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La diabetes tipo 1 y tipo 2 tienen causas diferentes. Sin embargo, dos factores son
importantes en ambas. Se hereda una predisposición a la enfermedad y luego hay un
elemento desencadenante en el entorno.
No bastan los factores genéticos. Una prueba de ello son los gemelos. Los gemelos tienen
genes idénticos. Incluso cuando uno de los gemelos tiene diabetes de tipo 1, al otro le da la
enfermedad solo la mitad de las veces, a lo más.
Cuando uno de los gemelos tiene diabetes de tipo 2, el riesgo del otro es, a lo más, 3 de 4.
Diabetes tipo 1
En la mayoría de los casos de diabetes tipo 1, es necesario que la persona herede factores de
riesgo de ambos padres. Pensamos que estos factores son más comunes en personas de raza
blanca porque estas tienen la más alta tasa de diabetes tipo 1.
Ya que la mayoría de las personas que tienen un riesgo más alto no tienen diabetes, los
investigadores quieren averiguar cuáles son los factores ambientales desencadenantes.
Uno de esos factores puede estar relacionado con el frío. La diabetes tipo 1 se presenta con
más frecuencia en el invierno que en el verano y es más común en lugares con clima frío.
Otros factores pueden ser los virus. Es posible que un virus que solo tiene efectos leves en
ciertas personas les causa diabetes tipo 1 a otras.
La dieta a temprana edad también puede desempeñar un papel. La diabetes tipo 1 es menos
común en las personas que lactaron y en quienes se postergaron los alimentos sólidos de
bebés.
(Los anticuerpos son proteínas que destruyen las bacterias o virus. Los autoanticuerpos son
anticuerpos 'deteriorados' que atacan los tejidos del propio cuerpo.)
Diabetes tipo 2
La diabetes tipo 2 tiene una relación más estrecha con antecedentes familiares y
descendencia que la de tipo 1, aunque también depende de factores ambientales.
Estudios de gemelos han demostrado que los factores genéticos desempeñan un papel
importante en el surgimiento de la diabetes tipo 2.
Si tiene antecedentes familiares de diabetes tipo 2, puede ser difícil averiguar si en su caso
la diabetes se debe a factores de estilo de vida o susceptibilidad genética. Lo más probable
es que se deba a ambos. Sin embargo, no se desanime. Los estudios demuestran que es
posible retrasar o prevenir la diabetes tipo 2 haciendo ejercicio y perdiendo peso.
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con diabetes.
En general, si es un hombre con diabetes tipo 1, las probabilidades de que su hijo tenga
diabetes son 1 de 17.
Si es una mujer con diabetes tipo 1 y dio a luz antes de los 25 años, el riesgo de su hijo es 1
de 25; si lo tuvo después de los 25, el riesgo de su hijo es 1 de 100.
El riesgo de su hijo aumenta al doble si a usted le dio diabetes antes de los 11 años. Si tanto
usted como su pareja tienen diabetes de tipo 1, el riesgo es entre 1 de 10 y 1 de 4.
Hay una excepción a estos datos. Aproximadamente 1 de cada 7 pacientes con diabetes tipo
1 tiene una afección llamada síndrome autoinmunitario poliglandular tipo 2. Además de
tener diabetes, estas personas también tienen una enfermedad de la tiroides y un mal
funcionamiento de las glándulas suprarrenales. Algunos también tienen otros trastornos del
sistema inmunitario. Si tiene este síndrome, el riesgo de que a su hijo le dé el síndrome, lo
que incluye la diabetes tipo 1, es de 1 de 2.
Los investigadores están aprendiendo a predecir las probabilidades de que a una persona le
dé diabetes. Por ejemplo, la mayoría de las personas blancas con diabetes tipo 1 tienen los
genes HLA-DR3 o HLA-DR4. Si usted y su hijo son de raza blanca y comparten estos
genes, el riesgo de su hijo es más alto. (Se ha estudiado menos los genes sospechosos en
otros grupos étnicos. El gen HLA-DR7 puede aumentar el riesgo de los afroamericanos, y
el gen HLA-DR9 puede aumentar el riesgo de los japoneses).
Otras pruebas también pueden darle una mejor idea del riesgo de su hijo. Una prueba
especial sobre la respuesta del cuerpo a la glucosa puede indicar cuáles niños en edad
escolar corren un riesgo más alto.
Se les puede hacer otra prueba más cara a niños que tienen hermanos con diabetes tipo 1.
Esta prueba mide los anticuerpos a la insulina, las células insulares del páncreas o una
enzima llamada descarboxilasa del ácido glutámico. Un nivel alto puede indicar que un
niño tiene un mayor riesgo de diabetes tipo 1.
La diabetes tipo 2 es común en ciertas familias. En parte, esta tendencia se debe a que los
niños aprenden malos hábitos —una mala dieta, falta de ejercicio— de sus padres. Pero
también hay un aspecto genético.
Algunos científicos creen que el riesgo de un niño es mayor cuando es la madre la que tiene
diabetes tipo 2. Si tanto usted como su pareja tienen diabetes tipo 2, el riesgo de su hijo es
de aproximadamente 1 de 2.
Las personas con ciertos tipos poco comunes de diabetes tipo 2 tienen riesgos diferentes. Si
tiene un tipo poco frecuente llamado diabetes juvenil de comienzo tardío (maturity-onset
diabetes of the young o MODY), la probabilidad de que también le dé a su hijo es de casi 1
de 2.
Si desea obtener más información sobre los factores genéticos de todos los tipos de
diabetes, los Institutos Nacionales de Salud recientemente publicaron The Genetic
Landscape of Diabetes. Este libro gratis en Internet ofrece un resumen de los conocimientos
actuales sobre factores genéticos de la diabetes tipo 1 y tipo 2, como también otros tipos
menos comunes de diabetes. El libro está escrito para profesionales de salud y personas con
diabetes interesadas en aprender más acerca de la enfermedad.
INTRODUCCIÓN
DIABETES MONOGÉNICA
Diabetes neonatal
La diabetes neonatal es una rara (incidencia de 1:160.000 recién nacidos vivos), pero
potencialmente devastadora, forma de diabetes, con niveles de insulina bajos o incluso
indetectables. Existe una forma transitoria y otra permanente que difieren en la duración de
la insulinodependencia y en su etiología2.
Estos mecanismos incluyen: disminución del desarrollo de las células beta (debido a
mutaciones en PDX1, PTF1A o HNF1B), reducción de la sensibilidad a la glucosa y su
metabolismo (por mutaciones en GCK, INS, HNF1A o HNF4A), fallo de despolarización
de la membrana (mutaciones en KCNJ11 o ABCC8) e incremento de la apoptosis de las
células beta (mutaciones en INS, HNF4A, EIF2AK3, WFS1 o FOXP3); todas esas
mutaciones dan como resultado una insuficiente secreción de insulina en presencia de
hiperglucemia crónica (tabla 2).
Los casos de diabetes neonatal debidos a mutaciones en el canal K-ATP son clínicamente
variables: pueden presentar sólo diabetes o diabetes asociada con diversos trastornos
neuromotores. Algunas mutaciones se asocian también con DM2 o con formas poco
frecuentes de diabetes en el adulto, pero lo más importante es que su identificación ha
supuesto un cambio radical en el tratamiento de esta forma de diabetes neonatal, sin
necesidad de insulina. Los portadores de estas mutaciones pueden ser tratados con
sulfonilureas, con buena respuesta, aunque a dosis por kg mayores de las empleadas en la
DM2.
Las mutaciones de sentido erróneo en el gen INS son causa de diabetes neonatal y también,
aunque con mucha menor frecuencia, de MODY. Hay variabilidad en la presentación
clínica, así como en la gravedad y evolución de la diabetes, incluso entre portadores de la
misma mutación en una familia.
En conjunto, todos estos hallazgos demuestran que diversos defectos en la función de las
células beta son causa de diabetes monogénica y evidencian que diferentes mutaciones del
mismo gen pueden causar un amplio espectro de fenotipos clínicos, desde diabetes neonatal
a diabetes monogénica de aparición en la infancia o en la vida adulta. No obstante, todavía
desconocemos las alteraciones genéticas responsables del 20-30% de los casos de MODY y
de un 50% de diabetes neonatal debidas, probablemente, a alteraciones en otras vías
implicadas en la función de las células beta.
Hasta ahora, la única causa bien establecida de resistencia a la insulina severa son las
mutaciones del receptor de la insulina. Existe una buena correlación entre el grado de
alteración en la tradución de la señal estudiada in vitro y la gravedad del fenotipo clínico.
Por tanto, el lepreuchanismo, el síndrome de Rabson-Mendelhall y la resistencia a la
insulina tipo A, parecen ser distintos grados de disfunción del receptor, más que entidades
distintas4.
La DM1 es una de las enfermedades crónicas más frecuentes en la infancia, con una
incidencia creciente en muchas partes del mundo en las últimas décadas y una incidencia
general entre 0,1/100.000 (China) y 64,2/100.000 (Finlandia). Un estudio en niños
finlandeses muestra que la incidencia se ha duplicado entre 1980 y 2005. Existen estudios
que predicen una incidencia acumulada aún más alta entre 2006 y 2020, y la duplicación
del diagnóstico de nuevos casos antes de los 14 años5.
En España, la incidencia por 100.000 habitantes y año oscila entre 9,5 y 16,4 para niños
diagnosticados hasta los 14 años6,7. Algunas regiones como Castilla y León
(22/100.000/año), Ciudad Real (26/100.000/año) y las Islas Canarias (32/100.000/año)
superan dichos datos y se acercan a la incidencia del norte de Europa8.
Aunque la mayoría de los pacientes con DM1 no tienen familiares con diabetes (>85%) en
el momento del diagnóstico, en los estudios con seguimiento a 15-20 años, el porcentaje de
pacientes con familiares de primer grado afectados aumenta hasta el 25%. Existe una
agregación familiar significativa, con un riesgo mayor de padecer la enfermedad a mayor
similitud genética con el caso índice (tabla 3).
Se han asociado varias regiones cromosómicas y genes con la DM1, que influyen en la
susceptibilidad y resistencia e indican que en la mayoría de los casos se trata de una
enfermedad poligénica. Esta hipótesis se ve apoyada por la concordancia de la DM1 más
alta en gemelos monocigóticos que entre hermanos con un genotipo idéntico de HLA. Se
supone que la susceptibilidad a la DM1 está relacionada con un locus mayor y varios loci
menores, que contribuyen al riesgo de la diabetes mediante interacción genética.
La región del HLA, situada en el cromosoma 6p21,3, una región de 3,5 Mb con >200
genes, es la región más establecida de riesgo de DM1 (IDDM1). El HLA I contiene HLA-
A, HLA-B y HLA-C; el HLA II contiene HLA-DR (DRA, DRB), HLA-DQ (DQA, DQB)
y HLA-DP (DPA, DPB), y el HLA III, localizado entre el I y el II, incluye a los genes del
complemento C2, C4, Bf, genes de proteínas de choque térmico (HSP70), genes del factor
de necrosis tumoral (TNF), 21-hidroxilasa (21-OH) y muchos más (figura 1)10.
Los HLA de clase II son responsables de hasta un 50% del riesgo genético de la DM1,
sobre todo DR y DQ, aunque, debido al alto desequilibrio de ligamiento en la región
(ciertos alelos DR y DQ tienden a heredarse juntos), resulta difícil determinar el o los genes
responsables del riesgo. Los haplotipos formados por DRB1*0401, *0402 o *0405 y
DQB1*0301 (DR4-DQ8) se asocian con el riesgo más alto de DM1, seguidos por
DRB1*0301 DQB1*0200 (DR3-DQ2) y DRB1*0404 DQB1*0302. El riesgo depende de la
combinación de DR3 y DR4 en el genotipo y >95% de los sujetos con DM1 son positivos
para HLA DR3 y/o DR4. La categoría de los haplotipos «neutros» incluye DRB1*0800
DQB1*0402, DRB1*0901 DQB1*0303 (DR9) y DRB1*0100 DQB1*0501 (DR1), y los
haplotipos protectores incluyen DRB1*1400 DQB1*0503 y DRB1*1500 DQB1*0602
(DR2)11.
Los HLA de clase II no explican toda la asociación del MHC con la DM1. Algunos
aspectos clínicos, como la edad del inicio de la DM1 y la tasa de destrucción de las
células beta, se ven especialmente influidos por los HLA de clase I (A, B y C). Además, se
supone que existen varios loci, todavía no clasificados, dentro o cerca del complejo HLA,
que también modulan el riesgo de la DM1.
El gen IL2RA (cromosoma 10p15.1) codifica la subunidad alfa del receptor de IL-2
(CD25), altamente expresado en Treg. Cumple una importante función en la adecuada
supresión de la proliferación de células T por estímulos inmunogénicos. El IL-2
(cromosoma 4q27, que codifica la IL-2) influye en la programación de las células T hacia la
muerte inducida. Los ratones knock-out de IL-2 o IL-2RA carecen de células Treg y sufren
un síndrome linfoproliferativo y enfermedades autoinmunes espontáneas17. La asociación
de estos dos genes con la DM1 probablemente se deba a la reducción de la proliferación de
algunos tipos de linfocitos, incluidos los Tregs, cuya depleción contribuye directamente a la
patogenia de la enfermedad.
La asociación del gen del modificador tipo ubiquitina de pequeño tamaño (small ubiquitin-
like modifier, SUMO), SUMO4 (IDDM5, cromosoma 6q25), se observó y confirmó en
población asiática, aunque en caucásicos no ha sido replicada consistentemente. La
sustitución de un aminoácido (163A>G, Met55Val) aumenta la actividad transcripcional de
NFκB y la expresión de IL-12B y se asocia con un riesgo aumentado de DM120.
El gen de la helicasa inducida por interferón-1 (Interferon induced with helicase C domain
1, IFIH1), relacionado con la respuesta antiviral, es el gen de riesgo de DM1 más probable
en un bloque de desequilibrio de ligamiento en el cromosoma 2q24 (IDDM19)21, aunque
su asociación con otras enfermedades autoinmunes es controvertida.
Estudios previos en los que se han analizado genes candidatos han propuesto varios loci
que contribuyen a la susceptibilidad de la DM122,23. Varias asociaciones con DM1 han
sido identificados para SNPs en distintos cromosomas, por ejemplo, en la región del gen
1q32.1 (IL-10, IL-19, IL-20), en 9p24.2 (GLIS3), en 12q24 cerca de C12orf30 y en 12q13
cerca del oncogén homólogo 3 eritroblástcio de la leucemia viral (ERBB3), en 16p13 cerca
de una proteína con una estructura de dominio de lectina tipo C (C-type lectin domain
family 16, member A [CLEC16A/KIAA0350]), en 18p11 cerca de la proteína tirosín
fosfatasa no receptora tipo 2 (tyrosine phosphatase, nonreceptor type 2, PTPN2), en 2q12-
22 codificando el receptor de la interleucina 1 (interleukin 1 receptor 1, IL1R1), y en
21q22.3, en un gen del cromosoma 21, el ubiquitin associated and SH3 domain containing,
A (UBASH3A, familia STS/TULA).
Se espera que sean identificadas muchas más regiones cromosómicas en el análisis de los
datos de los consorcios WTCCC, T1DGC y GAIN. Puede hallarse información detallada y
actualizada en la base del T1DGC (http://www.t1dbase.org).
La primera variante genética implicada en la DM2 fue el Pro12Ala del gen del PPARG, que
codifica un receptor nuclear PPARγ y que se expresa de modo preferente en el tejido
adiposo, donde regula la transcripción de genes implicados en la adipogénesis; los
individuos homocigotos para el alelo de la prolina son más insulinorresistentes y tienen un
20% más de riesgo de desarrollar DM233.
El KCNJ11 que codifica los canales de potasio de las células beta, funcionalmente
relacionado con el receptor SUR1 de las sulfonilureas (codificado por el ABCC8), se asoció
con DM2 en un metanálisis inicial y se confirmó en estudios posteriores34.
A modo de corolario final conviene subrayar que los loci de riesgo hasta ahora detectados
explican sólo una pequeña parte (10%) del riesgo genético de DM2 y representan
únicamente la punta del iceberg. Necesitamos una mucho mejor comprensión de la
arquitectura genética de la enfermedad que nos permita diseñar mejores estrategias para su
prevención y tratamiento. Lo que se ha denominado «herencia perdida» u «oscura materia»
podría explicarse por la presencia de variantes poco comunes (entre 1-5%) o muy poco
frecuentes (<1%), que no son bien detectados por los GWAS. La hipótesis es que múltiples
y poco frecuentes variantes funcionales se acumulan en la misma dirección sobre un
haplotipo y que difieren entre individuos38. El desafío actual para la comunidad genética
consiste en validar esta hipótesis e identificar las variantes poco comunes responsables de
los fuertes efectos genéticos, cuantificar su número e identificar su localización entre los
loci específicos de DM2.
Existen múltiples estudios que han intentado identificar a los genes responsables de la ND,
tanto desde la búsqueda de genes candidatos como mediante barrido genómico. La mayor
parte de los genes asociados con riesgo de ND mediante el primer tipo de abordaje (ACE,
FABP2, ENPP1, GLUT1) no han sido confirmados en los estudios de todo el genoma. De
hecho, incluso estos últimos han dado resultados inconsistentes, probablemente porque se
analizan poblaciones distintas y porque la ND es una enfermedad heterogénea, con
múltiples genes implicados que producen su efecto mediante interacciones entre sí y con el
medio. Las regiones del genoma que se han asociado con más consistencia con la ND en
población caucásica son la 9q (FRMD3) y la 11p (CARS)39,40.
En resumen, los avances en la genética han permitido un mejor conocimiento de la
patogenia de la diabetes. No obstante, aún queda mucho por dilucidar y se esperan
sucesivos avances en este campo, con nuevas aplicaciones clínicas a medio plazo.
Finalmente, debemos tener en cuenta que el efecto de los genes no viene únicamente
determinado por su secuencia, sino que además existen mecanismos reguladores, como los
efectos epigenéticos, que influyen en su transmisión y expresión.
AGRADECIMIENTOS
Los autores reciben financiación del Instituto Carlos III (PI08/1113 y PI10/02310), la
Agencia Canaria de Investigación Innovación y Sociedad de la Información, la Fundación
Canaria de Investigación y Salud y la Fundación Europea para el Estudio de la Diabetes
(EFSD/JDRF/NovoNordisk Programme 2008).
CONCEPTOS CLAVE
1. Las formas monogénicas de la diabetes son raras, pero clínicamente muy relevantes, no
sólo por el conocimiento que han aportado sobre la fisiología de la secreción insulínica sino
también por las repercusiones terapéuticas de su diagnóstico.
2. Las diabetes tipo 1 y tipo 2 son enfermedades poligénicas, que tienen en común la
presencia de hiperglucemia.
4. La mayoría de los más de 20 genes asociados con la diabetes mellitus tipo 2 regulan la
masa celular beta y la secreción de insulina. Sólo un pequeña parte actúan sobre la obesidad
(FTO) y la resistencia a la insulina (PPARG).
6. Los estudios genéticos de la nefropatía diabética son contradictorios, por lo que aún están
por definir los principales responsables de esta devastadora complicación.
10918_18107_15641_es_10918_18717_15641_es_tema_14_f1_copy1.doc
Figura 1. Descripción de la región MHC del cromosoma 6.
10918_16025_15642_es_10918_t1_modifaw1.doc
Tabla 1. Datos que deben hacer sospechar la presencia de una forma monogénica de
diabetes
10918_18107_15643_es_10918_18717_15643_es_tema_14_t2.doc
Tabla 2. Genes implicados en las principales formas monogénicas de diabetes asociada con
disfunción de la célula beta
10918_18107_15644_es_10918_18717_15644_es_tema_14_t3.doc
Tabla 3. Riesgo de un individuo de presentar diabetes mellitus tipo 1 según los miembros
de la familia afectados
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Diabetes: Causas
Autor: Redacción Onmeda Revisión médica: Dr. Tomás Rodelgo (11 de Noviembre de
2016)
Indice
Resumen
Definición
Causas
Síntomas
Diagnóstico
Tratamiento
Evolución
Prevención
Más información
La diabetes está ocasionada por múltiples causas y estas dependen del tipo de patología.
Las dos formas principales de diabetes mellitus (diabetes mellitus tipo 1 y diabetes
mellitus tipo 2) tienen causas muy diferentes.
La DM1A es una enfermedad autoinmune con destrucción de las células beta pancreáticas.
En la DM1B se produce la destrucción celular beta sin que se acompañe de datos de
autoinmunidad ni susceptibilidad genética.
Factores hereditarios
Hay múltiples genes asociados a un mayor riesgo de DM1A. Los determinantes más
importantes son genes localizados en el complejo mayor de la histocompatibilidad (HLA)
en el cromosoma 6p. La clase II contiene genes que influyen en la respuesta inmunitaria de
sus glóbulos blancos, uniéndose a los antígenos que serán presentados a los linfocitos T
activados y los macrófagos. Más del 90% de los DM1A se asocian a HLA DR3-DQ2 o
HLA DR4-DQB1. El riesgo de desarrollar diabetes está aumentado en familiares de
personas afectas. No obstante, muchas personas son portadoras de esta información
genética y no enferman de diabetes.
Así, mientras que el riesgo de desarrollar diabetes mellitus tipo 1 sin historia familiar
previa se estima en el 0,4%, este aumenta al 1-4% en hijo de madre afecta, al 3-8% en hijo
de padre afecto y al 30% cuando ambos progenitores son diabéticos tipo 1. El riesgo de que
los hermanos enfermen depende de la similitud de sus antígenos HLA. Puede ser del 3-6%
para un hermano no gemelo de otro afecto, aumentando al 8% en caso de gemelos
dicigóticos y, en el caso de gemelos monocigóticos, de un 30% a los 10 años del
diagnóstico del primer gemelo y del 65% de haber desarrollado ambos la enfermedad a los
60 años.
Los diabéticos tipo 1A presentan anticuerpos contra las células del islote (ICA) y
anticuerpos antiinsulina (AAI), entre otros. Además, la DM1 se asocia a otras
enfermedades autoinmunes con mayor frecuencia que en la población general, como el
hipotiroidismo primario autoinmune (30% de hipotiroidismo en pacientes con DM1, frente
al 1% en población general) o enfermedad celíaca (4-9% en DM1 frente al 1% en población
general).
Junto con las infecciones víricas también se habla de otros factores ambientales como
estímulos para desencadenar una reacción autoinmune en personas con predisposición
genética. Entre estos factores podemos señalar antecedentes obstétricos (la edad materna
mayor de 25 años, preeclampsia, enfermedad neonatal respiratoria, o la protección que
proporciona el bajo peso al nacer), la dieta (como la exposición temprana a cereales o el
déficit de vitamina D).
Hasta este momento se desconoce el antígeno que pone en marcha la respuesta autoinmune
y desarrolla la destrucción de las células beta en sujetos con susceptibilidad genética.
Las causas de la diabetes mellitus tipo 2 son distintas a las del tipo 1. Intervienen diversos
trastornos de la producción de insulina en el páncreas y, sobre todo, del efecto de la
insulina en las células. Así, en cada paciente con diabetes tipo 2 se combinan en distinta
proporción dos fenómenos. El primero es un déficit relativo de insulina. La producción de
insulina, afectada en la diabetes mellitus tipo 2, no puede amortiguar las fluctuaciones del
nivel de glucosa en la sangre que originan los alimentos. Después de una comida el
páncreas no libera suficiente insulina. Las consecuencias son niveles de azúcar en la
sangre demasiado altos después de comer. La expresión médica es hiperglucemia
postprandial.
Para mantener bajo el nivel de glucosa en la sangre, el páncreas trabaja a toda marcha
para producir aún más insulina. En este momento las células insulares se sobrecargan
tanto que con el paso de los años acaban agotadas.
En Europa la diabetes mellitus tipo 2 es muy frecuente debido a los hábitos alimentarios
no saludables. Más del 80% de los diabéticos tipo 2 tiene sobrepeso, siendo la obesidad el
factor de riesgo decisivo para la aparición de esta forma de diabetes mellitus.
La mayoría de los enfermos con diabetes mellitus tipo 2 muestran cambios físicos que se
incluyen en el denominado síndrome metabólico o síndrome del bienestar. Entre estos
factores se encuentran los siguientes:
La predisposición genética también es importante. Los niños que tienen uno de los
progenitores con diabetes mellitus tipo 2, tienen aumentada la probabilidad de
desarrollarla (sin embargo, este factor genético es complejo y no claramente definido,
herencia poligénica multifactorial). El riesgo en los gemelos monocigóticos es del 70 al
90%.
La LADA (diabetes autoinmune latente en adultos) es otra forma de diabetes tipo 1 que
no aparece hasta la edad adulta. De forma parecida a la diabetes mellitus tipo 1, hay una
falta absoluta de insulina, esto es, las células insulares del páncreas no producen
insulina en absoluto o no la producen en cantidad suficiente. Además, en la LADA hay
anticuerpos en la sangre que demuestran que el sistema inmunológico ataca a las células
insulares. Al principio muchas personas afectadas, igual que con la diabetes tipo 2, no
dependen de la insulina desde fuera. Se trata de una diabetes que inmunológica y
genéticamente se asimila a la DM tipo 1 y metabólicamente es parecida a la DM tipo 2.
Si aparece una diabetes por falta de insulina en una persona adulta menor de 25 años, sin
sobrepeso ni claros antecedentes familiares de diabetes, puede tratarse de LADA. Si la
persona afectada tiene mucho sobrepeso, también puede tratarse de uno de los casos de
diabetes tipo 2 temprana, situación está con una incidencia cada vez mayor.
La diabetes mellitus también puede aparecer cuando el páncreas está dañado (esto a
veces se denomina diabetes pancreopriva). Si la función del órgano falla parcial o
totalmente, este ya no produce suficiente insulina, en cuyo caso es imprescindible el
tratamiento con insulina.
Inflamación del páncreas (pancreatitis) causada, por ejemplo, por el abuso del alcohol
crónico o por piedras en la vesícula.
Tumores en el páncreas que requieren una extirpación quirúrgica del páncreas, por
ejemplo, cáncer de páncreas.
Mucoviscidosis (fibrosis quística), hemocromatosis (enfermedad por acumulación de
hierro).
Diabetes gestacional
Los niveles de glucosa en sangre elevados durante el embarazo conllevan un alto riesgo de
complicaciones obstétricas (por ejemplo, aborto espontáneo) y perinatales. Además,
estudios recientes han sugerido un ligero incremento de malformaciones congénitas en el
bebé. Por eso el médico debe tratar la diabetes gestacional con un cuidado especial,
normalmente con insulina, pues los antidiabéticos orales están contraindicados en el
embarazo.
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Debido a este déficit enzimático, la síntesis de cortisol queda abolida y esto comporta un
aumento de la liberación de ACTH debido al bloqueo del feed-back negativo. Además, este
trastorno bloquea la conversión de DOC en aldosterona y favorece un desvío de gran parte
de la actividad sintética a la producción de andrógenos. Por ello, el cuadro se puede
identificar en la infancia por la presencia de masculinización de genitales externos en niñas,
pubertad precoz en varones y cierre precoz de epífisis y, por tanto, talla baja en ambos4. La
hipertensión generalmente es leve a moderada, aunque se han descrito complicaciones
orgánicas de la misma precoces en estos pacientes5. Si bien la DOC tiene efecto
mineralocorticoide, éste es relativamente débil, por lo que se cree que el mecanismo por el
cual produce hipertensión e hipopotasemia es a través de la generación de metabolitos6.
Al contrario que el anterior, este cuadro cursa con un déficit de hormonas sexuales dando
lugar a masculinización incompleta en varones y amenorrea primaria en mujeres, ya que el
defecto enzimático se manifiesta también en las gónadas. Por ello, no se suele reconocer el
cuadro hasta que el paciente llega a la edad pospuberal, ya que las mujeres prepuberales
parecen normales y los varones presentan genitales externos indistinguibles de las hembras.
Este déficit enzimático también impide la síntesis de cortisol, con lo que los valores de
ACTH aumentan de forma considerable. Con todo ello, la síntesis se desvía totalmente a la
producción de grandes cantidades de DOC y corticosterona, que con su efecto
mineralocorticoide conducen al desarrollo de hipertensión moderada-severa e
hipopotasemia3. Debido a que la corticosterona es un precursor de la aldosterona, se
pueden encontrar valores altos de esta última. Sin embargo, en la mayoría de casos, las
concentraciones de aldosterona son bajas. Para ello, se ha postulado que la excesiva
retención salina provocada por la DOC inhibe el sistema renina-angiotensina, que es el
regulador principal de la aldosterona, o bien existe un defecto asociado en la sintetasa de
aldoste rona.
El diagnóstico se realiza por el hallazgo de valores elevados de DOC pero reducidos de 11-
deoxicortisol en plasma y orina. El gen CYP17 se localiza en el cromosoma 10q 24, y hasta
la actualidad se han detectado unas 18 mutaciones diferentes que, en general, causan
pérdida de función enzimática8, aunque se han descrito algunas que permiten cierta función
de la enzima y se asocian a cuadros clínicos leves3. Al igual que en el caso anterior, el
tratamiento consiste en la administración de glucocorticoides con o sin espironolactona o
amiloride.
Los hallazgos bioquímicos en estos pacientes orientaban a que el AME pudiera estar
producido por un déficit de esta enzima14. El patrón distintivo es una relación entre
tetrahidrocortisol + alotetrahidrocortisol y tetrahidrocortisona en orina aumentada. Además,
existe una forma adquirida de hipertensión con unas características clínicas similares al
AME que se produce por la ingesta en cantidades importantes de regaliz o de
carbenoxolona, compuestos que contienen ácido glicirretínico, el cual inhibe la 11-HSD. El
problema quedó resuelto después de que se clonara el gen que cosifica la isoforma renal
específica de la 11-HSD, HSD11K, que se localiza en el cromosoma 16q223,16. Hasta la
fecha se han detectado 11 mutaciones diferentes en este gen en pacientes con AME que
producen diversos grados de pérdida de función enzimática de la 11-HSD, y se
correlacionan bien con los hallazgos bioquímicos16. Todos los pacientes descritos menos
uno son portadores de mutaciones homozigotas, por lo que es de esperar que la prevalencia
de mutaciones en la población general sea baja. Además, curiosamente los heterozigotos
son asintomáticos.
Aunque no existe tratamiento específico, estos pacientes pueden ser controlados mediante
bloqueo del receptor mineralocorticoide con antagonistas competitivos, como la
espironolactona, o bien con inhibidores del canal epitelial de sodio como el amiloride.
SINDROME DE LIDDLE
SINDROME DE GORDON
Una característica importante de estos pacientes es que responden muy bien y de forma
rápida al tratamiento con dosis bajas de diuréticos del tipo de las tiazidas, llegando en la
mayoría de casos a normalizar todas las alteraciones bioquímicas presentes. Tan buena es la
respuesta, que a dosis habituales de tiazidas algunos pacientes pueden presentar alcalosis
metabólica hipopotasémica. Hay que tener en cuenta que después de suprimir el diurético,
la reaparición de las anomalías bioquímicas propias del síndrome de Gordon puede tardar
desde semanas hasta meses, hecho que ha dificultado en ocasiones el diagnóstico. La
respuesta favorable a tiazidas ha situado el cotransportador electroneuro Na-Cl sensible a
tiazidas, localizado en el túbulo contorneado distal como molécula candidata en este
síndrome, de forma que una hiperfunción de este transportador explicaría gran parte del
fenotipo de estos pacientes. No obstante, un reciente análisis de ligamiento en familias
afectadas de este síndrome descartó de forma razonable el cotransportador Na-Cl sensible a
tiazidas como gen causal22.
Por otro lado, se ha descrito que en algunos pacientes la excreción de potasio es resistente a
la acción de la aldosterona endógena o a la administración de mineralocorticoides. En estos
pacientes, la infusión de aniones no reabsorbibles, como el sulfato de sodio, produce de
forma esperada kaliuria, cosa que no ocurre con la infusión de cloruro. Esto sugiere la
existencia de un shunt de cloro en el túbulo cortical conector.
Por todo ello, la fisiopatología del síndrome de Gordon es, hoy por hoy, poco conocida y es
muy probable que se trate de la expresión fenotípica de una o varias anomalías moleculares.
De acuerdo con esto, recientemente23 se ha reportado ligamiento genético del síndrome
con los loci 1q31-42 y 17p11-q21.
Un problema importante del análisis de una enfermedad compleja como es la HTA esencial
es la potencia relativamente baja de los análisis de ligamiento genético para definir de
forma aceptablemente precisa loci cromosómicos de los cuales no se tiene una información
previa24. Así, hoy por hoy, el conocimiento de la fisiología y de la fisiopatología de
factores que regulan la presión arterial, así como una serie de genes capaces de producir
HTA monogénica, nos sirve para definir loci genéticos candidatos que pueden utilizarse en
estudios de ligamiento utilizando modelos especí ficos.
Otro enfoque consiste en el rastreo total del genoma. El rastreo del genoma no parte de
ningún conocimiento a priori, sino que trata de disecar rasgos cuantitativos, en este caso
PA, en loci genéticos discretos, denominados QTL (quantitative trait loci), que puedan ser
responsables de estos rasgos24. En el caso de la HTA, se han realizado diversos estudios en
modelos experimentales25,26 (sólo muy recientemente se ha empezado a aplicar en
patología humana)27, que indica regiones cromosómicas concretas susceptibles de
participar en la regulación de la presión arterial.
Los métodos para identificar determinantes genéticos de HTA a partir de genes o loci
candidatos consisten básicamente en estudios de ligamiento en familias o en pares de
hermanos afectados, en estudios de asociación y en estudios de desequilibrio
poblacional24. Los estudios de ligamiento en familias han servido para identificar los genes
causales de diferentes formas monogénicas de hipertensión2. Los estudios de desequilibrio
poblacional son en la actualidad poco usados en patología cardiovascular, aunque tienen
como ventaja la homogeneidad genética de poblaciones aisladas. En los últimos años, se
han realizado análisis de ligamiento de algunos genes candidatos en familias con HTA con
el empleo de marcadores informativos, siendo uno de los métodos más utilizados el estudio
de hermanos afectados. En él se compara la concordancia de alelos entre hermanos
afectados de la enfermedad con aquella esperada en caso de segregación independiente
entre marcador y fenotipo. Este método constituye un enfoque muy útil en enfermedades
complejas multifactoriales como es el caso de la HTA esencial, en la que, además, al ser de
aparición tardía, se hace difícil el estudio en familias. Los estudios de asociación asumen
que si un alelo en un locus concreto es responsable de una enfermedad, los individuos con
la enfermedad deberían poseer dicho alelo con una frecuencia superior a la de los
controles24. Los estudios de asociación son capaces de detectar efectos genéticos más
sutiles, a veces difícilmente reconocibles por estudios de ligamiento24. Parece que el
enfoque ideal es la combinación del método de hermanos afectados con el de asociación
caso-control.
En los últimos años se han realizado algunos estudios de ligamiento en hermanos afectados
de familias hipertensas y estudios de asociación entre genes candidatos y HTA. En la tabla
2 se indica una relación de genes candidatos de HTA evaluados en los últimos años28. Esta
tabla es sólo orientativa ya que, en general, existe mucha disparidad en los resultados de
diferentes estudios. Ello es debido a que el estudio de la participación de genes candidatos
en la génesis de la HTA esté dificultada, en gran parte, por la heterogeneidad de la
población hipertensa, por la complejidad de la enfermedad y por el tamaño y
representatividad de las muestras estudiadas. En cuanto a la heterogeneidad de la población
hipertensa, en principio, la elección de fenotipos intermedios que identifiquen subgrupos
específicos de hipertensos se traduciría en un mayor grado de homogeneidad. Se consideran
fenotipos intermedios aquellos que presentan una agregación familiar, preferentemente de
transmisión mendeliana; deben tener significado fisiopatológico con la enfermedad a la que
se quieren relacionar y, en el caso de rasgos cuantitativos, su distribución debería ser
bimodal para poder distinguir bien entre afectados y no afectados. Ejemplos de fenotipos
intermedios asociados a la HTA esencial son: una elevación del contratransporte Na-Li en
células circulantes, una excreción urinaria baja de kalikreína, el índice de masa corporal29
o la no modulación, y la falta de respuesta vascular renal a una infusión de angiotensina
II30.
A continuación se comentan brevemente dos ejemplos de lo que han aportado los estudios
con genes candidatos de HTA esencial para ilustrar las principales dificultades y cuestiones
críticas a las que puede enfrentarse el diseño e interpretación de este tipo de estudios. Dos
de los genes más estudiados han sido el del angiotensinógeno y el de la enzima conversiva
de la angiotensina (ECA). Aunque se ha descrito ligamiento y asociación entre variantes
moleculares, concretamente el polimorfismo M235T del gen del angiotensinógeno y HTA
esencial en diversas poblaciones31, los resultados son discordantes32. La importancia
fisiopatológica de este hallazgo estriba en que esta variante molecular se asocia a valores
plasmáticos del angiotensinógeno más elevados31, posteriormente apoyado por el hallazgo
de que la presión arterial en ratones está determinada por el número de copias del gen de
angiotensinógeno. Un metaanálisis reciente sobre 5.493 pacientes demuestra que el alelo
235T del gen del angiotensinógeno se asocia significativamente a hipertensión con un
riesgo relativo de 1,2033. El riesgo relativo ascendía a 1,42 cuando se seleccionaban los
casos con historia familiar positiva de HTA, a 1,47 cuando se consideraban los casos de
HTA más graves, y a 1,39 cuando se seleccionaban los casos que provenían de centros de
referencia en comparación a los seleccionados de la población general33.
El gen de la ECA humano se encuentra localizado en el cromosoma 17q23. Se ha descrito
un polimorfismo en dicho gen que consiste en la presencia (inserción, I) o ausencia
(delección, D) de un fragmento de 287 pares de bases en el intrón 16 de dicho gen, con la
particularidad de que explica un 47% de la variabilidad fenotípica de ECA plasmática34.
Concretamente, el alelo D se encuentra asociado a unos valores plasmáticos de ECA
aumentados. A pesar de la relación entre polimorfismo I/D y valores plasmáticos de ECA
en humanos, Jeunemaitre et al no encontraron ligamiento entre el gen de la ECA y HTA en
pares de hermanos afectados de Utah (EE.UU.)35. En la mayoría de los estudios de
asociación caso-control ésta ha sido negativa36. Por el contrario, en estudios poblacionales
más recientes, realizados con más de 1.000 sujetos, se ha demostrado asociación y
ligamiento del gen de la ECA con HTA esencial únicamente en la población
masculina37,38. Así, en un estudio sobre más de 3.000 participantes del estudio de
Framingham, en los Estados Unidos, se demuestra que el genotipo DD se asocia a HTA
sólo en varones37, con un riesgo relativo de 1,59 después de ajustar por índice de masa
corporal, diabetes, tabaquismo, ingesta de enol y la presencia de cardiopatía isquémica.
Esta relación era significativa, sobre todo siguiendo un modelo de herencia recesivo o
aditivo. Tomando la presión arterial como variable continua, la presión arterial diastólica
era significativamente más elevada en los sujetos varones DD (81,6 mmHg) que en los DI
(80,9 mmHg) o los II (79,6 mmHg)37. Además, utilizando el modelo de hermanos
afectados se demostraba un ligamiento entre presión arterial diastólica y polimorfismo I/D
de la ECA en varones y no en mujeres o en la muestra considerada globalmente. Esto viene
a reforzar previos hallazgos de asociación entre la actividad plasmática de la ECA y la
presión arterial en varones pero no en mujeres39. Además, estos resultados han sido
corroborados en otro estudio poblacional realizado en otra región de los Estados Unidos,
con 1.488 pares de hermanos38.
Por otro lado, se ha de tener en cuenta que es muy probable que el polimorfismo I/D de la
ECA, localizado en un intrón del gen, no sea causante de la enfermedad en sí misma. Por el
contrario, por el mismo principio en el que se basa el análisis de ligamiento genético, puede
existir un desequilibrio de ligamiento, bien con una mutación dentro del gen de la ECA que
sea patogénicamente relevante, bien con otro gen candidato de HTA que se encuentre
cercano. En este caso, el polimorfismo I/D actuaría como mero marcador genético. En
individuos no relacionados, este desequilibrio se mantiene sólo si el marcador y la mutación
causal están próximos en el cromosoma, aunque depende también de la frecuencia relativa
de los alelos. La mezcla de diferentes poblaciones hace que el desequilibrio de ligamiento
entre marcadores genéticos y genes causales desaparezca, y esto limita la utilidad del
marcador genético. Por este motivo, algunos autores estudian poblaciones aisladas en las
que es más probable que se mantengan ligados marcador genético y mutación causal (un
desequilibrio poblacional, tal como se ha comentado anteriormente). Si bien el papel del
polimorfismo I/D de la ECA en la HTA requiere más estudios, existen diversas evidencias
que sugieren que el alelo D es un factor de riesgo para desarrollar complicaciones de la
HTA, como hipertrofia ventricular izquierda, microalbuminuria, lesión renal y
retinopatía46,47. La base teórica estriba en diversos estudios fisiológicos que han
demostrado un papel del sistema renina-angiotensina en los procesos de hipertrofia y
proliferación vascular.
AGRADECIMIENTOS
Este trabajo ha sido apoyado por una beca del Fondo de Investigaciones Sanitarias, FIS
98/0255.
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Angiotensinogen gene M235T and T174M polymorphisms in essential hypertension. Relation with
target organ damage.
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Absence of linkage between the angiotensin converting enzyme locus and human essential
hypertension.
Medline
36
37
Evidence for association and genetic linkage of the angiotensin-converting enzyme locus with
hypertension and blood pressure in men but not women in the Framingham heart study.
Medline
38
Fornage M,Amos CI,Kardia S,Sing CF,Turner ST,Boerwinkle E.
39
Association of angiotensin converting enzyme activity and arterial blood pressure in a population-
based sample.
Medline
40
Association analysis of polymorphism of the angiotensin converting enzyme gene with essential
hypertension in the Japanese population.
41
Angiotensin Y converting enzyme (ACE) gene polymorphism and essential hypertension in Japan.
Ethnic differences of ACE genotypes.
Medline
42
Angiotensin converting enzyme gene I/D polymorphism, blood pressure and the renin-angiotensin
system in Caucasian and Afro-Caribbean peoples.
43
Shunkert H,Hense H,Homler S,Stender M,Perz S,Keil U et al.
Association between a deletion polymorphism of the angiotensin converting enzyme gene and left
ventricular hypertrophy.
Medline
44
Insertion/deletion (I/D) polymorphism at the locus for angiotensin I-converting enzyme and
myocardial infarction.
Medline
45
46
The deletion polymorphism of the angiotensin I-converting enzyme gene is associated with target
organ damage in essential hypertension.
47
Medline
231
An Fac med. 2010;71(4):231-5
Hipertensión arterial - Aspectos genéticos
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Aspectos genéticos de la hipertensión
arterial
Derechos reservados, Copyright © 2003:
Sociedad Médica del Hospital General de México, AC
Revista Médica del Hospital General de México
Número
Number
4
Octubre-Diciembre
October-December
2003
Volumen
Volume
66
edigraphic.com
218
MG
edigraphic.com
R
EVISTA MEDICA DEL
HOSPITAL GENERAL
DE MEXICO
,
S.S.
Vol. 66, Núm. 4
Oct.-Dic. 2003
pp 218 - 223
Trabajo de revisión
* Servicio de Genética, Hospital General de México-Facultad
de Medicina, UNAM.
INTRODUCCIÓN
La hipertensión arterial se define como una presión
igual o mayor a 140/90 mm Hg. De acuerdo a esta
definición, 25% de la población adulta de las socie-
dades industrializadas está afectada por esta enfer-
medad.
1
La hipertensión arterial es considerada uno
de los desórdenes humanos más comunes y una de
las principales causas de enfermedad cardiovascular
y renal. Solamente en 10% de los casos de hiperten-
sión se reconoce la causa y es principalmente se-
cundaria a padecimientos renales o a alteraciones
vasculares; mientras que el 90% restante de los ca-
Aspectos genéticos de la hipertensión arterial
Juan Carlos Zenteno,* Susana Kofman-Alfaro*
RESUMEN
La hipertensión es un problema de salud pública que afecta a aproximadamente 25% de la
población en sociedades
industrializadas y conlleva un riesgo elevado de complicaciones cardiovasculares y renales. En los
últimos años, el
estudio genético de algunos síndromes hereditarios que causan hipertensión o hipotensión ha
permitido definir algu-
nos mecanismos moleculares que regulan la presión sanguínea en el humano. Sin embargo, la
hipertensión esencial
o primaria, que es la que se presenta en más del 90% de sujetos hipertensos, es causada por una
combinación varia-
ble de factores genéticos poco conocidos y de factores ambientales. En este trabajo se revisan los
datos epidemioló-
gicos y genéticos que han sido identificados recientemente en el estudio de la hipertensión arterial.
Palabras clave:
Hipertensión esencial, factores genéticos, genética, herencia, patogénesis.
ABSTRACT
Hypertension is a frequent, chronic, age-related disorder, affecting about 25% of the population in
industrialized so-
cieties and which often entails debilitating cardiovascular and renal complications. Despite the
important role of hy-
pertension as a cause of disease, its pathogenesis remains largely unknown. The application of
genetic approach-
es to rare monogenic (Mendelian) forms of hypertension and hypotension has begun to delineate
molecular path-
ways underlying human blood pressure variation, defining disease pathogenesis and identifying
targets for
therapeutic intervention. In all cases the pathophysiology is altered net renal salt reabsorption.
However the most
prevalent form of hypertension is primary or essential hypertension that arises as a complex
quantitative trait that is
affected by varying combinations of genetic and environmental factors. We reviewed
epidemiological and genetic
data currently available as well as modern approaches to investigation of hypertension genetics.
Key words:
Essential hypertension, genetic factor, genetics, heredity, pathogenesis.
sos se clasifica como hipertensi
ó
n primaria o esen-
cial.
2
A pesar de los importantes progresos en el en-
tendimiento de los sistemas fisiol
ó
gicos que regulan
la presi
ó
n sangu
í
nea en el humano, la gran mayor
í
a
de los factores gen
é
ticos que determinan la variabili-
dad de la presi
ó
n arterial permanecen a
ú
n descono-
cidos.
3
La presi
ó
n sangu
í
nea es un rasgo cuantitati-
vo multifactorial que muestra una distribuci
ó
n conti-
nua en la poblaci
ó
n general y, aunque m
ú
ltiples l
í
-
neas de evidencia demuestran la importancia de los
factores gen
é
ticos en la variabilidad de la presi
ó
n
sangu
í
nea, es claro que su impacto en el desarrollo
de hipertensi
ó
n est
á
í
ntimamente relacionado con
factores demogr
á
ficos y ambientales.
Factores demográficos:
Una caracter
í
stica de
las sociedades modernas es el hecho de que las ci-
Zenteno JC, Kofman-Alfaro S.
Aspectos gen
é
ticos de la hipertensi
ó
n arterial.
Rev Med Hosp Gen Mex
2003; 66 (4): 218-223
MG
219
edigraphic.com
sustraídode-m.e.d.i.g.r.a.p.h.i.c
cihpargidemedodabor
:rop odarobale FDP
VC ed AS, cidemihparG
arap
acidémoiB arutaretiL :cihpargideM
sustraídode-m.e.d.i.g.r.a.p.h.i.c
fras de presi
ó
n sangu
í
nea aumentan con la edad;
4
en contraste, en muchas sociedades primitivas no se
observa este aumento en la presi
ó
n sangu
í
nea con
la edad.
5
Sin embargo, cuando estos individuos mi-
gran a sociedades modernas, se desarrolla esa ca-
racter
í
stica, que ha sido atribuida a cambios en los
h
á
bitos alimenticios, ingesta elevada de sal, vida se-
dentaria y a estr
é
s psicosocial, entre otros.
6
Por otra parte, las cifras de presi
ó
n sangu
í
nea
normal son mayores en los hombres que en las mu-
jeres hasta la quinta d
é
cada de la vida, cuando la
prevalencia de hipertensi
ó
n en mujeres aumenta
hasta alcanzar las tasas observadas en el var
ó
n.
6
Este aumento tard
í
o en la incidencia de hipertensi
ó
n
en las mujeres puede deberse a la p
é
rdida de la pro-
tecci
ó
n vascular provista por los estr
ó
genos. El au-
mento de la presi
ó
n sangu
í
nea tambi
é
n muestra va-
riabilidad
é
tnica y se observa mayor frecuencia de
hipertensi
ó
n en negros que en cauc
á
sicos.
7
En Esta-
dos Unidos, la prevalencia de hipertensi
ó
n en cauc
á
-
sicos es de 23.3% comparada con 32.4% en pobla-
ci
ó
n de raza negra, lo que representa un aumento de
40%.
7,8
Estos datos sugieren una predisposici
ó
n ge-
n
é
tica de la raza negra a hipertensi
ó
n; sin embargo,
ciertas poblaciones negras que viven en
Á
frica
muestran una muy baja incidencia de hipertensi
ó
n, lo
que sugiere una interacci
ó
n de factores demogr
á
fi-
cos y ambientales con los gen
é
ticos.
4
Factores ambientales:
El
í
ndice de masa corpo-
ral (IMC) y la actividad f
í
sica son los predictores am-
bientales m
á
s importantes de hipertensi
ó
n. Se ha
determinado que existe una relaci
ó
n continua entre
presi
ó
n sangu
í
nea y el IMC.
9,10
Concordantemente,
hay una relaci
ó
n inversa entre la actividad f
í
sica y el
riesgo de hipertensi
ó
n.
11
El aumento de peso y la
obesidad contribuyen al desarrollo de hipertensi
ó
n,
ya que promueven la aparici
ó
n de resistencia a la in-
sulina, que se observa hasta en 50% de pacientes
con hipertensi
ó
n.
12
Sin duda, el factor ambiental m
á
s
estudiado en hipertensi
ó
n es la ingesta de sal, ya
que se ha demostrado una fuerte correlaci
ó
n entre
los
í
ndices de excreci
ó
n de sodio, los niveles de pre-
si
ó
n arterial y el riesgo de desarrollar hipertensi
ó
n.
5
El an
á
lisis de poblaciones con consumo muy bajo de
sodio ha demostrado que no se presenta el aumento
en la presi
ó
n sangu
í
nea asociado a la edad.
13
Ade-
m
á
s, en estudios con chimpanc
é
s se ha observado
que animales que son sometidos a dietas ricas en
sodio presentan aumentos de hasta 33 y 10 mm Hg
en la presi
ó
n sist
ó
lica y diast
ó
lica, respectivamente,
al compararse con animales que permanecieron en
dietas con ingesta normal de sodio.
14
Factores genéticos:
Los determinantes gen
é
ti-
cos de la presi
ó
n sangu
í
nea han sido tema de estu-
dio extenso por varios a
ñ
os. Durante la d
é
cada pa-
sada, el estudio de la hipertensi
ó
n ha dado un giro de
los estudios fisiol
ó
gicos cl
á
sicos hacia la gen
é
tica
molecular. La observaci
ó
n de que la hipertensi
ó
n
tiende a ocurrir en familias y que existen grupos
é
tni-
cos con mayor incidencia de hipertensi
ó
n sugiri
ó
que
la enfermedad podr
í
a tener una etiolog
í
a gen
é
tica.
15
Un aspecto fundamental es identificar si el compo-
nente gen
é
tico en la presi
ó
n sangu
í
nea (y, por lo tan-
to, en la hipertensi
ó
n) est
á
determinado por un n
ú
-
mero peque
ñ
o de genes, cada uno con un efecto im-
portante en la presi
ó
n arterial final; o si es resultado
de la acci
ó
n conjunta de un n
ú
mero grande de genes
cada uno con un efecto muy peque
ñ
o. Como se es-
tableci
ó
anteriormente, la variabilidad de la presi
ó
ny
de las tasas de hipertensi
ó
n entre ciertos grupos
é
t-
nicos indica que en nivel de presi
ó
n sangu
í
nea es un
rasgo heredable. La prevalencia aumentada de hi-
pertensi
ó
n en sujetos de raza negra (aproximada-
mente el doble que en blancos) y el curso m
á
s seve-
ro de esta enfermedad en esta poblaci
ó
n ha apoyado
la hip
ó
tesis de que la gen
é
tica tiene un papel funda-
mental en la regulaci
ó
n de la presi
ó
n sangu
í
nea. Por
otra parte, los gemelos monocig
ó
ticos, que compar-
ten 100% de sus genes, muestran una concordancia
significativamente mayor para hipertensi
ó
n que los
gemelos dicig
ó
ticos, quienes comparten solamente
50% de su material.
16
Tales estudios de agregaci
ó
n
familiar y de tasas de concordancia entre gemelos
han permitido establecer que hasta 40% de la varia-
ci
ó
n de la presi
ó
n sangu
í
nea est
á
determinada gen
é
-
ticamente.
17
De este modo, la presi
ó
n arterial puede
considerarse un rasgo complejo con amplia variaci
ó
n
fenot
í
pica, que no sigue un patr
ó
n de transmisi
ó
n
hereditario mendeliano cl
á
sico (dominante o recesi-
vo), sino que es un rasgo polig
é
nico en el que la inte-
racci
ó
n de varios genes entre s
í
y con el ambiente
resulta en diferentes fenotipos (variaci
ó
n en los nive-
les de la presi
ó
n arterial).
3
Dado el enorme impacto
m
é
dico-social de la hipertensi
ó
n, el reconocimiento
de los genes implicados en la etiolog
í
a del padeci-
miento permitir
á
: 1) Identificar a las personas en ries-
go y prescribir estilos de vida saludables que preven-
gan la aparici
ó
n de la enfermedad; 2) instaurar nue-
vos y mejores tratamientos enfocados a las causas
moleculares de base m
á
s que a aliviar los s
í
ntomas;
3) ajustar la medicaci
ó
n de acuerdo al genotipo del
sujeto, ya que, en la actualidad, los numerosos f
á
r-
macos disponibles para el tratamiento de la hiperten-
si
ó
n var
í
an en su efectividad de individuo a individuo
Zenteno JC, Kofman-Alfaro S.
Aspectos gen
é
ticos de la hipertensi
ó
n arterial.
Rev Med Hosp Gen Mex
2003; 66 (4): 218-223
220
MG
edigraphic.com
y las diferencias gen
é
ticas de persona a persona son
una causa obvia de estas variaciones en el efecto
farmacol
ó
gico.
18
IDENTIFICACI
Ó
N DE GENES
ASOCIADOS A HIPERTENSI
Ó
N
Existen tres estrategias para identificar genes impli-
cados en la hipertensi
ó
n arterial: estudios de liga-
miento (investigaci
ó
n en familias), estudios de aso-
ciaci
ó
n (casos y controles) y an
á
lisis directo de ge-
nes candidatos.
3
En los estudios de ligamiento se
determina si en familias con hipertensi
ó
n existe co-
segregaci
ó
n de la enfermedad con marcadores ge-
n
é
ticos espec
í
ficos. El fundamento es que si un ras-
go es heredable, los pares de hermanos o pares de
familiares afectados heredar
á
n alelos id
é
nticos en un
locus que contribuya al rasgo. Por lo tanto, la fre-
cuencia con la que los alelos heredados son compar-
tidos por los familiares enfermos es mayor que la es-
perada por azar.
19
En contraste, en los estudios de
asociaci
ó
n la comparaci
ó
n de alelos se realiza entre
sujetos enfermos no relacionados y controles sanos.
En estos estudios la frecuencia de un alelo en la po-
blaci
ó
n se compara entre casos y controles. La aso-
ciaci
ó
n puede ser con un polimorfismo, que es una
variaci
ó
n gen
é
tica sin significado funcional conocido,
o a una mutaci
ó
n espec
í
fica con efectos delet
é
reos
en un gen o en su producto (gen candidato). Tanto
los estudios de ligamiento como los de asociaci
ó
na
polimorfismos simples o a genes candidato han sido
muy
ú
tiles en la b
ú
squeda e identificaci
ó
n de varia-
ciones gen
é
ticas ligadas fisiopatol
ó
gicamente a hi-
pertensi
ó
n arterial en el humano.
20,21
Un punto parti-
cularmente importante es que combinaciones espe-
c
í
ficas de factores gen
é
ticos y/o ambientales pueden
resultar en hipertensi
ó
n en diferentes individuos aun
dentro de una misma familia.
3
HIPERTENSI
Ó
N ESENCIAL
En la actualidad se desarrollan grandes esfuerzos
para identificar cambios gen
é
ticos responsables de
la variaci
ó
n en la presi
ó
n sangu
í
nea en la pobla-
ci
ó
n.
21-23
Estos estudios se han visto obstaculizados
por la complejidad del rasgo, la incapacidad de deter-
minar cu
á
ntos genes intervienen en el control de la
presi
ó
n sangu
í
nea en la poblaci
ó
n general y por la
falta de conocimiento de la magnitud del efecto ejer-
cido por cada factor gen
é
tico. La investigaci
ó
n de
genes candidatos por estudios de ligamiento o de
asociaci
ó
n ha sugerido la participaci
ó
n de diversos
genes en la variaci
ó
n de la presi
ó
n sangu
í
nea; sin
embargo, los resultados de estos estudios no han
sido uniformes cuando se comparan entre poblacio-
nes distintas.
24
En los
ú
ltimos a
ñ
os se han podido
identificar variantes al
é
licas en los genes del angio-
tensin
ó
geno, enzima convertidora de angiotensina,
aducina-
α
, receptor adren
é
rgico
β
2, subunidad
β
3 de
la prote
í
na G y de la subunidad
β
del canal epitelial
de sodio en sujetos con hipertensi
ó
n de tipo esencial.
Enzima convertidora de angiotensina (ECA).
La
ECA permite la conversi
ó
n de angiotensina I a angio-
tensina II, por lo que el gen que codifica a esta enzima
es un candidato atractivo en hipertensi
ó
n. Estudios
recientes han demostrado ligamiento gen
é
tico signifi-
cativo entre el gen de ECA y la variaci
ó
n de la presi
ó
n
sangu
í
nea en varones.
25
Adem
á
s, un polimorfismo
denominado I/D (por inserci
ó
n/deleci
ó
n) en el intr
ó
n
16 del gen se ha relacionado con los niveles circulan-
tes de ECA: el alelo D se asocia a niveles aumentados
de la enzima
26
y tambi
é
n a enfermedad coronaria e
hipertrofia ventricular izquierda.
27
Aunque se ha de-
mostrado que los individuos que poseen el genotipo
D/D o I/D del polimorfismo de ECA tienen mayores
probabilidades de presentar hipertensi
ó
n que los suje-
tos con genotipo I/I, el mecanismo por el que esta va-
riante intr
ó
nica afecta los niveles de ECA se descono-
ce.
28
El polimorfismo D se ha observado con mayor
frecuencia en hipertensos que han tenido un infarto
del miocardio y se ha asociado tambi
é
n con un decli-
ve m
á
sr
á
pido de la funci
ó
n renal y con respuestas
reducidas en t
é
rminos de presi
ó
n sangu
í
nea y protei-
nuria en diab
é
ticos tipo I.
29,30
Angiotensinógeno.
En 1992 se report
ó
por prime-
ra vez el ligamiento entre variantes del gen del angio-
tensin
ó
geno (AGT) a hipertensi
ó
n esencial.
31
Poco
despu
é
s se identific
ó
que la variante M235T del angio-
tensin
ó
geno se correlacionaba con niveles elevados
de AGT y era m
á
s frecuente en hipertensos que en
controles.
32-34
Esta variante del AGT se asocia co-
m
ú
nmente a otro polimorfismo conocido como G-6A,
localizado en la regi
ó
n promotora del gen.
35
Diversos
estudios han demostrado que los individuos que pre-
sentan ambas variantes exhiben tasas mayores de hi-
pertensi
ó
n comparados con grupos control.
36,37
El gen
AGT ha sido el m
á
s estudiado en hipertensi
ó
n esen-
cial y es el m
á
s prometedor; sin embargo, la variante
M235T del AGT explica s
ó
lo una peque
ñ
a parte de la
variaci
ó
n de la presi
ó
n sangu
í
nea.
Aducina-
α
α
α
α
α
.
Hace unos a
ñ
os se identific
ó
que ra-
tas hipertensas (cepa Mil
á
n) presentaban una mu-
taci
ó
n en el gen de la aducina-
α
, que se traduc
í
a en
Zenteno JC, Kofman-Alfaro S.
Aspectos gen
é
ticos de la hipertensi
ó
n arterial.
Rev Med Hosp Gen Mex
2003; 66 (4): 218-223
MG
221
edigraphic.com
un aumento de la actividad de la bomba de sodio-
potasio en c
é
lulas renales
in vitro
.
23
En el humano
se ha identificado una mutaci
ó
n en aducina-
α
deno-
minada G460W que ha demostrado ser m
á
s fre-
cuente en sujetos hipertensos que en controles.
38,39
Sin embargo, en algunas poblaciones no se ha ob-
servado asociaci
ó
n entre variantes de aducina-
α
e
hipertensi
ó
n esencial.
40
Receptor adrenérgico
β
β
β
β
β
2.
Adem
á
s de influir en
las respuestas de dilataci
ó
n arterial a agonistas, los
receptores adren
é
rgicos
β
2 est
á
n presentes en el t
ú
-
bulo proximal y el contorneado distal. Estos recepto-
res influyen en la reabsorci
ó
n tubular de sodio a tra-
v
é
s de la regulaci
ó
n de la bomba ATPasa de sodio-
potasio en la membrana basolateral. Se ha descrito
un cambio de arginina a glicina en el cod
ó
n 16 del
gen del receptor adren
é
rgico
β
2 que parece tener
significado funcional ya que se ha asociado a sensi-
bilidad a sal y variaci
ó
n de la presi
ó
n sist
ó
lica.
41,42
Sin embargo los diferentes estudios no presentan re-
sultados uniformes.
43
Subunidad
β
β
β
β
β
3 de la proteína G.
La hip
ó
tesis de
que las prote
í
nas G podr
í
an estar implicadas en hi-
pertensi
ó
n esencial fue originada por la observaci
ó
n
de que linfoblastos y fibroblastos de sujetos hiperten-
sos esenciales produc
í
an se
ñ
ales de transducci
ó
n
aumentadas en estudios
in vitro
.
44
Recientemente se
report
ó
que la variante C825T del gen de la subuni-
dad b3 de la prote
í
na G se asociaba a hipertensi
ó
n
esencial.
45
Esta variante presenta actividad aumen-
tada en estudios
in vitro
. Entre sujetos hipertensos,
este polimorfismo se ha asociado tambi
é
n con obesi-
dad, niveles plasm
á
ticos bajos de renina y sensibili-
dad a sodio.
44,46
Subunidad
β
β
β
β
β
del canal epitelial de sodio.
En
1996 se describi
ó
un polimorfismo de la subunidad
β
del canal epitelial de sodio sensible a amilorida, de-
nominado T594M.
47
Esta variante presentaba activi-
dad aumentada en linfocitos de sujetos afroamerica-
nos y en un estudio se encontr
ó
que hasta 8% de hi-
pertensos de raza negra presentaban esta mutaci
ó
n,
comparado con 2% de sujetos normotensos de la
misma raza.
48
Se ha identificado que la presencia de
esta mutaci
ó
n ocasiona menor actividad de renina
plasm
á
tica, lo que se traduce en una reabsorci
ó
n
aumentada de sodio.
FORMAS MONOG
É
NICAS
DE HIPERTENSI
Ó
N
El descubrimiento de mutaciones en genes
ú
nicos
que causan s
í
ndromes asociados a hipertensi
ó
noa
hipotensi
ó
n en humanos ha permitido reconocer que
la v
í
a final com
ú
n de regulaci
ó
n de la presi
ó
n sangu
í
-
nea es el manejo renal de sodio.
49
Los estudios ge-
n
é
ticos han confirmado que las mutaciones que origi-
nan todas las formas mendelianas o monog
é
nicas de
hipertensi
ó
n o hipotensi
ó
n convergen en una v
í
a final
com
ú
n: las mutaciones que causan un aumento neto
en la reabsorci
ó
n de sal resultan en hipertensi
ó
n,
mientras que mutaciones que causan p
é
rdida de sal
producen hipotensi
ó
n.
18,23
En el
cuadro I
se enlistan los s
í
ndromes monog
é
-
nicos asociados a hipertensi
ó
n y a hipotensi
ó
n en el
humano, as
í
como su mecanismo hereditario.
HIPERTENSI
Ó
N E HIPERURICEMIA
Aunque la noci
ó
n general es que la hiperuricemia es
un hallazgo asociado y no un factor patogen
é
tico en
pacientes con hipertensi
ó
n, existe evidencia de que,
al menos en algunos casos, la hiperuricemia precede
al desarrollo de hipertensi
ó
n.
50,51
Los humanos tie-
nen niveles elevados de
á
cido
ú
rico s
é
rico como re-
sultado de una mutaci
ó
n en el gen de la enzima ura-
to oxidasa (uricasa) que se produjo en el periodo
Mioceno. Esta mutaci
ó
n proporcion
ó
una ventaja de
supervivencia debido a la capacidad de la hiperurice-
mia de mantener estables los niveles de presi
ó
n san-
gu
í
nea en condiciones de dieta baja en sal, como las
que prevalec
í
an en aquel per
í
odo.
52
Por lo tanto,
aunque la hiperuricemia proporcion
ó
una ventaja se-
Cuadro I.
Síndromes monogénicos asociados a
hipertensión y a hipotensión en el humano.
Síndromes monogénicos de hipertensión.
— Aldosteronismo remediable por glucocorticoides (au-
tosómico dominante)
— Síndrome de Liddle (autosómico dominante)
— Síndrome de exceso aparente de mineralocorticoides
(autosómico recesivo)
— Pseudohipoaldosteronismo tipo II (autosómico domi-
nante)
— Deficiencia de 11b-hidroxilasa (autosómico recesivo)
— Deficiencia de 17a-hidroxilasa (autosómico recesivo)
— Hipertensión-braquidactilia (autosómico dominante)
Síndromes monogénicos asociados a hipotensión
— Pseudohipoaldosteronismo tipo I (autosómico recesi-
vo/autosómico dominante)
— Deficiencia de 21-hidroxilasa (autosómico recesivo)
— Síndrome de Gitelman (autosómico recesivo)
— Sindrome de Bartter (autosómico recesivo)
Zenteno JC, Kofman-Alfaro S.
Aspectos gen
é
ticos de la hipertensi
ó
n arterial.
Rev Med Hosp Gen Mex
2003; 66 (4): 218-223
222
MG
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lectiva a los hom
í
nidos tempranos, en la actualidad
podr
í
a tener un papel fundamental en el desarrollo
de hipertensi
ó
n y de enfermedad cardiovascular.
53
CONCLUSIONES FINALES
En los
ú
ltimos a
ñ
os se han realizado esfuerzos de
investigaci
ó
n impresionantes orientados a disecar
los factores gen
é
ticos implicados en la regulaci
ó
n de
la presi
ó
n arterial normal y en el desarrollo de hiper-
tensi
ó
n. A pesar de que se han logrado grandes
avances notables en el entendimiento de los factores
y mecanismos moleculares responsables de ciertos
s
í
ndromes hereditarios que cursan con hipertensi
ó
n
o hipotensi
ó
n, la gen
é
tica de la hipertensi
ó
n esencial
o primaria (por mucho la m
á
s prevalente) es a
ú
n
pr
á
cticamente desconocida. Es concebible que la in-
formaci
ó
n generada por el proyecto del genoma hu-
mano permitir
á
, en los pr
ó
ximos a
ñ
os, reconocer ge-
nes mayores dentro de los numerosos genes reque-
ridos para la homeostasis de la presi
ó
n arterial.
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Carlos López Tapia, Guillermo Mardones Olguín, Juan Luis Moya Vilches
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Resumen
Tabla I.
Muchos factores pueden incidir sobre la presión sanguínea, entre los cuales están el
volumen de agua y cantidad de sal en el cuerpo, el estado de los riñones, el sistema
nervioso o vasos sanguíneos y diversos niveles hormonales. Por lo anterior, la HTA no
aparece en un momento definido del ciclo vital del individuo.
Nueve son los factores etiológicos potenciales que han sido mencionados en la literatura
como implicados en el proceso hipertensivo: anomalía renal primaria, aumento primario en
el gasto cardíaco, defecto arteriolar primario, defecto en el sistema adrenérgico central o
periférico, biosíntesis alterada de los mineralocorticoides, anomalía en el transporte iónico,
regulación anormal del volumen sanguíneo, ingesta excesiva de sodio y desregulación del
sistema renina-angiotensina. Este último sistema y los genes implicados en su regulación se
tratarán con cierto detalle en este trabajo.
Una hipertensión no tratada puede provocar daños severos como insuficiencia cardíaca o
renal, accidente cerebrovascular o pérdida de la visión, como se ilustra en la figura 1.
Patogénesis
No obstante, además del factor genético influyen una serie de variantes, relacionadas o no
con un patrón genético, tales como: edad y sexo (mayor frecuencia en edades avanzadas y
presencia más temprana en hombres que en mujeres); raza (prevalece en individuos de raza
negra); obesidad; consumo elevado de sal, de alcohol y de café; arteriosclerosis; falta de
ejercicio físico; y algunos rasgos conflictivos de la personalidad (ansiedad, agresividad,
tensión contenida).
Con respecto a los patrones de herencia, se cree que existen algunas formas de hipertensión
arterial esencial de transmisión mendeliana; sin embargo, la etiología de esta enfermedad es
compleja, y es por esto que la búsqueda de genes implicados en la hipertensión esencial se
ha enfocado a un conjunto de genes responsables, más que a la de una o dos parejas de
genes específicos, es decir, existe una heterogeneidad genética.
El rol regulador del sistema RAS en el tono vascular y la homeostasis hace que los genes
involucrados en esta vía metabólica puedan asociarse con la hipertensión. Varios genes de
esta cascada enzimática han sido localizados; se trata de los genes del angiotensinógeno
(cromosoma 1, sector 1q42), de la renina (1q32), de la enzima convertidora de la
angiotensina I (17q23) y del receptor tipo 1 de la angiotensina II (3q21-25). Nos
centraremos en el análisis de esta ruta enzimática, dada la gran cantidad de genes asociados
que posee.
Debido a la gran variedad de genes candidatos cuyas mutaciones aparecen como posibles
causas de HTA, hasta hoy no se conocen totalmente los mecanismos genéticos de la
hipertensión. Además, la expresión de estos genes es modulada por los factores ambientales
mencionados, por lo que el riesgo de herencia permanece como una interrogante a dilucidar
en futuros estudios.
Es recomendable que cualquier miembro de una familia con antecedentes de HTA controle
regularmente su presión sanguínea, con una frecuencia definida por un médico. Además, se
requiere llevar un estilo de vida asociado a condiciones básicas, tales como controlar el
peso, realizar ejercicio en forma regular y seguir una dieta balanceada, con cierta
restricción del sodio.
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