Documenti di Didattica
Documenti di Professioni
Documenti di Cultura
La reproducción en la plantas
El mejoramiento de los cultivos por la mano del hombre no es una práctica nueva. De
hecho, desde los comienzos de la agricultura el hombre aprendió que podía obtener
nuevas plantas con características que les resultaban más útiles y beneficiosas.
Se estima que la agricultura tuvo sus comienzos hace unos 12.000 años, cuando los
antepasados del ser humano comenzaron a domesticar las especies vegetales y se
convirtieron de recolectores nómades a campesinos sedentarios.
La actividad agrícola continuó su desarrollo a medida que el hombre comenzó a
mejorar las características de las plantas para su beneficio, y las adaptó a las
condiciones climáticas y a las características del suelo. Así aprendió que podía obtener
plantas mejoradas a partir del cruzamiento de dos tipos de progenitores con buenas
características, o a partir de segmentos de una única planta.
La formación de nuevas plantas a partir de dos progenitores constituye el proceso de
reproducción sexual. Cada progenitor aporta sus gametas (células sexuales) que se
unen y forman la cigota, la primera célula del nuevo individuo que contará con una
combinación de material genético de ambos progenitores. De este modo, los
descendientes pueden heredar una combinación de rasgos que le ofrecen ciertas
ventajas adaptativas en diferentes condiciones ambientales.
A diferencia de la reproducción sexual, que aporta gran diversidad a la descendencia,
la reproducción asexual se caracteriza por la presencia de un único progenitor que se
divide, y da origen a individuos genéticamente idénticos al progenitor y entre sí. Este
tipo de reproducción se utiliza para obtener plantas que son copias (clones) de la
planta original seleccionada por sus buenas características agronómicas.
El siguiente esquema resume las variadas formas que puede utilizar el hombre para
reproducir asexualmente una planta y obtener copias idénticas o clones:
La multiplicación vegetativa
La multiplicación o propagación vegetativa es posible ya que cada una de las células de
un vegetal, posee la capacidad de multiplicarse, diferenciarse y generar un nuevo
individuo idéntico al original. A esta característica se la denomina totipotencialidad.
Por ejemplo, la multiplicación se produce a partir de las partes vegetativas de la
planta, como las yemas, hojas, raíces o tallos que conservan la potencialidad de
multiplicarse para generar nuevos tallos y raíces a partir de un grupo de pocas células.
La multiplicación vegetativa comprende desde procedimientos sencillos, como la
propagación por gajos o segmentos de plantas, hasta procedimientos más complejos
como es el cultivo de tejidos in vitro:
2) Propagación por injertos. El injerto es la unión del tallo de una planta, con el tallo o
raíz de otra, con el fin de que se establezca continuidad en los flujos de savia
bruta y savia elaborada, entre el tallo receptor y el injertado. El tallo injertado
forma un tejido de cicatrización junto con el tallo receptor y queda perfectamente
unido a él pudiendo reiniciar su crecimiento y producir hojas, ramas y flores. Esta
técnica es muy antigua y ya era practicada por los horticultores chinos desde
tiempos remotos. Tiene grandes ventajas, sobre todo para el cultivo de árboles
Injerto de cítricos
La Apomixis
La apomixis es un recurso muy útil para la agricultura, por el cual se obtienen plantas
genéticamente iguales a la planta madre a través de la propagación por semilla sin que
haya ocurrido fecundación de la gameta femenina. Por lo tanto, las semillas apomípticas
contienen embriones cuyo origen es totalmente materno. Actualmente, la propagación
por apomixis está tomando más fuerza ya que representa una forma de clonación de
plantas a través de semillas, que brinda la oportunidad a los agricultores de desarrollar