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Huertos machiguengas

Los bosques lluviosos de la amazonia nos rinden las mejores oportunidades aun
existentes para poder observar los procesos y las consecuencias de la rotación de
cultivos en los sistemas de producción indígena. En regiones de baja densidad
demográfica como la amazonia aún podemos observar condiciones en las cuales el
cultivo rotativo resulta ser un sistema apropiado talvez hasta ideal para la producción
alimenticia.

Un huerto talado y quemado es como en efecto resulta ser toda la economía de


subsistencia de agricultores rotativos dentro de una baja densidad demográfica
extraordinariamente complejo y fluido, en la evolución de un huerto desde su
preparación y desbroce inicial hasta su abandono final.

Estas variaciones son el resultado característico de adaptación a un medio ambiente que


presente muchas posibilidad para su explotación esto es un medio ambiente en el cual la
presión demográfica no ha aumentado lo suficiente como para que las estrategias de
producción se vean forzosamente restringidos a un número reducido para aquellos
métodos más intensivos.

Los machiguengas dedican gran parte de su tiempo en corregir alimentos silvestres y


cultivando sus huertos sin embargo es de estos últimos de donde se consiguen más
alimentos incluyendo una sobre producción de tubérculos feculentos y harinosos para la
seguridad alimenticia en condiciones de vida vulnerable.

Los machiguengas distinguen varias etapas del uso de terreno desde el bosque pasando
por terrenos cultivados hasta el abandono y la regeneración de los mismos.

En el curso normal de eventos cuando los machiguengas deciden trasladarse a un nuevo


asentamiento limpian y despejan un amplio terreno de cultivo para el nuevo huerto lo
siembran y plantan. En ese lapso continúan viviendo en el antiguo asentamiento
sustentándose de esos huertos, en tanto se acerca la producción del otro huerto se
construye una casa en el centro del este luego sigue un periodo de alternancia entre la
antigua y la nueva vivienda pero en el plazo de un año residen en el sitio nuevo aquí se
alistara un segundo huerto y el huerto alrededor de la casa sufrirá una transformación
gradual para convertirse en un huerto casero y hogareño este es un proceso por el cual el
huerto tiende a reducirse en extensión para producir una cantidad menor de alimentos
básicos aunque al mismo tiempo posee mayor diversidad cualitativa de especies
cultivables que sirven de condimentos alimentos especializados infusiones y
medicamentos.

Otros huertos situados a mayor distancia de la casa hogar tienden a ser abandonados en
tanto envejecen a pesar de que la casa este continuamente habitada los huertos
abandonados pueden ser nuevamente utilizados para volver a producir.
Elaboración de huertos
Suelos
Según un mito machiguenga la tierra se hallaba originalmente sobre agua hasta que un
día llego un hombre y se preguntó ¿Por qué no hay huertos aquí? Y procedio a
amontonar barro y después de muchos meses logro elaborar tierra seca a pesar de que en
esos tiempos no existía cerros ni montañas ni arboles ni hiervas el hombre dijo a la
gente por aquel entonces vivía por allí me ire a cas esta tierra esta lista par que ustedes
puedan vivir mejor a partir de entonces hasta que la luna trajo la luna la yuca la gente
vivía alimentándose de una tierra especial como el corazón de la tierra a demás de la
pesca.

En el planteamiento que yo suscribo hay constantemente una exigencia de reciprocidad,


que es a un tiempo deseo de equidad y deseo de eficacia. Es con ese espíritu con el que
me gustaría decirles, primero a los "unos": "cuanto más os impregnéis de la cultura del
país de acogida, tanto más podréis impregnarlo de la vuestra"; y después a los "otros":
"cuanto más perciba un inmigrado que se respeta su cultura de origen, más se abrirá a la
cultura del país de acogida". Son dos "ecuaciones" que formulo de un tirón, pues "se
sostienen entre sí", inseparablemente, como en un taburete de tres patas. O, en términos
aún más prosaicos, como las cláusulas sucesivas de un contrato. Pues la cuestión tiene
mucho de contrato, efectivamente, de un contrato moral cuyos elementos ganarían al
precisarse en cada caso particular: ?qué es lo que, en la cultura del país de acogida,
constituye el bagaje mínimo que toda persona se supone que ha de asumir, y qué es lo
que legítimamente se puede discutir o rechazar? Lo mismo vale decir de la cultura de
origen de los inmigrados: ?qué componentes de ella merecen ser transmitidos del país
de adopción como una dote de gran valor, y qué otros -qué hábitos, qué prácticas-
deberían dejarse "en el vestuario"? Es necesario plantear estas preguntas, y que cada
cual haga el esfuerzo de reflexionar sobre ellas, caso por caso, aun cuando las diferentes
respuestas que se les puede dar no sean nunca

Totalmente satisfactorias. Yo mismo que vivo en Francia, no me atrevería a enumerar


todo lo que, en la tradición de este país, debería ser aceptado por los que quieren tener
en él su residencia; todas y cada una de las cosas que podría citar -un principio
republicano, un aspecto del modo de vida, un personaje destacado, un lugar
emblemático-, todas sin excepción, podrían legítimamente discutirse; pero sería un error
sacar de ello la conclusión de que se puede rechazar todo a la vez. Que una realidad sea
imprecisa, imperceptible y fluctuante no quiere decir que no exista. Una vez más, la
clave es "reciprocidad": si acepto a mi país de adopción, si lo considero como mío, si
estimo que en adelante forma parte de mí y yo formo parte de él, y si actúo en
consecuencia, entonces tengo derecho a criticar todos sus aspectos; paralelamente, si ese
país me respeta, si reconoce lo que yo le aporto, si a partir de ahora me considera, con
mis singularidades, como parte de él, entonces tiene derecho a rechazar algunos
aspectos de mi cultura que podrían ser incompatibles con su modo de vida o con el
espíritu de sus instituciones.

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