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L A T E O R Í A F R E U D IA N A
D E LA C U LT U R A Y L A S M A SA S
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L a teoría freudiana de la cultura y las masas 129
FREUD ANTE LA RELIGIÓN ción del significado de las ¡deas religiosas como un fenóme
no social y no simplemente como fenómeno histórico. De
El fenómeno religioso ocupó también un lugar destacado en este modo, se ocupó de la natura-
las reflexiones sobre la cultura del último Freud. Más que un En el fondo, Dios no es más leza psicológica de las representa-
ateo recalcitrante y un racionalista inflexible enemigo visce que un padre exaltado. dones religiosas en cuanto «ilusio-
ral de las religiones, el médico vienés fue un teórico ilustra Totemytabú nes», entendiendo estas como una
do, un defensor declarado de la razón al que, sin embargo, le creencia que aparece motivada por
interesaban profundamente las pasiones humanas y la irra el impulso a la satisfacción de un deseo, prescindiendo de
cionalidad, siempre presentes en el comportamiento huma su relación con la realidad. Ahora bien, Freud consideraba
no. Esta faceta suya de «ilustrado oscuro», por recoger la feliz que una ilusión no tiene que ser necesariamente irrealizable
expresión acuñada por una de sus recientes comentaristas, la o contraria a la realidad, a diferencia de la fantasía, que pre
historiadora y psicoanalista francesa Élisabeth Roudinesco, senta una gran contradicción con la realidad. En una carta a
marca un punto de inflexión con respecto a la crítica de la Fliess, escrita en fecha tan temprana como el 12 de diciem
religión que era común, por ejemplo, en los enciclopedistas bre de 1897, ahondaba en esta idea:
del Siglo de las Luces galo. L a ilustración freudiana tiene un
sesgo inequívocamente alemán, es decir, más crítico-cultural La difusa percepción intema del propio aparato psíquico
que científico en sentido optimista. Esto quiere decir que estimula ilusiones del pensamiento que, naturalmente, son
Freud creía en la existencia, costosa, eso sí, y siempre frágil, proyectadas hacia fuera y —lo que es característico— al fu
de un progreso de la razón, pero pensaba también que en el turo y a un más allá. La inmortalidad, la expiación, todo el
hombre habitaba una dimensión irracional oscura pulsional más allá, son otras tantas representaciones de nuestra inte
que no podía ser «salvada» por ninguna dimensión salvífica rioridad psíquica, nuestra psicomitología.
o transcendente. Aunque defendiera el ateísmo, Freud tam
bién reconocía, en virtud de esta posición de «ilustrado os En Freud, la ilusión, y esto es muy importante señalarlo
curo», que la verdad de la religión no podía ser simplemente de cara a la reflexión filosófica contemporánea sobre la fun
refutada por el conocimiento, ni siquiera el científico, y que ción social de las ideologías y la necesidad de su crítica, no
la fe religiosa, muleta y consuelo para muchas personas a es en modo alguno una categoría puramente negativa. Al
través de la historia, arraigaba en necesidades psíquicas muy contrario, puede albergar características positivas. Así, por
profundas que no eran comprendidas por el materialismo ejemplo, distinguía entre «engaños», es decir, estados men
vulgar. El concepto de Dios era para él, así pues, una «ilu tales que se plantean tozudamente en cabal contradicción
sión», pero no una ilusión fácilmente superable mediante con la realidad, e «ilusiones» que, a pesar de su carácter
argumentaciones puramente racionales. de irrealidad, expresan un deseo genuino en el sujeto. Por
Antes que esclarecer su contenido de verdad, lo que Freud ejemplo, una ilusión puede ser falsa ahora, pero eso no sig
buscaba a la hora de acercarse a la religión era una explica nifica que no pueda realizarse en el futuro. Lo que carac-
Freud llegó a ver El fenómeno de la masa apuntado en esta carta fue am
el surgimiento de
una era calificada
pliamente desarrollado en un libro de 1921, Psicología de las
por algunos masas y análisis del yo. Partiendo del supuesto de que en el
Intelectuales,
desde un sentido
seno de un grupo se produce un aumento de la afectividad
peyorativo, como del individuo y una merma del rendimiento intelectual, y
«de las masas». observando asimismo que la pulsión de autoconservación
La Revolución
rusa de 1917 y no agota la explicación de este comportamiento irracional,
el auge, una vez Freud analizó las causas por las que alguien inmerso en una
acabada la Primera
Guerra Mundial,
masa siente, piensa y actúa de manera diversa a como lo ha
de movimientos ría a título individual. Tres fueron las cuestiones básicas a
nacionalistas de
extrema derecha
las que intentó dar respuesta en este campo: ¿qué conforma
como el nazismo una masa?; ¿por qué este estado colectivo influye tan pode
alemán y el fascismo rosamente sobre la vida anímica del individuo? y ¿en qué
italiano fueron
algunas de esas consiste esta transformación psíquica?
plasmaclones. Para Freud, lo que brinda el material a la psicología de las
Sus actos, como
este encuentro
masas es la observación de la reacción transformada y excep
de las Juventudes cional del individuo. Así, en las masas con un alto grado de
Hitlerianas celebrado
en Núremberg en
organización, como el ejército o la Iglesia, observaba ciertos
1938, congregaban rasgos comunes, tales como una misma estructura encabeza
a cientos e incluso da por un líder que ama por igual a todos los individuos de
miles de personas
que, dentro de la la masa. Si esta ilusión se disipa, se desagrega la masa. De ahí
masa, perdían su que en estas masas cada individuo tenga una doble ligazón
Individualidad y se
convertían en un
libidinosa: una con el jefe y otra con el resto de miembros
único cuerpo. de la masa. Teniendo en cuenta esta doble ligazón afectiva