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Adolf Hitler
Führer
er
3. Presidente de Alemania
Oberste SA-Führer
1930 – 1945
Datos personales
Profesión político
Firma
Serie Nazismo
Organizaciones Nazis
NSDAP ·
Sturmabteilung
Schutzstaffel
Waffen-SS
Juventudes Hitlerianas
Lebensborn
Volkssturm .
Influido por
Richard Wagner
Mussolini
Karl Haushofer
Houston Stewart Chamberlain
Joseph Arthur de Gobineau
Adolf Hitler
Influye sobre
Boneheads
Neo-Nazis
Libros
Mein Kampf·
Zweites Buch
Temas relacionados
Antisemitismo
Racismo
Durante ese período, recibió y ocupó sucesivamente los cargos de Canciller Imperial
(Reichskanzler) de enero de 1933 a abril de 1945, Jefe de Estado (Führer und
Reichskanzler) de 1934 a abril de 1945 y Comandante Supremo de las fuerzas armadas
alemanas durante la Segunda Guerra Mundial de septiembre de 1939 a abril de 1945.
La ideología de Hitler, que llevó como causa directa al estallido de la Segunda Guerra
Mundial y al desarrollo del Holocausto, se basaba en una serie de puntos de tipo
visionario de carácter innegociable: la eliminación de los judíos; la consecución de un
«espacio vital» para garantizar el futuro de Alemania; la raza como explicación de la
historia del mundo y la lucha eterna como ley básica de la existencia humana.1
Política
Ascendió al poder durante un período de crisis económica, social y política, acentuada
por los efectos de la Gran Depresión de 1929 y el descontento y frustración popular en
Alemania consecuencia de la derrota en la Primera Guerra Mundial. A lo largo de su
mandato político utilizó la propaganda estatal y su carismática oratoria para persuadir a
las masas, enfatizando su oposición al Tratado de Versalles de 1919, al pueblo judío, al
pacifismo y al comunismo internacional, particularmente el soviético-bolchevique, y al
mismo tiempo resaltando el nacionalismo alemán, el militarismo, el racismo, la llamada
preservación de la raza aria, el pangermanismo y la anexión o recuperación armada de
territorios europeos perdidos luego de la Primera Guerra Mundial por el Imperio
Alemán. Después de reestructurar la industria y economía y frenar en poco tiempo la
inflación y el desempleo, Hitler se ganó el apoyo popular. Rearmó y organizó las
fuerzas armadas alemanas, estableciendo una dictadura totalitaria personal que
transformó a la sociedad alemana y eliminó su sistema democrático. Su régimen se
caracterizó por la diferenciación racial, la supremacía aria y la persecución étnico-
religiosa y política. Desde 1939, como consecuencia de la guerra, este modelo se
extendió al resto de Europa. En el plano ideológico, Hitler asumió los planteamientos
del fascismo italiano pero con matices propios basados en las características del
nazismo y la sociedad alemana. En torno a su figura se desarrolló un intenso culto a la
personalidad.
Hitler de niño.
Adolf Hitler nació en Braunau am Inn, una pequeña aldea cerca de Linz en la provincia
de la Alta Austria, no muy lejos de la frontera alemana, en lo que entonces era el
Imperio austrohúngaro.Nacido en una familia de clase media, su padre, Alois Hitler
(1837–1903), fue un agente de aduanas. Su madre, Klara Pölzl (1860–1907), fue la
tercera esposa de Alois. Hitler fue el tercer hijo de la pareja.2 Como los padres de Hitler
eran primos, se tuvo que obtener una dispensación papal para el matrimonio. De los
cinco hijos de Alois y Klara, sólo Adolf y su hermana Paula llegaron a la edad adulta.3
El padre de Hitler también tuvo un hijo, Alois Jr., y una hija, Angela, con su segunda
esposa.3
Su padre, Alois Hitler, fue un hijo ilegítimo, por lo que durante los primeros 39 años de
su vida llevó el apellido de su madre, Schicklgruber. En 1876, el padre de Alois, Johann
Georg Hiedler, finalmente lo reconoció. En el siglo XIX eran comunes en Austria las
variantes del apellido Hüttler, Hiedler, Hittler y Hitler. La teoría del escritor Franz
Jetzinger de que el apellido guarda relación con el checo Hidlar o Hidlarcek4 ha sido
citada en la literatura en numerosas ocasiones,5 pero es actualmente rechazada: lo más
probable es que todas esas variantes deriven de Hütte (choza), con lo que el apellido
significaría algo así como «pequeño campesino» o «el que vive en una cabaña».6
Hitler dijo que, de niño, era azotado a menudo por su padre. Años más tarde le dijo a su
secretaria: «Entonces tomé la decisión de no llorar nunca más cuando mi padre me
azotaba. Unos pocos días después tuve la oportunidad de poner a prueba mi voluntad.
Mi madre, asustada, se escondió en frente de la puerta. En cuanto a mí, conté
silenciosamente los golpes del palo que azotaba mi trasero».9
En Mein Kampf, Hitler concluyó que su bajo desempeño en la educación fue una
rebelión contra su padre, que quería que su hijo siguiera una carrera como agente de
aduanas; en cambio, Hitler quería convertirse en pintor. Esta explicación se sostiene aún
más por la posterior descripción de Hitler de él mismo como un artista incomprendido.
Sin embargo, Alois Hitler deseaba que su hijo llegara a ser funcionario como él, empleo
del que se sentía muy orgulloso y al que había llegado prácticamente sin una base
académica. Pero al joven Hitler ese futuro no le seducía en absoluto, ya que estaba
demasiado alejado de su objetivo, las artes. No obstante, después de la muerte de Alois
el 3 de enero de 1903, el trabajo escolar de Hitler no mejoró. A la edad de 16 años,
Hitler abandonó la educación secundaria sin un título.
Al cumplir diecisiete años, Hitler viajó a Viena por primera vez, quedándose en la
ciudad por dos meses, gracias a la ayuda monetaria de parientes y su madre.12 Durante
su estadía, visitó la Academia de Bellas Artes de Viena, donde consultó los requisitos
para ser admitido, con el fin de convertirse en pintor. En octubre de 1907 regresó a
Viena y se presentó la prueba de admisión; sin embargo, no logró ser admitido al no
poseer el talento deseado, lo cual lo decepcionó mucho.13 Al año siguiente lo intentó de
nuevo, con peores resultados. El rector de la Academia le aconsejó intentar en el campo
de la arquitectura, pero como Hitler no se había graduado del colegio, era muy difícil
que fuera admitido en la respectiva escuela.12 Sin embargo, en esos años jóvenes con
«talento excepcional» eran admitidos en la escuela de arquitectura sin diploma de
secundaria, pero se desconoce si Hitler intentó ingresar alguna vez.14
A pesar de su fracaso, Hitler decidió quedarse en Viena, aunque por unos meses
continuó viviendo en Linz con su madre, quien estaba agonizando por causa del cáncer
de mama. Después de la muerte de su progenitora, el 21 de diciembre de 1908, Hitler
viajó a Viena, donde inicialmente se ganó la vida gracias a diversos trabajos como
barrer la nieve, cargar maletas en la estación de trenes y ser un obrero de construcción.14
Sin embargo, sus problemas económicos no terminaron, y un año después de haber
llegado a Viena fue desalojado de su apartamento y tuvo que vivir en un miserable
hostal, recurriendo a comedores de indigentes para poder aplacar el hambre.14 No
obstante, para 1910 su situación económica era más estable, y se mantenía
exclusivamente pintando cuadros. Viena, una ciudad cosmopolita, con mucha vitalidad
intelectual y multicultural, le fue por completo incomprensible. Aunque en posteriores
discursos Hitler afirmaría que Viena era «una perla ante mis ojos», Baldur von Schirach
lo contradiría:
En este período tomó forma dentro de mí una imagen universal y una filosofía que se convirtió
en la base de todos mis actos. Además de lo que entonces creé, he tenido que aprender poco, y
he tenido que cambiar nada.17
El 28 de julio de 1914 estalló la Primera Guerra Mundial; una semana después, Hitler se
presentó como voluntario en el ejército alemán, siendo asignado a un regimiento
bávaro. El inicio de la guerra ocasionó gran entusiasmo en el joven Hitler, quien pensó
que había llegado una oportunidad para cambiar su vida:
Hitler era considerado como un soldado «correcto», pero, según se informa, era
impopular entre sus compañeros debido a una actitud poco crítica hacia los superiores.
«Respetar al superior, no contradecir a nadie, obedecer a ciegas», dijo, describiendo su
actitud mientras era enjuiciado por el putsch de Múnich en 1923. Uno de sus camaradas
comentó:
Lo maldecíamos y lo encontrábamos intolerable. Había un cuervo blanco entre nosotros que no
quería seguirnos la corriente cuando maldecíamos la guerra.19
En efecto, Hitler nunca se quejaba sobre la suciedad del frente y jamás pidió un permiso
para abandonarlo,19 aunque pudo salir cuando estuvo recuperándose de la herida en su
pierna en un hospital en Berlín. Cuando regresó, empezó a pronosticar repetidamente
que Alemania perdería la guerra por causa de los judíos y los marxistas, a quienes acusó
de robar a la nación y no prestar servicio militar.20 En el aspecto personal, Hitler nunca
recibía cartas o presentes de amigos o familiares, y no acompañaba a los soldados
cuando hablaban de mujeres.19 Durante la guerra, también aprovechó la oportunidad
para dibujar algunas historietas y dibujos de instrucción para el periódico del ejército.
El 13 de octubre de 1918, poco antes del final de guerra, Hitler quedó atrapado en un
ataque de gas venenoso británico, cerca de Ypres. Fue trasladado a un hospital de
campaña, donde quedó temporalmente ciego por causa de los gases tóxicos[cita requerida]. El
10 de noviembre se encontraba parcialmente recuperado en un hospital militar al
noreste de Berlín, cuando fue informado que la monarquía había sido depuesta y que se
había proclamado la República de Weimar. Cuando se enteró que al día siguiente iba a
firmarse un armisticio y que la guerra se había perdido, Hitler quedó ciego de nuevo.
[cita requerida]
Una investigación realizada por Bernhard Horstmann indica que su ceguera temporal
pudo haber sido resultado de una reacción histérica a la derrota alemana.[cita requerida] Hitler
expresó metafóricamente que durante aquella experiencia, al quitarse la venda que
cubría sus ojos, fue cuando descubrió que el objetivo de su vida era lograr la salvación
de Alemania. Mientras tanto, fue tratado por un médico militar y un especialista en
psiquiatría, que, según se informa, diagnosticó al cabo como «incompetente para
comandar gente» y «peligrosamente psicótico».[cita requerida] Su comandante declaró:
«¡Nunca promoveré a este histérico!».[cita requerida] Sin embargo, el historiador Sebastian
Haffner, refiriéndose a la experiencia de Hitler en el frente, sugiere que por lo menos
tuvo algún tipo de entendimiento con los militares.
Inicios en el Nazismo
Artículo principal: Nazismo
Advenimiento a la política
Hitler asistió entonces a una reunión del DAP, sin embargo, cuando uno de los
presentes sugirió separar Baviera de Alemania y unificarla con Austria, Hitler
pronunció un discurso que llamó la atención de Anton Drexler, principal dirigente del
partido. Hitler fue aceptado en el partido, que ya contaba con la membresía de Dietrich
Eckart y Ernst Röhm.
Desde ese momento, la figura de Hitler fue cobrando más y más protagonismo,
participando a tiempo completo en las actividades del partido y perfilando con nitidez la
nueva ideología:
Para el verano de 1921, Hitler era el líder del partido;27 no sólo era el principal orador y
propagandista, sino que también era la principal fuente de ingresos de ese movimiento
revolucionario. No obstante, los fundadores se encontraban resentidos debido a la
conducta dictatorial de Hitler, y aprovechando que se encontraba de viaje en el norte de
Alemania, planificaron la fusión de su partido con otros grupos políticos; de esta
manera, pensaban reducir la importancia de Hitler y cuestionar su liderazgo. Hitler se
enteró de estos planes y regresó a Múnich, solicitando poderes dictatoriales en el
partido, de lo contrario renunciaría. Drexler respondió publicando una carta en un
periódico, denunciado los abusos autoritarios de Hitler, pero éste presentó una demanda
legal en su contra, y Drexler se tuvo que retractar. Derrotado, Drexler fue removido de
su cargo de presidente y Hitler lo sucedió, convirtiéndose en el líder indiscutible del
Partido Nazi. De esta manera, se estableció el «principio del líderazgo», que formó el
sistema de gobierno político de la Alemania Nazi.28
En estos años Hitler conoció a Rudolf Hess, Hermann Göring,a Ernst Hanfstaengl y
Alfred Rosenberg, quienes junto con Eckart, lo introdujeron a círculos sociales más
altos, de los cuales pudo obtener generosas donaciones para el naciente partido.
Alentado por el rápido crecimiento, Hitler empezó a idear la toma del poder. Sin
embargo, su partido no era todavía la principal fuerza política en Baviera, y era
desconocido fuera de este estado; por lo que Hitler concluyó que necesitaba el apoyo de
las fuerzas políticas y las guarniciones militares bávaras para lograr este objetivo.29
Influenciado por la marcha sobre Roma de Benito Mussolini, Hitler ideó realizar una
marcha similar hacia Berlín, con la que doblegaría al gobierno nacional fácilmente.29
el secreto de su personalidad reside en el hecho de que lo que yacía dormido en lo más profundo
del alma del pueblo alemán ha cobrado vida en él [...]. Y eso es lo que ha aparecido en Adolf
Hitler: la viva encarnación del anhelo de la nación.30
Putsch de Múnich
En la noche del 8 de noviembre de 1923, Hitler y los camisas pardas irrumpieron en una
reunión pública liderada por Kahr en el Bürgerbräukeller, una cervecería a las afueras
de Múnich. Hitler proclamó una revolución y anunció sus intenciones de formar un
nuevo gobierno, junto a Ludendorff, quien no estaba enterado del golpe,33 Antes de
iniciar su "Marcha sobre Berlín", que derrocaría al gobierno nacional, Hitler reclamó la
ayuda de Kahr y de las fuerzas militares locales. Éste último fingió ayudar a Hitler,
pero, gracias a la ingenuidad de Lundendorff, escapó en cuanto pudo y retomó el
control regional.34 Al amanecer del 9 de noviembre, el Ejército y la policía bávara
estaba tomando posiciones contra los golpistas; Ernst Röhm y sus tropas nazis se
encontraban rodeados en Ministerio de Guerra bávaro, y Hitler decidió marchar junto
con Ludendorff para liberarlos. El anciano comandante alemán había convencido a
Hitler de que los soldados y la policía no dispararían contra él, y que se unirían a su
causa.33 No obstante, la policía no se replegó ante Ludendorff y se inició un tiroteo.
Dieciséis miembros del NSDAP murieron durante la refriega, pero Hitler escapó
únicamente con un hombro dislocado.
Hitler saludando a las tumbas de los dieciséis nazis que murieron durante el golpe de
1923.
Solamente yo cargo la responsabilidad. Pero no soy un criminal por eso. Si hoy me presento
aquí como un revolucionario, es como un revolucionario en contra de la revolución. No existe la
alta traición contra los traidores de 1918.36
Durante su juicio en 1924.
Mein Kampf
La estadía de Hitler en la prisión de Landsberg le permitió organizar sus ideas, que dictó
a diversos secretarios. El resultado sería una obra titulada Mein Kampf (Mi Lucha),
aunque originalmente había planeado llamarla Cuatro años de lucha contra mentiras,
estupidez y cobardía.39 Esta obra, dedicada a Dietrich Eckart,[cita requerida] era una
autobiografía y, más importante aún, una exposición de la ideología nacionalsocialista.
A través de sus 782 páginas, Hitler detalló los pasos que un futuro Estado alemán
nacionalsocialista debía seguir para eventualmente convertirse en el «amo del mundo».40
Primero aboga por la conclusión definitiva de la hostilidad franco-germana, que se
lograría con la destrucción de Francia.40 Una vez conseguido esto, Alemania finalmente
se encontraría en libertad de expandirse, con el objetivo de conseguir el llamado
«espacio vital alemán». Hitler concluye que el Tercer Reich no debe buscar colonias en
Asia o África, sino que debe expandirse hacia el este, a expensas de Rusia.40 Aunque
reconoce que diversos pueblos ya habitan en Europa oriental, asegura que el pueblo
alemán tiene el derecho de desalojar a sus ocupantes:
...la naturaleza no ha reservado esta tierra para la futura posesión de una nación o raza en
particular; por el contrario, esta tierra existe para el pueblo que posea la fuerza de tomarla.40
Acerca de la expansión alemana hacia el este.
Hitler considera que la conquista de Rusia será relativamente fácil, ya que los
bolcheviques la controlan, y por lo tanto los judíos.41
En cuanto a la política interior del Tercer Reich, Hitler claramente define que el sistema
de gobierno será una dictadura:40 Además, el Estado tendrá muy poco que ver con la
economía, ya que en realidad será un "organismo racial".41 Después de establecer que la
raza aria es superior sobre el resto, asegura que la misma debe subyugar a las demás
para poder "preservar e incrementar la cultura".42 Concluye que los alemanes se
encuentran en el estado actual debido a que no preservaron su raza pura, y
"gradualmente perdieron su creatividad cultural".42 Después de escribir esto, no es
sorprendente que determine que el principal propósito del Estado nazi sea:
...la preservación de los elementos raciales originales que confieren cultura y crean la belleza y
la dignidad de una humanidad superior.43
Acerca del propósito del Estado.
Asegura que en un futuro distante, la humanidad se enfrentará a problemas que
solamente una raza superior, con dominio del mundo, podrá resolver.43
Mein Kampf no sólo sirvió para la exposición de las ideas de Hitler, también le
proporcionó su principal fuente de ingresos.44 Aunque el libro se publicó en dos
volúmenes entre los años de 1925 y 1926, solamente vendió alrededor de 240.000
ejemplares entre 1925 y 1934, aunque en los primeros años las ventas fueron bajas.
Hitler pasó esos años esquivando los impuestos aplicables sobre los derechos de autor
de su libro, y acumuló una deuda tributaria de cerca de 405.500 Reichsmarks. Esta
deuda lo perseguiría hasta que se convirtió en Canciller.
Aunque muchos de sus colegas creían que estaba acabado, Hitler salió de prisión con
una visión mesiánica de su papel en la historia, y aseguró que los buenos tiempos de la
República no durarían.46 47 45 A los pocos días solicitó una entrevista con el Dr. Heinrich
Held, Primer Ministro bávaro, y luego de realizar promesas de buena conducta,
consiguió que legalizase el Partido Nazi de nuevo. Al periódico nazi Voelkischer
Beobachter también se le permitió circular de nuevo. Creyendo en las promesas de
Hitler, el Dr. Held le dijo a su Ministro de Justicia:
En lugar de trabajar para conseguir el poder a través de un golpe armado, debemos taparnos las
narices y entrar al Parlamento como oposición a los diputados católicos y marxistas. Si
superarlos en votos lleva más tiempo que superarlos en disparos, por lo menos el resultado será
garantizado por su propia constitución... Tarde o temprano alcanzaremos la mayoría, y después
de eso a Alemania.49
Acerca de su nueva estrategia constitucional.
Sin poder utilizar sus dones de oratoria, Hitler empezó entonces a trabajar como
propagandista y organizador. Fue en estos años que organizó el Partido Nazi a nivel
nacional, y empezó a crear agrupaciones de todo tipo dentro del mismo. Pronto se
crearon las Juventudes Hitlerianas y la Liga de Muchachas Alemanas, y se establecieron
organizaciones en Austria, Checoslovaquia, el Sarre y la Ciudad Libre de Danzig. Se
establecieron las SS como una subdivisión de las SA; sus miembros debían realizar un
juramento de lealtad especial hacia Hitler y pronto se distinguieron por ser más
confiables que los rudos "camisas pardas". Hitler se colocó a la cabeza de la jerarquía
nazi, bajo el título de "Supremo Líder del Partido y de las SA, Presidente de la
Organización Nacionalsocialista Alemana de los Trabajadores". Además, creó al
"Directorado del Reich", compuesto por los principales jerarcas nazis. Uno de los
objetivos de crear esta estructura tan vasta y compleja era la formación de "un Estado
dentro de un Estado";52 de esta manera, cuando los nazis finalmente llegasen al poder,
Hitler podría destruir la estructura republicana en poco tiempo, y la reemplazaría por la
estructura de su Partido.52
Ascenso al poder
El ascenso durante la Depresión
La Gran Depresión trajo nuevos tiempos para el revolucionario alemán. Durante años
Hitler había predicho que llegaría, y mientras varios bancos se declaraban en quiebra y
millones perdían sus empleos, él declaró su satisfacción, porque entendió que el
momento era oportuno para su discurso revolucionario:
Nunca en mi vida he estado más dispuesto e interiormente presto a la lucha que en estos días.
Porque la dura realidad ha abierto los ojos de millones de alemanes a las estafas, mentiras y
traiciones sin precedentes de los marxistas engañadores del pueblo.56
Acerca de la Gran Depresión.
Después de obtener apoyo popular, Hitler procedió a buscar el del Ejército. El discurso
nacionalista de Hitler hizo mella en jóvenes oficiales; y una semana después de las
elecciones, durante un juicio contra tres oficiales que habían promovido la ideología
nazi en el Ejército, Hitler fue llamado a testificar y aprovechó esta oportunidad para
intentar ganar el apoyo de los militares, asegurando que "vengaría" la Revolución de
Noviembre y que eliminaría los límites impuestos al Ejército alemán en el Tratado de
Versalles. La victoria electoral de Hitler también atrajo la atención de los hombres de
negocios germanos. Desde 1931, Walther Funk empezó a presentar a Hitler poderosos
industriales; además, varias empresas empezaron a financiarlo, entre las que destaca la
aseguradora Allianz.59 Sin embargo, la mayoría de empresas alemanas se negaron a
apoyar al futuro dictador.60
Como líder de la segunda fuerza política en el Parlamento, Hitler pronto fue incluido en
los planes de los gobernantes de la República de Weimar.61 A finales de 1931 se reunió
con el Canciller Brüning y el Presidente Hindenburg, pero ambos fueron incapaces de
conseguir un acuerdo político con él. Fue después de esta primera reunión que
Hindenburg aseguró que:
...el «cabo bohemio» era un curioso personaje que podría llegar a ser un Ministro de Correos,
pero ciertamente no un Canciller.62
Hindenburg sobre Hitler.
Después de esta derrota electoral, las «camisas pardas», que ya superaban al Ejército en
número, fueron prohibidas. Fue en este momento que el General Kurt von Schleicher,
artífice del ascenso de Brüning, empezó a conspirar para provocar su caída. Schleicher
contactó a Hitler a través de Röhm; a este último le ofreció legalizar las SA de nuevo,
con planes de anexarlas posteriormente al Ejército.66 Por otro lado, le ofreció a Hitler la
convocación de nuevas elecciones parlamentarias, a cambio de apoyar a un nuevo
gobierno. Como antiguo amigo de Hindenburg, Schleicher logró convencerlo de forzar
la renuncia de Brüning, y luego lo persuadió de que nombrase Canciller a Franz von
Papen. En las nuevas elecciones parlamentarias de 1932, el Partido Nazi se convirtió en
la primera fuerza política del Parlamento, pero no alcanzó la mayoría necesaria para
gobernar. Con estos resultados, Hitler se negó a apoyar a Papen, y reclamó la
Cancillería para él, rehusándose de nuevo a compartir el poder con la facción de
Hindenburg y Schleicher. Con este nuevo fracaso, la corriente de Strasser en el Partido
Nazi se fortaleció, y la dirección política de Hitler empezó a ser criticada públicamente
por este.
Si el partido llegara a caerse a pedazos, le pondré fin a todo en tres minutos con un disparo.
Sobre la amenaza de Strasser.
Strasser tenía control sobre una parte importante de la estructura nazi, pero en el
momento crítico decidió viajar a Italia a tomar unas vacaciones, con la esperanza de que
Hitler lo llamase de regreso. El futuro dictador no sólo no lo llamó, sino que aprovechó
su ausencia para destituir a todos sus simpatizantes de los cargos de importancia en el
partido, y en su lugar nombró a partidarios más fieles. Luego, convocó a todos los
líderes nazis a Berlín, donde les tomó un juramento de fidelidad personal. Cuatro días
después de la partida de Strasser, Hitler había tomado finalmente el control de toda la
estructura política del Partido.
El 4 de enero de 1933, Hitler se reunió con Papen, donde acordaron formar una
coalición en caso de que el último lograse convencer a Hindenburg de nombrar
Canciller al líder nacionalsocialista. El 22 de enero, Hitler tuvo otra reunión con Otto
Meissner y con Oskar von Hindenburg, Secretario e hijo del Presidente
respectivamente, consiguiendo su apoyo. El 28 de enero, después de pasar varios días
intentando conseguir apoyo de cualquier fuerza política sin éxito, el Canciller
Schleicher presentó su renuncia ante Hindenburg. El anciano Presidente de inmediato
buscó el consejo de Papen, quien le aseguró que podría formar un gobierno con Hitler,
donde los nazis serían minoría y estarían bajo control.
Finalmente, el 30 de enero de 1933, Hitler fue nombrado Canciller de Alemania por el
Presidente Hindenburg. Políticos conservadores como Papen, e industriales adinerados
como Emil Kirdorf, pensaron que lograría controlar al revolucionario alemán y que lo
harían obrar en pro de sus intereses, pero en unas pocas semanas Hitler demostraría ser
más capaz que estos, y durante su gobierno, muchos de los que lo ayudaron en su
carrera al poder terminarían siendo ejecutados, confinados en campos de concentración
o huyendo al exilio para salvar sus vidas.
Establecimiento de la dictadura
Con su llegada al poder, Hitler estaba lejos de encontrarse en una situación segura, las
mismas fuerzas que habían motivado la renuncia de los tres últimos cancilleres seguían
vigentes, y por lo tanto Hitler tenía que lidiar con el Presidente Hindenburg y su
camarilla, quien a su vez era respaldado por el Ejército y por su propio gabinete de
ministros, controlado por los conservadores e industriales, donde los nazis eran
minoría.68 Además, en el Partido Nazi estaban presentes las expectativas de 4 millones
de camisas pardas que, liderados por Ernst Röhm, no ocultaban su desdén por el hecho
de que tantos elementos conservadores compartieran el gobierno con Hitler.
Adicionalmente se encontraban las fuerzas políticas opositoras en el Parlamento,
socialdemócratas y comunistas, que controlaban diversos gobiernos regionales; aunque,
a pesar de su adversión por el nazismo, jamás fueron capaces de aproximarse entre sí
para formar un frente común contra este.
Artículos principales: Incendio del Reichstag, Decreto del incendio del Reichstag,
Elecciones parlamentarias de Alemania de 1933 y Ley habilitante de 1933
Con sólo el 34% del Parlamento bajo su control, Hitler todavía tenía que recurrir al
"Anciano Caballero", el Presidente Hindenburg, para lograr aprobar sus leyes.69 El
vicecanciller Franz von Papen, que gozaba del apoyo de Hindenburg, estaba seguro que
"en dos meses habremos arrinconado tanto a Hitler que se pondrá a chillar".69 Papen no
fue el único que subestimó a Hitler, la prensa en general seguía esta misma línea de
pensamiento:
La composición del gabinete no deja a Herr Hitler la menor posibilidad de colmar sus
ambiciones dictatoriales.69
The New York Times, 31 de enero de 1933
No contento con contar con muchos recursos para hacer campaña, Hitler empezó a
colocar trabas a los partidos de oposición. A través de decretos presidenciales, impuso
restricciones a los mítines políticos y restricciones a la prensa.74 Además, consolidó la
autoridad de un gobierno paralelo regional en Prusia, y colocó a Göring al mando de la
policía estadal. Al poco tiempo, la policía prusiana con la ayuda de las "camisas pardas"
empezó a disolver las concentraciones opositoras; sólo los opositores más ilusos
acudían a la policía cuando eran hostigados por los nazis.75 Muy pronto, otros siete
gobiernos regionales de estados más pequeños fueron usurpados por los nazis, que
establecieron autoridades paralelas.76
El incendio del Reichstag permitió a Hitler acelerar sus planes de persecución contra sus
opositores, acusándolos de ser golpistas.
El 27 de febrero de 1933, una semana antes de las elecciones el edificio del Reichstag
fue incendiado. Si bien todavía existe dudas sobre la autoría del incendio, es claro que
Hitler se benefició ampliamente de este crimen.77 Después de que la policía atrapara a
un comunista neerlandés de nombre Marinus van der Lubbe en la escena del crimen,
Göring empezó a acusar a los comunistas de querer ejecutar un golpe de Estado, y la
prensa nazi pronto copió su discurso. Al día siguiente, Hitler no perdió tiempo en
presentar un decreto de emergencia de seis artículos, redactados por Göring, donde
solicitaba la suspensión de varios artículos de la Constitución de Weimar con el objetivo
de "proteger los documentos culturales alemanes".78 En realidad, el llamado Decreto del
incendio del Reichstag acababa con todos los derechos que suelen defender las naciones
democráticas: la libertad de expresión; el respeto a la propiedad privada; la libertad de
prensa; la inviolabilidad del domicilio, de la correspondencia y de las conversaciones
telefónicas; así como la libertad de reunión y de asociación.78 Además, permitía al
gobierno nacional intervenir cualquier gobierno regional que considerase incapaz de
mantener el orden en su estado.79 Luego de que Papen y Meissner apoyaran el decreto,
el anciano Presidente lo firmó.78
Con estos poderes, la persecución nazi se intensificó, los dirigentes comunistas fueron
arrestados y enviados a campos de concentración; además, desde los medios del Estado
se inició una campaña de alerta contra el "terror comunista", tratando de convencer al
ciudadano alemán de que, a menos que no votasen por los nazis, el país entraría en una
guerra civil.79 80 Por otro lado, Hitler moderó su discurso, aseguró que sólo necesitaba
cuatro años en el poder y minimizó su antisemitismo en público, como dejó constancia
el futuro Presidente de Alemania de la post-guerra, Theodor Heuss:
Vocifera mucho menos. Ha dejado de vomitar fuego contra los judíos y en estos días es capaz
de pronunciar un discurso de cuatro horas sin mencionar la palabra "judío".81
Theodor Heuss, sobre el discurso hitleriano antes de las elecciones parlamentarias de Alemania
de 1933.
Ahora Hitler contaba con suficientes diputados como para cambiar la Constitución y
arroparse de más poder; no obstante, primero realizó un acto simbólico para tranquilizar
a los movimientos representados por el Presidente Hindenburg: los militares, los
junkers y los monarquistas. El 21 de marzo, la misma fecha en que Bismarck inauguró
el primer Parlamento del Imperio Alemán, Hitler inauguró el primer Parlamento del
Tercer Reich; seleccionó la iglesia del cuartel de Potsdam, sitio de importancia histórica
para los militaristas prusianos, y Goebbels se esforzó en crear una atmósfera que diese
la impresión de Hitler estaba subornidado al anciano Hindenburg.83 El embajador
francés, presente en la ceremonia, escribió después:
Después del llamativo compromiso hecho por Hitler en Potsdam, ¿cómo podrían estos hombres
-Hindenburg y sus amigos, los Junkers y los barones monarquistas, Hugenberg y sus alemanes
nacionalistas, los oficiales del Ejército alemán- ... dudar en concenderle su entera confianza, en
cumplir todas sus peticiones, en concenderle todos los poderes que exigiera?84
André François-Poncet, embajador francés en Alemania entre 1931 y 1938.
Con esta ley, Hitler, por un período de cuatro años, tomaba todos los poderes del Poder
Legislativo, y ganaba la capacidad de decretar leyes que "podían desviarse de la
Constitución".84 No obstante, no buscando ganarse la enemistad de Hindenburg, la ley
conservaba los poderes del Presidente intactos.84 De esta manera, el Reichstag alemán
sucumbía voluntariamente ante el Canciller, adquiriendo un estado de impotencia total
que mantendría hasta la post-guerra.
Gleichschaltung
Tercer Reich
Artículo principal: Alemania Nazi
Habiendo obtenido el poder político que necesitaba, Hitler llegó a obtener el apoyo y
convencer a la mayoría de los alemanes de que el era su salvador de la economía ante de
la depresión, del comunismo, el «judeo-bolchevismo», y el Tratado de Versalles, junto
con otras minorías «indeseables». Los nazis eliminaron la oposición a través de un
proceso conocido como Gleichschaltung.
Economía y cultura
Esta política fue reforzada al instaurar la Cruz de Honor de la Madre Alemana, junto
con incentivos económicos para la mujer que tuviera cuatro o más hijos. La tasa de
desempleo se redujo sustancialmente, en su mayoría a través de la producción de armas,
construcciones de obras civiles (Organización Todt) y el envío de la mujer a casa, para
que los hombres pudieran ocupar sus puestos de trabajo. En vista de esto, se llegó a
afirmar que la economía alemana logró emplear a todos, al menos según la propaganda
de la época. Gran parte del financiamiento para la reconstrucción y el rearme vino de la
manipulación de la moneda por Hjalmar Schacht, incluyendo los créditos a través de las
cuentas mefo. Los efectos negativos de esta inflación se compensaron durante los años
siguientes por la adquisición de oro de las tesorerías de las naciones anexadas.
Hitler también estuvo a cargo de una de las más grandes campañas de mejora de la
infraestructura en la historia alemana, con la construcción de decenas de represas,
autopistas, ferrocarriles, y otras obras civiles. Hitler insistió en la importancia de la vida
familiar: los hombres debían ser el «sostén de la familia», mientras que las prioridades
de la mujeres debían ser la educación de los hijos y las tareas domésticas. Esta
revitalización de la industria y la infraestructura se produjo a expensas del nivel general
de vida, al menos para los que no fueron afectados por el desempleo crónico después de
la República de Weimar, ya que los salarios se redujeron ligeramente durante la
Segunda Guerra Mundial y se aumentó en un 25% costo promedio de vida. Los obreros
y los agricultores, los votantes frecuentes del NSDAP, sin embargo, registraron un
aumento en su nivel de vida.
Hitler desfila en el Estadio Olímpico de Berlín junto a miembros del Comité Olímpico
Internacional.
El gobierno de Hitler auspicio la arquitectura en una escala inmensa, junto con Albert
Speer que pasaría a ser el famoso «Arquitecto del Reich». Si bien como arquitecto fue
importante en la aplicación clasicista y la re interpretación de la cultura alemana, Speer
demostró ser mucho más eficaz como ministro de armamento en los últimos años de la
Segunda Guerra Mundial. Todos estos avances fueron ampliamente explotados por el
Ministerio de propaganda dirigido por Goebbles.
En 1936, Berlín fue sede de los Juegos Olímpicos de verano, que fueron inaugurados y
dirigidos por Hitler como una forma de demostrar la superioridad aria alemana sobre
todas las demás razas. Olympia, la película sobre los juegos y otras películas
documentales de propaganda para el partido nazi fueron dirigidas por la cineasta
personal de Hitler, Leni Riefenstahl.
Aunque Hitler hizo planes para una Breitspurbahn (una red de ferrocarriles de amplio
calibre) estos fueron cancelados tras el inicio de la II Guerra Mundial. De haber sido
construido el ferrocarril, su calibre habría sido de tres metros, siendo incluso más
amplio que el ferrocarril Great Western de Gran Bretaña.
Hitler consideró a la antigua Esparta como el primer estado nacional socialista, y alabó
su tratamiento eugenésico de los niños deformes.
También otorgó la Orden del Águila Alemana, una de las más altas distinciones del
Tercer Reich, al industrial Emil Kirdorf en abril de 1937, en recompensa por su apoyo
financiero durante su ascenso al poder. Al año siguiente, cuando murió, también le
organizó un funeral de estado.
Si bien se especula que desde 1919, se mantenía un programa secreto para volver a
armar un ejército por parte del gobierno Alemán, es en marzo de 1934, cuando Hitler
anuncia públicamente que el ejército alemán se ampliaría a 600.000 hombres (seis veces
el número estipulado en el Tratado de Versalles), así como la introducción de una
Fuerza Aérea (Luftwaffe) y el incremento del tamaño de la Marina (Kriegsmarine).
Gran Bretaña, Francia e Italia, así como la Sociedad de Naciones rápidamente
condenaron estas acciones. Sin embargo, dado que Alemania nuevamente explicó que
sólo estaba interesada en la paz, ningún país tomó medida alguna para detener este
desarrollo y se permitió que el programa armamentista alemán continuara. Además, el
Reino Unido no compartía la visión pesimista de Francia sobre Alemania, y en 1935
firmó un acuerdo naval con Alemania, lo que permitió aumentar el tonelaje alemán
hasta un 35% del de la armada británica. Este acuerdo que se firmó sin consultar ni a
Francia ni a Italia, debilitó directamente la Sociedad de Naciones y puso al Tratado de
Versalles en camino hacia la irrelevancia.
El Pacto Tripartito fue firmado por Saburo Kurusu en representación del Imperio
Japonés, Adolf Hitler por Alemania y el Conde Galeazzo Ciano, el 27 de septiembre de
1940. Más tarde se amplió para incluir a Hungría, Rumanía y Bulgaria. Este grupo se
conoció como las Potencias del Eje. Más tarde, el 5 de noviembre de 1937, en la
Cancillería del Reich, Adolf Hitler celebró una reunión secreta con los ministros de
Guerra y Exteriores, más los tres jefes de servicios, registrada en el Memorándum
Hossbach y reveló sus planes para la apropiación de «espacio vital» (Lebensraum) para
el pueblo alemán.
II Guerra Mundial
Triunfos iniciales
El 12 de marzo de 1938, Hitler presionó a Austria para la unificación con Alemania (el
Anschluss) e hizo una entrada triunfal en Viena el 14 de marzo. A ello le siguió la
intensificación de la Crisis de los Sudetes, en la zona de habla alemana de
Checoslovaquia conocida como Sudetes; Esto condujo al Acuerdo de Munich de
septiembre de 1938, que autorizó a la anexión y ocupación militar inmediata de estos
distritos por parte de Alemania. Como resultado de la cumbre, la revista TIME proclamó
a Hitler Hombre del Año de 1938. El Primer Ministro británico, Neville Chamberlain,
saludó este acuerdo como la «paz en nuestro tiempo», pero al dar forma a las exigencias
militares de Hitler, Gran Bretaña Y Francia también abandonaron Checoslovaquia a
Hitler. Hitler ordenó al ejército alemán entrar en Praga el 15 de marzo de 1939,
tomando el Castillo de Praga y de Bohemia y proclamando un protectorado alemán en
Moravia.
Tras ello, Hitler eleva quejas relativas a la Ciudad libre de Dánzig y el corredor polaco
(la Crisis de Danzig), que fue cedida por Alemania en virtud del Tratado de Versalles.
Gran Bretaña no había podido llegar a un acuerdo con la Unión Soviética para una
alianza contra Alemania, y, el 23 de agosto de 1939, Hitler firma a un pacto secreto de
no agresión (el Pacto Molotov-Ribbentrop) con Stalin en el que se acordó la probable
partición de Polonia entre la Unión Soviética y la Alemania nazi. El 1 de septiembre,
Alemania invadió la parte occidental de Polonia. Después de haber garantizado la
asistencia a Polonia, Gran Bretaña y Francia declaran la guerra a Alemania el 3 de
septiembre, pero no actúan de inmediato. No mucho después de esto, el 17 de
septiembre, las fuerzas soviéticas invadieron Polonia oriental.
Durante esta guerra, Hitler reconstruye sus fuerzas. En abril de 1940, ordena a las
fuerzas alemanas a marchar sobre Dinamarca y Noruega. En mayo de 1940, Hitler
ordena a sus fuerzas atacar Francia, la conquista de los Países Bajos, Luxemburgo y
Bélgica. Francia se rindió el 22 de junio de 1940. Esta serie de victorias persuaden a su
principal aliado, Benito Mussolini de Italia, para unirse a la guerra al lado de Hitler en
mayo de 1940.
Gran Bretaña, cuyas fuerzas habían derrotado en Francia a los evacuados de la ciudad
costera de Dunkerque, continuaron luchando junto a las fuerzas canadienses en la
batalla del Atlántico. Después de sus gestiones en pro de la paz sistemáticamente
rechazadas por el Gobierno británico, ahora conducido por Winston Churchill, Hitler
ordena los bombardeos sobre las Islas Británicas, dando lugar a la Batalla de Gran
Bretaña, un preludio de la ya prevista invasión alemana. Los ataques comenzaron a
golpear por las bases de la Real Fuerza Aérea y la protección de las estaciones de radar
sudeste de Inglaterra. Sin embargo, la Luftwaffe no derrota a la Real Fuerza Aérea a
finales de octubre de 1940. La superioridad aérea para la invasión, denominada
Operación Sealion, no estaba asegurada, y Hitler ordenó diversos bombardeos que se
llevarián a cabo en ciudades británicas, incluyendo Londres y Coventry, en su mayoría
por la noche.
La caída
Desde Stalingrado, el plan militar de Hitler se volvió cada vez más errático, los rusos
comenzaron a avanzar obligando a la retirada de fuerzas alemanas extenuadas y la
situación económica interna en Alemania se deterioró.
Después de la invasión aliada de Italia (Operación Husky) ,en 1943, el aliado de Hitler,
Mussolini, fue depuesto por Pietro Badoglio, que se rindió a los Aliados. A lo largo de
1943 y 1944, la Unión Soviética constantemente forzó a los ejércitos de Hitler a
retroceder a lo largo del Frente Oriental. El 6 de junio de 1944, los ejércitos
occidentales aliados desembarcaron en el norte de Francia en lo que fue la operación
anfibia más grande jamás realizada, la Operación Overlord.
Hitler muestra a Benito Mussolini el estado en que quedó la sala en la que llevó a cabo
el atentado del 20 de julio.
En el ejército alemán, los más realistas sabían que la derrota era inevitable, y algunos
oficiales dibujan un plan para deponer a Hitler del poder. En julio de 1944, uno de ellos,
el ex-oficial de observación de artillería del mariscal Erwin Rommel, Claus von
Stauffenberg coloca una bomba plantada en uno de los cuarteles generales de Hitler, la
Wolfsschanze (La Guarida del Lobo), en Rastenburg, pero sin conseguir acabar con
Hitler, este intento es uno de los atentados contra Hitler que estuvo más cerca de tener
éxito.
Éste ordenó salvajes represalias, y una persecución implacable por parte de las SS lo
que resulta en la ejecución de más de 4.900 personas, a veces por inanición en régimen
de aislamiento seguido por estrangulación lenta. El principal movimiento de resistencia
fue destruido, aunque pequeños grupos aislados siguieron funcionando. La lista de
personajes que cayeron es extensa y se pueden citar a Wilhem Canaris, Friedrich
Fromm y Erwin Rommel, entre otros.
Últimos días
En los últimos días de la guerra, Hitler contrajo matrimonio con su amante Eva Braun,
en su búnker subterráneo bajo las ruinas de Berlín, mientras la ciudad era invadida por
el Ejército Rojo de la Unión Soviética y su ejército finalmente derrotado. Luego de
contraer matrimonio, Hitler y Braun se suicidaron y sus cuerpos fueron incinerados.
Si bien Hitler había designado en su testamento a Karl Dönitz como sucesor, su suicidio
significó la rendición condicional alemana y el fin de la Segunda Guerra Mundial en
Europa y de 12 años de mandato totalitario nacionalsocialista en Alemania y regiones
de Europa. Desde entonces la historiografía, la memoria colectiva y la cultura popular
en general, mantiene un aspecto negativo sobre su figura debido a la crueldad de sus
crimenes de lesa humanidad.
Muerte de Hitler
Fotografía de Hitler manipulada por el ejército de los EE.UU. para facilitar una posible
identificación de un Hitler con su apariencia física modificada.
La versión oficial de los aliados —que concuerda con la versión dada por su secretaria
personal, Traudl Junge, en el libro Hasta la última hora: la secretaria de Hitler cuenta
su vida (Bis zur letzten Stunde: Hitlers Sekretärin erzählt ihr Leben), con la versión de
Joachim C. Fest, historiador y biógrafo, en El hundimiento (Der Untergang) así como la
biografía del General Freytag von Loringhoven— indica que Hitler renunció a intentar
huir de Berlín y se suicidó con un tiro de pistola y, al mismo tiempo, ingiriendo una
cápsula de cianuro en su Führerbunker, a 15 m de profundidad en el subsuelo del
edificio de la Cancillería en Berlín, junto a su nueva esposa Eva Braun y rodeado de
unos pocos incondicionales, el 30 de abril de 1945, cuando el Ejército Rojo, dirigido por
el mariscal Georgi Zhúkov, tomaba Berlín y se encontraba a menos de 300 m del
búnker.
Según Günsche y Linge, Eva Braun estaba recostada al otro extremo con los ojos
abiertos y una mueca de dolor en su rostro, una pistola estaba en la mesa a su
disposición, pero no alcanzó a usarla, pues el cianuro suministrado por el médico
personal de Hitler, Ludwig Stumpfegger, había sido rápido.
Günsche depositó ambos cuerpos en un orificio de obús, los roció con unos 200 l de
gasolina y les prendió fuego. Mientras se consumían, unos cuantos testigos, entre ellos
Martin Bormann, Goebbels, realizaron un nervioso y acongojado saludo militar, mas un
obús que estalló cerca les obligó a volver al búnker sin verificar la total consumación de
la incineración.
Su muerte se puso en duda durante mucho tiempo, creándose toda suerte de mitos.
Recientes versiones surgidas en los años 1990 del lado ruso, confirman que los
soviéticos (NKVD), después de una infructuosa búsqueda en la que incluso hallaron a
un doble de Hitler suicidado en una habitación de la Cancillería como una forma de
despistar, por fin dieron con los restos irreconocibles en parte de Hitler, Braun y la
familia Goebbels y que estos, secretamente aún para el mismo general Zhúkov, fueron
transportados en cajas especiales a la frontera, a un cuartel militar que luego pasaría a
ser territorio de la República Democrática Alemana.
No se ha podido dar con el cráneo de Hitler, pero una parte signada como de Hitler, el
hueso parietal de su caja craneana, está en un Museo soviético. Sin embargo, en
septiembre del 2009, el arqueólogo Nick Bellantoni anunció que, luego de un análisis de
ADN practicado a los restos, se determinó que el fragmento del cráneo correspondería a
una mujer de entre 20 y 40 años de edad.96
Rasgos de su personalidad
El gran interés que despierta la figura de Hitler se debe precisamente a los ribetes de su
extraordinario tipo de personalidad y su halo de impenetrabilidad. Hitler poseía un
extraordinario carisma capaz de envolver no sólo a las personas, sino también a las
masas, además de poseer una gran oratoria gesticular muy estudiada y una capacidad de
liderazgo notable; pero quien haya permanecido con él diría lo mismo que opinó su
ministro y arquitecto Albert Speer: «Nunca llegué a conocerlo».
En su vida sentimental, muy discreta, se asocian los nombres de Geli Raubal, Eva
Braun, quien fue su amante, Unity Mitford e Inga Ley. Leni Riefenstahl, una de las más
sindicadas en su momento, negó haber sido amante de Hitler. Hitler era muy celoso y no
permitía a casi nadie inmiscuirse en esos temas. Albert Speer en sus memorias señaló
que Hitler proporcionaba un trato desconsiderado, opresivo y vejatorio hacia Eva Braun.
Una de las secretarias personales de Hitler, Traudl Junge, describió así la energía que
emanaba de la persona de Hitler: «Cuando estaba presente (Hitler), todo el edificio
bullía de actividad, todos corrían, los teléfonos sonaban, los radioespectadores no
cesaban de enviar y recibir notas de comunicados (...) Cuando él estaba ausente, todo
volvía a una monótona normalidad, Hitler era como una especie de dínamo». Junge
describió a Hitler como una persona que presentaba dos personalidades: una muy
considerada y afable, y otra muy fría, iracunda y avasallante en extremo, apasionada y
calculadora.
Cita Junge en sus remembranzas: «Hitler era vegetariano, gustaba del té y además no
soportaba el calor; no se podía fumar en su presencia y hacía climatizar sus ambientes a
no más de 11 °C de temperatura. Otro de los aspectos es que a Hitler le gustaba
escuchar chismes, pues lo distraían de su realidad. Además, Hitler se acostaba muy
tarde, a las tres o cuatro de la madrugada, y se levantaba también muy tarde, entre las
10:00 y las 11:00 horas; el personal militar de la primera planta se acostaba en torno a la
medianoche, terminada la última reunión de guerra de cada día y se levantaba hacia las
siete».[cita requerida].
Para los miembros cercanos a Hitler, Keitel, Lammers y Bormann, Hitler predicaba con
el ejemplo pagando sus propios costes personales sin derogar ningún fondo del Estado.
Los ingresos de Hitler, hábilmente administrados por su secretario personal Martin
Bormann, sucesor de Rudolf Hess, provenían de los derechos por su imagen postal y
por su libro Mein Kampf. [cita requerida].
Otro de los rasgos característicos de Hitler era su desprecio por la debilidad ante el
enemigo y por éste, sobre todo al judaísmo y en segundo grado al comunismo, su
impulsividad y su obcecación por las metas sin importar el costo que tuvieran. Por
ejemplo: cuando Brauchistch le solicitó la retirada estratégica de Moscú, Hitler se
encolerizó diciendo: «¡No me podéis quitar Moscú!, ¡quiero Moscú!».
Albert Speer llegó a emitir el siguiente comentario al respecto: «En el lugar donde
debía haber un corazón en el pecho de Hitler, había un gran hueco».
Cuando le tocaba tratar temas variados sobre aspectos técnicos o militares, mostraba un
acabado conocimiento de estos, llegando a sorprender a sus interlocutores.
Hitler era muy condescendiente con quienes mostraban valor y arrojo en combate; llegó
a diseñar él mismo la Cruz de Brillantes, Espadas y Robles para Hans Ulrich Rudel, el
célebre piloto de «Stukas».
Hitler, de perfil.
Antisemitismo
El primer testimonio de Hitler sobre la cuestión judía se encuentra en una carta escrita
en septiembre de 1919:
utilizando la terminología biológica que frecuentemente desplegaría, declaró que las actividades
de los judíos producían «una tuberculosis racial en las naciones». Afirmó categóricamente que
los judíos eran una raza, no una religión. El antisemitismo como movimiento político, declaró,
debería basarse en la «razón», no en la emoción, y debería conducir a la eliminación sistemática
de los derechos de los judíos. Sin embargo, concluía, el «objetivo final», que sólo podía
alcanzarse con un gobierno de «fortaleza nacional» tenía que ser la «eliminación completa de
los judíos».101
ya que bajo su punto de vista los judíos eran los responsables de los crímenes más terribles de
todos los tiempos -por la «puñalada en la espalda» de 1918, la capitulación, la revolución, la
desgracia de Alemania-; ya que bajo su pervertida percepción eran los principales protagonistas
del capitalismo de Wall Stret y de la City de Londres, así como del bolchevismo de Moscú; y ya
que, según su creencia en la leyenda de la «conspiración judía mundial», siempre estarían
bloqueando su camino y representarían el enemigo más peligroso para sus planes, lógicamente
esa guerra no podía ser otra cosa que una guerra contra los judíos.104
En este sentido, Hitler se veía como el agente necesario para la salvación de Alemania y
veía la destrucción del poder de los judíos como el medio indispensable para lograrla.
Hitler intervenía para canalizar los ataques en forma de una legislación antijudía tremendamente
discriminatoria, aplacando en cada fase a los radicales y progresando en la radicalización de las
medidas adoptadas. Existía, por lo tanto, una «dialéctica» continua entre acciones «salvajes»
desde abajo y discriminación orquestada desde arriba. Cada fase de radicalización era más
intensa que la que la precedía. De esta manera, la inercia no se desvanecía nunca.105
Teorías sobre el origen de su antisemitismo
Desde su aparición en el mundo político, surgieron toda clase de teorías y rumores que
han intentando explicar, insatisfactoriamente, los orígenes del antisemitismo de Hitler.
Hubo rumores de que Hitler tenía alguna parte de sangre judía y de que su abuela, Maria
Schicklgruber, se embarazó mientras trabajaba como criada en una familia judía.
[cita requerida]
Las implicaciones de estos rumores eran políticamente explosivas para el
proponente de una ideología racista. Los adversarios intentaron demostrar que Hitler
tenía antepasados judíos o checos. Aunque estos rumores no fueron nunca probados,
para Hitler fueron una razón suficiente para ocultar sus orígenes.[cita requerida] Según Robert
G. L. Waite en The Psychopathic God: Adolf Hitler, Hitler convirtió en ilegal para las
mujeres alemanas trabajar en familias judías, y después del Anschluss (anexión) de
Austria, convirtió la ciudad natal de su padre en una área de prácticas de artillería.
Waite dice que las inseguridades de Hitler en este aspecto pueden haber sido más
importantes que si la ascendencia judía pudo ser probada por sus compañeros.
Para 1903, Hitler asistía a la Realschule al mismo tiempo que Ludwig Wittgenstein, uno
de los más destacados filósofos del siglo XX. Un libro de Kimberley Cornish sugiere
que los conflictos entre Hitler y algunos estudiantes judíos, incluyendo Wittgenstein,
fueron un momento crítico en la formación de Hitler como un antisemita.106 Sin
embargo, la obra de Cornish ha sido acusada de ser de naturaleza especulativa.107 108
Muchos historiadores especulan que su odio extremo hacia los judíos era por la
posibilidad de que el padre biológico de Alois (y por tanto su abuelo) fuera de origen
judío,[cita requerida] lo que fue desmentido luego. Otros lo atribuyen a que su madre murió al
cuidado de un médico judío,[cita requerida] pero el mismo Hitler pareció estar agradecido por
sus atenciones (le regaló una pintura y más tarde como canciller le permitió salir de
Austria). Según algunos, sería la idea de la supuesta influencia sionista para que Estados
Unidos entrara en la guerra.[cita requerida] Hasta la fecha, ninguna de estas aseveraciones ha
sido convincentemente confirmada. Otra hipótesis afirma que fue simplemente por
estrategia política.[cita requerida] Hitler encontró un culpable simbólico que le permitía
justificar fácilmente el nacionalismo alemán y superar la lucha de clases (lo que en
psicología básica se denomina chivo expiatorio).[cita requerida] El banquero no era malo por
ser banquero, sino por ser judío. Si el banquero era alemán, nacionalista alemán, sólo
podía empeñar la plusvalía que obtenía a costa de los trabajadores en engrandecer
Alemania. Era una adaptación de la idea fascista del nacionalismo para superar la lucha
de clases, pero era mucho más potente al identificar un enemigo mítico contra el que ya
existía recelo y aversión mítica y antigua (los judíos como responsables de la muerte de
Cristo). Una brillante idea con la que promover un movimiento unitario con una gran
dosis de crítica y acción constructora (la gran Alemania) y una no menor dosis de
destrucción y violencia mítica. La acción política perfecta: construir y destruir como
propuesta política.
Según sus escritos, él consideraba a los judíos como una raza extranjera en territorio
alemán y compartía muchas de las ideas antisemitas comunes en la época, que eran de
origen muy antiguo (un ejemplo de esto lo tenemos en la influencia del panfleto
apócrifo Los protocolos de los sabios de Sión). Así es como hablaba de una
«conspiración judeo-bolchevique» (en la que incluía a todos los movimientos de
izquierda por igual), al mismo tiempo que culpaba a los empresarios y financieros
judíos de los problemas económicos por los que pasaba Alemania en aquel entonces
(algunos de sus primeros discursos versaban sobre lo que él llamaba «la esclavitud del
interés»). Como se verá, eso llevó a acusarlos también de llevar a Alemania a la derrota
en 1918.
Legado de Hitler
Durante los Juicios de Núremberg se acusó a 611 personas, integrantes de las diversas
instituciones del Tercer Reich, de cinco delitos: complot, crímenes de guerra, crímenes
contra la humanidad (exterminio), crímenes contra la paz y genocidio. Los principales
jerarcas nazis apresados fueron condenados a la horca o a largas penas de prisión; otros
murieron en los meses que siguieron a la caída de Berlín.
Quizás uno de los legados más importantes de la Alemania nazi sea la completa
adopción del concepto del Blitzkrieg, literalmente guerra relámpago, en todas las
academias de guerra del mundo. Las estrategias, batallas y técnicas de la Wehrmacht
usadas en la Segunda Guerra Mundial son objeto de estudio en todos los institutos
militares.
La publicación del libro Mein Kampf de Hitler está prohibida en muchos países
europeos, principalmente en Alemania desde 1945;109 no obstante, todavía es editado
entre otros lugares, como por ejemplo en España y México, y circula libremente por
librerías de algunos países sin restricciones, en muchos idiomas y es objeto de estudios
de todo tipo.
Entre 1939 y 1945, las SS, con la ayuda de gobiernos colaboracionistas y reclutas de los
países ocupados, sistemáticamente asesinaron entre 11 y 14 millones de personas,
incluidos cerca de seis millones de judíos, [48] en los campos de concentración, los
guetos y las ejecuciones en masa y a través de otros métodos como los experimentos
médicos. Además de ser gaseados hasta la muerte y muchos de ellos murieron como
consecuencia de la hambruna y la enfermedad mientras trabajaban como esclavos (a
veces en beneficio de las empresas privadas alemanas en el proceso, debido al bajo
costo de esa mano de obra). Junto con los judíos fueron asesinados polacos no judíos
(más de tres millones de víctimas), los comunistas o supuesta oposición política,
miembros de grupos de resistencia, católicos y protestante opositores, los
homosexuales, los gitanos, los minusválidos físicos y retrasados mentales, prisioneros
de guerra soviéticos (posiblemente el mayor número, cercano a los tres millones),
testigos de Jehová, clero anti-nazi, sindicalistas, y pacientes psiquiátricos. Uno de los
mayores centros de asesinato en masa fue el complejo-campo de exterminio de
Auschwitz-Birkenau. Hitler nunca visitó los campos de concentración y no habló en
público sobre las muertes en términos precisos.
Las matanzas que llevaron al Holocausto (la «Solución Final de la Cuestión Judía» o
Endlösung der Judenfrage) fueron planificadas y ordenadas por líderes nazis, con
Himmler jugando un papel clave. Si bien no se ha hallado la orden concreta de Hitler
autorizando el asesinato en masa de los judíos, existe documentación que demuestra que
aprobó los Einsatzgruppen, escuadrones de muerte que siguieron al ejército alemán a
través de Polonia y Rusia, y que se le mantuvo bien informado acerca de sus
actividades. La evidencia también sugiere que en el otoño de 1941, Hitler y Himmler
decidieron el exterminio en masa por medio de gases. Durante los interrogatorios por
oficiales de inteligencia soviéticos, desclasificados más de cincuenta años después, el
valet Heinz Linge y el ayudante militar Otto Gunsche oyeron decir a Hitler que había
«poros de más en los primeros planos de las cámaras de gas».[cita requerida]