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Leí esta fábula cuando mi profesora de Idioma Español, a quien luego encontré dando clases en la

universidad, designó esta lectura. Jamás olvidé las opiniones del buey y el perro, la actitud
paternalista del león cuando por fin encontró al hombre y por supuesto cómo el débil humano lo
engañó para que quedara atrapado.

Hoy quiero compartirla con ustedes, bueno, los resultados de mi nueva lectura que ya no fue
realizada con los ojos impresionables de los 12 años, sino con unos más maduros y unas cuantas
horas nalga gastadas en las aulas de la Facultad de Humanidades.

Fue escrita por Fray Matías de Córdova, fraile dominico que nació en 1768, y aunque fue
reconocido en los círculos literarios, no se le dio crédito en vida por su obra. Su composición es el
verso, en el formato de fábula que aunque se origina en el estilo clásico y luego en el neoclásico,
es el conducto perfecto para difundir las ideas de la Ilustración. En la primera parte, donde se
habla del cuidado que la madre tenía con el león se refleja la dignidad que debe buscar el linaje
humano y que los ideales del hombre perfecto deben ser nobleza de corazón, fuerza física,
inteligencia y razón.

El buey, el caballo y el perro tienen opiniones un tanto discrepantes, pero que convergen acerca
del hombre: se habla de un ser ingrato, que mal paga los favores de quienes le sirven tratando de
sacar el mayor provecho de este debido a su ambición. El segundo se refiere a éste como un
ser belicoso que se sirve de la lealtad de sus súbditos para guerrear constantemente. El perro lo
señala como implacable, aquel que riguroso y severo no tiene compasión ni aprecio de quien está
a su lado por fidelidad y amor.

Hay varias moralejas que se presentan en la fábula del religioso dominico, como: los hijos deben
seguir las enseñanzas de los padres; las apariencias engañan; la ingenuidad es un obstáculo para
conseguir los objetivos, pero lo más importante es la clemencia, ser bueno con los semejantes.

Y, aunque fue escrita a finales del siglo XVIII, su vigencia perdura hasta nuestros días, pues la
clemencia es una cualidad de la razón y la nobleza que existe por naturaleza en el ser humano. Por
ello, aunque el hombre posea defectos o pueda desarrollarlos debido a la falta de instrucción y
bondad, también puede perfeccionarse para tomar su lugar superior en la naturaleza.

Aunque el texto está escrito por un fraile, las ideas religiosas no están explicitas, sin embargo
podría deducirse que se esboza una especie de deísmo el cual se representa en el ordenamiento
de la naturaleza y la supremacía de la razón sobre todas las cosas, contenida precisamente en el
hombre, cuya superioridad queda ampliamente demostrada en el transcurso de la fábula.

En estos tiempos de elecciones todos hablan de moralidad y de buenas intensiones, pero la fábula
de Fray Matías de Córdoba nos recuerda que el hombre que no se instruye, que no busca el
conocimiento y que fue educado sin bondad, fácilmente desarrolla oscuros sentimientos que le
inclinan a dominar a su prójimo y abusar de é

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