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Abstract
The following article presents a group intervention of Jungian orientation, during the process of
individuation in middle adulthood, with men belonging to a foundation in the city of Medellin.
There were 8 workshops and two interviews, an initial interview and a final interview, from
which the changes experienced by the participants were recorded. The intervention promoted the
introspection and the observation of each of the participants themselves, in order to facilitate the
transition through intermediate adulthood. In the end, it was possible to establish the way in
which greater awareness was achieved about the I and the ego, the individuation, the self, the
shadow, the animus and the anima.
Introducción
Hay quien cree incluso que las travesuras infantiles son propiedad inmutables del
carácter porque se dan también en los adultos, que ya están educados y ya no son
educables. Esto es un gran engaño. También el adulto es educable: puede ser
incluso un objeto agradecido del arte individual de educar” (Jung, 2010, p.56).
(…) “El método educativo válido para un adulto no puede ser directo, sino
indirecto, es decir, hay que proporcionarle los conocimientos psicológicos que le
permitan educarse a sí mismo (Jung, 2010, p. 57).
Por lo tanto, es importante comprender cómo ocurre esta transición entre la primera y
segunda mitad de la vida, lo cual, lleva a interesarse por la denominada adultez intermedia o
mediana edad (Robinson & Wright, 2013). Es posible preguntarse, ¿es necesario proponer
actividades y estrategias de trabajo con las personas en la adultez intermedia? Para dar respuesta,
basta recordar lo que decía Jung:
Tengo que decirles que pienso que alguien que ha ido al colegio y a la universidad
todavía no está educado. Deberíamos tener cursos de formación continua no sólo
para jóvenes, sino también para adultos. Educamos a las personas sólo para que
puedan ganarse la vida y casarse. Entonces se acaba la educación, como si las
EL PROCESO DE INDIVIDUACIÓN EN LA ADULTEZ INTERMEDIA 5
Una de las razones para investigar e intervenir en la adultez intermedia es evitar los
estereotipos e ideas falsas que pueden tener consecuencias negativas para el individuo (Lachman,
2015); varios conceptos se promueven por los medios de comunicación y giran entorno al
envejecimiento, (Magalhães, Gonçalves, Sawaguchi, Taba, & Faria, 2014) la juventud,
(Güelman, 2013), la salud, los efectos perjudiciales, así como asuntos políticos y aspectos
sociales, entre otros (Castel, Kessler, Merklen, & Murard, 2014; Lachman, 2015; Martuccelli,
2017). Si bien un ser humano adaptado colectivamente, que hace lo que debe hacer a partir de los
otros, se representan en un individuo que puede estar adaptado y demuestra capacidad para
hacerlo (Mateus, 2011). De este modo, las personas pueden llegar a experimentar una gran
cantidad de estrés por asumir como ciertas las ideas que hay en su contexto, sin estar previamente
desarrolladas e identificadas por ellos – el individuo- (Jung, 2010; Lachman, 2015).
específico o una intervención con personas en la adultez intermedia, los servicios se brindan de
manera general. En el sector privado, se encuentran intervenciones psicoterapéuticas (J. Alonso,
2015). También, se brindan asesorías, psicoterapias, foros, encuentros y talleres relacionados con
la psicología analítica. Sin embargo, no se observa una intervención definida para la población en
la adultez intermedia, ni tampoco se observa una intervención sobre el proceso de individuación.
Por su parte, algunas Cajas de Compensación Familiar trabajan acciones relacionadas con la
jubilación y programas enfocados a la prevención de dificultades de la adultez tardía.
En 2014, con relación a los trastornos mentales en consulta externa (reportados en el RIPS
-Registro Individual de Prestación de Servicios) se encontró un total de 5.771 personas con
trastorno mixto de ansiedad y depresión en edades entre 45 y 65 años, de las cuales el 9.82% eran
hombres y el 19.73% correspondía a mujeres. El segundo trastorno con más prevalencia es el
trastorno de ansiedad no especificado con un total de 2.469 personas (7.05%). El trastorno mixto
de ansiedad y depresión, trastorno de ansiedad no especificado y trastorno afectivo bipolar no
especificado representan un 31.97%, las mujeres presentan un porcentaje mayor al de los
hombres con un 64% (Zapata, 2015).
espirituales, la resignificación de los cambios en la adultez intermedia (Jung, 1970, 2002, 2004,
2010, 2011, 2011).
Conceptos Orientadores
Adultez intermedia
La adultez intermedia es una etapa del desarrollo en la que se presentan cambios físicos,
(Mcfadden & Rawson, 2012), psíquicos y sociales (C. Alonso, 2004; Auxiliadora et al., 2002;
Gomez de la Torre, 2014; Izquierdo, 2005), muchos de ellos son vivenciados de manera singular,
estando determinados por la individualidad, el contexto y la cultura (Hernáez, 2012; Jung, 2010).
La adultez intermedia lleva a objetar la transición con la etapa futura -adultez mayor-
(Petik et al., 2013; Stevens, 1994), la persona cuestiona la llegada de otras esferas o cambios
como la jubilación, (Auxiliadora et al., 2002), además cuestiona: los ingresos, la posición, el
liderazgo, las habilidades en la toma de decisiones, la auto-confianza, la autoestima y la
contribución hacia la comunidad (Golovey et al., 2015). En esta etapa se desarrolla un momento
para la organización personal, se encuentran cambios relacionados con una perdida de la
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identidad, en la que se moviliza la sombra y se llega a la conciencia (Jung, 2002, 2010, 2011); el
proceso de jubilación ofrece redefinición y reorientación favoreciendo la continuidad del proceso
de individuación (Auxiliadora et al., 2002).
En la adultez intermedia se inicia una etapa de confrontación reevaluando los planes que
se tenían y que aún no han sido ejecutados (Izquierdo, 2005), las personas se esfuerzan por
mantener lo que han adquirido y lo que han desarrollado en sus primeras experiencias y etapas de
su vida, creen que pueden seguir en la segunda mitad de la vida con los principios y los medios
que fueron efectivos en la primera (C. Alonso, 2004; Auxiliadora et al., 2002; Ramos, 2014).
Como tarea general, en este período vital, se encuentra la adaptación a los cambios en el
cuerpo (Alonso, 2004), los cuales pueden compensarse con las relaciones inter e intrapersonales,
dadas en diversos grupos sociales, laborales y familiares, (Auxiliadora et al., 2002; Izquierdo,
2005; Lachman, 2015). Asimismo, se encuentran alternativas de solución en la adultez
intermedia: la flexibilidad mental (que se contrapone a la rigidez mental), la redefinición de las
relaciones, la flexibilidad emocional (que evitaría el empobrecimiento emotivo) y la mayor
sabiduría (que compensa la pérdida de capacidades físicas (Izquierdo, 2005).
También, la adultez intermedia suele coincidir con la asunción de nuevos roles familiares,
sociales y laborales (C. Alonso, 2004; Izquierdo, 2005; Jung, 2010); causa de ello, suelen ser: el
divorcio, la conformación de una nueva familia, la incorporación de retos frente a la educación de
EL PROCESO DE INDIVIDUACIÓN EN LA ADULTEZ INTERMEDIA 10
los hijos, los cambios en la relación con familiares y amigos (Mcfadden & Rawson, 2012), las
pérdidas de empleo y las transiciones en la vida laboral (Cañas, 2006; Lachman, 2015; Mcfadden
& Rawson Swan, 2012; Petik et al., 2013; Robinson & Stell, 2015).
Crisis
La adultez intermedia también puede ser experimentada como una crisis. (Golovey et al.,
2015; Grún, 2007; Stevens, 1994). Según algunos autores, el fracaso para superarla impide la
formación de rasgos maduros de la personalidad (Bauer, 2015; Golovey et al., 2015; Jung, 2010,
2011). Desde la antigüedad, a la adultez intermedia se la ha asociado con una fase de deterioro
físico y mental, con la crisis de los cuarenta años, es por esto que hasta el momento, el concepto
de crisis de la mitad de la vida ha jugado un papel importante en las sociedades europeas y
norteamericanas, algo que es evidente, por ejemplo, en los anuncios de medicamentos
relacionados con el rejuvenecimiento (Bauer, 2015).
La crisis puede traer consigo angustia pero al mismo tiempo, promueve una mayor
autonomía y autoestima (C. Alonso, 2004; Golovey et al., 2015; Robinson & Stell, 2015;
Robinson & Wright, 2013). Durante un episodio de crisis se puede desarrollar estrés e
inestabilidad emocional, baja satisfacción y sentimientos de infelicidad, (Gomez de la Torre,
2014; Lachman, 2015; Robinson & Wright, 2013). Además, en ella pueden suceder alteraciones
en el estilo de vida, por el cuestionamiento de sí mismo, el mundo y las relaciones (C. Alonso,
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2004; Bauer, 2015; Cañas, 2006; Golovey et al., 2015; Robinson & Stell, 2015; Stevens, 1994).
Una crisis puede durar unos meses o más de un año, según los acontecimientos, las relaciones, las
motivaciones, los objetivos personales, las cogniciones y los afectos (Robinson & Stell, 2015). Si
la crisis no se resuelve satisfactoriamente, se continúa con dificultades, demandando energía en lo
sucesivo. Se requiere una solución positiva, la cual, es de gran importancia para acceder y
generar consciencia en el siguiente período vital, pues de lo contrario, el conflicto puede pasar de
una etapa a otra, sin resolverse (Cañas, 2006; Izquierdo, 2005; Robinson & Stell, 2015).
La crisis puede actuar como un punto de inflexión simbólico en la historia de vida (J. C.
Alonso, 2015; Eugene, 1998; Grún, 2007; Stevens, 1994). El reajuste necesario se recordará más
allá del tiempo de la crisis y tendrá efectos sobre las próximas etapas de vida (Izquierdo, 2005).
Una crisis resuelta conduce a la autoevaluación positiva de la fuerza interior, promueve la
autogestión y fundamenta criterios para la madurez psicológica y la responsabilidad (Golovey et
al., 2015). Cuando la persona llega a resolver con éxito un episodio de la vida emocionalmente
difícil, logra superar las nuevas tareas y retos psicológicos, se acomoda a las nuevas
circunstancias vitales (Petik et al., 2013).
Se realizó un estudio con 1.023 adultos del Reino Unido, su objetivo era obtener datos
sobre los tipos de prevalencia y resultados percibidos en los diversos episodios de crisis en tres
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etapas de la vida adulta: 20 a 29, 30 a 39 y 40 a 49 años. Las crisis más comunes estaban
relacionadas con el divorcio, la ruptura en las relaciones y las dificultades financieras. Una
característica de la crisis de los cuarenta estuvo relacionada con la presencia de duelo; los autores
relacionan como la adultez intermedia se debe a una mayor conciencia de la muerte y la
mortalidad, generando apertura hacia los retos dados por el envejecimiento (Robinson & Wright,
2013).
Por su parte, (Ward, Scheid & Tuffre, 2010) citado por (Mcfadden & Rawson, 2012)
investigaron las variaciones transculturales en la prevalencia de síntomas con 1.115 mujeres en la
adultez intermedia, en edades comprendidas entre los 45 y 55 años. Se realizó una comparación
de los hallazgos entre mujeres del Reino Unido con mujeres de China, Japón, Canadá y Estados
Unidos. Los síntomas estuvieron relacionados con el estado menopáusico: diarrea, dolor de
estomago, falta de aliento, dolor de garganta, dolor de espalda, dolor de cabeza, mareos,
cansancio, irritabilidad, estado de ánimo bajo o depresión, insomnio, sofocos, sudoración
repentina, sudores fríos y sudores nocturnos.
Asimismo, una investigación que se realizó en Melbourne, desde 1991 y continuó durante
más de 10 años, hizo el seguimiento a 438 mujeres entre 45 y 55 años de edad. El estudio estuvo
relacionado con la calidad de vida en las mujeres y dentro de sus categorías de análisis se
contemplaron: los cambios hormonales, la transición de la menopausia, la salud física y la salud
psicológica, además de la composición corporal, la memoria y el riesgo de enfermedad
cardiovascular. Dentro de los hallazgos en la salud física se observó: disminución ósea, depresión
mayor, aumento de la adiposidad central, síntomas vasomotores, insomnio y sequedad vaginal.
Además, se encontró aumento en el riesgo de enfermedades cardiovasculares, falta de actividad
física y aumento del índice de masa corporal, testosterona alta y baja de estradiol –disminución
de los niveles de estradiol- índice determinante del aumento de riesgo de un evento coronario
agudo. La frecuencia de un estado de ánimo depresivo se incrementó por síntomas y factores
relacionados con el estrés, donde el funcionamiento sexual se deterioraba de manera significativa.
Dentro de las características positivas se evidenció cómo la memoria verbal no se vio afectada en
momentos posteriores a la menopausia, a la vez que no se encontró un aumento de
preocupaciones sobre los cambios en la vejez. (Guthrie, Dennerstein, Taffe, Lehert, & Burger,
2004a, citado por Mcfadden & Rawson, 2012)
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Un estudio realizado con 4.558 japoneses relacionó la crisis de los cuarenta con la
depresión y la influencia/apoyo de los amigos. En los casos en que no había depresión, podía
evidenciarse la presencia de intercambios de ayuda –recibir y dar apoyo- (Tarizawa, 2006) citado
por (Mcfadden & Rawson, 2012). En otro estudio, (Midus, Brim, Ryff, & Kessler, 2004) citado
por (Lachman, 2015) por medio de un diseño longitudinal con más de 7.000 adultos, examinó la
adultez intermedia a partir de una perspectiva evolutiva de vida útil, con un rango de edad de 25 a
75 años, el estudio fue seleccionado para proporcionar información sobre las transiciones de
ingreso y salida en la mediada edad.
Jung fue uno de los primeros interesados en la mitad de la vida (A. Sassenfeld, 2011), lo
que llamó el atardecer de la vida, el declive requiere reducción, cultura individual,
interiorización, e introspección, (Gomez de la Torre, 2014; Jung, 2004; Lachman, 2015). Expresó
como entre los 35 y 40 años se prepara y se inicia un cambio importante en la psique
(Auxiliadora et al., 2002). Al principio, los cambios no son perceptibles, son signos indirectos de
modificaciones que empiezan a producirse, muchos de ellos inconscientemente (Grún, 2007;
Lachman, 2015; J. Sassenfeld, 2004; Stevens, 1994).
desarrollar una identidad adulta estable, elegir la pareja con la que se puede establecer una
relación interpersonal profunda. Muchas de estas acciones se encuentran relacionadas con vivir
de acuerdo a lo establecido por el contexto social, ocupaciones enfocados a requerimientos
sociales mucho más pronunciados, que al cuestionamiento de la propia existencia (Jung, 2010;
Stevens, 1994).
Proceso de Individuación
El inconsciente colectivo es una idea de referencia para ejemplificar lo que piensa Carl
Gustav (Jung, 2002) sobre el problema de la individuación. El individuo se enfrenta a una tarea
donde la psique consta de dos mitades incongruentes (Danylova, 2015; A. Sassenfeld, 2011),
ambas deben formar una unidad (Hart et al., 2017; Hurtado, 2010). Es aquí donde lo inconsciente
es verdaderamente inconsciente, el individuo no lo conoce. La sombra, el ánimus, el ánima son
complejos y arquetipos que se encuentran en el inconsciente (C. Alonso, 2004; Danylova, 2015;
Hurtado, 2010). De esta forma lo consciente e inconsciente no dan un conjunto total si lo uno no
es reprimido y confrontado por lo otro. La consciencia debería defender su buen juicio y
posibilidades de autoprotección. Es así como lleva a una lucha y colaboración declarada. El uno
necesita del otro, unión de las polaridades, esto es lo que Jung llama proceso de individuación, es
un proceso o desarrollo progresivo que surge del conflicto de ambos hechos básicos psíquicos (C.
Alonso, 2004; Jung, 1943, 2002, 2004).
Hay una marcada resistencia del inconsciente al querer pasar por lo consciente (Schmidt,
2005). El conocimiento de los símbolos es indispensable, pues en ellos se realiza la unión de
contenidos conscientes e inconscientes. De la unión de polaridades resultan nuevas vivencias,
EL PROCESO DE INDIVIDUACIÓN EN LA ADULTEZ INTERMEDIA 16
percepciones y realidades prestas a generar consciencia. Conseguir que la personalidad pase a ser
una totalidad es la meta (C. Alonso, 2004; Jung, 2002, 2011).
capacidades psíquicas del inconsciente (Durán Hurtado, 2011; Eugene, 1998; Stein, 2007;
Toloza, 2011).
Carl Gustav (Jung, 2011a) afirmaba que el proceso de individuación transcurre en dos
grandes fases. La primera fase, se encuentra relacionada con el concepto de expansión, según el
cual, el individuo siente la necesidad de encarar la realidad hacia fuera: de expresarse, de
socializar, de acumular y de adaptarse; proceso que se desarrolla en la primera mitad de la vida.
La segunda fase, se encuentra relacionada con la introversión, en ella, se va redirigiendo la
energía psíquica hacia los objetos interiores, se cultiva el silencio y se comienza un vaciamiento
de toda esa acumulación que tuvo lugar en la primera fase. Esta última fase, corresponde a la
segunda mitad de la vida. Hay en ella, una ganancia de madurez e introspección (Eugene, 1998),
porque el individuo busca desprenderse de todo aquello prescindible que opaca o minimiza lo
verdadero y esencial de su existencia (Durán Hurtado, 2011; Ramos, 2014).
Jung manifestaba como todo sujeto se esta individuado desde el comienzo de su vida,
aunque no sea consciente de ello (Jung, 2004). La individuación, paso a paso, va conduciendo
cada vez más profundamente hacia el núcleo de la persona (Goldbrunner, 1942) citado por
(Gomez de la Torre, 2014). El intento de llevar a cabo un proceso consciente de individuación
indica cuándo la consciencia del individuo ha accedido a un grado extremo de desarrollo y se ha
separado de su inicio inconsciente. El proceso consciente de individuación consiste en una serie
larga y continua de transformaciones que tiene como meta el logro del punto medio de la
EL PROCESO DE INDIVIDUACIÓN EN LA ADULTEZ INTERMEDIA 19
El yo-ego
El yo surge en las primeras fases del desarrollo por medio del sí mismo. Es el centro
consciente, percibe símbolos y significados, desarrolla y evalúa los valores, (Hurtado, 2010) es
un intermediario entre las vivencias exteriores y los aspectos constitutivos del sí mismo (Jung,
2004, 2011; Schmidt, 2005; Stevens, 1994). En palabras de Jung, el yo es
Debe entenderse por “yo” el factor complejo al que se refiere todos los contenidos
de la consciencia. Constituye en cierto modo el centro del campo de la consciencia
y, en la medida en que este campo comprende la personalidad empírica, el yo es el
sujeto de todos los actos conscientes (Jung, 2011a, p. 7). (…) El yo como
contenido consciente en sí no es un factor sencillo, elemental, sino un factor
complejo, y en cuanto tal no puede describirse exhaustivamente. De acuerdo a la
experiencia tiene dos fundamentos: uno somático y otro psíquico (Jung, 2011a, p.
7) (Jung, 2011a, pp. 7-8). (…) “El yo se basa en todo el campo de la consciencia, y
por otra en la totalidad de los contenidos inconscientes” (Jung, 2011a, p. 8).
EL PROCESO DE INDIVIDUACIÓN EN LA ADULTEZ INTERMEDIA 20
Stevens, 1994). Asimismo, es entendido por Jung como el núcleo consciente de la persona, el
centro de su obrar y juzgar (Jung, 2011; J. A. Sassenfeld, 2010). En la primera parte de la vida y
en la formación en la niñez, el niño vive del todo en el inconsciente, apartándose cada vez más de
ese mundo de inconsciencia y formando un yo consciente (Engler, 1996). La adquisición de
consciencia se relaciona con la adquisición de algunos valores como: el altruismo, la
responsabilidad, la valentía, la dedicación, la generosidad, el compromiso, entre otros. Los
valores permiten y generan consciencia para describirse a sí mismo (Jung, 2004; Stevens, 1994).
El yo incluye todos los aspectos biográficos que pueden emerger del inconsciente
personal, y aquellas funciones o potencialidades de la consciencia que, debido a la unilateralidad
de la personalidad, no han recibido oportunidad de ser actualizadas durante el crecimiento
psicológico previo a la individuación consciente (Hurtado, 2010). En él, también se incluyen los
contenidos colectivos reprimidos social y culturalmente (Gómez, 2014; Jung, 1991; J. A.
Sassenfeld, 2010; Stevens, 1994).
Hablando del inconsciente personal, Jung manifiesta que “La mayor parte de las
primeras impresiones de la vida se olvidan rápidamente y forman la capa infantil
de lo inconsciente personal, como yo lo llamo. Tengo ciertas razones para dividir
así lo inconsciente. Lo inconsciente personal contiene todo lo olvidado o reprimido
y todo lo que se ha vuelto subliminal de otra manera y que el individuo había
adquirido consciente e inconscientemente. Estos materiales tienen una marca
inequívocamente personal. Pero también hay otros contenidos que parecen ajenos
al individuo y que a menudo tienen huellas de propiedades personales (Jung, 2010,
p. 110). Los contenidos de lo inconsciente personal son ante todo los llamados
complejos sentimentalmente acentuados, que forman la intimidad personal de la
vida anímica (Jung, 2002)(Jung, 2002, p.4). “Esa psique parcial en su mayor parte
inconsciente, compuesta de afectos y representaciones” (Jung, 2004, p. 17)
Asimismo, “Los complejos suelen ser cosas desagradables que la persona prefiere
olvidar y que no le gusta que le recuerden, suelen brotar de una vivencias e
impresiones penosas o dolorosas” (Jung, 2010, p. 105).
EL PROCESO DE INDIVIDUACIÓN EN LA ADULTEZ INTERMEDIA 22
La sombra
La primera pareja de contrarios que el ser humano debe integrar, con la finalidad de acercarse al
sí mismo, está formada por la persona –El concepto de máscara se asocia con el origen y
descripción de la persona, en sí es un complejo que emerge por la adaptación personal, presenta
una estrecha relación entre el individuo y la sociedad, estando muy alejada de la individualidad- y
la sombra, poseen cualidades opuestas en las que se manifiestan, se contraponen y se
complementan (Gomez de la Torre, 2014; Jung, 2011; J. Sassenfeld, 2004; J. A. Sassenfeld,
2010; Stevens, 1994).
La sombra puede entenderse de diversas maneras. Una de ellas, representa el lado oscuro
del yo, aquello que por ser negativo, reprochable o culposo, no es asumido y se relega en el
inconsciente (Gregorio, 2012; Magalhães et al., 2014; Mayes, 1963). Así, la sombra contiene
aspectos inconscientes que no son o no fueron reconocidos, como dolores físicos y emocionales;
experiencias dolorosas que el yo consciente prefiere evitar (Gregorio, 2012; Jung, 1970). Cuando
esto sucede, el recuerdo, la emoción, la sensación y la vivencia quedan superpuestas como
sombra del yo (Danylova, 2015; Eugene, 1998; Jung, 2011; Stevens, 1994).
segundo plano las opuestas que también son positivas. La sombra no está constituida solamente
por tendencias moralmente reprochables, representa además una serie de buenas cualidades,
reacciones adecuadas, percepciones fieles de una realidad, instintos morales e impulsos creativos
(Eugene, 1998; Mayes, 1963; Villalobos, 2008).
El sí mismo
El sí mismo es el conjunto de todos los fenómenos psíquicos que se dan en un ser humano, en los
que se incluye la consciencia, el inconsciente y los arquetipos (Gregorio, 2012; Jung, 1970,
2011). Tiene acceso a una esfera más amplia de la experiencia, es el centro de la totalidad, siendo
también el arquetipo central del inconsciente colectivo (Eugene, 1998; Jung, 2000, 2004, 2011;
Stevens, 1994).
El arquetipo del sí mismo se representa con sueños, visones e imágenes, en los que
aparecen símbolos de la totalidad (Jung, 2011, 2011; Taveras, 2006). Muchos de estas
representaciones culturales existen y han existido a través del tiempo; algunas de ellas han sido:
ciudades, castillos, casas, iglesias, ruedas, habitaciones y recipientes. Su representación es
antinómica, dada por opuestos o contrarios que se constituyen de manera paradójica y
contradictoria, tales como: masculino y femenino, ánimus y ánima, grande y pequeño, anciano y
niño. Para Jung no existe una realidad sin su opuesto, siendo el sí mismo un complexio
oppositorum –combinación de opuestos-. Debido a su complejidad el sí mismo se representa por
medio figuras humanas, símbolos abstractos o símbolos objetivos. Dentro de las figuras humanas
se encuentran: dios y diosa, reina y rey, madre y padre, madre e hijo, padre e hija. También, se
encuentran animales grandes y fuertes como el dragón, el elefante, el caballo, el león, el oso, la
serpiente, u otros animales como coleópteros, peces, aves, escarabajos, arañas, gusanos,
mariposas, cangrejos, entre otras. Los símbolos vegetales se representan con árboles y flores,
imágenes inorgánicas como mares y montañas, así como las transición e imágenes geométricas
relacionadas con el cuadrado, el mándala, el círculo, la esfera, la cuaternidad, el reloj y el
firmamento (Eugene, 1998; Jung, 2000, 2002, 2004, 2011, 2011; Stein, 2007; Stevens, 1994;
Villalobos, 2008).
A través de la confrontación activa y consciente del ego con los contenidos del
inconsciente personal y del inconsciente colectivo puede precipitarse la transformación del ego
en una totalidad más integrada (Gómez, 2014). Si el yo no llega a someterse de alguna manera, si
pierde su serenidad, no puede producirse una renovación, una curación e integración (J. C.
Alonso, 2015; Jung, 2002, 2004, 2011; Schmidt, 2005).
Metodología
Caracterización de la población
§ Población: 10 personas
§ Estrato social: Medio - bajo
§ Edades: 40 - 56 años de edad
§ Fundación Taxistas de la felicidad
§ Nivel de Escolaridad: 2 personas profesionales, 2 tecnólogos y 6 con educación básica
Objetivo general
Objetivos Específicos
Propuesta metodológica
Para acompañar a las personas que están en la adultez intermedia, en este caso los
hombres de la Fundación Taxistas de la Felicidad, se propuso un modelo de intervención psico–
educativo, porque facilita el aprendizaje, por medio de actividades formativas y vivenciales. En
ellas, se permite que los participantes sean sujetos activos, generen construcción.
Técnicas utilizadas
El proceso se desarrolló por medio de dos entrevistas (inicial y final) y ocho talleres, de la
siguiente forma:
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Entrevistas semi-estructuradas:
Taller reflexivo:
Tabla 1.
Plan De Talleres Reflexivos
TEMA Técnica recolección de la Preguntas orientadoras
información
Recolección de información §a ¿Usted porque se caracteriza?
El yo partir de la retroalimentación §de ¿Logra diferenciar su imagen, concepto e identidad?
§
los participantes (conclusiones, ¿Por qué características lo reconocen las personas a su
preguntas y aclaraciones) alrededor? (¿Es acorde con lo que usted reconoce de sí
ejercicio con el Eneagrama y la mismo?)
Ventana de JOHARI.
§
¿Qué es lo más significativo en su vida?
Encuentro de §
¿Qué es para usted espiritualidad?
elementos §
¿Qué elementos ha experimentado y no ha logrado explicar?
espirituales A partir de un ejercicio
§
¿Que sensaciones ha experimentado últimamente?
vivencial, se compara
§
¿Describa una sensación agradable?
pensamientos, vivencias y
§
¿Describa una sensación desagradable?
sensaciones del cuerpo. Técnica
§
¿Ha modificado una conducta a partir de su pensamiento e
de visualización dirigida.
introspección?
§ ¿Que sensaciones ha experimentado últimamente en
relación con tu edad?
§ ¿Cuáles son los elementos negativos de su conducta?
Observar el paralelo entre algo
positivo y negativo. § ¿Qué aspectos de su vida le son más desagradables y por
qué?
Observación de §
Trabajo sobre el cuento Barba ¿Para usted que conductas de otras personas son poco
la sombra Azul. llamativas o incluso, desagradables?
§ ¿Es recurrente el recuerdo de algún suceso de su vida poco
Dinámica con símbolos agradable?
arquetípicos.
Evaluación
Sensación de Crisis
Un participante expresó: “Pero hay en estos momentos una sensación de crisis, (…)
con en esa sensación de quedar en el aire, de no tener nada, de no haber hecho lo que estaba
buscando, esa pertenencia que estaba buscando yo”. Se observan síntomas, malestares
propios de la crisis de identidad, se necesita una reconfirmación, conocer las metas y la
proyección futura. En la adultez intermedia se presenta inestabilidad por los cambios, se
requiere acomodar las metas. La crisis puede actuar como un punto de inflexión simbólico
en la historia de vida. El reajuste necesario se recordará más allá del tiempo de crisis y
tendrá efectos sobre las próximas etapas de vida. Una historia resuelta conduce a la
autoevaluación positiva de la fuerza interior, resolviendo con éxito recuerdos o episodios
difíciles.
Resignificación
El yo y su historia personal
El yo y su reconocimiento
El yo y la sombra
El proceso de individuación
anhelo, algo que quiere o puede ser real, aunque es importante aclarar que se encuentra en el
proceso un reconocimiento, aún no se integran, ni se hacen conscientes aspectos inconscientes.
Conclusiones
Asimismo, la metodología de talleres resultó ser una forma pertinente de acercarse a los
objetivos propuestos. El grupo de participantes estuvo motivado para realizar lo que se le
planteaba. Las actividades en las que se hizo énfasis en cuentos, relatos e historias vividas, fueron
las que mayor acogida tuvieron y que permitieron que los sujetos pudieran apropiarse mejor de
los conceptos y lograran mayor nivel de introspección. En este sentido, se recomienda
profundizar más en técnicas que permitan elaboración por medios pictóricos o manuales, así
como mayor uso de materiales simbólicos que puedan ser asociados a imágenes arquetípicas.
la emergencia de los temas relacionados con la individuación, con lo inconsciente individual, con
lo inconsciente colectivo y con los cambios vividos durante la vida, entre otros.
Es importante aclarar, no todas las personas vivencian crisis y al cumplir determinada edad no
siempre se genera una individuación, el proceso en sí mismo es individual, no se puede forzar, ni
provocar la iniciación o vivencia por medio de tips, reglas y/o pautas colectivas.
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