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NIVEL INTERNACIONAL
1
GONZÁLEZ, Carmen. La intervención social en el campo gerontológico Revista
digital de Trabajo Social. Vol. 1. No. 1. Carrera de Licenciatura en Trabajo Social.
Facultad de Ciencias Sociales. Argentina. UNC. pp 82-96 23/Mayo/2017].
política en las organizaciones propias del sector: Centros de Jubilados,
Federaciones de Centros de Jubilados y Consejos Provinciales y Federales de
adultos mayores.
Por su parte, en los espacios territoriales la intervención tiende a la instalación
de políticas gerontológicas que, primeramente den respuestas a las
necesidades de la población adulta mayor y, por otro, contribuyan a su
visibilización puesto que se necesita deconstruir prejuicios y mitos sobre la
vejez y el proceso de envejecimiento. Ahora bien, todas estas intervenciones
se vienen sustentando bajo el enfoque los derechos humanos, el cual
reconoce a las personas mayores como sujetos de derechos y no meros
“objetos” o “beneficiarios”.
2
ARTINEZ, Nicolás. ACUÑA, Roberto. Adultos mayores: Inclusión social,
M
participación y autonomía. Argentina. UNLAM. 2014. Pág. 1-13.
Cabe destacar que dicha intervención se realizó desde un desde un enfoque
participativo e interactivo, en el marco de la promoción de la ciudadanía y la
educación permanente puesto que finalmente se quería estimular las vías de
integración social del adulto mayor.
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DEL CANTO, Jesús. La intervención social con adultos mayores en el campo de la
salud: entre la gerontología y las determinaciones institucionales. En: Revista de
Trabajo Social – FCH – UNCPBA. Argentina ISSN 1852-2459 2015. pp 3-10
6. PACHECO, Laura. Bancos del Tiempo y Huertos Urbanos como
herramientas para el Trabajo Social en la intervención gerontológica. En:
Revista Documentos de Trabajo Social · no 57 · ISSN 1133-6552. España.
2015. pág. 5-19.
Para este caso nos topamos con herramientas innovadoras para el trabajo
social en la intervención gerontológica, el artículo detalla cómo desde nuestro
quehacer profesional se han forjado intervenciones implementando proyectos
relacionados con Bancos del Tiempo y Huertos Urbanos. Se menciona un
caso específico en Sevilla España, un proyecto que se puso en marcha por
primera vez en los Distritos Nervión y San Pablo-Santa Justa de la ciudad, y
como ya se dijo, este se vale de una estrategia poco usual, pero que ha
venido tomando auge en los últimos años, dentro de las intervenciones
profesionales. Se trata de Bancos del Tiempo y Huertos Urbanos, los cuales
que han permitido trabajar junto con las personas mayores logrando que las
mismas puedan disfrutar de su autonomía, sigan desarrollándose, participando
y manteniéndose plenamente integrados en su propio entorno.
Desde trabajo social se consideró el uso de las mismas puesto que se
requieren nuevos enfoques capaces de incorporar esta nueva realidad
heterogénea de las personas mayores, dirigidos a brindarles oportunidades de
empoderamiento, autonomía y que permitan superar la imagen tradicional de
las personas mayores como colectivo improductivo, pasivo y demandante de
cuidados y ayuda permanentes centradas especialmente en la prevención y en
la promoción de un envejecimiento activo y saludable. Los Bancos del Tiempo
por ejemplo, se tratan de iniciativas basadas principalmente en los valores de
cooperación y ayuda mutua, en las cuales se propone el tiempo como moneda
de cambio, es decir que un Banco de Tiempo es básicamente una red de
intercambio de ayuda, habilidades y conocimientos, Las personas ponen su
tiempo a disposición de los demás y así mismo esperan poder disponer del
tiempo de los otros socios para resolver las necesidades cotidianas. Por otro
lado los huertos urbanos se caracterizan también por ser una experiencia de
carácter local ya que se realizan intercambios entre los habitantes de la
zona en la que esté situado.
Las iniciativas de Bancos del Tiempo y Huertos Urbanos son ya una realidad
en la atención gerontológica. Los trabajadores sociales de numerosos centros
gerontológicos en España han incorporado estas iniciativas en su catálogo de
actividades puesto que se interviene de una forma integral y cubre diferentes
aspectos de la realidad del mayor. Estos son una forma de participación
social, por lo tanto son de gran ayuda entendiendo que según la autora, estos
permiten el encuentro intergeneracional, mejoran la cohesión social y
combaten la exclusión, la cual es una de las problemáticas enfrentadas por el
mayor.
Desde esta experiencia se reconoce que el empleo del tiempo libre del adulto
mayor se ve como una acción proyectada desde lo social que puede crear las
condiciones que faciliten la elevación de la calidad de vida de estas personas,
contribuyendo así al desarrollo de estilos de vida más saludables y autónomos
propios de la edad que poseen. Por lo tanto dentro del proyecto de
intervención en cuestión, se proponen actividades que incluyen, celebraciones,
actividades lúdicas excursiones, salidas, socialización con otros colectivos,
gerontogimnasia y algunas actividades de puertas abiertas para lograr reducir
las barreras físicas y psicosociales, fomentando la participación de los
residentes interactuando con el pueblo, sus habitantes, y haciendo uso de los
recursos que éste les ofrece.
Ahora bien como lo decían las autoras “Los adultos mayores no necesitan del
Trabajador Social para vivir, requieren de nuestros conocimientos para realizar
acciones que los dignifiquen, y no que los hagan más dependientes de los
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profesionales y a su vez del Municipio” .
NIVEL NACIONAL
4
MERUANE, Margarita. SALAZAR, Consuelo. Trabajo Social y saber práctico: una
mirada desde la cotidianeidad de la intervención con adultos mayores en municipios.
Universidad Católica Blas Cañas. Chile. 1998. Pág. 211.
10. ÁNGULO, Milena .Centro gerontológico “dejando huellas” de santa fe
de Antioquia. Universidad de Antioquia facultad de ciencias sociales y
humanas departamento de trabajo social. Colombia. 2016. Pág. 1-46
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GONZÁLEZ, Carmen. La intervención social en el campo gerontológico Revista
digital de Trabajo Social. Vol. 1, No. 1. Carrera de Licenciatura en Trabajo Social.
Facultad de Ciencias Sociales. Argentina. UNC. Pág. 82-96 23/Mayo/2017.
intervenirse de forma integral, lo que quiere decir que se comprenden las
condiciones sociales, emocionales físicas y materiales que padece el
anciano.
Por otro lado, sabemos que hay una realidad biológica en el aspecto de la
vejez, (esto no se debe dejar a un lado) por lo tanto es común que por ejemplo
existan diversos intentos de brindar respuestas a la problemática de la
población adulta mayor inscriptos principalmente en las políticas de salud,
dada la incidencia de la ciencia médica sobre el tratamiento prioritariamente
biológico de los mayores. Sin embargo desde El Trabajo Social, si bien no se
descuida esta parte, se consideran otras situaciones problemas que se
encausan más que todo en lo social puesto que se cree que mucho de lo que
ocurra en este plano puede influir en el plano de lo biológico. Es así como en
estas intervenciones no se ofrecen alternativas de intervención desarticuladas.
Entre los doce textos que recogen las distintas experiencias se puede notar la
tendencia que existe en cuanto a los recursos con los que se cuenta o se ha
contado históricamente para responder a las situaciones problemas de esta
población. Si nos fijamos la mayoría de las experiencias tanto las
internacionales como las locales, se dieron dentro de algún hogar o centro
geriátrico, y es que las prestaciones residenciales son uno de los grandes
recursos sociales para atender a esta población.
Y si de tendencias se habla, vemos una clara relación entre local ,nacional e
internacional a la hora de definir la situación problema puesto que en la
mayoría de las intervenciones se describió como problema , el menosprecio
que sufre el adulto mayor , por no cumplir funciones productivas, quedando
aislado opacado sin que sus opiniones tengan un valor significativo ya sea en
el plano familiar, comunitario o local. Todas las experiencias en palabras más,
palabras menos, plantean que el mayor es visto como anticuado, o alguien
que ya nada tiene que ofrecer y por lo tanto se les descarta a un plano
inferior. Además, cuando el viejo ya no puede valerse por sí mismo y pasa a
depender de otros, se le considera una carga generando en ellos baja
autoestima, depresión, problemas para comunicarse incluso entre ellos debido
a que se encierran y se auto- restringen para evitar el rechazo de los demás.