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DE BLANCO A VERDE

La feria “Runa: Reconstruyendo un árbol” se puede describir simplemente como un acto de


concientización cuyo mensaje la mayoría conoce, pero son muy pocos los que lo ponen en
práctica. Tiene como objetivo concientizar sobre el uso desmedido del papel, este evento fue
realizado el 13 de junio, la facultad de Psicología se llenó de módulos que en forma amena nos
iban presentando el problema.

En el primer módulo te otorgaban tu pasaporte, el cual tenía un espacio para cada módulo
visitado, la meta era completar todas las fichas, aunque no se ganara algún premio por llenar
tu pasaporte te podrías llevar una buena experiencia. En este módulo la actividad que debías
hacer era adivinar, dependiendo a la pregunta que te tocaba respondías un numero el cual te
parecía correcto, la pregunta que a mí me tocó fue “¿Cuantos árboles se salvan por cada
tonelada de papeles reciclados?” para mi sorpresa la respuesta a esa pregunta era 12, doce
son los árboles que puedes salvar por cada 100 kg de papel, aunque esta cantidad parezca muy
poca es mejor actuar que no hacer nada, así fuera un árbol que salvaras, ese árbol vale la pena.

En el segundo módulo nos explicaban el proceso que seguía un árbol para ser transformado en
papel, estos pasos eran largos y eran hechos por las fábricas, algo que me llamo la atención fue
el hecho de que no solo se cometa deforestación de árboles, si no que al producirlos y al hacer
uso de fábricas también se contamina el aire. Al final del proceso se podía ver como el papel
había resultado, y a pesar de todo eso talvez la persona que lo tenga no le dé un uso correcto,
es por eso que la señorita le aumento un paso a todo esto, el reciclaje, este último paso daba
como resultado el papel reciclado el cual era producto de un papel ya usado.

En siguiente stand era una retroalimentación de lo que ya se había aprendido, a través de


juegos y dinámicas te preguntaban sobre información que ya se te había otorgado. Siguiendo
el recorrido, en el último modulo en el que te sellaban tu pasaporte eran unas actividades
manuales, en el cual con simples herramientas que todos tienen en casa se podía elaborar
separadores y porta lapiceros. Aunque se había acabado el recorrido con pasaporte aún no se
acababa la feria, esta tenía otras cosas bien interesantes, de las cuales voy a mencionar dos las
cuales fueron más llamativas para mí. Por un lado habían unos concursos para ganar un
tomatodo, los cuales se basaban en el reciclaje de plástico y como saber qué tipo se puede
reciclar, era una competición de parejas y a ambos le otorgaban bolsas con diferentes tipos de
plástico y tu tenías que diferenciar cual se podía reutilizar, al finalizar la competencia el chico
nos dijo que cada plástico, tiene un triángulo y dentro un número, del cual depende si es que
se puede reutilizar, se suele reciclar los que tienen número 1, 2 y 5. Por otro lado, el último
puesto que visite fue uno en el cual se podía meter papeles y reciclarlos, ese momento
aproveche para poner algunos trabajos pasados ya revisados, luego de haberlos introducido a
pesar de que no fueron tantos papeles sentí una sensación de alivio y autorrealización, luego
de haber metido los papeles tuve que hacer un compromiso en forma de hoja y colgarlos en el
árbol.

El recorrido me llevo menos de 1 hora, o quizás no sentí el tiempo por lo ameno de las
exposiciones, me pareció novedoso la manera en que presentaron las soluciones y me gusto
haber podido ser parte de los pocos que lo escucharon, quizás este tema sea estresante para
muchos ya que lo han visto desde que estaban en el colegio, la mayoría sabe que reciclar es
bueno, pero muy pocos lo ponen en práctica, por mi parte sigo metiendo papeles cada vez que
puedo, para reutilizar las hojas, para convertir el mundo blanco a un mundo verde

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