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Empirismo

El empirismo es una doctrina en la teoría del conocimiento, que considera la experiencia sensorial
como única fuente de los conocimientos y afirma que todo el saber se fundamenta en la
experiencia y mediante la misma. El empirismo idealista Berkeley, Hume, Mach, Avenarius,
Bogdánov, el empirismo lógico moderno, explica la experiencia como conjunto de sensaciones o
representaciones, negando que la base de la experiencia sea el mundo objetivo. El empirismo
materialista F. Bacon, Hobbes, Locke, el Materialismo francés del siglo 18 sostiene que la fuente de
la experiencia sensorial es el mundo exterior objetivamente existente. Ahora bien, la contrariedad
principal entre el empirismo y el racionalismo no consiste en la cuestión del origen o la fuente del
saber: algunos racionalistas están de acuerdo con que en la mente no hay nada que no hubiese
existido antes en las sensaciones. El punto principal de la divergencia consiste en que el empirismo
no deduce al carácter universal y necesario de los conocimientos de la mente misma, sino de la
experiencia. Algunos empiristas por ejemplo, Hobbes, Hume, influenciados por el racionalismo,
llegaron a la conclusión de que la experiencia es incapaz de imprimir al saber un significado
necesario y universal. La estrechez del empirismo consiste en la exageración metafísica del papel
del conocimiento y la experiencia sensoriales y en el menosprecio del papel de las abstracciones y
teorías científicas en el conocimiento, así como en la negación del papel activo y de la relativa
independencia del pensamiento.

La diferencia más relevante entre las grandes corrientes filosóficas y los métodos de conocimiento
estriba en la importancia o no que le dan a lo físico, o en su contraposición, a lo racional.

El empirismo, o conocimiento como fruto de la experiencia, abre las posibilidades para que el
hombre se convierta en autodidacto de su propia vida. El hombre que experimenta es un hombre
que conoce, que despeja interrogantes, que descubre el mundo. Cifrar toda la existencia en las
experiencia vividas lleva, en gran medida, a desconocer la historia y los planteamientos hechos
hasta el momento, porque así se tengan por establecidas cosas que pudieron ser fruto de la
experiencia, se puede concluir que lo vivieron otros hombres en otra época, en circunstancias
distintas, y hoy se puede experimentar de manera diferente y llegar a otras conclusiones.

El empirismo derriba con facilidad conceptos, visiones doctrinales, religiosas y teóricas,


reduciéndolas a nada, porque no son fruto de las sensaciones.

El hombre de hoy definitivamente es muy empirista, y esto lo ha llevado a sentirse protagonista de


su propia historia, a descubrirse capaz, a valorarse y a creerse. El poder experimentar y descubrir
el mundo a través de los sentidos es mucho más llamativo que hacerlo a través de lo que la
tradición ha enseñado.

El empirismo acaba con las prohibiciones, los dogmas, los métodos científicos preestablecidos y se
reafirma en la persona como sujeto capaz del conocimiento.

En conclusión esta corriente de pensamiento ha repercutido a nivel social de manera muy


trascendente y sentida. De manera positiva ha valorado las culturas y las ha hecho capaces de la
universalidad, ha dimensionado al hombre, no por parámetros intelectuales sino por criterios de
observación y percepción. Recategoriza al hombre haciéndolo más estético, dinámico, inquieto,
pero también puede hacerlo omnipotente, desconocedor de Dios, de lo espiritual y lo metafísico.
La ciencia misma, que sólo da como válido lo que es producto experimentado y comprobado, hace
que lo que no corresponda a otros patrones, aunque también se sitúe en el campo científico, no
sea tan valorado y tenido en cuenta. El empirismo ha sabido ganarse el espacio y cuenta con
elementos muy convincentes para seguir siendo motivo válido de especulación y conocimiento.

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