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Las doctrinas del Evangelio proceden del sacrificio de Jesucristo

La Biblia como biblioteca divina, contiene la bendita, inspirada e infalible Palabra de Dios, con la cual Dios mismo se ha identificado, y su
vez, ha sido su propia herramienta para crear de lo que no era, lo que es y no será, es decir, lo que se conoce en filosofía como: el “SER”, el
“MONSER” y el no “SER”.

La monografía Juanina declara que, aquella palabra se hizo carne y habitó dentro de su creación, tomando forma de lo creado y
sujetándose a sí mismo, como haciendo parte del cosmos en acción. Esta palabra hecha carne, se accionó en la materia humana con el
propósito de rescatar la perdida ocasionada en el Edén, con la desobediencia de Adán, que lo introdujo a la desesperación, a la muerte
física e espiritual.

La tesis escrita por el doctor San Lucas, explora que: Jesucristo vino a buscar y a salvar lo que se había perdido y por esta razón buscó al
hombre en varios laberintos de las catatumbas de la consternación, hasta encontrarlo. Jesucristo navegó en el hambre, en la sed, en el
lloro, en la desnudez, en la enfermedad, en la muerte y muerte de maldición, porque por allí, había pasado el hombre hasta llegar a la
presión eterna. Por ejemplo: en la parábola del hijo pródigo, el hijo menor después que había desperdiciado sus bienes lo vemos con
hambre, sus vestidos harapientos; el cual no es más que una parodia, repetición del hombre en sí.
Jacob había cavado pozos para que su generación bebiera agua, precisamente, porque en el hombre había una sed insaciable; el Señor le
dijo a la samaritana: el que tomare de esta agua volverá a tener sed, además de ello, Jesús encontró muchas personas enfermas y las sanó,
ya que él llevó nuestras enfermedades en su cuerpo cuando estaba en la cruz del calvario y por sus llagas fuimos curados.

Jesús en el Getsemaní en su oración decía: mi vida está muy triste hasta la muerte; es decir, que en su sentimiento psico-táctil palpaba un
acercamiento hacia la muerte y luego se hizo a ella con el rótulo de muerte de cruz.

Cuando Jesús estaba en el madero crucificado, a la hora señalada desde el ARJE, tenía que pasar de esta vida física a la invisible y cuando la
muerte abrió sus puertas para recibirlo, el crucificado miró hacia el fondo interno de la muerte y allá vio al ser humano sentado en la silla
del juicio eterno, y cuando lo vio exclamó en voz en cuello: ¡CONSUMADO ES! es decir, he encontrado lo que estaba buscando el “hombre
extraviado”, e instantáneamente, se lanzó a donde éste estaba, y así, pudo rescatar su prenda que se había perdido, lo libró de la cárcel, de
la mazmorra donde el diablo lo había sucumbido.

Por ello, cuando pensamos en el sacrificio expiatorio de Jesucristo en el calvario, es estar al borde de la salvación; apropiarse a este
sacrificio es hacerse a la salvación de lleno; este es el evangelio verdadero que se combina de la muerte, sepultura y resurrección de
Jesucristo. Posteriormente, damos unas pautas cognitivas para ampliar este pensamiento doctrinal.

Toda esta gama de doctrinas que les mostraré, proceden de la muerte de Jesucristo en el calvario, las cuales perfeccionan al creyente y son
benéficas para el cristiano porque lo nutren de conocimiento y su fe se fortalece hasta llegar a la vida eterna en Cristo Jesús.

Saludos especiales a todos nuestros educandos en las Américas, en el Asia y Europa por sentir el deseo de socavar en el poso del
conocimiento, especialmente en el área de teología con principio Cristológico. Gracias por tenernos en cuenta en las consultas de sus
inquietudes pertinentes, y así, podemos ser instrumentos útiles para hacerles llegar a vosotros lo que Dios les disponga.

Por: York Antony Shalom

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