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Encuentro con

los Educadoras/es

VISITA CANÓNICA
Inspectoría San Juan Bosco (VEN)
2018
Humanización, diálogo y esperanza
Perspectivas de la educación hoy.1

A los sectores del gran campo educativo que son competencia de


su Congregación, están comprometidos en la reflexión y discusión
de diferentes aspectos importantes, como la formación inicial y
permanente de los docentes y de los dirigentes, también en vista
de la necesidad de una educación incluyente e informal.
Como he dicho en la Exhortación Evangeli Gaudium: “…las
escuelas católicas, (...) constituyen un aporte muy valioso a la
evangelización de la cultura, también en los países y ciudades
donde una situación adversa nos estimula a usar nuestra
creatividad para encontrar caminos adecuados para la misma”.
Desde este horizonte de evangelización quiero compartir con
ustedes algunas expectativas.
Ante todo, de frente a un agresivo individualismo que nos hace
humanamente pobres y culturalmente estériles, es necesario
humanizar la educación. La escuela y la universidad tienen
sentido solo en relación a la formación de la persona. En este
proceso de crecimiento humano todos los educadores están
llamados a colaborar con su profesionalidad y la riqueza de
humanidad que llevan en sí mismo, para ayudar a los jóvenes a
ser constructores de un mundo más solidario y pacífico. Más
aún, las instituciones educativas católicas tienen la misión de
ofrecer horizontes abiertos a la trascendencia. Gravissimum
educationis recuerda que la educación está al servicio de un
humanismo integral y que la Iglesia, como madre educadora, ve
siempre a las nuevas generaciones: Todos los hombres, de
cualquier raza, condición y edad, en cuanto participantes de la
dignidad de la persona, tienen el derecho inalienable de una
educación, que responda al propio fin, al propio carácter; al
diferente sexo, y que sea conforme a la cultura y a las tradiciones
patrias, y, al mismo tiempo, esté abierta a las relaciones fraternas
con otros pueblos a fin de fomentar en la tierra la verdadera
unidad y la paz. Mas la verdadera educación se propone la

1
Cfr. Discurso del Papa Francisco a la Plenaria al Dicasterio para la
Educación Católica. 9 de febrero, 2017
formación de la persona humana en orden a su fin último y al bien
de las varias sociedades, de las que el hombre es miembro y de
cuyas responsabilidades deberá tomar parte una vez llegado a la
madurez. (no.1)
Otra expectativa es la de ver crecer la cultura del diálogo. Nuestro
mundo se ha convertido en una aldea global con múltiples
procesos de interacción, donde cada persona pertenece a la
humanidad y comparte la esperanza de un futuro mejor con la
familia entera de todos los pueblos. Al mismo tiempo
desgraciadamente, hay muchas formas de violencia, de pobreza,
de explotación, discriminación, marginación, enfoques restrictivos
a las libertades fundamentales que crean una cultura del
descarte. En este contexto los institutos educativos católicos
están llamados a practicar en primera línea la gramática del
diálogo que forma al encuentro y a la valorización de las
diferencias culturales y religiosas. El diálogo, en efecto, educa
cuando la persona se relaciona con respeto, consideración,
sinceridad en la escucha y se expresa con autenticidad, sin
ofuscar o mitigar la propia identidad nutrida por la inspiración
evangélica. Nos anima la convicción de que las nuevas
generaciones, educadas cristianamente al diálogo, saldrán de las
aulas escolares y universitarias motivadas a construir puentes y,
por lo tanto, a encontrar respuestas nuevas a los múltiples
desafíos de nuestro tiempo. En modo más concreto, las escuelas y
las universidades están llamadas a enseñar un método de diálogo
intelectual destinado a la búsqueda de la verdad. Santo Tomás ha
sido y es todavía, maestro en este método, que consiste en tomar
en serio al otro, al interlocutor, tratando de aprovechar hasta el
final sus razones, sus objeciones, para poder contestar de modo
no superficial sino adecuado. Sólo así se puede avanzar juntos en
el conocimiento de la verdad.
Una última expectativa que deseo compartir con ustedes es la
colaboración de la educación para sembrar esperanza. El hombre
no puede vivir sin esperanza y la educación es generadora de
esperanza. En efecto la educación hace nacer, hace crecer y entra
en la dinámica del dar la vida. Y la vida que nace es el manantial
del que nace la esperanza; una vida destinada a la búsqueda de lo
bello, de lo bueno, de lo auténtico y de la comunión con los otros
para un crecimiento común. Estoy convencido que los jóvenes de
hoy tienen sobre todo necesidad de esta vida que construye el
futuro. Por tanto, el verdadero educador es como un padre, como
una madre que transmite una vida capaz de futuro. Para adquirir
este temple hace falta ponerse a la escucha de los jóvenes: el
"trabajo" del oído. ¡Ponerse a la escucha de los jóvenes! Y así lo
haremos especialmente con el próximo Sínodo de los Obispos
dedicado a ellos.
La educación, tiene en común con la esperanza el mismo "tejido"
del riesgo. La esperanza no es un optimismo superficial, tampoco
la capacidad de mirar benévolamente en las cosas, sino ante todo
es saber arriesgar en un modo acertado y esto es precisamente la
educación.
Queridos hermanos y hermanas, las escuelas y las universidades
católicas ofecen una aportación importante a la educación a la
misión de la Iglesia cuando están al servicio del crecimiento en
humanidad, en el diálogo y en la esperanza. Les agradezco por el
trabajo que hacen para que las instituciones educativas sean lugar
y experiencia de evangelización. Invoco sobre ustedes el Espíritu
Santo, por intercesión de María Trono de la Sabiduría para que
haga eficaz su ministerio a favor de la educación. Y les pido por
favor de rezar por mi y de corazón los bendigo. Gracias.
Para el momento de compartir:

o Dos ideas fuerza con las que te quedas después de


esta lectura.
o Un sentimiento que despierta en ti como educador.
o ¿Encuentras relación con el Aguinaldo del Rector
Mayor de este año: “Cultivemos el arte de escuchar y
acompañar”
o Una convicción para tu ministerio de “maestro de
vida” de los niños y jóvenes.

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