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¿Qué puede hacer la escuela, para que las familias se comprometan y participen
más en la educación de sus hijos y en el quehacer escolar?
No hay una sola respuesta o una respuesta mágica porque cada centro educativo
tiene su propia cultura organizacional y administrativa, su propia gente y sus
propias necesidades y expectativas y por eso se resalta el hecho de conocer
primero la escuela misma, las familias y la comunidad; así será más fácil
estructurar planes, estrategias y acciones que den participación en función de la
gestión de una mejor calidad de educación.
Y por eso es muy importante que los padres conozcan el centro educativo, su
historia, su estructura, su organización, sus políticas, planes, programas y
actividades.
Las familias deben conocer también las instalaciones del centro escolar para
afianzar el sentido de pertenencia esto motivara a la contribución, mejoramiento y
mantenimientos permanentes.
Deberán también conocer quiénes son las personas que dirigen, enseñan y
trabajan al servicio de la escuela, de donde proceden, cual es su formación, que
tiempo permanecerán en el centro educativo y por qué se retiran si es el caso. Los
directores deben facilitar a las familias el conocimiento de su personal y abrir un
espacio para su interacción.
Para lograr la confianza y motivación para seguir colaborando con las necesidades
del centro educativo es trascendental dar cuenta clara y precisa de las entradas y
uso del dinero.
Las políticas educativas, las asignaturas y los programas de estudio son los
caminos orientados para la educación del alumnado y resulta fundamental hacerlo
de conocimiento de las familias mediante un lenguaje comprensible para ellos.
Una vez conocidos los aspectos en relación con la familia se pueden elaborar
proyectos y programas de actividades congruentes con la realidad y con las
necesidades de as familias, de los estudiantes y la comunidad.