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TEMA 2
Para la preparación de este tema utilice el libro de José Domínguez Caparrós Teoría de
la literatura, capítulo VII, pp. 109- 121.
ESQUEMA-RESUMEN
1
Máster en Formación e Investigación literaria y teatral en el contexto europeo
Teoría de los géneros literarios
Rosa M.ª Aradra
Llegados al siglo XX, las propuestas teóricas sobre los géneros son tan diversas
como numerosas, partiendo de la negación misma del concepto de género que
encontramos en Croce. De forma muy sintética, en este capítulo se dan algunas notas
sobre aportaciones de gran calado en la teoría de los géneros, muchas de las cuales
arrancan de los propios formalistas. El conflicto entre universalidad e historicidad en el
concepto de género, su entidad como convención e institución, su funcionalidad en el
marco general de la comunicación literaria, de la pragmática literaria, incluso, y en el
seno de una teoría general del discurso que conecta con la semiótica (Todorov, Bajtin,
Barthes, Kristeva…), o la justificación de su estudio desde una perspectiva
comparatista, como se verá en el tema 3, son algunas de las más destacadas.
Presten atención especial a las aportaciones conceptuales de estas corrientes y
autores. Una de las más destacadas es la distinción que hace Todorov entre géneros
históricos y géneros teóricos. Por su parte, los citados planteamientos de Lázaro
Carreter, a los que también se hace referencia en el primer tema, muestran una clara
conexión con algunas teorías formalistas sobre el género, como las ya mencionadas de
Tomachevski, que pueden releer en las orientaciones del tema 1.
Textos de apoyo
[…] Por lo tanto, queda claro que es imposible dar una definición estática del
género que abarque todos sus fenómenos: el género se desplaza. Su evolución se
nos presenta como una línea quebrada y no como una línea recta, y se realiza
precisamente a expensas de los rasgos “fundamentales” del género: de la
epopeya en cuanto narración, de la lírica en cuanto arte emocional, etc. Tal
como en el caso de la magnitud de la construcción, los rasgos “secundarios”
serán la condición necesaria y suficiente de la unidad del género en el tránsito
de una época y otra.
El propio género no es ningún sistema constante e inmóvil; […]
De esta manera, el género en cuanto sistema puede fluctuar. Se origina a partir
de los deslices y los gérmenes en otros sistemas, y decae, convirtiéndose en
rudimentos de otros sistemas. La función genética de cualquier procedimiento
no es inmóvil. Es imposible imaginarse el género como un sistema estático,
porque la propia conciencia del género aparece como resultado del choque con
el género tradicional, es decir, como consecuencia de la percibida sustitución,
aunque parcial, del género tradicional por un género “nuevo”, que ocupa su
lugar. El problema radica en que el fenómeno nuevo sustituye al viejo, ocupa su
lugar y, sin ser un “desarrollo” del antiguo fenómeno, es al mismo tiempo su
sustituto. Si ninguna sustitución de este tipo tiene lugar, el género en cuanto tal
desaparece, se descompone.
Lo mismo es válido también para la “literatura”. Todas las definiciones
estáticas, firmes, de la literatura quedan borradas por el hecho de su evolución.
Las definiciones de la literatura que operan con sus rasgos “fundamentales”
tropiezan con el hecho literario vivo. Mientras que se hace cada vez más difícil
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Máster en Formación e Investigación literaria y teatral en el contexto europeo
Teoría de los géneros literarios
Rosa M.ª Aradra
Nos queda por dar un último (?) paso para rizar el rizo. Habíamos partido de la
idea de que el acto literario, y más globalmente el acto lingüístico, es un acto
semiótico complejo, que puede considerarse según múltiples puntos de vista. Las
cuatro lógicas genéricas que habíamos distinguido no son, pues, fenómenos
absolutos, sino relativos: son también otras tantas maneras diferentes de
abordar cualquier obra. Abstractamente, todo texto depende de estas cuatro
lógicas: todo texto es, en efecto, un acto comunicativo; todo texto tiene una
estructura a partir de la cual se pueden deducir reglas ad hoc; todo texto (salvo
si se busca algún Urtext inencontrable) se sitúa en relación con otros textos,
posee, por tanto, una dimensión hipertextual; todo texto, en fin, se parece a
otros textos. Esto no quiere decir que todos los niveles sean igualmente
pertinentes para todos los textos. La creación de un texto implica ya elecciones:
no existe texto desnudo, ni grado cero de la escritura. Por ejemplo, escribir un
soneto, es al mismo tiempo privilegiar el régimen de las convenciones
reguladoras. Esto, a su vez, no significa que un texto no pueda ser abordado
nada más que según los aspectos genéricos privilegiados por el autor. En efecto,
la decisión de abordar una obra según tal régimen genérico mejor que según
otro depende también de nuestros intereses cognitivos: un estudio de la
literatura bajo el ángulo de la intencionalidad pragmática se concentrará sobre
todo en el estudio de las propiedades comunicativas; un estudio institucional de
la literatura abordará la literatura por el cauce de las convenciones
reguladoras; un estudio de las modalidades de la creatividad literaria sacará,
sin duda, gran provecho de un análisis de la genericidad hipertextual; por
último, un espíritu curioso de la naturaleza humana se apasionará sin duda por
los parentescos no genealógicos que puedan existir entre diferentes obras
literarias. Uno puede regocijarse o entristecerse por este pluralismo o por esta
dispersión de la 'teoría de los géneros'. En todos los casos se está obligado a
acomodarse a ello. A ello se decidirá quizá más fácilmente meditando esta
constatación desengañada de Paul Hernadi: 'En general ha sido más fácil
construir sistemas genéricos aceptables que evitar superfluos'.
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Teoría de los géneros literarios
Rosa M.ª Aradra
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