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La revolución rusa y sus causas

El término Revolución rusa (en ruso, Русская революция, Rússkaya


revolyútsiya) agrupa todos los sucesos que condujeron al derrocamiento del
régimen zarista y a la instauración preparada de otro, leninista, a continuación,
entre febrero y octubre de 1917, que llevó a la creación de la República
Socialista Federativa Soviética de Rusia. El zar se vio obligado a abdicar y el
antiguo régimen fue sustituido por un gobierno provisional durante la primera
revolución de febrero de 1917 (marzo en el calendario gregoriano, pues
el calendario juliano estaba en uso en Rusia en ese momento). En la segunda
revolución, en octubre, el Gobierno Provisional fue eliminado y reemplazado
con un gobierno bolchevique (comunista), el Sovnarkom.

La Revolución rusa es una de las más virulentas que se han dado en la historia
moderna, y que supone la explosión del descontento de todo un pueblo con la
situación que vive el país. Sin embargo, también tuvo demasiadas luchas y
discrepancias internas y derivó en unas consecuencias que, como veremos más
adelante, no fueron las esperadas por el pueblo.

La economía en su conjunto seguía siendo arcaica.6 El valor de la producción


industrial en 1913 era dos veces y media menor que el de Francia, seis veces
menor que el de Alemania y catorce veces menor que el de Estados Unidos.7 La
producción agrícola continuaba siendo deficiente y la falta de transportes
paralizaba cualquier intento de modernización económica.8 El PIB per cápita en
aquella época era inferior al de Hungría o al de España y, aproximadamente,
suponía una cuarta parte del de Estados Unidos.9 Además, el país estaba
dominado sobre todo por capital extranjero, poseyendo este casi la mitad de las
acciones rusas.10 El proceso de industrialización fue violento y mal aceptado
por los campesinos, que habían sido bruscamente proletarizados.
El momento en que los acontecimientos se acabaron de precipitar
definitivamente llegó en octubre. Kérenski planeaba legitimar el poder
del gobierno provisional mediante la elección de una asamblea
constituyente, un paso necesario según la abdicación de Nicolás II, que la
mencionaba como único órgano con legitimidad para cambiar oficialmente la
forma de gobierno en Rusia.

Lenin quería adelantarse a este paso. Desde el verano, el descenso


de popularidad de los partidos socialistas moderados había hecho
posible que los soviets de las principales ciudades de Rusia fuesen
controlados por los bolcheviques, de forma que todo cuadraba en su
estrategia según la consigna que tanto habían utilizado él y sus seguidores:
“Todo el poder a los soviets”.

Así que Lenin exigió una ruptura cuyo objetivo sería que el Soviet de Petrogrado
renegase del gobierno Kérenski y que el inminente Segundo Congreso Panruso
de los Soviets, de Diputados, de los Obreros y Soldados, convocado para el 25 de
octubre, entregase el poder legítimamente a un gobierno izquierdista
radical con objetivos revolucionarios.

En la práctica, esto suponía llevar a cabo un alzamiento, ya que Kérenski no iba


a renunciar dócilmente a su poder. Las dificultades de gestionar esta situación
hacían que dentro del propio partido bolchevique no hubiese unanimidad en
apoyar a Lenin.

A la postre, sin embargo, éste conseguiría imponer su punto de vista.


Coincidiendo con la fecha de inicio del congreso, el citado 25 de octubre, Lenin
ordenó un audaz golpe de mano en Petrogrado, para el cual resultaría decisivo
el apoyo de los soldados, entre los cuales tan hábilmente llevaban años
infiltrándose los bolcheviques, y de los trabajadores, con las armas que dos
meses antes les había tenido que entregar Kérenski.

Las fuerzas bolcheviques y sus seguidores asediaron el Palacio de Invierno, en el


que tenía su sede el Gobierno provisional, con la intención de forzar la renuncia
de éste justo antes de que comenzase el Congreso de los soviets, de forma que
todo aconteciese bajo una máscara de legalidad.

El inicio del congreso se retrasó hasta nueve horas, pero Lenin consiguió su
propósito. En esos “diez días que estremecieron al mundo”, según el título del
libro-reportaje del periodista socialista americano John Reed que encantó hasta
al propio Lenin, se iban a dictar medidas revolucionarias de un alcance
sorprendente: la abolición de la propiedad privada de la tierra, la retirada de la I
Guerra Mundial, la adopción de la jornada de trabajo de ocho horas, la supresión
de títulos nobiliarios y rangos sociales, la prohibición de la discriminación por
nacionalidad o religión, el derecho de autodeterminación… Con este nuevo orden
de cosas nacía la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS),
denominación que se dio desde entonces al milenario país.

La Historia juzgará
Hasta aquí los hechos. Pero su interpretación es muy diversa. ¿Gran avance
social o concepción dictatorial del mundo? La Guerra Fría entre la Unión
Soviética y Estados Unidos condicionó durante la segunda mitad del siglo
XX el estudio de la Revolución rusa, enaltecida por la intelectualidad
comunista en todo el mundo y vilipendiada desde la otra trinchera
ideológica, la de los pensadores liberales. Con el final de la URSS a principios
de los años 90 del siglo XX, los corsés ideológicos saltaron y con ellos se abrieron
los impenetrables archivos de los sucesivos gobiernos del Kremlin, sobre todo
los de la época de Lenin y Stalin, que han ofrecido perspectivas inexploradas e
incluso sorprendentes.

Más información sobre el tema en el artículo ¡Todo el poder para el Soviet!,


escrito por José Ángel Martos. Aparece en el último monográfico de MUY HISTORIA,
dedicado a dedicado a De Lenin a Putin. 100 años de la Revolución rusa.

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La revolución rusa tuvo importantes consecuencias ya que supuso un cambio


profundo dentro de la sociedad, economía e incluso la cultura de la Unión
Soviética.

La primera consecuencia evidente fue el derrocamiento del régimen


zarista y de la dinastía de los Romanoff, que llevaban siglos de presión y de
poder absolutista en el denominado Imperio Ruso. En su lugar se creó
el primer estado socialista del mundo, la Unión de las Repúblicas Socialistas
Soviéticas (URSS).

Rusia hallabase gobernada por una monarquía absoluta y despótica, donde la


voluntad del soberano (denominado Zar, es decir: Gran Rey) era considerada
como ley. El Zar tenía, pues, un poder ilimitado; gobernada en forma arbitraria,
es decir, sin dar cuenta de sus actos a nadie y sin respetar las libertades y
derechos de sus súbditos. Indiferente a las aspiraciones de las mayorías, no
demostró interés por el progreso y bienestar de su pueblo. Por otra parte, la
Duma o Parlamento, casi siempre se mostró dócil e incondicional al soberano.

II. Causas Sociales de la Revolución Rusa

La organización social de Rusia estaba basada en la mas absoluta desigualdad.


distinguiendose dos clases sociales bien marcadas, a saber:

- La Nobleza.- con el Zar a la cabeza, constituía junto con la aristocracia, la clase


privilegiada de Rusia. Ellos dirigían el gobierno, eran los mas grandes
propietarios, disfrutaban de todos sus derechos y gozaban, así mismo, de toda
clase de privilegios. Mostrabanse ajenos e insensibles a las necesidades y
sufrimientos del pueblo.
- El Pueblo.- estaba formado por profesionales, empleados, obreros y
campesinos, que clamaban porque se les reconociese sus libertades y derechos,
porque desapareciese la explotación, el excesivo numero de horas de trabajo y
los bajos jornales; pidieron así mismo, una mejor distribución de la tierra y el
predominio de la justicia sin distinción de clases. Fueron la columna vertebral
de la Revolución Rusa, pues gracias al triunfo de esta, lograse transformar un
estado feudal en una prospera nación "URSS", con ansias de dominio universal.

En condición verdaderamente denigrante, se encontraban los siervos, rezago


del Medievo, llamados mujiks, que considerados como cosas, podían ser
enajenados juntamente con la tierra o hacienda a la que se hallaban
incorporados.Esto supuso la adopción de las ideas socialistas y el desarrollo de
otras ideas anarquistas y comunistas.

La Revolución rusa también provocó algunas discrepancias acerca del camino a


seguir tras la muerte de Lenin y luchas de poder entre dirigentes como Stalin
(que pretendía consolidar la revolución en Rusia) y Trotsky (buscaba una
revolución a nivel general).

La inevitable abolición de la servidumbre no se produjo por la magnanimidad del


autócrata, sino porque ya no resultaba económicamente satisfactoria. El trabajo
de los hombres libres era mucho más rentable que el de los siervos. Tras
plantearse el problema del reparto de las tierras, resultó que las mejores
continuaron estando en manos de los nobles y los grandes
terratenientes. Millones de mujiks (campesinos rusos) decepcionados y
hambrientos se dirigieron hacia las ciudades en busca de una esperanza para sus
familias, y así nació una clase social deprimida pero efervescente, un
sustrato que los nuevos politólogos llamarían proletariado.

La Revolución Rusa de 1917 fue un movimiento político en Rusia que culminó


en 1917 con la expulsión del gobierno provisional que había reemplazado el
sistema zarista, lo que llevó finalmente al establecimiento de la Unión Soviética,
que duró hasta su caída en 1991.
En la Revolución pueden distinguirse dos fases:

 La primera fue la llamada Revolución de Febrero de 1917, que desplazó la


autocracia del zar Nicolás II de Rusia, el último de la historia, y tenía la
intención de instalar en su lugar una república liberal.
 La segunda fase fue la Revolución de Octubre, en la que los soviets, inspirados y
controlados cada vez más por el Partido Bolchevique de Vladimir Ilich
Ulianovich, más conocido como Lenin, tomaron el poder del gobierno
provisional dirigido por Alexander Kerensky. Esta segunda revolución se
extendió por numerosísimos entornos, afectando tanto a las ciudades como al
entorno rural. Al mismo tiempo que ocurrían muy importantes sucesos
históricos en Moscú y San Petersburgo, empezó a desarrollarse un movimiento
consolidado y extendido en el campo, especialmente en las zonas más fértiles
del Imperio como el sureste de Ucrania, a medida que los agricultores fueron
tomando y redistribuyendo la tierra, y organizándose en asambleas populares y
grupos armados.

Un segundo núcleo de descontentos lo constituyeron los estudiantes. Las


universidades se habían llenado de jóvenes de ambos sexos, muchos de ellos
becados e hijos de proletarios, que vivían con camaradería las estrecheces de la
condición estudiantil. Entre estos grupos, la revolución se contemplaba
como un objetivo indiscutible y era el único sector en el que había
elementos activos de ambos sexos. Los más radicales habían superado (o
decían haberlo hecho) todas las convenciones y atavismos.

El sistema económico imperante, caracterizose por el monopolio de la tierra y


de las riquezas a cargo de un grupo minoritario (nobleza y aristocracia),
mientras la mayoría de la población hallabase sumida en la más completa miseria
e ignorancia.

Por otra parte, tanto los campesinos como los obreros eran explotados en la
forma por demás inhumana, en las haciendas y en las fabricas, al exigirseles un
elevado numero de horas de trabajo diario ( hasta 15 horas) y recibir, en cambio,
reducidos salarios, con los que no podían satisfacer ni sus más apremiantes
necesidades. Esta situación se agravo debido a la falta de una agricultura e
industria altamente tecnificadas y modernizadas, que no suministraban una
producción a tono con las necesidades del país.La moral era una trampa, la
religión una variante de superstición. Todo lo humanístico debía someterse
automáticamente a lo “científico”.

Causas económicas
Las causas económicas de la Revolución Rusa se atribuyen en gran medida a la
mala gestión del zar, sumada a la I Guerra Mundial. Más de quince millones de
hombres se unieron al ejército, que dejó un número insuficiente de
trabajadores en las fábricas y las granjas. El resultado fue una escasez
generalizada de alimentos y materias primas. Los obreros tuvieron que
soportar terribles condiciones de trabajo, incluyendo jornadas de doce a
catorce horas y bajos salarios. Se desencadenaron cuantiosas revueltas y
huelgas reivindicando mejores condiciones y mayores salarios. Aunque algunas
fábricas accedieron a las peticiones para elevar los salarios, la inflación de
guerra anuló su efecto. Hubo una protesta ante la que Nicolás respondió con
violencia (ver Causas Políticas); en respuesta, los trabajadores de la industria
fueron a la huelga y paralizaron de hecho el ferrocarril y el resto de redes de
transporte. Las pocas mercancías que estaban disponibles no podían llevarse a
su lugar de destino. Los precios se dispararon a medida que los vienen
esenciales eran cada vez más escasos. En 1917, el hambre amenazaba a muchas
de las grandes ciudades. El fracaso de Nicolás en resolver los problemas
económicos de su país y la promesa del comunismo por aplacarlos compuso el
núcleo de esta revolución.

Causas sociales
Las causas sociales de la Revolución tienen su origen en siglos de opresión del
régimen zarista sobre las clases bajas, además de los desmanes de Nicolás en la
I Guerra Mundial. Aproximadamente un 85% del pueblo ruso formaba parte del
campesinado, oprimido por las clases superiores y el propio régimen.
El vasallaje, asociado comúnmente con la Edad Media, describe con precisión la
situación social de la Rusia de Nicolás: Una pequeña clase de nobles
terratenientes controlaba una vasta cantidad de siervos. En 1861, el
zar Alejandro II de Rusia emancipó a estos campesinos no por razones morales
sino porque impedía el avance social de Rusia. Esta nueva libertad fue de
carácter limitado, sin embargo, dado que no tenían ninguna tierra que cultivar.
Como resultado, el gobierno elaboró nuevas leyes que les otorgaban pequeñas
parcelas que trabajar. Sin embargo, la cantidad de tierra que se les cedió fue
insuficiente, con lo que se desencadenaron enormes sublevaciones. La I
Guerra Mundial sólo aumentó el caos. La ingente demanda de producción
industrial de artículos de guerra y obreros causó muchas más insurrecciones y
huelgas. Además, como se necesitaban a muchos trabajadores en las fábricas,
los campesinos emigraron a las ciudades, que pronto se vieron superpobladas,
viviendo bajo condiciones que rápidamente empeoraron. Para colmo, mientras
que la cantidad de alimentos requerida por el ejército era cada vez mayor, el
abastecimiento tras el frente se empobrecía más y más. En 1917, el hambre
amenazaba a la mayoría de las grandes ciudades. La suma de todos los factores
anteriores contribuyó a un creciente descontento entre los ciudadanos rusos,
que posteriormente desembocaría en la Revolución
En su novela Padres e hijos, Iván Turguénev bautizó a los miembros de este
grupo social como “nihilistas”. Tchernychevski, filósofo revolucionario, publicó
en respuesta una novela titulada ¿Qué hacer? y subtitulada Los hombres
nuevos que tuvo una enorme repercusión e influyó hasta al mismo Lenin, quien
publicó un tratado con el mismo título que fue decisivo para el bolchevismo.
En cualquier caso, la implantación del socialismo en la URSS era ya imparable.

La Revolución Rusa (1917): La gran Revolución Rusa, poderoso, movimiento


político, social y económico, que estallo en el año 1917 en el Imperio Ruso, esta
considerado, por las transcendentales consecuencias que derivandose de ella,
como uno de los mas grandes acontecimientos de la Época Contemporáneay, a
su vez, como uno de los hechos mas memorables que registra la Historia de la
Humanidad.

La clase obrera naciente, aunque numéricamente pequeña, se concentraba en


las grandes zonas industriales, lo que facilitó la creciente
conciencia revolucionaria.

Otra de las causas de la revolución rusa fue la entrada de capital extranjero del
país, el cual dominaba las fábricas y centros productivos de la Unión Soviética.
Esto dio lugar a la aparición de los obreros, los cuáles trabajaban en unas
condiciones infrahumanas. Pronto se hicieron cada vez más frecuentes las
protestas, que luego pasaron a huelgas y terminaron en grandes revueltas.
Muchos de estos obreros se agruparon en organizaciones sindicales conocidas
como soviets.

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