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Pedro Casullo
temperatura. Es como el microondas pero con más energía, simplemente trata el alimento", explicó a El País
Carl Blackburn, especialista en alimentos irradiados de la Organización Internacional de Energía Atómica
(OIEA).
Blackburn fue uno de los principales oradores del Foro de Aplicaciones de Tecnología de Irradiación en la Industria, realizado
el 19 y 20 de julio en el Laboratorio Tecnológico del Uruguay (LATU).
"Hay mucha gente que confunde la irradiación con la radiación. La diferencia es que el alimento no adquiere radiactividad, no
se contamina a través de este proceso", aclaró Blackburn, como sí sucedió tras las fugas de la planta nuclear de Fukushima, en
Japón. "Esa carne incorporó material radiactivo porque la vaca comió pasto contaminado. Entonces, cuando uno la come, las
partículas que están en la carne irradian el cuerpo, y eso no es bueno", ilustró. "Pero una carne que ha sido irradiada, no es más
radiactiva". Técnicamente, la radiación es la emisión continua de energía desde la superficie de cualquier cuerpo.
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Química General II – Profesorado de Química - CERP del Este – Prof. Pedro Casullo
"DESAFÍO". Uruguay trabaja junto a la OIEA en el programa "Preparación para la Introducción de la Tecnología de
Irradiación". La iniciativa surgió en 2003 por inquietudes de productores citrícolas que veían -y ven- en este tipo de tecnología
una oportunidad para superar barreras de exportación.
La irradiación permitiría combatir con más efectividad bacterias como el cancro cítrico, presente en las frutas uruguayas. De
eliminarla Uruguay daría un paso significativo para acceder a mercados como el de Estados Unidos, aspiración de los
productores nacionales.
A partir del planteo inicial, se conformó un equipo integrado por especialistas de los ministerios de Ganadería, Agricultura y
Pesca (MGAP) e Industria, Energía y Minería (MIEM) y técnicos del Instituto Nacional de Investigación Agropecuaria (INIA).
Hacia 2008, el Ministerio de Salud Pública decidió ampliar el Reglamento Bromatológico Nacional e incluyó a la irradiación
entre los procedimientos de conservación autorizados oficialmente. La norma (Decreto 589/2008) es incluso más amplia que la
de algunos países de la región como Argentina.
En este marco se instaló en 2009 el Irradiador Experimental del LATU y comenzaron a realizarse pruebas con el apoyo de la
OIEA. Productores interesados ofrecieron muestras de alimentos y los técnicos probaron distintos procedimientos. Ninguno fue
destinado al mercado interno, aseguró a El País Aníbal Abreu, jefe del Departamento de Irradiación del LATU.
Una de las complejidades del sistema, comentó Abreu, fue identificar las dosis de irradiación necesarias para cada
procedimiento. Si se trata de pasteurización, las dosis deben ser bajas, si se busca esterilizar, la dosis es alta. Los parámetros
son fijados por la OIEA, en conjunto con organismos como la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la
Agricultura y la Organización Mundial de la Salud.
Actualmente el Irradiador Experimental tiene convenios para implementar tecnología de irradiación junto a Brasil, Argentina y
México. Con Brasil, se trabaja en una experiencia para fortalecer la resistencia de materiales de plástico destinados a la
industria, utilizando residuos del proceso de la caña de azúcar. Con México, existe un proyecto bilateral para mejorar la calidad
higiénica de frutas irradiadas. Y con Argentina, buscan desarrollar una experiencia de platos irradiados para personas
inmunocomprometidas (ver nota aparte).
Con normativa aprobada, conocimiento en la materia y redes de apoyo y cooperación, Uruguay se apresta a finalizar las pruebas
piloto y pasar a la segunda etapa: irradiar alimentos a escala industrial. Esto implicaría montar una planta a gran escala que
preste servicio de irradiación a distintos sectores de la industria.
Para fijar los pasos a seguir y con la meta fijada en 2012, según Abreu, se realizó en el marco del foro organizado por el LATU
la primera reunión oficial del Comité Nacional de Irradiación. El organismo está integrado por un delegado y un alterno del
MGAP, MIEM, Ministerio de Salud Pública, INIA, Instituto Nacional de Carnes y Sociedad Uruguaya de Radioprotección.
También participan integrantes de las cámaras exportadoras del sector privado y particulares vinculados al sector industrial.
"La idea es apoyar a los privados que expresen intención de realizar este desafío", dijo Abreu. Desafío que demandaría una
inversión de entre 4 y 5 millones de dólares, según la cantidad de Cobalto-60 que emplee. El Cobalto-60 es la fuente de rayos
gamma utilizada para irradiar los productos.
¿Dónde queda la opinión del consumidor? El LATU entrevistó a 270 personas vía email y en lugares públicos de Montevideo y
el interior del país. Consultados sobre su opinión a cerca de la irradiación de alimentos, 47% se ubicó en la opción "no sabe - no
contesta", 32% dijo que es beneficiosa y 21% consideró que es peligrosa.
El 64% dijo creer que hay cambios en las propiedades o el valor nutricional de los alimentos irradiados. Para Blackburn, es
cultural. "La primera vez que calentás algo en el microondas te parece raro. Después te acostumbrás", concluyó.
La posibilidad de volver a comer una ensalada
La Comisión Nacional de Energía Atómica de Argentina realizó un proyecto piloto con 44 enfermos inmunocomprometidos a
los que suministró alimentos irradiados como forma de que pudieran ingerir platos que, en condiciones normales, serían
peligrosos para su salud. "Ellos normalmente comen los alimentos muy cocidos por miedo a las bacterias que transmiten
enfermedades", explicó Patricia Narvaiz, responsable del sector Irradiación de alimentos de la comisión argentina. "Si lo
irradiás, como es un método frío, podés tratar un producto crudo como una ensalada, algo que para ellos está prohibido",
comentó.
La experiencia fue realizada en el Hospital de Clínicas de Buenos Aires. Entre los pacientes había enfermos de cáncer y de
Sida. "Una mujer con leucemia dijo que si le dábamos la posibilidad de comer una ensalada no tenía problemas en hacer la
prueba", contó Narvaiz. Además de ensalada, los pacientes recibieron empanadas, otro alimento poco recomendado por el
tiempo que pasa de la preparación al momento de comerlo, y por la dificultad de controlar sus ingredientes. "La irradiación
tiene la ventaja de que irradiás el alimento en el envase final. Cerrado. Desde que es irradiado hasta que llega al paciente nadie
lo puede contaminar", dijo Narvaiz.
"Nuestra intención era ver si les gustaba o no. No era una prueba para ver si mejoraban." En una escala del uno al nueve, los
alimentos fueron catalogados en ocho. Los pacientes también manifestaron su deseo de que estuvieran disponibles a nivel
comercial, algo que por ahora no es considerado por los técnicos.
Argentina también trabaja junto a la OIEA en un proyecto para prolongar entre seis y siete veces la vida útil de algunos
alimentos conservados. Serían para asistir a personas afectadas por inundaciones y emergencias sanitarias.
El País: 24/07/11
http://historico.elpais.com.uy/110724/pnacio-581939/nacional/Uruguay-irradiara-alimentos-en-2012/
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Japón. Leche y espinacas contaminadas, y yodo y cesio radiactivo en el agua corriente de Tokio