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Encabezado: LIDERAZGO EDUCACIONAL 1

Proyecto de Liderazgo Educacional

Abraham Bruno

Seminario Wesley en Indiana Wesley University

Liderazgo/Cultura/Reino de Dios (MIN-597ES-00A)

21 de junio del 2018.

Nota de autor

Profesor asociado en la Universidad Teológica Internacional – North Carolina.

Este proyecto se presenta para hacer un análisis cultural de mi contexto ministerial y una

autoevaluación de cómo vivir y ministrar en ese contexto a la luz del reino Dios, a través de

un proyecto que traiga shalom a la comunidad donde ministro.

Puede comunicarse al (336) 448 9268 o al e-mail abrajambh@hotmail.com


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Tabla de Contenido

Análisis Cultural ............................................................................................................ 3

Una Perspectiva del Reino ............................................................................................. 5

Propuesta de Liderazgo Educacional – Escuelas de Discipulado .................................. 7

Su fundamento: La Gran Comisión. .......................................................................... 7

Su trascendencia: El propósito eterno de Dios. ......................................................... 7

Sus objetivos: ............................................................................................................. 8

Promover la unidad doctrinal. ................................................................................ 8

Promover la unidad eclesial: .................................................................................. 8

Formar y consolidar el carácter del discípulo. ....................................................... 9

Crear una red de discipuladores. ............................................................................ 9

Sus estrategias: ....................................................................................................... 9

Su currículo: ......................................................................................................... 10

Conclusión ................................................................................................................... 11

Referencias ................................................................................................................... 12
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Análisis Cultural

“Lleva tu barca hacia aguas más profundas, y echa tus redes para pescar".

(Lucas 5:4)

Nuestras escuelas dominicales latinas con su enseñanza cristiana han devenido en una

serie de falencias en su programación y en el contenido de su enseñanza; además de la falta

de materiales adecuados, la burocratización de las comisiones de Educación Cristiana y, por

último, su falta de compromiso misionero y evangelizador hacia la comunidad. La EE.DD en

muchas de nuestras iglesias se ha convertido en tiempo de entretenimiento y no de

entrenamiento ministerial.

Se entiende que la educación cristiana es un proceso de acción y reflexión, integral y

permanente de la comunidad de fe que, a través de la correcta interpretación y

comunicación del mensaje bíblico, hace posible la transformación y humanización del

ser humano y de la sociedad. A través de los años la Escuela Dominical se ha

convertido casi en un sinónimo del estudio de la Biblia. La realidad es que uno de los

nombres modernos que tienen las clases de la Escuela Dominical es Grupos Bíblicos

de Compañerismo, un término que procura capturar las dos ideas (Francis, 2011).

Es cierto lo que dice Francis, pero se necesita cambiar muchas cosas “tradicionales”

que vienen desde el siglo pasado, y han causado el alejamiento de las familias, y
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especialmente de los jóvenes, de querer participar en la EE.DD. Las estructuras, los

formalismos y la liturgia o rituales no han cambiado: Una devocional antes de la clase, la

clase, luego salir al frente de toda la iglesia para recitar un verso y cantar un coro. Dios es un

Dios dinámico y fuente de multiformes maneras de mejorar y hacer nuevas cosas.

A comienzos del siglo XX gran cantidad de Escuelas Dominicales abandonaron sus

horizontes espirituales y prefirieron los horizontes académicos. El liberalismo se

metió subrepticiamente en los seminarios y se escurrió al interior de las iglesias, y

finalmente afectó a las Escuelas Dominicales. Cuando las Escuelas Dominicales

enseñaban la Palabra de Dios, la gente asistía porque quería saber qué era lo que Dios

decía; pero cuando descuidaron los milagros y negaron que Jesús era el Hijo de Dios,

las Escuelas Dominicales se tornaron iguales a las escuelas comunes, por lo que los

niños preferían quedarse en su casa a jugar. La asistencia bajó; las Escuelas

Dominicales habían perdido su influencia (Towns, 1981, p. 167).

Recordemos que la EE.DD. tiene su origen miles de años después de la propuesta

bíblica que se inicia en el AT y va a través del NT. El “habitus” bíblico era familiar. Los

padres eran los encargados de instruir a la familia. La EE.DD. cambia ese “habitus” por uno

nuevo: una junta o comité son los encargados de la formación espiritual de la familia. Como

dice la cita, la Escuela Dominical pierde su esencia misionera y cae en un frio ambiente

académico. No se tienen discípulos, se tienen alumnos. En familia es más fácil conocerse.

Los padres conocen las fortalezas y debilidades de sus hijos. En la Escuela Dominical

solamente se interesa dar la lección. Por lo regular, los maestros no tienen familiaridad con

los alumnos. Un asunto interesante es que en familia se puede disciplinar, pero en las

Escuelas Dominicales prácticamente no hay ningún tipo de disciplina.

Las prácticas y símbolos en la enseñanza familiar no estaban limitados en cuatro

paredes. El niño aprendía en el campo, en la naturaleza con cosas reales y situaciones reales.
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En la Escuela Dominical todo se “papeliza”. La Biblia está de adorno. Se leen los versículos

de los manuales. Se pintan las historias o personajes bíblicos sobre papeles. Asistir a la

Escuela Dominical es obligación, no es vivencia. Todo esto debido a un capital cultural

dominante que impuso normas, formas, costumbres que no sincronizaron con la cultura

autóctona. Muchas iglesias han retomado los principios bíblicos sin arrasar con el legado de

la Escuela Dominical para revitalizar y dar real efectividad a la formación espiritual de la

iglesia.

Una auténtica Escuela Dominical tiene cuatro características únicas en su género: (1)

alcanza tanto a los niños inconversos como a los niños cristianos; (2) la instrucción

que se da es de la Palabra de Dios, más bien que de los ejercicios de preguntas y

respuestas del catecismo; (3) su propósito es evangelizar a los perdidos, así como

instruir a los salvados; y (4) es operada preferentemente por laicos y no por pastores

(Towns, 1981, p. 167).

Una Perspectiva del Reino

Todo el Antiguo Testamento está lleno de luces que nos muestran cómo se educaba a

la familia en la fe. Los instrumentos eran muchos. La memoria era usada para la transmisión

oral. En los siglos anteriores al nacimiento de Cristo, los hebreos organizaron un sistema

educativo que giraba en torno a las Escrituras, que era el libro de texto.

Los niños aprendían a leer la ley al memorizar porciones, y a escribir en hebreo al

copiar párrafos de los primeros cinco libros del Antiguo Testamento. El objetivo de

los maestros judíos era formar futuros líderes que ayudaran al pueblo a mantenerse

fiel a Dios, sujetarse a su autoridad y promover una comunidad con altos valores

morales (Ibarbalz & Gustafson, Potencie la educación cristiana en su iglesia., 2008, p.

29).
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Hechos nos muestra el desarrollo de un “ministerio integral”. No podemos hacer a

otros, parte de nosotros, si no sabemos cómo integrarlos. El nuevo creyente, más que oír el

testimonio de nuestra conversión, necesita saber lo que le ha sucedido, lo que Dios demanda

de su vida. Los apóstoles enseñaron, adoctrinaron a la nueva multitud en los fundamentos de

la enseñanza del Reino de Dios que Jesús les reveló. Necesitamos que las iglesias

implementen un programa de discipulado con pastores y líderes preparados para discipular

con efectividad.

En la comunidad judía nunca cambió el hecho que los padres eran responsables de

enseñar la Palabra a los hijos. Leemos que Timoteo fue discipulado por Loida su abuela. En

Antioquia Bernabé y Saulo “se congregaron . . . todo un año con la iglesia, y enseñaron a

mucha gente” (Hechos 11:26). Poco después leemos: “Había entonces en la iglesia que estaba

en Antioquia, profetas y maestros: Bernabé, Simón . . . Lucio de Cirene, Manaen” (Hechos

13:1). Aquí notamos una sincronización de un discipulado que se inicia en la familia y se

complemente en la iglesia.

La gran comisión fue a la vez un desafío y un programa educativo. La palabra

“enseñar” es clave en el pasaje. Debían ir enseñando, discipulando y bautizando. El

discipulado no es un modelo de cuatro paredes. El discipulado es un estilo de vida. Camino se

hace al andar dice un verso. El discipulado de Jesús se hizo en las calles, en las casas, en los

campos, en el trabajo.

Pablo, en su discurso al pueblo de Jerusalén, les recordó que él había estudiado con

Gamaliel, y que había sido educado “estrictamente conforme a la ley de nuestros padres”

(Hechos 22:3). Pero Pablo no era un típico cristiano de sus días.

Durante la era apostólica, la educación cristiana no estaba organizada formalmente.

Muchos de los cristianos primitivos eran hombres y mujeres indoctos. El énfasis

griego sobre la educación de las masas se había desvanecido; la dispersión de los


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judíos los había diseminado en tal forma que muchas de sus comunidades carecían del

instrumento educativo que era la sinagoga; y los romanos no evidenciaban gran

preocupación por la educación de las masas. (Sanner & Harper, 1994, p. 55)

La educación cristiana no es igual a una hora de reunión semanal de escuela

dominical. El mandato de Jesús fue claro: Id, a las casas, a las plazas, a los campos, a los

centros laborales, a los cerros, a la jungla. La educación cristiana es un estilo de vida en toda

nuestra vida. El discipulado puede tener niveles, pero no se es discípulo por conseguir un

certificado. El discípulo aprende a predicar, a orar, a sanar, a salvar, a liberar, a ayunar. Sabe

enfrentarse a las mismas huestes demoniacas en comunidad. No hay un discipulado solitario.

Niños, adolescentes, jóvenes y adultos necesitan entender no solamente la historia de la

creación, o que David mató a Goliat; sino también lo que implica ser un discípulo al estilo de

Cristo.

Propuesta de Liderazgo Educacional – Escuelas de Discipulado

Esta propuesta es un trabajo que vengo desarrollando tiempo y que espero mejorarlo

poco a poco (Bruno, 2017).

Su fundamento: La Gran Comisión.

Jesús lo dijo muy claro: “Id y haced discípulos”. No dijo que hagamos creyentes, ni

alumnos, ni testigos. El creyente cree, el alumno estudia, el testigo testifica; pero el discipuló

es todo y más de lo anterior. Nuestra manera de vivir, de pensar, de comportarnos tiene que

ver con un estilo de vida de discipulado al modo escritural.

Su trascendencia: El propósito eterno de Dios.


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para que la multiforme sabiduría de Dios sea ahora dada a conocer por medio de la

iglesia a los principados y potestades en los lugares celestiales,


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conforme al propósito eterno que hizo en Cristo Jesús nuestro Señor, (Ef.3.10-11)
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Vemos a través de las Escrituras y de la historia un aprendizaje de la Palabra de Dios

en grupo, en comunidad. Encontramos escuelas de discipulado profético desde la época

monárquica de Israel, con Saúl y Eliseo. También se habla de unos discípulos de Isaías.

Luego está la comunidad Esenia, los discípulos de Juan, los discípulos de Jesús, los

discípulos de Pablo. Después vienen la formación de monasterios y los catecúmenos. Siempre

hay discípulos alrededor de un maestro. Las Escuelas Dominicales recién surgen a finales del

siglo 18, aunque tuvieron un auge bueno en su inicio, a través de los años se tornó en

tradicionalista y perdió su esencia de formar discípulos. Sí hay preocupación para estudiar,

pero son muy pocos los que vienen a las clases de Escuela Dominical. La educación cristiana,

la formación espiritual de la congregación debe ser revitalizada con la creación de escuelas de

discipulado que es el modelo de Dios desde hace casi cuatro mil años atrás.

Sus objetivos:

Promover la unidad doctrinal.

Las iglesias hispanas wesleyanas dentro y fuera de Estados Unidos, me atrevo a decir,

no tienen una Escuela de Discipulado con énfasis en la doctrina de la entera santificación. El

99% de miembros no puede explicar qué es la perfección cristiana o las bendiciones de la

segunda obra de gracia. Por lo menos puedo asegurar este porcentaje de todas las iglesias

wesleyanas hispanas de North Carolina. La mayoría de nuestras iglesias usan materiales de la

iglesia bautista, pentecostal, alianza cristiana. Urge la elaboración de materiales homogéneos

que enseñen nuestra doctrina desde pequeños hasta los más adultos. Sin unidad doctrinal

somos llevados por cualquier viento de doctrina.

Promover la unidad eclesial:

Un grupo unido en doctrina crea fuerza en todo lo que quiere lograr. Nuestras iglesias

no están creciendo al ritmo de otras, que sí cuentan con un material de discipulado sólido.
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Cualquier miembro que se traslade de una a otra iglesia Wesleyana hispana en cualquier parte

del mundo, encontrará el mismo idioma doctrinal.

Formar y consolidar el carácter del discípulo.

La vida personal de un obrero del Señor está íntimamente relacionada con su obra.

Por lo tanto, a fin de determinar si alguien es apto para ser empleado por Dios, es

necesario considerar su carácter, hábitos y conducta. Esto tiene que ver con la

constitución de su carácter y la formación de sus hábitos. Tal persona no sólo requiere

de cierta experiencia espiritual, sino una constitución apropiada en su carácter; el

Señor tiene que forjar un temperamento apropiado en ella (Nee, 2003).

La falta y falla de nuestro testimonio al mundo es por un carácter débil. Nos da miedo

enfrentarnos a los demás porque carecemos de argumentos sólidos, convincentes que dan

razon de nuestra fe. Necesitamos aprender y aprehender la forma eficaz de comunicar el

evangelio del reino de los cielos.

Crear una red de discipuladores.

Una Red de Discipulado y Liderazgo es una herramienta útil para levantar nuevos

líderes dentro de una visión de revitalizar los ministerios cristianos. Es eficaz en el proceso de

formación, reproducción y consolidación del discípulo, pues brinda una formación sólida y

herramientas elementales para ser líderes que sirvan a esta generación que cada día es más

exigente.

Sus estrategias:

Las familias.

Hemos enfatizado que el discipulado se inicia en el hogar. Para fortalecer esta

estrategia se requiere la creación de una “escuela para padres”. La escuela de padres, inmersa

en el ámbito educativo de la iglesia, puede ser un excelente instrumento para propiciar a los
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padres y madres la información y la formación espiritual necesarias que requiere toda la

familia. En este sentido, las escuelas de padres deben ser:

 Un lugar de encuentro para intercambiar experiencias y reflexionar en base a la

Palabra.

 Un medio para depurar hábitos incorrectos en los padres (autoeducación).

 Una herramienta para mejorar la calidad de vivencia espiritual en la familia.

 Requieren un tutor, una programación y un manual.

Para que una Escuela de Padres sea considerada como tal, entre otros aspectos,

requiere:

 La implicación activa de todo el liderazgo educativo de la iglesia.

 Una programación y evaluación.

 Compromiso de las personas que quieran asistir.

 Tutoría y/o mentoría.

 Trabajo en pequeños grupos, dirigidos por un mentor.

Su currículo:

El Currículo de la Escuela de Discipulado se puede utilizar en una variedad de

formas dentro del contexto de la iglesia local. Puede ser un recurso para la formación en

varios niveles incluyendo crecimiento personal, programas de aprendices, escuelas bíblicas,

capacitación en liderazgo, pastoral juvenil, educación de adultos, plantación de iglesias,

ministerio de grupos pequeños entre muchos.

Es importante contar siempre con tres niveles: básico, intermedio y avanzado.

Además, implementar un discipulado relacional que vaya más allá del aula. Este tipo de

discipulado se fundamenta en las palabras de Jesús: “En esto conocerán que sois mis

discípulos, si os amáis los unos a los otros”.


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Conclusión

Algunos líderes hoy en día siguen defendiendo la Escuela Dominical en todos sus

aspectos, otros han realizado ligeras modificaciones en sus métodos de enseñanza, y otros lo

han dejado por completo para dedicarse a establecer Escuelas de Discipulado. Cualquiera sea

el termino, lo importante es que sea un lugar y un tiempo donde niños jóvenes y adultos se

entrenan para ser discípulos de Jesús, donde se forje el carácter cristiano de sus vidas y donde

un verdadero maestro cristiano tiene un motivo más elevado por el cual dedicarse a la

enseñanza: un amor profundo por el Señor y el deseo de agradarlo. Y es consciente de

que tiene dones para la enseñanza, para el cuidado y pastoreo de las personas, porque

desea ayudarles a crecer en la fe cristiana. (Jessica, 2010)

La esperanza del futuro es que la iglesia reconozca que la educación cristiana no es un

adjunto o una actividad. Es la iglesia enseñando —enseñando toda su vida a través de toda su

vida. La comisión del futuro es aún: “Id . . . haced discípulos… enseñad.”

No será fácil cambiar muchas estructuras tradicionales. Hoy, las iglesias más

crecientes en todas sus áreas son las que toman muy en serio la formación espiritual de toda

la congregación. Mejores métodos, mayor planificación, perfección bíblica y teológica de los

maestros. La educación cristiana no es igual a una hora de reunión semanal de escuela

dominical. El mandato de Jesús fue claro: Id, a las casas, a las plazas, a los campos, a los

centros laborales, a los cerros, a la jungla. La educación cristiana es un estilo de vida en toda

nuestra vida. El discipulado puede tener niveles, pero no se es discípulo por conseguir un

certificado. El discípulo aprende a predicar, a orar, a sanar, a salvar, a liberar, a ayunar. Sabe

enfrentarse a las mismas huestes demoniacas en comunidad. No hay un discipulado solitario.

Niños, adolescentes, jóvenes y adultos necesitan entender no solamente la historia de la

creación, o que David mató a Goliat; sino también lo que implica ser un discípulo al estilo de

Cristo.
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Referencias

Bruno, A. M. (2017). Escuela Dominical o Escuela de Discipulado. Winston Salem: Kayros.

Francis, D. (2011). Escuela Dominical Misionera. Nashville: LifeWay Press.

Ibarbalz, J., & Gustafson, K. (2008). Potencie la educación cristiana en su iglesia. Buenos

Aires: Publicaciones Alianza.

Jessica, I. (2010). Maestros en la vida real. Buenos Aires: Publicaciones Alianza.

Nee, W. (2003). El carácter del obrero del Señor. Vida Publishers.

Sanner, A. E., & Harper, A. F. (1994). Explorando la Educación Cristiana. Lenexa: Casa

Nazarena de Publicaciones.

Towns, E. L. (1981). La Escuela Dominical Dinámica. Miami: Editorial Vida.

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