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El proceso de individuación en la adultez intermedia

Leidy Cañas Torres gerenciadesimismo@gmail.com

Artículo de intervención para optar al título de Magíster en Psicología

Asesor: Luis Felipe Henao Londoño, Magíster (MSc) en Educación

Universidad de San Buenaventura Colombia


Facultad de Psicología
Maestría en Psicología
Medellín, Colombia
2018
Citar/How to cite (Cañas, 2018)

Referencia/Reference Cañas, L. (2018). El proceso de individuación en la adultez intermedia. (Tesis


Maestría en Psicología). Universidad de San Buenaventura Colombia,
Estilo/Style: Facultad de Psicología, Medellín.
APA 6th ed. (2010)

Maestría en Psicología, Cohorte IX.


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Resumen

El siguiente artículo presenta una intervención grupal de orientación junguiana, durante el


proceso de individuación en la adultez intermedia, con hombres pertenecientes a una fundación
en la ciudad de Medellín. Se realizaron 8 talleres y dos entrevistas, una entrevista inicial y una
entrevista final, a partir de las cuales se hizo el registro de los cambios vividos por los
participantes. La intervención promovía la introspección y observación de sí mismo, para facilitar
el tránsito por la adultez intermedia. Al final, fue posible establecer el modo en que se logró
mayor conciencia sobre el yo y ego, la individuación, el sí mismo, la sombra, el animus y el
ánima.

Palabras clave: proceso de individuación, adultez intermedia, mitad de la vida, enfoque


junguiano, psicología analítica, cambios, transformación.

Abstract

The following article presents a group intervention of Jungian orientation, during the process of
individuation in middle adulthood, with men belonging to a foundation in the city of Medellin.
There were 8 workshops and two interviews, an initial interview and a final interview, from
which the changes experienced by the participants were recorded. The intervention promoted the
introspection and the observation of each of the participants themselves, in order to facilitate the
transition through intermediate adulthood. In the end, it was possible to establish the way in
which greater awareness was achieved about the I and the ego, the individuation, the self, the
shadow, the animus and the anima.

Keywords: process of individuation, middle adulthood, midlife, Jungian orientation, analytical


psychology, changes, transformation.
EL PROCESO DE INDIVIDUACIÓN EN LA ADULTEZ INTERMEDIA 4

Introducción

Hay quien cree incluso que las travesuras infantiles son propiedad inmutables del
carácter porque se dan también en los adultos, que ya están educados y ya no son
educables. Esto es un gran engaño. También el adulto es educable: puede ser
incluso un objeto agradecido del arte individual de educar” (Jung, 2010, p.56).
(…) “El método educativo válido para un adulto no puede ser directo, sino
indirecto, es decir, hay que proporcionarle los conocimientos psicológicos que le
permitan educarse a sí mismo (Jung, 2010, p. 57).

Jung manifestó cómo en la adultez intermedia se experimenta una transición, un cambio,


desarrollándose principalmente el proceso de individuación. Para Jung, la individuación se
relaciona con la participación de la consciencia, el equilibrio, la integración del yo y la
autorrealización de sí mismo (Jung, 2011a). Propuso dos momentos en la existencia, a los cuales
nombra como primera y segunda mitad de la vida (Gomez de la Torre, 2014; Jung, 2010; Ramos,
2014; J. Sassenfeld, 2004). En la primera mitad, se encontraría lo que en la psicología del
desarrollo se ha denominado como niñez, adolescencia, juventud y adultez temprana. La segunda
mitad de la vida, corresponde a lo que se ha descrito como adultez intermedia, transición a la
vejez, adultez tardía, ancianidad y/o senectud (Jung, 2004; Lachman, 2015; Mcfadden & Rawson
Swan, 2012).

Por lo tanto, es importante comprender cómo ocurre esta transición entre la primera y
segunda mitad de la vida, lo cual, lleva a interesarse por la denominada adultez intermedia o
mediana edad (Robinson & Wright, 2013). Es posible preguntarse, ¿es necesario proponer
actividades y estrategias de trabajo con las personas en la adultez intermedia? Para dar respuesta,
basta recordar lo que decía Jung:

Tengo que decirles que pienso que alguien que ha ido al colegio y a la universidad
todavía no está educado. Deberíamos tener cursos de formación continua no sólo
para jóvenes, sino también para adultos. Educamos a las personas sólo para que
puedan ganarse la vida y casarse. Entonces se acaba la educación, como si las
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personas ya estuvieran terminadas. La solución de las demás cuestiones


complejísimas de la vida queda a cargo del individuo, con su opinión y su
ignorancia. Innumerables matrimonios fracasados y desdichados, innumerables
decepciones laborales, se deben únicamente a las carencias educativas de los
adultos, que a menudo viven en una ignorancia profundísima sobre las cosas más
importantes (Jung, 2010, p. 56).

Una de las propuestas para afrontar los cambios y acontecimientos en la adultez


intermedia se encuentra relacionada con el desarrollo de investigaciones, programas e
intervenciones sociales y psicológicas (Mcfadden & Rawson Swan, 2012; Petik, Kézdy, &
Kocsis, 2013), en ellas se observa como se formalizan conceptos, se examinan transiciones, y se
realizan planes para los próximos eventos, muchos de ellos relacionados con mitos y episodios de
crisis (Golovey, Manukyan, & Strizhitskaya, 2015; Robinson & Stell, 2015). Es importante
aclarar que al darse el cambio, las personas se esfuerzan por mantener lo que han adquirido y lo
que han desarrollado en las primeras experiencias y etapas de vida. Debido a los cambios, se
requiere abordar falencias –errores-, adaptar cambios, enfrentar perdidas, diseñar planes para los
próximos eventos, observar la relación de contenidos, frecuencia y resultados (Golovey et al.,
2015; Lachman, 2015; Petik et al., 2013; Robinson & Stell, 2015; Robinson & Wright, 2013).
Para lograrlo, se han propuesto diversas estrategias como trabajos creativos, interacciones
educativas y sistemas de apoyo en los que se incluyan capacitaciones y cursos (Rawson, 1994,
citado por, Mcfadden & Rawson, 2012).

Lo atrayente es como muchas personas se ven interesadas en programas educativos para


auto-dirigirse y afianzar su propio desarrollo; en muchos casos las personas se sienten motivadas
para tomar consciencia de aspectos intrínsecos y necesidades básicas psicológicas. (Petik et al.,
2013). Es menester aclarar como en la sociedad y en la cultura se le da importancia a la
formación de conocimientos profesionales, sin embargo, la capacitación no solo deben
focalizarse en la obtención de un título para ejercer una profesión sino del cuidado y desarrollo de
la personalidad. El aprendizaje de un ajuste seguro y exitoso requiere de una intensa auto-
reflexión, muchas veces ésta representa un camino desconocido y lleno de ansiedad, pero para
llenar el vacío se retoma la explotación de los factores que influyen en la vida, siendo necesaria la
atención hacia la persona y el sí mismo (Golovey et al., 2015; Jung, 2010; Petik et al., 2013).
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Una de las razones para investigar e intervenir en la adultez intermedia es evitar los
estereotipos e ideas falsas que pueden tener consecuencias negativas para el individuo (Lachman,
2015); varios conceptos se promueven por los medios de comunicación y giran entorno al
envejecimiento, (Magalhães, Gonçalves, Sawaguchi, Taba, & Faria, 2014) la juventud,
(Güelman, 2013), la salud, los efectos perjudiciales, así como asuntos políticos y aspectos
sociales, entre otros (Castel, Kessler, Merklen, & Murard, 2014; Lachman, 2015; Martuccelli,
2017). Si bien un ser humano adaptado colectivamente, que hace lo que debe hacer a partir de los
otros, se representan en un individuo que puede estar adaptado y demuestra capacidad para
hacerlo (Mateus, 2011). De este modo, las personas pueden llegar a experimentar una gran
cantidad de estrés por asumir como ciertas las ideas que hay en su contexto, sin estar previamente
desarrolladas e identificadas por ellos – el individuo- (Jung, 2010; Lachman, 2015).

Asimismo, al llegar a una determinada edad – 35 - 40 años- se encuentran estados


depresivos, cambios, ideas e inspiraciones generadas por etapas anteriores (Jung, 2010; Stevens,
1994), muchos de los anhelos y ambiciones no llegan a satisfacerse, generando ansiedad –
neurosis- (Mcfadden & Rawson, 2012), baja motivación, poca razón para vivir o falta de sentido
(Jung, 2010; A. Sassenfeld, 2011; J. Sassenfeld, 2004; Schmidt, 2005; Stevens, 1994).

A pesar de la necesidad de intervenir, en estos momentos se observa como se le brinda


más importancia a otras etapas del ciclo vital. Hay publicaciones, intervenciones y políticas
públicas relacionadas con la niñez, la adolescencia, la juventud y la tercera edad (Magalhães et
al., 2014), sin embargo, la adultez intermedia queda a la deriva (Auxiliadora, Leão, & Gíglio,
2002; Cardenal-Hernáez & Fierro, 2001; Hernáez, 2012; Lachman, 2015; Mcfadden & Rawson
Swan, 2012; Petik et al., 2013; Robinson & Wright, 2013). Son pocas las publicaciones y no se
observan sociedades profesionales dedicadas exclusivamente a la mediana edad (Lachman, 2015;
Mcfadden & Rawson Swan, 2012).

Ahora bien ¿existen programas o intervenciones específicas para esta población en el


contexto local?

En la ciudad de Medellín ha habido intervenciones psicosociales, individuales y grupales,


para la población general, que abordan síntomas y patologías muy concretas. En el sector público
se encuentran los servicios generales en las diferentes dependencias, sin presentar un programa
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específico o una intervención con personas en la adultez intermedia, los servicios se brindan de
manera general. En el sector privado, se encuentran intervenciones psicoterapéuticas (J. Alonso,
2015). También, se brindan asesorías, psicoterapias, foros, encuentros y talleres relacionados con
la psicología analítica. Sin embargo, no se observa una intervención definida para la población en
la adultez intermedia, ni tampoco se observa una intervención sobre el proceso de individuación.
Por su parte, algunas Cajas de Compensación Familiar trabajan acciones relacionadas con la
jubilación y programas enfocados a la prevención de dificultades de la adultez tardía.

Por otra parte, en la ciudad de Medellín y en Colombia, no se han desarrollado políticas


que establezcan derechos o beneficien a esta población. Para comprobarlo, basta hacer un
recorrido por las estadísticas de salud mental de la Secretaria de Salud municipal. En 41.260
atenciones en servicios de consulta externa, la frecuencia de diagnóstico por enfermedades
relacionadas con trastornos mentales, entre 45 a 65 años, se encuentra distribuida de la siguiente
manera: un 25.33%, de demencia no especificada, trastorno mixto de ansiedad y depresión, y
trastorno de ansiedad generalizada. El 70.3% de las mujeres representan un mayor reporte
comparado con el de los hombres (Zapata, 2015).

En 2014, con relación a los trastornos mentales en consulta externa (reportados en el RIPS
-Registro Individual de Prestación de Servicios) se encontró un total de 5.771 personas con
trastorno mixto de ansiedad y depresión en edades entre 45 y 65 años, de las cuales el 9.82% eran
hombres y el 19.73% correspondía a mujeres. El segundo trastorno con más prevalencia es el
trastorno de ansiedad no especificado con un total de 2.469 personas (7.05%). El trastorno mixto
de ansiedad y depresión, trastorno de ansiedad no especificado y trastorno afectivo bipolar no
especificado representan un 31.97%, las mujeres presentan un porcentaje mayor al de los
hombres con un 64% (Zapata, 2015).

De manera que conviene subrayar la pertinencia de fomentar el bienestar de las personas


en la adultez intermedia. Una intervención propuesta desde un modelo teórico como el de Jung
aportaría a la prevención de las dificultades emocionales antes citadas, por medio de la
identificación y reconocimiento personal, en aspectos como el yo, la polaridad y la contradicción,
integración del animus y anima –femenino y masculino-, el sí mismo, la sombra, los elementos
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espirituales, la resignificación de los cambios en la adultez intermedia (Jung, 1970, 2002, 2004,
2010, 2011, 2011).

Conceptos Orientadores

Adultez intermedia

La adultez intermedia es una etapa del desarrollo en la que se presentan cambios físicos,
(Mcfadden & Rawson, 2012), psíquicos y sociales (C. Alonso, 2004; Auxiliadora et al., 2002;
Gomez de la Torre, 2014; Izquierdo, 2005), muchos de ellos son vivenciados de manera singular,
estando determinados por la individualidad, el contexto y la cultura (Hernáez, 2012; Jung, 2010).

La adultez intermedia se ubica entre la adultez temprana y la tercera edad o vejez


(Golovey et al., 2015). Algunos autores como Marluce, Glaus y Salles (Auxiliadora et al., 2002)
la ubican entre los 40 y 60 años. Anthony (Jung, 2010) manifiesta como entre los 38 y 43 años
puede surgir la crisis de la mitad de la vida. Por su parte, para Levinson existen la preadultez (17-
45 años), adultez intermedia (40-65 años), adultez tardía (60-80 años) y ancianidad a partir de los
80 años (Izquierdo, 2005). Según Loevinger, citado por (Izquierdo, 2005) entre los 40 – 45 años
se presenta la adultez intermedia. Para el presente trabajo, se entenderá la adultez intermedia de
acuerdo con lo propuesto por Auxiliadora, (2002), es decir, personas entre los 40 y 60 años.

El entendimiento, el paso de una crisis y la adaptación, generan una mayor comprensión


de cómo los adultos en la mediana edad son capaces de gestionar múltiples funciones con eficacia
y como mantener una buena salud puede arrojar luz sobre la manera de optimizar el desarrollo
durante todo la vida, más aún en la siguiente etapa –adultez mayor, vejez- (Auxiliadora et al.,
2002; Lachman, 2015; Robinson & Stell, 2015).

La adultez intermedia lleva a objetar la transición con la etapa futura -adultez mayor-
(Petik et al., 2013; Stevens, 1994), la persona cuestiona la llegada de otras esferas o cambios
como la jubilación, (Auxiliadora et al., 2002), además cuestiona: los ingresos, la posición, el
liderazgo, las habilidades en la toma de decisiones, la auto-confianza, la autoestima y la
contribución hacia la comunidad (Golovey et al., 2015). En esta etapa se desarrolla un momento
para la organización personal, se encuentran cambios relacionados con una perdida de la
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identidad, en la que se moviliza la sombra y se llega a la conciencia (Jung, 2002, 2010, 2011); el
proceso de jubilación ofrece redefinición y reorientación favoreciendo la continuidad del proceso
de individuación (Auxiliadora et al., 2002).

La adultez intermedia es un período privilegiado (Gomez de la Torre, 2014). Promueve el


vínculo entre períodos anteriores y posteriores del ciclo vital. En esta etapa de transición, de la
juventud hacia la vejez, hay ganancias y pérdidas (Jung, 2010; Petik et al., 2013). Es un momento
crítico de intersección de trayectorias ascendentes y descendentes en muchos dominios de la vida,
lo que sugiere la necesidad de un equilibrio óptimo de fortalezas y debilidades (C. Alonso, 2004;
Cañas, 2006). Por ejemplo, en cuanto a las capacidades cognitivas ¿disminuyen o se amplían? La
respuesta es simple, las experiencias y las habilidades permeadas por el conocimiento, muchas de
ellas se encuentran en un camino ascendente, mientras que la adquisición de nuevos
conocimientos en condiciones aceleradas -que dependen de la salud y la mecánica del cuerpo- se
manifiestan en una trayectoria descendente (Auxiliadora et al., 2002).

En la adultez intermedia se inicia una etapa de confrontación reevaluando los planes que
se tenían y que aún no han sido ejecutados (Izquierdo, 2005), las personas se esfuerzan por
mantener lo que han adquirido y lo que han desarrollado en sus primeras experiencias y etapas de
su vida, creen que pueden seguir en la segunda mitad de la vida con los principios y los medios
que fueron efectivos en la primera (C. Alonso, 2004; Auxiliadora et al., 2002; Ramos, 2014).

Como tarea general, en este período vital, se encuentra la adaptación a los cambios en el
cuerpo (Alonso, 2004), los cuales pueden compensarse con las relaciones inter e intrapersonales,
dadas en diversos grupos sociales, laborales y familiares, (Auxiliadora et al., 2002; Izquierdo,
2005; Lachman, 2015). Asimismo, se encuentran alternativas de solución en la adultez
intermedia: la flexibilidad mental (que se contrapone a la rigidez mental), la redefinición de las
relaciones, la flexibilidad emocional (que evitaría el empobrecimiento emotivo) y la mayor
sabiduría (que compensa la pérdida de capacidades físicas (Izquierdo, 2005).

También, la adultez intermedia suele coincidir con la asunción de nuevos roles familiares,
sociales y laborales (C. Alonso, 2004; Izquierdo, 2005; Jung, 2010); causa de ello, suelen ser: el
divorcio, la conformación de una nueva familia, la incorporación de retos frente a la educación de
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los hijos, los cambios en la relación con familiares y amigos (Mcfadden & Rawson, 2012), las
pérdidas de empleo y las transiciones en la vida laboral (Cañas, 2006; Lachman, 2015; Mcfadden
& Rawson Swan, 2012; Petik et al., 2013; Robinson & Stell, 2015).

Continuando la exposición sobre los cambios en los roles sociales y familiares, se ha


hablado del “nido vacío”, es decir, cambios en la pareja de padres cuando los hijos salen del
hogar para hacer su propio proyecto de vida o cuando establecen otros hogares; es un momento
en el que se desarrolla la sensación de soledad de la pareja (“nido vacío”). Al ocurrir este cambio,
se abre la posibilidad de un reencuentro de la pareja y de fomentar la relación con personas
cercanas, amigos y miembros de la familia (Hernáez, 2012; Mcfadden & Rawson Swan, 2012;
Petik et al., 2013). Si bien en la actualidad muchas personas consideran que la adultez intermedia
está principalmente relacionada con el “nido vacío” y la menopausia, como se ha venido
mencionando en el presente artículo, es primordial ampliar el enfoque sobre esta etapa del ciclo
vital para permitir el análisis y la investigación de otras áreas como los cambios en el trabajo, la
familia, y la vida espiritual (Mcfadden & Rawson Swan, 2012; Robinson & Stell, 2015).

Crisis

La adultez intermedia también puede ser experimentada como una crisis. (Golovey et al.,
2015; Grún, 2007; Stevens, 1994). Según algunos autores, el fracaso para superarla impide la
formación de rasgos maduros de la personalidad (Bauer, 2015; Golovey et al., 2015; Jung, 2010,
2011). Desde la antigüedad, a la adultez intermedia se la ha asociado con una fase de deterioro
físico y mental, con la crisis de los cuarenta años, es por esto que hasta el momento, el concepto
de crisis de la mitad de la vida ha jugado un papel importante en las sociedades europeas y
norteamericanas, algo que es evidente, por ejemplo, en los anuncios de medicamentos
relacionados con el rejuvenecimiento (Bauer, 2015).

La crisis puede traer consigo angustia pero al mismo tiempo, promueve una mayor
autonomía y autoestima (C. Alonso, 2004; Golovey et al., 2015; Robinson & Stell, 2015;
Robinson & Wright, 2013). Durante un episodio de crisis se puede desarrollar estrés e
inestabilidad emocional, baja satisfacción y sentimientos de infelicidad, (Gomez de la Torre,
2014; Lachman, 2015; Robinson & Wright, 2013). Además, en ella pueden suceder alteraciones
en el estilo de vida, por el cuestionamiento de sí mismo, el mundo y las relaciones (C. Alonso,
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2004; Bauer, 2015; Cañas, 2006; Golovey et al., 2015; Robinson & Stell, 2015; Stevens, 1994).
Una crisis puede durar unos meses o más de un año, según los acontecimientos, las relaciones, las
motivaciones, los objetivos personales, las cogniciones y los afectos (Robinson & Stell, 2015). Si
la crisis no se resuelve satisfactoriamente, se continúa con dificultades, demandando energía en lo
sucesivo. Se requiere una solución positiva, la cual, es de gran importancia para acceder y
generar consciencia en el siguiente período vital, pues de lo contrario, el conflicto puede pasar de
una etapa a otra, sin resolverse (Cañas, 2006; Izquierdo, 2005; Robinson & Stell, 2015).

La crisis puede actuar como un punto de inflexión simbólico en la historia de vida (J. C.
Alonso, 2015; Eugene, 1998; Grún, 2007; Stevens, 1994). El reajuste necesario se recordará más
allá del tiempo de la crisis y tendrá efectos sobre las próximas etapas de vida (Izquierdo, 2005).
Una crisis resuelta conduce a la autoevaluación positiva de la fuerza interior, promueve la
autogestión y fundamenta criterios para la madurez psicológica y la responsabilidad (Golovey et
al., 2015). Cuando la persona llega a resolver con éxito un episodio de la vida emocionalmente
difícil, logra superar las nuevas tareas y retos psicológicos, se acomoda a las nuevas
circunstancias vitales (Petik et al., 2013).

La crisis de la mediana edad (o la crisis de la adultez intermedia) se presentan cuatro


fases: de transición, de separación, de liminalidad y de reintegración (J. Sassenfeld, 2004; Stein,
1983, 2007). En la transición, el individuo busca soporte mientras vivencia los cambios iniciales
del proceso de transformación; si bien, la intención es llegar a la transformación, es importante
aclarar que ésta no siempre se logra. La separación se relaciona con la vivencia de ausencia–
pérdida- y sufrimiento. La liminalidad es entendida como la transición hacia la transformación e
integridad –espera y escucha dentro de la confusión- a través del cambio de una identidad a otra.
Por último, se encuentra la integración, la cual se relaciona con la unificación de aspectos
inconscientes, en esta última fase se propicia un nuevo sentido de identidad (J. Sassenfeld, 2004).

A continuación, se presentan algunos de los estudios sobre la crisis en la adultez


intermedia llevados a cabo durante varios años, en diferentes contextos, países y ciudades.

Se realizó un estudio con 1.023 adultos del Reino Unido, su objetivo era obtener datos
sobre los tipos de prevalencia y resultados percibidos en los diversos episodios de crisis en tres
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etapas de la vida adulta: 20 a 29, 30 a 39 y 40 a 49 años. Las crisis más comunes estaban
relacionadas con el divorcio, la ruptura en las relaciones y las dificultades financieras. Una
característica de la crisis de los cuarenta estuvo relacionada con la presencia de duelo; los autores
relacionan como la adultez intermedia se debe a una mayor conciencia de la muerte y la
mortalidad, generando apertura hacia los retos dados por el envejecimiento (Robinson & Wright,
2013).

Por su parte, (Ward, Scheid & Tuffre, 2010) citado por (Mcfadden & Rawson, 2012)
investigaron las variaciones transculturales en la prevalencia de síntomas con 1.115 mujeres en la
adultez intermedia, en edades comprendidas entre los 45 y 55 años. Se realizó una comparación
de los hallazgos entre mujeres del Reino Unido con mujeres de China, Japón, Canadá y Estados
Unidos. Los síntomas estuvieron relacionados con el estado menopáusico: diarrea, dolor de
estomago, falta de aliento, dolor de garganta, dolor de espalda, dolor de cabeza, mareos,
cansancio, irritabilidad, estado de ánimo bajo o depresión, insomnio, sofocos, sudoración
repentina, sudores fríos y sudores nocturnos.

Asimismo, una investigación que se realizó en Melbourne, desde 1991 y continuó durante
más de 10 años, hizo el seguimiento a 438 mujeres entre 45 y 55 años de edad. El estudio estuvo
relacionado con la calidad de vida en las mujeres y dentro de sus categorías de análisis se
contemplaron: los cambios hormonales, la transición de la menopausia, la salud física y la salud
psicológica, además de la composición corporal, la memoria y el riesgo de enfermedad
cardiovascular. Dentro de los hallazgos en la salud física se observó: disminución ósea, depresión
mayor, aumento de la adiposidad central, síntomas vasomotores, insomnio y sequedad vaginal.
Además, se encontró aumento en el riesgo de enfermedades cardiovasculares, falta de actividad
física y aumento del índice de masa corporal, testosterona alta y baja de estradiol –disminución
de los niveles de estradiol- índice determinante del aumento de riesgo de un evento coronario
agudo. La frecuencia de un estado de ánimo depresivo se incrementó por síntomas y factores
relacionados con el estrés, donde el funcionamiento sexual se deterioraba de manera significativa.
Dentro de las características positivas se evidenció cómo la memoria verbal no se vio afectada en
momentos posteriores a la menopausia, a la vez que no se encontró un aumento de
preocupaciones sobre los cambios en la vejez. (Guthrie, Dennerstein, Taffe, Lehert, & Burger,
2004a, citado por Mcfadden & Rawson, 2012)
EL PROCESO DE INDIVIDUACIÓN EN LA ADULTEZ INTERMEDIA 13

Un estudio realizado con 4.558 japoneses relacionó la crisis de los cuarenta con la
depresión y la influencia/apoyo de los amigos. En los casos en que no había depresión, podía
evidenciarse la presencia de intercambios de ayuda –recibir y dar apoyo- (Tarizawa, 2006) citado
por (Mcfadden & Rawson, 2012). En otro estudio, (Midus, Brim, Ryff, & Kessler, 2004) citado
por (Lachman, 2015) por medio de un diseño longitudinal con más de 7.000 adultos, examinó la
adultez intermedia a partir de una perspectiva evolutiva de vida útil, con un rango de edad de 25 a
75 años, el estudio fue seleccionado para proporcionar información sobre las transiciones de
ingreso y salida en la mediada edad.

Perspectiva analítica y sus aportes a la comprensión de la adultez intermedia y el proceso


de individuación.

Jung fue uno de los primeros interesados en la mitad de la vida (A. Sassenfeld, 2011), lo
que llamó el atardecer de la vida, el declive requiere reducción, cultura individual,
interiorización, e introspección, (Gomez de la Torre, 2014; Jung, 2004; Lachman, 2015). Expresó
como entre los 35 y 40 años se prepara y se inicia un cambio importante en la psique
(Auxiliadora et al., 2002). Al principio, los cambios no son perceptibles, son signos indirectos de
modificaciones que empiezan a producirse, muchos de ellos inconscientemente (Grún, 2007;
Lachman, 2015; J. Sassenfeld, 2004; Stevens, 1994).

Jung pensaba que en la adultez intermedia se presenta la oportunidad de realizar el


máximo potencial en el individuo. Tiene importancia determinante, pues establece elecciones a
seguir en las siguientes etapas de vida, una elección que se encuentra representada en la
individuación (Stevens, 1994). Antes de la mitad de la vida, hay un proceso de expansión, es
decir, la persona está interesada en alcanzar los logros más mundanos de la experiencia vital,
tales como: establecer una carrera, casarse, educar a los hijos y ser exitoso o exitosa -aspectos
que corresponden al Ego- (Cañas, 2006; J. Sassenfeld, 2004). El cambio que se presenta, se
asume con la individualidad de cada persona, las demandas de adaptación a la realidad exterior y
de expansión dado por el mundo social, requiere diferenciar progresivamente la consciencia
individual y establecer una identidad propia, una identidad personal (C. Alonso, 2004; Jung,
2004, 2010; Schmidt, 2005); la autonomía e independencia son asuntos básicos para restablecer
los cambios como: formalizar una vida sexual satisfactoria y responsable, conformar una familia,
EL PROCESO DE INDIVIDUACIÓN EN LA ADULTEZ INTERMEDIA 14

desarrollar una identidad adulta estable, elegir la pareja con la que se puede establecer una
relación interpersonal profunda. Muchas de estas acciones se encuentran relacionadas con vivir
de acuerdo a lo establecido por el contexto social, ocupaciones enfocados a requerimientos
sociales mucho más pronunciados, que al cuestionamiento de la propia existencia (Jung, 2010;
Stevens, 1994).

Al llegar a la adultez intermedia, es necesario una transición desde la expansión hacia la


introspección, pues la persona cree que puede seguir el resto de la vida actuando con los
principios desarrollados hasta ese momento pero requiere recorrer el camino hacia lo interior para
hacer una reducción a lo esencial (Durán Hurtado, 2011; Grún, 2007; Jung, 2004, 2010; Ramos,
2014; Stevens, 1994; Villalobos, 2008). La aceptación de la sombra, la integración del animus y
del ánima –femenino – masculino-, el desarrollo del sí mismo, y la aceptación de la muerte, así
como, la relación con lo trascendente o espiritual, son algunas de las tareas que se deben resolver
conscientemente durante dicha reducción (Durán Hurtado, 2011; Jung, 2002). Desde esta
perspectiva, la mediana edad será la gran oportunidad de trascender el ego para dar paso al sí
mismo (Jung, 2010; Stevens, 1994).

Finalmente, de esta manera se relaciona la adultez intermedia con el proceso de


individuación, el cuestionamiento por el proceso del desarrollo de la consciencia puede ser
vivenciado como natural, sin embargo, es importante aclarar cómo se pueden generar peligros, en
casos extremos se generan condiciones psíquicas patológicas (Danylova, 2015; Gomez de la
Torre, 2014; A. Sassenfeld, 2011; Schmidt, 2005). En algunos aspectos se encuentran sucesos
dolorosos y característicos, el individuo deja de sentirse satisfecho con logros del aspecto social,
hace frente a la contrariedad significativa, donde la aburrición, el vacío y la inquietud generan
estados crecientes de desesperación y desprecio, en algunos casos variaciones, con múltiples
perturbaciones – neurosis, trastornos, psicosis- (Danylova, 2015; Schmidt, 2005; Stevens, 1994).
El individuo se ve enfrentado a un proceso que pudo haber ignorado en etapas o épocas
anteriores, el primer acercamiento se encuentra con el inconsciente, es así como surgen estados
de consciencia relacionadas con ensoñaciones, delirios, visiones y sueños; el yo requiere
acomodarse para darle paso al sí mismo, donde la meta del proceso de individuación es la síntesis
de sí mismo (Danylova, 2015; Jung, 2010, 2011, 2011).
EL PROCESO DE INDIVIDUACIÓN EN LA ADULTEZ INTERMEDIA 15

Proceso de Individuación

La individuación es la realización de la unicidad del individuo, mediante la ampliación de


la consciencia (Hurtado, 2010). Lleva a un proceso de integración que requiere la persona para
encontrarse a sí misma (Gómez, 2014; Gomez de la Torre, 2014; Jung, 2011, 2011). Se encuentra
relacionada con la integración del individuo, total e indivisible (Stevens, 1994). En esta
integración el yo se vuelve fuerte y maduro. En sus diferentes fases se producen transformaciones
y se realiza una diferencia entre el yo y el ego para adaptarlos al sí mismo (Gomez de la Torre,
2014; Jung, 2011).

La individuación lleva al hombre a un proceso de transformación en el que se libera del


arraigo de lo inconsciente, brinda a la colectividad una consciencia ampliada por medio de los
opuestos, con los que genera el impulso necesario para seguir avanzando en el contexto o en la
cultura (Jung, 2004), (Schmidt, 2005), (Hart, Emerson, Whitman, Peirce, & Wendell, 2017). Carl
(Jung, 2002) manifiesta como la individuación es una solución definitiva, mientras otros
procesos, caminos o vías son provisorias, momentáneas y transitorias.

El inconsciente colectivo es una idea de referencia para ejemplificar lo que piensa Carl
Gustav (Jung, 2002) sobre el problema de la individuación. El individuo se enfrenta a una tarea
donde la psique consta de dos mitades incongruentes (Danylova, 2015; A. Sassenfeld, 2011),
ambas deben formar una unidad (Hart et al., 2017; Hurtado, 2010). Es aquí donde lo inconsciente
es verdaderamente inconsciente, el individuo no lo conoce. La sombra, el ánimus, el ánima son
complejos y arquetipos que se encuentran en el inconsciente (C. Alonso, 2004; Danylova, 2015;
Hurtado, 2010). De esta forma lo consciente e inconsciente no dan un conjunto total si lo uno no
es reprimido y confrontado por lo otro. La consciencia debería defender su buen juicio y
posibilidades de autoprotección. Es así como lleva a una lucha y colaboración declarada. El uno
necesita del otro, unión de las polaridades, esto es lo que Jung llama proceso de individuación, es
un proceso o desarrollo progresivo que surge del conflicto de ambos hechos básicos psíquicos (C.
Alonso, 2004; Jung, 1943, 2002, 2004).

Hay una marcada resistencia del inconsciente al querer pasar por lo consciente (Schmidt,
2005). El conocimiento de los símbolos es indispensable, pues en ellos se realiza la unión de
contenidos conscientes e inconscientes. De la unión de polaridades resultan nuevas vivencias,
EL PROCESO DE INDIVIDUACIÓN EN LA ADULTEZ INTERMEDIA 16

percepciones y realidades prestas a generar consciencia. Conseguir que la personalidad pase a ser
una totalidad es la meta (C. Alonso, 2004; Jung, 2002, 2011).

La individuación es un proceso que implica trascendencia (Jung, 2011b). En la


individuación la psique individual logra un grado más completo de diferenciación, expresión y
desarrollo. En cuanto al concepto de trascendencia se refiere a la unificación de los diversos
sistemas del yo, hacia la integralidad y la identidad con toda la humanidad, así la personalidad es
socialmente transformada, con un efecto curativo sobre el individuo (C. Alonso, 2004; Jung,
2010, 2011, 2011).

La individuación lleva a conocerse a sí mismo lo más íntegramente posible. Es por eso


que el proceso de individuación y la ampliación de la consciencia van juntos. La individuación,
involucra el desarrollo de una consciencia, progresivamente creciente, de la propia identidad
personal, tanto con las cualidades buenas, aceptables y deseables como con las cualidades malas
y/o reprochables (Jung, 2004, 2011).

El proceso de individuación es poco reconocido conscientemente, siendo rechazado por


algunas personas. Una de sus consecuencias, se encuentra relacionada con observarse a sí mismo,
lo que también, genera enfrentar el inconsciente. Hacer consciencia implica someter algunas
percepciones y conceptos a la renovación, a la regeneración y al autoconocimiento; se impone la
necesidad de integrar lo inconsciente a la consciencia (Jung, 2011; Schmidt, 2005).

Es así como el ego puede resistirse a la transformación por la amenaza o desaparición de


una realidad o identidad anterior. En el proceso de individuación se pueden sentir dificultades,
problemas y miedos por la identificación psíquica colectiva, de esta manera el individuo siente
que puede estar enloqueciendo, se siente en crisis, dado a la identificación del ego con contenidos
arquetípicos y estados de inflación egoica (Danylova, 2015; Jung, 2004; Taveras, 2006).

El proceso de individuación propicia llegar a ser lo que se es (Schmidt, 2005). Los


individuos se identifican con las máscaras o personalidades y pocas veces se identifican con su
esencia. Por medio del proceso de individuación, en la segunda mitad de la vida, la persona
alcanza la totalidad. A través del proceso evolutivo del ego, se propicia el rescate de las
EL PROCESO DE INDIVIDUACIÓN EN LA ADULTEZ INTERMEDIA 17

capacidades psíquicas del inconsciente (Durán Hurtado, 2011; Eugene, 1998; Stein, 2007;
Toloza, 2011).

Carl Gustav (Jung, 2011a) afirmaba que el proceso de individuación transcurre en dos
grandes fases. La primera fase, se encuentra relacionada con el concepto de expansión, según el
cual, el individuo siente la necesidad de encarar la realidad hacia fuera: de expresarse, de
socializar, de acumular y de adaptarse; proceso que se desarrolla en la primera mitad de la vida.
La segunda fase, se encuentra relacionada con la introversión, en ella, se va redirigiendo la
energía psíquica hacia los objetos interiores, se cultiva el silencio y se comienza un vaciamiento
de toda esa acumulación que tuvo lugar en la primera fase. Esta última fase, corresponde a la
segunda mitad de la vida. Hay en ella, una ganancia de madurez e introspección (Eugene, 1998),
porque el individuo busca desprenderse de todo aquello prescindible que opaca o minimiza lo
verdadero y esencial de su existencia (Durán Hurtado, 2011; Ramos, 2014).

Al ampliar un poco más sobre el proceso de integración y unicidad es importante


diferenciar los conceptos de individuación e individualismo. Al respecto Jung decía que:

No distinguimos suficientemente entre individualismo e individuación.


Individualismo significa enfatizar y conferir importancia, de modo deliberado, a
una supuesta peculiaridad, más que a consideraciones y obligaciones colectivas.
[La individuación] sólo puede referirse a un proceso de desarrollo psicológico que
realiza las cualidades individuales dadas; dicho de otra manera, es un proceso por
medio del cual un ser humano se convierte en el ser definido, único que es. Al
hacer esto, no se torna ́egoísta ́ en el sentido ordinario de la palabra, sino que
meramente se encuentra realizando la particularidad de su naturaleza y esto, como
hemos afirmado, es radicalmente diferente de egoísmo o individualismo (Jung,
1928, pp. 182- 183).

La individuación propiamente tal, puede ser experimentada en la segunda mitad de la


vida, y la individuación natural o inconsciente, que es idéntica al desarrollo de la consciencia y al
ego a partir del inconsciente colectivo, se da a partir de las primeras fases de vida.
EL PROCESO DE INDIVIDUACIÓN EN LA ADULTEZ INTERMEDIA 18

Hablando del inconsciente colectivo, Jung también, agrega:

He elegido el término de “colectivo” porque tal inconsciente no es de naturaleza


individual sino general, es decir, a diferencia de la psique personal, tiene
contenidos y formas de comportamientos que son iguales cum grano salis en todas
partes y en todos los individuos. Es, con otras palabras, idéntico a sí mismo en
todos los hombres y por eso constituye una base psíquica general de naturaleza
suprapersonal que se da en cada individuo (…) Los contenidos del inconsciente
colectivo son llamados arquetipos (Jung, 2002, p. 4).

Uno de los fundamentos en la psicología analítica se encuentra relacionado con los


arquetipos, con respecto al tema Jung plantea:

El arquetipo en sí es un factor psicoide que, por así decir, pertenece a la parte


invisible, ultravioleta, del espectro psíquico. Como tal no parece capacitado para
acceder a la conciencia (…), es decir, trascendente” (Jung, 2004, p. 17). Aún más,
“no presenta ninguna característica fisiológica y no puede ser abordado como
psíquico, a pesar de que se manifieste psíquicamente [por lo que…] no nos queda
más remedio que calificar su naturaleza de “espíritu” (Jung, 2004, p. 17).
“Caracterizado por su numinosidad, el arquetipo es la autorrepresentación del
instinto y se manifiesta como símbolo y mito en un proceso de psiquificación
(Jung, 2004, p. 17). (…) Esas imágenes son “imágenes primigenias”
(“arquetipos”) porque son, por excelencia, inherentes a la especie, y si han
“surgido” alguna vez, este surgimiento coincide, cuando menos, con el comienzo
de la especie (Jung, 2002, p. 76).

Jung manifestaba como todo sujeto se esta individuado desde el comienzo de su vida,
aunque no sea consciente de ello (Jung, 2004). La individuación, paso a paso, va conduciendo
cada vez más profundamente hacia el núcleo de la persona (Goldbrunner, 1942) citado por
(Gomez de la Torre, 2014). El intento de llevar a cabo un proceso consciente de individuación
indica cuándo la consciencia del individuo ha accedido a un grado extremo de desarrollo y se ha
separado de su inicio inconsciente. El proceso consciente de individuación consiste en una serie
larga y continua de transformaciones que tiene como meta el logro del punto medio de la
EL PROCESO DE INDIVIDUACIÓN EN LA ADULTEZ INTERMEDIA 19

personalidad. La asimilación inconsciente es uno de los procesos esenciales, el encuentro directo


con el inconsciente colectivo precipita la integración y la dirección de la completitud psíquica. A
través de la confrontación consciente y activa del ego con los contenidos del inconsciente
colectivo y el inconsciente personal se precipita la integración y totalidad psíquica, la conversión
del individuo –hombre- en uno (Jung, 2010, 2011; Stein, 2007).

La individuación se encuentra representada en historias, relatos y símbolos, por medio de


imágenes mitológicas, representativas de arquetipos como el héroe, -tendencia compensatoria a
elaborar el símbolo del sí mismo-. Campbell estudió la relación del arquetipo del héroe con la
individuación. Este arquetipo promueve la autonomía y la decisión propias. Todo el proceso que
vive el héroe de las sagas, cuentos y mitos, lo lleva a enfrentar la vida en su totalidad, a poner a
prueba el ego, a afrontar vacíos y a desarrollar las propias conquistas y batallas (J. C. Alonso,
2015; Hazer, 2012; Toloza, 2011). De ahí que el proceso interior lleva a una vida más plena, a
una amplia consciencia (Stevens, 1994; Taveras, 2006).

Conceptos relacionados con los complejos y arquetipos de la individuación: el yo – ego-, la


sombra, el ánima, el ánimus y el sí mismo

El yo-ego

El yo surge en las primeras fases del desarrollo por medio del sí mismo. Es el centro
consciente, percibe símbolos y significados, desarrolla y evalúa los valores, (Hurtado, 2010) es
un intermediario entre las vivencias exteriores y los aspectos constitutivos del sí mismo (Jung,
2004, 2011; Schmidt, 2005; Stevens, 1994). En palabras de Jung, el yo es

Debe entenderse por “yo” el factor complejo al que se refiere todos los contenidos
de la consciencia. Constituye en cierto modo el centro del campo de la consciencia
y, en la medida en que este campo comprende la personalidad empírica, el yo es el
sujeto de todos los actos conscientes (Jung, 2011a, p. 7). (…) El yo como
contenido consciente en sí no es un factor sencillo, elemental, sino un factor
complejo, y en cuanto tal no puede describirse exhaustivamente. De acuerdo a la
experiencia tiene dos fundamentos: uno somático y otro psíquico (Jung, 2011a, p.
7) (Jung, 2011a, pp. 7-8). (…) “El yo se basa en todo el campo de la consciencia, y
por otra en la totalidad de los contenidos inconscientes” (Jung, 2011a, p. 8).
EL PROCESO DE INDIVIDUACIÓN EN LA ADULTEZ INTERMEDIA 20

El yo se encuentra relacionado con la descripción propia cuando utilizamos las palabras


Yo o mí; es el aspecto consciente del existir, tiene acceso a muchos recuerdos que no se han
reprimido, algunos son de fácil acceso (Gómez, 2014; Jung, 2011; J. A. Sassenfeld, 2010;
Stevens, 1994). En el yo se identifica lo que se sabe de sí mismo, reconoce lo que ven los demás,
ratificando al mismo tiempo, el comportamiento y la relación con otros (Hurtado, 2010; Schmidt,
2005). Propicia la afirmación de características físicas y cualidades en una persona, se asocia con
la memoria y el cuerpo ( Sassenfeld, 2010). Organiza conscientemente los sentimientos, los
pensamientos, las sensaciones y las intuiciones (Stevens, 1994; Villalobos, 2008). Para
entenderlo, es necesario enfatizar cómo Jung introdujo estas oposiciones.

Jung comprendía los tipos psicológicos a partir de dos actitudes: la introversión y la


extroversión y cuatro funciones: intuición, pensamiento, sentimiento y sensación. Cada individuo
tiene generalmente más desarrollado un tipo psicológico según lo que en él predomine (lo
superior) o tenga menor importancia (lo inferior). Cuando se cultiva más una cualidad, el lado
contrario actúa y se fortalece fuertemente en el inconsciente. Es decir, la función superior se
encuentra relacionada con la actuación consciente del individuo, mientras la función inferior se
encuentra en lo inconsciente. Integrar la función inferior a la psique individual será, así, un paso
definitivo en el proceso de individuación (Eugene, 1998; Gomez de la Torre, 2014; Jung, 1943,
1970, 2004; Mayes, 1963; J. Sassenfeld, 2004; Stevens, 1994).

Así, el pensamiento extrovertido consciente, como función superior, tendrá como


polaridad el sentimiento inconsciente introvertido, como función inferior. El sentimiento
extrovertido consciente como función superior, tendrá como polaridad el pensamiento
introvertido inconsciente –función inferior-, mientras que a la intuición introvertida consciente se
le contrapone (en la función inferior) la sensación extrovertida inconsciente. Por último, el
pensamiento introvertido consciente (como función superior) se representa como sentimiento
extrovertido inconsciente (función inferior). Las funciones y actitudes que fueron descritas como
inferiores, en lo precedente, al presentarse como superiores, darán como resultado otras cuatro
polaridades más, en sentido inverso (Jung, 1943, 2004; J. Sassenfeld, 2004).

De esta manera el yo es un mediador de la esfera subjetiva y objetiva, es el punto focal de


la conciencia, así como del sentimiento permanente de la identidad personal (Jung, 2011;
EL PROCESO DE INDIVIDUACIÓN EN LA ADULTEZ INTERMEDIA 21

Stevens, 1994). Asimismo, es entendido por Jung como el núcleo consciente de la persona, el
centro de su obrar y juzgar (Jung, 2011; J. A. Sassenfeld, 2010). En la primera parte de la vida y
en la formación en la niñez, el niño vive del todo en el inconsciente, apartándose cada vez más de
ese mundo de inconsciencia y formando un yo consciente (Engler, 1996). La adquisición de
consciencia se relaciona con la adquisición de algunos valores como: el altruismo, la
responsabilidad, la valentía, la dedicación, la generosidad, el compromiso, entre otros. Los
valores permiten y generan consciencia para describirse a sí mismo (Jung, 2004; Stevens, 1994).

El yo incluye todos los aspectos biográficos que pueden emerger del inconsciente
personal, y aquellas funciones o potencialidades de la consciencia que, debido a la unilateralidad
de la personalidad, no han recibido oportunidad de ser actualizadas durante el crecimiento
psicológico previo a la individuación consciente (Hurtado, 2010). En él, también se incluyen los
contenidos colectivos reprimidos social y culturalmente (Gómez, 2014; Jung, 1991; J. A.
Sassenfeld, 2010; Stevens, 1994).

Hablando del inconsciente personal, Jung manifiesta que “La mayor parte de las
primeras impresiones de la vida se olvidan rápidamente y forman la capa infantil
de lo inconsciente personal, como yo lo llamo. Tengo ciertas razones para dividir
así lo inconsciente. Lo inconsciente personal contiene todo lo olvidado o reprimido
y todo lo que se ha vuelto subliminal de otra manera y que el individuo había
adquirido consciente e inconscientemente. Estos materiales tienen una marca
inequívocamente personal. Pero también hay otros contenidos que parecen ajenos
al individuo y que a menudo tienen huellas de propiedades personales (Jung, 2010,
p. 110). Los contenidos de lo inconsciente personal son ante todo los llamados
complejos sentimentalmente acentuados, que forman la intimidad personal de la
vida anímica (Jung, 2002)(Jung, 2002, p.4). “Esa psique parcial en su mayor parte
inconsciente, compuesta de afectos y representaciones” (Jung, 2004, p. 17)
Asimismo, “Los complejos suelen ser cosas desagradables que la persona prefiere
olvidar y que no le gusta que le recuerden, suelen brotar de una vivencias e
impresiones penosas o dolorosas” (Jung, 2010, p. 105).
EL PROCESO DE INDIVIDUACIÓN EN LA ADULTEZ INTERMEDIA 22

La sombra

La primera pareja de contrarios que el ser humano debe integrar, con la finalidad de acercarse al
sí mismo, está formada por la persona –El concepto de máscara se asocia con el origen y
descripción de la persona, en sí es un complejo que emerge por la adaptación personal, presenta
una estrecha relación entre el individuo y la sociedad, estando muy alejada de la individualidad- y
la sombra, poseen cualidades opuestas en las que se manifiestan, se contraponen y se
complementan (Gomez de la Torre, 2014; Jung, 2011; J. Sassenfeld, 2004; J. A. Sassenfeld,
2010; Stevens, 1994).

La sombra puede entenderse de diversas maneras. Una de ellas, representa el lado oscuro
del yo, aquello que por ser negativo, reprochable o culposo, no es asumido y se relega en el
inconsciente (Gregorio, 2012; Magalhães et al., 2014; Mayes, 1963). Así, la sombra contiene
aspectos inconscientes que no son o no fueron reconocidos, como dolores físicos y emocionales;
experiencias dolorosas que el yo consciente prefiere evitar (Gregorio, 2012; Jung, 1970). Cuando
esto sucede, el recuerdo, la emoción, la sensación y la vivencia quedan superpuestas como
sombra del yo (Danylova, 2015; Eugene, 1998; Jung, 2011; Stevens, 1994).

El proceso de individuación da lugar a la fase del encuentro con la sombra (Stevens,


1994). La toma de consciencia le exige al ego un enfrentamiento y una conciliación con todas
aquellas partes de la personalidad que han sido reprimidas o negadas y le demanda aprender a
convivir con ellas (Gregorio, 2012; Schmidt, 2005). Una vez que los contenidos de la sombra y
de la persona han podido ser acercados a la consciencia, ampliándose su alcance, el carácter
dominante del inconsciente vuelve a cambiar (Danylova, 2015).

La integración de la sombra permite hacer consciente lo inconsciente personal, -siendo


uno de los primeros procesos- (Villalobos, 2008), sin ellos resulta efímero el conocimiento del
ánima y el ánimus, de esta manera se toma consciencia por medio de la proyección y de la
relación con el otro. Mediante la relación con el sexo opuesto, el individuo es consciente de las
propias proyecciones (Gregorio, 2012; Jung, 2011).

En otro sentido, la sombra no es identificada solamente como negativa u oscura, pues la


persona desarrolla más unas actitudes y funciones psíquicas que caracterizan su yo y deja en
EL PROCESO DE INDIVIDUACIÓN EN LA ADULTEZ INTERMEDIA 23

segundo plano las opuestas que también son positivas. La sombra no está constituida solamente
por tendencias moralmente reprochables, representa además una serie de buenas cualidades,
reacciones adecuadas, percepciones fieles de una realidad, instintos morales e impulsos creativos
(Eugene, 1998; Mayes, 1963; Villalobos, 2008).

De manera que, una tercera comprensión de la sombra se encuentra relaciona con la no


aceptación de fortalezas y cualidades que un grupo o cultura obstaculizó, capacidades que no
fueron programadas y activadas a tiempo donde el individuo genera otro tipo de acciones
diferentes a sus gustos o prioridades, en ocasiones por responder a una demanda de los otros, y
no a partir de su sí mismo (Jung, 2004, 2011).

Ánimus - ánima (masculino-femenino)

Otro aspecto de la individuación consciente es el encuentro con el ánimus y el ánima.


Jung desarrolla los conceptos de ánima y ánimus, para realizar un trabajo interno relacionado con
lo femenino y lo masculino. A la imagen inconsciente femenina, en un hombre, Jung la llamó
anima, y a la imagen inconsciente masculina, en una mujer, la llamó ánimus (Engler, 1996;
Gómez, 2014; Jung, 2002, 2011; Stevens, 1994).

En la adultez intermedia se desarrolla un trabajo psíquico relacionado con la integración


de lo femenino y lo masculino. El reconocimiento de aspectos inconscientes lleva a la
identificación de ámbitos irreconocibles, muchos de ellos, requeridos para generar estabilidad
emocional a partir de la identificación, del análisis y de la introspección. El hombre, identifica en
sí aspectos femeninos (ánima) como la aceptación de sentimientos y debilidades en el estado
emocional. La mujer en su representación masculina (ánimus) reconoce e identifica fortalezas
como la autodeterminación, la congruencia y la confianza (Jung, 2002, 2010, 2011).

Los aspectos poco reconocidos de lo femenino y lo masculino, de acuerdo a los roles


asignados a hombres y mujeres por la cultura y la sociedad, influyen inconscientemente sobre
ciertos comportamientos y actitudes, muchos de ellos no están integrados con el aspecto
consciente, ni con el sí mismo (Gregorio, 2012). Cuando se logran hacer conscientes ambos
aspectos (femenino y masculino) se desinhiben reacciones personales y se amplía la interacción
con los demás (Gomez de la Torre, 2014; Jung, 2010, 2011; Stevens, 1994).
EL PROCESO DE INDIVIDUACIÓN EN LA ADULTEZ INTERMEDIA 24

El sí mismo

El sí mismo es el conjunto de todos los fenómenos psíquicos que se dan en un ser humano, en los
que se incluye la consciencia, el inconsciente y los arquetipos (Gregorio, 2012; Jung, 1970,
2011). Tiene acceso a una esfera más amplia de la experiencia, es el centro de la totalidad, siendo
también el arquetipo central del inconsciente colectivo (Eugene, 1998; Jung, 2000, 2004, 2011;
Stevens, 1994).

El arquetipo del sí mismo se representa con sueños, visones e imágenes, en los que
aparecen símbolos de la totalidad (Jung, 2011, 2011; Taveras, 2006). Muchos de estas
representaciones culturales existen y han existido a través del tiempo; algunas de ellas han sido:
ciudades, castillos, casas, iglesias, ruedas, habitaciones y recipientes. Su representación es
antinómica, dada por opuestos o contrarios que se constituyen de manera paradójica y
contradictoria, tales como: masculino y femenino, ánimus y ánima, grande y pequeño, anciano y
niño. Para Jung no existe una realidad sin su opuesto, siendo el sí mismo un complexio
oppositorum –combinación de opuestos-. Debido a su complejidad el sí mismo se representa por
medio figuras humanas, símbolos abstractos o símbolos objetivos. Dentro de las figuras humanas
se encuentran: dios y diosa, reina y rey, madre y padre, madre e hijo, padre e hija. También, se
encuentran animales grandes y fuertes como el dragón, el elefante, el caballo, el león, el oso, la
serpiente, u otros animales como coleópteros, peces, aves, escarabajos, arañas, gusanos,
mariposas, cangrejos, entre otras. Los símbolos vegetales se representan con árboles y flores,
imágenes inorgánicas como mares y montañas, así como las transición e imágenes geométricas
relacionadas con el cuadrado, el mándala, el círculo, la esfera, la cuaternidad, el reloj y el
firmamento (Eugene, 1998; Jung, 2000, 2002, 2004, 2011, 2011; Stein, 2007; Stevens, 1994;
Villalobos, 2008).

Así como el yo es el centro de la consciencia, el sí mismo es el centro de la totalidad. De


esta manera, a la personalidad superior (Jung, 2010, 2011). Jung suele llamarla “sí mismo”,
incluye el elemento consciente e inconsciente, en la que traza una línea de separación entre el yo
y la consciencia llegando a la –personalidad total- (Hart et al., 2017; Jung, 2004, 2010, 2011;
Villalobos, 2008).
EL PROCESO DE INDIVIDUACIÓN EN LA ADULTEZ INTERMEDIA 25

El yo –ego- no puede negar por completo los contenidos inconscientes. Es imprescindible


que el ego asimile y ceda sólo parte de su autonomía, logrando soltar ( Sassenfeld, 2010), sin ser
devorado totalmente por la propia afirmación del sí mismo (Jung, 1970, 2004, 2011) manifiesta
como una descripción total de la personalidad es imposible, sin embargo, concibe al sí mismo
como una personalidad total, existe pero no se puede abordar por completo. En otras palabras, el
yo se subordina al sí mismo y se comporta en relación con éste como una parte del todo (Eugene,
1998; Jung, 2004, 2011, 2011; Schmidt, 2005).

A través de la confrontación activa y consciente del ego con los contenidos del
inconsciente personal y del inconsciente colectivo puede precipitarse la transformación del ego
en una totalidad más integrada (Gómez, 2014). Si el yo no llega a someterse de alguna manera, si
pierde su serenidad, no puede producirse una renovación, una curación e integración (J. C.
Alonso, 2015; Jung, 2002, 2004, 2011; Schmidt, 2005).

Finalmente, el sí mismo es la expresión óptima del proceso de individuación. Éste proceso


consciente culmina con la coincidencia de los opuestos, una vez que el arquetipo de la totalidad
psíquica comienza a manifestarse y anuncia su integración. El sí mismo representa la integración
total, la unión de la naturaleza contradictoria, el autoconocimiento, el equilibrio interno, la
incorporación de aspectos contradictorios y la armonía entre los aspectos conscientes e
inconscientes del individuo (Jung, 2004, 2011). Para finalizar Jung expresa:

El sí mismo es per definitionem un ente más amplio que la personalidad


consciente. A consecuencia de eso, la conciencia no está en situación de emitir un
juicio que abarque al sí mismo; o sea que todo juicio y toda manifestación respecto
a sí mismo son incompletos y deben ser completados (no superados) con una
negación condicional. Por eso si afirmo “el sí mismo es”, debo completar: “y es
como si no fuera”. Para que lo que se quiere decir sea completo, podría enunciarse
también en forma diversa: “El sí-mismo no es, y es al mismo tiempo, como si
fuera”. Esta inversión no resulta, en verdad, necesaria porque el sí-mismo no es
meramente un concepto filosófico como la “cosa en sí” de Kant, por ejemplo, sino
un concepto empírico, característica que hace posible su hipótesis, siempre que se
tome las precauciones indicadas (Jung, 2011b, p.100).
EL PROCESO DE INDIVIDUACIÓN EN LA ADULTEZ INTERMEDIA 26

Metodología

Caracterización de la población

§ Población: 10 personas
§ Estrato social: Medio - bajo
§ Edades: 40 - 56 años de edad
§ Fundación Taxistas de la felicidad
§ Nivel de Escolaridad: 2 personas profesionales, 2 tecnólogos y 6 con educación básica

Objetivo general

Favorecer el proceso de individuación de los participantes que permitan el tránsito por la


adultez intermedia de algunos integrantes de la Fundación Taxistas de la Felicidad.

Objetivos Específicos

§ Facilitar procesos de autoconocimiento en el individuo por medio de la toma de


consciencia de aspectos teóricos y vivenciales relacionados con el proceso de
individuación.
§ Brindar herramientas para que la persona se reconozca y se identifique a partir de la
introspección.
§ Posibilitar la relación de la estructura del sí mismo con las etapas de vida propiciando
coherencia en sus pensamientos y actuaciones.

Propuesta metodológica

Para acompañar a las personas que están en la adultez intermedia, en este caso los
hombres de la Fundación Taxistas de la Felicidad, se propuso un modelo de intervención psico–
educativo, porque facilita el aprendizaje, por medio de actividades formativas y vivenciales. En
ellas, se permite que los participantes sean sujetos activos, generen construcción.

Técnicas utilizadas

El proceso se desarrolló por medio de dos entrevistas (inicial y final) y ocho talleres, de la
siguiente forma:
EL PROCESO DE INDIVIDUACIÓN EN LA ADULTEZ INTERMEDIA 27

Entrevistas semi-estructuradas:

Tanto la entrevista inicial como la entrevista final estuvieron conformadas por 37


preguntas y una duración de 2 horas aproximadamente. Se siguió un guión previo pero abierto a
lo novedoso que produjeran los sujetos (Tamayo, 2000), (Noguero, 1994). Pretendían establecer
vivencias y conocimientos relacionados con la individuación en la persona durante la adultez
intermedia. Las preguntas abordaban categorías relacionadas con la teoría junguiana, tales como:
yo, polaridad y contradicción, ánimus - ánima, sí mismo, sombra, espiritualidad, resignificación y
proceso de individuación.

Taller reflexivo:

El sentido de los talleres reflexivos es que la persona identifique sensaciones,


percepciones y acciones con respecto a una temática. En ellos, se amplía la introspección gracias
a las emociones e interacciones con otros. El procedimiento desarrolla la exposición y
explicación de aspectos teóricos para pasar a su análisis y a la construcción de saberes entre
todos. La teoría presentada se acerca a los procesos de introspección de cada persona para
cuestionar sus acciones, vivencias y percepciones (Gutiérrez, 2003). Se realizaron 8 talleres
reflexivos a partir de las siguientes categorías: yo, polaridad y contradicción, ánimus - ánima, sí
mismo, sombra, espiritualidad, resignificación y proceso de individuación.

Estos encuentros se estructuraron en tres momentos:

§ Primer momento: lectura de frases, cuentos, historias. Retroalimentación al iniciar la


lectura.

§ Segundo momento: realización de ejercicios y técnicas de acuerdo al tema elegido.

§ Tercer momento: retroalimentación y construcción de saberes sobre el tema, entre el


grupo y la facilitadora.
EL PROCESO DE INDIVIDUACIÓN EN LA ADULTEZ INTERMEDIA 28

Tabla 1.
Plan De Talleres Reflexivos
TEMA Técnica recolección de la Preguntas orientadoras
información
Recolección de información §a ¿Usted porque se caracteriza?
El yo partir de la retroalimentación §de ¿Logra diferenciar su imagen, concepto e identidad?
§
los participantes (conclusiones, ¿Por qué características lo reconocen las personas a su
preguntas y aclaraciones) alrededor? (¿Es acorde con lo que usted reconoce de sí
ejercicio con el Eneagrama y la mismo?)
Ventana de JOHARI.
§
¿Qué es lo más significativo en su vida?
Encuentro de §
¿Qué es para usted espiritualidad?
elementos §
¿Qué elementos ha experimentado y no ha logrado explicar?
espirituales A partir de un ejercicio
§
¿Que sensaciones ha experimentado últimamente?
vivencial, se compara
§
¿Describa una sensación agradable?
pensamientos, vivencias y
§
¿Describa una sensación desagradable?
sensaciones del cuerpo. Técnica
§
¿Ha modificado una conducta a partir de su pensamiento e
de visualización dirigida.
introspección?
§ ¿Que sensaciones ha experimentado últimamente en
relación con tu edad?
§ ¿Cuáles son los elementos negativos de su conducta?
Observar el paralelo entre algo
positivo y negativo. § ¿Qué aspectos de su vida le son más desagradables y por
qué?
Observación de §
Trabajo sobre el cuento Barba ¿Para usted que conductas de otras personas son poco
la sombra Azul. llamativas o incluso, desagradables?
§ ¿Es recurrente el recuerdo de algún suceso de su vida poco
Dinámica con símbolos agradable?
arquetípicos.

Dinámica grupal: La Barca.


§ ¿Hay alguna situación que a usted le cueste reconocer en la
adultez?
Componentes Juego de roles con máscaras§e ¿En estos momentos de su vida le gustaría ejecutar algún
de imágenes contradictorias. comportamiento diferente?
contradicción Técnica asociación de palabras.§ ¿Cuál costumbre no le gusta practicar en este momento?
(polaridad – Ejercicio: formular contrastes.§ ¿Cuál sería el comportamientos practicado por usted en el
contradicción) ámbito social que no le gusta?
§ ¿Hay un valor establecido en usted?
§ ¿Qué práctica social o antiguo valor se aferra usted en estos
momentos?
§ ¿Qué valores o costumbres practicados en el pasado se
atribuye en su practica presente?
§ ¿Para usted que es ser hombre o mujer?
Observación Dinámica sobre los
§ ¿Cuáles son las características positivas de los hombres y
del ánimus y comportamientos y actitudes
mujeres a nivel social?
ánima asociadas al género, juegos de
§ ¿Qué aspectos personales y sociales ve importante en el otro
roles con los participantes.
género?
Ejercicio diálogo interior: “Tus
§ ¿Observa en usted una cualidad diferente al género al que
dos mentes”
pertenece?
El sí mismo § ¿Describa sueños o ensoñaciones recurrentes?
Ejercicio: consignar un sueño.
§ ¿Hay alguna diferencia entre sus ideas y comportamientos
Técnica de visualización
practicados por usted?
dirigida.
§ ¿Su comportamiento ideal es diferente al actual?
EL PROCESO DE INDIVIDUACIÓN EN LA ADULTEZ INTERMEDIA 29

§ ¿Hay comportamientos masculinos o femeninos, propuestos


en el medio social o familiar, con los que no se siente
satisfecho o no esta de acuerdo?
Resignificación § ¿Cuál es su percepción sobre la edad en la qué se encuentra?
Juego de roles con cada
y adaptación a § ¿Hay sucesos significativos en su edad?
participante. Ejercicio fracción
partir de los § ¿Qué aspectos le gustaría cambiar de su vida?
90/10
cambios
Proceso de §
Conversatorio sobre el proceso ¿Considera que la introspección es importante en los ciclos
Individuación de individuación a partir de vitales?
imágenes, historias y frases§ ¿Explique elementos significativos de la introspección?
§
generadoras. Ejercicio diálogo ¿Describa una característica positiva que no había
interior. observado en usted?

Evaluación

se realizó el análisis cualitativo de la transcripción de la información plasmada en la entrevista


inicial, la entrevista final y los talleres reflexivos para comprender los avances durante el proceso
de intervención y los alcances de éste.

Hallazgos de la intervención y discusión

Sensación de Crisis

Un participante expresó: “Pero hay en estos momentos una sensación de crisis, (…)
con en esa sensación de quedar en el aire, de no tener nada, de no haber hecho lo que estaba
buscando, esa pertenencia que estaba buscando yo”. Se observan síntomas, malestares
propios de la crisis de identidad, se necesita una reconfirmación, conocer las metas y la
proyección futura. En la adultez intermedia se presenta inestabilidad por los cambios, se
requiere acomodar las metas. La crisis puede actuar como un punto de inflexión simbólico
en la historia de vida. El reajuste necesario se recordará más allá del tiempo de crisis y
tendrá efectos sobre las próximas etapas de vida. Una historia resuelta conduce a la
autoevaluación positiva de la fuerza interior, resolviendo con éxito recuerdos o episodios
difíciles.

Resignificación

En la adultez intermedia se desarrolla un momento para la organización de la


identidad personal, el proceso ofrece redefinición y reorientación, dando cabida a la entrada
EL PROCESO DE INDIVIDUACIÓN EN LA ADULTEZ INTERMEDIA 30

del proceso de individuación. El individuo se ve enfrentado a un proceso que pudo haber


ignorado en etapas o épocas anteriores. Durante el proceso, se llegó a expresar de formas
diferentes: “Darle borrón y cuenta nueva (…) como volver a empezar, (…) volver a dar
otro significado en adelante, como volver a revaluar. (…) Revalúe en mi vida no haber sido
más duro con migo mismo y con mis hijos, (…) o sea no haber sido más duro, sino más
exigente”, “por eso que le habla de la revolución, o estar haciendo como unas revoluciones
mentales o espirituales (…) como cuando uno arma (…) un rompecabezas, uno ve, no así
no es. (…) Entonces es como en el caso mío, es como que me salte la cerca hace mucho
rato y como que estoy en otro lado”.

La adultez intermedia y el proceso de individuación conducen a la autoevaluación positiva


de la fuerza interior, el individuo logra superar las nuevas tareas y retos psicológicos, se acomoda
a nuevas circunstancias. Hacer consciencia implica someter algunas percepciones y conceptos a
la renovación, a la regeneración y a la resignificación, lo que uno de los participantes denominó
como reiniciarse o reinventarse: “a mí me ha dado muchos elementos para cuestionarme, y para
reiniciarme y para reinventarme y de pronto para ustedes también”.

El yo y su historia personal

La intervención facilitó la evocación de recuerdos olvidados, generando cuestionamientos


de sucesos que habían ocurrido con anterioridad, muchos de ellos se relacionan con la familia y
con eventos poco agradables: “Lo vivido con mi madre, lo de mi mamá que me pegaba mucho
(…) cuando tenía 12 años tuve un encuentro con una persona adulta de 25 años, me abrazo y
quiso hacer algo más, no pasó”, “yo creo que eso es lo que pasa en mí porque no tuve papá”. El
yo se apega a los recuerdos –memoria- y los estados psíquicos afectivos. Su función se ejecuta
por medio de recuerdos en la infancia y figuras representativas.

El yo y su reconocimiento

Muchos comportamientos y actitudes se encuentran relacionadas con actuar y vivir de


acuerdo a lo establecido por el contexto social, de acuerdo a los requerimientos sociales. La
intervención propicia reconocerse de otro modo: “aquí me estoy como quitando la máscara (…)
tantas máscaras que uno tiene (…) yo creo que soy feliz, porque he aceptado muchas cosas, pero
EL PROCESO DE INDIVIDUACIÓN EN LA ADULTEZ INTERMEDIA 31

me ha costado mucho trabajo”. La individuación involucra el desarrollo de una nueva consciencia


de la propia identidad, en ella, se incluyen cualidades “buenas”, aceptables, y deseables, a la vez
que cualidades “malas” (poco deseadas y reprochables).

El yo y la sombra

El individuo en el momento consciente no se percata y el aspecto inconsciente requiere


integrar eventualidades que en ese momento no puede entender, de esta manera nace la polaridad
y la reafirmación de la sombra, un paso adelante es reconocer el aspecto desagradable en sí
mismo: “Cuando me sacan la ira me ciego para actuar (...) Hacer las cosas de mala gana y de
mala voluntad (…) Hacer las cosas por hacerlas, sin ganas, sin cariño, sin esperar buenos frutos”.
La toma de consciencia le exige al ego un enfrentamiento y una conciliación con todas las partes
de la personalidad que han sigo reprimidas o negadas y le demanda constantemente aprender a
de-construirlas para vivir con ellas. La sombra representa el lado oscuro del yo, aquello que, por
ser negativo, reprochable o culposo, no es asumido y se relega en el inconsciente. La sombra
instaura aspectos inconscientes los cuales no son o no fueron reconocidos. Algunos aspectos
están relacionados con dolores emocionales, físicos y psicosociales, con experiencias y vivencias
dolorosas en las que el yo consciente prefiere evitar para acomodarlas a otras realidades. En
ocasiones ella actúa sin pensar, por medio de comentarios indiscretos, actos no conscientes o
repetitivos y a la vez por medio de acciones que pueden causar dolor al otro.

El proceso de individuación

Cuando se encuentra una observación de sí mismo, se trascienden miedos, ambiciones,


apegos y falsas expectativas por lo general adheridas a pensamientos ilusorios. Una vez
integradas las polaridades y hechas consciente los aspectos inconscientes de alguna manera el
individuo se vuelve más a gusto consigo mismo, se siente tranquilo, cómodo, se inicia otra
vivencia y etapa de aproximación al sí mismo. El yo se refleja en el sí mismo en cuanto en el
individuo surge una necesidad de sanación, en ese momento pueden aparecer polaridades
representadas por tensiones, inconformidades y estrés: “Hay algo que no acepto, (…) pero de
pronto es como aceptar o darle una (…) sanación, pero tranquilo, sano, no tapar la herida, sino
como darle un debido proceso”. Dentro de la manifestación del participante se encuentra un
EL PROCESO DE INDIVIDUACIÓN EN LA ADULTEZ INTERMEDIA 32

anhelo, algo que quiere o puede ser real, aunque es importante aclarar que se encuentra en el
proceso un reconocimiento, aún no se integran, ni se hacen conscientes aspectos inconscientes.

El yo también permite establecer nexos con su propio centro creativo y su sí mismo,


interno, real y secreto. Mueve hacia la búsqueda de valores, de sentido y de auto-trascendencia:
“Somos una consciencia, una manifestación viva de Dios” Una persona que se está individuando
a punta de lograr una síntesis óptima de los procesos conscientes e inconscientes, se apropia y
conduce a valorar la propia unicidad individual, dotado usualmente de fantasías o imágenes
míticas, tal como uno de los participantes expresaba: “lo que le dije la otra vez, cuando llegue al
arbolito, yo lo veía muy frondoso y como si fuera de oro, y radiándome una luz, que me decía
que, esa luz era parte mía y yo era parte de ella”. De este modo se integran aspectos que existen
en el inconsciente personal con arquetipos del inconsciente colectivo, los cuales trascienden el
entendimiento consciente.

Un participante dijo: “el proceso de individuación en mí es descubrirme, (…) aceptarme,


lo que uno es, sin necesidad de sufrir” mientras otro expresó: “Es como concertar varias cosas ya,
como ir aterrizando ya, (…) ya es tiempo de sentar, de convivir, de lo sentimental”. Y uno más
dijo: “es integridad. Es esa capacidad de mí mismo de poder confluir al mundo”.

En la adultez intermedia se realiza el máximo potencial del individuo. Por medio de la


expansión la persona está interesada en alcanzar algunos logros como: educar a los hijos, casarse,
establecer una estabilidad familiar, emocional y económica, entre otras. Muchos de éstos aspectos
se relacionan con el ego, en su identificación y en su actuación: "Yo cojo todo lo positivo que he
logrado hasta el momento, (…), mis sueños es tener una casa y la logré (…) si entonces me llega
a pasar algo, se que voy a morir tranquilo porque tengo a mi familia en su techo”.

Integración del ánima

Por tratarse de un grupo de hombres, el proceso de individuación en la mitad de la vida va


a requerir integrar elementos femeninos inconscientes. Lo masculino es transmitido por medio de
los padres u otros hombres importantes en la crianza. Se trata de actitudes y comportamientos que
la persona íntegra como parte de su yo, mientras rechaza o no permite apropiarse de otras
actitudes consideradas femeninas, permaneciendo estas en estado inconsciente.
EL PROCESO DE INDIVIDUACIÓN EN LA ADULTEZ INTERMEDIA 33

El masculino en la psique humana se encuentra relacionada con cualidades y emociones, estas


interactúan en diferentes áreas y acciones. En el ámbito cultural el hombre representa unas
características desarrolladas por medio de lo cotidiano, el hombre es visto o percibido como
fuerte, emprendedor, astuto, el que utiliza la razón. Cuándo un hombre se encuentra en el ámbito
emocional y expresa sus afectos, se puede sentir cohibido a unos tipos de reacciones como el
llanto y la expresión emotiva. En una de las sesiones, uno de los participantes notó un cambio en
su comportamiento, con respeto a las emociones y su expresión: “yo antes, cuando me empezaba
a ver cualquier novela, (…) yo me reía. Y ahora (…) como que quiero hasta llorar (…)”.

Conclusiones

La experiencia de trabajo grupal con los participantes permitió cumplir el objetivo


general, pues se logró favorecer, por medio de actividades diversas, el proceso de individuación
en el momento vital en que se encuentran. Se hizo evidente que no todas las personas percibían el
paso por la adultez intermedia de modo conflictivo o como crisis. Pero los encuentros de grupo
favorecían la toma de consciencia y la introspección de diferentes aspectos personales, tales
como la historia vivida (recuerdos) o el reconocimiento de aspectos negativos. Para la mayoría de
los participantes esta nueva consciencia, sumada a los conceptos que se les facilitaron para
comprender las experiencias relatadas, los estimulaba a vivenciar cambios o a mejorar su actitud
con respecto a sí mismos.

Asimismo, la metodología de talleres resultó ser una forma pertinente de acercarse a los
objetivos propuestos. El grupo de participantes estuvo motivado para realizar lo que se le
planteaba. Las actividades en las que se hizo énfasis en cuentos, relatos e historias vividas, fueron
las que mayor acogida tuvieron y que permitieron que los sujetos pudieran apropiarse mejor de
los conceptos y lograran mayor nivel de introspección. En este sentido, se recomienda
profundizar más en técnicas que permitan elaboración por medios pictóricos o manuales, así
como mayor uso de materiales simbólicos que puedan ser asociados a imágenes arquetípicas.

Complementario de lo anterior, se hace necesario dar mayor relevancia a lo experiencial y


disminuir los aportes o reflexiones teóricas (fomentar la actitud no directiva) y alejarse de roles
educativos. Una manera para hacerlo puede ser evitar programar a partir de temas
predeterminados, para pasar a proponer experiencias que apunten a objetivos amplios y permitan
EL PROCESO DE INDIVIDUACIÓN EN LA ADULTEZ INTERMEDIA 34

la emergencia de los temas relacionados con la individuación, con lo inconsciente individual, con
lo inconsciente colectivo y con los cambios vividos durante la vida, entre otros.

La educación, la formación y la intervención en la adultez intermedia es fundamental e


indispensable. Es mejor ser libre que caminar con los ojos tapados y con pesadez. La toma de
consciencia sobre el proceso de individuación fortalece el sí mismo, las relaciones inter e
intrapersonales, las relaciones laborales y sociales. Si un individuo genera cambios a partir del
agrado y la felicidad, su entorno cambia.

Es importante aclarar, no todas las personas vivencian crisis y al cumplir determinada edad no
siempre se genera una individuación, el proceso en sí mismo es individual, no se puede forzar, ni
provocar la iniciación o vivencia por medio de tips, reglas y/o pautas colectivas.

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