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Sociales Grado 11

El trabajo y su organización en la economía global

El presente artículo tiene como principal objetivo profundizar en la idea de que los desafíos
laborales de nuestra sociedad plantean fundamentalmente un desafío ético-y social .Desde
muchas perspectivas economicistas se pretende reducir la cuestión laboral, la cesantía y la
generación de empleo a un mero problema “técnico-económico”. Sin desconocer la utilidad de los
conocimientos y habilidades de la economía frente a estas temáticas, el desafío laboral
contemporáneo entrega nuevas interrogantes y claves antropológicas. No podemos olvidar que el
trabajador es ante todo una persona y es frente a él y sus necesidades donde aparecen los nuevos
desafíos laborales del siglo XXI.

Para abordar este tema, trataremos de profundizar en dos temáticas que hoy afectan a la
economía mundial. Basándose en ellas, muchos llegan a la conclusión de que nuestras sociedades
están condenadas a convertirse en “sociedades cesantes”. Frente a ello, pretendemos exponer
que esta conclusión es falsa y que parte de una definición errónea de trabajo y su significado para
el ser humano.

Para fundamentar lo planteado nos referiremos a dos hechos económicos claves para el mundo
contemporáneo:

- El primero es la difusión generalizada y creciente, en casi todos los ámbitos económicos de


sistemas de automatización y de información. Ellos parecieran sustituir muchas o casi todas las
tareas que el hombre realiza en su trabajo. Por ejemplo, antes de la introducción de la
automatización, en una fábrica de automóviles en la sección de barnizado de autos, se
necesitaban 250 trabajadores para mantener el funcionamiento esa parte de la empresa. Hoy en
cambio, con la fuerte introducción de la automatización, se necesitan solamente 3 trabajadores y
ni siquiera a tiempo completo, pudiendo realizar paralelamente otras labores dentro de la
empresa.

- El segundo hecho que influye y determina en gran parte nuestras vidas, es que estamos viviendo
en un momento en el que la invención y la difusión de nuevas tecnologías y productos ha
experimentado una aceleración hasta ahora desconocida. La velocidad de los cambios
tecnológicos es hoy un signo indiscutido de nuestros tiempos. Las grandes mutaciones que
trasformaron Europa de una sociedad sin industrias a una con industrias desde mediados del siglo
XVIII a mediados del siglo XIX, requirieron casi de 100 años para poder expandirse, lo que hoy
históricamente se conoce como la primera fase de la Revolución Industrial. Más recientemente,
los cambios de la Europa occidental posterior a la Segunda Guerra Mundial de una sociedad donde
la agricultura tenía un gran valor económico a una sociedad donde la industria tuvo la mayor
relevancia, requirió de una media de 40 años para difundirse. Inventos y cambios como el
automóvil, los aviones, trenes de ultra velocidad y naves espaciales, tomaron 40 años, los que
representa la vida laboral de una persona (de los 20 a los 60 años).

Esto nos indica que la velocidad promedio de los cambios fue de una generación. Por eso nuestros
padres, que vivieron estas grandes mutaciones de la sociedad agrícola a la industrial, lo hicieron al
paso del cambio generacional. Esta evolución estaba marcada porque el hijo del campesino se
convertía en obrero industrial y el hijo del obrero llegaba a ser técnico.

Hoy en día, los cambios e inventos tecnológicos, de idéntica amplitud y significación como
transformadores de la sociedad donde se gestan y expanden, son mucho más veloces. Un ejemplo
ilustrativo de ello es la aplicación de la informática en las telecomunicaciones. Todas las
transformaciones que Internet ha generado se difundieron en el mundo con una velocidad de 3 o
4 años. En menos de una década el mundo se llenó de una red de telecomunicaciones que
expande las relaciones humanas, sociales, culturales, religiosas y económicas, casi sin que nos
diéramos cuenta. La humanidad no había experimentado nunca un cambio de esta naturaleza, de
lo que se desprende una consecuencia evidente para todos: el recambio generacional ya no es
suficiente para afrontar esta velocidad de los cambios. Ello afecta a todos los integrantes del
extenso mercado laboral en el ámbito mundial. Cada uno tiene que acostumbrarse a sufrir este
cambio a lo largo de su itinerario laboral. Estos dos hechos (la automatización aplicada a las
telecomunicaciones y la aceleración de los cambios en los productos y en las tecnologías) han
llevado a muchos pensadores a la conclusión de que nuestras sociedades están destinadas a asistir
al fin de la “civilización del trabajo”. En efecto, si para producir un automóvil antes se requerían
cien horas de trabajo y ahora bastan solamente treinta, resulta evidente que la productividad
crece en forma considerable. Por ello muchos hoy terminan por concluir que se puede prever que
en un momento dado de la historia de la humanidad el trabajo necesario será prácticamente igual
a cero. Todo quedaría entregado a las máquinas.

Marx preveía lo que él llamaba “el paraíso de en la tierra” gracias al avance del progreso
tecnológico que él mismo había intuido. Esta búsqueda del fin del trabajo constituía una de las
metas que la revolución proletaria y que la lucha de clases debía lograr, como cumplimiento del
deseo humano.

Actividad

1-¿Cuál es la falla en el diagnóstico de aquellos que piensan en la disminución de la importancia


del trabajo humano?

2- ¿a que podemos llamar sociedades cesantes?

3-¿crees que en nuestro país hay disminución de trabajo humano? si- no justifica tu respuesta

4-¿el que exista una globalización económica y tecnológicamente activa es perjudicial para la
sociedad?

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