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ANDRÉS TABORDA1**
RESUMEN
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Egresado de la Facultad de Derecho de la Universidad Católica de Colombia. Contacto:
andres_taborda@hotmail.com
ABSTRACT
This article reflects on the issue of constitutionality, legality and legitimacy of photo-
comparisons in order to demonstrate that they are a justified solution to the
problems of mobility that cross the main municipalities of the country. In the first
section, the concept of photo-comparing is determined and extracted from it all
those elements that, without being considered, are added to it; Later, it is analyzed
its adaptation to the constitutional and legal postulates, especially, concerning the
legitimacy of the transit authority to impose them and, finally, it addresses the
causes and consequences of its implementation - namely, problems of mobility and
The persuasion of the drivers to avoid the commission of infractions that congest
the ways. Photo-comparisons are adequate for the purposes of the State and
therefore their implementation must be done on a large scale rather than restricted,
this implies a reformulation of public policy in this regard.
SUMARIO:
INTRODUCCIÓN.
1. CONCEPTO DE FOTO-COMPARENDO.
CONCLUSIONES.
BIBLIOGRAFÍA.
INTRODUCCIÓN
I. CONCEPTO DE FOTOCOMPARENDO
El preámbulo constitucional sostiene que la justicia es uno de los fines por los
cuales se implementó la Carta Política de 1991. De manera, que el derecho en
general y el Derecho Sancionatorio como una de sus especies se deben orientar
por el criterio de justicia. Para cierta parte de la doctrina la incorporación del
concepto de justicia en el Preámbulo es, en sí, un reconocimiento de un valor pre-
político que justifica la existencia del Estado y, con él, del ordenamiento jurídico
(BERNAL CUELLAR, 2003). Así las cosas, no se trata de una posibilidad sino de
un deber de los interpretes de la ley –entre ellos las autoridades administrativas-
obrar según justicia. Es decir, el orden positivo reconoce que existe un dar a cada
quien lo suyo que orienta las distintas actividades estatales, por ello, tanto desde
la perspectiva moral como desde la del derecho legislado, la imposición de una
sanción no sólo debe corresponder a un juicio de adecuación típica –
responsabilidad objetiva- sino también basarse en un análisis de la culpabilidad
del sujeto infractor –responsabilidad subjetiva-.
Siguiendo esta lógica, conviene destacar que el parágrafo segundo del artículo
129 del Código Nacional de Tránsito (L.769/2002) preceptúa que:
Las ayudas tecnológicas como cámaras de vídeo y equipos electrónicos de lectura que
permitan con precisión la identificación del vehículo o del conductor serán válidos como prueba
de ocurrencia de una infracción de tránsito y por lo tanto darán lugar a la imposición de un
comparendo.
Sin embargo, esto no sucede, dado que „el foto-comparendo‟ está sujeto a
la verificación y firma de una Autoridad de Supervisión. No se trata de una figura
innovadora o de una interpretación especial que haya asumido el legislador
colombiano; tal como lo afirma el jurista barcelonés Herce Vallejo (2009) la
implementación de medios tecnológicos para la regulación de la movilidad no
consiste en un remplazó de las autoridades encargadas de imponer las multas de
tránsito sino en una herramienta para que las mismas, por una parte, tengan
certeza de la comisión de la falta y, de la otra, para darle transparencia al sistema
sancionatorio en la medida de que consten las infracciones en documentos que
puedan ser impugnados por los sancionados. Consecuencia de lo anterior, se
puede hablar de dos análisis referentes a la imposición de un „foto-comparendo‟: el
objetivo y el subjetivo.
Tal como se expuso en la primera parte de este artículo, con los foto
comparendos no se genera automáticamente la sanción, pues, la obligación del
pago de la multa nace cuando se demuestra la culpabilidad de la persona, es
decir, cuando se pruebe que él fue quien cometió la infracción, o cuando éste lo
admita expresa o implícitamente (CONSEJO DE ESTADO. Sentencia del 26 de
septiembre de 2013). Los análisis propuestos anteriormente, según los cuales
existe un fundamento objetivo de la sanción y uno subjetivo muestran, por una
parte, la legalidad de la sanción pecuniaria pues tanto la conducta como la sanción
está determinada en la norma positiva, por otro lado, muestran su
constitucionalidad pues no se trata de una injusta responsabilidad objetiva sino del
resultado de un análisis objetivo y subjetivo de una situación, plenamente descrito
en la norma, sujeto al ejercicio del derecho a la defensa por quien debe asumir las
consecuencias del mismo.
Ahora bien, al leer detenidamente los fallos analizados en esta tutela objeto
de revisión, la Corte estableció su improcedencia, a la vez que determinó revocar
los dos fallos y mantener uno, este último con motivos y argumentos distintos a los
empleados por el a quo. En consideración del Alto Tribunal, la entidad accionada
intentaron notificar en debida forma las infracciones de tránsito captadas por
medios tecnológicos, a las direcciones reportadas por el infractor de tal forma que
la sanción estaba impuesta acorde al procedimiento administrativo, y si el infractor
no estaba de acuerdo con el uno o con la otra, la vía no era la acción de tutela,
conforme a su carácter residual, sino, en sentido lato, el medio de control de
Nulidad y Restablecimiento del Derecho ante la jurisdicción de lo contencioso
administrativo.
Ahora bien, en estricto sentido, por una parte, un poder es legítimo cuando
su titularidad tiene un sustento jurídico y, de la otra, es legal cuando los actos de
autoridad que de él emanan se ajustan al orden jurídico vigente (SALAZAR
UGARTE, 2009). Como se deduce, ambas concepciones –la política y la jurídica-
son complementarias.
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El Estado de Derecho es aquel que tiene como sustento la norma jurídica, es decir, aquel que se
erige y desarrolla conforme al principio de legalidad. Por su parte, el Estado Social de Derecho,
cómo es el caso de la figura adoptada por el constituyente de Colombia, frente a la idea de la
legalidad, antepone la de la dignidad humana. De manera, que se considera que la ley solamente
es útil en la medida en que sirva para el propósito humano, pues, la persona es considerada como
un fin en sí mismo (CORTE CONSTITUCIONAL, Sentencia T-406/1992, MP: ANGARITA VARÓN,
C.). Cómo se percibe, en el modelo colombiano la legalidad no se excluye del todo, sino que, bajo
la idea del Estado Social de Derecho, se le da un matiz especial; la norma sólo es útil en la medida
en que contribuya al bien común.
Independientemente de la estrecha relación entre los conceptos, la
legalidad, a partir de una óptica netamente jurídica, se refiere al segundo nivel de
relación entre derecho y poder político. Esto es, a la adecuación de los actos de
autoridad a un conjunto de disposiciones legales. En efecto, el principio de
legalidad jurídicamente se concibe de la siguiente manera; “todo acto de los
órganos del Estado debe encontrarse fundado y motivado en el derecho vigente”
(LÓPEZ HERNÁNDEZ, 2015, pág. 75). Quiere decir lo anterior, que todo acto de la
autoridad, y, en el caso objeto de estudio de la Autoridad de Supervisión del
Tránsito, debe tener fundamento en el derecho vigente y, más allá, dicha norma
jurídica debe encontrar su propio sustento en la Constitución.
Tal como se esbozó líneas atrás, las sanciones de tránsito en tanto género
y las foto-multas como especies resultan acorde a los postulados constitucionales,
especialmente a los fines estatales. Es el momento, de determinar las normas de
rango legal que justifican la existencia este método para captar las infracciones y
sancionarlas.
Como se evidencia, las foto multas son legales, pues el legislador, en uso
de sus facultades constitucionales, especialmente las referidas a en los numerales
2 y 25 del artículo 150 de la Constitución Política, expedir los Códigos en todos los
ramos y reformar sus disposiciones y unificar las normas de tránsito en todo el
territorio nacional, respectivamente, es decir, en uso del poder conferido por el
pueblo –elemento político de la legalidad- permitió la implementación de
mecanismos tecnológicos como un apoyo a las autoridades de supervisión. Es
decir, estas sanciones se encuentran amparadas en normas de derecho vigente –
elemento jurídico de la legalidad-.
En este sentido, las políticas públicas son entendidas por parte de la doctrina
como las acciones de gobierno que pretender dar contestación a las muchas
demandas de la sociedad (JOBERT, 2004). Dicho de otra manera, son las acciones
emitidas por el Gobierno, autoridad administrativa por excelencia, que propenden
por un uso estratégico de los recursos, con el propósito de aliviar los problemas al
interior del territorio nacional. Su estudio, tal como lo sostiene SUBIRATS (2008),
debe ejecutarse guiado por dos preguntas claves para un Estado: por una parte,
“¿Qué políticas desarrolla el Estado en los diferentes ámbitos de su actividad,
cómo se elaboran y desarrollan y cómo se evalúan y cambian‟”, de la otra, “¿Qué
hacen los gobiernos, Cómo y Por qué lo hacen y Qué Efecto produce?” (págs. 15-
16). Estos interrogantes, a consideración del autor, son el fundamento de las
políticas públicas y, específicamente, tienen la aptitud de valer como una sencilla
guía para ir analizando la actividad estatal en torno a un tema en concreto, sin
entrar en términos técnicos que le corresponden a los profesionales de la gestión
estatal.
Aunque está definición es considerada como “muy ligera” por alguna parte de
la doctrina (DOMINGUEZ LÓPEZ, 2006), es de fácil comprensión y por ello resulta
oportuna a la hipótesis planteada en este artículo, pues se pretende destacar la
manera en que la implementación de las foto-multas a gran escala, contribuiría al
desarrollo de los cometidos sociales, es decir, conforme a la definición, a la
satisfacción de una necesidad social en específico, la de movilidad.
Conforme con esto, las políticas públicas se consiguen concebir como el
contorno predilecto de elaboración del “pacto” entre Estado y sociedad, el pacto
social de la filosofía contractualista (SUBIRATS, 2008, pág. 45). Al respecto, son
definidas como “el conjunto de actividades de las instituciones de gobierno,
actuando directamente o a través de agentes, y que van dirigidas a tener una
influencia determinada sobre la vida de los ciudadanos” (PETERS, 1999).
CONCLUSIONES
BIBLIOGRAFÍA
NORMATIVIDAD
LEY 769 DE 2002 "Por la cual se expide el Código Nacional de Tránsito Terrestre
y se dictan otras disposiciones".
JURISPRUDENCIA