Jara Burgos
5.- Simón Seguel C.
6.- Dionisio H. Martínez

72
Artículo aparecido en el texto Las Canteras de Ayer y Hoy pag. 22-23
73
Mariano Palacios Darosh, hijo de Mariano Palacios Puga, heredero de
fundo Coihueco fue también fundador del Diario “El Sur” (1882).
74
Don Cristino Ortiz fallece al año siguiente de ostentar el cargo.
73
Estudio Histórico Social de la Comuna de Quilleco
Secretario resultó don Alejandro García y de tesorero
municipal quedó don Juan J. Romero Basso, que en ese
entonces era subdelegado, y quien fue el que tomó el
juramento a los primeros regidores ya citados.
La municipalidad de aquella época no contaba con un
local, por lo cual sesionaba en casa de cualquier componente
de ella. Sus primeros acuerdos fueron de proveerse de uno:
arreglos de calles y formación del Cuerpo de Policías, para lo
cual en la tercera sesión, efectuada el 17 de junio, se eligió a
don Efraín Hermosilla como Comandante de este Primer
Cuerpo.
El registro civil, fue trasladado desde Antuco el año
1901 a esta localidad, registrándose la primera inscripción,
correspondiente a un nacimiento, el 16 de diciembre del año
ya citado. Fue su primer Oficial Civil, don Jorge
Echeverría.”
A fines del siglo XIX, la guerra civil en Chile (1891) había
dejado una estela de más de 5.000 muertos, el suicidio de
Balmaceda y el control desde el parlamento de las decisiones del
país. En este contexto se forja la instalación de la municipalidad,
que en su intento fundacional aspiraba a descentralizar el país.
Esto recién fue reconocido en la constitución de 1925, donde se
estableció dos tipos de administración del Estado, en una se
salvaguardaba el Gobierno Interior del Estado. La República de
dividía en provincias, departamentos, subdelegaciones y distritos,
un modelo tradicional que mantenía el control de las reparticiones
gubernamentales en cada una de estas esferas, compuestas en su
representación por Intendentes, Gobernadores, Subdelegados e
Inspectores, respectivamente. Por otro lado, la administración
interior quedaba a cargo de las Provincias y las Comunas,
quedando a cargo la administración de cada provincia en el
intendente, y por contraparte de cada comuna en la Municipalidad.
Los primeros momentos de la instalación no fueron fáciles,
la clase oligarca que tenía sus propias comodidades en los fundos
aledaños, tenía que lidiar con los escuálidos presupuestos con los
que contaban las arcas municipales, las multas, las ventas de
animales aparecidos, las patentes, permisos y las donaciones en
madera eran parte de los ingresos con que se posibilitaba la
edificación de la novel comuna. En los principios de la
administración municipal, las autoridades elegidas no percibían
dieta, ni sueldo como en la actualidad, su trabajo era ad honorem y
la municipalidad pagaba sueldos solamente al tesorero, el
secretario, el comandante del cuerpo de seguridad, el sargento, el
cabo, 3 soldados y 2 preceptores, a cargo de las escuelas. Los
gastos se concentraban en la mantención de los edificios públicos y
la iluminación y arreglo de calles.
Para los primeros momentos de la municipalidad, el desafío
de seguridad, salubridad y educación no era una tarea sencilla. La
comuna estaba compuesta por 4 subdelegaciones, que antes eran
autónomas, pero que ahora pasaban a ser administradas desde el
74
Estudio Histórico Social de la Comuna de Quilleco
pueblo de Quilleco, siendo estas Pedregal, Antuco, Canteras y
Quilleco; las dos primeras se encontraban en los extremos del
territorio, que en el caso de Antuco representaba un riesgo mayor,
por encontrarse en la frontera y tener que resguardar el comercio
informal del lado de Pichachén. Estas quejas fueron frecuentes,
quedando un poco zanjadas con la creación de Carabineros a
finales de los años 20 y la implementación de retenes de
Carabineros durante la década del 30, que en el caso de Quilleco,
se instaló en las dependencias de la antigua cárcel, en lo que hoy se
conoce como “Edificio Municipal Bernardo O’Higgins”.
Las calles de Quilleco
Poco sabemos acerca del criterio usado para nombrar las
actuales calles del pueblo de Quilleco y en qué momento se
produjo este nombramiento. Para las personas más antiguas y con
mayores antecedentes de la memoria, las calles siempre se han
conocido por este nombre; por otra parte en la localidad de
Quilleco existen dos calles que hacen alusión a antiguas familias de
la comuna, como lo son Almendras y Bascur. Algunos
antecedentes de la memoria señalaban que antes de su actual
nombramiento, las calles solo se denominaban como públicas, y
que de estas las que identificaban comúnmente eran las de las
familias señaladas.
En la prospección que ha llevado la realización de esta
investigación, aún no ha sido posible responder a cuando esto
ocurrió, pero lo que si se ha podido discernir es que los cambios de
nombres de calles ocurrieron después de la década del 3075 y que
antes llevaban el nombre de los forjadores del pueblo.
Una vez construido el pueblo, a mediados del siglo XIX,
hubo gran movilidad de habitantes; por una parte estaban familias
como los Sánchez, Mieres, Descart, que llevaban años viviendo en
torno a estas tierras, pero que en los primeros años del pueblo
emigran a nuevas y florecientes ciudades; por otro lado
comerciantes ávidos de tierras se mueven hacia los interiores,
algunos de ellos encontrándose con el nuevo pueblo, que al ser
delineado en su forma se le asignan los nombres de las primeras
familias que se aposentaron en torno a estas calles. De esta forma
es que la actual calle Prat, originalmente llevaba el nombre de
Zenteno; calle Almendras mantenía su nombre; calle Carrera, era
llamada Estrada; calle Manuel Rodríguez tenía la designación
Cruces; calle Vicuña Mackenna era conocida como Placencia; calle
Francisco Bilbao se llamaba Caba; y calle Camino Antuco llevaba
su mismo nombre; de oriente a poniente calle Ercilla tenía por
nombre Burgos; calle Lautaro llevaba el nombre de Cea; Bascur
75
Dos documentos dan cuenta de este hecho, uno tiene que ver con el acta de
1925 donde la intendencia consulta sobre hechos varios, entre ellos la
ubicación de señales de tránsito del pueblo, lo que permitió referenciar las
calles principales y por otra parte, un documento de registro de propiedades
de Quilleco de 1936.
75
Estudio Histórico Social de la Comuna de Quilleco
era la misma designación de esa arteria; la calle Barros Arana era
ubicada como calle Vega; la calle Maipú se conocía como Fuentes
y la calle Eusebio Lillo era referenciada como calle Pino. Al
parecer calle O’Higgins fue posterior al entramado inicial de las
vías de circulación.
Una vez cambiada los nombres de las calles, pareciera ser
que la influencia liberal se tomó como criterio a definir para los
nuevos nombramientos. Se incluyeron referentes de la conquista
(Ercilla y Lautaro y Caupolicán), de la Independencia (Maipú,
Carrera, Rodríguez y O’Higgins), de la Guerra del Pacífico (Prat),
de la Sociedad de la Igualdad (Eusebio Lillo y Francisco Bilbao) y
dos de los intelectuales liberales más representativos de los
primeros momentos de la república (Barros Arana y Vicuña
Mackenna). De estos nombramientos las calles Almendras y
Bascur persistieron por un motivo fundamental, los donativos de la
época para la construcción del cementerio general y la escuela
quinta N°11.
El dominio político de la comuna desde el latifundio
Los primeros años de vida democrática y comunal se
desarrollaron en torno a la época parlamentaria. Este período de
gobernabilidad que se mantuvo por más de 30 años, significó una
seudo estabilidad política de las fuerzas que dominaban los
partidos de aquel tiempo, pero alojaban en este imaginario
armónico una serie de prácticas fraudulentas que les permitieron
mantener el dominio en los diversos territorios.
Durante el siglo XIX, los herederos de la clase política que
se hizo cargo del país luego de la independencia, defendieron la
idea de contar con una estructura federativa y descentralizada, los
más extremos anteponían la palabra libertad a todo esquema
conservador. Los locales en cambio, convivían con referencias
conservadoras y tradicionalistas que hacía difícil poder erradicar,
pero el interés se concentraba en administrar la estructura
burocrática para poder acceder al dominio de tierras, y de esta
forma acrecentar propiedades y riquezas.
La visión de progreso e industrialización se ajustaba a estas
intenciones, es así que el movimiento de los radicales y los
liberales se unen en la Alianza Liberal, que durante el período
parlamentario afianzó su influencia hacia los sectores rurales,
levantando la lucha en contra de la influencia de la Iglesia76, y

76
Hay un acontecimiento que define las posiciones políticas de principios del
siglo XX, y que tuvo lugar en la parroquia de Quilleco:
“No obstante, la población de Quilleco, formada principalmente por
hacendados y campesinos, se hallaba políticamente dividida entre
conservadores y liberales. Mosén Melet había tomado partido por los
conservadores y defendía sus ideas con mucho coraje, hasta el punto
que un día, mientras celebraba la misa en el altar principal de la iglesia
parroquial, dos hombres a caballo penetraron tumultuosamente en el
templo y le dispararon dos tiros.
76
Estudio Histórico Social de la Comuna de Quilleco
promoviendo a su vez, el crecimiento de la industria, el comercio y
la minería. En los primeros años el monopolio de administración
pasaba desde Mariano Palacios a Nicolás Palacios, Efrain
Hermosilla y Carlos Pedrasa; este último férreo opositor a la
iglesia, según testimonio de Melet, trató de asesinarlo en tres
ocasiones, dos en Yungay y una en Quilleco; otro dato que refleja
el carácter terco y lleno de maldad del alcalde Pedrasa, es que
según los recuerdos de la señora Dolores Sepúlveda77, él junto a su
señora eran los más tenaces opositores a que el floreciente villorrio
dejado por la señora Mercedes Errázuriz, y por el que lleva su
nombre, se siguiera poblando. Esta animadversión llevó al
entonces alcalde a persuadir al Sr. Guzmán dueño de las Canteras
que anexara nuevamente la villa a la hacienda. Personajes como
estos, de tanto en tanto siguen apareciendo alimentados por la
venganza y la necesidad de opresión hacia los más humildes.
Aquel período se caracterizó por no considerar la cuestión
social, que a pesar que era representada en el discurso de la Alianza
Liberal, no era parte de las acciones legislativas en torno al
campesinado. Por su parte, el sistema electoral desarrollado a partir
de la ley de Comuna Autónoma, permitía el uso de métodos que el
día de hoy son altamente cuestionables. Los alcaldes y regidores
ya no eran controlados por el ejecutivo sino por los partidos
políticos, los que tenían como práctica habitual intervenir los
padrones electorales, a través de diversas prácticas, como el
sufragio con el voto marcado, o el acarreo y el cohecho.
En aquel período solo tenían derecho a voto los hombres
mayores de edad que supieran leer y escribir78, por lo que la masa
trabajadora de los fundos de dominios de estas familias, se
transformaban en una cuota de sufragio interesante al momento de
generar el poder político local.
Antecedentes de la memoria exponen que unos de los
artífices de estas prácticas en la comuna eran los Vásquez Palacios,
quienes entregaban un zapato a los peones e inquilinos mientras
iban a votar y al logro de triunfo eleccionario entregaban el otro, o
en algunos casos eran acarreados llevando el voto marcado hasta la
urna, que se constituía en el mismo fundo. Estas prácticas se
aplicaron en todo el ciclo de oro de los Vásquez en la provincia
durante la primera mitad del siglo XX, y permitieron que un
coterráneo presidente de la Asamblea Radical de Quilleco durante
1950, llegara a ser electo diputado el año 1953 por 4 períodos

Felizmente las balas no llegaron a alcanzarle y los agresores huyeron,


mientras él se libraba, por suerte, de caer muerto junto al altar.”
(Riu:2002;p.: 23-24)
77
Según antecedentes recopilados por Alejandro Mege en el texto Las
Canteras de Ayer y Hoy.
78
Recordemos que el voto femenino, recién fue aprobado para las elecciones
municipales del 35 y en forma general en 1949.
77
Estudio Histórico Social de la Comuna de Quilleco
sucesivos79. Estas prácticas han quedado marcadas en la memoria
de los que quedaron, y es necesario relevar, ya que tras la
honorabilidad y las obras que pudieran haber dejado como
testimonio sus representantes, marcaron el sello del abuso y la
desigualdad, atropellando la dignidad de los pobres y
subyugándolos a la indiferencia y el anonimato.
Fig.16 Froilán Burgos y amigos
Vista a la casa parroquial y el teatro en
los 40
© Archivo Familia Vallejos Burgos.

Fig.17 Perspectiva de la
casa construida por
Jorge Jure a comienzos
del siglo XX – (2006)
© Archivo Germán Sepúlveda

El siglo de la pobreza y la movilidad social

79
La gestión del diputado Rioseco Vásquez es recordada por el haber
gestionado la llegada de la energía eléctrica, a mediados de los años
cincuenta.
78
Estudio Histórico Social de la Comuna de Quilleco
Fig.18 campesino quillecano en los 30
© Archivo Familia Orellana Jara
Hemos visto en el transcurso de esta investigación, cómo
este territorio fue ocupándose primero por encomenderos, luego
por estancieros, después por hacendados y luego por labradores,
llegados desde diferentes puntos a hacer patria como propietarios.
También vimos cómo la movilidad fue afectando a los grupos
ancestrales que ocuparon esta tierra en distintos momentos,
acrecentándose fuertemente a partir de la independencia, lo que
llevó a la aparición de nuevos ocupantes.
De hecho desde su fundación hasta principios de 1900,
Quilleco fue aumentando progresivamente su cantidad de
habitantes; de las 148 almas que señala el Meteoro en 1866,
contaba con 945 habitantes a 1907, menos que el Guindo (1.249) y
Cañicura (1.210). Estos últimos reflejaban el esplendor de la época
del latifundio y el inquilinaje que a través de la producción de
cereales, tuvo el bien ganado nombre de ser esta región “el granero
de Chile”.
Muchos de los propietarios que llegaban a vivir al pueblo,
buscando una mejor educación para sus hijos, se dedicaron a la
mediería, participando de la abundante economía que regía estos
rincones. Los comerciantes ambulantes pasaban periódicamente
por el pueblo, herederos de las rutas de mercadeo pewenche,
transitaban entre Argentina, la Cordillera hasta Los Ángeles, en un
ir y venir de intercambios a pequeña escala.
El galopante desarrollo que se veía en torno a una idea de
Estado victorioso y dominador, provocaba que el flujo migratorio
de colonos se acrecentara hacia los territorios de la frontera. De
esta forma es que Quilleco era tierra propicia para asentarse; a los
migrantes franceses, vascos y holandeses que antes se allegaron a
las tierras quillecanas, desde finales de la colonia y principio de la
república, entrado el siglo XX, volvió a cobijar a familias venidas
de medio oriente como los Jure, los Antonio y los catalanes Melet
y Serra.80 Uno de estos es el caso de Jorge Jure, quien llega a
hospedarse a la entrada del pueblo, se dedica al comercio
ambulante, lo que lo lleva posteriormente, a asentarse en torno al
fundo Curiche, en lo que se conoce como el fundo el Líbano,
llegando a ser el vecino más próspero de este pueblo a mediados
de los años 30, contando con un caserón de dos pisos de estilo
neoclásico, que se ubicaba en lo que actualmente es Maipú y
Rodríguez, y que para la época era la edificación de mayor avalúo,
después de la parroquia; con el terremoto del 39, la gran obra
arquitectónica de los Jure se ve obligada a ser rebajada en medio
piso tomando la forma con la que se mantuvo hasta hace algunos
años, en que fue desarmada.

80
De hecho el Censo de 1907 registra solo un hombre y una mujer
extranjeros, sin definir nacionalidad.
79
Estudio Histórico Social de la Comuna de Quilleco
La llegada de colonos prontamente se mimetizó con la
sociedad quillecana tradicional; la señora Carmen Bascur, don
Desiderio Almendras, don Pedro José Baeza, los Burgos,
Hermosilla, Castillo, Rios, eran parte de los personajes influyentes
herederos de la aldea que apenas contaba con agua de pozo y un
par de focos que iluminaba las esquinas de las calles las
importantes. A pesar de no contar con tantas comodidades las
costumbres aburguesadas se mantenían entre los más
conservadores, así las escuelas atendían en su mayoría a hijos de
medieros, inquilinos y comerciantes, mientras que algunos de los
hijos de familias tradicionales, eran educados con preceptores
especiales.

Fig.19 Carmen Bascur y nietas en


fundo Curiche
© Archivo Familiar Bernardo
San Cristóbal

Las escuelas de la comuna


atendían a los hijos de inquilinos que
muchas veces abandonaban la
enseñanza para dedicarse como
personeros a las labores agrícolas. A
mediados de los años 30 el traslado de la escuela del sector de
Quilaco, ubicado en las actuales inmediaciones del estero Coihueco
y el fundo Santa Cruz, dificultó el acceso de decenas de niños que
tenían que para lograr estudiar tuvieron que trasladarse al pueblo,
primero a través de encargo en casas de conocidos, para luego
trasladar a las familias. Esto hizo que paulatinamente se fuera
poblando la villa de Quilleco durante la década de los cuarenta,
pero a su vez, varias familias tradicionales del pueblo, después de
varias generaciones, hacían abandono de este.
La década del 30 significó una serie de ajustes en lo
territorial, que vinieron a compensar los efectos de la crisis de
finales de los veinte, que dejó en muy mala posición a una clase
oligarca cada vez más desgastada, y que presionaba a los
trabajadores campesinos a abandonar el inquilinaje y dedicarse a
recorrer las cosechas como peones, gañanes, cesantes (también
conocidos como viejos del saco).

80
Estudio Histórico Social de la Comuna de Quilleco
Las haciendas de la Iglesia Católica en el Guindo, de los
Maza en San Lorenzo, de Guzmán en Las Canteras dejaron de ser
rentables, dando paso a la mediería y otras actividades económicas
que hicieron rotar por diversos lugares a los trabajadores. Villa
Mercedes, Quilleco, Chacayal, eran asentamientos donde algunas
familias llegaron a establecerse; otros se mantuvieron en torno a
las pueblas de los interiores.
Fig.20 Pedro Melet y Concepció Serra en el fundo El Racimo
© Archivo Patrimonial Biblioteca Pública N°361 Quilleco

El desarrollo forestal, una alternativa a la crisis


A finales de la década del treinta, la producción agrícola se
hacía insostenible, la falta de rentabilidad de los suelos se sumaba a
la falta de influencia en el parlamento y los efectos de la nueva
constitución.
La llegada de colonos imprimía un sello innovador a la
economía tradicional. Uno de ellos fue la influencia que trajo el
catalán Pedro Melet o Pere Melet llamado originalmente. Pedro era
hermano menor del sacerdote Joan Melet, este último llevaba
varios años misionando distintos rincones del centro sur de Chile,
en plena época progresista post ocupación de la Araucanía, lo que
hacía sostener una red importante de amigos hacendados. Cuando
Pedro se viene a asentar a Chile en 1931, adquiere parte de la
hacienda Ñipan, un fundo llamado “El Racimo” de 150 has. a
55.000 pesos de la época. Influenciado por la economía tradicional
y viendo la oportunidad de negocio que significaba, construyó un
molino, y luego comenzó a plantar pinos de distintas especies81.
La explotación forestal en la zona era algo común, el uso de
locomóviles en la extracción del nativo se venía desarrollando

81
La exploración de monocultivos se venía dando desde los años 20, a través
de la plantación de bosques de cipreses, que adornaron distintos rincones de
los innovadores hacendados.
81
Estudio Histórico Social de la Comuna de Quilleco
desde el siglo XIX, pero el cultivo de especies exóticas, no se dio
sino hasta esta fecha. Melet cultivó estas especies para sacar
madera y resinas, cuestión impensada por estos lugares, y que les
permitía exportar. Algunos testimonios de la memoria, como es el
caso de don Iván San Cristóbal, recordaba que fue un sacerdote,
quien comenzó a promover las plantaciones de pino en Quilleco,
esto llevó a que varios lugares de los llanos de Coihueco fueran
plantados por especies de pinos, mientras en Las Canteras se hacía
lo mismo de forma más industrializada a través de la Caja del
Seguro Obrero.
Con el pasar de los años estas parcelas comenzaron a crecer
y poco a poco la mano de obra agrícola comenzaba a migrar al área
forestal. La sequía de 1955 afectó a gran parte del país desde la 3ra
a la 9na región, esto llevó a que una gran cantidad de ganado de
los sectores latifundistas fuera trasladado a Osorno, este
acontecimiento es referenciado por muchos testigos y marca un
momento de inflexión en la economía agraria local.
Durante los primeros años de los cincuenta se empiezan a
explotar las parcelas plantadas al frente del llano de Coihueco, en
un terreno que cosechaba papelera del Laja a través de contratistas,
esto produce la llegada al pueblo de don Juan Rozas, quien después
de transitar por varios fundos como administrador por casi una
década, llega a asentarse al pueblo, a cargo del grupo de
trabajadores que explotaba el bosque, generando de esta manera un
circuito de contratistas que comenzarían a explotar los bosques
aledaños a las Canteras, lo que durante la década del sesenta se
transformó en la oportunidad de trabajo más a mano de muchos
trabajadores de esta comuna.
El impulso social
Desde los años 50 la comuna comenzó a mostrar cierto
grado de avances en distintas materias; a esto se sumaba la
construcción de los puentes de Coreo y Quilleco, y las bancas de
ladrillo de la plaza realizados en la gestión de la alcaldesa
Hermogenita Hermosilla82 durante la década anterior, a mediados
de los 50 se ilumina el pueblo de Quilleco a través de la energía
eléctrica, la que estuvo a cargo del funcionario don Miguel Latapia.
Hasta ese entonces los únicos postes y cableado existentes era el de
la oficina de telégrafos y la compañía de teléfonos ubicados en
calle Bascur.

82
Hermogenita Hermosilla, la primera alcaldesa mujer, también fue dueña
del fundo San Judas Tadeo de Rucarel y comerciante de un bazar y botonería
ubicado en la intersección de calle Camino Antuco y Ercilla, que un viejo
caserón que aún permanece ahí. Esta autoridad es digna de trascendencia,
muchos mitos se han tejido en torno a su imagen a través de la memoria. Es
recordada por sobre el cúmulo de autoridades que la precedieron y la
sucedieron, a tal punto que la memoria gráfica que al fallecer, en su
testamento dejó mandatado que todos sus bienes se repartieran entre los
pobres. Muchas familias recibieron parte de sus mercaderías.
82
Estudio Histórico Social de la Comuna de Quilleco
La llegada de la luz significó el despertar de la bohemia
quillecana, que se concentraba en torno al bar del Club Radical que
frente a la plaza Guacolda83 esperaba a la clase política y
hacendada de la época, mientras los trabajadores preferían el
clandestino de la señora Rosa, en calle Maipú. La influencia de la
música que llegaba a través de los “transistores” mostraba ritmos
muy distintos a los acostumbrados boleros, tonadas y tangos que se
guardaban entre las victrolas del campo. Así fue como se
inmortalizaron las fiestas de la primavera que con carros alegóricos
y elecciones de reina, son la base arquitectónica de los carnavales
criollos; también en esa época comenzaban a llegar muestras de
artistas famosos del neo folclor y la nueva ola, las veladas o
kermeses se instalaban como actividades transgresoras para el
tradicionalismo de los nuevos habitantes.

Fig.21 Fiesta de la Primavera año 1959


© Archivo Patrimonial Biblioteca Pública N°361 Quilleco
En otro aspecto, las escuelas se adaptaban al nuevo sistema
de enseñanza; la escuela N° 16 de niñas que se ubicó hasta finales
de los años 50 en calle Barros Arana, pronto fue relocalizada en las
nuevas dependencias de la escuela N° 100, que se ubicó frente a la
plaza, donde existió la escuela N° 11 hasta mediados de los 40.
Esta última se había trasladado al norte de calle Bascur, a un sitio
donado exclusivamente para su uso educativo por parte de la sra.
Carmen Bascur. En el año 1965 se impulsa el nuevo sistema de
enseñanza, que pasa a instaurar el modelo de educación básica de
1° a 8° y de educación media de 1° a 4° medio, este se llevó a cabo
en la escuela N°11, que desde esa fecha pasó a ser mixta al
implementar el primer 7° básico en lo que fuera el precedente del
Liceo C-78.
El pueblo comenzaba a contar con veredas, un tercio de sus
rutas peatonales estaban pavimentadas, el correo y el telégrafo ya
llevaban funcionando más de 30 años. A los caserones antiguos de

83
Respecto al nombre de la plaza algunos señalan de que esta lleva por
nombre Isabel Riquelme, pero según los antecedentes que se exponen en la
rev. Las Canteras de Ayer y Hoy, esta aparece mencionada con el nombre de
Guacolda, que para estos fines es referenciado.
83
Estudio Histórico Social de la Comuna de Quilleco
adobe y viga labrada, en esta época se le sumaron construcciones
más bajas, hechas con maderas de la hacienda Las Canteras y con
tejas traídas de Rucarel.
Las organizaciones sociales siempre habían existido en el
poblado, desde las guardias civiles y los grupos de iglesia, la
comunidad se organizaba en torno a las actividades que eran
orientadas desde el municipio y el Estado, así a mediados de los
cincuenta surgieron los “Clubes de demostradoras del hogar”,
después llamados CEMA y posteriormente conocidos como
Talleres Laborales, estas organizaciones representaban el espacio
propio del género femenino, un lugar desde donde se aprendían
oficios para el desempeño del atribuido rol de la mujer en la
sociedad. De estas organizaciones se desprendieron los Centros de
Madres Inés de Suarez y Paula Jaraquemada.
Hasta la década de los sesenta era un solo Club Deportivo
el que identificaba la tradición del pueblo, Deportivo Quilleco
había sido fundado en 1915 por la elite política de la época84, pero
en los 60 la irrupción de Chile en el balón pie mundial fue un
aliciente para la fundación de un nuevo club, que a finales del año
62, se reunió con los actores sociales de la época en las
dependencias del local de don Juan Rozas, donde se da por fundado
el Club Juventud Quilleco85. Bajo el alero de los clubes
deportivos se jugaba rayuela, a mediados de esa década, algunos
radicales cultivadores de esta práctica formaron el Club de Rayuela
de Quilleco.
La Junta de Vecinos N° 1 de Quilleco, vino a coronar una
década de organización social, en donde la movilidad necesitaba
estar bajo el alero de una institución comunitaria. Esta nace en
1967 con el fin de poder canalizar las demandas de los nuevos
vecinos que ahora eran parte del poblado. Esta organización
originalmente veló para la creación de fuentes de trabajo en
Quilleco, lo que siempre ha sido una gran carencia, en aquel
tiempo llevó a que se construyera un matadero con el fin de
facilitar las faenas de muertes de animales de los pobladores.
También sus socios participaron activamente en las posteriores
faenas de mejoramiento de la cuesta del camino al cementerio y la
llegada del agua potable.
El sindicalismo rural
Los cambios en esta década fueron muy notorios en la
configuración de la actual sociedad quillecana, el desarrollo de
leyes laborales y la caída de la economía hacendada, trajo consigo
la movilidad campesina hacia los sectores poblados, principalmente
Las Canteras y Villa Mercedes, desde donde se irradiaba el
bienestar social de los trabajadores, los fundos de Santa Cruz y San

84
Sus socios fundadores fueron Andrés Cotal, Nicolás Paredes, Víctor
Ramírez y Fortunato Vega.
85
En el año 1994 surgirá un nuevo club llamado Independiente Quilleco.
84
Estudio Histórico Social de la Comuna de Quilleco
Lorenzo eran otra alternativa, donde se exigía el pago de las
asignaciones familiares y se formaban los primeros sindicatos.
A mediados de la década del 60, bajo el gobierno de Frei se
concreta la llegada de la Alianza para el Progreso, un programa
impulsado por el gobierno de Estados Unidos orientado a los
gobiernos de América Latina con el fin de controlar las
orientaciones sociales de estos proyectos apoyando iniciativas en
torno a la alfabetización, la reforma agraria y el libre comercio. En
la comuna, este programa se aplicó en torno a las comunidades
campesinas de Valle Hermoso y Cañicura a través del sindicato
rural “El Porvenir de Quilleco”, que junto a los trabajadores de los
fundos aledaños y la influencia política de la Democracia Cristiana
por parte del oficialismo de la época, mantuvieron la aplicación de
los programas sindicales del gobierno de Frei.
La reforma agraria
Terminada la década del sesenta, el movimiento sindical ha
tomado una fuerza desbordante, pareciera que los cambios no se
detienen y que los logros del Estado de Bienestar han tocado su
cenit. En Las Canteras el florecimiento sindical engendraba a un
actor político clave en la campaña allendista y en la reforma agraria
de esta comuna, el dirigente y regidor Demiterio Aranguiz
Riquelme, quien fue sino el primer asesor de la realización de los
asentamientos de “Primer Paso” y la constitución del sindicato
“Bernardo O’Higgins”. Con la llegada de Allende, la
izquierdización de la administración pública se hace mucho más
notoria, que en los gobiernos anteriores, en nuestra comuna la
hegemonía radical- demócrata cristiana que se venía dando durante
todo el siglo XX, ahora contrastaba con la llegada de los
comunistas al poder; al alcalde Francisco Antonio Rubio le sucedió
el antucano Enrique Montero, quien venía apoyado por los
sindicatos de Endesa y Canteras. Esto produjo que los procesos
sociales en Quilleco se profundizaran.
A finales de 1970 campesinos de Quilleco se toman el
predio Ñipan de forma pacífica86, este acto significaría tal cual fue
la denominación del sector, la primera acción de ocupación del
sistema de asentamientos de la reforma agraria87. Unos meses
después los campesinos de Quilleco se toman parte del fundo
Coihueco, en el asentamiento denominado “Dulce Patria”. La
gestión para el traspaso de este predio contaba con el apoyo del
86
Según los antecedentes recopilados a través del diario La Tribuna por K.
Brevis (2012) para la tesis de DDHH “Represión política en cuatro comunas
rurales de la Provincia de Biobío durante el primer año de la dictadura
militar”.
87
El sistema de asentamientos promovidos a través de la ley 16.640,
implicaba la toma, expropiación y redistribución de terrenos productivos que
no estuvieran siendo explotados por sus dueños, para los campesinos del
sector. Esto era posible a través de un sistema de asesorías y gestión de
recursos entregados por la CORA (Corporación de reforma agraria), los que
finalmente determinaban el traspaso de los terrenos a sus nuevos propietarios.
85
Estudio Histórico Social de la Comuna de Quilleco
dueño del fundo que en aquel tiempo desempeñaba tareas
diplomáticas en Brasil. Este acuerdo provocó la confianza de los
dirigentes en esperar al dueño y traspasar de buena fe los terrenos,
lo que nunca sucedió y a la vez propició el fracaso de este
asentamiento. Después se organiza otro asentamiento en el Bajo
Duqueco, este logró concretarse al igual que primer paso.
La organización como escape a la cesantía
El sindicato “Bernardo O’Higgins”
A mediados del año 1971, la comuna de Quilleco sufría los
efectos de la crisis del agro. Los habitantes de Quilleco no tenían
las mismas oportunidades para emplearse como en Las Canteras y
San Lorenzo, por mencionar algunos de los fundos con mayor
participación obrera. En el pueblo, la escases de vivía a diario y no
había mucha estimulación para generar asentamientos, solo
jornales generados a través del municipio.
Estas necesidades llevaron a que muchos cesantes
comenzaran a buscar fórmulas para conseguir trabajo estable
dentro del pueblo. La llegada de Víctor Hugo Riquelme, quien
traía consigo la experiencia de participar en los cordones
industriales de Santiago, junto con la asesoría y traspaso de una de
las personalidades jurídicas de los sindicatos de Las Canteras, por
parte de don Demiterio Aranguiz, hicieron que prontamente un
grupo de al menos setenta cesantes se organizara en torno a la
figura del Sindicato Bernardo O’Higgins.
La organización quedó constituida por don Víctor Hugo
Riquelme Cares como presidente, don Manuel Romero como
vicepresidente, don Felipe González González como secretario
general, don Víctor Pardo Almendras como secretario de actas y
don Alberto Gatica como tesorero. De inmediato se contactaron
con dirigentes del asentamiento Dulce Patria, los dueños de
Coihueco y el Intendente de la época, para ocupar el predio “Los
Llanos de Coihueco”, los que por las características del tipo de
ocupación forestal no podía ser asesorado directamente por la
CORA, por lo que se gestiona la llegada de una empresa forestal
que tuviera participación del Estado; así fue como en coordinación
con las mesas sindicales de la provincia se contactaron con Inforsa,
quien asesoraría la explotación, plantación y distribución de los
recursos generados por la actividad forestal. Esto favoreció la
participación de al menos 150 personas, los que trabajaban en
distintos rubros del ciclo productivo.
Se tomó como referente el sistema canterano, esto permitió
que se implementaran varias garantías para los trabajadores como
acceder a economatos, préstamos de camiones por parte del
municipio para la compra de mercaderías, gratificaciones y bonos
etc.
El sistema sindical experimentado por los pobladores
quillecanos a inicio de los 70, ha sido hasta el día de hoy la
experiencia más notable de organización y trabajo por parte de la
comunidad de Quilleco solamente comparable con el esfuerzo
86
Estudio Histórico Social de la Comuna de Quilleco
colectivo de quienes construyeron a pulso las calles y sus primeras
casas, ya que a través de esta iniciativa, se logró solucionar el
problema de falta de empleo existente en la localidad, por lo menos
durante dos años.
Durante este tiempo, el sindicato dominado por facciones
pertenecientes, principalmente, al partido comunista, con
participación de socialistas, demócratacristianos y radicales88,
generó un trabajo de expansión de las políticas allendistas. A
principios del año 1972 el sindicato logra tomarse los principales
fundos de la cordillera, generando las presiones correspondientes
para formalizar su expropiación89.
Si bien, el estímulo social que produjo la Unidad Popular
en la aplicación del programa de gobierno de Salvador Allende,
tenía como norte el cambio de paradigma del obrero campesino y
la generación de una económica cooperativista pensada para el
crecimiento de la economía del país. En Quilleco, sus habitantes
estaban tan inmersos en la dependencia hacía la figura del patrón,
que estando en esa condición psíquica de sumisión, no lograban
avizorar la oportunidad de cambio en su economía que significaba
hacerse cargo de los predios ocupados, en muchos casos los
obreros al verse desapatronados, se dedicaron al consumo de
alcohol y la juerga, dejando de lado los compromisos individuales
a desarrollar en los asentamientos. Esto llevó a que a diferencia de
otras comunas, donde el sistema de asentamientos generó grandes y
eficientes ocupaciones, en nuestra localidad se vio mimetizada por
la persistencia de la mentalidad construida a través del inquilinaje
y sus costumbres.
El Golpe de Estado y la división social
La configuración de un orden mundial basado en la relación
antagónica de la guerra fría, hizo que Estados Unidos hiciera todo
lo que estuviera a su alcance por generar la desestabilización y
recuperar la hegemonía del país. A las prácticas consensuadas de
desabastecimiento, se unieron las acciones de paralización de los
transportistas y el sabotaje de grupos de extrema derecha, sobre los
procesos sociales que se llevaban a cabo en las distintas partes del
territorio.
En Quilleco estos grupos se concertaban para generar
cortes de camino cuando las empresas estatizadas despachaban su
mercadería. Esto hizo que la empresa Inforsa se viera en la
obligación de contratar trabajadores especialmente dedicados a
resguardar las rutas de despacho.
El desabastecimiento programado y las condiciones
caóticas que se instalaban en el país para promover un clima de
desconfianza hacia el gobierno, hicieron eco en muchos
quillecanos tradicionalistas, que con la avanzada de los
88
Francisco Antonio Rubio, ex alcalde de Quilleco era uno de los principales
simpatizantes de la obra del sindicato en aquellos años.
89
Según consta en la investigación de K. Brevis.
87
Estudio Histórico Social de la Comuna de Quilleco
movimientos sociales sentían amenazado su propio patrimonio.
La creación de las Juntas de Abastecimiento y Control (JAC), que
acá también funcionaron, incomodaban a la clase mercantil
incidiendo en la previa división que con el Golpe de Estado
mostraría una faceta local llena de prejuicios y cobardía.
En el contexto general Las Canteras estaba pasando por
una organización a través de un sistema de co administración,
mientras en Quilleco, los obreros se organizaron en torno a un
sindicato comandado por Víctor Hugo Riquelme, líder natural y
promotor de la reforma agraria en la comuna. El alcalde Enrique
Montero, del partido comunista, era un obrero que trabajaba en
torno a las centrales de El Toro y Abanico, por lo que su llegada a
la a administración local, no vino sino a facilitar el proceso
sindical.
La ideología dialéctica era un lenguaje institucional, y la
necesidad de empleo de la época pasaba por el filtro político
partidista, esto produjo que muchos campesinos se inscribieran a
militar desde el gobierno de Frei en la Democracia Cristiana, y así
sucesivamente en el Partido Socialista y principalmente el Partido
Comunista. Por su parte dirigentes radicales organizaban a la
comunidad en torno a la promoción de cooperativas, que
permitieran administrar ciertos servicios como la compra del
molino Ñipan y el mejoramiento de obras viales.
Esto generó que a 1973 se distanciara la hegemonía liberal
radical que estuvo en el poder comunal hasta el 71, provocando una
división interna en las clases quillecanas que no sucedía de la
misma forma en Las Canteras, ya que esta última estaba formada
mayoritariamente por trabajadores llegados desde fuera.
El tanquetazo a fines de Junio de ese año fue un remezón
para las consciencias revolucionarias, en algunos casos provocó la
reacción de algunos trabajadores que se organizaron para contar
con instrucción básica en defensa personal y que en Quilleco ha
generado una serie de mitos respecto a la supuesta instrucción de
guerrilla que recibían los obreros. La memoria señala en muchos
casos que esto solo fue un mito y parte de la paranoia de los
pobladores de aquel entonces; pero compenetrando al relato
privado de las experiencias de juicio público, encontramos relatos
que señalan que a la llegada hubo un momento en que se trae como
administrativo a don Héctor Godoy con el fin de preparar a los
trabajadores ante cualquier eventualidad. Es así como se
comenzaron a realizar talleres de defensa personal, concibiendo
que en cualquier momento se gatillaría una intervención militar de
proporciones, para esto se escogían a los trabajadores más
comprometidos por la causa y estos se reunían cada cierto tiempo,
fuera del horario de trabajo en torno a una cancha cerca del fundo
Quilapan, donde se les enseñaba técnicas de defensa personal como
el karate, judo o taekwondo, algo que ahora es común ver que es
aprendido por los niños de la comuna, en aquel entonces era una
alternativa de la defensa obrera.

88
Estudio Histórico Social de la Comuna de Quilleco

Fig.22 Bombardeo a la
Moneda
©Radio Universidad de
Chile

El martes 11 de
septiembre parecía un día
cualquiera, los
trabajadores se adentraban en los llanos de Coihueco en Quilleco,
hacia sus asentamientos y en las faenas agrícolas y forestales de
Las Canteras, cerca del medio día las radios transmitían que La
Moneda había sido bombardeada, de inmediato se entendió de que
la construcción social desarrollada en Chile durante los últimos 50
años llegaba a su fin; los dirigentes, administrativos, funcionarios
públicos salieron a decir que se resguardaran, el sindicato de los de
Inforsa destruyó todos los registros de sus socios con tal de no
involucrar a nadie.
El bombardeo a Quilleco
El día 15 de septiembre se constituyen en Quilleco los
militares, en la jornada de pago de quincena de los trabajadores del
llano. En la oportunidad nombran al ex alcalde radical Francisco
Antonio Rubio como alcalde designado por el régimen, la devuelta
al poder de esta autoridad está llena de juicios de la memoria en
torno a su necesidad permanente de hacerse ver leal al gobierno
militar, para lo cual no trepidaba en ir las veces que fuera necesario
a denunciar dirigentes, rebeldes comunistas, lugares donde
supuestamente escondían armas etc. Esto llegó a tal punto, que en
un momento en que la autoridad se dirigía al retén el Álamo, las
policías y los militares estaban coordinando el ataque a unos de los
pueblos del interior de Abanico donde muchos obreros se habían
atrincherado con escopetas y dinamita esperando la llegada de los
militares90. En la ocasión, coinciden los relatos de muchos
90
Existen antecedentes de obreros antucanos como Gabriel Rivera y José
Figueroa, que señalan que una vez sabido que el golpe de Estado se había
llevado a cabo, se realizó una asamblea para definir la posición de los
trabajadores de Endesa que vivían en ese lugar. Estos decidieron irse a paro,
lo que produjo tensión en el lugar y dispuso al jefe de retén como mediador
ante las partes. Un sector de los obreros había tomado la decisión de
atrincherarse y dinamitar los puentes, en ese momento los militares enviaban
aviones a controlar el espacio con la orden de bombardear apenas hubiera
oportunidad; la imposibilidad de que los obreros pudieran atacar los aviones
89
Estudio Histórico Social de la Comuna de Quilleco
quillecanos, el jefe de la guardia le señala a la autoridad, que como
existen tantos comunistas en Quilleco, se enviará un avión para
bombardearlos a todos. En la confusión el alcalde al volver al
pueblo le señala a sus cercanos la decisión de ajusticiamiento
colectivo que había determinado la autoridad militar. Esto
rápidamente se convirtió en una psicosis colectiva, que hizo que
mucha gente durante varios días abandonara el pueblo, los más
osados acamparían en la parte alta de la cuesta al cementerio a la
expectativa de la llegada de los aviones, que al pasar rasantes por
el pueblo inundaban de temor apocalíptico a los crédulos
pobladores.
Detenciones, torturas y muerte el juicio social de la
comunidad dividida
Entre septiembre y diciembre de ese año las detenciones de
obreros y campesinos de Quilleco se hicieron comunes. El temor
de una sociedad altamente clasista, llena de recelos y
arbitrariedades, se hacía notar en las acusaciones o “sapeos” de
quienes consideraban comunistas. Esto además del sello inicial de
la administración local, y el temor que producían los rumores
respecto a la opresión que acarreaba el nuevo orden.
El asesinato de José Zapata, y las desapariciones de los
obreros José López, Victoriano Lagos, Juan Briones y Nelson
Almendras de las Canteras, José Hernández y Mario López de
Cañicura y San Lorenzo respectivamente vinieron a mostrar el
gesto más aberrante a la que pude llegar un grupo humano que
se ha construido en un territorio. El asesinato, que en algunos
casos era mandatado por las autoridades militares de la época,
también fue realizado por civiles que aprovecharon la atmosfera
de complicidad para ajustar cuentas con algunos obreros, como
lo fue el caso de José Hernández91
Por su parte, las conductas del nuevo edil, provocaron que
en sectores castrenses se incubara la idea de que en la comuna de
Quilleco existían revolucionarios de alta peligrosidad. Esta muy
lamentable confusión llevó a que muchos pobladores fueran
juzgados en Consejos de Guerra. Brevis (2012) comenta la
situación de la siguiente manera:
“En el informe de la situación de los detenidos en
Los Ángeles desde el Consejo de Guerra realizado el 18 de
diciembre de 1973, se les otorgan condenas a cerca de una
veintena de hombres provenientes de la comuna de
Quilleco. Condenan a quince años a Héctor Godoy Gálvez,

y el hecho de poner en riesgo a sus familias hicieron que se bajara la


intensidad de la movilización, esto sumado a las gestiones de carabineros
para bajar el perfil a una situación que a todas luces era de alta complejidad
91
Otro caso de abuso de poder con resultado de muerte fue el sufrido por el
dirigente deportivo Guillermo Vallejos en el año 1977. El que fue torturado
y asesinado bajo el estupor y el silencio de todo un pueblo, que fue testigo de
este linchamiento.
90
Estudio Histórico Social de la Comuna de Quilleco
quien es trasladado a Temuco por ser considerado por los
abogados un “débil mental”; a cinco años a Víctor Hugo
Riquelme Cares, y a tres años y un día a Desiderio Acuña
Poblete, Héctor Contreras Zurita, Aurelio Narváez Narváez,
Guillermo Rodríguez Salamanca, Luis Rodríguez
Salamanca, Francisco Sandoval Ortiz, Carlos Sobarzo
Riquelme, Héctor Hernán Álvarez Ruiz y Domingo
Segundo Venegas Sanzana. Todas estas personas
trabajaban en el mismo lugar, en el área forestal de la
papelera Nacimiento de INFORSA que en esos tiempos era
estatal.” (2012:p. 73)
Esta situación provocó una profunda división en la
comunidad de aquel entonces, donde todo aquel que fuera
detenido o haya estado preso era excluido, marginado, lo que
produjo una sensación aún más grande de pobreza, ya que
conjuntamente a la falta de oportunidades que era esta pobreza
material, también vivieron la falta de misericordia y la arrogancia
de un pueblo aturdido, que era esa pobreza social, que de tanto en
tanto brota como enfermedad en nuestra comunidad, cuando los
valores humanos son trastocados severamente.
La búsqueda del alcalde Montero y su huida
Enrique Montero vivía en Antuco y trabajaba en Endesa en
la construcción de las centrales de Abanico y el Toro, su
popularidad en los sindicatos sirvió para elegirlo alcalde el 71,
llegado el golpe de Estado el 73, él se encontraba viviendo en
Antuco, producto de toda la confusión que ahí había, ya que junto a
Las Canteras fueron los lugares donde inmediatamente se hicieron
presente los militares.
Al ver esta situación Montero se escapó para Quilleco,
refugiándose en la casa de un cuñado que en ese tiempo era chofer
municipal. Ahí estuvo vario días, mientras los dirigentes leales a la
autoridad urdían una fórmula para rescatarlo de su eventual
detención. Entonces se consiguió con Felipe González y Hernán
Álvarez, socios del sindicato O’Higgins, que fuera trasladado a la
cordillera. Los ayudantes tomaron al alcalde y lo trasladaron
durante la noche a la casa de un conocido en el fundo El Avellano
en Cañicura, volviendo inmediatamente al pueblo para no despertar
sospechas del traslado. Al día siguiente, sus ayudantes volvieron a
buscarlo para llevarlo más al interior, al fundo Manzanal, a la casa
de Francisco Linay, militante socio del Sindicato. A partir de ahí
Linay continuó con la operación, llevando a la autoridad a caballo
durante la noche hasta llegar a Valle Hermoso, donde estaban los
asentamientos del sindicato y él estaría a salvo; la idea era dejarlo
en casa de don Chito Mora, luego Linay regresó, quedando el
alcalde en las cercanías de la casa, pero al llegar, Mora se
encontraba muy nervioso y obligó a Montero a salir de ahí

91
Estudio Histórico Social de la Comuna de Quilleco
amenazándolo con un rozón92. En ese momento la autoridad queda
solo y a la deriva, lo que llevó a que se internara en la montaña
durante casi una semana, hasta que pudo dar con parte de los
asentamientos que había organizado Víctor Hugo Riquelme hacia
un año atrás. Estando ahí se sintió más seguro, y el dirigente lo
albergó por unos días. Entre los que lo vieron habían había un
muchacho de apellido Burgos que estudiaba en Quilleco a quien
había regalado un par de zapatos de seguridad por la ayuda
brindada por su familia.
El muchacho al bajar a la escuela no dudó en llegar con sus
zapatos nuevos, los que eran un privilegio ya que ese calzado era
usado frecuentemente por los trabajadores de Endesa. Este al ser
consultado por sus compañeros señaló inocentemente que el
alcalde se los había regalado, lo que de un momento a otro se
vociferó en un recreo, llamando la atención de un profesor ahijado
del alcalde, que al escuchar esto informa al ejercito, quienes
desplazan hacia la cordillera dos secciones de soldados a realizar
una operación rastrillo. Alertado Montero se desplaza a Quilleco a
la casa de su cuñado, que hacía algunos días había sido despedido
por Antonio, obligándolo a ir a Talca y dejando a su familia en el
pueblo de Quilleco. La llegada de Montero al pueblo coincide con
el regreso de Talca de su cuñado, que venía a buscar a su familia
para llevársela a su ciudad. Esta oportunidad sirvió para adaptar la
camioneta y construirle un doble fondo, donde se guareció el
destituido alcalde marchándose para siempre de estos territorios.
Camino a los 80
La reestructuración social quillecana

Fig.23. Alcalde Francisco “Pancho” Antonio


en acto cívico militar en los años 70
©Archivo familia Rozas Bobadilla
La interrupción del proceso democrático en Chile tuvo
variados justificativos, que van desde la extremada polarización

92
Herramienta parecida a la guadaña y que sirve para cortar la maleza de los
campos y bosques.
92
Estudio Histórico Social de la Comuna de Quilleco
ideológica y populismo demagógico que trajo consigo la unidad
popular para algunos, a la necesidad de intervenir la economía de
socialización que beneficiaba a la clase trabajadora e imponer una
economía de mercado que asegurara el dominio de la elite, pero
que además tuviera oportunidades para la movilidad social, para
otros. Esta idea de desarrollo era la que imponía EEUU, artífice
del dominio continental, que a través de su visión de economía
neoliberal o de capitalismo agresivo, pretendía mostrar una faceta
de desarrollo primermundista en Chile.
Para poder garantizar el convenio, el Estado compromete
una parte de si, a través de la privatización de todas sus empresas;
este proceso se denominó “Contrarreforma agraria”, que sirvió a la
causa noble del grupo de economistas que venidos de Chicago les
permitió sentar las redes territoriales de estas privatizaciones; fue
así como las empresas locales del Estado comienzan a ser
traspasados a grupos de empresarios emergentes, que se
distribuyeron la totalidad de estos bienes públicos. El caso de Las
Canteras, Santa Cruz, San Lorenzo y otros asentamientos
reasignados hicieron ver en la Comuna este particular momento.
La movilidad sanlorenzana
La hacienda San Lorenzo es de amplia data en los registros
coloniales de la época, ya a comienzos de 1600 se registran las
primeras misiones al interior de la parte alta de la provincia de
Cuyo, construyendo una red de parroquias y fundos de
mantenimiento, propias de las abadías.
Los franciscanos señalan que fray Antonio de San Miguel
fue uno de los primeros frailes en entrar a la frontera a finales del
siglo XVI, a través de una red de parroquias, denominadas Células
Reales que permitió establecer un circuito de evangelizadores a
cargo de la administración de estas células en nuestro territorio,
como Antuco, San Lorenzo y Villucura. El circuito de ocupación
estuvo activo hasta finales del siglo XVIII, cuando varios
alzamientos atacaron sus bases y las saquearon. Para los que
resistieron el embate, se tuvieron que desplazar en células
trasnhumantes de comunidades, en lo que se conoció como el
período de Guerra a Muerte, en donde estas tierras pasan a ser
ocupadas por circuitos notariales de control de propiedades, así
llegan los Riquelme, De la Maza, Palacios, Vásquez, Rioseco,
Larenas, que se relación con los herederos del circuito de
hacendados y estancieros como los Darosh, Puga, Tirapegui, Solar
se hacen de territorios colindantes y perpetúan una red de
parentesco que dominaría durante varias décadas el sistema de
control territorial que alguna vez desarrollaron los franciscanos.
El sistema de arrendatarios es quizás la práctica que
sostenía las convenciones económicas del modelo franciscano de
administración territorial, y en la hacienda San Lorenzo y muy
probablemente en El Guindo y parte de Peralillo permitió
implementar una relación de mediería con estas propiedades. Los
arrendatarios de San Lorenzo ocuparon la parte sur de la hacienda
93
Estudio Histórico Social de la Comuna de Quilleco
que conectaba hacia Alul, las familias sanlorenzanas de
arrendatarios son numerosas, de esos e recuerdan los linajes
Araneda, Cerda, Albornoz, Riquelme, Ortega, Campos, Insunza,
Salazar, Saldias, las que en algunos casos llevaban más de un siglo
interactuando en esos espacios.
La reutilización de estos fundos se dio a través de un
sistema de traspaso a instituciones del estado, en el marco de los
cambios establecidos a partir de la Constitución del 25, que despejó
la vía para la ocupación por parte del estado de los predios de
control territorial. Esto permitió la llegada de nuevos ocupantes del
territorio, obreros forestales y agrícolas que venían a poner en
práctica modelos de explotación de recursos de las empresas
estatales como la Junta Nacional de Beneficencia, El Servicio de
Seguro Social y El Servicio Nacional de Salud. Esto permitió la
construcción de tres escuelas las de Ullue, Mampil y las Casas
Este período trajo consigo la generación de un modelo de
gestión sindical del territorio. Durante esta época estaba aledaño el
sindicato Porvenir y las redes del programa de la Alianza para el
Progreso dominado por el intendente Diez Anguita propietario del
sector. La sindicalización propendía a generar un sistema de
expropiación y redistribución diferenciada entre empleado y
obrero, lo que no dejaba contentos a las familias de arrendatarios,
acostumbrados por siglos a un perímetro de la hacienda.
Ese problema no logró ser resuelto ya que el control por
parte del ejército en la hacienda, acabó con cualquier atisbo de
apropiación.

Fig. 24 José Araneda guiando turistas


a las termas de Quilaquín, durante la
década del 60.
©Archivo familia Araneda Cerda

La gran migración
La forma en que se
manifestó el proceso de
Contrarreforma Agraria en el sector de San Lorenzo, significó la
caída del proceso que llevaban los obreros para adquirir la estancia,
la que paso a ser controlada por el oficial en retiro don José
Molina, este administrador estuvo a cargo mientras se acordaba su
traspaso a quien fuera su posterior dueño.
Mientras esto sucedía, la rutina de trabajo era altamente
controlada, la mayoría de los dirigentes sindicales fueron presos,
torturados y en algunos casos asesinados, solamente quedaban las
familias establecidas de obreros y arrendatarios manteniendo la
dinámica productiva a cargo del ejército. Una vez concluido el
trámite del traspaso, se le notifica al administrador el desalojo del
bien que desde ese momento adquiría el carácter de privado, para
ello el Sargento Molina y sus autoridades elaboraron un minucioso
plan de expulsión de los habitantes, que por derecho no podían
94
Estudio Histórico Social de la Comuna de Quilleco
ocupar el lugar. Esto consistía en programar fechas y horas de
ocupación de los camiones para trasladar todos los bienes al otro
lado del rio, y de la entrada a la hacienda. Para las familias que
vivieron por generaciones en este espacio, junto con los obreros
esperanzados en ser propietarios ya arraigados al sector, la
sensación de despojo de las propiedades históricas de esas familias
fue una cicatriz que grabó el temple y la dignidad de esas familias
montañesas.
Esto fue produciendo ciclos esporádicos de migración hacia
los poblados próximos, como Santa Bárbara, Villucura y Quilleco a
finales de los setenta, hasta el año 82. Durante este tiempo se
expulsa a varias secciones de pueblas de obreros, unos 500 obreros
residentes de la hacienda, los que al ser expulsados se les destruía
la propiedad y se quemaban sus deslindes, borrando cualquier
prueba del tiempo habitado. Algunos de estos trabajadores se
organizaron de tal forma que previo a su salida adquieren una de
las partes traspasadas al sargento Molina que limitaba con Mininco,
terrenos de vega no aptos para la plantación fueron entregados al
administrador, el que le vendió esa parte a varios grupos de
trabajadores expulsados de la hacienda, los que lotearon gran parte
del terreno de Los Temos y Las Malvinas y se asentaron
construyendo entre las lluvias sus casas, en medio del tiempo en
que se sucedía la Guerra entre Argentina y Reino Unido.
Uno de los facilitadores de los acuerdos que permitieron la
venta, así como del acercamiento de la escuela al sector, fue el
obispo Orozimbo Fuenzalida, que desde el obispado gestiona una
escuela en torno al sector.
Para los primeros expulsados no había opción, muchos de
ellos llegaron al pueblo de Quilleco y fueron construyendo barrios
de familias que en plenos ochenta pasaron a ser participes y
testigos del sistema asistencial de gestión municipal que insistía en
instaurar un modelo de control social para el tratamiento de la
pobreza.
Un nuevo modelo de sociedad
Mientras tanto en Quilleco, la edificación social estaba en
plena construcción con la aparición de casas de alimentación para
menores, centros abiertos y la estimulación hacia los ahora
llamados Centros de Madres y Hogares de Ancianos. Estos eran
complementados por dispositivos de ayuda asistencial para las
garantías mínimas de economía doméstica como lo era el Programa
de Empleo Mínimo, que consistía en la asignación de un tercio de
un salario mínimo por trabajador, con el propósito de ofrecer una
respuesta a los efectos inmediatos que traía consigo el sistema de
contrarreforma, y que en Quilleco entre otras cosas se aplicó para
asistir a los desplazados que llegaban de todas partes, los ex
trabajadores de Inforsa, los trabajadores cesados en el traspaso a
Cholguán de la hacienda Canteras forestal del Servicio de Seguro
Social, los obreros expulsados de la hacienda San Lorenzo.
95
Estudio Histórico Social de la Comuna de Quilleco
El PEM en un primer momento se articula para incorporar a
beneficiarios sociales a realizar tareas municipales, con el fin de
levantar la información social, y aplicar algunos programas de
asistencia para la alta tasa de desocupación que existía en ese
momento. Estos beneficiarios no tenían derecho a previsión ni
otras asignaciones, dado que su trabajo respondía al beneficio de
un subsidio, esto provocó que muchos de estos trabajadores se
encontraran en desigual condición laboral al de los funcionarios del
municipio, aún cuando realizaban las mismas funciones.
Posterior a este programa se implementó el Programa de
Ocupación para Jefes de Hogar, que fue la base laboral de los
trabajadores de patio del nuevo municipio, y desde su ejecución se
realizaron mejoramientos de barrios, arreglo de sistema de riego
del pueblo, construcción de puentes, empedramiento de las calles,
arborización y cuidado de áreas verdes, construcciones de sedes.
Este sistema de trabajo en torno a subsidios, permitió
contrarrestar los efectos de las privatizaciones, que además traía
consigo la implementación de un nuevo sistema de reparto de
riquezas, a través del surgimiento de las AFP y el traspaso de los
sistemas de educación y salud a los municipios.
En Las Canteras, estos efectos fueron más enmarañados, el
traspaso de la hacienda a manos de privados ponía en jaque a más
de 1000 personas que estaban asentadas en las poblaciones Isabel
Riquelme, La Unión y O’Higgins. A finales de los 70 forestal
Cholguán se hace de la hacienda forestal, eso lleva a adquirir toda
la sección forestal, excluyendo las casas93, salvo las de la Unión,
donde sus familias se vieron obligadas a desarmar las casas e irse.
Durante esta primera mitad de los ochenta la idea de movilidad
económica que defendía el gobierno, a los campesinos y cesantes
no se les presentaba. Los programas como base asistencial de
empleo también influyeron en el desarrollo de las empresas
privadas, que a través de jornales mínimos controlaban la economía
forestal de la comuna.
La entrega de recursos de base para la construcción del
Liceo C-78 de Quilleco, la escuela de Villa Mercedes y algunas
postas y consultorios prepararon la infraestructura de una comuna
que pasaba a desprenderse de la vecina Antuco, y se construía
mediante el silencio y la obsecuencia de este nuevo orden. Las
agrupaciones de familias tradicionales de esas redes de poder, y
dirigentes de las organizaciones estimuladas desde el municipio a
través de un enfoque de desarrollo comunitario controlado, pasaron
a formar parte de los Consejos de Desarrollo Comunal, que
administraban tareas complementarias como arborización y
desarrollo cultural.

93
Esta gestión no estuvo exenta de polémicas, ya que los comités que fueron
mandatados a hacer un censo de vivienda, según antecedentes de la memoria,
adulteraron las dimensiones de algunos sitios y tuvieron la intención de quitar
algunas viviendas a familias que se encontraban fuera por motivos laborales.
Esto en el marco de la promulgación de la ley Canteras (18.716) de junio de
1988.
96
Estudio Histórico Social de la Comuna de Quilleco

Fig. 25 Alcalde designado David Hernández Wilson (der.)


y autoridades religiosas, civiles y militares en los 80.

Los ochenta en Quilleco tendrían ese extraño matiz entre


tradicionalidad y modernidad, a los arreglos en aseo y ornato, la
construcción de la municipalidad, el empedrado de calles, entre
otras obras convivía con los escasos teléfonos a manilla que
conectaban a la central telefónica en la casa atendida por la señora
Maria Melero, esposa de don Darío Rioseco; la extracción de los
desechos domiciliarios estaba a cargo de don Pedro Brito, que en
una carreta habilitada para el oficio, trasladaba lo extraído al
vertedero municipal del sector Los Puquios y la locomoción
colectiva estaba cargo de la micro roja de don Gumersindo Parada
y el famoso “huevo” de don Alfonso Jure.
El comercio local era comandado por los negocios de don
Memo y Juan Rozas, más adelante surgiría el local de don Nano
Gómez y la panadería de don Juan Valdés, y casi en cada calle se
podía encontrar una carnicería o un boliche. La escases monetaria
se suplía con las libretas donde se llevaba la cuenta de los
negocios.
Los actores políticos tradicionales de la comuna, durante
este tiempo se vieron más bien apolitizados y condescendientes con
la idea de armonía social que instauraba el régimen militar. Desde
su participación defendían el arte y la cultura, que estaba a cargo de
los funcionarios municipales y profesores, más que la ciudadanía.
Así es como de la mano del director del Daem, don Gerardo Godoy
se funda el grupo folklórico Quillanten, compuesto en primera
instancia por Gerardo Godoy Labrín y su esposa Rosita Villar,
Julio Arratia, Minelva Soto, Roberto Madariaga, Patricia
Contreras, Eloísa Almendras, Bernabé Rubilar e Isaías Godoy, y
que con el paso del tiempo incorporaría a nuevos actores. Esta
formación folclórica seria el semillero de artistas locales como la
cultora Leonides Almendras. Quillanten durante muchos años fue
el embajador de la música tradicional quillecana, llegando a
publicar un casette. Varios de los mismos actores formaron el
museo Lof Kudau, primer intento de patrimonializar la historia de
la comuna, pero que fue de corta duración.
La bohemia quillecana se vivía en torno a la discoteque que
funcionó en Prat al llegar a Bascur, y era el lugar obligado de los
“lolos” y las veladas del liceo marcaban la pauta de los eventos tipo
kermese. A finales de los ochenta, los grupos de catequistas de la
parroquia “Nuestra Señora de las Mercedes” realizan el primer
festival del “Palomilla”, un espacio de encuentro entre los niños
que asistían a catequesis y sus profesores, que a través de una
puesta en escena más producida que la tradicional velada, se
transformó poco a poco en un evento cultural de renombre
provincial.

97
Estudio Histórico Social de la Comuna de Quilleco
La plaza de Quilleco fue remodelada el año 1986, durante
ese tiempo se construyeron las casas para los alcaldes y que
albergó en primera instancia a la designada Maria Teresa Klapp
Martinez-Conde, de figura no muy carismática fue la alcaldesa que
tuvo que enfrentar el plebiscito del 88.
El trabajo forestal en el Quilleco de fin de siglo
Después del golpe de estado el trabajo forestal vuelve a
estar en auge. Inforsa continúa explotando los bosques del llano,
pero ahora era tercerizada a subcontratistas, quienes hacían uso de
la mano de obra quillecana compuesta por motosierristas, hacheros,
metreros, arrastradores, carreteros y banqueros, entre otros, eran
parte integrante de las muchas cuadrillas forestales que se
desplazaban por los interiores de la comuna, concentrando a gran
parte de la mano de obra existente en los pueblos.
A partir del año 80 se empieza a promulgar una batería de
decretos y leyes de fomento forestal que al año 1984 determinaba
la arquitectura industrial del rubro; esto hacía que aumentara la
cantidad de hectáreas plantadas y se motivara a los pequeños
propietarios a plantar sus hijuelas. En Quilleco esto se hizo notar
con el traspaso de terrenos a forestal Cholguan, Mininco y la
hacienda San Lorenzo a don Italo Zunino, y el surgimiento de
contratistas y explotadores locales como don Juan Rozas, Eduardo
Bartholomaus y Ángel Salas, por mencionar algunos.
El circuito del obrero forestal de los ochentas era a través
de campamentos miserables, que consistían muchas veces en
construcciones improvisadas hechas de charlata94 y en algunos
casos de nylon, que albergaban las cuadrillas que trabajaban en la
explotación de los campos.
Para poder lograr un ingreso mínimo o levemente superior,
los trabajadores tenían que producir tal volumen de metros, que en
muchos casos les ocupaba la jornada hasta que se ocultaba el sol.
Las condiciones precarias y la alta exigencia de este rubro, marcó
la pauta de los obreros durante esa década.
La llegada de la democracia, también trajo cambios en el
rubro forestal. A las exigencias legislativas por mejorar las
condiciones laborales de los trabajadores, se sumaba la llegada de
tecnología de punta para la explotación que prescindió
principalmente de la clase trabajadora de los hacheros; esto produjo
un notable aumento de la cesantía y la reducción de diversos
oficios ligados a la antigua industria forestal.
En Quilleco el rubro forestal y maderero se resguardaba a
través de la figura de don Ángel Salas. Este empresario y ex
trabajador de la PEM en Las Canteras, comenzó a construir su
fábrica maderera en la década de los ochenta, dando la oportunidad
de empleo a muchas personas de Quilleco y Villa Mercedes, a
través de su empresa ANSALAS, la que alcanzó su nivel más alto
94
Principalmente usada para la fabricación de cajones como los de tomate, la
charlata es un subproducto forestal que corresponde l excedente de los cortes
de un trozo.
98
Estudio Histórico Social de la Comuna de Quilleco
de producción entrada la década de los noventa, cuando comenzaba
a construir casas y vender maderas a La Serena y otras ciudades del
norte de Chile.
La vuelta a la democracia
Las presiones internacionales y el constante aumento al
cuestionamiento a la legitimidad del régimen militar, inclusive
desde la democracia estadounidense, hizo que el este gobierno se
sometiera al escrutinio público. De esta forma es que se organiza
un plebiscito nacional para determinar si el gobierno militar
continuaba o llamaba a elecciones libres. Esta acción produjo la
unificación de los partidos de centroizquierda en un conglomerado
que pasó a llamarse Concertación de Partidos por la Democracia y
que organizó a muchos militantes políticos que venían del exilio o
se encontraban en clandestinidad.
Durante el segundo semestre del año 88 se generó un
movimiento de masas que ilustraba cual era el sentir de la sociedad
de aquel entonces. La comuna de Quilleco había pasado por tres
alcaldes designados, y la lección que dejó la semilla del temor
impuesto durante los primeros años de la dictadura, hacía que
mucha gente sin mayor formación política hiciera eco de las
imágenes que satirizaban a los otrora extremistas, comunistas y
upelientos.
El enfoque de desarrollo comunitario de las
municipalidades prontamente había pasado a tener uno más
asistencial, y los funcionarios municipales, de la salud y la
educación serian los principales embajadores de la continuidad del
régimen. Esto en la comuna de Quilleco tuvo sus efectos en el
plebiscito que logró convocar a 5.888 personas de las cuales el
31.18% votó No y el 66.19% votó Sí. Este resultado contrastaba
con el obtenido a nivel nacional, donde la opción No se imponía
por más del 53% de los sufragios, y donde el sistema asistencial de
administración (que no prometía progreso social, pero si desarrollo
estructural) hacía gala como en sus mejores momentos de la
relación patrón inquilino.
Pronto los conglomerados definirían sus candidatos, a su
vez que la política de los pactos y protocolos reconocía la
institucionalidad dejada por el gobierno militar como propia,
levantando una figura de consenso muy cercana al pueblo de
Quilleco, don Patricio Aylwin. Amigo del hacendado don Italo
Zunino, el candidato, luego presidente, viajaba periódicamente a
pasar sus vacaciones en la hacienda San Lorenzo, en algunas
oportunidades era visto en la parroquia del pueblo asistiendo a las
misas dominicales. Esta relación presencial con nuestra comuna
marcó dos situaciones, la primera fue que, a pesar de representar la
opción del No y su coalición, durante las elecciones presidenciales
se impuso con un 40,1% frente a sus contendores Buchi 35, 5%,
Errázuriz 24,4%; y la segunda, que mucha gente desconoce hasta el
presente, fue el pacto de acuerdo para ocupar el municipio en las
próximas elecciones de 1992.
99
Estudio Histórico Social de la Comuna de Quilleco
Una vez llegada la democracia, los conglomerados
comienzan a reconstruir la arquitectura legislativa del territorio, por
lo que nada podía ser al azar, menos las elecciones municipales,
que no se llevaban a cabo desde el año 1971, de esta forma se
elabora la formula eleccionaria; Mardones (2006) señala al
respecto que:
“El sistema vigente en la elección de 1992
prescribía que el candidato a concejal más votado,
perteneciente al pacto más votado, y que sobrepasara el
umbral del 35% de los votos, resultaría automáticamente
proclamado alcalde. Si estas condiciones no se cumplían,
entonces los concejales electos votarían para elegir de entre
ellos quién ocuparía el cargo de alcalde”95.
Pero los concejales no votarían libremente ni
necesariamente se respetaría a quien fuese electo con la primera
mayoría, ya que “las dos grandes coaliciones, Concertación y
Alianza (entonces Democracia y Progreso), por separado, firmaron
protocolos de acuerdo que asignaban con anterioridad a la elección
la distribución de gobiernos municipales entre los partidos de cada
coalición” (Bunker & Navia: 2010). De esta forma es que en los
municipios que no lograran el 35% de los votos, la elección estaría
definida por el protocolo nacional.
En Quilleco, la figura de Ángel Salas había cobrado
renombre local a partir de su participación en la campaña del No,
posicionándose como líder indiscutido de la zona urbana de la
comuna, y como referente de los que fueron victima de exclusión y
discriminación político social durante los gobiernos comunales de
la dictadura. Además de ser el referente de la izquierda local,
empleaba a al menos 100 jefes de hogar, esto hacía que fuera un
candidato competitivo frente a los municipalistas, pero además sus
adherentes veían en Salas, el candidato que recobraría el enfoque
del progreso social que se venía desarrollando hasta antes del
golpe. Estas ansias y expectativas de muchos quienes veían
esperanzados la vuelta a la democracia, implicó también generar
una resistencia tanto en la derecha conservadora representada por
el bloque de don Luis Almendras, como en la derecha
municipalista encarnada en Renato Ravanal.
Aquel domingo 28 de Junio, los habitantes del pueblo de
Quilleco, Las Canteras y Villa Mercedes, estaban expectantes a
conocer la victoria de Ángel Salas, que en la oportunidad obtuvo el
28.58% de los votos, por sobre Renato Ravanal que alcanzó el
18,75% y Ramón Rioseco que logró 10.78%, representado por
poco mas de 600 votos. Este último, era el candidato apoyado por
don Italo Zunino, y a quien el protocolo de acuerdo protegía.
Como no se logró el umbral del 35%, los concejales tuvieron que
ratificar el acuerdo, pero para el salismo, el no reconocimiento de
la mayoría simple alcanzada en las urnas tuvo ribetes de traición,

95
Más información en la versión digital de la revista de Ciencias Políticas.
http://dx.doi.org/10.4067/S0718-090X2006000100001
100
Estudio Histórico Social de la Comuna de Quilleco
levantándose una serie de interpretaciones que mitificaron por
mucho tiempo lo acontecido tras bambalinas. La situación vivida
tras las elecciones de ese año llevó a que muchos adherentes de
Salas marcharan en una manifestación hacia la plaza Guacolda,
donde expresaban su descontento ante este ejercicio democrático
que no hacía más que institucionalizar la designación arbitraria del
cargo edilicio.
Así el alcalde Rioseco, proveniente del linaje de antiguos
radicales como Manuel Rioseco Vásquez, y de colaboradores de la
dictadura como Víctor Rioseco Vásquez, representaba la
conjugación ideal de la armonía política entre la derecha
conservadora, la derecha municipalista y la centro izquierda. Esta
armonía permitió que se generaran grandes logros y su imagen
prontamente se posesionó sin mayores competencias, llegando a
obtener el 63,53% de los escrutinios durante su primera reelección,
logrando ser la cuarta mayoría porcentual a nivel nacional. Este
fue el peak de su popularidad, que desde ese momento caería
gradualmente, hasta llegar a solo un tercio de lo que fue su mejor
momento.
Los años 90 se empezaban a mostrar expectantes, frente a
lo que significaba este regreso a la democracia. La construcción de
la antena de la CTC, marcó la llegada de los teléfonos con botones
y la proliferación de estos en las casas del pueblo; las antenas
empezaban a mostrar más canales de los únicos dos que se podían
ver durante los ochenta, la llegada del Mega y luego de CHV y
finalmente la Red y Canal Regional, marcaba la conexión con lo
que pasaba en el país.
A mediados de los noventa, la sociedad quillecana
comenzaba a percibir que el desarrollo tocaba a su puerta; la
pavimentación de la ruta Las Canteras - Quilleco, y la gestión por
asfaltar las principales calles del pueblo, junto con la llegada del
alcantarillado, fueron las obras que acompañaron este momento.
La ciudadanía quería participar de los procesos y los jóvenes no
eran la excepción. Muchos de ellos, que ansiaban espacios de
interacción se concentraron en las sedes de la campaña oficialista y
luego participaron en torno a los ACLES del liceo, esto produjo un
semillero de artistas como el grupo Carpe Diem y Weichafe; la
creación de diferentes grupos scouts, la creación del pasquín
“paréntesis”, la realización de colonias escolares, la incorporación
a clubes deportivos de la serie infantil y juvenil y la generación de
una atmosfera de unidad que permitió la realización de bailes a
beneficio durante todos los fines de semana y la ocupación de los
espacios públicos como la plaza durante mucho tiempo, desde
surgirían otras agrupaciones como los hiphoperos Espacio Vital.
El pueblo asomaba en la prensa nacional de tanto en tanto,
a través de siniestros lamentables o de sucesos extraños 96, logros
96
Uno de estos casos que llamó la atención de muchos medio de prensa fue
los incendios espontáneos de la casa de la familia Padilla en las cercanías del
Cementerio, que se dieron sin explicación alguna a comienzos de los 90.
Otro extraño suceso, que también se puede catalogar como sobrenatural, fue
101
Estudio Histórico Social de la Comuna de Quilleco
deportivos o la generación de carreras técnicas en los liceos que
mantenían la esperanza de empleabilidad que desde mucho tiempo
añoraba la comuna.
La unidad clasemedista pueblerina era matizada por la
desocupación de los sectores campesinos y el constante aumento de
las plantaciones forestales, lo que produjo que el modelo
asistencial, fusionado con un incipiente estado subsidiario, derivara
en soluciones de parche para estas familias. El municipalismo
tomaba dos formas, una era las prácticas de ingeniería social para
mejorar la calidad de vida de sus habitantes; y donde no había
muchas capacidades para esto, estaba la alternativa de apoyarse
fuertemente en las prácticas subsidiarias a través de la ayuda
social. Fue esta última la que marcó la llegada al nuevo milenio y
fue determinando la figura de un modelo de gestión gastado y con
evidente necesidad de reestructurarse. Los índices de pobreza se
mantenían en torno al 30%, y esto significaba un capital social para
la generación de ayuda de emergencia que se ilustraba
eufemísticamente como gestión particular.
A principios del 2000 la comunidad se muestra más
inquieta. En Las Canteras, la infraestructura del liceo Isabel
Riquelme ya no resistía mas, por lo que apoderados y alumnos
exigían a las autoridades locales que se gestionara una nueva
infraestructura. Todos estos reclamos hicieron eco en el concejo y
el alcalde, quienes a través de las gestiones levantadas por el
director del Liceo Isabel Riquelme, don Eduardo Vielma
Escamilla, y la presidenta del Centro de Padres y Apoderados de
ese entonces Judith Fuentes Barra, se sensibilizaron con la
demanda. El establecimiento realizó varios actos donde convocó al
senador Mariano Ruiz-Esquide Jara, el Intendente del Biobío don
Jaime Toha González, junto a representantes del Consejo Regional
que se dieron cita en la cancha techada con presencia de casi la
totalidad de la comunidad canterana, donde destacó la
comprometida y activa participación del presidente de la comisión
de educación, el que en varias ocasiones citó a los demás
consejeros al lugar con tal de garantizar la reconstrucción. Destaca
también el trabajo realizado por el Inspector General del recinto y
concejal de la época, quien en presencia de las autoridades
ministeriales en la capital, expresó que la Patria tenía una deuda
con Canteras, ya que desde acá salió uno de los primeros
Ejércitos Libertadores compuesto por peones e inquilinos y
muchos de ellos jamás regresaron a sus tierras, por tanto sus
habitantes tenían el derecho de tener un Liceo de calidad y digno
de los descendientes de esos valientes patriotas. Esta arenga
permitió despejar cualquier obstaculización burocrática del
proceso y agilizar la transferencia de recursos.

el robo de las cajas fuertes de la municipalidad a comienzos de la década del


2000, las que después de un apagón fueron encontradas a orillas del rio y de
lo cual nunca más se supo nada al respecto.
102
Estudio Histórico Social de la Comuna de Quilleco
A finales del 2000 la educación estaría en boga producto
del cuestionamiento social que recibía la LOCE provocó que todo
el país se movilizara en lo que se denominó la revolución pingüina.
En el año 2006 los alumnos del liceo de Quilleco, llevarían
a cabo una toma pacífica, pero no menos polémica, en la
oportunidad los alumnos por primera vez en la historia toman un
recinto educacional, planteando la reposición de su infraestructura.
Durante el proceso de ocupación se generan canales de
negociación, que en lo interno produjeron el quiebre del Centro de
Alumnos. La autoridad propuso un estudio y un diseño
arquitectónico que finalmente no prosperó, esto llevó a que las
nuevas autoridades continuaran la gestión, que dio paso a una
normalización, donde nuevamente el consejo regional en
representación del presidente de la comisión de educación Mario
Morales, insistió en la aprobación de los recursos para concretar
esta gestión97
Unos años después, en las Canteras el 9 de junio del 2008
se llevaría a cabo una toma del establecimiento sin petitorio previo,
donde alrededor de 150 alumnos, se resguardan para en el
transcurso identificar problemas de salubridad que contenía en
nuevo liceo98, esta confusión y los errores en la forma de levantar
la demanda de los alumnos hicieron que la autoridad determinara el
desalojo del establecimiento por parte de fuerzas especiales, lo que
llamó la atención de toda la comunidad.
La participación social en la gestión habitacional
Los primeros años de los noventa marcó la premisa para la
organización de comités de vivienda. En Quilleco se habían
construido dos poblaciones durante el régimen militar, la población
11 de septiembre que entre otra familias relocalizó un asentamiento
que existía a orillas del rio Quilleco, por su costado poniente. La
otra población fue la Diego Portales. A principio de los noventa la
fábrica de Ángel Salas, gestiona la construcción de la población
Nuevo Amanecer, durante esa misma década se construiría la
población El Bosque en Villa Mercedes, con posterioridad serian
gestionadas El Aromo y Juan Pablo II, pero de toda estas la más
emblemática fue la Población San Lorencito.

La Población San Lorencito


Una Historia de Esfuerzo y Unión

97
En la actualidad el nuevo liceo se encuentra en el ojo de la polémica social
por los evidentes desperfectos que arrastró su ejecución, los que hasta el
presente no son subsanados.
98
http://cambiemoscanteras.blogspot.com/2008/06/aclaratorias-sobre-la-
batahola-del.html
103
Estudio Histórico Social de la Comuna de Quilleco
Apenas se recuperó la democracia y por la elección de
Aylwin como presidente hubo más libertad para reuniones; de esta
forma fue como un grupo de personas, liderado especialmente por
gente democratacristiana, como don Rubén Cares, Eleodoro Ramos
y con la presencia de representantes socialistas como don Felipe
González y don Luis Brevis, entre otras personas, promueven la
idea de concretar un comité de vivienda, dada la necesidad de techo
que tenían muchas familias en Quilleco, pero que además
significara una fuente de trabajos para la gente del pueblo. En las
reuniones iniciales participaba el dueño de San Lorenzo y militante
DC don Ítalo Zunino, producto del entusiasmo participativo de la
gente de la época el hacendado decide donar alrededor de 29 has.
que había adquirido en el sector pedregal, al norte del pueblo de
Quilleco. Fue así como se constituyó el comité y preparó el
terreno a través de lotes ubicados en el costado oriental del predio
de Forestal Mininco.
Pasaron muchos obstáculos antes de poder estar en
condiciones de postular y construir las viviendas, uno de los
principales tenía que ver con la inexistencia de un camino y un
puente, para lo cual la comunidad evaluó hacer un acceso en
principio por el terreno de Mininco, pero las exigencias propuestas
por la empresa en torno al cierre con una malla de 4 mts. de altura
desde la población hasta el pueblo, dificultaba enormemente la
gestión (Mininco, posteriormente se comprometería a construir el
puente, si se lograba acceder por otra vía al pueblo). Esto llevó a
que se vieran otras alternativas de acceso, se vio la posibilidad de
hacer la ruta por la continuación de calle Maipú, siguiendo por el
camino vecinal por la orilla oriental del rio hasta llegar al costado
sur de la población, gestión que contaba con el apoyo de los
propietarios de esos accesos, pero que para el alcalde de la época
no era la mejor opción, quien se empecinaba en persuadir a los
dirigentes de que el camino sería mucho mejor por la ladera
oriental del pueblo (quizás esto tenía que ver con la disposición de
algunos terrenos que había adquirido la autoridad en torno a esta
potencial ruta ).
Producto de la inaccesibilidad al momento de gestionar las
primeras viviendas, estas tuvieron que derivarse a terrenos
particulares, hasta que una vez que estaba listo el acceso fue
gestionada la construcción de poco mas de 200 casas a través de la
directiva comandada por la sra. Haydee Castillo, la sra. Hortensia
Suazo, y don Eleodoro Ramos, se concreta esta gestión, pero la
dificultad no cesaría ya que para poder construir esas casas que
eran de subsidio rural, debía además dejar los recursos para
construir las calles, la copa de agua y las conexiones domiciliarias,
entre otras obras de urbanización , que hacían del proyecto algo
muy poco atractivo para los empresarios de aquel tiempo.
Las primeras gestiones para poder construir la población se
hicieron con la fundación San José de la Dehesa, que a través de la
venta de terrenos de la iglesia en esa comuna, financiaba proyectos
inmobiliarios para personas de escasos recursos; pero esta tarea no
104
Estudio Histórico Social de la Comuna de Quilleco
logró concretarse por diferencias ideológicas entre las autoridades
que apoyaban esta gestión y el alcalde de la época 99. Esto provocó
que otras empresas con mayor limitación de recursos para la
inversión, se hicieran cargo de la construcción de las casas, las que
quedaron hechas solo con el forro de la casa, una cocina, un baño,
el techo y una sola ampolleta, sin frentones y sin ventanas.
La comunidad que hizo uso de sus casas a finales de los
90, se vio obligada a forrar las ventanas con nylon , frazadas y
otros materiales para poder hacer uso de ellas. Ese primer invierno
fue el más crudo de la población.
Con la directiva siguiente compuesta por don Felipe
González, Juan Contreras, Javier Riveros y Maria Isabel Sandoval
se gestionó con una constructora de Concepción representada por
don Roberto Torres, donde se plantea la factibilidad de hacer un
nuevo proyecto con la fundación San José de la Dehesa. Fue a
partir de esta conversación que a través de la asesoría de don Ángel
Salas se hace el estudio del estado de las viviendas y se presentó el
proyecto, pero los anteriores impedimentos se encontraban
nuevamente en evidencia, entorpeciendo el beneficio colectivo de
sus habitantes por parte de la autoridad. Esto produjo una demora
de casi un año en la concreción del proyecto, ya que finalmente la
directiva decidió hacer la gestión por su propia cuenta al reconocer
la postura insistente del municipio.
El proyecto de mejoramiento estaba orientado a las
familias más pobres de la población, durante la espera algunos
beneficiarios arreglaron sus viviendas, lo que permitió que los
excedentes de recursos se reinvirtieran en aquellas casas que por
puntaje no habían sido beneficiadas directamente. El subsidio
correspondía a la suma de $ 930.000 y que permitió mejorar las
casas y barrios como se encuentran en la actualidad, con
dormitorios, divididos con el comedor, forrados y con instalación
de luz eléctrica. La misma directiva tuvo que insistir con la
empresa para la reconstrucción de los drenajes de los
alcantarillados particulares y fue la que promovió la creación del
Comité de Agua Potable y la Junta de Vecinos, fundados en Julio
de 1999.
En aquel tiempo el comité de vivienda vende los terrenos al
nuevo comité “San Lorencito 2”, una vez autorizada la venta por
la asamblea, los socios cancelan $6.000 cada uno, para cubrir el
valor acordado, señalando en el acta que ese terreno es
exclusivamente para viviendas100. Posteriormente se conforma el

99
En aquel tiempo existía una fuerte insistencia a que cualquier gestión debía
ser canalizada por el municipio. esta necesidad de control social hacía que
cualquier iniciativa que surgiera directamente desde los ciudadanos a
cualquier otro estamento público o privado fuera visto como algo negativo.
100
Esto es importante resaltar ya que en la actualidad el terreno
correspondiente a poco más de 4 has. y ubicado en la ladera norte del estero
Quilleco se encuentra en la polémica por la venta hecha por la directiva a un
particular. Venta realizada en extrañas circunstancias para los socios del
105
Estudio Histórico Social de la Comuna de Quilleco
comité habitacional San Lorencito 3, que después pasó llamarse
“Por nuestros hijos”, que tras muchos años de espera logra
concretar la construcción de la villa ubicada al sur del complejo
San Lorencito.
En este mismo período, la dirigente María Isabel Sandoval,
abogaba fuertemente por la concreción de un jardín infantil para la
población, esto permitió que se hicieran encuestas y el diseño de un
anteproyecto para gestionarlo a través de Integra, producto de la
falta de apoyo local en su tramitación y contando con la ayuda del
concejal de la época don Jaime Quilodrán, se envía una misiva a la
sra. Luisa Durán, primera dama de la república período (2000 –
2005), lo que hizo que se acercaran funcionarias de Integra
Concepción a conocer el proyecto en terreno, que finalmente fue
gestionado a través de la JUNJI, enmarcado en el programa de
gobierno de la presidenta Bachelet impulsado desde el año 2006 y
concretado a finales de su gobierno.

XIV. El desarrollo de Las Canteras


durante el siglo XX
Es importante entender que los procesos que se viven a
nivel latinoamericano son parte de la realidad e historia de Chile, y
lo que pasaba (y pasa) tiene repercusiones para el territorio
nacional y Las Canteras no estaba exento de esto. En el período
comprendido entre 1891 y 1929 el país experimenta un sistema de
gobierno de tipo oligárquico, el cual se caracteriza por la
concentración de las riquezas y poder en manos de pocas personas,
obviamente ellos eran grupos minoritarios conocidos como
burguesía y latifundistas. Estos grupos dominantes eran los
propietarios de bastos terrenos, los que eran explotados por una
emergente clase media y los sectores más pobres de la población. A
los empleadores solo les importaba que sus campos fueran
explotados y pudiesen generarles ganancias, pero lo que menos les
importaba era en las condiciones en que sus trabajadores cumplían
sus faenas o como vivían, es en este contexto cuando en Chile se
comienza a desarrollar un problema conocido como la cuestión
social101, en donde los problemas de malas condiciones laborales,

comité, la que vulneraría la voluntad expresada inicialmente por don Italo


Zunino, al traspasar las tierras a los pobladores.
101
Algunos intelectuales sostienen que la cuestión social corresponde a un
conjunto de problemas sociales que tienen su origen en el proceso de
106
Estudio Histórico Social de la Comuna de Quilleco
de vivienda, insalubridad, mortalidad infantil, alza en los precios de
los alimentos, etc. tienen como consecuencia una serie de huelgas y
movilizaciones en donde los obreros organizados a través de
mutuales, cooperativas y sindicatos exigen a sus empleadores y al
estado mejorar la situación que se está desarrollando en distintos
puntos del país.
A pesar que un amplio número de parlamentarios forman
parte del sector oligárquico, este sector dominante comienza a
declinar tras una serie de acontecimientos, los más relevantes son
dos, políticamente el de mayor importancia es el “ruido de sables”,
hecho acontecido en 1924 en donde los actores principales son los
militares, ellos exigieron al parlamento que aprobarán una serie de
medidas que desde hacía mucho tiempo estaba en tramitación, esta
tenía relación con materias sociales y reivindicaciones de la
institución castrense, además hubieron presiones de tipo político, a
pesar peticiones fueron aceptadas el 8 de septiembre de 1924, los
militares el día 11 de dicho mes constituyen una junta de
gobierno102. El segundo acontecimiento que influye en la
declinación de la oligarquía es de tipo económico, es la crisis
mundial del ‘29, a pesar de que tiene su origen en Estados Unidos,
Chile fue uno de los países más afectados ya que gran parte de su
economía y su recurso clave, el salitre. EEUU era el principal
consumidor a nivel mundial de ese producto, además era el país
que daba préstamos a diversos países de América Latina, y entre
ellos a Chile. Ante la crisis el país norteamericano tomo algunas
medidas como por ejemplo, limitó su sistema de crédito, hubo una
contracción de la demanda de sus artículos primarios y comenzó a
cobrar su deuda externa. En el contexto mencionado es cuando se
produce el ocaso de la oligarquía.
A raíz de los problemas focalizados en la cuestión social,
los nuevos gobiernos buscan nuevas soluciones para mejorar la
vida de los sectores obreros, es así como en los años comprendidos
entre 1924 a 1973, Chile vive un proceso conocido comúnmente
como “el Estado de Bienestar”, con esta política el Estado tiene
más incidencia en la vida de las personas, especialmente en

industrialización, la cual va en un constante aumento, ello va influyendo en la


agravación de las malas condiciones de vida del mundo obrero, por los
constantes movimientos migratorios de dichos grupos. En este contexto se
van presentando problemas como mala educación, deficiente y/o casi
inexistente cobertura de salud, deplorables condiciones higiénicas,
hacinamientos, escases alimenticia, alcoholismo, por mencionar algunas.
102
Las primeras medidas de la Junta fueron cerrar el congreso y exigir la
renuncia del entonces presidente de la República Arturo Alessandri, sin
embargo este golpe militar no era respaldado por toda lo oficialidad,
especialmente por los más jóvenes. Tras un conflicto a principios del año
1925 se le obliga a la Junta a renunciar y se forma una nueva, la cual vuelve a
llamar a Alessandri, después de su retorno siguieron los problemas políticos y
militares en el país, finalmente Alessandri renuncia a la presidencia el 2 de
octubre de 1925. Desde su renuncia pasó un período de tiempo de
inestabilidad política que se logra restablecer cuando vuelve a asumir como
presidente Arturo Alessandri Palma en 1932.
107
Estudio Histórico Social de la Comuna de Quilleco
relación a sus métodos de vida. En el año 1924 se crea la Caja de
Seguro Social Obrero, la cual será sucedida el año 1952 por el
Seguro de Servicio Social. También para poder cumplir con las
mejorías la ex Caja de Seguro compra diversos predios y haciendas
a lo largo del país, entre ellos adquiere la hacienda Las Canteras en
el año 1932.
En aquel entonces, la directiva de la Ex Caja del Seguro
Obligatorio, adquirió varias haciendas103 a lo largo de Chile, con el
propósito de proteger los fondos de sus socios y rentabilizarlos a
través de la producción agrícola, ganadera y forestal. De la
extensión total de 26 mil has. con que contaba la hacienda al
momento de ser adquirida, 10 mil correspondieron a la sección
agrícola, gran parte del resto estaba conformada por suelos pobres
de arenales, cubiertos por arbustos y matorrales, que alguna vez
fueron sendos viñedos. En esta sección de la hacienda se comenzó
a diseñar un plan de reforestación de Pino Insigne, que obedecía a
replicar modelos de producción innovadora que se estaban llevando
a cabo en la zona de Arauco, y que los administradores de la
naciente hacienda del Seguro Obligatorio implementaban en los
territorios de nuestra comuna.
En 1934 comenzó plantarse las primeras 675 has. Estos
primeros cultivos fueron de carácter experimental, amparados en la
ley de bosques de comienzo de la década del treinta se comenzaron
a plantar las parcelas bosques. Estos primeros cultivos, estuvieron
asesorados por alemanes, que habían experimentado tanto en la
provincia de Arauco y Concepción, como el Maule. El ritmo de
plantación, en la hacienda Las Canteras fue aumentando
gradualmente. Entre los años 1939 y 1942 la hacienda comenzó a
trabajar con un sistema de contratistas que aumentó notablemente
el ritmo de plantación llegando a las 4.603 has.104
Fig.26 Pulpería de Las
Canteras en tiempos
del Seguro Social
© Archivo digital
Gabriela Reyes Guaico

Con la creación
del Servicio de Seguro
Social (1952), a través
de la ley 10.383, la
administración de la hacienda fue dividida en administraciones de
hacienda forestal y hacienda agrícola, durante ese tiempo y hasta el
año 1959 se acelera el ritmo de plantación, hasta llegar a un total de
10.500 has. las que se mantuvieron hasta mediados de los sesenta.
103
Entre ests otras haciendas se encontraba Mariposa y Maitenes en la
Provincia de Talca y Lipingüe en la Provincia de Valdivia.
104
Información obtenida en la revista Las Canteras de Ayer y Hoy.
108
Estudio Histórico Social de la Comuna de Quilleco
Este cambio en la administración a manos del Servicio de Seguro
Social, implicó la reformulación del sistema de producción forestal,
que en aquellos tiempos se llevaba a cabo de manera rustica, a
través del uso de locomóviles y catangos que sirvieron para
explotar las primeras cosechas.
Los “operarios” como le llamaban en la época, eran
hombres diestros que manejaban los primeros bancos móviles.
Esta época fue muy dura para los trabajadores forestales, que en
muchos casos y por motivos de la faena tenían que armar sus
chozas, conocidas como rucos, donde en muchas ocasiones se
trasladan junto a su familia realizando todo el circuito de
explotación interna. En aquel tiempo aún no existían las
poblaciones y solo se contaba con algunas casas colectivos, que
albergaban a parte de las familias de los trabajadores. Muchos de
estos trabajadores comenzaron a asentarse en Villa Mercedes, y la
sección forestal implementó un sistema de préstamos de madera,
que permitió que estos obreros construyeran las primeras casas con
madera de la producción forestal.
La parte agrícola, en cambio, contaba con casas de
inquilinos, los que trabajaban en la sección Graneros y Manzanar, a
través del sistema de personeros, que eran obreros agrícolas
familiares del inquilino, que servían para tareas de reemplazo de
este y como obreros agrícolas. En la hacienda Agrícola se llegó a
producir 500 toneladas de trigo cultivadas en poco más de 200 has.
y más de 100 tons. de avena en poco más de 50 has., entre otras
especies de cultivo agrícola se producía crianza de ganado y
lechería, además de una plantación de manzanas de exportación de
alta calidad de más de 100 has. En esos tiempos existió la pulpería
de las Canteras, en la actualidad su infraestructura mantiene
vigente en centro comercial del pueblo, esta abasteció a los obreros
a través del uso de libretas de cuenta y el cobro de vales de
garantías, en ella se distribuía carne, leche y productos del
economato que organizaban tanto empleados como obreros.
Cabe mencionar que en la hacienda y sus alrededores se
desarrollaban actividades agrícolas y ganaderas, las primeras
ligadas especialmente con las mujeres de la zona, aunque
generalmente los trabajos del género femenino eran estacionarios y
vinculados a la sección Manzanar y Graneros, mientras que los
hombres poseían trabajos más estables y en su sueldo era mucho
mejor que el de las mujeres.
La llegada de la PEM y su influencia
Bajo la administración del Servicio de Seguro Social,
comienza a gestarse un auge desarrollista sin precedentes. La
producción forestal debía industrializarse, para ello la nueva
dirección de la hacienda comenzó a realizar el proyecto de diseño
para la construcción de una Planta Elaboradora de Madera (PEM),
esto significaba un salto cualitativo para la producción del sector,
la que se le encargó al mercado sueco para su traída e
109
Estudio Histórico Social de la Comuna de Quilleco
implementación. Para el año 1958 la PEM ya estaba operativa,
según Cáceres (1965) esta industria contaba “con un aserradero fijo
con dos máquinas alternativas, cámaras secadoras con aire caliente
de sistema continuo, barracas para la elaboración y fabricación de
cajones y planta impregnadora”(p. 12) Durante los años
posteriores la PEM se implementa un equipo descortezador y
astillador, lo que permitió aprovechar todos los desechos de la
madera que era reutilizados para alimentar las calderas.
Con la industrialización del sector, se requirió mucha mano
de obra, esto produjo un aumento explosivo de obreros llegados de
otras partes, que después del terremoto del 60, contó con gente
relocalizada desde la haciendas del Seguro en Valdivia y también
de otros rincones, a mediados de los sesenta llegó tener 700
obreros trabajando, esto sumado a los trabajadores de la sección
Manzanar y Graneros, hacia un total de 1200 trabajadores. Los
recién llegados obreros se asientan entre la nueva Población Isabel
Riquelme, que haciendo alusión a la madre del Libertador, viene a
cobijar la necesidad de techo que surgió con la venida de nuevos
trabajadores, atraídos por su fama otorgada por el sistema de
seguridad social que los protegía. La Población La Unión de los
obreros fue posterior y ya durante los años setenta se construye la
nueva población O’Higgins.

Fig.27 Dirigentes Sindicales de Las Canteras


© Archivo digital Gabriela Reyes Guaico
El sindicalismo Obrero Canterano
Previo al nacimiento
de la CUT (1953), el
movimiento obrero había
pasado por una serie de
momentos, siendo los más
difíciles, el impulsado por el
Presidente Gabriel González
Videla a través de la Ley
Maldita105 que persiguió a
muchos de los sindicalistas y
deprimió el avance del
Partido Comunista. En este
contexto, en Las Canteras se vivía atento al devenir de las políticas
laborales. Durante 1952 comenzó a correr el rumor de que la
hacienda pasaría a ser del nuevo Servicio de Seguro Social, que a

105
Así se conoció popularmente a la ley de Defensa de la Democracia de
1948, que entre otras cosas quitaba toda institucionalidad al Partido
Comunista y sus militantes. Esta ley fue aprobada gracias al apoyo de
liberales, conservadores, agrario-laboristas y la mayor parte de los radicales y
socialistas, la ley fue aprobada en septiembre de ese año, con el rechazo de
los comunistas, un sector minoritario de radicales, socialistas y falangistas.
110
Estudio Histórico Social de la Comuna de Quilleco
su vez traería aparejado una serie de beneficios sociales. Y así fue
que con la ley 10.383 se crea el Servicio de Seguro Social y el
Servicio Nacional de Salud; el mismo año, a través de la ley 10.475
se regula la pensión por invalidez, antigüedad y otras imposiciones
en la Caja de Previsión de Empleados Particulares; en el año 53 se
reguló el régimen de indemnización por años de servicio (DFL.
243) y el régimen de asignaciones familiares (DFL. 245).
Estas expectativas eran muy positivas para los obreros de
las Canteras, particularmente los nacientes obreros forestales, que
ya salientes de trabajar en un sistema de contratistas, veían con
urgente necesidad hacer valer las garantías en vivienda, salud y
previsión social. De esta forma es que en el 12 de Junio de 1952,
se conforma el primer Comité Sindical Forestal. Aquellos días eran
de mucho sufrimiento para el trabajador, que pese a las
inclemencias del tiempo, no podía parar las faenas, y recibía el
mismo sueldo, siendo esta una de las demandas locales más
sentidas en conjunto con los mejoramientos salariales y
previsionales que el Estado estaba implementando; y así fue que un
día de lluvia, en torno a una ramada, se reunió varios cientos de
trabajadores, con la finalidad de constituir el primer sindicato de la
hacienda Canteras. En este acontecimiento histórico se eligió
como presidente a don Daniel Vidal Martens, como su secretario a
don Justo Lagos Morales, como tesorero a don Jorge Godoy
Godoy y como directores a don Gerónimo Rozas Rozas y don
Eduardo Alvear.
Una vez constituidos, y tras la llegada de la nueva
administración y la división administrativa de las haciendas
Forestales y Agrícolas, se dio paso a que se generaran las
condiciones de negociación que permitieron alcanzar los logros
locales de contar con pago del 50% de aumento de salario en día
de lluvia, instalación de carnicería y traslado de enfermos; a esto se
sumó el mejoramiento de los sueldos y una serie de asignaciones
como la de natalidad, por realización de Servicio Militar, de
bodega entre otras.
Una vez construida la PEM, sus trabajadores participan del
sindicato forestal, pero tras un par de años pasaron a conformar el
Sindicato de Trabajadores de la PEM, una nueva sección de parte
forestal de la hacienda que se hizo cargo de los trabajadores de la
planta industrial. Esto daría mayor empuje a las demandas de los
trabajadores y marcaría una escalada de organización sindical sin
comparación en la historia de la comuna. Es así que el 06 de Enero
de 1961 se constituye este sindicato, a la cabeza del dirigente social
Demeterio Aranguiz, como secretario se eligió a don Pedro
Vallejos, como tesorero quedo don Elías Fuentealba y como
directores Renovaldo Guiñez y Luis Navarrete. Esta agrupación
ayudó a incrementar las garantías que el sindicato forestal había
alcanzado.
La fuerza negociadora de estos sindicatos hizo que los
sueldos de los obreros y empleados subieran año a año en casi un
50%, además de lograr garantías en construcción de viviendas,
111
Estudio Histórico Social de la Comuna de Quilleco
además de garantizar prestamos en madera para la gente, que
permitió acceder hasta a E° 600, que para la época facilitaba parte
importante de la construcción de ampliaciones y viviendas.
Dos años después se crea el Sindicato de las Canteras
Agrícola, presidido por Nemesio González y apoyado en la
directiva por los trabajadores Arnoldo Gonzalez, Israel Quintana,
Maximino Rivera y Ramón Pulgar. Este sindicato abogó por
mejorar las condiciones del obrero agrícola, a través del aumento
de la ración diaria de alimento para la faena, locomoción a Los
Ángeles para el economato, extensión de electrificación e
implementación deportiva para los equipos de futbol y basquetbol
de la sección.
Los sindicatos de Canteras tuvieron prestigio regional,
junto a los trabajadores de Abanico, se recuerdan marchas en las
que se reunían para llegar a la ciudad. La capacidad de
negociación, la buena relación con los administradores de la
hacienda, y la sinergia provocada en torno a resguardar el sistema
de trabajo, hizo en los obreros cultivar la idea de unidad y
solidaridad que heredaron a la identidad canterana.
Durante los primeros años de sindicalismo en Las Canteras,
y bajo el gobierno de Alesssandri, comienza a desarrollarse la
Reforma Agraria, que en aquel entonces, consistía en la realización
de parcelaciones de predios productivos que estaban en desuso de
las haciendas del Estado principalmente, en la parte agrícola de las
Canteras se pretendió generar una parcelación para doscientas
familias, la que no persistió ya que la CORA no reconocía los
llanos asignados como factibles para este proceso.
Con el tiempo el movimiento sindical se fue fortaleciendo
cada vez más, hasta entrada la década del 70 cuando se decide dar
un salto en el sistema de participación conformando una co
administración. Para ese tiempo los partidos políticos eran parte
del entramado representacional de estas organizaciones, que en sus
comienzos eran parte de la falange y el Partido Radical, con el
tiempo dio paso al re fortalecimiento del Partido Comunista quien
dominó estas representaciones, junto al Partido Socialista. En esta
instancia se deliberaba entre representantes de los trabajadores que
participaban del consejo asesor de la co administración y los
administradores dispuestos por el Servicio de Seguro Social, así
como su junta directiva en Santiago. Los avances en materia de
garantías apuntaban a que finalmente la hacienda fuera traspasada
en su administración a los trabajadores, pero eso no alcanzó a
ocurrir.
Así como los hombres se organizaban, las mujeres también
lo hacían y una de sus instancias fueron los Centros de Madres,
estas instituciones existían en todo Chile y Canteras no fue la
excepción, la idea de estas agrupaciones era instruir espiritual y
materialmente a sus integrantes, en la mayoría de estos centros
existían máquinas de coser, las cuales fueron de mucha utilidad
para la confección de vestuario, el género era una de las garantías
que les brindaba el Seguro de Servicio Social, se les enseñaban
112
Estudio Histórico Social de la Comuna de Quilleco
algunas técnicas culinarias, especialmente relacionadas con el
aprovechamiento de la fruta, ello les servía tanto para su hogar o
para poder generar algunos ingresos para sus hogares. Aunque era
indudable la importancia en la participación de las mujeres
canteranas, se debe indicar que la sociedad era principalmente de
tipo patriarcal, es decir, el hombre estaba a la cabeza, era el
proveedor y el que tenía la última palabra, pero también existían
los casos en que por diversos motivos era la mujer la que se
convertía en la jefa de hogar y sacaba adelante a su familia, que por
esos años eran muy numerosas.
El Golpe de Estado en Las Canteras
En el contexto global posteriormente a la Segunda Guerra
Mundial se da inicio a la Guerra Fría, que tiene como protagonistas
a las dos mayores potencias, Estados Unidos y la Unión Soviética.
En conflicto no solo luchaban por ideologías políticas, sino
también por elementos sociales y económicos. En el desarrollo de
la lucha, se produce un hecho conocido como “la crisis de los
misiles” en que tras la revolución cubana, la URSS instala misiles
en la isla, ante ello interfiere EEUU bloqueando económicamente a
Cuba, a pesar de que finalmente los misiles son retirados, hasta el
día de hoy los norteamericanos no deponen su decisión. Estados
Unidos después de ese incidente comienza a tomar una serie de
medidas en los países latinoamericanos para evitar que las fuerzas
soviéticas tengan simpatizantes en el cono sur. Dentro de esas
medidas esta la Alianza Para el Progreso y la Reforma Agraria. La
segunda de estas fue la que tuvo mayor influencia en Canteras, ella
implicaba una mejora en la producción de los campos, la
redistribución de los terrenos era un punto clave en la reforma; esta
medida sufre tres procesos en Chile, la primera conocida como la
“reforma de los maceteros” que fue puesta en marcha durante el
gobierno de Alessandri, es denominada de ese modo porque no
altero la propiedad de los latifundistas y cumplió de escasa manera
objetivo. La segunda etapa se vive durante el gobierno de Frei, la
expropiación, subdivisión y redistribución alcanzan grandes
índices, pero será en su tercera etapa con Allende, en que obtiene
tan altos resultados que se llega a una inestabilidad ante la presión
de diversos sectores político-sociales.
Para algunos Canteranos la figura de Allende significa
mucho, según algunas personas de la localidad aseguran que él
visito la zona en sus períodos de campaña política y señalan a don
Vicente Rodríguez como gestor de la visita de Allende. Aunque su
período como presidente fue muy breve, hubo quienes confiaron en
su propuesta de gobierno, se convirtieron en sus más fieles
compañeros y camaradas, sin embargo diversos factores se
encargarían de producir un quiebre en la Historia.
El 11 de septiembre de 1973 en Chile comienza uno de los
períodos más “polémicos”, para algunos es considerada como la
etapa más triste, lamentable y oscura de la Historia de Chile,
mientras que para otros fue el período de luz y en el que fueron
113
Estudio Histórico Social de la Comuna de Quilleco
liberados del cáncer marxista. EL 11 de septiembre se produce un
golpe de estado, a la cabeza de este acontecimiento estaba Augusto
Pinochet. El mismo día muchos obreros canteranos fueron
detenidos, agredidos y trasladados a centros de torturas, algunos
lamentablemente aun forman parte de los registros de las listas de
los detenidos desaparecidos. Cuando uno habla o menciona el
período de dictadura no toda la gente cuenta su experiencia o da su
opinión, pero a veces el silencio dice mucho, y es muy entendible
porque los canteranos vivieron en carne propia los rumores de un
posible “bombardeo” en la localidad. En uno, de los tantos
testimonios de los canteranos, se recuerda así el inicio del golpe de
estado:
“el mismo 11 nos tomaron detenidos, donde ahora
está la planta (Planta Impregnadora de Forestal Celco), había
un aserradero, los camiones se metían para la empresa y nos
cargaban como sacos, en pilas de ocho, uno encima de otro,
imagínese como iba el último de abajo… después nos
llevaron pa´ un galpón de IANSA (en Los Ángeles) y
después nos llevaron pa´ Conce, me tuvieron dos meses,
después me soltaron...”
Al igual que en el resto de Chile, Canteras a pesar de las
detenciones106, del toque de queda y otros medios de represión
intentan llevar su vida lo más normal posible. El 24 de Octubre de
1979 el Seguro de Servicio Social vende a través de una licitación
pública la hacienda, dividida en tres unidades: forestal, a excepción
de las unidades habitacionales fue vendida a la empresa Cholguán.
Canteras Agrícola y el Manzanar fueron vendidas a particulares.
En una primera instancia cuando la empresa es vendida a
Cholguán se produce una inestabilidad laboral en la zona, los
índices de cesantía aumentan:
“ En el 79` llamaron a algunos a trabajar y nos
cortaron a todos, a todos, de capitán a paje como se dice por
ahí y después comenzaron a recibir esta gente de Cholguán
[…] a todos se nos pagó una cierta indemnización pero yo
con 21 años saque una miseria no sé cómo lo hicieron pero
todos teníamos que quedar conformes no más […]
comenzaron a despedir gente porque encontraron de que ya
estaba todo más mecanizado el trabajo, después ya llego la
máquina, un hombre para una maquina no más, dos o tres
para acomodarle la madera a la maquina no más y listo y la
maquina después se la llevaba y las ponía en los casillos,
disminuyó el personal, entonces había gente de mas pero ahí
disminuyó[…]Unos se fueron otros nos quedamos acá …
que cuando ya este señor Pinochet también ya dijo que el
Servicio de Seguro Social no podía tener más predios
agrícolas y ya tenía que enajenarse de la hacienda, lo que es
la hacienda Canteras, entonces hay la paramos nosotros, nos
106
Según datos oficiales del Instituto Nacional de Derechos Humanos
(INDH), el retén de Las Canteras fue un centro de detención durante la
dictadura.
114
Estudio Histórico Social de la Comuna de Quilleco
llegó la preocupación de que paralizando todo esto nos iban a
quitar las casas, entramos en preocupación pero yo me
fui quedando, me fui quedando y nada más que cuando el
empezó ya a entregarnos títulos de dominio, cuando me
llaman para entregarme el título de dominio en mi casa fue la
alegría más grande […]107”.
Durante la dictadura se produce el proceso de
“contrarreforma” agraria, en donde son revocados los acuerdos y
medidas realizadas por los gobiernos anteriores, de igual modo
Pinochet también hace redistribuciones de terrenos (tal como lo
indica el testimonio antes mencionado) lo que hace que haya una
incertidumbre por las propiedades, sin embargo no se pude
desconocer que algunos canteranos se vieron favorecidos por las
medidas adoptadas por el nuevo gobierno, obteniendo legalmente
sus terrenos, otros vecinos obtuvieron sus propiedades con el
retorno a la democracia.
Salud, seguridad, educación y deporte.
Los pilares del nuevo pueblo
Según el estudio histórico realizado por los profesores de la
comuna en el año 1965, y que es la parte medular del conocimiento
que existe durante este período de tiempo en Las Canteras, se
señala que la presencia de practicantes que se hicieran cargo de la
hacienda no fue reciente. Una vez adquirida esta por el Seguro
Obrero se agilizan las gestiones municipales para que desde
Quilleco se enviara un practicante esporádicamente a este rincón, la
responsabilidad recayó en Oscar Burgos, el practicante más
antiguo, quien fue reemplazado por Armando Caro y luego por
José Arnao del Cuadro, en 1948 llega don José González quien
permaneció hasta el año 1976, siendo reemplazado por los
practicantes Sandra Reveco Vásquez y Jorge Sepúlveda Ortega.
Luego con la creación de la posta de Villa Mercedes se
concentraría la atención de la población por separado, para
fusionarse a mediados de los noventa en el nacimiento del CES
Canteras, que el año 2008 pasa a ser CESFAM.
Como señalábamos, el Seguro Obligatorio promovía y
respaldaba mejoras en el área de la salud, su principal política a
nivel nacional apuntaba a esa área, por lo mismo no titubeaba para
ayudar a financiar a “practicantes” y matronas para que pudiesen
asistir a la población. Este fue el caso de Isabel García, matrona
ingresada por el ex Caja del Seguro Obligatorio en 1941 y que
marcara una etapa de cobertura en atención materno infantil, que
después se haría presente a través de la creación del CES Canteras,
más de cincuenta años después. El trabajo de la matrona en su
ausencia se realizaba por las “parteras” que antes y durante el
Servicio de Seguro Social era destacada y agradecida por las
madres de la época.

107
Testimonios de entrevistas realizadas a algunos canteranos.
115
Estudio Histórico Social de la Comuna de Quilleco
En la seguridad (a pesar que muchos concuerdan que era
una época muy tranquila) también era significativo poder hacer
algunas mejoras, es por ello que se estableció un Retén, no hay
una fecha clara para indicar en qué año fue pero se cree que fue
cerca de 1938108, muchos vecinos indican que la designación de
carabineros implicaba una celebración en la hacienda. No solo el
Retén se encargaba de velar por la seguridad, sino con el paso del
tiempo se fueron generando otras instancias, así lo pone de
manifiesto la señorita Rosalba Salgado cuando manifestó que:
“La labor (de seguridad) se vio enriquecida por la
creación de Brigadas Forestales, iniciativa de la “Alianza
para el Progreso”, en su afán de favorecer el resguardo de los
bosques ya tan valiosos y extensos en el lugar”109.

Fig.28 Estudiantes de la
escuela N° 43 en la
década de los ‘60
©Archivo digital Gabriela
Reyes Guaico
En el ámbito
educativo podemos
indicar que cerca del año
1935, la señorita Rosalba Salgado inicia el proceso de matrícula de
los niños de la zona, los únicos cursos que habían en una primera
instancia era el primero y segundo primario. Con este
acontecimiento se da el pie inicial de la larga trayectoria de la
“escuela incompleta de primera clase número 43 110”, muchos
hechos lamentables atentaron con el funcionamiento normal de la
escuela ya que terremotos destruyen el local de adobe en distintas
ocasiones, aunque con el pasar del tiempo el número de matrícula
iba en un constante aumento, un incendio la destruyó por completo
en la década del 60. Tras ese inoportuno acontecimiento y con
aportes del Servicio de Seguro Social se vuelven a construir nuevas
dependencias para poder atender pedagógicamente a los niños
canteranos. En la actualidad y bajo la presidencia de Ricardo Lagos
se remodeló el Liceo Isabel Riquelme que atiende la necesidad de
matrícula de alumnos de canteras Villa Mercedes y sus alrededores.
Por otra parte, el deporte era una actividad muy importante
en la vida canterana, se creó un club deportivo, en una primera
instancia fue llamado Deportivo Canteras para luego, en el año
1941 aproximadamente, denominarse Club Deportivo Bernardo

108
Ibidem.
109
Ibidem.
110
La escuela 43 originalmente funcionaba en el distrito de Quilaco,
particularmente en el sector Puente Saavedra, ubicado actualmente en torno
al fundo Santa Cruz, desde ahí fue trasladado hasta las Canteras por gestión
de la Caja de Seguro Obligatorio.
116
Estudio Histórico Social de la Comuna de Quilleco
O´Higgins, no se puede dejar de mencionar el rol fundamental que
tuvo don Rolando Salgado Cabezas. Con el respaldo del Seguro de
Servicio Social participó en diversos campeonatos, de nivel
provincial como regional, llegando a enfrentarse con el club Naval
de Talcahuano. Pero este club deportivo no tan solo agrupaba a
futbolistas sino también a los que realizaran actividades como
basquetbol, atletismo, rayuela, box, tiro al blanco, pimpón, entre
otras.
En la hacienda desfilaron un sinfín de administradores, pero
cabe destacar el aporte de uno de ellos en particular en el área
deportiva, que fue don Luis Contreras Barbas, una de las figuras
más importantes del club Colo- Colo.
Como era una época muy prospera los días de pago incluso
se instalaban ferias, con vendedores afuerinos, aunque también
existía la pulpería que era clave para poder proveerse de enseres, la
gente también iba a Los Ángeles, pero se debe tener en cuenta que
la locomoción era muy escasa, por ende la Administración les
facilitaba un camión a sus trabajadores para que pudiesen ir a
abastecerse a Los Ángeles, los buenos tiempos eran de tal modo
que incluso muchos optaban por regresar a sus hogares en taxis.
Fig.29 Paseo a la laguna
del vivero
en la década de los ’60.
© Archivo digital Gabriela
Reyes Guaico.

La vida social en la
hacienda era muy
importante, se realizaban
distintas actividades que
contribuían a la interacción de sus habitantes, como el festival de la
primavera, los típicos paseos familiares al sector conocido como
“el vivero”, en donde se podían encontrar áreas de camping, una
laguna que se podía recorrer en botes, además en el centro de la
laguna había una hermosa pérgola; otra actividad que era (y aun es,
pero en menor medida) muy importante en Las Canteras era las
celebraciones de los 20 de agosto, en donde se conmemora el
natalicio del dueño más relevante de la hacienda, estamos hablando
de Bernardo O´Higgins, la gran mayoría de las personas concuerda
al señalar que era una gran fiesta, en donde la comida y la bebida
eran claves, llegaban delegaciones de distintos sectores para rendir
homenajes a O’Higgins, sin embargo las celebraciones de tipo
religioso-popular también eran algo común en la zona, en donde se
destaca el culto a la Virgen del Carmen, muchos recuerdan las
novenas en donde se reunían a venerar a la virgen, después de días
de rezo se finalizaba con un tradicional estofado que reunía a
familias y vecinos; la celebración de la cruz de mayo, las
117
Estudio Histórico Social de la Comuna de Quilleco
celebraciones de San Francisco, por mencionar algunas. Las
creencias populares también eran muy comunes, sobre todo
aquellas relacionas con los entierros, con los rituales de la noche de
San Juan y de fenómenos asociados al diablo.
XV. La religiosidad quillecana
La religiosidad quillecana ha estado presente en todos sus
procesos históricos. Desde las manifestaciones totémicas de los
asentamientos ancestrales de la cuenca del Laja, Duqueco y el
Cañicura; la significación de espacios mágico religiosos de estos
habitantes, como la el indio de la piedra Loncoche y otras tantas
más, la presencia de cuevas energéticas o reni y así, un sinfín de
paisajes culturales que significan este imbricamiento etéreo entre el
cosmos y el espacio físico de los rincones campestres de este
territorio. Con el pasar del tiempo se fueron relacionando con los
primeros misioneros franciscanos que dominaron la provincia de
Cuyo a principios del siglo XVII y que marcaron la espiritualidad
cristiana de los pueblos andinos de la frontera, en convivencia con
un sincretismo religioso producto de la transmisión de los
conocimientos doctrinarios católicos y los ancestrales.
En la comuna, es tradicional escuchar de lugares protegidos
por espíritus de la naturaleza que se manifiestan a través de la
figura de animales, que forman parte del entramado simbólico
mapuche a través de la figura de los ngen (dueño) que se
manifiestan en piedras, pantanos, saltillos, cursos de agua,
montañas, y que en algunos casos lograr dominar los microclimas
del sector. En varias partes de Quilleco, Centinela, Los Prados,
San Lorenzo, Cañicura entre otras es posible establecer un circuito
de paisajes y relatos simbólicos ya sincretizados a través del
cristianismo, que dan cuenta de los componentes ancestrales del
paisaje.
Las características de esta religiosidad generaron diversos
procesos de aculturación y de cultos religiosos. Por una parte las
agrupaciones pewenches y curiches de la cuenca del Duqueco, en
torno al boquete de Alul, se vieron influenciadas por la presencia
franciscana, la que fue sesgando su memoria cosmovisional y
generando procesos de aculturación definidos a través de la
aparición de prácticas vinculadas a la brujería. Muchas historias
campesinas se entretejen como efecto propio de estos procesos, que
no solo se manifestaron en los grupos minoritarios y marginados,
sino que también fueron tomados por las castas de hacendados, que
ocuparon prácticas pewenches como el uso de witranalwes y
anchimayenes, para resguardar la producción, el territorio y
mantener el estatus en la acumulación de riquezas.
La influencia franciscana también hace eco en la
composición del campesinado quillecano, fruto de esto es la
relación existente entre las congregaciones que ocuparon la
Hacienda San Lorenzo durante la Colonia, y los hacendados que
confluían a ese territorio.
118
Estudio Histórico Social de la Comuna de Quilleco
De estas relaciones aparece una en particular, y que
marcaría el comienzo de las prácticas católicas del pueblo de
Quilleco, a través de lo que fue el culto a San Miguel en el sector
sur y la adoración a la Virgen del Carmen en la hacienda Las
Canteras.
El culto a San Miguel111 se enmarca principalmente en el
cordón norteño del Duqueco, y particularmente en el distrito de
San Miguel de Duqueco112. Este entramado religioso respondía a
un circuito de devoción agraria que se extendía desde El Guindo
hasta La Hoyada. Cabe señalar que durante muchos años la iglesia
Católica se mantuvo gracias a la explotación de un fundo en el
sector El Guindo y que congregaba una gran cantidad de fieles
inquilinos a principios del siglo XX. Durante esta época era común
que los propietarios de grandes extensiones de tierra, ofrecieran
devoción a diversos Santos, los que además formaban parte del
nombre de las propiedades como en San Judas de Rucarel, por San
Judas Tadeo devocionado por la ex alcaldesa Srta. Hermogenita
Hermosilla, San Miguel de Duqueco, santo devocionado por las
familias del sector. La memoria recuerda a la Señorita Nolba,
quien mantenía en un cajón de vidrio la imagen de San Miguel en
el sector.
Cada 29 de Septiembre llegaban delegaciones de
campesinos de todos los rincones de la comuna, a los que se les
atendía y entre rosario y rezos se sacaba la imagen en procesión de
unos 500 metros para ser devuelta al espacio tradicional. Estas
procesiones, que de tanto en tanto se realizaban en distintas partes,
a su vez significaban una oportunidad de ingresos para los
habitantes del lugar, que a través de la veneración de la imagen
explotaban económicamente la atención de esos días. Aún con
todas estas condiciones, San Miguel dejó una marca profunda en el
cristianismo campesino de comienzos de siglo, siendo venerado en
la Iglesia de Quilleco a través de la imagen de un querubín alado,
que a la llegada de Joan Melet fue sacado, ya que para el párroco,
lo que se estaba adorando era una imagen de Cupido. Este
acontecimiento produjo tal malestar en la población, que el párroco

111
Muy probablemente la figura de San Miguel, es quizás la primera figura
que represente la idea de un patrono del pueblo, ya que desde la influencia
franciscana en 1600 hasta la fundación del pueblo de Quilleco, San Miguel
fue referente del cristianismo agrario de los primeros colonos, quizás
vinculado a la imagen del Obispo Antonio de San Miguel, el primer
franciscano en misionar al sur de la frontera del reino de Chile. En Quilleco,
posterior a la fundación de la parroquia, que significó un estimulo de la
actividad religiosa, los cultos eran enfatizados por las oraciones a San Miguel
difundidas por el papa de la época, que en la comunidad local produjo un
hondo efecto, que llevó al santo alado a ser devocianado popularmente. La
imagen de San Francisco de Asís como referente cristiano del nombre
entregado al pueblo en honor al gobernador Francisco Bascuñan Guerrero,
como patrono de este, es un hecho más contemporáneo y responde a una
interpretación más institucional que tradicional.
112
Que posteriormente se conoció como San José de Duqueco y finalmente
como La Hoyada.
119
Estudio Histórico Social de la Comuna de Quilleco
se tuvo que ver en la obligación de adquirir unas imágenes de
cartón piedra del santo mismo, para poder calmar a los fieles
molestos.
En Canteras, en cambio se desarrolla un culto patriótico al
carácter mariano del libertador. A la llegada de O'Higgins desde
Europa a tomar posesión de la hacienda Las Canteras, este le trajo
a su madre Isabel una imagen de la Virgen del Carmen, la devoción
del libertador a esta imagen fue propia también del General San
Martín, quien la nombró Patrona del Ejército de Los Andes.
O'Higgins en cambio, antes de la batalla de Maipú la nombra
Patrona Generalísima de las Armas de Chile, y decretándola
oficialmente un mes después, señalando como sigue:
"La Inmaculada Reina de los ángeles, en su
advocación de Nuestra Señora del Carmen, fue jurada
patrona de las armas de Chile, primero por el voto general
del pueblo, por haber experimentado su protección en el
restablecimiento del estado que yacía bajo la opresión de
los tiranos, mediante el esfuerzo del Ejercito Resturador de
Los Andes y después del 14 de marzo último por el acto
solemne en que concurrieron las corporaciones, y un
inmenso pueblo en la Santa Iglesia Catedral, al objeto de
ratificar, como ratificaron expresamente aquel juramento
ofreciendo erigirle un templo en el lugar donde se diese la
batalla, a que nos provoco el General enemigo Osorio: no
debe tardarse un momento el cumplimiento de esta sagrada
promesa"113. B. O'Higgins.
Esta imagen se venera en la iglesia de Las Canteras y data
de comienzos del siglo XIX.
Como viéramos en los capítulos precedentes, la iglesia en
Quilleco existió como capilla antes del diseño del pueblo114. En
1854 eran varias las correspondencias al gobernador, solicitando
las facilidades para construirla, muy probablemente la iglesia que
se hace mención en el año 49, estaba ubicada en la misma parte
donde se construyó la posterior, ya que los avances eran tan
graduales, que la construcción se debilitaba constantemente, fue así
que a mediados de la década del 50 de aquel siglo, se solicitaba
insistentemente poder invertir parte de las multas de la
subdelegación, además de disponer a la venta un par de animales, a
esto sumado la donación de madera para agilizar la construcción.
Contar con un templo habilitado con presencias de
sacerdotes de forma esporádica marcaba una dificultad suprema
para las tareas del oficio parroquial, ya que esta tarea se llevaba a
cabo en Antuco, y para efectos de la sepultación de los difuntos
significaba un sacrificio tremendo. La villa de Antuco distante 7
leguas de Quilleco, era donde había que llegar con los muertos. A
comienzos de la década del 70, producto de problemas de
113
Periódico Maipú del 5 de abril de 1979
114
Según consta en el estudio de cronología histórica realizada por miembros
de la comunidad de la Parroquia Nuestra Señora de las Mercedes de Quilleco,
existen registros de actas de bautizo del 04 de marzo 1849.
120
Estudio Histórico Social de la Comuna de Quilleco
comunicación de esta subdelegación con el sacerdote de Antuco,
una familia se vio postergada en la sepultación de su difunto,
teniendo que pasar toda una noche bajo la lluvia a la espera de la
apertura del campo santo. Esto generó una serie de reclamos que
apuntaban a dos cosas; la primera, lograr tener una parroquia en
Quilleco y la segunda poder contar con un cementerio en el pueblo
y panteones en los distritos. Por efectos de la primera, a comienzos
de 1874 se crea la vice parroquia de Quilleco atendida por el
párroco Rev. Padre Francisco Gormet de Antuco.
Si recordamos la historia de Villa Mercedes, recordaremos
la imagen trascendente de doña Mercedes Errázuriz Valdivieso,
quien dona la famosa campana con argollas de oro que se decía era
escuchada desde San Lorenzo, además de la imagen de la Virgen
de Las Mercedes, que en un principio se pretendía disponer en el
villorrio que la sra. Mercedes había fundado. Esposa del dueño de
la hacienda Las Canteras y mujer muy ligada a la iglesia, llegó a
estos territorios en 1885, su vinculación con las damas de la época
del pueblo fue inmediata, y su influencia quedo plasmada en el
nombre de la parroquia, que se funda en el año 1886, en tiempos
del papa León XIII. Una vez promulgada la ley de comuna
autónoma e inaugurada la municipalidad, se instala la residencia
parroquial para lo cual se construye el caserón al costado de la
iglesia y en la esquina un teatro que funcionó hasta la primera
mitad del siglo XX. Estos fueron remodelados a mediados de la
década del 20 por el famoso sacerdote catalán Joan Melet. Desde
ahí, no sería sino hasta 1953 en que la parroquia cambia de lugar a
la esquina donde se encuentra actualmente, la que durante la
dirección del padre Jorge Cerda a comienzos del 2000, fue
completamente remodelada y estilizada hacia una arquitectura de
corte campesino, con elementos nativos.
Durante los últimos años destacan los sacerdotes Adelio
Gariboldi de comienzos de los 70, su sucesor el Padre Francisco
Garrido, nombre que recibe el camino Quilleco San Lorencito; y el
padre Jorge Cerda Molina, quien recosntruyó la parroquia.
Además es importante consignar que durante los primeros años de
la década del 90, Llega la Congregación Religiosa de Las Hnas. De
La Misericordia, dejando una huella
imborrable en su comunidad La Hna.
Carla, La Hna. Celina quien oriunda
de Tanzania , África; la Hna.
Cerafina de una Misión en los
enfermos, quien deja la parroquia en
el año 2006, llegando en su
reemplazo la Hna Gabriela Andretta.
Fig.30 Vista de la parroquia con
fachada nueva 1926
© M.Riu del texto “Mosén Joan
Melet i Serra

121
Estudio Histórico Social de la Comuna de Quilleco
(1879-1958), un misionero catalán en Chile”

El protestantismo en Quilleco
El influjo de la Iglesia católica como institución religiosa
dominante en Chile fue terminando paulatinamente con la llegada
de la independencia, pese a que las primeras constituciones
reconocían como religión del Estado a la Católica, los esfuerzos de
las autoridades laicas llevaron al desarrollo de iglesias protestantes,
venidas principalmente de Europa, las que fueron reconocidas en la
modificación realizada a la constitución por el presidente José
Joaquín Pérez, donde se les daba la oportunidad de organizarse
privadamente y de administrar escuelas, esto en el contexto de la
recepción de colonos mayoritariamente de otras iglesias, y que
vinieron a hacer ocupación de la Araucanía.
Bernardo O’Higgins fue uno de los primeros gobernantes
que introdujo el protestantismo en Chile a partir de 1821, con la
idea de implementar el sistema de educación lancasteriano trajo a
Chile al bautista Diego Thomson, quien funda varias escuelas antes
de irse al Perú.
Con la constitución de 1925 el catolicismo deja de ser la
institución religiosa del Estado, y con esto se da reconocimiento a
las diversas expresiones de cristianismo que existen en el país.
En Quilleco el antecedente más antiguos de la presencia
evangélica fue el desarrollo de la Iglesia del Ejército de Salvación,
que por intermedio del llamado de los pastores Pablo Sanhueza e
Hilda Dinamarca se funda en calle Rodríguez entre Maipú y Barros
Arana, con el propósito de evangelizar el pueblo de Quilleco; esto
sucedió el 10 de Septiembre de 1951.
Esta congregación cristiana existía en Chile desde 1909 y
su llegada al pueblo de Quilleco graficaba el cambio cultural que
este estaba viviendo, inclusive hasta en el ámbito religioso. Su
momento de mayor membrecía sucedió entre los años 1973 a 1990,
quizás por influencia de la atmosfera militar que imponía el
gobierno de la época; esto produjo que la comunidad religiosa se
expandiera derivándose a distintos rincones de la comuna de
Quilleco como Las Canteras, Villa Mercedes, Duqueco, San
Lorenzo y San Lorencito. En la actualidad la misión evangélica en
Quilleco es guiada por el pastor Juan Ángel Salas Albornoz
A comienzos de la década del 50 el despertar
evangelizador se hace presente en Quilleco en diversas ramas del
protestantismo, esto se graficó con la llegada de la Iglesia Bautista,
producto de la llegada de misioneros extranjeros a la zona, lo que
provocó inicialmente que esta congregación se reuniera en recintos
122
Estudio Histórico Social de la Comuna de Quilleco
particulares y a través de la insistencia de los misioneros se forma
la misión en el año 1955. En estos primeros momentos destaca el
encargado de la misión Bautista de Quilleco, don Leónidas Soto,
quien asigna una porción de su propiedad para la construcción de la
que hasta hoy es su templo oficial. El templo ubicado en las
intersecciones de Barros Arana con Rodríguez, ha ido
gradualmente ampliándose, principalmente a partir de la década del
90, pasando por diversos momentos de amplia participación de
fieles. Durante las últimas décadas la misión Bautista de Quilleco
ha estado a cargo del pastor Rosendo Gutierrez Jeria.

Fig.31 Congregación Bautista a mediados de los 50 con


misioneros norteamericanos.
© Facebook Iglesia Bautista de Quilleco
A mediados de la década del 70, el pastor de la Iglesia
Metodista Pentecostal de Los Ángeles y de origen quillecano, don
Cristino Rubilar Contreras, encarga al grupo de ciclistas de esa
congregación la predicación del evangelio en el pueblo de
Quilleco, producto del fervor evangélico que representó esta época
en la localidad. El grupo de ciclistas, dirigido por el hno. Senén
Ortiz Ramírez, hoy pastor gobernante de la Iglesia Metodista
Pentecostal en Quilleco.
Los primeros momentos estaban referidos a predicar la
palabra de Dios en las calles del pueblo, para luego comenzar a
realizar cultos en la casa de la hna. Rosa Bustamante, ubicada en
calle Maipú, donde a mediados de 1978 se instala un local anexo
de la Iglesia Metodista Pentecostal de Los Ángeles. Desde ahí se
trasladaría posteriormente a la casa del hno. Sanhueza en la misma
cuadra, para finalmente trasladarse a su actual templo ubicado en
calle Almendras, propiedad que fue adquirida al hno. Alejandro
Otárola.
Desde el año 2006 el anexo Quilleco de la Iglesia
Metodista Pentecostal, pasó a constituirse Iglesia Matriz de la
Comuna, quedando como Pastor Gobernante el Rev. Senén Ortiz
Ramírez, a quien se le asigna todo el circuito de Quilleco

123
Estudio Histórico Social de la Comuna de Quilleco
compuesto por los locales de Las Canteras, Villa Mercedes,
Peralillo y Tinajón.
Las iglesias evangélicas de Quilleco han confluido a la
unidad institucional y local, a partir de la conformación del
Concilio Pastoral, instancia que reúne a los pastores de las diversas
congregaciones de la comuna. Este concilio fue formado el año
2004 y desde ese entonces ha sido presidido por el pastor don
Rosendo Gutiérrez Jeria.

XV. Conclusión
Una reflexión sobre nuestros días
Concluido este periplo, de repasar cuatro centurias en torno
a hechos, personajes, paisajes de nuestro territorio, que
compartieron experiencias anhelos, conquistas, la defensa de la
dignidad humana; que construyeron diversos momentos
identitarios, y que nos dejó el legado del orgullo de ser canteranos,
villamercedinos y quillecanos; no podemos, sino resaltar los
valores heredados por los distintos personajes que empeñaron su
fuerza y arrojo en defender sus sueños libertarios y emancipadores
de quienes los compartieron.
Los relatos expuestos en este breviario de la historia de la
comuna nos dejan muchas moralejas, pero la principal es que
debemos entender que los procesos sociales que marcaron la
historia de este terruño fueron llevados a cabo desde la unidad y la
solidaridad de sus pobladores. Cada vez que en ellos existió la
convicción colectiva se lograron grandes hazañas como las de
Lientur, Alejo, Leviant y Quilapán en la defensa de los suyos; o
como O’Higgins y sus vecinos milicianos que eran referente
obligado de la gallardía de los convencidos de que la libertad se
tenía que luchar para acariciarla con firmeza; o de Audolio
Quezada que en su voluntad patriota sintetiza a muchos pobladores
que marcharon por el amor a una bandera hasta el norte en plena
Guerra del Pacifico. Y qué decir de esos montañeses, mirados a
menos empecinados en construir calles y casas para forjar su
destino en el pueblo de Quilleco de mediados de 1800; y los peones
y obreros villamercedinos que fueron ocupando el sector y en más
de una ocasión hacer defensa frente a la expulsión inducida por la
mala autoridad.
Las injusticias sociales presentadas a principios de 1900, la
llegada del Seguro y la posterior escalada obrera de Las Canteras
que llevó a tal nivel la dignidad de un pueblo, que es el sello más
fecundo del orgullo de su gente, quienes terminaron siendo los
forjadores de ese poblado.
Pero la historia no solo se compone de esos momentos
hermosos y memorables, también tiene espacios oscuros donde las
124
Estudio Histórico Social de la Comuna de Quilleco
actitudes erráticas llevan a la división, la exclusión y en algunos
casos la muerte. Estos pasajes son los que menos debemos olvidar,
y deben servir como componente moral de nuestra convivencia.
Algunas situaciones nos transportaran a momentos de conflicto
personal, que el tiempo ha enseñado a ver desde una posición
distinta, esos momentos debemos asumirlos con la altura de miras
que implica convivir en una sociedad que reflexiona sobre sí
misma, que aprende de sus errores y que mira hacia adelante en
conjunto y comprometida.
Este recorrido ha sido motivado desde la posición de los
actores ocultos, anónimos. Por lo tanto, si alguien esperaba
encontrar tras estas páginas una apología al poder y a la oficialidad,
es entendible que entonces vea con desdén este ejercicio. Más para
las familias de nuestra comuna, este relato conformará una parte
importante de las raíces de su propia historia, y si esto sucede,
tendremos la tranquilidad de la tarea realizada.
Así como los profesores de la comuna se reunieron a
recabar los antecedentes de las localidades en 1965, cincuenta años
después nos hemos visto en el llamado a corresponder con la
sistematización de este ejercicio, muchos más habrán que se
conjuguen en el llamado y cada vez que esto suceda, tendremos la
oportunidad de ser más conscientes sobre nosotros mismos.
No seremos nosotros quienes nos pronunciemos sobre los
últimos años que componen el actual momento de la comuna. De
ello hablaran los actos en el futuro, los archivos de prensa, la
evidencia de quienes al ver hacia atrás ponen en su justa dimensión
el testimonio de nuestra gente.
Quedamos conformes con esta ardua y larga tarea, pues a
veces más que hacer algo a la ligera, es mejor que decante en la
madurez de su propia gestación, y haberse sumergido en busca de
los actos de la historia de este territorio, recogerlos, ordenarlos e
interpretarlos, nos permite corresponder a un esfuerzo importante
en la contribución a repensarnos y reflexionar sobre lo que hemos
construido en el pasar del tiempo.
Esperamos que esta obra hay sido de su agrado, que haya
contribuido a esclarecer nuestras interrogantes, y que sobre todo,
nos permita ser mejores personas.

125
Estudio Histórico Social de la Comuna de Quilleco

XVII. ANEXOS

1. La Catástrofe de 1850
En 1850 ocurrió una catástrofe de proporciones, un
temporal afectó la provincia de Concepción, esto ocurrió tres años
126
Estudio Histórico Social de la Comuna de Quilleco
antes de que surgiera el decreto que daba el vamos a la
construcción del pueblo de Quilleco, en la subdelegación
recorrerían todas las partes afectadas, dando cuenta de la cantidad
de animales muertos y desaparecidos que dejó como secuela del
paso del frente de mal tiempo.
A continuación reproduciremos, la misiva enviada desde
Concepción, como el informe emanado de la subdelegación, que da
cuenta de este hecho.
Concepción, Julio 20 de 1850
Para poder dar cuenta al Spmo. Gob. de los efectos que
haya producido el rigoroso temporal que se á sufrido en esta
provincia es necesario que Vs. informe á esta Intendencia sobre la
mortandad de ganados y lo mismo que el deterioro de los campos,
puentes y crece de los ríos.
Espero pues que Vs. le subministrará estos datos a la
brevedad posible con respecto a ese Depo.
Dios Guie a Vs
Leo Roncuzzani

127
Estudio Histórico Social de la Comuna de Quilleco
Propietarios Afectados Animales Muertos
Vacas Terneros Yegua Caballos Lanares
s
Juan Garcia Lozano 20 4
José Bascur 30 9
José Maria Bascur 7 4
Juan José Palacios 6
Nicolas Machuca 2
Pedro Torres 4 12
Antonio Torres 6 3 1
José Maria Zuñiga 1 4 15
Manuel Arancibia 1 30
Marcos Sanhueza 1
Simón Burgos 3 1 50
Fermín Zuñiga 1 2
Dionisio Bustos 1 1
Francisco Luna 2 2
Vesania Cid 2 1
Francisco Pino 3 5 32
Luis Amigo 1 5
Ignacio Vega 5 1 2
Bonifacio Villablanca 1
José Santos Barrientos 2
Manuel Salinas 4
Bernardo Bascur 2 24
Tomás Vega 1
José Maria Espinoza 2 12
Pablo Merino 1 10
Santos Cid 4
Antonio Almendras 3
Cornelio Matamala 2 58
Tiburcio Molina 1
Santos Melo 3
Salvador Sandoval 2 10
Miguel Sanhueza 1 20
José Inostroza 1 5
Diego Zuñiga 1 20
Jose de la Cruz Ormeño 3
José Maria Alvarez 1 2 10
Juan Melo 3
Domingo Moya 1
Luis Pino 1
Mateo Valderrama 1
Juan Francisco Bustos 17 150
José María Pino 16
Vicente Torres 4
Francisco Montoya 3 3
Antonio Saez 1 20
Antonio Pacheco 1 27
Manuel Arriagada 39
Antonio Campos 27
Esteban Mardones 12
José Santos Diaz 14
Nicolas Alvarez 8
Juan Manuel Castillo 28
Santos Torres 5
Pascual San Martín 10
Nicolas Ulloa 12
128
Estudio Histórico Social de la Comuna de Quilleco
José María Bascuñan 12
José Santos Cruces 5
Pedro Saez 14
Manuel Romero 10
José Daza 25

2.- Las Subdelegaciones de Canteras y Quilleco a1885


Poco antes de formarse la comuna de Quilleco, integrada por las
subdelegaciones de Pedregal, Antuco, Canteras y Quilleco, la
división territorial estaba dada solo por estas últimas. A
continuación se reproducen dos de estas subdelegaciones, como
estaban conformadas antes del surgimiento de nuestra comuna y
que integran la mayoría del actual territorio comunal. Este extracto
pertenece al texto “Geografía Política de Chile” Tomo I de 1888:
La decima octava subdelegación se denominará de canteras, y
limitará: al norte, con el río Laja, desde el punto en que hace
esquina por este costado el deslinde poniente de la hacienda
Canteras hasta su confluencia con el Rucué, y de aquí siguiendo el
curso de este estero hasta su origen al pie de la Sierra- Velluda; al
sur, con el estero Coreo desde el vado conocido con el nombre de
la Piedra Zarnosa hasta su nacimiento en el lugar denominado los
Chorrillos del Coreo, y con una recta tirada á la esquina poniente
del cerco que separa el fundo Tinajón del peralillo, y de aquí con
este cerco, al oriente, hacia el estero Cañicura, hasta la sierra que le
dá origen; al oriente, con el filo superior de la Sierra Velluda,
terminando la línea en los puntos en que naces los esteros Cañicura
y Rucué; y al poniente, con el mismo límite que por este costado
tiene la hacienda Canteras.
Se dividirá en cuatro distritos que tendrán la denominación y
limites siguientes:
Distrito núm. 1, La Totora.- Limitará al norte, con el cerco que por
este costado cierra el potrero denominado La Totora, que sale del
punto conocido con el nombre de Maitén Laúna y termina en el
lugar en que el estero Curanadú sale de la hacienda Canteras; al
sur, con el cerco de la hacienda Canteras en la parte comprendida
desde el punto en que sale el Curanadú de la línea, hasta la esquina
del cerco que lleva a la Piedra Zarnosa.

129
Estudio Histórico Social de la Comuna de Quilleco
Distrito núm. 2, Chanchecura.- Limitará al norte con el río Laja
desde el pasaje de Tucapel hasta el punto en que termina por el
costado la hacienda Canteras; al sur, con el límite norte del distrito
anterior; al oriente, con el camino real que guía al pasaje de
Tucapel con el río Laja, desde maitén Laúna hasta el mismo pasaje;
y al poniente, con el límite de la hacienda en parte comprendida
desde el río Laja, hacia el sur, hasta el estero Curanadú.
Distrito núm. 3, Tricahué.- Limitará al norte, con el rio Laja y el
Rucué, desde el punto en que á este último río atraviesa el camino
público que conduce a Antuco hasta su embocadura en el Laja, y
de aquí con el curso de este río hasta el pasaje de Tucapel; al sur,
con el Coreo, desde el vado de la Piedra Zarnosa hasta el puente de
este rio que se halla en el camino que de Quilleco conduce al
pueblo de Antuco, al oriente, con el camino público que del pueblo
de Quilleco conduce al de Antuco, desde el puente del Coreo hasta
el vado del Rucué que se halla mas al poniente; y al poniente, con
el límite oriental de los distritos núms. 1 y 2.
Distrito núm. 4, El Guindo.- Limitará al norte, con el camino
publico que va en dirección al oriente y conduce al pueblo de
Antuco, desde el punto en que se unen los caminos que saliendo de
Quilleco y los Ángeles llegan a dicho lugar, hasta el vado del
Rucué, y con este rio hasta su nacimiento; al sur, con el mismo
límite que la subdelegación tiene por este costado en la parte
comprendida entre el puente del Coreo, hacia el oriente, y el
nacimiento del estero Cañicura; al oriente, con el mismo límite de
la subdelegación; y al poniente, con el camino que lleva de
Quilleco al pueblo de Antuco, desde el puente del Coreo hasta que
se une con el otro camino que de los Ángeles conduce al mismo
lugar.
La vigesima subdelegación se denominará Quilleco (Se le dio el
titulo de Villa, por decreto el 26 de Julio de 1876), y limitará al
norte y poniente, con los limites sur y oriente de las
subdelegaciones núms 8 y 18 de Coreo y Canteras, prescindiendo
del cerco de la hacienda Canteras que se menciona; al sur, con el
rio Duqueco, desde su nacimiento hasta la esquina poniente que
forma por este costado el fundo Curiche; y al oriente, con la
Cordillera de los Andes, que es también el límite con la República
Argentina.
Se dividirá en ocho distritos que tendrán la denominación y límites
siguientes:
Distrito núm 1, Las Águilas.- Limitará al norte, con el estero
Coreo, desde el vado del Durazno hasta el cerco poniente del fundo
llamado Casa de Tabla; al sur, con la calle de la población de
Quilleco que pasa de oriente á poniente al costado norte de la plaza
principal, tomando la línea desde el estero Quilleco, hacia el
oriente, y siguiendo el camino que conduce al pueblo de Antuco
hasta el estero de las Águilas hasta enfrentar á la casa de don
Enrique Vega; al oriente, con el cerco que cierra al poniente el
fundo de la Casa de Tabla, desde el estero Coreo hacia el sur hasta
su conclusión, y desde este punto con una recta tirada al sur hasta
130
Estudio Histórico Social de la Comuna de Quilleco
el estero las Águilas, pasando por el frente oriental de la casa de
don Enrique Vega; y al poniente, con el estero Quilleco desde la
calle de la población de este nombre que sigue la dirección del
costado norte de la plaza principal hasta el camino público que
conduce a Canteras, pasando el estero Coreo en vado del Durazno.
Distrito núm. 2, Cantarrana.- Limitará al norte, con el límite sur del
distrito anterior; al sur, con el estero Coihueco, desde su
confluencia con el estero Quilleco hasta la embocadura del estero
Pantanillos; al oriente, con el cerco que separa los terrenos de la
testamentaría de Palacios, de los Baldevenitos, Yañez y Vega,
desde que enfrenta la casa de éste hacia el oriente hasta llegar al
estero Coihueco, y de ahí con el curso de este estero hasta su
confluencia con el estero Pantanillos; y al poniente, con el estero
Quilleco desde la calle de la población de este nombre que sigue la
dirección del costado norte de la plaza principal hasta su
confluencia con el estero Coihueco.
Distrito núm. 3, Tinajón.- Limitará al norte, con el límite que la
subdelegación tiene por este costado en la parte comprendida entre
su extremo oriental y el cerco poniente del fundo Casa de Tabla; al
sur, con el límite que por este costado tienen los fundos Casa de
Tabla y Tinajón, que los separa de la hacienda Ñipan, desde el
extremo sur del cerco poniente de Casa de Tabla hacia el oriente
hasta la Cordillera; al oriente, con el filo superior de la Cordillera
de los Andes; y al poniente, con el cerco que por este costado cierra
el fundo Casa de Tabla.
Distrito núm. 3, Cañicura.- Limitará al norte, con la línea que
separa la hacienda Ñipan de los fundos Tinajón y Casa de Tabla,
desde el extremo del cerco que cierra por el poniente este último
fundo hacia el oriente hasta la Cordillera; al sur y poniente, con el
río Duqueco desde su nacimiento hasta que se junta con el
Cañicura, siguiendo la línea por este estero hasta el cerco que cierra
por este costado con el fundo Coihueco de la testamentaría de don
Juan José Palacios, y lo separa de los terrenos de Sáez, y desde
aquí con el cerco hacia el poniente hasta el nacimiento del estero
Pantanillos hasta que se une al estero Coihueco, y con las mismas
líneas que limitan por el oriente los distritos primero y segundo
hasta el extremo sur del cerco que cierra por el poniente el fundo
Casa de Tabla; y al oriente, con el mismo límite de la
subdelegación en la parte comprendida en la prolongación de las
líneas sur y norte de este distrito.
Distrito núm. 5, Quilaco.- Limitará al norte y poniente, con la línea
que marca el cerco que cierra por el sur el fundo Coihueco de la
testamentaría de Palacios y lo separa de los terrenos de Sáez, desde
el estero Cañicura hacia el poniente hasta el nacimiento del estero
Pantanillos hasta que se junta con el estero Coihueco, de aquí con
el curso de éste hasta su embocadura en el Quilleco, y de ahí hasta
el vado que se halla inmediato a la posesión de doña Apolonia
Contreras; al sur y oriente, con el camino que conduce al Hoyo,
desde el paso del estero Quilleco hasta la cima de los cerros de este
nombre y con el filo superior del que se inclina al sur sobre una
131
Estudio Histórico Social de la Comuna de Quilleco
línea recta prolongada hasta el río Duqueco y el estero Cañicura, y
desde aquí con este estero hasta el cerco que separa el fundo
Coihueco del terreno de los Saéz.
Distrito núm 6, El Hoyo.- Limitará al norte, con la línea sur y
oriente del distrito anterior, desde el vado del antiguo puente del
Quilleco hasta el río Duqueco en la parte que lo toca la
prolongación de la línea que traza el filo superior del cerro del
Hoyo que gira al sur; al sur y oriente, con el río Duqueco desde la
embocadura del estero Quilleco hasta el Hoyo; y al poniente, con el
estero Quilleco, desde el vado del antiguo puente hasta su
confluencia con el Duqueco.
Distrito núm. 7, Los Puquios.- Limitará al norte y poniente, desde
el rio Duqueco, hasta el norte, con el cerco que cierra al poniente el
fundo Curiche hasta el estero de este nombre, siguiéndose la línea
por este estero hasta su nacimiento, y de aquí con el cerco de la
hacienda Ñipán que marcha al norte y dobla por el mismo , hacia el
oriente, hasta tocar el estero Quilleco en el lugar conocido con el
nombre de los Puquios; al sur y oriente, con el estero Quilleco,
desde el cerco de la hacienda Ñipan que pasa por los Puquios hasta
su confluencia con el río Duqueco, que sigue sirviendo de límite
hasta el extremo sur del cerco poniente del fundo Curiche.
Distrito núm. 8, Río Pardo.- Limitará al norte y poniente, con el
estero Coreo, desde el vado del Durazno hasta el de las Corrientes,
y desde este punto, hacia el sur, hasta el vado del estero Curiche
que se halla inmediato á la casa de Zuñiga, y con la misma línea
que marca él limite que la subdelegación tiene por este costado; al
sur y oriente con el estero Curiche, desde el vado que hay
inmediato á la casa de Zuñiga, hasta su nacimiento, y de aquí con
el cerco de la hacienda Ñipán que sigue al norte y dobla por el
mismo, hacia el oriente, hasta tocar el estero Quilleco en el lugar
conocido con el nombre de los Puquios, con la línea de este estero
hasta llegar al camino que de la población de Quilleco conduce á
Canteras, y con este camino hasta el vado del Durazno en el Coreo.
3.- Transcripción de denuncia y respuesta sobre problemas
con el subdelegado de Quilleco en 1866
El Meteoro, Julio 6 de 1867
QUIYECO
S.I.
En días pasados publicamos en este periódico un
comunicado en que denunciábamos una larga serie de hechos
cometidos por don Juan José Palacios, en su carácter de
subdelegado de Quiyeco; pero una serie de hechos tuvieron por
conveniente suprimirla en la imprenta, tal vez para no deshonrar a
aquel señor, porque eran graves, y el comunicado salió incompleto.
No tenemos ahora intención de renovar esas acusaciones;
no queremos hablar de nuevos abusos cometidos por el señor
Palacios; tales como haber mandado poner en libertad a un criminal
132
Estudio Histórico Social de la Comuna de Quilleco
que había inferido varias heridas a Ramón Velásquez; lo puso en
libertad solo porque el señor Palacios es enemigo personal de éste;
haber puesto de inspector en Coigueco a un peón, un tal Pavés; en
Ñipan ha puesto también de inspector a otro peón, ambulante;
tampoco queremos recordar que estamos suscritos a El Meteoro, y
que se pasan semanas sin que recibamos nuestros números, porque
el señor Palacios es quien recibe la correspondencia, retiene adrede
nuestros números; tampoco queremos hacer presentes a US que
este señor se haya en oposición abierta con todo el vecindario, pues
el asume el carácter de un subdelegado absoluto, despótico; y esto
es causa de que la opinión le sea en Quiyeco enteramente hostil; en
fin porque US. lo sabe, no queremos recordarle que el señor
Palacios es vecino de Concepción y que solo viene a su hacienda
en la temporada de verano, lo cual es suficiente para que no pueda
ser subdelegado en este pueblo, pues no sería justo que un vecino
de Los Ángeles o de Quiyeco lo fuese de Concepción solo porque
tenga casa o porque acostumbra pasar el invierno en esa ciudad.
Repetimos pues que no queremos entrar a fiscalizar la conducta
funcionaria del subdelegado Palacios; queremos solo pedir a US.
un favor, y es que se sirva poner término a la situación excepcional
en que nos encontramos; para eso hai vecinos en Quiyeco, y no es
solo el señor Palacios el único que reside en él; nosotros no hemos
ofendido en nada a la administración para que se nos entregue el
favor de un estraño; al contrario esperamos que ella, con su celo de
costumbre tienda una mano protectora a los que piden justicia,
nada mas que justicia”.
Los vecinos de Quiyeco
QUIYECO
Es una aldea miserable compuesta en su mayor parte de
montañeses y agricultores pobres, motivo por el que tiene pocas
espectativas de progreso, a no ser que el subdelegado propietario
señor Palacios, que posee ahí inmensas posesiones, ceda una
hijuela para fundar ahí una colonia de extranjeros o de nacionales
honrados y laboriosos traídos del norte de la república. Este es el
único modo, que en nuestro concepto, hai de hacerlo prosperar; de
lo contrario Quiyeco irá de día en día en decadencia y, lo que es
peor, se verá siempre destrozado por el vandalaje que parece haber
sentado allí sus reales. Su terreno montañoso, la inseguridad de sus
campos y el haber en el pueblo solo un cabo y dos soldados cívicos
que hacen la guardia de la cárcel, no pueden sino alentar a los
malhechores a perpetrar toda clase de crímenes.
Quiyeco se halla a los 71°31’ 23 longitud O, y alos 38° 35’
47 longitud S, sobre una larga y angosta faja de tierra que produce
abundantes cereales, ricas maderas y es apropósito para la crianza
de ganados.
La población de Quiyeco es mui reducida y no la tiene
ninguna otra aldea del departamento, pues solo consta de 148
133
Estudio Histórico Social de la Comuna de Quilleco
almas, según el último censo. Esto mismo debe hacer ver a sus
vecinos propietarios que es necesario aumentarla con jente traída
de fuera para que esa aldea pueda tomar alguna importancia.
Quiyeco posee dos escuelas fiscales: una de hombres y otra
de mujeres, y una iglesia en mal estado y algo desprovista de los
útiles necesarios para la celebración de la misa, sin duda porque el
párroco reside en la cabecera de la parroquia, que es Antuco,
distante nueve leguas de aquel punto.
Los limites de esta subdelegación son: al norte Coreo, al
poniente mismo estero, el cerro Llanhueco y el estero Pejerrnei, al
sur el rio Duqueco y al oriente la cordillera de los Andes.
Esta subdelegación está dividida en seis distritos, que son:
1° Coreo: limita al norte con el estero de este nombre, al
oriente con la cordillera de los Andes, al sur con un estero de la
hacienda de Ñipan y el camino público de Canteras y el rio
Quiyeco.
2° Coihueco: limita al norte con lo mismo que dividió al 1.°
en el costado sur, al poniente con el rio Quiyeco, al sur con
Coihueco, Cañicura y Duqueco, y al oriente con la cordillera de los
Andes.
3° Quilaco: limita al norte con la misma del costado sur del
2.° distrito, al oriente con Cañicura, al sur con Duqueco y al
occidente con Quiyeco.
4° Curiche: limita al norte con Coreo, al oriente con
Quiyeco, al sur con Duqueco y al occidente con el camino que nace
del vado del Sauce.
5° Rio Pardo: limita al norte con Coreo, al oriente con lo
mismo que dividió al 4° por el lado poniente, al sur con Curiche y
al oeste con el estero Pejerrei y cerro Llanhueco.
6° San Miguel de Duqueco: limita al norte con Curiche, al
este con el camino del vado del Sauce, al sur con Duqueco y al
oeste con Curiche y Pejerrei.
4.- Discurso elaborado por Rubén Jara para el
centenario de Chile
Discurso elaborado para la asamblea liberal de la época con
motivo del centenario de la patria:
Señores:
Permitidme dirigir i palabra a este entusiamado i patriótico
pueblo que con legitimo orgullo revela su semblante, el recuerdo
de un dia glorioso ¿Quién no sabe que la fecha del 18 de setiembre
de 1810 nos recuerda el glorioso i solemne dia de nuestra
emancipación política? Por eso quero en estos momentos recordar
los nombres de aquellos que empuñaron las armas i defendieron la
angustia a causa de nuestra libertad. Ya sabeis señores que 100
años hacen que los padres de la patria dieron a Chile el primer
gobierno libre, a sus compatriotas el grito de libertad. Si señores,
134
Estudio Histórico Social de la Comuna de Quilleco

el valor del patriotismo de aquellos ilustres hombres como


O’Higgins, Carrera, Freire y varios otros, que gravados en el
corazón del Chileno y su ejemplo sublime ha servido para la
contemplación de todo un pueblo.
He dicho señores
Ruben Jara

Nuestros agradecimientos a todos Eduardo Guerrero – Las Canteras


quienes hicieron posible este Pedro Torres (hijo) – Las
trabajo, algunos de los cuales ya Canteras
no están con nosotros: Eduardo Castells – Villa
Mercedes
In memoriam: María Fuentes – Las Canteras
Erasmo Cava – Villa Mercedes
Manuel Hermosilla – Villa Rosa Bobadilla - Quilleco
Mercedes Rebeca Dúran - Quilleco
Pedro Torres - Las Canteras Felipe González - Quilleco
Anselmo “Chemito” Vargas - Las Héctor Contreras - Quilleco
Canteras Ana Domínguez – Las Canteras
Reinaldo Cabrera - Quilleco
Además colaboraron con sus Yolanda Vergara - Quilleco
testimonios: José Sobarzo - Quilleco
Luis Rodríguez - Quilleco
Rosa Muñoz – Villa Mercedes Wildo Jofré – Las Canteras
Rubén Cares - Quilleco Luis Sanhueza – Villa Mercedes
Julia Cerda - Quilleco Leónides Almendras – Quilleco
Olga Lagos - Quilleco José Vega – Quilleco
Miguel Palacios - Quilleco Carolina Ruiz – Quilleco
José Milla - Quilleco Giordano Galindo – Quilleco
Carlos Sepúlveda – Villa Mauricio Galindo - Quilleco
Mercedes Bernabé Rubilar – Quilleco
Fresia Muñoz – Las Canteras Bernardo San Cristóbal - Quilleco
Margarita Urrutia – Villa Rosalía Mellado - Quilleco
Mercedes Jorge Sepúlveda - Quilleco
Alberto Lermanda - Las Canteras Judith Mellado - Quilleco
Domingo Zapata – El Hualle Claudio Cabrera – Chiloé
Manuel Fuentes – Las Canteras Luis Pérez – San Lorencito

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