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ÍNDICE GENERAL

CAPÍTULO I pp.

Introducción.…………………………………......... 1

Antecedentes…………………………………………
CAPÍTULO II
Problemática

-Codificación o tipificación penal ambiental


comparada................................. 2

-Justicia Ambiental Como Marco General..... ………………3

- Derecho Ambiental Peruano………................................. 4

Experiencias comparadas en asuntos procesales


penales ambientales ………………………….................... 5

Preocupaciones en materia procesal De la justicia


penal ambiental …………………………………… 6

CAPÍTULO III
Marco Legal

CAPÍTULO IV Legislación Comparada


INDICE DE ILUSTRACIONES Y TABLAS
RESUMEN

De los últimos acontecimientos legales-ambientales se habla muy poco. Obviamos


delitos que deberían de preocuparnos, pues no son sancionados pese a estar
tipificados; más aún si tomamos en cuenta las catastróficas repercusiones que son
producto de su incumplimiento; y es que sobre legislación ambiental se habla muy
poco en las aulas de las facultades de Derecho y ni mencionar sobre el ámbito penal–
ambiental, tema del que propongo en este artículo se le dé la prioridad que este
merece.

El considerable aumento poblacional, el que a su vez va de la mano con el aumento


de requerimientos para satisfacer las necesidades de toda una sociedad son cada vez
más elevados, las figuras económicas de oferta y demanda de bienes y servicios
también van en aumento a nivel estadístico conllevándonos a una tamaña
problemática interdisciplinaria: social – ambiental – económica, estos tres aspectos
empleados como base del derecho ambiental se ven vulnerados día a día. Un claro
ejemplo son los conflictos sociales que en su gran mayoría se producen ante la
omisión del cumplimiento legal principalmente por parte de personas jurídicas que
dentro de sus actividades fundamentalmente requieren hacer uso de recursos
naturales produciéndose el fenómeno económico de la externalización de los costos,
es decir, una curiosa situación en la cual la sociedad en general termina asumiendo el
precio de una actividad dañina para todos pero beneficiosa sólo para quienes la
realizan.

Encontramos pues omisiones que casi no son sancionables por las entidades
fiscalizadoras ambientales (EFA), sanciones que se pierden en el tiempo durante el
trámite brindado a nivel administrativo que nuestro sistema legal ofrece, fiscalías
especializadas en materia ambiental que pareciera necesitan poner las barbas en
remojo y darle mayor relevancia a su accionar sancionador. La norma existe, pero
entonces: ¿Por qué tanta dificultad al momento de aplicarlas?
INTRODUCION

Nuestro país tiene en su normativa constitucional el precepto de que toda persona


tiene el derecho fundamental "a gozar de un ambiente equilibrado y adecuado al
desarrollo de su vida" (inciso 22, artículo 2 de la Constitución Política del Perú). El
Tribunal Constitucional, máxime intérprete de nuestra Constitución ha dejado sentado
que este derecho fundamental exige a todos los órganos del aparato estatal la
obligación ineludible de proteger el medio ambiente y sus componentes, en las
condiciones adecuadas para garantizar la existencia de la persona en un ambiente
sano, ya que el fin supremo de la sociedad y del Estado es la defensa de la persona
humana y el respeto de su dignidad (artículo 1 de la Constitución Política del Perú).
En ese sentido, el Derecho Penal no es ajeno al cumplimiento de tal obligación, como
es sabido, es un instrumento de control y represión social, el Estado haciendo uso de
su potestad punitiva, "ius puniendi", evita conductas antisociales que puedan afectar o
amenazar la convivencia social y la paz social. Así pues, partiendo de que el Derecho
Penal tiene una naturaleza secundaria porque interviene como "última ratio legis",
entonces se presenta como última alternativa ante el fracaso de otros procedimientos
e instancias de control social cuya función es proteger bienes y valores jurídicos
necesarios para que la persona se auto realice y desarrolle en sociedad. Por ello, el
Derecho Penal no puede estar ajeno a lo que hoy en día cobra mayor relevancia
como es la protección del "medio ambiente'; bien jurídico protegido por esta rama del
Derecho. Asimismo, a pesar de las posibles deficiencias, vacíos o complejidades que
pueda presentar los tipos penales del Título XIII del libro segundo del Código Penal,
denominados Delitos Ambientales (en adelante título XIII) conviene exaltar la intención
del legislador para tipificar algunas conductas que atentan este bien jurídico, pues el
medio ambiente y sus componentes están siendo tutelados ante posibles amenazas o
riesgos creados por la actividad humana que puedan alterarla o dañarla. "(. .. )el
Derecho Penal no puede estar ajeno a lo que hoy en día cobra mayor relevancia
como es la protección del “medio ambiente" Actualmente, el mundo y en especial
nuestro país sufre grandes problemas ambientales, el cambio climático, deforestación,
destrucción de la capa de ozono, contaminación del suelo, aire y agua, ruido, mal
manejo de residuos sólidos, extinción de bosques, depredación de flora, fauna y
recursos genéticos, entre otros, que afectan a la colectividad sin distinción alguna; así
pues, el Derecho Penal juega un rol trascendental en la defensa del bien jurídico del
medio ambiente. En esa misma línea, el papel que desempeñan los fiscales
especializados en materia ambiental es fundamental para investigar y acusar a los
imputados, con elementos de convicción suficientes para que el juez resuelva
sancionar a los responsables por sus conductas antijurídicas, tipificadas en el título
XIII. Para ello, se necesita contar con fiscales no solo conocedores del Derecho Penal
y Procesal Penal sino también con suficiente conocimiento del Derecho Ambiental,
disciplina de carácter multidisciplinario, sistémico, con sustratum ecológico, horizontal
y transgeneracional que requiere de especialización, de lo contrario se corre el riesgo
que el fiscal no asuma su rol (titular de la acción penal) con efectividad para evitar la
impunidad, excesos o arbitrariedades dentro del proceso penal.
ANTECEDENTES

El Estado peruano empieza a darle importancia a la temática ambiental desde el año


1990 con la publicación del Código del Medio Ambiente y los Recursos Naturales.
De esta manera, se le da lugar a la protección del bien jurídico medio ambiente.
Siendo una de las primeras legislaciones que se enfocaban en la materia, marcó un
precedente a fin de seguir implementando instrumentos, buenas prácticas así como la
implementación de una correcta política ambiental, actividades que si bien es cierto no
se dan como desearíamos vienen implementándose (de manera sosegada).
Resultados tales como el de preservación de diversidad biológica, sistemas de gestión
ambiental e incluso el uso del derecho penal como medio de control aplicado al
campo de la legislación ambiental para el resguardo de esta; muestran que su
inducción a la legislación peruana no ha sido en vano.

El mencionado Código tenía en su cuerpo normativo –Capitulo XXI–, las iniciales


tipificaciones ambientales, y no es hasta pocos meses después de su uso que este
queda sustituido por el Código Penal de 1991, que recoge figuras delictivas prescritas
en el primero. A la fecha la tipificación penal-ambiental existente es la del Código
Penal de 1991, pero ante el poco éxito a nivel de aplicación, el 2 de octubre de 2008,
mediante Ley 29263se modifica el Título XIII “Delitos Ambientales”, dividiéndolo en
cuatro capítulos que se enfocan de la siguiente manera.

Capítulo I – Delitos de contaminación (Art. 304 – 307)

Este capítulo expone los tipos de contaminación ocasionados contra el medio


ambiente, así como sus formas agravadas, haciendo énfasis en el aspecto de
responsabilidad penal producto de la omisión respecto al incumplimiento de normas
en el manejo de residuos sólidos, tráfico ilegal de residuos peligrosos e inclusive
sobre la obstaculización para con las entidades fiscalizadores en materia
ambiental.

Capitulo II – Delitos contra los recursos naturales (Art. 308 – 313)

El segundo capítulo presenta un enfoque más relevante: el de los recursos naturales.


Aspecto de vital importancia si es que de medio ambiente se habla, teniendo un
ámbito más complejo por su propio contenido, que sanciona el tráfico ilegal tanto de
flora y fauna silvestre protegida, el tráfico ilegal de especies acuáticas de flora y
fauna silvestre protegidas, la depredación de flora y fauna silvestre protegida, el
tráfico ilegal de recursos genéticos, sus formas agravadas, los delitos contra los
bosques o formaciones boscosas, el tráfico ilegal de productos forestales
maderables, la obstrucción de procedimiento, formas agravadas, utilización
indebida de tierras agrícolas, autorización de actividad contraria a los planes o
usos previstos por la ley y la alteración del ambiente. Véase pues el número de
elementos que integran este capítulo, su campo científico-legal puede incluso causar
desconocimiento para los propios fiscales y profesionales del derecho. A su vez
nótese que este capítulo empieza a dar cuenta sobre la interacción social–ambiental–
económica.

Capítulo III – Responsabilidad funcional e información falsa (Art. 314 – 314B)

El tercer capítulo toma relevancia no solo en cuanto a los temas ambientales


propiamente dichos, sino que involucra a quienes laboran de manera negativa en el
sector ambiental, incluye delitos tales como el de responsabilidad de funcionario
por otorgamiento ilegal de derechos, responsabilidad de los representantes
legales de las personas jurídicas y la responsabilidad por información falsa
contenida en informes; es así que, la legislación no solo aborda la punibilidad en
cuanto al daño al medio ambiente, sino también a aquellos individuos que sean
desleales para lo confiado en sus labores.

Capítulo IV – Medidas cautelares y exclusión o reducción de penas (Art. 314 C,


314 D)

Sobre el último capítulo, tenemos presente a las medidas cautelares, que el juez cree
por conveniente dictaminar respecto de los delitos del Título XIII, y cómo olvidar al tan
notorio derecho penal premial, que beneficia a quienes se encuentren dentro del
proceso siempre y cuando adopten actitudes que le “faciliten” o mejoren el avance
del proceso de investigación.
PROBLEMÁTICA

Confusión a nivel de competencias de las EFAS y presunta corrupción

De todo el cúmulo de normas a aplicar se desconoce el enfoque verdadero o la


aplicación a brindarle, en múltiples ocasiones las EFA desconocen su propia
competencia, dilatando el tiempo e inclusive derivando informes redactados de
manera errónea a las Fiscalías Especializadas en materia ambiental, el trámite
administrativo no logra perdurar de manera satisfactoria durante su trámite y
muchas veces queda en espera, la pluridad de las entidades; así como las propias
legislaciones o normativas de estas causa confusión en sus funciones,
atribuciones y competencias.

Por citar un ejemplo veamos el sector minero. Gran y mediana minería está a
cargo del OEFA, mientras la pequeña y artesanal minería queda bajo supervisión
de la Dirección Regional de Energía y Minas, la que muchas veces presenta un
alto grado de desconfianza en sus labores, por sus altos índices de corrupción;
gracias a los presuntos cupos que toman de las pequeñas mineras a fin de no
accionar contra ellas, limitando una buena y correcta supervisión por parte de la
mencionada entidad.

Limitada especialización del personal fiscal

El Ministerio Público no está ajeno a la situación, y es que las pocas fiscalías


especializadas en esta materia así como el poco personal no pueden cubrir a
totalidad las denuncias formuladas, la complejidad de la aplicación dificulta al
personal fiscal la identificación propia del ilícito penal trabajando teorías que en
muchas ocasiones no son acertadas, requiriendo ayuda del OEFA en la
mayoría de oportunidades.

Recordemos que en derecho ambiental vamos más allá de la propia legislación ya


que se tiene que trabajar con recursos naturales, tema del cual no se profundiza
en aspectos de acusación para con el Ministerio Publico, es más, estas fiscalías
no se encuentran dentro de las zonas de influencia de las actividades realizadas
por las empresas o ni siquiera se ubican dentro de las capitales de departamento.
Por citar un ejemplo el caso de la Fiscalía Especializada en Materia Ambiental
de Áncash se encuentra lejana de la capital del departamento, exactamente a
unas cinco a cuatro horas de la capital de Áncash.

Zonas vulnerables e impedimento de fiscalización ambiental

El último punto a tratar sobre la problemática recae principalmente en la sociedad,


la poca cultura ambiental de la población es lamentable, inclusive los jefes de
familia ni siquiera brindan ciertas pautas a quienes los siguen para al menos
disminuir en algo tanto daño al medio ambiente.

De otro lado las zonas donde se desarrollan los ilícitos ambientales son ricas en
recursos naturales tales como agua, minerales, flora, fauna y demás, pero el
problema surge cuando algunos pobladores de dichas zonas defienden a quienes
extraen algunos de los mencionados recursos, impidiendo el acceso tanto de las
mismas entidades de fiscalización ambiental, prensa e inclusive al propio
personal fiscal.
MARCO LEGAL

De la norma administrativa a la ley penal

Partiendo de la legislación penal-ambiental vigente es necesario mencionar de que


no es la única que se enfoca al tema ambiental o de recursos naturales, tenemos
pues que tener conocimiento sobre la existencia de otras normas que se muestran
a nivel administrativo o con derivación penal; sea el caso de la Ley 29338 – Ley de
Recursos Hídricos; Ley 29763 – Ley Forestal y de Fauna Silvestre; Ley 27867 –
Ley Orgánica de Gobiernos Regionales; Ley 27972 – Ley Orgánica de
Municipalidades; Reglamento para la extracción de materiales de canteras y
cauces de dominio público por las municipalidades; Ley 28611 – Ley General del
Medio Ambiente; entre otras. Leyes que, ante su incumplimiento, adoptan
actitudes sancionadoras administrativas y/o de ser el caso derivan en sanción
penal bajo la respectiva entidad de fiscalización ambiental acorde a la
competencia del caso. Los delitos ambientales previstos en el Título XIII son tipos
penales en blanco ya que el supuesto de hecho hace referencia a otra norma, en
este caso a leyes o normas de índole administrativa.

“Encontramos la parte penal en blanco o indeterminada de la norma penal en el


supuesto de hecho, es decir, en la descripción de la conducta delictiva”[1]. Las
conductas que adopten los agentes que realizan la contaminación tienen
adecuación en el tipo penal del Título XIII en contrariedad a lo estipulado a nivel
administrativo. Se destaca que estas normas encajan en la clasificación de tipos
penales en blanco, cuya legitimidad en el derecho penal ha dado lugar a
numerosas críticas en la doctrina que ha entendido por tales a aquellos cuyo
supuesto de hecho se halla consignado total o parcialmente en una norma de
carácter extrapenal. La vinculación del derecho penal con el derecho
administrativo (ambiental), se advierte en la especie de subordinación a que se
somete la punición a un acto típico de la administración
Sobre las entidades de fiscalización ambiental (EFA)

Las entidades de fiscalización ambiental (en adelante EFA), son aquellas


entidades públicas de ámbito nacional, regional o local que tienen como atribuidas
alguna o todas las acciones de fiscalización ambiental, en sentido amplio. Estas
forman parte del Sistema Nacional de Evaluación y Fiscalización Ambiental (en
adelante SINEFA), por lo que si bien ejercen sus competencias con independencia
funcional del Organismo de Evaluación y Fiscalización Ambiental (en adelante
OEFA), en tanto se rigen por sus propias normas; deben cumplir con las normas
establecidas en la Ley 29325 – Ley del SINEFA, con las disposiciones y
lineamientos que el OEFA emite en su calidad de ente rector del SINEFA, de estos
se desprenden:

 EFA Nacional: Algunos ministerios y organismos técnicos


especializados ejercen funciones de fiscalización ambiental a través de
sus direcciones, áreas u oficinas ambientales, o las que hagan sus
veces. Tales como: la Autoridad Nacional del Agua supervisa la
calidad ambiental de los recursos hídricos.
 EFA Regional: Los gobiernos regionales ejercen funciones de
fiscalización ambiental a través de las áreas de recursos naturales,
energía, minas e hidrocarburos, salud ambiental, acuicultura y pesca
artesanal, o las que hagan sus veces. Ejemplo: los gobiernos
regionales tienen a su cargo la fiscalización de la pequeña minería y
minería artesanal.
 EFA Local: Las municipalidades tanto provinciales y distritales ejercen
funciones de fiscalización ambiental a través de las unidades orgánicas
ambientales, las áreas de fiscalización u otras que hagan sus veces.
Ejemplo: los gobiernos locales tienen la función de fiscalizar en materia
ambiental a sus administrados, respecto de la emisión de humos, gases,
ruidos, residuos sólidos, residuos de la construcción y demolición; y,
aguas residuales en la vía pública, respetando las competencias
sectoriales[4].
Para la práctica de la fiscalización ambiental a su cargo, estas han de cumplir con
una serie de condiciones tales como: aprobar una tipificación de infracciones y
sanciones ambientales; aprobar los instrumentos legales y técnicos; contar con el
equipamiento técnico necesario, y recurrir a laboratorios acreditados o de
reconocida competencia técnica; cumplir con la elaboración, aprobación, ejecución
y reporte de su Plan Anual de Fiscalización Ambiental (PLANEFA); contar con
mecanismos que permitan medir la eficacia y eficiencia del ejercicio de la
fiscalización ambiental; reportar al OEFA el ejercicio de las acciones de
fiscalización ambiental realizadas.

El OEFA

Creado en el año 2008 mediante Decreto Legislativo 1013 – Decreto Legislativo


que aprueba la Ley de Creación, Organización y Funciones del Ministerio del
Ambiente, inicia sus actividades de fiscalización ambiental a partir del año 2010,
como organismo público técnico especializado, adscrito al Ministerio del Ambiente,
encargado de la fiscalización ambiental y de asegurar el adecuado equilibrio entre
la inversión privada en actividades económicas y la protección ambiental, siendo
además el ente Rector del Sistema Nacional de Evaluación y Fiscalización
Ambiental presenta como funciones:

 La función evaluadora que comprende la vigilancia y monitoreo de la


calidad del ambiente y sus componentes (agua, aire, suelo, flora y
fauna). Además, abarca la identificación de pasivos ambientales del
subsector hidrocarburos.
 La función de supervisión directa que contempla la verificación del
cumplimiento de obligaciones ambientales fiscalizables que a su vez
comprende la facultad de dictar medidas preventivas, mandatos de
carácter particular y requerimientos de actualización de instrumentos de
gestión ambiental.
 La función de fiscalización y sanción que comprende la investigación
de la comisión de posibles infracciones administrativas, y la imposición
de sanciones, medidas cautelares y correctivas dependiendo del caso.
 La función de aplicación de incentivos con la cual se administra el
registro de buenas prácticas ambientales otorgándose incentivos para
promover el sobrecumplimiento de la normativa ambiental vigente.

En la actualidad, el OEFA presenta competencia en los sectores de minería (gran


y mediana minería), energía (hidrocarburos y electricidad), pesquería
(procesamiento pesquero industrial y acuicultura de mayor escala) e industria
manufacturera (rubros de cerveza, papel, cemento, curtiembre, fundición de
metales, biocombustible, elaboración de bebidas, elaboración de azúcar y otros).
Las demás actividades económicas se encuentran bajo la competencia de las
Entidades de Fiscalización Ambiental (EFA) de ámbito nacional, regional o local,
que conforman el SINEFA, tema que abordamos renglones atrás. Respecto de
dichas entidades, el OEFA ejerce una función normativa y una función
supervisora a las EFA.

La fiscalización ambiental promueve una tutela ambiental efectiva a través de la


transparencia, la participación de la población, así como la capacitación en
fiscalización ambiental. Para ello, cuenta con el Servicio de Información
Nacional de Denuncias Ambientales (SINADA), por medio de la cual todo
ciudadano puede presentar una denuncia respecto a hechos que podrían constituir
infracciones ambientales y realiza diversos talleres, foros, entre otros espacios
académicos y actividades dirigidas a la población en general

De las Fiscalías especializadas en materia ambiental

Mediante Resolución de fiscalía de Junta de Fiscales Supremos 038-2008-MP-FN


de fecha 13 de marzo de 2008, se ve por conveniente crear las Fiscalías
Especializadas en Materia Ambiental, mientras que con resolución de Junta de
Fiscales Supremos 054-2008-MP-FN de fecha 25 de Julio del 2008, se amplía la
competencia a las Fiscalías Provinciales Especializadas de Prevención del Delito
de los distritos judiciales donde no se hayan creado las mencionadas. De esta
manera ante ilícitos ambientales el sistema penal-ambiental, dichas fiscalías
presentan similar accionar que en otros delitos.
La responsabilidad penal recae sobre el sujeto activo ya siendo esta una persona
natural o jurídica (en su gran mayoría son jurídicas), mientras que el sujeto
pasivo viene a ser el afectado producto de la comisión del delito, usualmente una
colectividad de individuos que han de constituirse como parte civil dentro del
proceso, con la finalidad de que se les haga entrega de la reparación civil fijada en
la sentencia expedida por el juzgado correspondiente.

Usualmente los delitos ambientales son cometidos por personas jurídicas, y por
tanto, he ahí la interrogante: ¿las personas jurídicas pueden delinquir? Conforme
al principio societas delinquere non potest no lo podrían hacer al no presentar
dolo, es más siendo todo un conjunto sistematizado ¿cómo aplicaríamos la pena?
A simple vista no habría como atribuirle cargos en su calidad de persona
jurídica; pero si bien no pueden delinquir tampoco se les exime de
responsabilidad alguna, ya que el juez puede adoptar para estos casos medidas
tales como lo que prescriben los artículos 105, 23 y 27 del Código Penal.

Curiosamente lo mencionado renglones arriba causa cierto cuestionamiento en la


población que entiende de derecho y es que, al dar cuenta sobre lo prescrito en el
art. 314-A, atribuyendo responsabilidad penal a los representantes legales ante el
accionar negativo de las personas jurídicas que estos representan, deja mucho
que desear lo que menciona este precepto, dejando como “conejillo de indias” a
quienes asuman el mencionado cargo, pese a solo abordar temas de
representación legal, mas no aplicativa en el ámbito de contaminación o alguna
actividad que se vincule con el daño al medio ambiente.
LEGISLACION COMPARADA

Veamos una breve referencia en torno a los elementos meramente procesales penales
ambientales presentes en algunos países de Latinoamérica

Cuenta con una Unidad Fiscal de Investigación en Materia Ambiental


(ufima), la cual dispone la concreción de un acuerdo entre la Se-
cretaría de Ambiente y Desarrollo Sustentable y el Ministerio Público
Fiscal. Dicha unidad actúa a nivel nacional con fiscales ubicados en
ARGENTINA
diferentes regiones, desempeñando las siguientes funciones:
– colaborar con jueces y fiscales que llevan investigaciones vin-
culadas a delitos contra el medio ambiente y la salud pública;
– iniciar investigaciones para combatir los delitos ambientales;
– recibir denuncias por casos de afectación ambiental;
– renovar la doctrina y jurisprudencia; y
– capacitar a los peritos en el tema ambiental.

Cuando entra en vigencia la Ley del Nuevo Procedimiento Sancio-


natorio Ambiental, el Ministerio Público ejerce tutela en materia
ambiental vía el Procurador General de la Nación, quien delega tal
función al Procurador Delegado para Asuntos Ambientales y Agra-
rios (con treinta procuradores judiciales ambientales y agrarios bajo
su mando).
COLOMBIA

Dos de los procuradores ambientales y agrarios designados tienen com-


petencia en todo el territorio nacional.
Las funciones de los procuradores son velar por el estricto cumplimien-
to de lo dispuesto en la Constitución Política: leyes, decretos, actos
administrativos y demás actuaciones relacionadas con la protección
del medio ambiente y utilización de los recursos naturales. Las autori-
dades jurisdiccionales que conducen o toman conocimiento de proce-
sos sancionatorios ambientales, deberán notificar personalmente a los
procuradores judiciales ambientales y agrarios.
La acción penal en materia ambiental es conducida por fiscalías am-
bientales especializadas, creadas en 2008.
Tienen competencia para prevenir e investigar delitos ambientales y
operan en los distritos judiciales de Tumbes, Piura Lambayeque, Lo-
reto, Cajamarca, Amazonas y San Martín, Ucayali, Junín y Huánuco,

PERÚ
Arequipa, Tacna y Moquegua, Cusco y Madre de Dios, Puno, Ayacu-
cho, Huancavelica, Apurímac y Lima.
Existe una Fiscalía Provincial de Prevención de Delitos especializada
en Delitos contra los Recursos Naturales, el Ambiente y Tala Ilegal,
que realiza una función preventiva. Se limita a recomendar y exhortar
a quien corresponda y a la realización de acciones que contribuyan a la
prevención del delito denunciado.

Es el país con el mayor avance en establecer una jurisdicción penal


ambiental. Hacia 2009, existía una iniciativa legislativa para el estable-
cimiento de una jurisdicción penal ambiental especializada y separada
de la jurisdicción penal ordinaria. Se logró organizar un Primer En-
cuentro Internacional sobre Jurisdicción Ambiental (Puerto Vallarta,
estado de Jalisco).
En cuanto a los órganos existentes encargados de velar por el ambiente
en el interior de la República Federal Mexicana, se encuentra la Fisca-
lía Especializada para la Atención de Delitos Ambientales (fepaDa),
que constituye una unidad especializada de delitos contra el ambiente
y previstos en leyes especiales.
Esta fiscalía conoce de los delitos que afectan al ambiente, en específi-
MÉXICO

co a los contemplados por las leyes ambientales y en el título XXV del


Código Penal.
Se faculta a quien conozca de la comisión de cualquier delito ambien-
tal —ya sea la Secretaría del Medio Ambiente y Recursos Naturales,
la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente o cualquier ciuda-
dano— para que pueda llevar a cabo la denuncia ante el Ministerio
Público Federal.
La Procuraduría Federal de Protección al Ambiente es un órgano des-
ligado de la Secretaría de Medio Ambiente, Recursos Naturales y Pes-
ca, y se encarga de recibir, investigar, atender y canalizar las denuncias
recibidas en materia ambiental, así como de verificar el cumplimiento
de la legislación ambiental; ello la faculta para iniciar procedimientos
administrativos en caso de incumplimiento de las disposiciones jurídi-
cas aplicables.
Existen dieciocho fiscalías con competencia ambiental en todo el país,
además de la Dirección General del Medio Ambiente, que dirige y

VENEZUELA
coordina las actuaciones en materia ambiental con los representantes
del Ministerio Público.
En 2002 se reformó la Ley Orgánica del Ambiente y se dispuso en el
título XII de su artículo 156 la instauración de una jurisdicción espe-
cializada penal ambiental; incluso, se contempló la creación de juzga-
dos y tribunales ambientales. Hacia 2009, no existía una jurisdicción
establecida como la dispuesta en dicha ley.

Existe una Unidad de Medio Ambiente que pertenece a la Fiscalía


GUATEMALA

General de la República y ejerce la persecución penal.


En cuanto a la persecución policial, destaca la existencia de la Policía
de Medio Ambiente, que lleva a cabo la investigación bajo la dirección
funcional de la Fiscalía General.
Existen tres fiscalías ordinarias ambientales: una para la zona occiden-
tal, otra para la zona central y la última para la zona oriental.

Ejemplarmente, Honduras es el único país que cuenta con un juzga-


do expresamente constituido para la materia ambiental, aunque no de
forma exclusiva.
HONDURAS

Son juzgados de primera instancia encargados de delitos contra el am-


biente relacionados a los penales y de narcotráfico.
Existe una Fiscalía de Delitos contra el Ambiente y un Juzgado de Pri-
mera Instancia de Delitos contra el Ambiente.
La Fiscalía de Delitos contra el Ambiente cuenta con un Fiscal de Dis-
trito quien, a su vez, cuenta con fiscales de sección y fiscalías en el
interior del país.

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