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FORMULAS DE LA ORATORIA FORENSE

CONCEPTO Y DEFINICIÓN.
Según los diversos autores, se entiende por fórmula, el modo ya establecido para
aplicar alguna cosa con palabras precisas y determinadas; o bien, un modelo de la
substancia y términos principales en que debe concebirse un acto o instrumento
para ser conforme a Derecho.

En el Derecho Romano y en el segundo período de la legislación procesal, se


entendía por fórmula la que entregaba el magistrado al actor para que pudiese
ejercitar la acción ante el juez. Dicho periodo se llama por eso formulario.

Luego, podemos comprender como fórmula el modelo que contiene los términos en
que debe prepararse un documento o pieza oratoria.

Otros autores emplean la expresión fórmula oratoria en el sentido de que para


expresar la cólera, la alegría o la ternura, los oradores se han valido siempre de
idénticos recursos.

Cicerón sabía adaptarse a las más diversas circunstancias, dando un tono elevado
o familiar, según lo requiriera el asunto a tratar, variando el tono, incluso en un
mismo discurso.

Fernand Coreos opina que todo orador preparará su discurso, pero cada uno lo
preparará con sus medios e inclinaciones propias. Sin embargo, una cosa de la que
ningún orador puede hacer abstracción es la de saber lo que él va a decir, si no
cómo lo dirá.

Finalmente, Arturo Majada señala que es indudable que podrían establecerse en la


oratoria unas cuantas fórmulas, giros adecuados para presentar los diversos
sentimientos extraídos de los discursos más célebres y propone^ en base a éstos,
diversos modelos y ejemplos. Aunque debemos aclarar que no define las fórmulas a
que se refiere en su obra y los circunscribe más al campo penal, por lo que
trataremos de adaptarlos al proceso guatemalteco, y sus consejos son aplicables a
nuestra idiosincrasia.
CLASES DE FÓRMULAS.
La doctrina, en este punto encabezada por Majada, enumera las siguientes
fórmulas:
Fórmula dubitativa.
Fórmula de indignación.
Fórmula de rectificación oratoria.
Fórmula de protesta.
Fórmula de ironía.6
En consecuencia, podemos entender con los ejemplos que, además, ofrece el autor
ya relacionado.

Fórmula dubitativa. Aquella que establece dudas en el juicio de que se trate.


Ejemplo:
¿Es posible dudar desde aquel momento de la inocencia de mi defendido

Fórmula de indignación. Se fundamenta en la cólera y desprecio que suele excitar


una cosa injusta. Ejemplo:
¡La ley de Dios que prohíbe los juicios temerarios, no es-sólo, señor fiscal, una ley
de caridad, sino una ley de prudencia, una ley de lógica, una ley de Derecho Penal!
Establécese como principio inconcuso de nuestro Derecho Penal el de que toda
persona es inocente mientras no se pruebe lo contrario; y sin embargo, para el
Ministerio Fiscal todos son criminales mientras no se pruebe su inocencia.

Fórmula de rectificación oratoria. Como su nombre lo indica, trata de corregir o


rectificar una intervención dada en un proceso determinado. Ejemplo:
Hablo, señor, en términos de defensa, sin ánimo de agraviar en más mínimo a la
dignísima representación del Ministerio Fiscal, que tanto contribuye con sus talentos
al brillo y esplendor del ilustre cuerpo a que pertenece.

Fórmula de protesta. El modelo que no pretende ser único, señala la forma de


dirigir un argumento que resalte la inconformidad de una de las partes por alguna
irregularidad encontrada en el juicio. Ejemplo:
Yo, ante ese espectáculo, ya por lo que interesa a defendido (o patrocinado, según
el caso), ya por que importa a cuantos vestimos esa toga, de los cuales soy más
humilde; ya, en por considerar que la defensa es un sacerdocio cuyo ejercicio nadie
puede coartar, debo protestar y protesto solemnemente, al empezar mi informe, de
esas manifestaciones, de esa imposición y de esas actitudes, realizadas y
adoptadas en este terreno legal, en el que cada uno ocupa el puesto que
voluntariamente ha elegido, y en el que estamos sometidos a la autoridad del
tribunal llamado a decidir la contienda con la rectitud que todos debemos esperar.
Nótese del párrafo anterior que se menciona a la toga como algo digno y común de
usar en cuanto distintivo del abogado y orador.

En Guatemala ya es hora de que se obligue a jueces y magistrados al uso de la


toga, para mantener la dignidad y respetabilidad de los órganos jurisdiccionales y de
quienes desempeñan la función de administrar justicia. Ese aire anárquico de vestir
de paisano, no le va al juez.

5. Fórmula de ironía. Se funda en la burla, sarcasmo o mordacidad de un


argumento usado en el juicio. Ejemplo:
Y, el peor herido era un periodisy un periodista que pertenece a un periódico popular
que, por la constancia porfiada e inteligente de sus redactores, ha llegado
merecidamente a ganar el favor y la estimación de una parte considerable de la
opinión publica

Como podemos apreciar, con los ejemplos que ofrece el autor Majada, se
completan las fórmulas que pueden utilizarse en cada debate forense, según el
caso, y que deben practicarse diariamente para enfrentar los diversos juicios orales
que permite la legislación guatemalteca.

FÓRMULAS HISTÓRICAS.
Los grandes oradores históricamente nos han brindado diversas fórmulas que los
textos y doctrina del Derecho Comparado citan y que en nuestro trabajo, ahora,
trasladamos a los lectores.

1. Demóstenes (384-322 a. de L).


El más grande de todos los oradores griegos y que menciono a lo largo de mis
textos, poseía una extraordinaria fuerza oratoria. En la guerra de las palabras
domina a Filipo, heredero de Macedonia y quien determinó hacerse dueño de todas
las tierras griegas. Por esas circunstancias, Demóstenes, apelando a sus
compatriotas para que resistieran al tirano que quería atropellarlos, expuso una
causa poderosa en contra de Filipo, dirigiendo todos sus tiros certeramente y con
despiadada fuerza. Puede ser que Demóstenes careciera del sentido de Pericles
sobre la misión de Atenas, pero lo compensó con el ardor de su amor por la ciudad.
Atenas lo significaba todo para él. Utilizó todas sus dotes de argumentador y de
persuasión para hacer que los atenienses lucharan por su libertad. En el principio de
sus ataques contra Filipo, en la Primera Filípica, Demóstenes arengó de esta manera a
los atenienses:
Ateniense, observad hasta qué altura ha llegado la insolencia del sujeto: ni os deja
la alternativa de poder escoger entre la acción o la inacción; fanfarronea... no puede
estar satisfecho con lo que ha conquistado; siempre está incorporando más,
lanzando por todas partes su red en torno nuestro, mientras nosotros estamos
sentados y ociosos, sin hacer nada. Atenienses, ¿cuándo iniciareis la acción
necesaria? ¿Quéestáis esperando? Que os veáis obligados a hacerlo, presumo.
Pero, ¿qué hemos de pensar de lo que ahora está sucediendo?

Por mi parte creo que para un pueblo libre no puede haber mayor apremio que la
vergüenza de su situación. 8

En consecuencia, Demóstenes, aparte de la elocuencia como fórmula, también


utilizó la persuasión y la argumentación en sus informes oratorios.

2. Pericles (495-429 a. de J.)


Estadista, orador y general, considerado el más grande de los atenienses. Condujo
a Atenas a la cúspide y la transformó con reformas democráticas y obras públicas.
Pericles llegó a ser jefe de Atenas porque era el mejor orador.

Es famosa la Oración Fúnebre atribuida con fundamento a Pericles, que era el líder
de la democracia y que el historiador Tucídides ha expuesto en un pasaje de
incomparable brillantez, este significado que tenía la democracia para los
atenienses reflexivos y que se presenta pronunciada en honor de los soldados
caídos en el primer año de la gran guerra con Esparta. Probablemente no hay en la
literatura histórica otra exposición de un ideal político que iguale a la Oración
Fúnebre. En todas y cada una de sus líneas se trans- parentan el orgullo con que el
ateniense contemplaba su ciudad, el amor con que miraba su participación en la
vida cívica de aquella y la significación moral de la democracia ateniense.

El propósito principal del discurso de Pendes era evidentemente despertar en los


espíritus de sus oyentes la conciencia de la propia ciudad como supremo valor que
poseían y como el más alto interés al que podían dedicarse. La finalidad del
discurso es una apelación patriótica y la ocasión, de modo que podría esperarse
que el orador se apoyase a hacia la tradición y en la grandeza ancestral. Pericles lo
que pide de sus oyentes es que vean a Atenas tal como es que se den cuenta de lo
que significa en las vidas de sus ciudadanos, como si fuese una amante de suprema
belleza y dignidad. Veamos un ejemplo de su Oración
Cuanto mas grande os pareciere vuestra patria, más debéis pensar en que hubo
hombre magnánimos y osados que, conociendo y entendiendo lo bueno y teniendo
vergüenza de lo malo, por su esfuerzo y virtud la ganaron y adquirieron. Y cuantas
veces las cosas no sucedían como deseaban, no por eso quisieron defraudar a la
ciudad de su virtud, antes le ofrecieron el mejor premio y tributo que podían pagar,
cual fue de sus cuerpos en común, y cobraron en particular por ellos gloria y honra
eterna, que siempre será nueve y muy honrosa esta sepultura.

Por lo tanto, Pericles supo en la oratoria utilizar adecuadamente - re - rica, como una
fórmula de motivar a sus conciudadanos en los asuntos de la Ciudad-Estado.

3. Cicerón (106-43 a. de J.)


Orador romano, una de las figuras más trascendentes de la histona ae .a literatura
latina, principalmente por su obra oratoria. Así, sabía adaptarse a. as más diversas
circunstancias, dando un tono elevado o familiar, según lo rea - - riera el asunto a
tratar, variando el tono incluso en un mismo discurso. :

Cicerón, como confirmación de la riqueza de su estilo, distingue tres posibles tonos


dentro de sus discursos. Uno, familiar y simple; otro, sublime y elevado; y un tercero,
intermedio. Cicerón, en tal virtud, podía cambiar sin referencia alguna a los demás,
se olvida que el estudio es incompleto cuando precisamente la disposición del
informe depende muchas veces anteriormente pronunciado. Nuestra labor será casi
perfecta si el estudiado se examina en el marco general del proceso o relacionado
e. informe que le precedió y del cual puede ser simple consecuencia.

Por último, recordemos que en Guatemala la oralidad esta prevista en materia de


familia, laboral y penal, especialmente; pero existen múltiples factores, tales como
el permitir que los actos procesales sean presentados por escrito, alternativa que en
la práctica tiene como resultado, que tanto las partes como sus abogados recurran a
la utilización de escritos para plantear sus ponencias, dando a los procedimientos un
carácter mixto.16 Ello, insistimos en repetirlo y remarcarlo, pues constituye una
realidad que a la fecha no se ha podido erradicar de la práctica judicial.

MEDIOS Y RECURSOS TECNICOS PARA


LA ORATORIA FORENSE
A. GENERALIDADES.
Se han presentado en nuestro texto modelos, fórmulas, recomenda- • dones de
diversa clase y que como indican los autores, unos y otros persiguen elaborar una
estructura o armonía que sirvan de marco a la expresión oral, especialmente en el
campo jurídico. Y, como lo afirma Roberto G. Carbonell, en el cénit de los esfuerzos
que puedan prodigarse en este sentido, vemos la fusión operativa de dos lenguajes
dispuestos para el servicio del verbo: el lenguaje de la palabra y el lenguaje de la
imagen. A ello deben agregarse detalles que pueden venir a favorecer esta tarea de
progreso y que hay que conocer so pena de desaprovechar lo que se cuida; 1 en este
caso, se trata de la formulación técnica del orador forense o de los medios que
según el autor anteriormente citado, que le servirán para la amplificación de la voz,
como la radio, o para la proyección de la imagen y el sonido, como el cine, video
tape y la televisión. En todos los casos, hay que conseguir funcionar
sin subordinarse a los medios o recursos técnicos, de forma que sólo valgan para servir
a sus superiores y específicos cometidos.2
En el caso relacionado, significa llevar la palabra ante los tribunales de justicia
-utilizando los medios descritos- en las diversas audiencias que para tal fin se
programen.

B. AMPLIFICACIÓN DE LA VOZ.
Los medios de amplificar la voz tienen que ser usados cuando sean indispensables
para llegar con precisión al auditorio. Mientras el que habla pueda conseguir que le
reciban a costa de forzar un tanto el tono de la voz, deberá preferir este pequeño
sacrificio. Los buenos equipos de amplificación, que disponen de filtros especiales,
permiten los más sofisticados recursos sonoros; así también exigen, de parte del
que los utiliza, una mayor bración espiritual en empeño.1

Carbonell recomienda lo siguiente:

1. No trate de convertirse en un profesional de la radio-televisión. Hable sin


forzar el tono de su voz. Hágalo naturalmente, cuidando la expresividad de su
rostro y la soltura de su cuerpo.

2. Concrete la emisión de la voz en forma directa sobre el micrófono. Sitúese de


manera que, si tiene que leer y, obviamente, mover rostro y cabeza por
necesidades del énfasis, labios y micrófono, están siempre conservando una
línea recta y una distancia uniforme. Tomando como eje de giro el micrófono
podrá mover la cabeza y realizar todas las cadencias y movimientos
propicios.

3. Controle la distancia de sus labios al micrófono. Debe conservar siempre la


misma, ya que de otro modo la voz llegaría con oleadas desagradables a su
destino y se perderían en el vació buena parte de sus esfuerzos.

En cada ocasión, consulte con los técnicos de sonido la distancia que deberá guardar,
para no sobrecargar el volumen de amplificación.4

1 Controle la distancia de sus labios al micrófono. Debe conservar siempre la misma, ya que de otro modo la
voz llegaría con oleadas desagradables a su destino y se perderían en el vacío buena parte de sus esfuerzos.
VIDEO-TAPE Y TELEVISIÓN.
En este medio de comunicación, se deben de tener presentes los siguientes
requisitos:
1. Mire a la cámara principal de frente. Esta debe ser su guía.
2. Sostenga en todo momento el cuerpo erguido y distendido para que la
imagen recoja las mejores proporciones del conjunto.
3. Si tiene que dialogar con otro, hable por un instante en su dirección, luego,
con suave movimiento, vuélvase hacia el objetivo. Sustituya regularmente al
entrevistador con los telespectadores, pues de esta forma se verán envueltos
en el asunto.5

En consecuencia, el orador forense debe practicar cada uno de los medios arriba
citados, a efecto de familiarizarse con ellos, pues, sin duda, estarán .presentes
durante cada uno de los debates en los que aquel deba participar.

EFECTO DE LA LECTURA DEL INFORME FORENSE.


Cuando el orador forense tenga necesidad de acudir a la lectura, deberá observar
las recomendaciones que el autor consultado nos sugiere, así:

1. Si ha de sostener el discurso entre sus manos, no juegue ni estropee


nerviosamente el papel.

2. El estilo hablado le dará tiempo para que respire. No se precipite. Levante la


vista frecuentemente, sin esperar a los punto y aparte.

3. Toda vez que llegue a un punto y seguido, diga las tres o cuatro últimas
palabras mirando francamente a su público. Luego, regrese al papel, y, con
la vista, retenga las dos, tres o cuatro que siguen, para dedicarlas, otra vez,
mirando al frente. Haga lo propio con los puntos y aparte, con algunas comas
sucesivas, con el punto y coma y los dos puntos y, por supuesto, con el punto
final.

4. Cuando le toque levantar la vista, controle la altura en que ha quedad: Esta


precaución valdrá de suficiente memoria para proseguir. Si traba _ sobre un
atril de pie o mesa, podrá valerse de un dedo pulgar, para seguir las líneas
sin que nadie pueda advertirlo.

5. Si se pierde no se altere. Serénese y relacione mentalmente lo que venía


exponiendo.
6. El énfasis de lo que diga mientras lee, no lo exprese mirando al pape'.
Reduzca la expresión durante la lectura y acentúela cuando mire al publico o
la cámara. De no ser así podría aparecer como el primer asombrado de lo
que allí reza.

7. Nunca confíe en sus habilidades lectoras. Lea su discurso dos, tres, cuatro,
cinco, diez veces, como parte de su preparación. Tiene que dar sensación de
que lee, pero que sería más o menos igual si no lo hiciera. Para ello, grabe la
última lectura. Vuelva a leer y corríjalo.

8. Si necesita leer con gafas, ajústelas de forma que no le caigan sobre la nariz
y tenga que colocarlas en su sitio a cada momento.6

Los anteriores consejos, resultan de suma utilidad para el orador forense, pues en
más de una ocasión tendrá que acudir a la lectura para invocar alguna prueba de las
que se ofrezcan en el juicio, o, simplemente, revisar su informe. Pero, sin duda,
resulta relevante o de gran importancia practicar la oratoria por todos los medios posibles
y, en forma incansable, hasta obtener el estilo forense deseado.

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