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Café, frazadas y … ¿¡un libro para niños!?

Significado más profundo reside en los cuentos de hadas que me contaron


en mi niñez que en la verdad que es enseñada por la vida. -Schiller
Tan vergonzoso como para un adolescente comprar condones, es para los
adultos leer cuentos para niños. Y los más paradójico es que ambos el fin de
ambos, será el placer.
Mucha tinta sea ha ocupado en explicar las ventajas que tiene la literatura en
los niños, pero ¿qué pasa si adultos o jóvenes adultos leyéramos los mismos textos
que ellos leen? No por ser mayores vamos a tener menos ganancia. El problema
es atrevernos a buscar esa ganancia.
¿Pero qué ganancias podríamos encontrar en estos tipos de textos? A mi
parecer es bueno dividir estas ventajas en dos aspectos: una práctica y otra cognitiva
(la cual de igual manera se relaciona con la primera).
Con respecto a las ventajas prácticas, tenemos la viabilidad temporal, la
apreciación estética y la facilidad de internalización. Primero, los cuentos para
niños suelen ser cortos. Esto es una gran ventaja para aquellas personas que no
tienen tiempo para escritos largos, o para leer en trayectos cortos de viaje. Pero
además es una gran ventaja para nuestra concentración ya que los adultos en
promedio solamente tenemos una capacidad de atención de entre 13 a 15 minutos
(Jensen, 2005). Además, los textos infantiles favorecen un trato literario más activo
que pasivo (McDowell 1973), por lo que puede existir un dialogo más puro entre
texto-lector (recuerden esto que es importante para la segunda parte!). Además, el
vocabulario, en los buenos textos de literatura, suele ser hermoso y rítmico
(Pullman) por lo que nos mantiene cautivos en la apreciación fonética además de
en la historia. Pero también el vocabulario suele ser más simple que el de las
novelas “serias” (John Stephens), por lo que será fácil entenderlas y de extraer las
ideas. Esto es un factor fundamental en el caso de las personas que no estén
habituadas con la lectura.
Ahora viene el aspecto cognitivo, fundamental para desmantelar la idea a la
que Lewis estaba en contra, que “debemos apreciar lo adulto porque es adulto y
avergonzarnos de ser infantiles”. Los textos infantiles son, a mi parecer, una de las
más grandes fuentes de sabiduría. Los cuentos para niños son a la literatura, lo que
los aforismos son a la filosofía; puede que ninguno presente una línea compleja y
continua de pensamientos, pero ambos nos llevan, si son bien leídos, a la reflexión.
Difícilmente uno podría argumentar contra esto. Incluso en la critica hecha por la
Dr. Joy “instead of telling us about childhood or the child condition, they more
obviously tell us something about the adult condition”. Si bien ella se refiere a que
mediante los textos infantiles los adultos representamos cómo desearíamos que
fuera el mundo, funcionando como un escape a la realidad esto debería ir más allá
de simplemente dar a conocer el “problema”, sino que llevarnos a comprender lo
siguiente: si los demás sienten que esta realidad es de tal manera como lo
demuestran en sus textos, sino que es una perfecta forma de encontrarnos con qué
es lo que nos falta en la vida. La apreciación estética de los textos infantiles debería
ir más allá de ser un simple “escape de la realidad” (Tolkien), sino que debemos
realizar un acto más certero y pensar “¿cómo es mi reacción del texto, y cómo
puede hacer para satisfacer el vacío que dejó?” Es para mi agrado decir que los
textos infantiles no solo demuestran grandes pensamientos, sino que también nos
ayudan a la máxima de Delfos “conócete a ti mismo”.
Es importante notar, como escribió Babbitt (1973) que las emociones
tratadas en la literatura infantil, juvenil no son necesariamente relacionadas con
emociones “mas simples” o “diferentes”, “no existe, de hecho, tal cosa como una
emoción exclusiva de adulto, y la literatura infantil trata sobre todos ellas!
Además de que pese a que exista un constante criticismo de que la literatura
infantil es más optimista que la adulta (McDowell, 1973), no significa que por ello
sea de menor valor. Como dijo “tenemos la obligación de hacer las cosas hermosas.
No de dejar las cosas más feas de como las encontramos, no vaciar los oceanos.
[…] tenemos la obligación de no dejar a nuestros niños un mundo que hemos
miopemente echado a perder” (Philip Pullman). Aquí se reconoce nuestro error
de ser lo bastante miopes como para no ver “the bright side of death” como cantaría
Monty Python, o de darse cuenta de que debajo de proto existencialismo sombrío
de Dostoievski existe un optimismo redentor.
But then I will dare to argue that as we represent our world, our adult world
and representations in the essence of children’s book, then wouldn’t it prepare
children to what is coming. “we treasure the books that evoke that which the adult
world lacks and we wish it contains. We cherish children’s classics precisely
because they represent a world that does not resemble it”. I can’t deny she has a
point: we like them because they represent how we think and would like to be the
world of children? Full of adventures, and stuff? But what about older children
books, those who are even pre-modern books from which she assumes that Harry
potter and stuff comes from. What about Charlie and Chocolate fabric, is it abut
we would like to be the chosen one in a story? Then most literary would would
attempt that, and they don’t. is it that we would like to eat candies all day? Probably
due to the restrictions of modern diet, but is it not that point (gluttony) what the
book attacks, or is it for respecting authority? But remember that despite of not
respecting the authority Charlie got the building anyways.
But I would claim. Yet I haven’t read Dr. Joy’s book, that if it is so, the
representation of how the world would be for children and the teaching that it give
us, even more important for us than for the children?

Calificar un texto para niños en comparación con un texto para adultos sería
“decir que una manzana es una naranja inadecuada porque es verde, y que de
cualquier forma las naranjas son innatamente superiores”. (p. 4)

1) Los textos para niños normalmente son bastante cortos, por lo que nos
es fácil leerlos de una corrida, en especial a causa de nuestro attention
span (que dura aproximadamente 15 minutos).
2) Nos ayudan a separarnos de la amargura de la modernidad,
3) Es un buen paso para leer, comenzar a leer ya de adultos, y encontrar
nuestros gustos literarios.
4) Contienen grandes enseñanzas.

Llevando el tema de los cuentos para niños a otros


ámbitos, ¿debemos proporcionar conocimientos
específicos a las personas sobre tema particulares? Existe
un libro e inglés llamado “who are you?” en el cual se
transcriben las ideas sobre los géneros. Mi problema con
este tipo de literatura, así como con cualquier otro, es que
delimitan demasiado el nivel de enseñanza que uno
puede extraer de ello. Desde un principio nos imponen
cómo debemos interpretar el texto, además de guiar
sinvergüenzamente el pensamiento hacia cómo debemos
aceptarlos. El problema aquí no es estar a favor o en
contra de la ideología, sino que i) limitan las enseñanzas e
interpretaciones de una obra literaria, ii) al traer el tema a
la consciencia, lo hacen como algo que ya es un problema.
No es que la aceptación de los géneros no sea un
problema, pero la sutilidad es clave para estos temas. Si
se quisiera traer el tema del género a la mente de los niños
y niñas y (en caso que sean, estimados lectores, fervientes
defensores de los múltiples géneros) todxs en general, se
deben ocupar las sutilezas. Usar un personaje
transgénero, o un niño que se identifica como niño
(siguiendo la semántica progresista) que se encuentra con
un/a trans / queer / inserte género que desee (o incluso
sin género) sería más correspondido e inclusive llamativo
para los demás. Porque al final la intensión que ellos
tienen puede ser transgresora para lo tradicional pero
quieren que todos acepten el pensamiento, por lo tanto,
la sutilidad es el primer paso para aumentar la consciencia
y abarcar una mayor cantidad de personas.
FINAL_THESIS, p. 125

Es una buena forma de comenzar con la literatura. No muchos tienen la costumbre


de leer libros de alta gama como Shakespeare, James Joyce o Dostoievski, y por
tanto la demora de acontecimientos, la complejidad del lenguaje o los mismos
hechos narrados pueden no ser de gran atención para ello. Por tanto, los libros
para niños (así como también las novelas cortas, pero no lo cuentos) son una buena
estrategia para i) comenzar con la lectura y ii) encontrar qué es lo que nos llama la
atención de un escrito literario.

“we use pretensions to convince ourselves that we enjoy the taste of a rotten fruit
juice which only brings us to the state of freedom that we find in childhood.
“it is damn hard work to write a book that has plot, character development,
awesome flow, and touches on an important theme – using only a handful of
sentences written in plain language.”
It is not what you read, but how you read it.
I for one think, arguing back the statements of Dr. Joy, that children literature is
not a source of nostalgic feeling from reading old books, nor a representation
lacking of selfs, rather they carry immediate responses to children, yet the
environment in which we grow up crap our thoughts. This is a very romantics /
Rousseauanic idea, but we all known that the world in which we live we are not
going to expect everyone reading the same (if), and thus we will be driven by
different characters shifts. This will lead us to realise that the world is not like the
fantastic world. I think no one could ever deny the previous fact, but I think people
tend to forget that as we grow up we change. The problem, as Descartes would put
it “our prejudices come from our childhood”, and this overgeneralization that latter
on is reproposed as a fact of life is just wrong. As Descartes thought us (and the
one talking about politics) we should revise ideas from time to time in order to
check which ones are true and which ones are due to prejudices.
I addition, as a critique to Dr. Joy, her claim is that children literature
expresses our heart-broking feeling of the idealised world (as the idea of
communicate). Here she makes a relevant slip. Children talk like that, despite that
latter on they wouldn’t, and thus they feel (could feel) more represented by the
characters. She says that adult has a nostalgic desire to make communication as
easy as that, but I dare to claim that she is close minded: in the case of grown-ups,
it is not the desire of simple direct, communication what is desired, or every piece
of literature would have the same problematic. Most of the times, the thought
expressed is not the idea desired, that is true, but they are expressed directly any
ways.

Significados más profundos residen en los cuentos de hadas que me contaron en


mi niñez que en la verdad enseñada por la vida.
- Friedriech Schiller

Tan vergonzoso como para un adolescente comprar condones, es para los jovenes
y adultos leer literatura infantil. Lo más paradójico es que para ambos el fin es
similiar, el placer.

Mucha tinta se ha ocupado en explicar las ventajas que tiene la literatura en los
niños, pero ¿qué pasaría si adultos o jovenes adúltos leyésemos los mismo textos
que ellos leen (o que nosotros les hacemos leer)? No por ser mayores vamos a
tener menor ganancia, le problema es atrevernos a buscar esa ganancia.

"Este blogger es estúpido, no hay nada que aprender de los cuentos infantiles",
podrían aclamar algunos, pero citando a la pelicula the cat on the hat, "¡no
solamente estás mal, sino que eres estúpido!". Hay dos tipos de ventajas en leer
libros para niños: una práctica y otra cognitiva (la cual es como la mugre a la uña,
la obtiene tras un poco de trabajo).

Comencemos por el comienzo, y veamos el aspecto pragmático: la viabilidad


temporal, la apreciación estética, y la facilidad de internalizacion.

1. Los textos infantiles suelen ser cortos. Si tienes poco tiempo por tu trabajo,
o si tienes que hacer un viaje corto, puedes tomarte el tiempo de leer (en
secreto, posiblemente) uno de estos libritos. Pero además es de gran ventaja
para nuestra pobre concentración, ya que con suerte tenemos entre 13 a 15
minutos de atención de alta calidad (Jensen, 2005);
2. los textos infantiles favorecen un trato literario mas activo que pasivo
(McDowell, 1973), o sea que puede existir un dialogo más cercano entre
texto y lector;
3. el vocabulario de estas narraciones suelen ser hermosos y rítmicos (Pullman,
año!) por lo que nos pueden mantener cautivos en la apreciación fonética,
4. además, el vocabuario suele ser más simple que el de las novelas "serias"
(Stephens, año!), por lo que es facil entenderlas y sacar las ideas. Lo cual es
bastante importante para aquellos que no estén acostumbrados a la lectura.

Ahora vamos a lo más complicado pero a la vez más útil: la ventaja cognitiva. Este
aspecto es escencial para desmantelar la idea a la que Lewis demostraba
descontento, que "debemos apreciar lo adulto porque es de adulto, y
avergonzarnos de ser infantiles". Los textos infantiles son, a mi parecer, una de las
más grandes fuentes de sabiduría. Lo cuentos para niños son a la literatura lo que
los aforismos a la filosofía; puede que no presenten una linea compleja y continua
de pensamientos, pero ambos nos llevan, si son bien leídos, a la reflexión.
Dificilmente uno podría argumentar a esto. Incluso, en la crítica hecha por la Dra.
Joy ("we treasure the books that evoke that which the adult world lacks and we wish
it contains") se puede llevar esto un paso más adelante. Los escritores de literatura
infantil son adultos, y muchos de ellos representan el mundo como lo desearían;
además, la doctora dice que las personas leen estos tipos de escritos para apartarse
de la amargura de la realidad, pero ¿es ésto algo negativo? Ya Tolkien había
abordado este tema en su ensayo sobre cuentos de hadas, pero mi respuesta es
algo distinta. A través de los textos infantiles nosotros no solo podemos
contentarnos sobre los pesares de la (pos)modernidad, sino que debemos ir un
paso más lejos y respondernos ¿cómo es mi reacción ante esto, y cómo puedo
cambiar la amargura que me dejó?

Es necesario para esto recordar lo que nos inculcó el señor don Babbitt: las
emociones que encontramos en los textos para niños y adolescentes no son
necesariamente relacionadas con emociones diferentes o simples, "no existe, de
hecho, tal cosa como una emoción exclusiva del adulto, ¡y la literatura infantil trata
sobre todas ellas!"

Además de que pese a que exista un constante criticismo de que la literatura infantil
es más optimista que la adulta (McDowell, 1973), no significa que por ello sea de
menor valor. Como dijo “tenemos la obligación de hacer las cosas hermosas. No
de dejar las cosas más feas de como las encontramos, no vaciar los oceanos. […]
tenemos la obligación de no dejar a nuestros niños un mundo que hemos
miopemente echado a perder” (Philip Pullman). Aquí se reconoce nuestro error
de ser lo bastante miopes como para no ver “the bright side of death” como cantaría
Monty Python, o de darse cuenta de que debajo de proto existencialismo sombrío
de Dostoievski existe un optimismo redentor.
ENTRADA 1 – VERSIÓN FINAL

Significados más profundos residen en los cuentos de hadas que me contaron en


mi niñez que en la verdad enseñada por la vida.
- Friedrich Schiller

Tan vergonzoso como para un adolescente comprar condones, es para los jóvenes
y adultos leer literatura infantil. Lo más paradójico es que para ambos el fin es
similar, el placer.

Mucha tinta se ha ocupado en explicar las ventajas que tiene la literatura en los
niños, pero ¿qué pasaría si adultos o jóvenes-adultos leyésemos los mismos textos
que ellos leen (o que nosotros les hacemos leer, mejor dicho)? No por ser mayores
vamos a tener menor ganancia, el problema es atrevernos a buscar esa ganancia.

"Este blogger es estúpido, no hay nada que aprender de los cuentos infantiles",
podrían aclamar algunos, pero citando a la película the cat on the hat, "¡no
solamente estás mal, sino que eres estúpido!". Hay dos tipos de ventajas en leer
libros para niños: una práctica y otra cognitiva (la cual es como la mugre a la uña,
la obtienes tras un poco de trabajo).

Comencemos por el comienzo, y veamos el aspecto pragmático: la viabilidad


temporal, la apreciación estética, y la facilidad de internalización y otras palabras
bonitas:

1. Los textos infantiles suelen ser cortos. Si tienes poco tiempo por tu trabajo,
o si tienes que hacer un viaje corto, puedes tomarte el tiempo de leer (en
secreto, posiblemente) uno de estos libritos. Pero además es de gran ventaja
para nuestra pobre concentración de pollito, ya que con suerte tenemos
entre 13 a 15 minutos de atención de alta calidad (Jensen, 2005);
2. Los textos infantiles favorecen un trato literario más activo que
pasivo (McDowell, 1973), o sea que puede existir un dialogo más cercano
entre texto y lector;
3. El lenguaje de estas narraciones suele ser hermoso y rítmico (Pullman,
2005), por lo que nos puede mantener cautivos en la apreciación fonética,
4. además, el vocabulario suele ser más simple que el de las novelas "serias"
(Stephens, 1999), así que es fácil entenderlas y sacar las ideas. Lo cual es
bastante importante para aquellos que no estén acostumbrados a la lectura.

Ahora vamos a lo más complicado, pero a la vez más útil: la ventaja cognitiva. Este
aspecto es esencial para desmantelar la idea a la que Lewis se mostraba
descontento, que "debemos apreciar lo adulto porque es de adulto, y
avergonzarnos de ser infantiles". Los textos infantiles son, a mi parecer, una de las
más grandes fuentes de sabiduría. Lo cuentos para niños son a la literatura lo que
los aforismos a la filosofía; puede que no presenten una línea compleja y continua
de pensamientos, pero ambos nos llevan, si son bien leídos, a la reflexión.
Difícilmente uno podría argumentar a esto. Incluso, en la crítica hecha por la Dra.
Joy ("we treasure the books that evoke that which the adult world lacks and we wish
it contains") se puede llevar esto un paso más adelante; los escritores de literatura
infantil son adultos, y muchos de ellos representan el mundo como lo desearían,
dice, y agrega que los adultos leen estos tipos de escritos para apartarse de la
amargura de la realidad, pero ¿es ésto algo negativo? ¿debemos acaso tirarnos al
abismo que estábamos mirando porque ya nos ardían los ojos debido al abismo
que nos miraba a nosotros también? Ya Tolkien había abordado este tema en su
ensayo sobre cuentos de hadas, pero mi respuesta es algo distinta. A través de los
textos infantiles nosotros no solo podemos olvidarnos temporalmente sobre los
pesares de la (pos)modernidad, sino que debemos ir un paso más lejos y
respondernos ¿cómo es mi reacción ante esto, y cómo puedo cambiar la amargura
sobre la que trató?

Si aún no estás satisfecho con estas ventajas porque piensas que los temas tratados
en estos textos son de menor calidad, es necesario recordar lo que escribió la
señora doña Babbitt: las emociones que encontramos en los textos para niños y
adolescentes no son necesariamente relacionadas con emociones diferentes o
simples, "no existe, de hecho, tal cosa como una emoción exclusiva del adulto, ¡y
la literatura infantil trata sobre todas ellas!" (1973).

Yo creo que una de las razones por la que las personas creen disgustar y critica la
literatura infantil es porque es más optimista que la adulta (McDowell, 1973), pero
no significa que por ello sea de menor valor. Como dijo Gaiman “tenemos la
obligación de hacer las cosas hermosas. No de dejar las cosas más feas de como
las encontramos, no vaciar los oceanos. […] tenemos la obligación de no dejar a
nuestros niños un mundo que hemos miopemente echado a perder” (2013). Aquí
se reconoce nuestro error de ser lo bastante miopes como para no ver “the bright
side of death” como cantaría Monty Python, o de darse cuenta de que debajo de
proto existencialismo sombrío de Dostoievski existe un optimismo redentor.
Por último, quiero adelantar el problema de la semana entrante: los problemas de
la sabiduría de los cuentos para niños (no creas que todo libro sirve para nosotros,
no es tan fácil jojojo). Existen a mi parecer dos problemas básicos relacionados con
el cómo encontrar la sabiduría necesaria en estos textos. Por parte primera un
problema axiológico: ¿cómo determinar el valor que me puede dar una obra
infantil?; el segundo es un problema metódico: ¿qué hacer con este conocimiento;
cómo implementarlo en mi vida? Pienso que aquí radica lo importante de la
literatura infantil, y de por qué somos tan huraños con la literatura infantil... las
lecturas de estos textos reflejan nuestras fallas en la vida, y al no saber (o creer no
saber) cómo - o si quiera si debería- intentar cambiar esos puntos en la vida.

No existe mejor conclusión que citando una ingeniosa frase de Peter Hunt: decir
que la literatura adulta es mejor que la infantil es “decir que una manzana es una
naranja inadecuada porque es verde, y que de cualquier forma las naranjas son
innatamente superiores”. La literatura para niños ha sido vista a huevo por la
costumbre pomposa y snob de los académicos y de sus émulos. En lo personal
disfruto tanto leer el Fausto de Goethe como leer los libros de Dr. Seuss. Así que
piensa en lo que leíste, y agarra un libro para niños y ¡léelo!

Gaiman, N. (2013). Why our future depends on libraries, reading and


daydreaming. The Guardian, 15.
Jensen, E. (2005). Teaching with the brain in mind. ASCD.
Hunt, P. (Ed.). (2006). Understanding children's literature. Routledge.
ENTRADA 2: AXIOLOGÍA Y MÉTODO

La anterior entrada concluyó con la postulación de dos interrogantes esenciales


para seguir adentrándonos al mundo de lo infantil: i) ¿cómo determinar el valor
que me puede dar una obra infantil?, ii) ¿cómo implementar este conocimiento a
mi vida personal; qué hacer con este conocimiento?
El valor de lo infatil es el valor a dar en nuestra vida.

Supuestamente, el valor de una obra, en puros términos axiológicos, se


refiere a la capacidad que tienen los seres de satisfacer las necesidades. Por tanto,
el valor de un libro es el de distraer en muchos casos, otros es para aprender, en
algunos es la conexión con el pasado, pero los libros para niños no deben
satisfacer ninguna de estas necesidades.
En una frase mal atribuida a platón, se dice que el valor de una cosa deriva
de la falta nuestra hacia ello. Es decir, que si a nosotros nos falta empatía y somos
(de una u otra manera conscientes de eso), podremos atribuir un valor de
empatía a una obra y por tanto la encontraremos valiosa. El problema de la
axiología que se ha mantenido durante mucho tiempo es si un algo es
objetivamente valioso, o si el sujeto le otorga valor.
El valor de la literatura infantil es tanto instrumental como estético. El
valor de la literatura en general es capaz de incluir todas las especies valóricas
(religioso, ético, estético, jurídico, intelectual, vital, sensorial, instrumental), y
aquella que nos llame la atención a nosotros. Más allá de entrar en un tratado
filosófico sobre axiología, dediquémonos sobre cómo aprovechar los textos
infantiles.
En lo personal estoy en contra de que los textos infantiles tienen fácil
comprensión. Acepto el hecho de que la falta de ambigüedad pueda guiar a una
expresión más objetiva, pero a la vez se puede mostrar que los textos infantiles al
ocupar un sinfín de símbolos y arquetipos y otras cosas tienen una significación
más profunda. ¿es el valor de la caperucita roja el hecho de no confiar en lobos,
o sobre los riesgos de que una abuela viva en los bosques sola, habiendo lobos
cerca, o es acaso una enseñanza descartiana de “no confíes en tus sentidos,
caperucita”? El problema del valor en los dos primeros casos es que aparentan
ser un valor que no es necesario denostar, hacer visible, por tanto, el cuento es
inútil, y en cuanto al último, es simplemente una conexión que se puede hacer
con una base cognitiva anterior a la lectura. ¿Es que debemos ser sabios para
apreciar el valor de lo infantil? En parte sí, pero la sabiduría que se puede
obtener por práctica.
El problema de los textos infantiles famosos es que sus versiones han sido
tan disimilares que el valor a extraer depende de quién escribió el texto y cómo lo
modificó. Este es el problema de la molificación de Tolkien, la supresión de
ciertos pasajes o eventos para hacerlo “apropiado para niños”, lo cual no es de
importancia ahora PERO SÍ ES IMPORTANTE TENER EN
CONSIDERACIÓN.
A mi parecer, pese a que no soy un académico de las bellas letras,
considero que un factor especial para lograr extraer lo útil de un texto infantil es
la desfamiliarización formalista: cuando un texto se te presenta con una visión de
lo común, pero de una manera extraña con el objetivo de levantar la conciencia
de lo que se dice; mostrar aquello que hacemos mecánicamente para que los
lectores tomen conciencia sobre ello desde una perspectiva distinta. “by force the
reader to see familiar things in uncommon ways, the common becomes strange”.
Considero que esta es una máxima para la lectura de cuentos infantiles por
parte de los adultos. Nosotros tenemos poco tiempo y por tanto hacer una
selección correcta sobre los libros a que leer nos ahorrará una enormidad de
tiempo. La dificultad es que hoy en día no somos ni metódicos, ni axiológicos, ni
persistentes. Como dijo Montaigne: somos incapaces de pensar en algo más de
dos días. Esto no es más verdad hoy en día en que ante tanto bombardeo de
información nos ha llevado a tener menor recepción sobre lo que nos acontece y
hemos dejado de ser críticos con lo que nos pasa.
Este es el problema con los cuentos infantiles: los más populares son los
que menos nos pueden enseñar tanto a los niños como a los adultos. A mi
parecer, todos ellos son una representación esteticista que se preocupa más por la
narrativa que por lo subyacente, que no existe fin en la literatura.
No me dedicaré en objetar si una forma de percibir el mundo es mejor
que la otra, o si es lógicamente más correcta que otra, más bien estoy
refiriéndome a lo que la gente común cree necesitar o al menos lo que creen que
es importante.
Janet Schulman (1998) described the educational and emotional benefits of reading to
children with her metaphor that "books help give children a leg up on the ladder of life". Of
course, nurturing parents should continue to read to their children after they start school and
for as long as they will listen—which, if all goes well, will be throughout the elementary
school years.
Así como los textos para niños son escritos por adultos, estos llevan
consigo, si son de calidad, una experiencia previa que pudo o no haber sido
expresada intencionalmente. Es importante notar que los textos para niños no
tienen y no tendrán siempre el mismo objetivo. Por ejemplo, leer la caperucita
roja de Grimm desde nuestra perspectiva hoy en día como adultos no nos sería
de gran utilidad ya que antiguamente se ocupó para expresar los peligros que
podemos encontrar en la naturaleza; si vamos más atrás y leemos la versión más
erótica de Perrault, puede que encontremos un mejor sentido, pero que quizás
de igual manera sea innecesario para nosotros. Hoy en día poco contacto
tenemos con la naturaleza, y menos aún con la naturaleza potencialmente
peligrosa. Por tanto, leer la caperucita roja sería solo por su belleza o por
nostalgia.
Esto pasa porque el tema central de la caperucita roja ya no nos es familiar,
sin embargo, en temas más universales como en el “the giving tree”, el tema es
común para todos. Lo interesante de este corto poema es que uno puede
aproximarse a él desde muchas perspectivas. Uno puede pensarlo como los
esfuerzos que dan las madres a sus hijas e hijos, puede ser sobre el lamento de
quienes aman mucho y reciben nada. Pero a mi parecer, lo esencial es en las
preguntas que uno se puede formular con respecto a este poema: ¿por qué
aparece en el verso x ese “pero no es realidad”? Pero más allá de eso, la duda
que uno se debe hacer es la siguiente: ¿ser como el árbol (o la árbol en este caso)
es bueno? Mas allá de discutir qué es ser bueno, y esos temas filosóficos, el tema
es ver la viabilidad de tal conducta. Y para esto debemos tomar dos perspectivas
i) las ventajas de serlo, y ii) las ventajas de no serlo. Así podremos llegar a una
síntesis del pensamiento para determinar si la conducta es buena. Pero para esto
debemos darnos cierto trabajo del lector crítico en cuanto a ciertos detalles
lingüísticos que pueden ser complejos. Por una parte la idea de ese “not really”
nos puede dar una señal. ¿por qué lo usó? Porque nos deja la idea de que la
árbol en realidad no es contenta con ese “todo dar”; la madre no se contenta con
satisfacer las necesidades de los hijos, el caritativo no se contenta con tan solo
darle a alguien lo que necesita, el amor mismo no se contenta con satisfacer las
necesidades del otro. Y tomando este punto podemos llegar a la conclusión final:
el amor no requiere tanto; el amor entre el que poco pide y el que poco da es la
perfección del alma, ya que tan solo al llegar a ello nosotros podemos descansar
en una conexión honesta. Si bien, este análisis no cumple con los requerimientos
de la academia, “a quien le importa lo que diga la academia” (buscar cita).
Por tanto aquí tendríamos el valor de la historia (una perspectiva del amor)
y de cómo ciertos aspectos anexados a ella nos conlleva a la idea de a una
narrativa orgullosamente renacentista: utilizar sabiduría filosófica plasmada en el
arte con un fin útil, y a la vez formalista, al ponernos en la conciencia los
problemas del amor que se habló anteriormente.
Para reconocer en un texto algún elemento de interés, en especial en
cuanto a las voces utilizadas, podemos buscar las reiteraciones o repeticiones de
palabras u oraciones. En el caso del texto anteriormente señalado, se expresa
constantemente “and she was happy”, por tanto nuestra atención debe dejarse
llevar a ello. Wall (1991) Final thesis, p. 117
El valor axiológico de un cuento para niño tiene mayormente un
fundamento moral. Por ejemplo, si leemos Guji Guji, la historia de un pato
adoptado por unos cocodrilos, podemos abstraer la idea de mantenerse firme a
los principios de uno; si leemos Selma de Bauer podemos adentrarnos en el
problema de “qué nos hace felices”, loop in the loop que trata sobre la
posibilidad de un niño de ser amigo con una persona mayor, etc.
No hay mejor valor en la literatura que encontrar cierta relación de uno
con un personaje en la literatura. Esta conexión, si bien es difícil ya que requiere
que nosotros seamos sinceros con nosotros mismo, nos podrá hacer llevar a una
nueva concepción de cómo otros nos verían y sobre cómo podríamos
mejorarnos.
Un método esencial para aproximarnos a la lectura es el “reader response
theory”. Ésta es, como el nombre lo dice, una serie de respuestas que los lectores
tenemos tras la lectura, con el fin de extraer de ellas cierta información. Por
ejemplo, preguntas como “¿qué me hizo sentir?, ¿qué pienso sobre esto o
aquello? ¿qué he aprendido?”, etc.
Un ejemplo claro es el caso del viejo y el mar, el cual no trata de los
failures, sino que el success no viene siempre en las formas que esperamos.

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